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COMISIÓN DE EDUCACIÓN Y CULTURA

(Sesión celebrada el día 12 de julio de 2021).

(Ocupa la presidencia la señora Carmen Sanguinetti).

 

SEÑORA PRESIDENTA.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 12:15).

                –La señora presidenta Silvia Nane me avisó que va a llegar unos minutos tarde y me pidió que mientras tanto recibiéramos a la primera de las delegaciones que nos van a visitar en el día de hoy.

(Se inicia la conexión vía Zoom con integrantes del colectivo de

 Profesionales de Trabajo Social y Psicología).

                –La Comisión de Educación y Cultura da la bienvenida a las representantes del colectivo de Profesionales de Trabajo Social y Psicología: licenciada en Psicología, Andrea López y licenciada en Trabajo Social, Marisa Toshme, quienes concurren para exponer sobre las condiciones laborales en Educación Secundaria, Administración Nacional de Educación Pública.

SEÑORA LÓPEZ.- Buenos días y muchas gracias por recibirnos. Me llamo Andrea López y soy licenciada en Psicología.

SEÑORA TOSHME.-  Buen día para todos.

Mi nombre es Marisa Toshme y soy licenciada en Trabajo Social; al igual que mi compañera, les agradezco que nos reciban en esta comisión.

Nosotras formamos parte del colectivo de Profesionales de Trabajo Social y Psicología que trabaja en el Consejo de Educación Secundaria. En lo personal desempeño tareas en el consejo desde el 2014, y creo que Andrea López también lo hace desde esa fecha.

A nivel país somos aproximadamente 140 licenciados en Psicología y 42 licenciados en Trabajo Social. En Montevideo somos muy pocos los licenciados en Trabajo Social y estamos insertados en los centros educativos, ya que trabajamos puertas adentro de las instituciones.

En realidad, desde el 2014 –cuando ingresamos–, hemos tratado de acercarnos a los diversos actores claves en materia de autoridades para plantear nuestra situación laboral y hasta el momento no hemos encontrado respuestas.

Nos ocupa el tema de las condiciones laborales, que por ejemplo refiere al salario y a tener un espacio adecuado para trabajar. Muchos de nuestros compañeros no tienen un escritorio. En lo personal, hace tres años que no tengo cartucho en la impresora donde trabajo. Hay compañeros que están con su mochila todo el tiempo porque no tienen un espacio físico donde ubicarse.

Tanto los psicólogos como los trabajadores sociales trabajamos en temas relacionados con el suicidio, el abuso sexual y la violencia doméstica, entre otros. Las entrevistas son muy delicadas y se necesita un marco de intimidad apropiado. No se puede entrevistar a una persona en el lugar que quede libre.

Hemos venido luchando al respecto y nos hemos reunido con las autoridades anteriores. Un conjunto de compañeras se entrevistó con el entonces director general Wilson Netto, pero no obtuvimos respuesta.

Luego cambia el Gobierno y nos acercamos a la señora inspectora regional, quien nos planteó que habláramos con la directora general Jenifer Cherro. Intentamos llegar a ella en varias oportunidades pero no tuvimos respuesta. Asimismo, intentamos acercarnos al presidente del Codicén, Robert Silva; lo logramos y encontramos bastante receptividad. No solo nos reunimos con él sino también con el consejero Juan Gabito. Estamos empezando a dar forma a algunas cuestiones porque realmente hemos encontrado receptividad.

Además del tema del lugar donde tenemos que hacer las entrevistas a los chiquilines, les contamos que ingresamos a Educación Secundaria en el escalafón A –porque somos profesionales universitarios– con un sueldo líquido de $ 47.000. No quiero que me malinterpreten, ya que no voy contra los docentes u otros compañeros, pero para que vean lo sumergidos que estamos les comento que un adscripto gana $ 55.000, un docente a su ingreso percibe más o menos lo mismo que nosotros con horas de cuarenta y cinco minutos y nosotros tenemos una carga horaria de treinta horas semanales.   

Por otra parte, trabajo en la salud y si tengo que ir a un juzgado o a algún otro lugar, eso se entiende, pero en la educación es muy complejo y uno tiene que estar presentando el papelito que dice que fue a tal lugar y tiene que estar durante veintisiete horas y media en la institución. Entonces es muy difícil de comprender cómo es nuestro trabajo.

Una de las cosas más importantes que planteamos para que eso empiece a cambiar es que existan los Departamentos de Trabajo Social y Psicología.

                 Yo trabajo en el hospital Maciel y allí hay un Departamento de Trabajo Social; por tanto, tengo una jefa que es licenciada en Trabajo Social y me evalúa una profesional de mi área. Sin embargo, para secundaria tenemos un formulario que completa un secretario y que considera ítems como, por ejemplo, agudeza mental; es decir, cuestiones que nada tienen que ver con nuestra disciplina. Entonces, es muy complejo.

Creo que uno de los puntos fuertes de nuestra reivindicación ‒más allá del tema del salario y de reducir la carga horaria laboral‒ es el tema de departamentalizar para poder hablar el mismo idioma, para poder tener un referente.

SEÑORA LÓPEZ.- Soy Andrea López, licenciada en Psicología.

                A lo que mi compañera estaba planteando quiero agregar que también las condiciones de trabajo son muy diferentes dependiendo de la institución en la que estemos trabajando. En la mayoría de los lugares, en los que estamos desde 2014 ‒es mi caso, al igual que el de Marisa Toshme‒, que fue cuando se hizo el segundo llamado a concurso de oposición y méritos trabajamos en solitario.

Si bien coordinamos con equipos de adscriptos, con la dirección, con docentes y con otros actores, atendemos familias y coordinamos interinstitucionalmente, siempre estamos al llamado del emergente. Esto quiere decir que no tenemos un tiempo para la planificación de nuestro trabajo ni tampoco otro profesional que pueda estar en el momento para abordar situaciones que son muy complejas. El abordaje de estas situaciones se realiza en solitario, porque en la mayoría de las instituciones no están conformados los equipos, que es la modalidad en la que íbamos a entrar a trabajar nosotros. Se llaman equipos multidisciplinarios porque deberían estar conformados por múltiples disciplinas ‒en principio, trabajador social y psicólogo‒, pero la mayoría trabajamos en solitario.

Somos más cantidad de psicólogos que de trabajadores sociales, por lo que no todas las instituciones de la educación media tienen psicólogos o trabajadores sociales, y el equipo completo, casi ninguna. Hay muchas instituciones que los están solicitando. Nosotros solo cubrimos una parte.

                En cuanto a lo que mencionaba mi compañera sobre las evaluaciones, creo que a veces estas se prestan a una subjetividad muy grande, además de que no hay un profesional de nuestra disciplina que nos esté evaluando.

                Asimismo, está el tema de los traslados. Nosotros elaboramos un documento con todos los puntos que reivindicamos. Los traslados siempre están sujetos a que exista otra persona en el cargo, y como no se hacen más llamados, no hay personas para cubrir y no hay movilidad. Hay muchos liceos que no tienen profesionales; entonces, siempre se nos niegan los traslados o las instancias de formación. Si bien por reglamento nosotros podemos acceder a las instancias de formación, es muy complicado hacerlo, así como también hacer nuestro trabajo porque una parte se debe realizar fuera de la institución, por ejemplo, para hacer acuerdos interinstitucionales o porque muchas veces la información de primaria no nos llega de primera mano. Entonces, muchos de nosotros vamos a las escuelas, a los centros de salud, participamos de reuniones, y si bien es parte de nuestro trabajo, no está establecido como tal. En muchas instituciones hay dificultades para poder realizar nuestro trabajo, no se entiende. Muchas veces a mí me han pasado la falta; después rectifican, pero ese no es el punto, porque siempre presentamos un comprobante de que estuvimos en otro lugar, o en el INAU, en un colegio o en un centro de salud trabajando en determinada situación. Muchas veces tenemos que ir solos, también, a lugares que, de repente, sería aconsejable trabajar en duplas.

                Con relación al salario, como la compañera ya estableció, está bastante disminuido e incluso hay diferencias entre los profesionales que trabajan en la Dirección General de Educación Secundaria. En el documento que elaboramos, planteamos que si no hubiera posibilidad de un aumento salarial ‒estamos casi todos presupuestados; todavía hay algunos liceos que se manejan con contrataciones, pero son muy pocos‒, debería realizarse una reducción horaria a veinte horas semanas, con el mismo salario que tenemos ahora.

SEÑORA TOSHME.- Quiero hacer un par de apreciaciones.

                Cuando salimos a territorio, por ejemplo, a lo sumo logramos conseguir que el director del centro educativo nos dé para un boleto, y en contexto de covid quizá tengamos que ir al barrio 40 Semanas o a algún otro. Yo trabajo en otros lugares y todos los que trabajamos en organismos públicos contamos con un vehículo, con una dupla, si hay que coordinar con un vehículo se coordina. Nosotros no tenemos nada de esas cosas, es decir, una protección del profesional. Sería algo así como que nos dijeran que nos dan para el boleto para que vayamos a determinado lugar. A mí me pasó porque hace dos semanas, desgraciadamente en nuestro centro educativo falleció una adolescente –fue terrible para todos– y tuvimos que hacer todo como de a pie. El cuidado y la valorización del profesional no se tienen en cuenta. Te dan el dinero para un boleto y nada más. Es bastante complejo.

                Entonces, por un lado, como entendemos que hay poco dinero y que tenemos un déficit bastante grande desde hace años, lo que venimos planteando –y existe un antecedente– es una reducción –como sucede en otros organismos públicos con los profesionales– de horas de trabajo, a veinte horas semanales. Tenemos el antecedente de 1990 –que estaban Corbo y Gabito–, en el que como no se podían aumentar los sueldos, lo que se hizo con los funcionarios no docentes –y nosotros estamos en ese sector, junto con los limpiadores, arquitectos, electricistas y todos los que trabajan en Educación Secundaria– fue pasar de 40 horas a 32,5 y de 30 a 27,5. La reducción es una de las cosas que pedimos, junto con la departamentalización, y cobrar el 40 % –que algunos otros profesionales de Educación Secundaria lo cobran– por tareas extraordinarias.

En lo personal, me ha pasado con situaciones que desgraciadamente uno no quiere que pasen más, como por ejemplo de abuso sexual, de estar en un juzgado con una jueza, con un actuario y con una chiquilina hasta las 21:00. Inclusive, muchas chiquilinas denuncian porque en la casa no les creen. Entonces, cuando van, uno los acompaña, está ahí y llega a su casa a las 22:00. Por supuesto que no vamos a dejar de hacerlo, claro que vamos a seguir haciéndolo y a seguir acompañando porque cada vez que uno saca a un gurí de esa situación, se siente muy bien y los chiquilines sienten que el mundo adulto les creyó. Pero, por otro lado, estamos ganando $ 47.000, ganamos menos que otros compañeros. Un secretario de liceo –aclaro que no vamos contra ese compañero– tiene un nominal de $ 90.000. Nuestro nominal es de $ 61.000. Tenemos una formación profesional; yo egresé de la Facultad de Ciencias Sociales con un título universitario, tras cuatro años de carrera, más la tesis, tengo posgrados, estoy haciendo una maestría y en esta situación están un montón de compañeros. Es como que el título universitario no cuenta. Y el tema de valorizar a los profesionales viene desde hace un tiempo, no estamos diciendo que sea una cuestión de ahora.

                Otra cosa que está pasando –que le planteamos personalmente a Gabito– es el tema de que en muchas direcciones de los centros educativos hay doble titularidad de profesores psicólogos, no así de trabajadores sociales. Lo que sucede es que si de repente no hay psicólogo en un centro educativo, el director tiene un paquete de horas de apoyo a dirección y dispone que esas veinte horas las haga el profesor de Inglés, que es psicólogo. Entonces, uno dice, el profesor de Inglés que es psicólogo va a cobrar esas horas sin haberse presentado a un concurso, en el grado que él tenga. Si es séptimo grado como docente, va a cobrar un sueldo muchísimo más alto que los profesionales escalafón A –que estamos trabajando–, sin un llamado a concurso y sin todas las pruebas que dimos un montón de los que ingresamos. Hay casos concretos como, por ejemplo, el Liceo Dámaso Antonio Larrañaga, que en este momento está funcionando así y, en otros centros también sucede.

SEÑORA LÓPEZ.- Lamentablemente funciona así: terminamos ganando menos que el compañero que no concursó y que ocupa un cargo para el cual no concursó, y esa no es la forma de mejorar las condiciones profesionales ni de realizar las tareas.

                En mi caso particular, estoy en dos instituciones y en la segunda tengo un lugar, pero se utiliza a su vez como un depósito y cuando, por ejemplo, hay elecciones, dejan allí las urnas, las papeletas, y además es el archivo de los adscriptos. Entonces, de a poco uno va tratando de negociar que es un espacio privado, en el que de repente está con un chico que se encuentra llorando y en el que no tiene por qué entrar una persona, hasta a veces sin tocar la puerta. Eso pasa muy seguido, y por más que se pueda negociar y hablar con algunos compañeros, hay casos en los que se entiende y otros en lo que no el tema de la privacidad y el de no vulnerar los derechos de los adolescentes, porque tanto en trabajo social como en psicología, más allá de que no sea en un abordaje clínico, trabajamos con secreto profesional. Estamos en un abordaje educativo, apoyando las trayectorias educativas, pero trabajando en el vínculo con adolescentes y familias. Creo que eso es lo más gratificante que tenemos: la respuesta de los chicos y de las familias. Sucede, también, que en el ambiente laboral no se comprende muy bien el rol –no sé cómo es el caso del trabajador social, pero por lo menos voy a hablar del psicólogo– y muchas veces se realizan determinadas prácticas que no son nada favorables para los estudiantes.

SEÑORA TOSHME.- No es algo menor que para muchos de nuestros adolescentes el centro educativo es el único lugar de referencia para socializar. Hay otros chiquilines que van al liceo, que pueden ir a un club, a aprender inglés o a un montón de actividades que les gustan, pero hay otros que viven en sus casas con piso de tierra, con techo de chapa, donde a veces la cocina es un ladrillo con una resistencia, y el único lugar donde pueden socializar, reitero, es el centro educativo. Por eso nosotros estamos ahí. En ocasiones hay respuestas de otros actores institucionales que complican estas cuestiones, y es muy delicado porque estamos trabajando con el futuro del país; es muy importante.

                Otra cosa que quiero mencionar es que hemos tenido dos instancias con la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes y sus miembros se han comprometido a acompañarnos en esto de lograr la departamentalización. Se los comento para ponerlos al tanto.

SEÑORA LÓPEZ.- Así como hay sectores o divisiones que albergan lo que tiene que ver con arquitectos o abogados, no hay una división, un departamento o un sector          –como se lo quiera llamar; eso no es lo relevante– que nuclee a los trabajadores sociales y a los psicólogos. Por ejemplo, para un traslado dependemos del Departamento de Gestión, que no conoce nuestro trabajo ni a nosotras y se limita a negarlo, sencillamente, porque nuestros trabajos nunca se cubren, no hay una suplencia como podría haberla hasta en el equipo de dirección. Ahora que muchos están convalidados, tienen horas docentes y cubren dirección y subdirección; lo mismo ocurre con los adscriptos, que si se pide hay suplentes. Nosotros trabajamos, casi todos, en los dos turnos, mientras que el resto de los compañeros puede elegir uno de los dos: matutino o vespertino. Repito que nosotros estamos para todos los turnos, atendiendo, muchas veces, entre 800 y 1200 chicos. Evidentemente, no llegamos a todos, pero tratamos de priorizar cuando de repente la carga grupal de los adscriptos –seguramente muchos de ustedes ya conocen cómo funciona una institución– es de tres o cuatro; insisto que nosotros tenemos la totalidad de los grupos de los dos turnos.

SEÑORA BIANCHI            .- Buenas tardes.

                Sé que me pidieron una entrevista personal porque partieron de la base de que conozco la situación y es así. Durante un tiempo no concedí entrevistas personales por una sencilla razón: la pandemia. Mi despacho es muy chico y es difícil comunicarme. De cualquier manera, ahora me encontré con que ustedes venían a la comisión. En definitiva, les pido disculpas.

                Por otro lado, nosotros escuchamos y después, en comisión, vemos lo que hacemos.

                Quisiera hacer alguna pregunta porque estoy desactualizada con estas especialidades. Ustedes han centralizado el problema en Educación Secundaria, si no me equivoco. Están hablando del Consejo de Educación Secundaria, que ahora es la Dirección General de Educación Secundaria; cambia el número de miembros, pero las competencias son las mismas. En los equipos multidisciplinarios –hasta donde recuerdo, después me jubilé– que funcionaban dentro de la institución había psicólogos, asistentes sociales –al menos yo necesito, en pocas palabras, que me aclaren si hay alguna distinción entre trabajadores sociales y asistentes sociales porque cuando estaba en actividad se hablaba solamente de asistentes sociales; de repente estoy cometiendo un error y pido por favor que me lo aclaren porque uno debe aprender todos los días– y lo que llamábamos la pata pedagógica, que era el profesor de Orientación Pedagógica. Ese era un equipo multidisciplinario que, obviamente, muchas instituciones no tenían o a veces no estaban completamente integrados, pero funcionaba, creo que a nivel de inspección –no era una dirección, entiendo lo que señalan sobre la departamentalización–, una especie de mesa coordinadora de esos equipos. Entonces, había una coordinación –valga la redundancia– que operaría mejor o peor, pero funcionaba y estaba estructurada de esa forma. Además, era una coordinación de criterios, porque no se puede hacer algo en una institución y en otra actuar diferente. Desgraciadamente, los problemas que abordan ustedes se dan en muchas instituciones y es muy importante que trabajen profesionales.

Quiero preguntar cómo funcionan ahora. Por lo que escucho, cada uno trabaja por la suya, pero no por culpa o responsabilidad de ustedes. Según entendí, no habría una mesa coordinadora –más allá de que piden la departamentalización– que organice. Ese equipo del que hablé tenía, incluso, apoyo profesional, reuniones sistemáticas con los directores –aunque no siempre–; algunas veces funcionaba y otras, no. Esta es la primera pregunta. Me gustaría saber si funciona algo parecido a eso porque tenemos que resolver ese tema.

Por otra parte, quería aclarar –simplemente a los efectos de que nos quede claro a los demás colegas porque eso sí lo conozco bien– que hay que tener cuidado con el manejo de los salarios de los docentes porque, por ejemplo, un director insólitamente –no es que esté de acuerdo– gana según la categoría del liceo, que está determinada por la cantidad de alumnos y eso no está bien. Los directores hemos bregado a través de las asociaciones –y siempre fracasamos– por cambiar el criterio. Además, me sorprende un poco el tema de la cantidad de alumnos que ustedes están manejando, porque las instituciones son mucho más chicas, o sea, entre novecientos, mil o mil doscientos estudiantes tendrían los bachilleratos, mientras que los liceos tienen otras dimensiones. Quisiera que nos quede claro a todos los integrantes de la comisión que el tema de la inequidad salarial es algo que tenemos que resolver, pero me gustaría saber si lo han planteado en la bipartita, porque la inequidad salarial se negocia a nivel del consejo o, de lo contrario, se va a una tripartita, porque ahí lo que habría serían, claramente, inequidades.

Otro tema que quiero que quede claro es que cuando la dirección tiene horas de apoyo –por las dudas, aclaro que no estoy de acuerdo con esto–, estas no se pagan al grado del docente, sino al primer grado. Si no cambió, eso es así y, si hay alguna variante, me gustaría que lo comenten. Un profesor de 7.° grado que está prestando horas de apoyo...

SEÑORA LÓPEZ.-  En relación con eso, las horas de apoyo...

SEÑORA BIANCHI.- Perdón, no dialoguemos, les hago el planteamiento y ustedes lo contestan para poder organizar el trabajo.

Mientras fui directora, hasta el 1.º de febrero de 2013 ‒creo que no cambió, pero me gustaría que me lo aclararan porque tendremos que corregirlo otra vez‒, era el docente que tenía 7.º grado, que son los que tienen salarios más altos, obviamente, por un tema de antigüedad. Podemos discrepar con el criterio, pero es así. Cuando se apoya a la dirección o se brinda cualquier otro tipo de apoyo –técnicamente se llaman «horas de apoyo»; están definidas así en el estatuto–, cobran a 1.º no a 7.º grado. Entonces, no es que tienen las horas de 7.º grado más las horas de apoyo a 7.º grado, sino que siempre es a 1.º y el costo es mucho menor.

En resumen, si me equivoqué en alguna de las afirmaciones, me corrigen y   agradecería que me respondieran las preguntas porque nosotros siempre recurrimos a las autoridades, pero queremos tener la certeza de parte de ustedes sobre esos temas. 

SEÑORA TOSHME.- Quería empezar explicando el tema de la licenciatura y el asistente social que preguntó la señora senadora Bianchi. 

Por un lado, en 1992, se crea la Facultad de Ciencias Sociales con las licenciaturas en Trabajo Social, en Ciencia Política, en Sociología y creo que también en Desarrollo. El año anterior cerró la Escuela de Servicio Social. Precisamente, de la Escuela de Servicio Social egresaban los asistentes sociales. Hoy en día, quienes tienen esta profesión son personas de más de cincuenta años porque son los que quedan desde aquella época. Desde 1992, desde que existe la Facultad de Ciencias Sociales, se obtiene un título universitario –siempre fue así, pero no era una licenciatura– de licenciado en Trabajo Social. O sea que desde 1992 todos los que egresamos somos licenciados en Trabajo Social.

Por otro lado, en cuanto al tema de las mesas y la organización, puedo decir que se creó el Departamento Integral del Estudiante –DIE–, pero, en realidad, el colectivo nunca fue receptivo con los planteos. De hecho, en 2015, cuando estaba Gabriela Garibaldi, intenté reunirme con ella y llevé el perfil del licenciado en Trabajo Social que se había elaborado en Adasu –Asociación de Asistentes y Trabajadores Sociales del Uruguay–, pero me respondió que no se reunía con sindicatos. Le expliqué que no éramos un sindicato, sino una asociación científica. Sin embargo, nunca hubo diálogo. Por eso seguimos juntándonos con otros actores claves, pero nunca pudimos hacerlo con ella. Así sucede en el hospital, donde mi compañera es trabajadora social, hay una jefa y puede existir una respuesta, un intercambio, porque las propias situaciones sobre las que se trabaja son muy crudas.

Puedo poner el ejemplo del lugar donde trabajo, que es el Liceo n.º 53, en donde tenemos aproximadamente ochocientos alumnos, pero hay liceos que tienen más. El liceo en donde trabajo es privilegiado porque hay trabajadora social y psicólogo, pero, dentro de lo poco que hay, en la mayoría de los casos suele haber psicólogos y algunos –escasos– trabajadores sociales. Hay diferencias salariales; por ejemplo, en el Poder Judicial, hay sueldos nominales de $ 90.000, al igual que en el BPS y en la Intendencia, y la carga horaria es mucho menor. Por lo tanto, más allá de que nos guste trabajar con adolescentes –porque, a mi entender, son los que tienen la mayor capacidad de resiliencia y siempre nos devuelven cosas muy positivas–, los trabajadores sociales terminamos yéndonos de Educación Secundaria porque el tema del salario no seduce. 

Está bien la aclaración que se me hace con respecto a que cuando se toman las horas extras de dirección para asignar a determinadas personas esto se paga como grado 1; reconozco que no lo tenía claro y, en realidad, tenía entendido lo otro.

SEÑORA LÓPEZ.- En el liceo donde trabajo hay casi ochocientos alumnos porque también tenemos 4.º año; se da de 1.º a 3.º y 4.º año por la tarde. Es más, creo que se va a solicitar el trabajo nocturno. Inclusive, hay un liceo en Sayago –creo que es el n.º 23 y lo sé porque antes trabajaba en esa zona– donde hay más de 1100 o 1200 alumnos. Fue algo que les pregunté a mis compañeras porque en ese liceo el equipo se conformaba con dos psicólogas y una trabajadora social, mientras que yo siempre trabajé en solitario en el otro liceo.

Con respecto a lo mencionado por mi compañera sobre el Departamento Integral del Estudiante, cabe destacar que la coordinadora era psicopedagoga. Si bien hay distintas disciplinas, se trabaja a nivel sectorial y, en lo que tiene que ver no con salarios ‒sabemos que eso se maneja de otra forma– sino con condiciones laborales o cuando hay que hacer una solicitud, siempre se tramita o se habla dentro del liceo. Eso genera inequidades porque, dependiendo del liceo y de la dirección que esté, puede haber compañeras que tienen determinadas condiciones algo más favorables y otras, menos. 

En relación con las horas de apoyo, si bien es verdad que se solicitan desde el grado más alto hacia abajo, muchas veces no se las quiere tomar y queda un grado 2 o un grado 3, ya sea en la subdirección o en la dirección, durante todo el año. No menosprecio para nada la situación, pero los grados no siempre quedan porque, según ellos, la cantidad de horas no les convienen, ya que ganan más dando clase que tomando las horas de apoyo. Nosotros entramos para trabajar en equipos multidisciplinarios y ahí sí había –como dijo la señora senadora Bianchi– un equipo coordinador, pero el tema de los equipos multidisciplinarios quedó dentro del Departamento Integral del Estudiante y creo que ahí se desdibujó muchísimo porque no tenemos a quién acudir. Cada tanto hay una instancia formativa que no necesariamente es obligatoria, a la que no siempre podemos concurrir todos y que muchas veces no está dentro del horario laboral. Creo que el año pasado algunas veces se reunían los sábados y uno acudía si tenía la posibilidad, aunque, generalmente, la mayoría de los centros educativos no funcionan ese día.

SEÑORA TOSHME.- Quiero decir algo que recordé sobre la bipartita. Hemos tratado de reunirnos desde 2014 con los integrantes de la Asociación de Trabajadores de Educación Secundaria ‒ATES‒, a quienes les acercamos nuestro planteo. La respuesta que tuvimos fue: «Nosotros estamos acá para defender a los auxiliares de servicio; ustedes ganan bien». Incluso, también tuvimos reunión con Wilson Netto. En el momento en que el sindicato nos respondió eso, muchos nos desafiliamos porque se supone que representan a todos los trabajadores. Por supuesto que queremos que los auxiliares de servicio ganen superbién, porque todas las personas deberían tener cubiertas sus necesidades básicas, ¿verdad?, y mucho más. De todas formas, de parte del sindicato no tenemos ningún tipo de apoyo; por eso nos estamos moviendo como colectivo y nos hemos acercado al Parlamento para que nos conozcan y analicen en qué nos pueden ayudar para ir hacia el logro de estas cuestiones.

SEÑORA PRESIDENTA.- Agradecemos a ambas por la participación. Lamentablemente, hay otra delegación que nos está esperando, motivo por el que tenemos que culminar la conexión, pero quedamos receptivos a sus planteos. Muchas gracias.

SEÑORA TOSHME.- Muchas gracias a ustedes.

SEÑORA LÓPEZ.- Gracias por recibirnos.

(Se da por finalizada la conexión vía Zoom con las señoras Andrea López y Marisa Toshme).

(Se inicia la conexión vía Zoom con los representantes de Afutu).

SEÑORA PRESIDENTA.- Buenas tardes. Damos la bienvenida a la licenciada Liliana Testa, al licenciado Fernando Funcasta, a la señora Lourdes Núñez y a la señora Victoria Torres, de la Asociación de Funcionarios de la Universidad del Trabajo del Uruguay, Afutu. Les pedimos disculpas por el retraso que tuvimos con la delegación anterior. Los escuchamos.

SEÑOR FUNCASTA.- Buenas tardes. Mi nombre es Fernando Funcasta y, junto a las demás compañeras, venimos en representación de la Asociación de Funcionarios de la Universidad del Trabajo del Uruguay –Afutu– Regional Montevideo. También representamos a nuestro sindicato con respecto a los planes FPB y CBT, que son los que estamos defendiendo en esta instancia en la que se están reformulando una serie de elementos vinculados a la educación media dentro de la Universidad del Trabajo del Uruguay.

                Queremos resaltar características de ese plan, que se diseñó y pensó en 2007 y comenzó a aplicarse a partir de 2008. Su centro está en la inclusión educativa y su surgimiento apunta a la búsqueda de soluciones a los problemas de la educación media en el Uruguay, de la continuidad educativa de los jóvenes, a su inclusión y a que no se vayan de la formalidad. 

Este plan tiene centro en esa propuesta inclusiva y apunta a estudiantes de condiciones socioeconómicas más vulnerables. A su vez, está enfocado en los estudiantes que tienen algún tipo de dificultad y necesitan una atención especial y particularizada por ser portadores de determinadas condiciones que así lo ameritan.

Los tres grandes ejes –como ya dije– son la inclusión educativa, la diversidad de la propuesta curricular –porque es un plan que, dentro de su currículum, tiene un muy diverso arco de propuestas en cuanto a contenidos curriculares, como ser los distintos talleres y propuestas que ofrece– y la continuidad educativa de los estudiantes que se vinculan. Los elementos que mencioné anteriormente están sostenidos en una metodología y una organización curricular que tiene una integralidad que se da desde el espacio docente integrado, que es lo que en la educación tradicional se conoce como la reunión de profesores, tiene centro en la propuesta de taller y es a lo que me refería con la diversidad de propuesta curricular. Los diversos talleres son el centro de la propuesta pedagógica, que tiene un respaldo importante en las diversas materias llamadas teóricas, que son las más clásicas de la educación, matemáticas, idioma y otros elementos complementarios.

Esta es la parte central del FPB –Plan de Formación Profesional Básica–, que nosotros queríamos explicarles en términos generales.

SEÑORA TESTA.- Gracias por recibirnos. Voy a remarcar algunos de los aspectos particulares de este plan.

Justamente, como decía el licenciado Fernando Funcasta, el plan atiende varias realidades y se crea para resolver problemas concretos, problemas graves con respecto a la desvinculación en la Educación Media Básica, que en el 2017 era del 28,4 %. En realidad, atiende dos situaciones diferentes que tienen que ver con los sectores de jóvenes vulnerados desde el aspecto socioeconómico, pero también atiende a sectores medios que tienen necesidades diferentes y que no se pueden adaptar a una propuesta de ciclo básico común. Nosotros lo vivimos especialmente, por ejemplo, en la Escuela de Artes y Artesanías Pedro Figari, donde tenemos estudiantes que proceden de Carrasco y del Prado y sus familias eligen esta propuesta por valorarla como muy positiva y por tener un componente práctico en su currículum. Digamos que es la puerta de entrada para ir adquiriendo lentamente, en el transcurso de los tres años que ofrece la propuesta, niveles más abstractos de conocimiento.

Entonces, como decía Funcasta, la centralidad está en el taller, pero también se trabaja con materias teóricas integradas. Además, como novedad, hay figuras como los educadores que permiten hacer un seguimiento personalizado de cada proceso educativo; trabajan de manera muy cercana a la familia. Asimismo, contamos con las Unidades de Alfabetización Laboral en las que trabajamos en duplas y los ejes transversales están marcados por los principios de la Ley General de Educación, relativa a la educación en derechos humanos y la educación a través del trabajo. El trabajo es un objetivo educativo y pedagógico del plan; digamos que está en su matriz y nosotros, como alfabetizadores, tenemos determinados ejes, como es el trabajo decente, los derechos humanos y la construcción de ciudadanía.

Como decía, trabajamos en dupla, en dos áreas diferentes que actúan en forma interdisciplinaria, una apuntando más a la construcción de ciudadanía y, la otra, al trabajo y la producción. Se trabaja en la modalidad de proyecto, o sea que se piensa en los contenidos adaptados a las características grupales de cada centro.

Cabe destacar que esto es como un plan que revincula a estudiantes que se desvincularon, pero también es una oportunidad y un plan de primera opción para muchos estudiantes; no es solo para revincular.

                Hay determinados estudios e investigaciones y me gustaría nombrar el de Javier Lasida –el actual presidente de la Comisión Directiva del Ineed–, que hace una evaluación del plan y afirma que genera no solo inclusión sino calidad educativa. A nosotros nos interesa, también, apoyarnos en investigaciones que se han hecho sobre el plan.

                Ahora le cedo la palabra a Victoria Torres.

SEÑORA TORRES.- Buenas tardes. Mi nombre es Victoria Torres, soy educadora social y desde el 2011 trabajo en el plan FPB. Mi rol es el de educadora en el acompañamiento socioeducativo de los estudiantes.

La idea que teníamos era trasmitir algunos datos del plan con respecto a la matriculación, la desvinculación y la inserción en el territorio. Estos datos son públicos y están, básicamente, en la página de planeamiento educativo de la UTU y en los informes de Aristas, en particular, el de 2018.

                Ante todo quiero destacar que desde el comienzo del plan ha habido un aumento en cuanto a la matriculación. En el 2008, cuando comenzó, había 1189 estudiantes y según el último dato que tenemos, del 2020, el número ascendió a 14.427. Estos datos corresponden a estudiantes de hasta dieciocho años. En realidad hay más en matrícula porque el plan no tiene límite de edad, pero me detengo en esta población porque sé que es la que, a nivel educativo, importa más que curse el ciclo básico.

                En cuanto al aumento de la matriculación en general, señalo que a partir del 2016 el plan incluye en su matriculación a estudiantes provenientes de primaria. En principio, había sido creado para estudiantes de quince años y más que no habían culminado el ciclo básico, pero a partir del 2016 se comienza a incorporar a estudiantes provenientes de primaria. Con respecto a esa franja etaria, hago notar que en el 2016 eran 30 y en el 2020 ya eran 3254 estudiantes de primaria. Esto quiere decir que ha ido en aumento la matrícula.

Hoy en día, el FPB –Formación Profesional Básica– es una propuesta educativa más en el marco de la diversidad de propuestas educativas que el Estado brinda a las niñas, niños y adolescentes y es una propuesta que se elige a nivel de primaria. No obstante eso, es bueno destacar también que el 80 % de los estudiantes que asisten al FPB tienen entre catorce y dieciocho años, lo que no es menor. Esto está un poco enrabado con lo que hablaba Liliana Testa, ya que para esos estudiantes no hay una diversidad de propuestas para culminar el ciclo básico, sino que son más bien escasas. Entonces, el hecho de que el 80 % del FPB esté integrado por esos estudiantes quiere decir que es un plan que responde a esa necesidad educativa de cursar, de transitar la Educación Media Básica hacia otros niveles educativos.

                Veamos ahora los niveles de aprobación y de desvinculación.

                En el 2017 el porcentaje de aprobación fue del 51 % y en 2019, del 63 %. En cuanto a la desvinculación, en el 2017 fue del 21 %  y en 2019, del 17 %.

                Destaco estos porcentajes porque si los leemos junto con el otro dato de aumento de la matriculación vemos que a lo largo de los años aumentan la matriculación y la aprobación, al tiempo que disminuye la desvinculación. Si leemos estos datos en forma conjunta, a nuestro entender son muy positivos.

                Por último, con respecto a la distribución territorial de las escuelas que tienen formación profesional básica, el informe Aristas 2020 compara la distribución territorial de distintos centros educativos –tanto públicos como privados y con o sin FPB– y da cuenta de que el 83 % de las escuelas con formación profesional básica se encuentran en territorios que los define como «desfavorables y muy desfavorables», o sea en condiciones socioeconómicas, territoriales, geográficas y educativas vulneradas. Es importante destacar esto porque el plan, obviamente, da respuesta a una población que, sin él, no tendría estas posibilidades o quizás sí, pero en menor medida, porque no se llegaría con las otras propuestas educativas. En ese sentido, a partir de estos datos de matriculación, desvinculación, aprobación y distribución territorial, entendemos necesario expandir el plan. No se trata solamente de evitar que disminuya su inserción territorial, sino de expandirlo para dar más respuesta a diferentes poblaciones. Quizás haya que hacer alguna modificación dependiendo del territorio, pero entendemos que los datos son positivos y es necesaria la expansión para poder seguir dando cuenta a la población de que existen diversas propuestas educativas a las cuales pueden acceder.

SEÑORA NÚÑEZ.- Muy buenos días.

                En primer lugar, quiero pedir disculpas porque no pude activar la cámara desde mi computadora personal.

                En segundo término, les cuento que me desempeño como educadora en el área 274 en la UTU desde el 2018. He pasado por las experiencias de Centros Educativos Comunitarios, Rumbo - Modalidad Integrado y plan FPB.

                Dicho esto, voy a detallar brevemente algunos hechos que sucedieron en 2020 y 2021 que entendemos han afectado al plan FPB desde diferentes aristas.

                En julio del 2020 se realizó una quita total de las becas de apoyo económico financiadas hasta ese momento por el Inefop en el marco del Programa Uruguay Estudia sin comunicar públicamente argumentos vinculados a lo pedagógico. Como dato, en la UTU se asignaron 8000 becas en 2019 y más de 10.000 en 2020, marcando un claro crecimiento. Esta decisión impactó e impacta en otras poblaciones objetivo además de en los estudiantes de FPB que han tenido esta beca como una herramienta fundamental de apoyo a la continuidad educativa. Es más, si pensamos en un contexto de pandemia esto tiene particularidades, pero, en definitiva, entendemos que ha habido un impacto fuerte en ese sentido que aún hoy lo estamos viviendo.

                En la actualidad, el único recurso disponible para los estudiantes de FPB, así como de otros niveles, es la beca del Ministerio de Educación y Cultura que se define desde la centralidad y se asigna por centro educativo con una menor cantidad de becas totales.

                 Un segundo hecho es que en agosto de 2020, en el marco de una de las etapas del sistema de preinscripción temprana –que funciona desde el 2016, garantiza igualdad de oportunidades con relación al acceso a la oferta educativa en primer año de Educación Media Básica y se gestiona a través de la plataforma Gurí–, se introduce un cambio en una directiva particular que queremos plantear aquí. Me refiero a que se recomienda a los directores e inspectores de la UTU –que lo van a volcar a cada centro educativo– que se anoten preferentemente estudiantes a partir de los quince años y no se privilegie la preinscripción de doce a catorce años. Eso nos preocupa, pensando en el escenario de una preinscripción temprana 2020-2021 que pueda condicionar la posibilidad de optar, tanto a referentes como familias, por esta opción educativa, es decir, por el plan FPB. En particular, nos enfocamos en tres poblaciones que son los estudiantes que egresan de primaria con extraedad –a partir de los catorce años–, los egresados de escuelas especiales y, como ya dijimos, los estudiantes menores de quince años que, además, pueden desvincularse de otras propuestas educativas de Educación Media Básica y reinscribirse en el plan FPB como opción educativa.

                ¿Por qué esta opción educativa ha tenido un crecimiento exponencial en estos últimos años? Porque entendemos que es una propuesta de cercanía y si se recortara esta opción se verían afectadas la continuidad educativa y la trayectoria de dichos estudiantes. Por lo tanto, apelamos a la continuidad del plan FPB.

El último hecho que queremos señalar es que en 2021 se crearon ochenta grupos menos si comparamos con 2020, sin esgrimir un argumento vinculado a lo pedagógico para la toma de esta decisión. No olvidemos que el crecimiento del plan se generó a partir de la demanda de maestras comunitarias, maestros de sexto año del propio subsistema de primaria, dando respuesta a una problemática del conjunto de la Educación Media Básica. Además, hay que considerar la demanda social de parte de las familias, algo que ya está instalado; visualizan la opción FBP como de interés porque, como decía mi compañera Liliana Testa, además de ser una formación técnica también implica una práctica.

¿Cuáles son nuestras preocupaciones? Aquí, desde la comisión, planteamos cuatro puntos. El primero es que desde Afutu se solicitaron datos para conocer el presupuesto del plan FPB, de cara a definir este aspecto que mencionamos, es decir, la oferta educativa para el período 2020-2022, que en la UTU tiene dos etapas fundamentales, el preplanillado y el planillado, las cuales se desarrollan entre agosto y noviembre de cada año. Hasta el momento no hemos tenido información al respecto. Esa es la primera preocupación.

Lo segundo –que no solo es una preocupación, sino también un hecho–, es que en febrero de 2021 se genera un cambio en las condiciones de acompañamiento y seguimiento de los estudiantes y grupos de FPB desde nuestro rol, es decir, como educadoras, porque una resolución de la Dirección General de la UTU establece un cambio y un aumento en el número de estudiantes con los que tenemos que trabajar y con una carga horaria que implica diez horas de trabajo semanales cada veinticinco estudiantes; además, se nos plantea atender emergentes del ciclo básico tecnológico. Esto último todavía no se ha concretado por la vía de los hechos porque es un tema en el que no hemos llegado a un acuerdo.

Entonces, la calidad de nuestro trabajo cotidiano se ve condicionada y está influyendo e influirá en los próximos años –si esto se mantiene– en el seguimiento y el acompañamiento educativo de estos estudiantes y grupos de FPB.

Otro hecho que también nos preocupó y que se dio en febrero de 2021 es que se recortaron casi ochocientas horas a educadoras en todo el país, sin un sustento pedagógico, en otras propuestas de Educación Media Básica, como son los grupos de Rumbo Integrado que funcionan en once departamentos del país, así como los grupos de los centros educativos comunitarios en Montevideo y Maldonado, exceptuando los grupos de FPB. 

                Por último, reconocemos que durante el proceso de crecimiento y alcance en la cobertura del plan FPB, se generaron algunas dificultas en determinados aspectos de su instrumentación que deben ser revisados. En este sentido, estamos en conocimiento de que está en marcha una evaluación del plan FPB por parte del Ineed, que lo está deliberando. Tampoco tenemos información sobre esas pautas, no hemos sido convocados, actores y actrices directamente involucrados en el plan, y nos preocupa el tema de con qué criterios se lo está evaluando, pues una mirada únicamente cuantitativa no contemplaría a aquellos estudiantes que tienen otras necesidades a la hora de aprender.

                Muchísimas gracias.

SEÑORA PRESIDENTA.- Muchas gracias a la delegación por toda la información brindada; tomamos nota de todos los planteos.

SEÑORA NANE.- Saludo a todos los miembros de la delegación de Afutu y les pido disculpas por la tardanza. Tenía otro compromiso y por eso solicité a la senadora  Sanguinetti que me supliera en la presidencia en el día de hoy. Sin embargo, no quería dejar de saludarlos.

                Tengo algunas preguntas para hacerles, pero para no demorar el trámite de la comisión, quizás nos las puedan responder vía correo electrónico, sin ningún problema, así no nos tardamos demasiado.

                Primero quería saber si había menos grupos que el año pasado y ya dijeron que sí. Lo cuantificaron en unos ochenta grupos menos y después hablaron de unos veinticinco alumnos por grupo. Si hago la cuenta, son unos 2000 gurises y gurisas que, según entiendo, al no encontrar esos grupos de FPB, deberían haber tomado alguna otra opción. Entonces consulto si se sabe dónde andan esos 2000 gurisas y gurises que no encontraron grupo en FPB.

                La otra pregunta, que entiendo también la respondieron cuando habló Lourdes Núñez, era si ustedes estaban al tanto del proyecto de reformulación del plan FPB al que hizo mención el director general de la UTU creo que cuando estuvo en la sesión de la Comisión de Educación y Cultura que hicimos con diputados.

                Por otra parte, no hace mucho Robert Silva dijo que la asistencia en la UTU andaba en el 50 % en este 2021, y quisiera saber si ustedes tienen el número concreto del grupo de FPB, en cuanto a si se había mantenido la asistencia, así como si nos pueden contar un poco cómo se acomodaron en este tiempo de pandemia con la no presencialidad y demás.

                Lo último es saber cómo estamos ahora en cuanto a una comparación de aprobación del FPB y del CBT. Entiendo que cuando estuvimos conversando para el presupuesto teníamos la comparación de esas cifras, pero ahora que se nos viene la rendición de cuentas nos vendría muy bien tener el dato actualizado.

                Reitero que nos pueden responder todo por correo electrónico sin ningún problema, así podemos seguir con la próxima delegación.

                Me queda únicamente agradecerles la presencia en la comisión.

SEÑOR FUNCASTA.- Con respecto a los niveles de aprobación, la respuesta es breve y después podemos incluirla en el correo electrónico, pero hay una comparación en la que debemos resaltar un aspecto relativo a la calidad, que es importante. Por ejemplo, en 2019, los datos de aprobación que tenemos están en el entorno del 63 %, tanto para el CBT, como para el FPB. ¿Qué pasa? Los estudiantes que aprueban en el CBT constituyen el 63 % –la misma cifra que en el FPB– y todo el resto de los que no aprueban fracasan y pasan a una desvinculación total del sistema educativo. A su vez, ese porcentaje del 63 % de aprobación en el FPB es un éxito total. ¿En qué sentido? En el sentido de que la totalidad de la población de estudiantes del FPB ha sido recuperada para el sistema y, entonces, aquí es ganancia total, por así decirlo. Así, pues, es sumamente importante dejar claro que se está haciendo una comparación de calidad diferente. Si bien los números son los mismos, en el caso del CBT, los que quedan afuera de ese 63 %, se caen del sistema por así decirlo, mientras que en el FPB todo ese 63 % de aprobación es un éxito que parte de un cero total. Por eso quería resaltar la calidad porque a veces, comparando números fríamente, esto se puede perder de vista. Así que le respondo a la senadora Nane especialmente este punto. Lo otro lo enviaremos por escrito.

                Muchas gracias a todos por habernos recibido.

SEÑORA NANE.- Muchas gracias por la aclaración.

SEÑORA PRESIDENTA.- Muchas gracias por la información brindada.

(Se da por finalizada la conexión vía Zoom con los representantes de Afutu).

 

 (Se inicia la conexión vía Zoom con la delegación de la Comisión de Defensa del Plan de Formación Profesional Básica de la Universidad de Trabajo del Uruguay).

 

(Ocupa la presidencia la señora Silvia Nane).

 

SEÑORA PRESIDENTA.- Buenas tardes. Damos la bienvenida a la delegación de la Comisión de Defensa del Plan de Formación Profesional Básica de la UTU, integrada por Adrián Troitiño, Milton Vera y Mariela Bruzzese, a quienes cedemos el uso de la palabra.

SEÑORA BRUZZESE.- Muchas gracias por este encuentro. Queremos contarles primero quiénes somos.

                Formamos un colectivo de docentes, funcionarios, vecinos, familiares y estudiantes del Plan de Formación Profesional Básica, integrado también por organizaciones sociales y sindicales. Este colectivo decidió movilizarse para el mantenimiento de este plan, así como de otros que integran la ANEP.

                El FPB surge en el 2007 como una propuesta educativa para fortalecer el proceso educativo de las personas que se habían desvinculado de sus estudios en el ciclo básico, y a través de un taller temático se va integrando con las diferentes materias teóricas. Ahí se destaca la presencia del educador, de los alfabetizadores laborales que dan acompañamiento, seguimiento y apoyo al estudiante y a la familia.

                Desde lo pedagógico, se sustentan los valores y la identidad de la UTU. Lo importante también es que este plan fue creado y planificado desde los docentes de la UTU. Los egresados del FPB han logrado tener un gran camino para insertarse en el bachillerato, chiquilines que habían dejado en otras circunstancias otros estudios, otras formas de caminar por el ciclo básico logran aprobarlo e insertarse en los niveles más altos.

                En el 2017 se amplía el ingreso a los doce años por una solicitud que hacen las mismas direcciones de las escuelas viendo que este es un plan que puede contener a un montón de chiquilines que, de otra forma, no podrían transitar este camino.

                Voy a mencionar las características del plan. En plena pandemia el plan ha colaborado particularmente con la continuidad de las trayectorias educativas. La asistencia de los estudiantes del FPB ha sido posible gracias a un equipo de trabajo particular, como el educador o el adscripto, que sostiene un vínculo permanente con las familias y las instituciones de la zona. El FPB, por sus características, logra trabajar en la comunidad –insertándose en ella– con otras instituciones a las que los chiquilines asisten.

                Se tiene una coordinación semanal en lo que llamamos EDI, donde se va planificando en forma de equipo por dónde se puede ir. Por supuesto, se sigue el programa, pero ajustándolo a cada grupo y atendiendo las diferentes particularidades. Eso hace que sea un plan vivo que se puede adaptar en cada uno de los lugares y según las necesidades de los chiquilines.

                Este plan acompaña y protege las trayectorias de los estudiantes articulando acciones con el Mides, el INJU, el INAU, el Inefop, los municipios, etcétera. Los vínculos que se generan con el territorio potencian desarrollos en conjunto; empresas o particulares se vinculan con los distintos talleristas para realizar prácticas educativas, así como proyectos a favor de la comunidad. Acá surgen los FPB comunitarios. ¿Qué es lo que sucede? Se ve que, por ejemplo, en esa UTU, en centros de barrio o en instituciones, se puede generar un FPB comunitario. Y lo bueno que tiene es que serían chiquilines que no irían a esa UTU central por un tema de traslado, pero sí lo harían con el FPB comunitario. Un caso que nosotros tenemos es el de Colonia Nicolich donde comenzó a funcionar un FPB comunitario y fue tanta la inscripción de los chiquilines que a partir de ahí surgió la UTU Colonia Nicolich. Así es que hay un montón de chiquilines que empiezan a transitar esos estudios cuando antes no lo hacían.

                De la oferta educativa que se planteó para el 2021 se constató que no abrieron cerca de 80 grupos, lo que significó que 2000 adolescentes quedaron sin posibilidad de cursar el FPB a nivel nacional. En algunas escuelas técnicas no se habilitaría ningún primer año de estos cursos, cuando desde el primer momento se nos informó desde la dirección general que no quedarían fuera del FPB los estudiantes que estuvieran interesados; sin embargo, no fue así ya que no fueron tenidos en cuenta aquellos que estaban anotados en la lista de espera.

                Considerando que la educación es un derecho que debemos proteger, ya que es la única herramienta de desarrollo, creemos fundamental revertir esta situación y apostar a la apertura de todos los cursos. Estamos muy preocupados también porque llevamos dos años de pandemia −y quiero señalar que fueron las directoras de las escuelas las que pidieron que se abrieran estos FPB− y creemos que en este momento este plan puede sostener a un montón de chiquilines para lograr esa continuidad.

SEÑOR VERA.- Muy buenas tardes a todos.

Saludo por esta instancia y la agradezco por sobre todas las cosas.

Soy Milton Vera, docente del Taller de Carpintería y voy a dar una visión más bien desde el punto de vista de lo que ha sido para nosotros el FPB en cuanto al taller y se me hace imprescindible comenzar por algunos cambios que trajo consigo.

En primera instancia, cambia las características del estudiante que recibimos en nuestros talleres, ya que no se trata de aquel estudiantado mayor de edad que venía buscando una segunda oportunidad en los cursos básicos de la UTU ni tampoco el estudiantado de nivel 2 con un ciclo básico aprobado que venía a nuestros cursos técnicos o a lo que era la Formación Profesional Superior. Aquí aparece el alumno de FPB y nos cambia totalmente la perspectiva: un alumno con otras demandas, con carencias de todo tipo; un alumno signado por el fracaso en los diferentes trayectos educativos que intentó desarrollar; un alumno que no había encontrado en nuestro sistema una propuesta atractiva, quizás, porque este no se la brindaba. Y esto nos cambia a nosotros también. Eran alumnos a los que teníamos que esperar en sus ritmos, los debíamos acompañar desde la parte más humana a superar sus obstáculos, sus dificultades y sus logros, pequeños o grandes, pero logros al fin. Y cada logro, cada avance fue un momento de regocijo, de satisfacción y, por qué no decirlo, de mucho orgullo. Llega el FPB con sus alumnos y sus características que lo hace un plan único, y nada fue igual. Es un FPB con cambios significativos en la forma de planificar, de evaluar, de enseñar y esto nos enseñó a todos.

Nuestras aulas taller fueron permeadas por los más amplios y diversos conocimientos, haciendo con ello el más bello acto educativo. Debimos abrir nuestras puertas a los colegas para trabajar de manera integrada, y esto no es menor. Nos cambiaron cualquier paradigma en el que estuviéramos enmarcados y tuvimos que adaptarnos. De por sí el docente de la UTU tiene sus particularidades, del mismo modo que las tiene su alumnado, pero este plan vendría para cambiar y nos cambió mucho a todos. Esta experiencia permitió, por ejemplo, una retroalimentación constante; una modalidad que, en mi caso, como docente de taller, me habilitó para adquirir conocimientos de idioma español, de inglés, de matemáticas, de dibujo, etcétera. Asimismo, los docentes de materias teóricas como Física, Biología e Idioma Español, entre otras, recibieron conocimientos de gastronomía, electricidad, mecánica, carpintería, belleza y de todas las demás áreas que forman parte de la educación técnico- profesional. Sin duda, hemos aprendido a la par de nuestros alumnos y eso, de verdad, es maravilloso. Así fue como el rol tradicional del maestro de taller se vio enriquecido al tener que articularlo con el resto de las materias, administrando su tiempo pedagógico para trabajar el vínculo y fortalecer tanto lo teórico como lo humano con cada estudiante. El docente de taller es quien posibilita combinar el conocimiento teórico de las distintas disciplinas con el trabajo práctico y concreto del taller. Es el docente del taller quien propone esa unidad didáctica que genera un ida y vuelta de lo teórico a lo práctico, lo que permite al alumno lograr la asociación de temas, de modo que comprenda que todo tiene que ver con todo. Trabajar en torno a esa unidad didáctica determinada, es hacia donde se dirigen todos los esfuerzos, lo que resulta importante para la comprensión de una formación integral. Este plan es el que propone su nueva figura, con una nueva forma de FPB.

                Sobre el plan FPB que todos conocemos, el plan FPB comunitario que mencionaba la compañera y el FPB rural, podríamos hablar durante horas, pero en este momento quisiera hacer un pequeño paréntesis para contar una experiencia. En las localidades de Clara y de Laureles, cerca de Tacuarembó, de donde soy oriundo, se impartió esta modalidad de FPB rural, que fue muy fructífera. El Estado llegó a sus gurises rurales con Educación Secundaria, llegó a una zona muy alejada de la ciudad con una conectividad muy reducida y en algunos casos nula. Hay lugares en los que ni siquiera hay servicio de ómnibus para llegar a la ciudad. Chiquilines que no conocían la ciudad, iban una vez por mes a estudiar a la ciudad. La UTU les acercó la posibilidad de un mundo diferente y para esos jóvenes la vida cambió. En lo personal, como ciudadano nacido y formado en el campo, en una escuela rural, sentí una gran satisfacción por haber podido aportar a ese nuevo plan. Por eso, entendemos que el plan FPB brinda oportunidades y esperanza.

A continuación, y abusando de la voluntad de los señores senadores, voy a compartir un audio, cuyo contenido podría repetirse por miles de experiencias de los jóvenes. En particular, voy a compartir un audio que mis compañeros consideraron que era fresco, natural, sin un discurso armado, en el que se reproduce el relato espontáneo de un alumno.

(Se reproduce un audio).

                –«La verdad que sí Milton. Vos sabés bien que yo llegué a lo que llegué gracias a ustedes que me apoyaron muchísimo y siempre estuvieron ahí. Vos sabés bien que yo era lo más cabezadura, que torcía la cabeza para un lado y era para otro lado. Y ustedes me hacían reconocer que yo estaba mal. Tanto como vos, Lidia, fueron rebuenos conmigo. Me acuerdo de una vez que me fuiste a buscar allá a casa porque hacía una semana que no iba a la UTU. Ese día me cagué hasta los pelos porque estaba papá. Hoy en día me río, pero si no fuera por todo eso no estaría donde estaría hoy Milton; no tendría nada de lo que tendría hoy en día. Y no tendría dos Premios Ponce, que son muy pocos operadores que lo sacan en el Uruguay. Dos años consecutivos, el primer premio. Así que no fue muy en vano, no. La verdad que me sirvió y me sirvió de mucho.

                Bueno, está, no estoy en lo nuestro mismo, pero estoy cerca de la madera».

Él es Carlos, que hoy es operario de maquinaria pesada en la forestación y ganó dos años consecutivos el Premio Ponce que otorga esta firma. Se trata de un alumno que no continuó sus estudios, sino que solo hizo el FPB, pero eso le permitió formar su familia, tener un salario digno, comprar su coche. A este alumno se le dio la oportunidad, la esperanza y las herramientas para que fuera constructor de su realidad y de su felicidad. Se le dio la posibilidad de ser un gran ser humano. Estas son las cosas que nos llenan de orgullo porque Carlos, como tantos, aprovechó la oportunidad y se formó como el gran ser humano que es hoy en día.

                Esto es lo que quería aportar y traer a los señores senadores para que comprendan la visión que nosotros tenemos como docentes de la UTU y, en particular, como docentes de taller.

SEÑORA BRUZZESE.- Quisiera agregar que este ejemplo que Milton Vera trae es representativo de muchísimas situaciones en las que este plan puede insertarse en la comunidad. El vínculo tan grande con esas organizaciones y con las familias habilita a que los chiquilines se sostengan, y eso es lo que nosotros queremos mantener. Estamos convencidos de ello, porque no se trata solo de trabajar en las asignaturas donde cada docente puede estar más aislado, sino de hacerlo en forma colectiva para que luego los chiquilines reflejen en la sociedad lo que aprenden en el FPB. Por ejemplo, hay muchísimas situaciones donde hacen los juegos de una plaza en carpintería. Se trata de aprender a trabajar en forma colectiva, aprender para los otros y aprender aprendiendo. Articular las diferentes materias teóricas con el taller les ofrece la posibilidad de saber por qué cursar Matemáticas o cada una de las asignaturas.

SEÑORA PRESIDENTA.- Muchas gracias, señor Milton Vera y señora Mariela Bruzzese.

SEÑORA BIANCHI.-  Buenas tardes. Mucho gusto.

                Quiero hacer una pregunta muy concreta. Hace unos minutos recibimos a docentes y miembros del sindicato de la UTU que hicieron uso de la palabra en el mismo sentido que ustedes; incluso dieron los mismos datos.

                Ahora bien, al escucharlos queda claro que ustedes son docentes del plan o de la experiencia, pero cuando nos pidieron la entrevista se refirieron a «La Comisión de Defensa del Plan de Formación Profesional Básica, FPB, de la UTU, integrada por docentes, funcionarios, vecinos, familias, organizaciones sociales…». Siempre hago la misma pregunta y perdónenme, pero debe ser por deformación profesional. Quisiera saber cómo están organizados. ¿Tienen una asociación civil? ¿A quiénes representan, a cuántas personas representan? ¿Han hecho todo lo necesario para actuar en representación de los demás, o sea, cuentan con un estatuto o un acta fundacional o experiencias concretas que nosotros podamos valorar?

                No es que no valoremos el plan ‒yo lo conozco bien‒, sino que cuando se invoca representaciones es importante contar con el respaldo de cómo tenemos la legitimidad o la legitimación ‒no vamos a discutir temas jurídicos‒ para esa representación, que en este caso es de docentes ‒de lo que no tengo dudas porque ya recibimos a Afutu‒, funcionarios, vecinos, familias y organizaciones sociales. ¿Se entiende la pregunta? Esto es lo que quisiera saber para después poder hacer una valoración completa del plan que, como tal, conocemos.

SEÑORA BRUZZESE.- Es bien interesante la pregunta. Voy a contar cómo empezó.

En realidad, nosotros veíamos que trasciende a los docentes. Es más, el interés de que se mantenga el FPB surge de las organizaciones sociales de la zona. Es lo que decíamos con respecto a que trabajan con nosotros; me refiero a centros juveniles y a otras organizaciones. Es en ellas que empieza el interés por que estos planes se defiendan. Por eso decimos que no podemos defenderlos solo los docentes.

                El plan permite el vínculo con la comunidad y con las escuelas, como mencionaba. Entonces, las maestras y las directoras ‒que antes del 2017 no tenían dónde hacer la continuidad de los chiquilines que en otros planes se sabía que fracasarían‒, ellas mismas nos decían: «¿Esperar dos años por la edad? No, bajemos la edad». Es entonces cuando se empieza a ver que la edad de los planes podría bajarse. Esto surge de la gente. En ese momento es cuando nosotros decimos que no puede ser solamente de los docentes, que hay una trama que se ha generado y que tenemos que sostener. Es verdad, no hay algo jurídico, pero es mucho más. Entiendo la pregunta.

SEÑOR VERA.- Con respecto a lo que planteaba la señora senadora, a si tenemos un estatuto y todo lo demás por lo que preguntaba, debo decir que, en realidad, no somos una sociedad civil. Somos un grupo que, como contó Mariela Bruzzese, surge por inquietudes de la gente y que hoy por hoy es una comisión a nivel nacional de la que participa gente de todo el país y de todos los sectores que nombraba ella.

                No sabíamos ‒asumo mi ignorancia en el tema‒ que fuera un requisito indispensable tener una asociación civil o tener forma jurídica para que este planteo tuviera la relevancia necesaria para hacer las valoraciones posteriores. En ese sentido, debo pedir disculpas.

SEÑORA PRESIDENTA.- Nuevamente, hemos quedado con una representación ciento por ciento femenina de la Comisión de Educación y Cultura; nuevamente, tenemos la cuota a tope.

Les agradecemos muchísimo su presencia y su intervención. Les deseamos que tengan una muy buena semana.

SEÑORA BRUZZESE.- Muchísimas gracias.

SEÑOR VERA.- Gracias a ustedes por el recibimiento.

(Se da por finalizada la conexión vía Zoom con la delegación de la Comisión de Defensa del Plan de Formación Profesional Básica de la Universidad de Trabajo del Uruguay).

SEÑORA PRESIDENTA.- Dese cuenta de los asuntos entrados.

(Se da de los siguientes).

«Carpeta n.º 492/2021. Biblioteca Nacional Accesible. Se establecen normas que promueven la accesibilidad para personas con discapacidad visual, la accesibilidad motriz y la accesibilidad geográfica. Proyecto de ley presentado por la señora senadora Asiaín. (Distribuido n.º 620/2021).

Carpeta n.º 501/2021. Alfredo Zitarrosa. Se designa el Liceo n.º 2 de Solymar, departamento de Canelones. Proyecto de ley presentado por senadores del Frente Amplio».

–Tenemos que enviárselo al MEC para recibir asesoramiento relacionado con el artículo 202 de la Constitución. Ya lo tenemos pronto, así que lo mandamos.

SEÑORA SECRETARIA.- La carpeta n.º 210, relativa al proyecto de ley por el que se designa Enriqueta Compte y Riqué el Jardín de Infantes n.º 109, se aprobó en el Senado y fue a la Cámara de Representantes. En ese ínterin se designó a la directora general en el Consejo de Educación Inicial y Primaria, por lo que el cambio que figura en el proyecto de ley solo tiene que ver con la denominación.

SEÑORA PRESIDENTA.- Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

(Se vota).

                –5 en 5. Afirmativa. UNANIMIDAD.

                Tenemos otro proyecto de ley, que ya fue aprobado en la Cámara de Representantes, con un artículo único que dice así: «Artículo único.- Desígnase con el nombre Teresita Cazarré Eguren el Jardín de Infantes n.º 128 de la ciudad de Melo, departamento de Cerro Largo, dependiente de la Dirección General de Educación Inicial y Primaria de la Administración Nacional de Educación Pública».

                Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

(Se vota).

                –5 en 5. Afirmativa. UNANIMIDAD.

                Si están de acuerdo, no tengo inconveniente en ser miembro informante de este proyecto de ley.

(Apoyados).

                –Por último, tenemos un proyecto de ley proveniente de la Cámara de Representantes, que dice: «Desígnase con el nombre Reina Reyes la Escuela n.º 107 de tiempo completo, ubicada en el departamento de Maldonado», pero no dice la ciudad. Podemos presentar un sustitutivo que diga: «Desígnase con el nombre Reina Reyes la Escuela n.º 107 de tiempo completo, de la localidad de Cerro Pelado, departamento de Maldonado».

                La idea es votar el sustitutivo.

SEÑORA BIANCHI.- Si están de acuerdo, puedo ser miembro informante de este último proyecto de ley.

SEÑORA PRESIDENTA.- Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

(Se vota).

                –5 en 5. Afirmativa. UNANIMIDAD.

SEÑORA TOPOLANSKY.- Recién recibimos a dos delegaciones prácticamente por el mismo tema. ¿La comisión tiene planificado recibir a las autoridades para conocer su visión sobre este tema? Considero que lo relativo al FPB es un problema importante. Si no está previsto, propongo que se las invite.

SEÑORA BIANCHI.- Estoy de acuerdo; hay que llamar a la dirección de la UTU.

SEÑORA PRESIDENTA.- Les recuerdo que estas dos delegaciones, en realidad, habían quedado de la legislatura pasada.

(Dialogados).

                –Ocurrió que no sabíamos bien a qué asunto iban a referirse. Si bien creíamos que iban a hablar del FPB, desconocíamos si abordarían cuestiones vinculadas con la pandemia o a la temática de los grupos y demás.

(Se suspende momentáneamente la toma de la versión taquigráfica).

                –Se levanta la sesión.

                                                                                (Son las 13:49).                    

 

Linea del pie de página
Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.