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COMISIÓN DE VIVIENDA Y ORDENAMIENTO TERRITORIAL

(Sesión celebrada el día 12 de junio de 2018)

 

SEÑORA PRESIDENTA.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 17:11).

                –Damos la bienvenida a los representantes de la asociación civil «Quiero comprar mi casa».

SEÑORA ASTUDILLO.- Muy buenas tardes y muchas gracias por habernos recibido.

                Soy del departamento de Colonia. En esta instancia hemos comparecido a esta comisión diferentes representantes de todo el país. La asociación civil «Quiero comprar mi casa» está constituida desde hace dos años. Contamos con referentes y agrupaciones en diecisiete departamentos, compuestas mayoritariamente por gente trabajadora. Aproximadamente cuatrocientas personas con problemas de vivienda conforman cada agrupación, lo que lleva a que sean treinta y seis mil personas involucradas en este movimiento.

                En el día de hoy, muchas de las personas que vinieron a acompañarnos no concurrieron a su lugar de trabajo porque consideraron que, si bien las circunstancias de nuestro país no están dadas como para perder un día de trabajo, el tema de la vivienda es una lucha importante para su familia. Cabe destacar además que esta asociación civil está conformada por personas de diferentes sectores políticos. Por otra parte, hay familias muy numerosas, aunque la gran mayoría son madres jefas de hogar, trabajadoras y luchadoras.             

                ¿Por qué defendemos este proyecto? Porque si bien han sido presentados otros proyectos, este es el único que hasta el momento contempla las necesidades básicas de las familias trabajadoras del Uruguay. Estamos hablando de familias que hacen sus aportes y muchas veces no llegan a concretar sus sueños porque los salarios son bajos, porque no están dentro de lo estipulado –muchas veces se gana menos de un sueldo mínimo– y porque aún ganando un sueldo mínimo, el valor de los alquileres –el 95 % de los que integramos esta asociación civil alquila– es desmedido.

Como los señores senadores sabrán, la tasa de alquileres ha aumentado muchísimo con relación a los sueldos. Tal es el caso de Río Negro y Colonia, donde se construyeron ambas plantas de celulosa. En ese momento los alquileres subieron porque era el momento de alquilar bien, pero las fábricas se fueron, los sueldos se fueron, la gente trabajadora siguió cobrando lo mismo de siempre, pero los alquileres no bajaron. En mi caso particular pago un alquiler de $ 10.500 con una adolescente de dieciocho años con sueños y ganas de salir adelante, tener una profesión y hoy no se lo puedo dar porque soy madre y jefa de hogar con sueldo mínimo. Los señores senadores me podrán preguntar por qué no busco algo más económico si no me da para eso. Considero que para tener una buena educación y que la sociedad salga adelante tengo que brindarle algo digno a mi hija y un lugar seguro, ya  que solo me tiene a mí.  Quiero darle un porvenir a mi hija. Tengo que pensar si el año que viene me tengo que mudar a Montevideo con ella  y buscar otro alquiler. Me tengo que trasladar porque pagar dos alquileres es imposible. No puedo cortarle las alas porque quiero que tenga una profesión para poder sobrevivir y salir adelante. 

Este es mi caso, pero hay muchísimos más de familias numerosas, que viven en condiciones sumamente precarias. Gracias al trabajo social que hacemos como asociación civil nos hemos volcado a la sociedad luchando por la gente que tiene necesidades. En Colonia nos tocó vivir las inundaciones. En este caso hubo gente que fue realojada, pero también vimos personas que se amontonaron en muchos hogares. El señor senador Bianchi –que está presente en la comisión– conoce la situación y sabe que esto es así: dos o tres familias viviendo en un solo hogar porque no se les ha encontrado solución, no pueden salir a alquilar. Actualmente el tema del alquiler  ha cambiado muchísimo. Antes alguien podía salir de garantía, pero hoy la mayoría de las inmobiliarias exigen una garantía de alquiler que es una cuota parte –como Porto Seguro o ANDA– y significa que el inquilino aparte de pagar el costo del alquiler tenga que pagar una garantía. Se está haciendo cada vez más difícil. Cualquiera de nosotros podría querer  ingresar a un plan cooperativo, pero es imposible porque junto con el alquiler tendríamos que pagar una cuota anexa. ¡Ni hablemos del ahorro previo!   Ganando un sueldo  mínimo directamente no nos podemos presentar a la Agencia Nacional de Vivienda porque se debe tener un monto determinado. Esto lleva a que las familias traten de nuclearse para formar un fondo común y de esa manera llegar, pero  no les alcanza. Este proyecto de ley contempla esas necesidades y a la gente que no puede ahorrar ni autoconstruir porque la mayoría tiene dos o tres trabajos para poder solventar los gastos del hogar y no es posible destinar horas en una obra. 

Por estas razones defendemos este proyecto de ley y porque también contempla a las  personas discapacitadas y a aquellos que no pueden acceder a los planes que se ofrecen. Reconocemos que la Agencia Nacional de Vivienda tiene muchos planes pero hay una franja de la sociedad que queda afuera y somos nosotros: la gente trabajadora que aporta, se levanta tempano y lucha por tener algo digno.

Queremos dejar en claro que no pretendemos que nos regalen absolutamente nada, sino pagar nuestra vivienda de la manera que podemos, es decir, que la Agencia Nacional de Vivienda o el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente construya las viviendas y nosotros comenzar a pagar una cuota en el momento de tener la llave. Dejaríamos de pagar un alquiler  para poder pagar nuestro propio techo. Esa es la instancia a la que no podemos acceder, porque comprar un terreno requiere que pasen cinco años para terminar de pagarlo. Luego para que otorguen el crédito los títulos del terreno deben estar a nombre de la persona, entonces,  al no tener eso como respaldo  tampoco otorgan el crédito. Estamos hablando de cinco o seis años más mientras dure la construcción, sin dejar de saber que durante ese tiempo estamos pagando un alquiler más los materiales.

Esa es la razón por la que defendemos este proyecto de ley, buscamos sensibilizar y que los señores senadores se pongan de este lado para ver cuál es la necesidad y la realidad que vivimos cada uno de nosotros y vemos cómo cada semana se suma gente con iguales o peores características que las nuestras y que se les está   haciendo cada vez más difícil obtener una vivienda.

Muchas gracias.                                          

SEÑOR PAIVA.-  Soy referente de Paysandú y como dijo mi compañera, hay varios casos, hay mucha gente que vive en hacinamiento, que está pasando mal y que incluso sufre inundaciones. No discriminamos a ningún plan. Las cooperativas han hecho un gran trabajo con la gente y también las intendencias pero nosotros no alcanzamos la franja. Capaz que se realoja a 80 familias pero hay muchísimas más. Existen muchas personas que están concentradas en este plan porque es beneficioso. Además estamos generando viviendas y trabajo. La gente que es jornalera, a través de la licitación que se va a hacer con las empresas, va a poder acceder a tener un trabajo fijo y también a su casa. Eso es algo muy importante y más hoy cuando la actividad de la construcción ha caído mucho. Por otro lado, el Estado, al tener más gente en caja, tendrá un aumento en la recaudación de impuestos. En sí va a ser toda una cadena porque se va a trabajar con material de cada departamento y se dará trabajo a gente del lugar. Eso va a traer movimiento para Paysandú, Tacuarembó y Rivera.

                Esto también contempla el futuro. Yo tengo una nena de diez años pero si se mantienen las actuales condiciones,  si mañana se quiere casar, no va a poder. Si se aprueba este proyecto de ley va a poder pensar en tener su casa, casarse, tener hijos. En definitiva, tendrá otra calidad de vida. Hemos visto en algunos lugares que los niños y las niñas viven apretados en lugares muy pequeños y llega un momento en que se acostumbran a verse entre ellos. No hay calidad de vida y no hay nada que los ayude a salir de eso porque sus padres no han podido acceder a los planes que existen hoy en día.

                O sea que apostamos a eso. Lo que precisamos es voluntad política para que salga para todos. En mi caso, no llego a fin de mes; a veces tengo que pedir plata o sacar un crédito que luego es difícil de cubrir con cuatro gurises a cargo y pagando un alquiler. Yo no llego. Tanto para mí como para otra gente que está peor que yo, sería esencial que salga este plan.

SEÑORA MAZA.- Soy representante del departamento de Lavalleja, en la ciudad de Minas. Allí existen muchas familias con esta problemática y que integran el movimiento  «Quiero comprar mi casa». Este proyecto es el que contempla mejor la actual realidad social.

                La mayoría de los integrantes del movimiento son jefas de hogar con hijos a cargo, que trabajan muchas horas por día, superiores a las normales, ya que salen de un trabajo para entrar en otro. Por esta razón, apoyamos el proyecto.

                El plan cooperativo de ayuda mutua no nos favorece ya que no contamos con las horas necesarias para trabajar en la autoconstrucción de las viviendas. Eso todos lo sabemos. Si una madre soltera, jefa de hogar, tiene dos trabajos, es imposible que pueda autoconstruir su vivienda. Tampoco contamos con ahorro previo, como dijo la compañera. Es imposible ahorrar siendo jefas de hogar, pagar un alquiler, los impuestos y todo lo demás. Eso también es lo que requiere el Banco Hipotecario, es decir, un ahorro previo. Para nosotros, reitero, es imposible tener ese ahorro previo.

                Por otro lado, la gran  mayoría de integrantes de nuestro grupo tiene dificultades para pagar el alquiler, que no baja de los $ 8000 o $ 10000. Eso es lo que sucede en mi departamento, aunque en otros lugares no ocurre lo mismo. Obviamente, estamos hablando de algo digno porque por supuesto que se puede conseguir algo más barato pero que no está en condiciones como para albergar una familia. Como todos sabemos, cada persona necesita poder desarrollar su vida y contar con un lugar adecuado para criar a sus hijos y forjarles un futuro mejor, invirtiendo parte del salario en educación, fundamentalmente, en los niveles secundarios y terciarios, ya que serán ellos quienes construyan el futuro de nuestro país. Toda madre y todo padre aspira a que sus hijos no se queden solo con el nivel de educación primaria o secundaria ni sigan su camino, teniendo que trabajar para ayudar a sus padres. Algunos realizan los mismos trabajos que sus padres para sustentar el hogar o quedan en la calle vagando  porque carecen de medios económicos para seguir adelante con su educación.

                En el interior también sucede que la gente tiene trabajos zafrales, por lo que se perciben salarios menores a $ 20.000, monto del que gran parte está destinado a pagar el alquiler, la luz, el agua y el sustento del hogar. Por todo ello, entendemos que este es un proyecto viable, con una redacción perfectamente adaptada a nuestras necesidades. Los motivos antes expuestos han sido nuestro motor de impulso para luchar y salir adelante con este proyecto y para buscar el aval de los diferentes partidos políticos, llegando así a las juntas departamentales de los departamentos. En muchos de esos departamentos y localidades visitadas este tema se ha declarado de interés departamental o local. Los ediles consideran que esta iniciativa puede ser una solución para la problemática de la vivienda y por esa razón el proyecto ha sido declarado de interés departamental como Plan Nacional de Vivienda Popular.

                Finalmente, agradezco a la comisión por habernos recibido y esperamos que tengan en cuenta lo que aquí hemos expuesto, ya que representa la voz del pueblo.

SEÑOR FERREIRA.- He venido a esta comisión en representación  de Cerro Largo a plantear la problemática de la vivienda de nuestro departamento, que no es distinta a la que han descripto mis compañeros. Se trata de algo que ocurre en todo el país, ya que el déficit de empleo que hay en el interior es muy importante. Sin dudas, la disparidad que existe entre Montevideo y el interior en esa materia es demasiado grande y los recursos que tenemos los habitantes del interior para acceder a la vivienda son escasos. No tenemos forma de acceder a un sistema de vivienda que contemple a quienes ganamos menos de $ 20.000 y no hay sueldos en el interior que superen ese monto. Un salario de $ 30.000 en el interior es algo fantasioso, no existe. Por esa razón, no tenemos posibilidades de acceder a una vivienda digna y decorosa, tal como plantea el proyecto de plan nacional de vivienda popular. En Melo y Río Branco, que son las ciudades más grandes de nuestro departamento, contamos con cuatrocientas familias inscriptas en cada una de esas localidades. Cerro Largo ha sido el último departamento en declarar de interés este proyecto y en este momento se está buscando que Río Branco lo declare de interés local. Estamos hablando de casi mil personas que no pueden acceder a una vivienda. El último censo  reveló que Cerro Largo tiene alrededor de 84.900 familias, de las cuales el 13 % está por debajo del nivel de pobreza. Como puede verse, se trata de un número demasiado grande y cabe destacar que estamos hablando de mucha gente que no puede acceder a una vivienda. Cuando hablamos de personas que viven por debajo de los niveles de pobreza, nos referimos a gente a la que hemos relevado y, por lo tanto, tenemos claro que viven en condiciones inhumanas, ya que encontramos familias de 4, 5 o 6 personas viviendo en ambientes de 3 metros por 3 metros, sin servicio sanitario, en el que proliferan enfermedades.

                Los que podemos llegar a pagar un alquiler y vivir en una casa decorosa, por decirlo así, somos rehenes de las inmobiliarias y de los escribanos. ¿Por qué? Porque se nos exige un depósito. Es claro que si alquilamos no tenemos una propiedad y, por tanto, no tenemos una garantía basada en una propiedad. Por eso, debemos recurrir a la compra de una garantía, y muchas veces el valor es el mismo que el del alquiler. Nos encontramos con que una inmobiliaria nos pide cuatro, cinco o hasta seis meses de depósito para poder alquilar. Si hablamos de un alquiler de $ 10000, el depósito sería de $ 50000, lo que es imposible. Sabemos que esto es ilegal y que no nos pueden pedir esa cantidad de dinero, pero, lamentablemente, a diferencia de lo que ocurría hace muchos años en los que regía una ley que contemplaba esta situación, hoy en día no existe. Entonces, somos rehenes de esta cadena que se forma con las inmobiliarias que nos piden depósitos exorbitantes, a los que no podemos acceder, y lamentablemente terminamos en viviendas en las que uno no puede desarrollar una vida plena con nuestros hijos.

                En Melo, por poner un ejemplo, no hay una opción de estudios terciarios que no sea en la carrera de docente o maestro, porque no hay otra cosa. Pero no podemos mandar a nuestros hijos a estudiar a la capital porque, obviamente, no podemos cubrir un alquiler, ya que mantenernos nosotros y mantener un hijo en la capital sería imposible.

                Este proyecto de ley sobre el plan nacional de vivienda popular es la única herramienta y esperanza que tenemos para poder acceder a una vivienda. No tenemos otra herramienta ni otra esperanza que no sea este proyecto. Por eso es que luchamos, bregamos y peleamos para lograr que esta iniciativa pase a ser ley y que quienes estamos en esta situación podamos concretar el sueño de tener una casa propia y vivir al abrigo de un techo seguro para nuestros hijos, para nosotros y, obviamente, para las generaciones futuras.

SEÑOR OVIEDO.- Soy integrante del movimiento social y uno de los sobrevivientes que queda desde su fundación, hace tres años y medio.

                Consideramos que una de las virtudes –si es que se puede llamar virtud– que tenemos es habernos mantenido durante estos tres años y medio sin hacer política partidaria. En nuestras filas hemos logrado convivir en equilibrio compañeros de todos los partidos políticos, lo que ha sido saludado por varios legisladores nacionales. En ese marco, para nosotros es importante subrayar que el embrión de este proyecto de ley lo generó este movimiento social. Este movimiento social nace el 10 de octubre de 2014. Ocho meses después, en la sala Acuña de Figueroa del Edificio Artigas, se convocó a una asamblea a la que concurrieron ciento veinte familias. Fue en esa instancia que se originó lo que llamamos el embrión de este proyecto de ley. No queremos decir ni somos quienes para evaluar si en aquel entonces Unidad Popular fue inteligente o creyó en una utopía. Nosotros recorrimos varios despachos aquí, en el Palacio Legislativo, planteando nuestras demandas y fuimos recibidos cordialmente por todos los representantes nacionales –a quienes agradecemos–, pero no hubo respuestas positivas, por no tener un proyecto de ley o por diferentes razones.

                A partir de allí impulsamos este proyecto de ley, en el que hemos venido trabajando incansablemente. Apostamos al interior del país por la sencilla razón de que de ahí provienen la inmensa mayoría de los legisladores y porque es allí donde las necesidades son más acuciantes. Como planteaban algunos compañeros, allí es mayor la escasez de trabajo y hay diferencias salariales.

                En su enorme mayoría, nuestro movimiento está compuesto por familias monoparentales, sobre todo mujeres jóvenes jefas de hogar. Hace poco más de un mes estuvimos en una reunión en la ciudad de Young en la que participaron 400 familias. Mientras mis compañeros exponían me limité a observar a la gente y pude comprobar que solamente tres personas tenían más de 50 años. Muchos tenían entre 30 y 35 años y creo que más del 50 % tenían entre 20 y 25 años, con hijos.

                Al mismo tiempo, existe una ley nacional de vivienda, de 17 de diciembre de 1968 –que todos ustedes conocen–, que en mi modesta opinión fue un acto de terrible heroicidad del arquitecto Juan Pablo Terra en momentos difíciles de este país. Por diferentes razones, a lo largo del tiempo esa ley fue sufriendo modificaciones y en el año 1992 se le eliminaron más de treinta artículos. 

                Claramente, existe un problema de vivienda, reconocido por la arquitecta Eneida de León y por el arquitecto Beltrame. Se habla de un déficit de más de 80.000 viviendas y hay 160.000 uruguayos viviendo en asentamientos.

                Más allá de no ser eruditos en la materia –somos ciudadanos de a pie de este país–, somos conscientes de que cada gobierno que pasó ajustó el bolsillo de acuerdo con lo que tenía, tal como sucede en la actividad personal de cada uno.  Quizás los presupuestos no eran los que esperaban y no se pudo resolver de forma definitiva la problemática de la vivienda en este país.

                No dejamos de reconocer los esfuerzos del Gobierno, con esos 14 o 15 planes de vivienda que tiene. Sin embargo, como decían los compañeros –y también así se refería la arquitecta de León–, este es un segmento importante de la población que, de alguna manera, queda marginado de esos planes.

                Saludamos profundamente algunos cambios de actitud que ha habido en los últimos tiempos. El 21 de junio de 2015, cuando se presentó este proyecto, contamos con un voto y al 13 de marzo de este año llegamos con 51 votos.

                Creemos que se hizo un trabajo importante, que hemos sido honestos con la gente. Somos una organización pequeña, modesta, que se autofinancia con los recursos generados por la creatividad y la imaginación, sobre todo, de nuestras compañeras.

                Hasta el 13 de marzo teníamos un objetivo difuso, un objetivo nada claro, pero en la madrugada del 14 de marzo ya lo definimos. En los días subsiguientes hubo manifestaciones y propuestas; de hecho, el señor diputado Carballo presentó un proyecto de ley mediante el cual propone eliminar el ahorro previo y el registro en Clearing de Informes, que consideramos sumamente conveniente y aceptable. Bienvenidos sean todos los proyectos de ley que aporten y que mejoren la calidad de vida de los uruguayos.

                También saludamos en forma muy importante las declaraciones de la vicepresidenta, señora Lucía Topolansky, quien hará cuestión de un mes expresó –en una larga entrevista emitida por Radio Uruguay– que el Senado estaba trabajando sobre este proyecto de ley, que se le harían algunas modificaciones y aportes para pasar nuevamente a la Cámara de Representantes, y que la idea era incluirlo en el Plan Quinquenal de Vivienda. Para nosotros, naturalmente, es más que importante que eso se logre y que este proyecto se transforme en ley.

                Podríamos extendernos muchísimo sobre este tema, pero sabemos que los señores senadores, que han tenido la deferencia de recibirnos, disponen de un tiempo acotado para las entrevistas y no queremos abusar.

                Sin perjuicio de ello, queremos destacar algunas cuestiones que son elementales y que creo que los señores senadores las manejan mejor que nadie. Tenemos una desocupación del 8,1 %; los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística señalan que hay 150.000 hogares que están compuestos por tres familias –o sea que ya no estaríamos hablando de 150.000 sino de 450.000–; hay 900.000 uruguayos que ganan por debajo de los $ 30.000. Se dice que esta es una de las razones por las cuales estamos por fuera de la mayoría de los planes de vivienda del Gobierno, pero es imposible generar un ahorro previo cuando quedan en la mano poco menos de $ 20.000.

                No dejamos de reconocer el aporte de Fucvam, una institución señera en América Latina. Sin embargo, la realidad del mundo ha cambiado; la enorme mayoría de los integrantes de este movimiento social son mujeres que tienen que trabajar y criar a sus hijos y, por tanto, no les quedan horas para destinar a la construcción de sus viviendas.

                Por otra parte, pensamos que también influye el tema de la violencia, en el que todos coincidimos que hoy día está muy instalado en la sociedad. Creemos firmemente –hoy conversábamos de esto con un señor senador, con quien concordábamos– que es muy difícil inculcar valores en una familia que vive hacinada, sin un baño en su casa, sin los elementos básicos necesarios para satisfacer las necesidades esenciales del ser humano. No queremos meternos en temas muy escabrosos y delicados, pero una parte muy importante de la génesis de la violencia de género está en la carencia de la vivienda, ya que la inmensa mayoría de las mujeres que dependen de un hombre para tener un techo generalmente tienen que relegar e hipotecar muchas cosas para sostener ese techo, para poder criar a sus hijos y seguramente están sometidas a los designios de hombres que vaya uno a saber de dónde provienen y qué orientaciones tienen. Si esas mujeres accedieran a un techo muy distintas serían sus vidas y, por ende, las de sus hijos.

                Entonces, vemos con buenos ojos los esfuerzos y este cambio que ha tenido el Gobierno. En este momento no me quiero dirigir a ustedes por la investidura que tienen, sino como mujeres y hombres habitantes de este país, y en ese entendido apelamos a su sensibilidad. Quizás peque de atrevimiento. Por ahí se nos ha querido embretar o etiquetar diciendo que con este proyecto de ley, de alguna manera le hicimos los mandados a alguien. Pero ha quedado demostrado, por la vía de los hechos, que la vivienda es extremadamente necesaria en este país. Día a día se suman compañeros y familias que van integrando este movimiento social. Vemos la necesidad, la desesperación de la gente. Por lo tanto, apostamos al gobierno, a la voluntad de sus integrantes, a todo el espectro político, absolutamente a todos, sean del partido que sean.

                Recuerdo que hace un año el exdiputado Mier, el popular «Garufa», del Partido Nacional –de Treinta y Tres–, nos decía que debería haber una mesa de debate nacional en la que todos los partidos políticos aportaran para resolver de una buena vez el tema de la vivienda. En eso estamos; nuestra confianza, nuestros más grandes anhelos están depositados en ustedes. Cuando llega noviembre todos votamos, y los que no votamos pagamos la multa. Allí solos, en el cuarto secreto, cada uno con su conciencia decidirá a quién favorecer con su voto.

                En algunos departamentos, como San José, nos recibió el señor intendente, y creemos que es un hecho favorable, saludable, para cualquier dirigente político mejorar la calidad de vida de sus conciudadanos. No con esto quiero decir que les estemos diciendo lo que tienen que hacer. Al contrario, venimos con el perfil más bajo posible, apelando a vuestra sensibilidad. Creemos que es perfectamente posible concretar estas ideas, independientemente de las reformas o los retoques que se le puedan hacer a este proyecto de ley. Mientras la parte medular, que son cuatro pilares, no se modifique, bienvenidas sean todas las propuestas. Todo el movimiento social estará de pie apoyando al gobierno que sea. Pero sí les pedimos, una vez más: queremos comprar nuestra casa.

                Muchas gracias.

SEÑORA PRESIDENTA.- Agradecemos a los representantes de la asociación civil «Quiero Comprar mi casa» por su presencia en la sesión de hoy. Por supuesto que lo que ustedes han vertido aquí va a ser tomado en cuenta, pero recién estamos comenzando a tratar el proyecto. Algunos ya lo hemos leído, lo hemos estudiado y quizás hasta le hemos hecho aportes, pero en comisión recién ahora vamos a comenzar a analizarlo. De manera que les agradecemos nuevamente por sus aportes, que por supuesto van a estar presentes a la hora de decidir.

                Se levanta la sesión.

(Son las 17:49).

 

 

 

 

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.