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N.º 36 - TOMO 611 - 13 DE OCTUBRE DE 2020

REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY

DIARIO DE SESIONES

DE LA

CÁMARA DE SENADORES

PRIMER PERÍODO ORDINARIO DE LA XLIX LEGISLATURA

35.ª SESIÓN ORDINARIA

PRESIDE BEATRIZ ARGIMÓN Presidenta

ACTÚAN EN SECRETARÍA GUSTAVO SÁNCHEZ PIÑEIRO Y JOSÉ PEDRO MONTERO

SUMARIO

1) Texto de la citación

2) Asistencia

3) Asuntos entrados

4) Pedidos de informes

– El señor senador Sartori solicita se cursen los siguientes pedidos de informes:

· con destino al Ministerio de Economía y Finanzas, relacionado con los vencimientos de empréstitos concedidos por el BROU a las micropymes ante la emergencia sanitaria;

· con destino al Ministerio de Economía y Finanzas, relacionado con la adjudicación de préstamos dirigidos a las pymes con dificultades financieras en el período de emergencia sanitaria;

· con destino al Ministerio de Economía y Finanzas y a la Dirección General Impositiva, relacionado con formalidades para el pago del impuesto a las trasmisiones patrimoniales (ITP).

• Oportunamente fueron tramitados.

5) y 13) Proyectos presentados

– Varios señores senadores presentan un proyecto de ley por el que se modifica el régimen consagrado en el artículo 49 de la Ley n.º 15939.

• Pasa a la Comisión de Ganadería, Agricultura y Pesca.

– Varios señores senadores presentan un proyecto de ley por el que se busca incorporar el título específico «Delitos contra el ambiente» en el Código Penal uruguayo.

• Pasa a la Comisión de Constitución y Legislación.

– Los señores senadores Asiaín, Bianchi y Camy presentan un proyecto de ley por el que se modifican disposiciones del Código Civil relacionadas con el instituto de donaciones.

• Pasa a la Comisión de Constitución y Legislación.

6) Exposición escrita

– El señor senador Delpino solicita se curse una exposición escrita con destino a Presidencia de la República, al Ministerio de Turismo, a la Asociación de Turismo Rural, a las intendencias y juntas departamentales del país y a todos los medios de prensa del Uruguay, relacionada con el fomento del agroturismo en Uruguay.

• Se procederá de conformidad.

7) Inasistencias anteriores

– Por Secretaría se da cuenta de las inasistencias registradas a las anteriores convocatorias.

8) y 14) Solicitudes de licencia e integración del Cuerpo

– El Senado concede las licencias solicitadas por los señores senadores Cosse, Da Silva, Bonomi y Carrera.

– Quedan convocadas las señoras senadoras Nane, Stopingi y Barrera.

9) Décimo aniversario del Cudim

– Manifestaciones de la señora senadora Topolansky.

• Por moción de la señora senadora, el Senado resuelve enviar la versión taquigráfica de sus palabras al director general y al Consejo Honorario de Administración y Coordinación Académica del Cudim, a la señora ministra de Economía y Finanzas, al señor ministro de Salud Pública, a ASSE, a la Universidad de la República, a la Facultad de Medicina, al doctor Tabaré Vázquez, al doctor Henry Engler, al doctor Carlos Guariglia, a la doctora María Julia Muñoz y a la Universidad de Upsala.

10) Síndrome de Down

– Manifestaciones de la señora senadora Sanguinetti.

• Por moción de la señora senadora, el Senado resuelve enviar la versión taquigráfica de sus palabras a los ministerios de Salud Pública y de Educación y Cultura, al Banco de Previsión Social y a Crenadecer.

– La señora presidenta del Cuerpo informa que durante el mes de octubre hay importantes días de reflexión y que se enviará a los legisladores una solicitud para que se involucren en la campaña que se quiere realizar en relación con esas fechas.

11) 12 de octubre, Día de la Hispanidad y Batalla de Sarandí

– Manifestaciones del señor senador Domenech.

• Por moción del señor senador, el Senado resuelve enviar la versión taquigráfica de sus palabras a la Embajada de España y a los ministerios de Educación y Cultura y de Relaciones Exteriores para que llegue a todas las embajadas hispanoamericanas.

12) Homenaje al exsenador Alberto Zumarán

– Manifestaciones de varios señores senadores.

• Por moción del señor senador Gandini, el Senado resuelve enviar la versión taquigráfica de todo lo expresado a la familia del doctor Zumarán, al Honorable Directorio del Partido Nacional y a las autoridades ejecutivas de todos los partidos políticos, a Jumecal y al actual Movimiento Por la Patria.

15) Caja Notarial de Seguridad Social

– Proyecto de ley por el que se prorroga el mandato de las actuales autoridades electivas.

• Aprobado. Se comunicará a la Cámara de Representantes.

16) Levantamiento de la sesión

1) TEXTO DE LA CITACIÓN

«Montevideo, 9 de octubre de 2020

La CÁMARA DE SENADORES se reunirá en sesión ordinaria el próximo martes 13 de octubre, a las 09:30, a fin de informarse de los asuntos entrados y considerar el siguiente

Orden del día

1) Homenaje al exsenador doctor Alberto Zumarán.

Carp. n.º 324/2020

2) Discusión general y particular del proyecto de ley por el que se modifica la fecha de elección de los directores representantes de los afiliados de la Caja Notarial de Seguridad Social.

Carp. n.º 256/2020 - rep. n.° 194/2020

José Pedro Montero Secretario - Gustavo Sánchez Piñeiro Secretario».

2) ASISTENCIA

ASISTEN: los señores senadores Andrade, Asiaín, Bergara, Bianchi, Bonomi, Botana, Camy, Carrera, Coutinho, Da Silva, Della Ventura, Domenech, Ferreira, Gandini, Kechichian, Lanz, Lazo, Lozano, Mahía, Meléndez, Nane, Niffouri, Queijo, Rodríguez, Rubio, Sanguinetti (Carmen), Sanguinetti (Julio María), Sartori, Topolansky y Zumarán.

FALTAN: con licencia, los señores senadores Astori, Cosse, Manini Ríos, Mujica, Olesker y Penadés.

3) ASUNTOS ENTRADOS

SEÑORA PRESIDENTA.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 09:40).

(Se incorpora la nómina de asuntos entrados remitida al Cuerpo de Taquígrafos por parte de la Secretaría del Senado).

«El Poder Ejecutivo remite un mensaje por el que se solicita la venia correspondiente para destituir de su cargo a un funcionario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.

A LA COMISIÓN DE ASUNTOS ADMINISTRATIVOS.

La Comisión de Asuntos Laborales y Seguridad Social eleva informado un proyecto de ley por el que se modifica la fecha de elección de los directores representantes de los afiliados a la Caja Notarial de Seguridad Social para el período 2021-2025 y, como consecuencia, la prórroga del mandato de las actuales autoridades electivas.

HA SIDO REPARTIDO Y ESTÁ INCLUIDO EN EL ORDEN DEL DÍA DE LA SESIÓN DE HOY.

El Ministerio de Desarrollo Social remite respuesta a los siguientes pedidos de informes:

• solicitado por el señor senador Charles Carrera, relacionado con el cumplimiento del Decreto n.º 90/2020, de fecha 11 de marzo de 2020, por el que se fija el límite máximo de ejecución presupuestal para el ejercicio 2020.

OPORTUNAMENTE FUE REMITIDA AL SEÑOR SENADOR CARRERA.

• Solicitado por la señora senadora Amanda Della Ventura, relacionado con la contratación de organizaciones de la sociedad civil.

OPORTUNAMENTE FUE REMITIDA A LA SEÑORA SENADORA DELLA VENTURA.

El Ministerio de Economía y Finanzas remite respuesta a un pedido de informes solicitado por el señor senador Guido Manini Ríos, relacionado con reestructuras organizativas y funcionales de la Dirección Nacional de Aduanas.

OPORTUNAMENTE FUE REMITIDA AL SEÑOR SENADOR MANINI RÍOS.

El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca remite respuesta a un pedido de informes solicitado por los señores senadores Oscar Andrade, Mario Bergara, Charles Carrera, Humberto Castro, Carolina Cosse, Amanda Della Ventura, Liliam Kechichian, Sandra Lazo y José Carlos Mahía, relacionado con el cumplimiento del Decreto n.º 90/2020, de fecha 11 de marzo de 2020.

OPORTUNAMENTE FUE ENTREGADA A LOS SEÑORES SENADORES ANDRADE, BERGARA, CARRERA, CASTRO, COSSE, DELLA VENTURA, KECHICHIAN, LAZO Y MAHÍA».

4) PEDIDOS DE INFORMES

(Pedidos de informes consignados en la nómina de asuntos entrados).

«El señor senador Juan Sartori solicita, de conformidad con lo establecido en el artículo 118 de la Constitución de la república, se cursen los siguientes pedidos de informes:

• con destino al Ministerio de Economía y Finanzas, relacionado con los vencimientos de empréstitos en el corriente año de las micropymes en el BROU, concedidos antes de la emergencia sanitaria. (Asunto 148363);

• con destino al Ministerio de Economía y Finanzas, relacionado con la adjudicación de préstamos dirigidos a las pymes con dificultades financieras en el período de emergencia sanitaria. (Asunto 148362);

• con destino al Ministerio de Economía y Finanzas y a la Dirección General Impositiva, relacionado con formalidades para el pago del impuesto a las trasmisiones patrimoniales (ITP). (Asunto 148360).

OPORTUNAMENTE FUERON TRAMITADOS».

(Textos de los pedidos de informes).

5) PROYECTOS PRESENTADOS

(Proyectos de ley consignados en la nómina de asuntos entrados).

«Los señores senadores Oscar Andrade, Mario Bergara, Eduardo Bonomi, Charles Carrera, Amanda Della Ventura, Liliam Kechichian, Sandra Lazo, José Carlos Mahía, Lauro Meléndez, Silvia Nane, Liliana Queijo, Enrique Rubio y Lucía Topolansky presentan, con exposición de motivos, un proyecto de ley por el que se modifica el régimen consagrado en el artículo 49 de la Ley n.º 15939, de 28 de diciembre de 1987, Ley Forestal, Fondo Forestal, Recursos Naturales.

A LA COMISIÓN DE GANADERÍA, AGRICULTURA Y PESCA».

(Texto del proyecto de ley presentado).

«Los señores senadores Oscar Andrade, Eduardo Bonomi, Charles Carrera, Amanda Della Ventura, Liliam Kechichian, Sandra Lazo, José Carlos Mahía, Lauro Meléndez, Silvia Nane, Liliana Queijo, Enrique Rubio y Lucía Topolansky presentan, con exposición de motivos, un proyecto de ley por el que se busca incorporar el título específico “Delitos contra el ambiente” en el Código Penal uruguayo.

A LA COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN Y LEGISLACIÓN».

(Texto del proyecto de ley presentado).

6) EXPOSICIÓN ESCRITA

SEÑORA PRESIDENTA.- Dese cuenta de una exposición escrita.

(Se da de la siguiente).

SEÑOR SECRETARIO (Gustavo Sánchez Piñeiro).- «El señor senador Sergio Delpino, de conformidad con lo establecido en el artículo 181 del Reglamento del Senado, solicita se curse una exposición escrita con destino a Presidencia de la República, al Ministerio de Turismo, a la Asociación de Turismo Rural, a las intendencias y juntas departamentales del país y a todos los medios de prensa del Uruguay, relacionada con el fomento del agroturismo en Uruguay».

SEÑORA PRESIDENTA.- Ha sido repartida.

Se va a votar.

(Se vota).

–19 en 20. Afirmativa.

(Texto de la exposición escrita).

7) INASISTENCIAS ANTERIORES

SEÑORA PRESIDENTA.- Dando cumplimiento a lo que establece el artículo 49 del Reglamento de la Cámara de Senadores, dese cuenta de las inasistencias a las anteriores convocatorias.

(Se da de las siguientes).

SEÑOR SECRETARIO (Gustavo Sánchez Piñeiro).- En la sesión ordinaria del día 7 de octubre no se registraron inasistencias.

A la sesión de la Comisión de Defensa Nacional del 5 de octubre faltó con aviso el señor senador Sanguinetti.

A la sesión de la Comisión de Educación y Cultura del 5 de octubre faltó con aviso el señor senador Penadés.

A la sesión de la Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión del 5 de octubre faltó con aviso el señor senador Olesker.

A la sesión de la Comisión de Salud Pública del 6 de octubre faltaron con aviso los señores senadores Methol y Olesker.

A la sesión de la Comisión de Vivienda y Ordenamiento Territorial del 6 de octubre faltó con aviso el señor senador Olesker.

A la sesión de la Comisión de Ganadería, Agricultura y Pesca del 8 de octubre faltó con aviso el señor senador Carrera.

A la sesión de la Comisión de Hacienda del 8 de octubre faltaron con aviso los señores senadores Cosse y Sanguinetti (Julio María).

8) SOLICITUDES DE LICENCIA E INTEGRACIÓN DEL CUERPO

SEÑORA PRESIDENTA.- Léase una solicitud de licencia.

(Se lee).

SEÑOR SECRETARIO (Gustavo Sánchez Piñeiro).- «Montevideo, 8 de octubre de 2020

Señora presidenta de la Cámara de Senadores

Beatriz Argimón

De mi mayor consideración:

A través de la presente solicito al Cuerpo me conceda licencia, al amparo del artículo 1.º de la Ley n.º 17827, de 14 de setiembre de 2004, por motivos personales, el día 13 de octubre de 2020.

Sin otro particular, saludo a usted muy atentamente.

Carolina Cosse. Senadora».

SEÑORA PRESIDENTA.- Se va a votar si se concede la licencia solicitada.

(Se vota).

–23 en 24. Afirmativa.

Se comunica que la señora Carmen Beramendi ha presentado nota de desistimiento informando que por esta vez no acepta la convocatoria a integrar el Cuerpo, por lo que queda convocada la señora Silvia Nane, a quien ya se ha tomado la promesa de estilo.

9) DÉCIMO ANIVERSARIO DEL CUDIM

SEÑORA PRESIDENTA.- El Senado ingresa a la media hora previa.

Tiene la palabra la señora senadora Topolansky.

SEÑORA TOPOLANSKY.- Señora presidenta: el 2 de octubre pasado se desarrolló una actividad por el décimo aniversario del inicio del funcionamiento del Cudim –Centro Uruguayo de Imagenología Molecular–, titulada Hacia el desarrollo de una estrategia de medicina personalizada basada en imágenes moleculares de alto impacto clínico.

Con cinco exposiciones técnicas y un video, se dio un cuadro de situación general de algunas de las investigaciones en curso.

Según la Ley n.º 18172, artículos 230 y siguientes, del año 2006, el Cudim tiene como cometidos básicos brindar asistencia, formar profesionales y científicos, tareas de investigación, relación académica con otros centros en el mundo, etcétera.

Recuerdo bien que el 1.º de marzo de 2005, el doctor Henry Engler propuso al entonces presidente, doctor Tabaré Vázquez, la creación del Cudim, y el primer mandatario no dudó en hacerlo. El doctor Henry Engler, posteriormente primer director general del Cudim, es uruguayo, nacido en Paysandú, y venía del Instituto de Medicina Nuclear de Upsala, Suecia. Este nexo con el país nórdico fue decisivo en la génesis del Cudim.

Apoyándose en la importante trayectoria nacional en investigación, conocimiento y formación científicas –especialmente de la Udelar–, en el crucial nexo, formación y experiencia del doctor Henry Engler, en la voluntad del Gobierno del Frente Amplio, en el trabajo del Ministerio de Salud Pública de la época, del BROU, del doctor Carlos Guariglia y de todos los que comprendieron la importancia para la medicina nacional de tener un centro de este tipo, más la aprobación legislativa que le dio vida formal, se echó a andar el proyecto. Se colocó la piedra fundamental al costado del Hospital de Clínicas, se levantó una especial construcción para alojar el equipo técnico que se adquirió y, fundamentalmente, se conformó el grupo de técnicos, científicos y administrativos que comenzaría la aventura de la ciencia y la medicina.

Han sido muchos los pacientes que hasta hoy fueron atendidos.

El Cudim, por Ley n.° 18172, es una persona jurídica de derecho público no estatal sin fines de lucro. Y es crucial que este servicio naciera así, porque todos conocemos cómo excluyen estos servicios de alta especialidad cuando son privados.

Fue fundamental, a su vez, el acuerdo con el Fondo Nacional de Recursos.

En el artículo 231 de la Ley n.° 18172 se establece: «Serán órganos del Centro Uruguayo de Imagenología Molecular, la Dirección General y el Consejo Honorario de Administración y Coordinación Académica.

El Consejo Honorario de Administración y Coordinación Académica, estará integrado por cinco miembros: el Director General del Centro que lo presidirá, [...] tendrá doble voto». También está integrado por un representante del Ministerio de Salud Pública, uno de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación –ANII–, uno de la Udelar y uno de la Universidad de Upsala, del Reino de Suecia.

Nos resulta incomprensible, entonces, que el Decreto n.º 90/2020 también aplique recortes a esta institución, como a otras de la ciencia. La pandemia demuestra todos los días el valor de la investigación, de la ciencia y de los científicos nacionales en relación con la soberanía sanitaria, y creo que en este sentido no debe haber discusión. ¿Por qué, entonces, recortar los recursos?

Quisiera que la versión taquigráfica de mis palabras sea enviada al director general y al Consejo Honorario de Administración y Coordinación Académica del Cudim, a la señora ministra de Economía y Finanzas, al señor ministro de Salud Pública, a ASSE, a la Universidad de la República, a la Facultad de Medicina, al doctor Tabaré Vázquez, al doctor Henry Engler, al doctor Carlos Guariglia, a la doctora María Julia Muñoz y a la Universidad de Upsala.

Gracias, señora presidenta.

SEÑORA PRESIDENTA.- Se va a votar el trámite solicitado por la señora senadora.

(Se vota).

–26 en 27. Afirmativa.

10) SÍNDROME DE DOWN

SEÑORA PRESIDENTA.- Continuando con la media hora previa, tiene la palabra la señora senadora Sanguinetti.

SEÑORA SANGUINETTI (Carmen).- Gracias, señora presidenta.

Todos quienes hoy estamos aquí vivimos, en alguna circunstancia de nuestras vidas, momentos de enorme intensidad, de esos en los que sentimos que el tiempo se detiene, que el mundo se detiene. Quizás muchos hayan vivido algún momento así vinculado a episodios de salud, de ustedes mismos o de un ser querido; momentos en que las palabras de «los que saben» quedan grabadas a fuego.

Señora presidenta: hoy quiero referirme a un tema del cual se habla poco, que está bastante invisibilizado y que conozco muy bien. Me refiero al síndrome de Down. Estamos en el Mes Internacional de la Concientización del Síndrome de Down. Es un mes en el que, a nivel mundial, la comunidad vinculada a esta condición, las personas con síndrome de Down, sus familiares, los profesionales, los investigadores, los centros educativos, las organizaciones de la sociedad civil y los Gobiernos brindan información sobre este tema.

El síndrome de Down es una combinación cromosómica natural que siempre ha formado parte de la condición humana y existe en todo el mundo. Es causada por la presencia de un cromosoma extra en las células. Los cromosomas están presentes en todas las células de nuestro cuerpo. La mayoría de nosotros tiene dos copias de todos los cromosomas, mientras que las personas con síndrome de Down tienen tres copias del cromosoma 21. Es por esto por lo que se le conoce también como trisomía 21. No se sabe por qué se produce esta condición genética; se estima que uno de cada setecientos niños concebidos en el mundo tendría trisomía 21.

Hoy, en el Uruguay, la mayor parte de las personas que tienen síndrome de Down nacen sin un diagnóstico prenatal. Lo que recogemos de los testimonios de cientos de familias es que muchas reciben la noticia de la condición de su bebé de manera inapropiada, con información sesgada, fundamentalmente negativa y muchas veces desactualizada. Es necesario seguir trabajando en las universidades y en los centros de salud para que se brinde información actualizada y certera sobre esta condición.

Pero mucho más sensible que la información que se proporciona cuando el bebé nace, cuando sus padres ya lo tuvieron en brazos, es aquella que se da en el momento del diagnóstico prenatal. Este es un momento crucial, un momento de especial sensibilidad, en el que no solo importa e impacta la información recibida, sino cómo es trasmitida. La forma en que se comunica la noticia del diagnóstico prenatal, el contexto en el que se da, el lenguaje corporal de quien la da, el tono e incluso las palabras que se utilicen influirá en la decisión que tomará la pareja sobre el porvenir de ese embarazo. Hoy, quienes están teniendo hijos, así como la mayoría de los profesionales que están comunicando esta noticia, no han transitado por escuelas y liceos inclusivos. Muchos de quienes hoy comunican esta noticia no conocen personas con síndrome de Down y seguramente tienen prejuicios relacionados con la condición. Resulta indispensable que esta noticia sea comunicada desde un lugar de empatía y objetividad; también resulta imprescindible la reflexión para que los profesionales tengan presente qué creencias y sentimientos les genera esta condición, ya que eso va a permear la forma en que se da la noticia.

En los países que han avanzado más en esta temática, los padres reciben información basada en evidencia, actualizada, con datos muy interesantes, como por ejemplo que el índice de felicidad de los adultos con síndrome de Down es más elevado que el de quienes no tenemos esa condición; que el 79 % de los padres de niños con síndrome de Down siente que su encare frente a la vida es más positivo debido a sus hijos. Se les brinda, también, información sobre los niveles de autonomía que presentan cuando reciben estimulación temprana.

Señora presidenta: llevo más de cinco años con una idea, reuniéndome con distintos actores vinculados a la temática y, finalmente, en las próximas semanas presentaré un proyecto de ley de empoderamiento, que busca contar toda la historia de lo que implica la vida con una persona con síndrome de Down a la hora del diagnóstico prenatal. Estoy convencida de que este es un importante primer paso para que la decisión de cómo proseguir con un embarazo luego del diagnóstico prenatal de síndrome de Down se tome desde la libertad y no desde el miedo a lo desconocido; estoy convencida de que una sociedad inclusiva y que abraza la diversidad es una sociedad mejor para todos.

Solicito que la versión taquigráfica de mis palabras sea enviada a los ministerios de Salud Pública y de Educación y Cultura, al Banco de Previsión Social y a Crenadecer.

Muchas gracias, señora presidenta.

SEÑORA PRESIDENTA.- Se va a votar el trámite solicitado.

(Se vota).

–25 en 26. Afirmativa.

Desde la presidencia queremos informar que estamos en un mes en el que tenemos días de reflexión muy significativos. Precisamente, lo manifestado por la señora senadora Sanguinetti es muy importante y, además, ella lo ha hecho desde una mirada que la sociedad uruguaya debe transitar; también tenemos el Día Mundial del Cáncer de Mama, tema muy sensible para la sociedad; el Día Mundial de la Salud Mental –¡vaya tema relevante para la sociedad uruguaya!– y todo lo que tiene que ver con los cuidados paliativos. Por lo tanto, en octubre hay una cantidad de fechas relacionadas con temáticas importantes para la sociedad.

Desde el departamento de comunicación del Poder Legislativo tenemos prevista una campaña en la que vamos a pedir a los legisladores que se involucren. Me refiero a mensajes como el que acaba de dar la señora senadora Sanguinetti, porque consideramos que es importante que la sociedad vea a sus representantes involucrados. En consecuencia, en las próximas horas, a través de sus coordinadores de bancada, van a recibir la solicitud correspondiente, de forma de saber qué legisladores desean involucrarse en el mensaje relacionado con todas estas fechas.

11) 12 DE OCTUBRE, DÍA DE LA HISPANIDAD Y BATALLA DE SARANDÍ

SEÑORA PRESIDENTA.- Continuando con la media hora previa, tiene la palabra el señor senador Domenech.

SEÑOR DOMENECH.- Señora presidenta: no puedo dejar pasar el día de hoy sin hacer una referencia al 12 de octubre, Día de la Hispanidad y Batalla de Sarandí. Quizás estos dos hechos históricos puedan parecer disociados, sin embargo, están íntimamente vinculados.

América, como todos sabemos, es descubierta –o encontrada, si lo prefieren– un 12 de octubre de 1492. Es la culminación de una zaga española nacida en las Navas de Tolosa donde, al mando del rey español Alfonso VIII de Castilla, las fuerzas se enfrentan al poderosísimo ejército moro. En determinado momento la arquería árabe hace estragos en la infantería española. El rey Alfonso VIII toma la cruz del obispo y el pendón de Castilla y avanza impetuosamente contra la arquería mora, insuflando tal entusiasmo en la infantería española que una batalla perdida se transforma en la primera victoria de las armas cristianas y españolas.

Soy orgullosamente hispano. He heredado de esa España mi sangre, mi tez cobriza, mi lengua y mi fe. En 1492, bajo el impulso de esos grandes reyes de España que fueron los reyes católicos, se inicia esta obra, que sería continuada por otros dos grandes reyes, Carlos I y Felipe II, que fueron nuestros gobernantes. A veces, vemos esa España como algo distinto a nosotros, pero fuimos parte de ese enorme imperio, de esa enorme potencia. Digo esto porque a veces se habla con un sentido despreciativo de la hispanidad, pero fuimos grandes y fuimos unidos porque Carlos I, en 1519, aprueba una real cédula comprometiendo la unidad eterna de Hispanoamérica y se opone a la división del reino.

A esa España, a la que debemos nuestra sangre, nuestra fe y, sobre todo, nuestra lengua –vehículo poderosísimo de la comunicación–, a esa que es nuestra España, hoy le rindo homenaje.

Quiero decir que el 12 de octubre de 1825, así como Alfonso VIII, Juan Antonio Lavalleja dijo: «Carabina a la espalda y sable en mano» y cargó contra un ejército inmensamente superior al ejército oriental. Previamente había desembarcado en la Agraciada y había dicho: «Argentinos orientales […] La gran nación Argentina de que sois parte, tiene un sumo interés en que seáis libres», porque América clamaba por su unidad. Esa es, quizás, una de las grandes aspiraciones de los pueblos americanos; esa América ingenua a la que le cantó Rubén Darío, esa América ingenua que tiene sangre mestiza, que aún le reza a Jesucristo, y que habla en español. Entonces, estos dos hechos nos vinculan a la Patria Grande, en la que creo y por la que modestamente intento trabajar.

Solicito que la versión taquigráfica de mis palabras sea enviada al Ministerio de Educación y Cultura, a la Embajada de España y al Ministerio de Relaciones Exteriores para que les llegue a todas las embajadas hispanoamericanas.

Muchas gracias.

SEÑORA PRESIDENTA.- Se va a votar el trámite solicitado por el señor senador.

(Se vota).

–26 en 27. Afirmativa.

12) HOMENAJE AL EXSENADOR ALBERTO ZUMARÁN

SEÑORA PRESIDENTA.- El Senado ingresa al orden del día con la consideración del asunto que figura en primer término: «Homenaje al exsenador doctor Alberto Zumarán. (Carp. n.º 324/2020)».

SEÑOR GANDINI.- Pido la palabra.

SEÑORA PRESIDENTA.- Tiene la palabra el señor senador.

SEÑOR GANDINI.- Buenos días a todos los integrantes del Cuerpo.

Señora presidenta: quisiera, en primer lugar, agradecer a las bancadas del Senado que acompañan este homenaje; seguro que no lo hacen solo por cortesía con el Partido Nacional, sino por tratarse del reconocimiento a quien fuera un destacado ciudadano en la lucha por la libertad, la reconquista de la democracia y la gobernabilidad del país.

Quiero agradecer, también, a la señora presidenta del Senado por permitir el acceso a las barras –limitado y cuidado desde lo sanitario–, lo que hace posible la presencia de integrantes de la familia de Alberto Zumarán, entre quienes se encuentran algunos de sus hijos y Ángela Aguerre –Angelita, para nosotros–, su compañera de toda la vida y de todas las vicisitudes, militante activa –comprometida hasta el día de hoy– del movimiento nacional Por la Patria. Destaco que se encuentra en sala su hija, la senadora Magdalena Zumarán, querida compañera de innumerables jornadas de la juventud y también después –nos separan algunos años, pero nos acercan muchísimos hechos y recuerdos comunes–; protagonista ella, desde la intimidad familiar, de alegrías y angustias por las que atravesó Alberto durante los años tensos y difíciles en los que se hacía camino al andar en medio de la oscuridad, sabiendo de riesgos, pero sin medirlos.

El Cuerpo rinde homenaje hoy al doctor Alberto Sáenz de Zumarán Ortiz de Taranco, Alberto Zumarán para todos, el Panza para los amigos, para los militantes y para sus jóvenes.

Primero lo primero: fue un hombre esencialmente bueno y bondadoso, de principios, sencillo en el trato, profundo en las convicciones y de ideas avanzadas, querible, honesto, valiente y leal. Su sonrisa siempre lo precedía; su risa lo anunciaba: venía Alberto, llegaba Alberto Zumarán. Serio, sí, pero siempre de buen humor.

Su vida entera fue la de un servidor y este concepto, para los blancos, tiene un enorme significado: conjuga entrega y desinterés personal en las decisiones.

Los jóvenes lo quisimos mucho. Los jóvenes siempre y en todos lados, antes y ahora, abrazan y defienden las causas más nobles y justas, y por eso lo habíamos elegido. Zumarán fue para mi generación un referente, un abanderado de esas ideas de la libertad, la democracia, la participación, la justicia y los derechos humanos.

Para los wilsonistas, para los de Por la Patria siempre fue un gusto y un honor servir con él. Wilson era el líder, pero estaba lejos; muchos de nosotros no habíamos estado ni siquiera alguna vez con él, era un casete, una foto, un discurso, ideas, principio, coraje, motivación. Zumarán, en cambio, era el conductor –el conductor acá–, el referente, el que nos escuchaba siempre, el que nos entendía, el que iba preso por un editorial que reflejaba sus ideas, el que ponía el pie en la puerta cuando otros nos la querían cerrar.

Entendió y apoyó siempre a los jóvenes blancos que abríamos cauce con ideas propias en el movimiento popular, los que cofundábamos Asceep, los que nos entreverábamos en el nacimiento del PIT, los que refundábamos la juventud de Por la Patria, los que hacíamos caminos nuevos y no siempre comprendidos, los de la Secretaría de Asuntos Sociales, con Miguel Cecilio, los que buscábamos espacios blancos en las CUPN, en la CENI de los estudiantes del interior y en las coordinadoras de educación secundaria del Partido Nacional, agrupando multitudes juveniles en paralelo al movimiento gremial del que formábamos parte, el estudiantil, el sindical, el rural, el profesional, el de los jubilados –con don Luis Colotuzzo–, a los que reagrupaban, barrio a barrio, a las coordinadoras de Por la Patria, con Guillermo Seré a la cabeza.

Wilson era el motivador, el líder, el imán que generaba la atracción de jóvenes y transformaba silentes soñadores en activos militantes por la libertad; a veces hasta se podía confundir al líder con la propia causa. Zumarán fue para muchos de nosotros el referente, el consejero, el conductor de la lucha diaria, el apoyo a lo nuevo en el partido que se renovaba en ideas, en alegría y en organizaciones. Por aquellos tiempos Wilson decía: «El viejo tronco tiene raíz profunda y flores nuevas», una frase que reflejaba muy bien aquel momento en el que muchos viejos dirigentes estaban proscriptos, al margen de la política, fuera del país; surgía y emergía una nueva generación que hoy es protagonista y que fue acompañada por hombres como Zumarán, que no recelaban de los que venían, sino que les abrían el paso y el camino.

No quiero ser injusto con otras figuras tan relevantes y queridas para mi generación y las que le sucedieron, como el profesor Carlos Julio Pereyra, seguidor de Barrios Amorín, fundador del Movimiento Nacional de Rocha, compañero de Wilson, constructor –junto al inolvidable Fernando Oliú– de ACF –Adelante con Fe–, incansable luchador por la libertad y la justicia, referente moral y ético. También hubo otras figuras emergentes en aquellos tiempos, como el doctor Gonzalo Aguirre, o un joven dirigente que irrumpía por un camino propio, el doctor Lacalle Herrera, quienes con la misma dignidad enfrentaban los atropellos de los usurpadores del poder democrático. Dardo Ortiz y Silveira Zavala, que fueron parte de aquel triunvirato que dirigió al partido en épocas de exilio, persecución, proscripciones y violaciones a los derechos humanos. Es así que, entre ellos, muchos ya consagrados en la política, emerge Zumarán, que fue a quien muchos de nosotros elegimos para encolumnarnos. Pero Zumarán no nace allí, no eligió empezar una carrera política cuando la política estaba prohibida porque la democracia y el gobierno del pueblo estaban encarcelados, sino que las circunstancias –esas de Ortega y Gasset– lo eligieron a él.

Zumarán era un joven estudiante de Derecho que combinaba el estudio con su tarea de productor rural. Cuenta Alberto Volonté –quien también nos honra hoy con su presencia– que Zumarán se levantaba antes de que saliera el sol para ir a buscar manzanas a una chacra que tenía su madre en Melilla; un rato antes de las siete estaba en el Mercado Modelo y cerca del mediodía llegaba a su casa para ponerse a estudiar. Relata Volonté que muchas veces se le cerraban los ojos a Zumarán y entonces le decía: «Panza: ¡te estás durmiendo!», a lo que él respondía: «¡Flaco, me levanté a las tres de la mañana!».

Después de la muerte de Herrera, en 1959 –con unos veinte años– fundan el Movimiento 8 de Abril –fecha del fallecimiento de aquella enorme figura partidaria y nacional– junto a Diego Terra –que lideraba el grupo–, al Toba –Héctor Gutiérrez Ruiz–, a Alberto Volonté, a Fernando de Posadas y a José Francés, entre otros. Frecuentaban El Debate, escuchaban a Eduardo Víctor Haedo y en 1962 integraron por primera vez la lista 904, que encabezaba Mario Heber.

En 1971 se integraron al naciente movimiento nacional Por la Patria, de la mano del Toba. Yo estaba muy cerca de Wilson.

Cuando los atrapa el golpe de Estado, Zumarán era un joven de treinta y dos años. De allí en adelante desarrolla una actividad creciente en intensidad y responsabilidad, en cuanto a la resistencia a la dictadura, cumpliendo un papel importantísimo en el plebiscito de 1980 y en las elecciones internas de 1982, en las que no pudo ser convencional por la CBU de Canelones porque estaba preso, como tantas veces. La dictadura le prohibió –al igual que a tantos proscriptos de los partidos fundacionales– ser candidato en esas elecciones, en las que el Frente Amplio estaba proscripto en su totalidad y algunos de sus partidos declarados ilegales.

Fue director de La Democracia, semanario del movimiento Por la Patria del Partido Nacional, y vocero de Wilson, que estaba proscripto, pero tenía voz y representación en la pluma y el discurso valiente y siempre contundente de Zumarán. Junto a muchos otros, fue preso una y otra vez, siempre por sus opiniones firmes y convicciones democráticas; y detrás de ellas íbamos nosotros.

Fue uno de los organizadores del acto en torno al Obelisco. Desde su estrado, junto con otros ciento treinta representantes de toda la sociedad democrática, participó y oyó aquella maravillosa proclama leída por la potente voz de Alberto Candeau, escrita, entre otros, por la pluma del doctor Gonzalo Aguirre.

Cuenta Zumarán, en algún reportaje, que tenía gran temor de que fuera poca gente por miedo a la represión y las represalias. Finalmente, aquel día se incorporó a nuestra mejor historia como el «Río de Esperanza» que ocupaba cuadras de ciudadanos convocados bajo la consigna «Por un Uruguay democrático sin exclusiones». Era la ruta de salida acordada por la multipartidaria y la intersectorial –y también la intersocial–, que luego no se pudo concretar.

Lo recuerdo en la multipartidaria; lo recuerdo recorriendo el país; lo recuerdo visitando a los que hacíamos ayuno por siete días, en tandas de a diez, por siete semanas, en el piso superior de la sede de Por la Patria, en Colonia y Andes, bajo la consigna «Por la libertad de Wilson y todos los presos políticos»; lo recuerdo a Alberto, que no dejó nunca de llegar hasta nosotros; lo recuerdo con Susana y con Silvia –que también nos acompañan en esta jornada–, en tiempos de visita a los presos y en las manifestaciones de cada día en la plaza Independencia a las 15:00, que agrupaba y motivaba siempre León Morelli; lo recuerdo hablando con nosotros, la militancia joven, gremial y de las coordinadoras, para convencernos de que debíamos ir a las elecciones, que la abstención no era el camino y hacernos abandonar aquel cántico de rebeldía: «Nada, nada, si no es con Wilson no queremos nada» que invadió las instalaciones del Club Trouville y obligó a levantar la convención. Siempre, siempre estuvo con nosotros.

Fue nuestro candidato junto con el doctor Gonzalo Aguirre –con Wilson preso– en las elecciones con proscriptos y partidos prohibidos. No buscó ese lugar; se lo ganó a fuerza de coraje, pensamiento propio y lealtad.

El tiempo, como la distancia, puede hacer perder la perspectiva. Por eso es bueno recordar que Zumarán solo tenía cuarenta y cuatro años cuando le tocó ocupar ese lugar cuyo candidato natural era nada menos que Wilson Ferreira Aldunate. Antes no había sido diputado ni senador y, sin embargo, fue un gran candidato.

Fue un hombre confiable, sano, con valores y principios, pero también con muchísimas ideas propias para el desarrollo del país con justicia social. Ese era su mayor desvelo. Fue así como la noche del 25 de noviembre saludó y reconoció el triunfo del doctor Julio María Sanguinetti, asegurando el reconocimiento del Gobierno con el respaldo del Partido Nacional, en un gesto de enorme valor institucional. Fue una decisión difícil de comprender por muchos de nosotros que no podíamos olvidar que en ese mismo momento Wilson estaba preso en un cuartel de Trinidad.

En la madrugada del 1.º de diciembre, Wilson, recién liberado de su cautiverio, llegaba a la explanada municipal rodeado del pueblo, después de recorrer una larga ruta flanqueada por fogones que alumbraban aquella noche inolvidable, aquella primera noche en la que empezamos a sentir la libertad junto a la victoria. Dijo muchas cosas importantes Wilson y puso el cimiento para el futuro institucional del país en su discurso.

En aquella madrugada, de tanta relevancia y emoción, Wilson dijo de Alberto Zumarán: «… los uruguayos advirtieron que tenían en Zumarán a un hombre de Estado y además a un hombre de bien. Provisto de esta relación. De esa relación con la multitud. De confianza recíproca. Teníamos en Zumarán a uno de esos hombres a quienes basta mirarlo a los ojos para creer en lo que nos dice…».

Ya desproscripto y libre, Wilson fue electo presidente del Directorio del Partido Nacional –único cargo que ocuparía desde 1973– en aquella impresionante convención del 23 de febrero de 1985 en el Palacio Peñarol. Zumarán, que no integró aquel directorio, se transformó en el conductor de Por la Patria al llegar al Senado, lugar que obtuvo junto a Carlos Julio Pereyra que encabezaba la lista W. Los militares no nos dejaron usar nuestros números en la interna de 1982 y nos pusieron letras. ¿Querían letras? Pues en 1984 comparecimos con una, la más simbólica de todas para nosotros: la W, nuestro símbolo de lucha y nuestro saludo militante, juntando los dedos de la victoria por dos, haciendo la W.

Fue también un gran senador. Lo debemos recordar por su activa participación en la implementación de la ley forestal, en la creación del INIA –en la exigencia de que su sede estuviera en La Estanzuela y no en Montevideo–, de la Junta Nacional de la Granja y de la Corporación Nacional para el Desarrollo, proyecto impulsado por Wilson desde el directorio partidario y que fue la primera iniciativa de descentralización.

Quiero recordarlo también por lo que se conoció como el proyecto Zumarán-Batalla, presentado en diciembre de 1985 por dos senadores que, si bien pertenecían a dos partidos distintos y enfrentados en la salida de la dictadura, en el Parlamento y en sus ideas, pudieron imaginar e idear una salida para un tema muy complicado para el país. Lo hicieron con visión y claridad y en él abordaron el tema de la violación a los derechos humanos durante la dictadura. No prosperó; fue superado por los hechos y por la ley de caducidad un año después.

Señora presidenta: no puedo terminar esta semblanza sin destacar que a lo largo de toda su vida Zumarán también fue productor rural involucrado en la producción directa y en el desarrollo del sector granjero y cooperativo. Se integró muy joven a la cooperativa Jumecal. Propuso e impulsó la construcción de una planta frigorífica para la zona productiva de Melilla a partir de la cual Jumecal se constituye en un referente de la fruticultura. Fue su presidente durante 1973 y 1996. Además, fue presidente de la Comisión Honoraria de Montevideo Rural –este es un hecho que se recuerda poco– durante los años 1995 y 2000. Desde ese lugar logró que la Intendencia de Montevideo promulgara el decreto departamental declarando área protegida la zona de Melilla y los humedales del Santa Lucía. Estuvo siempre vinculado a la investigación en la granja desde la época del Centro de Investigaciones Agrícolas a través de la estación experimental Las Brujas. Su propia chacra fue centro experimental junto al Ciaab y luego junto al INIA. También fue representante de los productores en la Junta Directiva del INIA. En agosto de este año, luego de su fallecimiento, los funcionarios, directivos y socios de Jumecal expresaron: «Desde el restablecimiento de la democracia en 1985, Alberto Zumarán fue quien puso a la granja en la agenda del Gobierno. Hasta entonces, el sector era inexistente en el sector público, y por ende en las prioridades en el gasto, a excepción de la vieja Estación Experimental Las Brujas del Ciaab. […] Alberto Zumarán nos dio una enorme enseñanza de la gestión pública y privada en la cooperativa generando vínculos que se han mantenido en el tiempo siendo ejemplo perdurable para nuestra fruticultura, tanto en materia de nuestra producción doméstica como nuestra salida al exterior a los mercados de la región. Su espíritu, sus enseñanzas, sus largas horas dedicadas al fortalecimiento institucional en Melilla y en toda la fruticultura siempre perdurarán en nuestra memoria, y llenarán en parte el vacío de su desaparición física». Esto decían los socios, funcionarios y directivos de Jumecal.

Pero no quiero terminar estas palabras sin hacer algunas referencias más personales, aunque personales también han sido las que he hecho, pues cuesta mucho ser objetivo con alguien que uno quiere tanto y del que fue compañero de ruta.

Primero quiero decir que Alberto Zumarán no fue un sustituto, fue un leal servidor, pero también un hombre de ideas propias, fue un progresista, fue un tipo con mucho coraje y valentía porque hoy, con el diario del lunes, sabemos lo que pasó, pero en aquella época no había ni diario del domingo, no sabíamos qué iba a pasar, ni siquiera qué estábamos viviendo. En esos mismos tiempos, nosotros usábamos radio de onda corta para engancharnos a un cable coaxial que ocultábamos en la azotea entre las cuerdas de colgar la ropa para poder escuchar Radio Magallanes en el exilio, la BBC de Londres, Radio Moscú y varias otras, porque era la forma de enterarnos en algunas horas de lo que pasaba en este país. En aquellos momentos no sabíamos cómo era el presente ni qué nos iba a pasar; y en esos tiempos Alberto daba opinión, abría camino, hacía editoriales, sacaba un diario y no sabía si a la mañana cuando el diario estuviera en los quioscos no lo iban a confiscar y a él lo iban a buscar para pasarlo a la justicia militar por opinar.

En aquel período, mucha gente había optado por su seguridad, y otros, en este país, liderado por unos pocos, entre ellos, Alberto Zumarán, habían optado por abrir camino. Yo me formé con él, como muchos de mi generación y formamos nuestros valores políticos, y aprendimos de política y de la vida. Fueron años determinantes de nuestra formación, eran años en que no había grises ni matices, era todo blanco o negro, estabas de un lado o estabas del otro. Y nuestros compañeros de lucha en la Universidad, por ejemplo, podían ser comunistas, de la IDI, democratacristianos, colorados, socialistas o lo que fueran, pero eran parte de una fuerza que quería recuperar la democracia y nosotros le agregábamos el cogobierno universitario. Y así había manchones en toda la sociedad de resistentes que abrían camino. También había dirigentes que superaban sus fronteras partidarias porque eran lo que representaban en aquel tiempo: el diálogo para encontrar la salida. Y esos hombres dejaron huella, marcaron camino, construyeron libertad y democracia. ¡No nos la regalaron! Y pusieron todo, su riesgo y el de su propia familia. Hay cosas que hay que olvidar más que contar, pero pasaron días muy difíciles en su familia por decisiones que se tomaron en tiempos, incluso, de democracia.

Entonces, quiero decir que Alberto Zumarán formó parte de nuestras vidas en la juventud y hoy muchos seguimos con este compromiso porque tuvimos esa experiencia vital que nos motivó a seguir. Muchos de nosotros en aquellos años nunca pensamos en hacer política; trabajábamos y estudiábamos, como podíamos resistíamos y nos sumábamos, pero nunca se nos ocurrió que íbamos a estar acá. No estábamos haciendo carrera ni empezándola, terminamos aquí porque descubrimos nuestra pasión, además de nuestra vocación. Y hoy estamos acá. Miramos para atrás y hay algunas figuras que se transforman en mojones que marcan el camino que nos trajo hasta aquí y no nos dejan olvidar ese pasado para construir el futuro, para no apartarnos de él, porque más allá de lo que Wilson llamaba la singladura del barco, que obliga a veces a hacer el zigzag para esquivar la ola, no hay que perder de vista la playa de destino a la que uno se dirige.

Personas como Alberto que lucharon por la libertad, por la que hay que luchar todos los días, por la justicia social, por la igualdad, por los derechos humanos, por la democracia, por la que también hay que luchar todos los días, se han transformado en uno de esos referentes.

Por eso, señora presidenta, para terminar, quiero decir que para mí ha sido un honor servir con Alberto Zumarán.

Muchas gracias.

(Aplausos en la sala y en la barra).

SEÑOR SANGUINETTI (Julio María).- Pido la palabra.

SEÑORA PRESIDENTA.- Tiene la palabra el señor senador.

SEÑOR SANGUINETTI (Julio María).- Señora presidenta: el Partido Colorado y yo personalmente adherimos con convicción y de corazón al homenaje a este gran ciudadano, a esta figura ejemplar de la democracia en tiempos de tormenta, en tiempos de esperanza, en tiempos de resistencia, en tiempos de reconstrucción. A este ciudadano que siguió siendo un granjero, que sentía profundamente esa Melilla a la que toda su familia estaba íntimamente vinculada, dejando el rastro y el sello de los años, de las generaciones, en ese lugar tan hermoso de nuestro país y de nuestro Montevideo. Siguió siempre representando y sintiendo su zona, su trabajo, su tradición familiar en el mejor sentido de la continuidad, en el esfuerzo y en el amor a esa tierra y a ese lugar que lo vio nacer.

Nosotros lo conocimos en los tiempos de la resistencia a la dictadura. Sin duda eran tiempos difíciles para todos y Zumarán fue de los que mantuvo viva la llama del Partido Nacional y de nuestra democracia, con una generación que emergía allí, aunque algunos que ya venían de atrás, como es el caso de García Costa y de Fernando Oliú, que había trabajado con Wilson. Otros eran más nuevos en esa actividad, como Gonzalo Aguirre y Posadas. También estaba el infatigable Carlos Julio Pereyra, que era un personaje de particular relevancia en esas actividades también.

Nosotros nos reuníamos con Pivel, con don Juan, quien fue también un elemento muy importante. Su casa en la calle Ellauri era el lugar donde nos encontrábamos para imaginar los caminos, para coordinar las pequeñas acciones que a veces podíamos realizar y que pasaron a ser fundamentales en el año ochenta con el plebiscito, que fue el comienzo de la apertura y que fue un episodio fundamental que se gestó justamente allí, en la casa de don Juan.

Una de las tantas tardes que nos reuníamos allí, Jorge Batlle –que tenía esas ocurrencias– propuso hacer un acto el 27 de noviembre, justo un año antes de la elección. Los que allí estábamos, entre ellos, Gonzalo Aguirre y Enrique Tarigo, nos miramos con cierto escepticismo y pensamos: «¿Qué perdemos?». Entonces, Jorge le dijo a Gonzalo: «Usted escriba una nota y vaya a la Jefatura». Y así fue; se hizo la nota, pero la respuesta no llegaba y hete aquí que se entrevista con el jefe de Policía y un día, finalmente, la respuesta llega. El acto se organizó en muy poquito tiempo; esto a veces no se recuerda, pero se hizo en un par de semanas, nada más, no tuvimos otro tiempo.

Nos preguntamos: «¿Qué hacemos?, ¿quién habla?, ¿quién no?, ¿quiénes participamos?, ¿invitamos a la gente del Frente?, ¿no los invitamos?, ¿cómo hacemos?». En definitiva, se resolvió lo que se resolvió, que fue lo que le dio ese carácter de grandeza a aquella solución, a aquel episodio.

La idea de Candeau fue de don Juan también, de Pivel, quien dijo: «Ahí se precisa una gran voz», porque era claro que ninguno de nosotros podía hablar; era muy complicado desde diversos ángulos. Les dijimos a Gonzalo Aguirre y a Tarigo que escribieran la proclama; la escribió Gonzalo y la corrigió Tarigo que le hizo agregados. Yo tenía el manuscrito que se lo mandé hace poco a Gonzalo Aguirre; me había quedado en las manos como quedan esos documentos increíbles.

Ese plebiscito de 1980 marcó el comienzo de la apertura; también hubo otras figuras que adquirieron una particular relevancia. Es bueno recordar en este momento, asociar a esta figura tan grande de Alberto Zumarán. El famoso debate que realizan, en nuestra representación, Enrique Tarigo y Eduardo Pons Etcheverry fue un episodio que hoy, mirado en la perspectiva del tiempo, parece un episodio más, pero en aquel Uruguay del silencio, en el que no se podía escuchar una voz que se atreviera a desafiar las voces del autoritarismo y de los comandos militares entonces en el Gobierno, resultó algo inconmensurablemente resonante, resonante en el silencio de los hogares, donde los escuchamos, con unción religiosa, diría, porque no se podía hacer en público. En ese tiempo, se constituyen los famosos triunviratos, que eran quienes organizaban las cosas; y el plebiscito de 1980 fue decisivo.

Carlos Julio y Jorge Batlle fueron los que recorrieron el interior. Zumarán, Oliú, Posadas y varios de nosotros fuimos los que, en Montevideo y en Canelones, hacíamos las recorridas por los bares y los lugares de reunión, tratando de lograr difundir la papeleta del No; así fue ese gran mojón. Luego viene todo ese proceso. Nacen los semanarios: Zumarán con La Democracia; Tarigo con Opinar; la Democracia Cristiana con Opción; nosotros con Correo de los Viernes. Sin duda, La Democracia fue el más castigado, fue el que tuvo más cierres, más suspensiones. Naturalmente, las posiciones se iban alineando de un modo distinto en la estrategia de salida.

Así se llega a 1982, a la elección interna –el Frente Amplio estaba proscripto todavía–, y en las corrientes tradicionales predominan, con una abrumadora mayoría, las claramente opositoras, que pasan a tener un protagonismo particular. Y ahí iba emergiendo la figura de Zumarán, cada día con más relevancia propia, como expresión de ese wilsonismo, que ha evocado con emoción el señor senador Gandini, pues iba emergiendo la ilusión de aquel liderazgo renovador del Partido Nacional, al cual le daba un tono, una voz y una imagen diferente dentro de lo que era la tradición nacionalista. Y va creciendo, y va creciendo en credibilidad, porque esos son tiempos en los cuales la credibilidad personal pasa a ser sustantiva: la reserva, la confianza en las cosas que se hacían, la confianza recíproca. Me acuerdo de que el general Seregni, cuando recién sale –en una de las primeras reuniones en que tuvo alguna dificultad con alguno de los integrantes–, dice: «Señores: estamos con la buena fe en los hombres». Y la buena fe es la esencia de estas actividades, en un episodio también muy dramático, de los que vivíamos en el silencio de esa reconstrucción. Y Zumarán era, sin duda, una voz, una palabra, una rectitud, una conciencia a la cual siempre aludíamos y con el cual hablábamos con una enorme franqueza.

Luego se bifurcan nuestros caminos políticos, en el momento de la salida: nosotros construimos un camino con el general Seregni y el doctor Chiarino; el wilsonismo siguió otro camino, y así llegamos a la elección de 1984. Pasamos, primero, por el acuerdo del Club Naval, el Pacto del Club Naval, que le pone fecha, día y hora al fin de la dictadura, y luego llegamos a la elección de 1984, que era el camino para reconstruir la democracia y superar las imperfecciones que todavía teníamos. No fueron tiempos fáciles; no fueron tiempos sencillos; eran todas decisiones que había que tomar en el camino, pensando en el superior objetivo, que era el que obsesivamente teníamos que perseguir: la reconstrucción democrática.

Los temas siguen siendo de debate, pero hoy son historia, y lo que importa es que aquellos esfuerzos nos han permitido este tiempo, este tiempo en el que hemos gobernado todos los partidos: tres veces el Partido Colorado, tres veces el Frente Amplio y una vez el Partido Nacional, y hoy esta coalición que nos reúne a cuatro partidos que integrábamos la oposición al Gobierno anterior. Este es el resultado de aquellos esfuerzos de hombres fundamentales como Alberto Zumarán.

Competimos en aquel momento tan difícil de la elección de 1984; él representaba un wilsonismo con su líder proscripto. Era una elección muy difícil, lo era para él, el elegido por el líder, lo era para nosotros. Era muy difícil; discutíamos con un candidato que representaba a alguien que estaba injustamente preso, por cuya libertad habíamos estado todos bregando y luchando, sin éxito hasta ese momento. No era sencillo aquello, no era… no era moralmente fácil ese debate. Sin embargo, lo ejercimos, lo mantuvimos de buena fe –¡de buena fe!–, cada uno desde nuestra convicción y desde las tácticas que habíamos definido conforme a nuestros principios. Invariablemente la vida política impone decisiones no siempre claras; el camino del deber no siempre es claro cuando se lleva, luego, a la vida política. Y aquella elección finalmente llegó, y mostró también cómo los partidos que habíamos colaborado con esa salida tuvimos el apoyo de la ciudadanía. Esa noche del 25 de noviembre de 1984 que recién mencionaba el señor senador Gandini es el momento que quiero recordar como esencial en la vida de Alberto Zumarán, en su contribución cívica, en su contribución a la institucionalidad del país, en un acto que requiere, no solo generosidad de espíritu, sino también claridad en cuanto a la institucionalidad que estábamos procurando.

Recuerdo que estábamos en la sala de nuestra convención. En el momento de la celebración estábamos en el estrado, y de pronto veo un tumulto en el fondo. En primera instancia, no advertimos lo que era, hasta que se empieza a gritar: «¡Zumarán! ¡Zumarán!», y en el medio de esa multitud colorada, que en aquel momento celebraba la victoria de la elección, lo vemos. Había llegado de improviso y sin avisar, de modo que nos tomó de sorpresa. En ese momento convalidó la salida institucional, convalidó la actuación de todos y de cada uno de quienes habíamos estado en la oposición a la dictadura, sin claudicaciones, a lo largo de todo ese período. Y si bien habíamos tenido diferencias en el camino final, en la estrategia final, fue un acto de una grandeza institucional incuestionable. Me parece que ese es un gran momento en la vida de la democracia del país y un gran momento en la vida de Alberto Zumarán como político, porque son esos momentos bisagra, esos momentos en los cuales el camino político puede construir o puede generar una grieta o un quiebre en la construcción democrática.

A partir de allí tuvimos años de colaboración y amistad; nos acompañó en viajes al exterior representando al Uruguay –el Uruguay de su renovada democracia en el mundo–, como también lo hizo el general Seregni, Mariano Arana, Hugo Batalla y figuras muy importantes del Frente Amplio.

Hace unos instantes miraba las fotos y debo decir que reuní muchos momentos emotivos. Apareció una en la que estamos con Seregni y Zumarán en el teatro El Galpón. Habíamos ido con nuestras esposas a la reaparición de China Zorrilla en el teatro nacional, ya que ella también había estado proscrita en la vida artística y estaba haciendo la obra Emily. Eran momentos de emoción, en los que nos encontrábamos todos en lo esencial del Uruguay, de nuestra cultura, de nuestro sentimiento de libertad, de nuestros espíritus de concordia. En todos esos años estuvimos muy cerca; Zumarán nos ayudó mucho en el Gobierno, colaboró en leyes fundamentales, y lo hizo con espíritu patriótico, con desprendimiento. Nunca cayó en las mezquindades en las que a veces todos podemos caer en el azaroso camino de defender nuestras posiciones políticas.

Sin duda rescatamos en él esa figura de grandeza política y esa figura de enorme calidad humana, de bondad, de generosidad, de coraje, de sencillez –¡de auténtica sencillez!–, de espontaneidad en el trato, de expresar siempre aquello que sentía. Más allá de diferencias, más allá de distancias, lo hacía siempre con hidalguía, con espíritu fraterno, en la medida en que todos nos sentíamos iguales en la misma lucha y en la misma búsqueda.

Fue un grande; un gran ciudadano, una gran persona.

Veo en la barra a su señora, a quien saludo también con afecto, porque lo acompañó en todo este largo y azaroso periplo; periplo en el que se empequeñecen aquellos que no están a la altura de las circunstancias y se hacen grandes los que tienen grandeza. Y eso ocurrió con Alberto Zumarán.

Muchas gracias, señora presidenta.

(Aplausos en la sala y en la barra).

SEÑOR DA SILVA.- Pido la palabra.

SEÑORA PRESIDENTA.- Tiene la palabra el señor senador Da Silva.

SEÑOR DA SILVA.- Gracias, señora presidenta.

¡Menuda tarea! Nos toca hacer uso de la palabra después de que lo hicieran estos dos testigos de la historia.

El doctor Sanguinetti, en su reciente gráfica, puso de manifiesto los estilos de aquel momento –donde no había celulares, WhatsApp, secretarios o anticipo–, cuando Alberto Zumarán decide ir a la calle Martínez Trueba a saludar a un Partido Colorado que, para el común denominador de los blancos, no se había portado como nosotros hubiéramos querido.

También me tocó hablar después del señor senador Gandini, a quien, cuando yo era un gurí chico, veía como el orador arrasador que tenía la juventud de Por la Patria. Él tuvo falsa modestia al pretender hacer creer al Senado que no sabía si iba a hacer política; cualquier persona que formara parte de la generación del 83 sabía que había nacido un hijo de relojero para hacer política.

Señora presidenta: si yo fuera a cumplir cabalmente el reglamento, debería pedir autorización al Cuerpo para hacer uso de la palabra, porque yo me siento parte de la familia Zumarán Aguerre. Me siento así porque gran parte de mi vida la desarrollé en la calle Scosería; porque con Virginia, Magdalena, Alejandro, Santiago y Adrianita –que está en la barra–, crecimos juntos como adolescentes. Primero se casó Virginia; después se casó Magdalena. La familia Zumarán Aguerre me dio a un hermano de la vida, como es Santiago, mi capitán de rugby en mi club y en mi selección, lo que para un rugbista es muy importante.

Gracias a mi madre, que me involucró en esto de la militancia, tuve una perspectiva privilegiada de las cosas que estaban pasando en esos momentos tan complicados.

Angelita Aguerre es un mujerón, señora presidenta. Ha bancado la carpa toda su vida. Me refiero a la carpa de las cosas que importan, como lo es estar al lado de su marido, pero también bancar a la familia. Eso le permitió a Alberto lograr parte de las cosas que se han desarrollado, que se han dicho y esperamos decir nosotros.

Era un momento muy complicado, señora presidenta. Para ponerlo en contexto, era, quizás, el momento de mayor popularidad de la profesión o actividad que nosotros estamos desarrollando hoy, el de mayor ebullición, cuando el ser político era lo más admirado que existía en la república. Es la época del acto en torno al Obelisco, de las elecciones con la ACF –en mi caso, con la RAD, porque estaba en Durazno– y de aquella convención en la que la juventud de Por la Patria decide echar a la doctora Maeso y comienza con el canto: «Nada, nada; si no es con Wilson, no queremos nada».

Fue una efervescencia que hacía que los dirigentes políticos, a diferencia de lo que ocurre hoy, fuéramos muy bien vistos. Y si había algo popular, efervescente, era el Movimiento por la Patria. Este, el Movimiento por la Patria, era el wilsonismo, la mística hecha militancia.

Y en esa efervescencia, donde había gallardos tribunos –repito: gallardos tribunos–, Wilson se decide por este hombre de campo, campechano, que todas las mañanas se iba a Melilla a controlar los bultos que salían de su chacra.

No era, justamente, un momento donde escaseara el vocacional de la política; no lo era. Lo mejor de lo mejor estaba en todos los partidos en la medida en que la dictadura lo permitiera, y Wilson elige a Alberto Zumarán. El mismo Alberto, señora presidenta, que generaba el murmullo en el parque del Loyola cuando llegaba con su Fiat después de haber estado preso. Recuerdo dos o tres veces –tal vez Alejandro me corrija, porque no está Santiago–, en las que llegaba el Fiat Oggi al campo deportivo del Colegio Seminario y aparecía Alberto Zumarán. Nosotros éramos unos gurises, estaríamos jugando al fútbol. En ese momento empezaba el murmullo y la gente se le acercaba; venía de estar preso. Recuerdo a Angelita fumando y a Alberto preso.

Es sintomático ese contexto, señora presidenta. ¿Cómo un hombre granjero logra ser el legatario de Wilson Ferreira Aldunate, quizá de los tipos con más carisma de la historia contemporánea del Uruguay? Y ¿cómo alguien con un carisma hasta soberbio, en el mejor sentido de la palabra, traslada su legado a su contracara, por llamarlo de alguna forma? Y se transformó en un león, porque la campaña electoral de Alberto Zumarán no solo dejó ese sello de «los uruguayos Zumarán» –que quizá fue de las cosas más reveladoras de los publicistas en el correr de nuestra historia contemporánea– sino que fue muy efervescente, muy efervescente.

En La Paloma, Durazno, nosotros recibíamos la caravana, que iba desde el campo de mi abuelo –estancia La Verónica– hasta el de los Langone, todos con las banderas de Saravia, las banderas blancas –la mayoría de ellas de nailon– y la típica bandera de Wilson, la de Por la Patria, que hasta el día de hoy muchos seguidores la tienen.

Alberto Zumarán, señora presidenta, fue mi primer jefe, mi primer patrón. «Negro bandido», me decía, y creo que con razón; «negrito bandido», era un visionario, señora presidenta.

(Hilaridad).

–A los quince años decidimos ir a ganarnos nuestros primeros pesos trabajando como jornaleros en la chacra y allá fuimos. Trabajábamos de sol a sol. El capataz de Sarandí del Yi tenía un perro que se llamaba Vintén y a las cinco de la mañana nos subíamos a la chata para hacer algo muy recomendable: comer el durazno rey del monte apenas salía el sol, recién arrancado del árbol; ese sabor nunca más volví a sentirlo. Cuando había chacra trabajábamos de sol a sol y si estaba lloviendo íbamos a Jumecal, a pasarle cepillo a las naranjas. ¡Pobre que viniera una peste de las que en aquel momento se avizoraban en aquella comunidad; había que ponerse la máscara y salir a curar! Ahí estábamos con Santiago, en noviembre y diciembre, ganando unas muy buenas quincenas que hicieron nuestras delicias en enero. Y aprendí mucho de lo que significa la granja, señora presidenta, que después, con la perspectiva que te da la vida, la asimilo con la personalidad de Alberto Zumarán.

Alberto Zumarán fue un hombre de campo. ¿Fue un hombre de marchas criollas? No, señora presidenta. ¿Fue un hombre al que le gustaba ver la novillada en la loma? No, señora presidenta. Fue un hombre de campo, pero de granja, de los que disfrutaba de las frías heladas del invierno que hacía que las tangerinas y las naranjas fueran más dulces. ¡Ahí está en la foto, con algún manzano o naranjo en flor! Fue esa parte del campo la que dejó plasmada en su actividad parlamentaria. Para mí, señora presidenta –digo esto a título personal–, Alberto Zumarán es un ejemplo, quizás como nadie, de lo que aspiro a hacer en esta sala.

En primer lugar, tenemos la Ley n.º 15939, Ley Forestal, Fondo Forestal, Recursos Naturales. Había que tener mucha perspectiva, mucha visión para imaginar una cerrillada transformada en una industria. En 1987 había que tener una visión integral del país para definir que la Cuchilla Grande o las areniscas del norte debían tener algo más de productividad y no solo la cría de ovejas o vacas. Y ese fue Alberto Zumarán.

Muchas veces en este ámbito somos autorreferenciales y pensamos que con una ley podemos cambiar el mundo. La mayoría de las veces me animo a decir que no es así, pero en algunos casos ocurre, porque si hubo un desarrollo de la forestación fue sí y solo sí a partir de esa ley que hoy –en este debate sobre el desarrollo que tenemos en el Uruguay– se plasmó en la existencia de dos plantas de celulosa, en 1:200.000 hectáreas plantadas de eucaliptos, en una tercera planta en construcción y en un país que, además de todo lo que producía, empezó a producir madera.

No olvidemos la fundación del INIA, señora presidenta, que junto con el INTA y dos institutos de dos universidades brasileñas, quizás sean los que mayor prestigio tienen en investigación agropecuaria. Hablo de investigación de verdad, aplicada a la realidad. Hoy el mejor trigo uruguayo y la mejor gramínea son producidos a partir del INIA. Tampoco debemos olvidar la Junta Nacional de la Granja, con esos vaivenes que todos conocemos y que, si Dios quiere, vamos a poder reimpulsar.

¡Cómo no va a ser inspiracional el legado de Alberto Zumarán para alguien que quiere desarrollar una ley de promoción de la producción ovina y sueña con los ejidos de las ciudades llenos de hortofruticultura! Él es un ejemplo para mí, y ese ejemplo lo relata el doctor Sanguinetti de cuerpo entero.

¡Lo que son las casualidades, señora presidenta! No hace mucho nos acordábamos del gesto del doctor Zumarán. ¡Era difícil; era difícil! El doctor Zumarán cierra aquella campaña electoral con un acto en el Obelisco y me imagino que el senador Gandini habrá estado en su organización; recuerdo que me perdí en La Giralda y mi madre me encontró después. Ese acto nos tuvo a todos convencidos de que íbamos a ganar. El Partido Nacional estaba convencido de que íbamos a ganar, de que no podíamos perder. Mirábamos los actos del doctor Sanguinetti. Contábamos la gente y veíamos que no podíamos perder. Pero cuando vino la desazón, porque la verdad es que el doctor Sanguinetti nos ganó bien corridos, Zumarán tuvo un gesto de esos que hacen los blancos –que solo los blancos lo han reiterado a lo largo de su existencia–, y sin guardaespaldas, sin avisar, fue y legitimó la salida de la dictadura.

Para terminar, quiero recordar que una de esas tardes en las que estábamos en la calle Scosería, vino Alberto –éramos muy chicos y quizá él con los amigos de Alejandro tenía una relación más de camaradería porque estaba el Canario Mautone, el Lechuga Durán, tocaban la guitarra; pero nosotros éramos más rugbistas y de rugby Alberto no sabía nada–, con la cara rosada, y Angelita hizo lo que siempre hacía, lo sacó, lo subió al segundo piso y luego bajó fumando. No sé si fue Magdalena o a quién se le escapó que la enfermedad de Wilson era irreversible y que se estaba muriendo. Alberto llegó llorando y Angelita lo tapó y nosotros, con Santiago –tendríamos doce o trece años–, nos enteramos. Angelita nos hizo jurar que no le íbamos a decir a nadie y hasta el día de hoy mi madre no se enteró de que yo sabía que Wilson, irreversiblemente, se iba a morir.

Creo, señora presidenta, que la historia lo ha puesto en su lugar como hombre de campo, como hombre de buena fe, como un hombre ilustrado. En sus no sé cuántos nietos –y tal vez algún bisnieto– está lo mejor que un hombre puede dejar en la vida: su memoria viva.

¡Muchas gracias!

(Aplausos en la sala y en la barra).

SEÑOR FERREIRA.- Pido la palabra.

SEÑORA PRESIDENTA.- Tiene la palabra el señor senador.

SEÑOR FERREIRA.- Es increíble, pero hace pocos días asumí la banca y al rato de prestar juramento fui copartícipe del ingreso al Senado de la hija del Panza. Pasaron unos minutos y votamos el homenaje al Panza. Todavía no salgo de la emoción.

Yo no voy a hacer una biografía suya. Voy a hablar del hidalgo Alberto Saénz de Zumarán Ortiz de Taranco, que se ganó el título de Panza. En España tienen a los que llaman los Grandes de España, desde hace más de un milenio. Si tuviéramos los Grandes del Uruguay, nosotros tendríamos a un hidalgo republicano, ¡un gran señor!: ¡Alberto Zumarán! Es impresionante. Yo estaba cuando iban saliendo los resultados de aquella elección, y discrepo un poco con el amigo, porque era obvio que no la podíamos ganar. Sin duda, las tribunas tienen otro tipo de efervescencia, pero para mucha gente fue como un golpazo; toda esa campaña electoral fue como una especie de «crónica de una muerte anunciada». De lo contrario no se hubiera dado aquello de «Nada, nada; sin Wilson no queremos nada». Yo fui uno –porque accedíamos a él en las visitas– de los que traíamos las instrucciones y los comentarios que Wilson hacía. Nos decía algo así como: «Pero están locos; yo entiendo la explosión y que se diga “Sin Wilson nada”, pero un partido no puede no participar durante cinco años cuando se abre la institucionalidad. Ningún partido en el mundo sobrevive un período sin senadores, diputados, ediles, intendentes o lo que sea. Hay que participar. Es una puerta que se abre». Pero son momentos dolorosos y difíciles de asumir para los uruguayos, y sobre todo para los que tenemos el ADN blanco. Pero esa es la historia y ser un partido político es formar parte de la historia. Entonces, tuvimos que vivir esa circunstancia.

En cierto modo, al amigo Zumarán le tocó «bailar con la más fea» y lo hizo con la hidalguía intravenosa natural que él tenía. Hay mucha gente a la que le parece que ser antipático, altanero o medio odioso es un síntoma de grandeza. ¡No, señor! Eso es mezquindad y ordinariez. Los grandes señores son llanos, acá y en cualquier país del mundo. Al «aspirante a» le parece que el otro debe ser un asquerosito, pero no lo es. De repente acá hay algo de lo que le pasa a la hormiga: cuando camina un elefante mata a las hormigas, pero no porque las odie sino porque es una cuestión de proporciones. Pero los grandes señores son más parecidos al Panza que a los orondos.

Recuerdo el gesto. Yo estaba la noche de las elecciones cuando íbamos recibiendo los resultados y cuando fue absolutamente ilevantable, aun hipotéticamente, el triunfo del amigo Sanguinetti. Estábamos escuchando los comentarios y el Panza dijo: «Bueno, voy a saludar a Sanguinetti». Y ahí marchó. Y ocurrió tal cual lo relató el señor senador: los que fueron con él dijeron que «primero se callaron y nos miraron» durante unos segundos, y después lo aplaudieron. Como bien dijo el señor senador, ese fue como el sello de que arrancábamos. Y siempre arrancan cojas las institucionalidades y no hay que ser rencorosos. Eso es de almas mezquinas.

Fíjense lo que ocurrió con los alemanes que empezaron a ser de nuevo un país –hablo de una nación que abarca como seis países, que fue mutilada, aplastada y que tuvo que limpiar escombros– y a reconstruir su soberanía nacional a partir de los ámbitos municipales y los pequeños burgos hasta que al final la recuperó. Y nadie dice que hayan sido a medias tintas –ni Adenauer ni ningún otro– porque los países no pueden detenerse ni borrarse, los partidos políticos tampoco, y hay que tener garra y echar para adelante. Yo como cabildante, soy un blanco cabildante –porque blanco se es o no, como narigudo o ñato, y cabildante es una opción que estoy feliz de haber hecho en mi momento y que por lo menos para mí no desmerece mi carácter de blanco– siento una profunda emoción al hablar del amigo Zumarán.

No voy a agregar datos biográficos ni nada sino simplemente resaltar a ese hombre. Si existiera la Grandeza en nuestro país como tienen los españoles, diríamos que el hidalgo republicano Alberto Zumarán es un Grande del Uruguay.

(Aplausos en la sala y en la barra).

SEÑORA PRESIDENTA.- Gracias, señor senador.

SEÑOR RUBIO.- Pido la palabra.

SEÑORA PRESIDENTA.- Tiene la palabra el señor senador.

SEÑOR RUBIO.- Señora presidenta: saludamos a la familia de Alberto Zumarán y queremos hacer un reconocimiento a su figura y a su partido.

Como se ha dicho tantas veces, el Uruguay es un país de cercanías. La prueba es esta sesión del Senado en la que se hace una reconstrucción de la historia, de los personajes y de la cotidianeidad de alguien que fue muy importante en nuestro país. Digo esto porque Zumarán fue un hombre clave –así lo vimos nosotros desde el Frente Amplio– en los tiempos difíciles, en la época del silencio, del miedo, del dolor y de lo incierto. Ahí fue un hombre clave. En realidad, cuando uno mira en perspectiva la vida de Zumarán, puede ver que el momento clave desde el punto de vista político fue su contribución a la articulación de la reconstrucción democrática. Ese es el momento clave. Nosotros lo vemos desde ahí.

Quiero manifestar que en la vida como en la política solo la grandeza paga, solo la amplitud. Hay que tener amplitud para el reconocimiento de los que luchan con uno y de los que son adversarios pero que contribuyen decisivamente a la construcción común porque, en último término, la arquitectura de la democracia, la construcción democrática es algo fuerte y frágil y tiene pilares fundamentales y momentos decisivos. Creo que Alberto Zumarán fue un pilar fundamental en un momento decisivo y esto merece nuestro reconocimiento ciudadano.

Fue muy uruguayo desde muchos puntos de vista, porque si uno lo analiza fue un hombre de muchos perfiles; fue el abogado, el granjero, el productor y el asistente de monseñor Carlos Parteli –porque en último término fue responsable del Departamento de Laicos de la Arquidiócesis de Montevideo cuando monseñor Carlos Parteli ocupaba ese lugar–, figura clave en la historia del Uruguay contemporáneo. También fue dirigente gremial y político y, como consecuencia de ello, parlamentario y habitante de esta casa durante una década.

Por lo tanto, creo que es muy natural que reconozcamos a este protagonista de la primera fila de la salida de la dictadura. Se hace indispensable reconocer la notable sencillez de Alberto Zumarán porque eso es muy natural en un país de cercanías, pero él contribuyó a eso. Ya se ha hablado sobre su historia y de cómo junto al Toba, a Diego Terra Carve, a Alberto Volonté y a tantos otros construyó aquel movimiento y siguió el derrotero político que se integra a Por la Patria, en 1970 y 1971.

Este hombre comprometido con la democracia se arriesgó en el momento más difícil, y para los que estábamos en situaciones muy complicadas –como todos sabemos y no vamos a entrar en detalles–, esa era una manera de respirar. Cada editorial o expresión periodística de un tipo o del otro que aparecía, cada acto y cada volante que se hacía por ahí y nadie sabía de dónde venía, anunciando el festejo del 1.° de Mayo o cualquier otra cosa, era una manera de respirar y de decir que no. Luego eso se manifestó, como ya se ha dicho, en aquel No formidable. Y después se expresó en las elecciones internas de los partidos políticos, en las cuales Seregni nos dio la directiva: «Muchachos, voten en blanco porque nosotros también existimos y tenemos derecho a ser reconocidos».

Y bueno, Zumarán fue una de esas voces que nos hizo respirar y que arriesgó con la democracia, con lo que escribía, con las prisiones que tuvo. Tal como se ha dicho, fue de los constructores del acto del Obelisco, el cual se hizo dialogando y reconociendo que pertenecía a todos y no solo a las corrientes tradicionales de nuestro país. Por eso hubo ese impresionante Río de Libertad. Y ahí estaba ese hombre afable, querible, de diálogo, que era Alberto Volonté.

Muchas cosas nos separaron a los frenteamplistas de Alberto Zumarán y sus correligionarios políticos, como el voto verde, pero lo que nos separó no nos impide reconocer, como lo hicimos tantas veces, lo que nos unió en la construcción democrática. Creo que él tuvo ese gesto decisivo, al cual se hizo referencia, cuando concurre y reconoce el resultado electoral de las elecciones de 1984 y dice que con el Partido Colorado habían tenido enormes diferencias; que era un enemigo con el cual estaban acostumbrados –en esa época se usaba este lenguaje– a pelear; que llevaban más de ciento cincuenta años peleándose, etcétera, pero con el que no podían entenderse jamás, de ninguna manera, era con la dictadura militar. Entonces, esa noche creyó que lo más importante era que el Gobierno militar le entregara el poder al doctor Julio María Sanguinetti y que ahí se iban a recuperar libertades, como felizmente ocurrió. También sostuvo que no podía existir la menor duda de que, a pesar del vicio de la elección por la prisión de Wilson, iban a acatar el resultado y que debía ser el primero. Por eso fue esa noche creyendo que con eso marcaba un camino para el país. Y es justo que acá en el Senado se reconozca que fue así: marcó un camino para el país.

En suma, podemos decir como frenteamplistas que reconocemos en Zumarán a un hombre de diálogo fluido, sobre el que tenemos la más alta valoración como persona y como político. Y que el corazón de nuestro homenaje está en entender la significación que tuvo para la recuperación democrática y para la recuperación republicana. La clave de nuestro cariño está en el respeto que supo cosechar. Tuvo una vida repleta de coherencia. Más allá de nuestras diferencias, insisto, tuvo una vida repleta de coherencia.

Por ello, en la coincidencia y en la discrepancia, vaya nuestro reconocimiento a su familia y a su partido.

Muchas gracias.

(Aplausos en la sala y en la barra).

SEÑOR CAMY.- Pido la palabra.

SEÑORA PRESIDENTA.- Tiene la palabra el señor senador.

SEÑOR CAMY.- Señora presidenta: voy a ser muy breve.

El homenaje se ha relacionado con opiniones de estamentos generacionales con perspectivas diferentes y complementarias, desde el Partido Nacional, su partido, el partido de Alberto Zumarán, desde el Frente Amplio, el Partido Colorado y Cabildo Abierto. Este es un homenaje nacional que el Senado de la república brinda a un dirigente político y a un ser humano extraordinario.

En este devenir de las distintas participaciones ha habido coincidencias, muchas más que las que se expresaron como discrepancias o matices y eso dice mucho.

Sería redundante –y por eso la brevedad– profundizar en algunos aspectos, aunque estamos tentados de hacerlo, pero no diremos por qué. Fue, notoriamente, un hombre de fe, un hombre de familia, abogado, productor rural vinculado a entidades gremiales importantes y, fundamentalmente, a la producción intensiva agropecuaria; por eso se lo ha relacionado con la granja y con su defensa en el Parlamento –reiterada en sus dos legislaturas– de la lechería nacional, que comprendió, entendió y defendió.

Como periodista contribuyó a fundar el semanario La Democracia y desde allí expresó sus ideas. Fue con la pluma que nos hizo llegar, a muchas generaciones, los valores, los principios y las causas por las cuales se identificó el movimiento nacional Por la Patria. Fue opositor a la dictadura, detenido en varias ocasiones y procesado por la justicia militar en 1982, lo que también define el comportamiento de este hombre en horas difíciles y aberrantes del país.

Fue un caballero, un hombre noble, un hombre de honor, un hombre de hidalguía, de dignidad, de decoro. Alguien dijo que la humildad es la habilidad de renunciar al orgullo y aun así conservar la dignidad. Creo que eso estuvo en la decisión de ir a saludar al presidente electo, doctor Julio María Sanguinetti, en aquella elección tan especial, tan significativa para el país, y de hacerlo como lo hizo –lo relataba el propio senador Sanguinetti–; ese fue un gesto republicano de singular entidad institucional y marcó los valores que distinguieron al doctor Alberto Zumarán.

De todas formas, quiero hablar hoy –aunque esto ya fue dicho de mejor manera; ya señalé la tentación de hacer la referencia–, tal vez, desde una perspectiva distinta porque yo, con trece años, conocí a Alberto Zumarán en mi casa, en San José. No recuerdo si fue en 1983 o a principios de 1984. Por supuesto, papá, mi familia y dirigentes políticos de San José recibíamos a Alberto Zumarán, con lo que ello significaba. Creo que ya era candidato proclamado –hablo de 1984– y, de ahí, se nos proyectó para siempre, de manera intemporal, su sonrisa y aquel jingle que, como se dijo, creo que tarareamos aún hoy –con algunos otros, también, de otros partidos a los que no pertenecíamos– porque la circunstancia política de esa fermental instancia electoral proyectó para siempre la expresión de aquella campaña.

El primer discurso político que hice en mi vida, con diecisiete años, en la plaza de los Treinta y Tres Orientales de San José de Mayo –mi ciudad, donde vivo–, fue como telonero de Alberto Zumarán. Al día de hoy sigo recordando, como si fuera ese mismo día, los nervios y los sentimientos que viví. Tengo la foto –¡tengo la foto!– de ese acto. Lo recuerdo como si fuera hoy: a la derecha del estrado estaban Guillermo García Costa y dirigentes del movimiento nacional Por la Patria.

Incluso recuerdo aquellos campamentos de la juventud de Por la Patria, en los que el hoy senador Jorge Gandini y el presidente del Directorio del Partido Nacional, doctor Pablo Iturralde, eran –no porque fueran mucho más viejos que nosotros– las mayores referencias de quienes íbamos a esas actividades con dieciséis años.

Hacer frente a los designios de la vida es lo que nos convierte en seres humanos dignos y Alberto Zumarán fue un hombre digno. No sé si decidió la candidatura o tuvo que aceptarla, pero de alguna manera la dignidad tiene que ver con aceptar el destino y, ante las circunstancias difíciles, hacer frente a lo que hay que hacer; tiene que ver con el sentido del deber.

Tal vez fue el candidato a la presidencia de la república que fue designado con menos conocimiento de parte de la población; esta máxima posibilidad de aspirar a la magistratura, precisamente, suele ser el corolario, el final y lo natural de una carrera. Yo no lo recuerdo –la imagen está muy desvanecida, pues era muy joven–, pero si bien nadie lo debe haber cuestionado, seguramente, a muchos los puede haber sorprendido. Sin embargo, rápidamente, el Panza, el doctor Alberto Zumarán, se constituyó en un referente muy particular –por lo menos, en nuestro partido– para una generación; vaya para siempre el reconocimiento, el agradecimiento a quien nos marcó el camino. En mi caso, el primer discurso fue con él y por él, y mi primer voto también fue por él en 1989.

En definitiva, la referencia es a lo que este homenaje nacional convoca, como todos los partidos han expresado; este es el mejor homenaje que se le podía hacer porque representa sus muchas virtudes.

El 10 de octubre era su cumpleaños –lo tenía presente, pero recién se lo pregunté a Magdalena–; le faltó poquito para cumplir ochenta años. Creo que cuando se pasa raya, para quienes hemos perdido a la gente que más queremos como proceso natural de la vida, quedan los ejemplos y los valores, el haber vivido, el haber luchado y el haber muerto con dignidad. Tal vez en esta actividad no sea tan fácil encontrar todo esto de manera generalizada, pero él lo hizo. Como blanco y como alguien que hoy es senador de la república no hubiera pensado jamás en tener el honor de despedir y ser parte del homenaje a aquella persona que miré como gigante. Seguramente, él –que, sin duda, está con Dios– estará muy orgulloso de que su hija, Magdalena Zumarán, hoy esté distinguiendo y honrando la bancada de senadores del Partido Nacional.

Quiero dejar un saludo muy especial y mi reconocimiento por la admiración que le tuve a este hombre y a su familia, a la señora Angelita Aguerre y a sus hijos: Magdalena, Alejandro, Santiago, Virginia y Adriana. Se fue el doctor Alberto Sáenz de Zumarán Ortiz de Taranco, el Panza Zumarán, y el Senado de la república hoy se honra de haber homenajeado a un grande.

Muchas gracias.

(Aplausos en la sala y en la barra).

SEÑORA ZUMARÁN.- Pido la palabra.

SEÑORA PRESIDENTA.- Para culminar el homenaje, tiene la palabra la señora senadora Zumarán.

SEÑORA ZUMARÁN.- Señora presidenta: en primer lugar y, antes que nada, quiero agradecer a esta institución, su casa, como le gustaba decir a él, y a cada uno de los señores senadores que hicieron uso de la palabra.

En segundo término, quiero pedir autorización porque no tengo más remedio que hablar como hija.

Cuando yo miro a Alberto Zumarán en estos cincuenta y tres años, lo primero que veo es a un hombre profundamente cristiano. Esa bendición que tuvo –de ser un hombre de fe– hizo que todas las actividades en las que tuvo injerencia lo convirtieran en un gran hacedor. Defino a mi padre como un gran hacedor, porque en cada cosa por la que peleó, hizo y dejó su huella.

Como aquí se dijo, trabajó al lado de monseñor Parteli. Fue responsable de los laicos a nivel nacional ante la curia y por ese motivo recorrió el país, pero era un hombre de derecho y apenas recibido –justo cuando entra la dictadura– defendió a la primera persona que fue juzgada por la justicia militar, al cura Spadaccino y también al padre Mendiharat. Eso hizo que lo llevara a colgar su título y se dedicara a su otro amor que fue la chacra, como aquí se dijo. No solo se dedicó a cultivar sus frutas, sino que ahí aprendió y nos enseñó el valor que tiene el trabajador, lamujer o el hombre que trabaja la tierra, a los que respetó profundamente.

Como aquí se señaló, se puso Jumecal al hombro. Fundó la cooperativa porque pensaba que trabajando en forma individual no se llegaba a cumplir con los objetivos. Logró conseguir las cámaras frigoríficas que fueron muy importantes para la zona, pero, al mismo tiempo, coincidió que Wilson estaba elaborando el programa de gobierno «Nuestro compromiso con usted» y le encargó a Alberto Zumarán «nuestro compromiso con la granja», que fue parte del programa.

Por supuesto que lo que más recordamos o valoramos es esa época difícil. Fue secretario de la Comisión de Derechos Humanos, presidida por un gran hombre, como él decía, Horario Terra Arocena. Eso hizo que mi casa
–aquel apartamento en Colonia y Yaguarón– se convirtiera en un refugio para cualquier persona que corriera peligro. Por ahí iban hombres y mujeres de todos los colores políticos; no se les preguntaba qué color político tenían. Estaban en peligro e iban al apartamento de Colonia y Yaguarón. Esto me lleva a recordar una anécdota que después Julián Murguía la relató en sus famosas «Contratapas de la democracia». Mamá tenía un uniforme de preso, como ella le llamaba, que era un calzoncillo largo y una camiseta gruesa, porque sabía que en cualquier momento caía alguien que podía estar en apuros y se tenía que esconder o terminaba preso. Aquel calzoncillo largo y la camiseta eran fundamentales para pasar esas horas bravas. Una vez Julián Murguía pidió autorización para encuadrar ese calzoncillo largo que usó y lo tenía en su casa encuadrado, como parte del uniforme de preso.

Por supuesto que vinieron los años ochenta. Tengo el recuerdo que nos sentó y nos explicó el riesgo que se corría y, a la vez, la importancia que tenía recorrer el país con coraje y firmeza por el No.

En 1982, vinieron las primeras plumas. Recuerdo que él estaba hasta altas horas de la noche escribiendo con dos dedos, en esa máquina de escribir –negra, vieja– Remington, los artículos para Opinar y luego para el semanario La Democracia. ¡Lo que significó ese semanario! Tengo la imagen de la llegada a casa de León Morelli y mi padre, con una cantidad de semanarios La Democracia atados y con Aparicio Saravia en la portada, que fue el número uno. Con eso llegó la intervención en la SIP –Sociedad Interamericana de Prensa–, lo que también significó cárcel. También hay que resaltar lo que significaba, desde el punto de vista de la familia, la cárcel. Había toda una operativa en casa. Los jueves de noche –porque el viernes salía el semanario La Democracia– podía caer la policía y llevarlo preso, y entonces teníamos que estar atentos a si el que venía a buscarlo era civil, policía, militar. Por ahí está mi hermano que tenía la tarea de contar con un largavista porque era importantísimo saber cómo lo llevaban: si era caminando, quería decir que iba a la Jefatura, si era en auto debíamos saber si tenía o no chapa, porque esas eran las cosas importantes para luego poder ubicarlo.

Después estaban los amigos que llegaban. Ahí está Silvia –Babina para nosotros– que llegaba con su tejido y tejía como forma de sacarse los nervios; también están Beatriz Altamirano, los Zorrilla –que son parte de nuestra familia, que es muy grande–; veo a Horacio Jaume, a los Aguerre, a la familia Zumarán, a Horacio Terra, a Maru y el Polilla García Acosta, que venían enseguida en señal de apoyo, porque en realidad no sabíamos qué iba a pasar.

Por otro lado, está lo que significaba para nosotros, como adolescentes que éramos, explicar en el colegio que teníamos que faltar porque las clases coincidían con los días de visita. Hacer la fila en San José y Yi con los demás familiares de los presos, entregar la cédula y aceptar que te revisaran. Aquel portón gigante se abría y bajaban los presos a la visita. Cuando estuvo preso en La Paz teníamos que pedir más autorización porque era más lejos.

En esta época de revisar carpetas encontré algunas cartas que nosotras le mandábamos porque teníamos que dar algún examen y le pedíamos disculpas por no ir a la visita. Él nos contestaba: cada una de ustedes va a ser el resultado de su propio esfuerzo. Entonces, estudien. Yo estoy bien. Cuando íbamos a verlo él se mostraba con esa sonrisa que lo caracterizaba; nos quería tranquilizar para que pensáramos que estaba bien, pero nosotras sabíamos que no era así. En la noche sentíamos algunos llantos. Lo recuerdo porque este también es un homenaje a mi madre, sin duda una gran mujer que lo acompañó en todos los momentos. Nosotros éramos cinco chicos y allí estaba ella metiendo pechera.

Obviamente después llegó quizás lo más lindo, que fue la campaña de 1984. También coincido en que había que tener coraje para asumir esa candidatura. En ese momento estaba en 6.° año de liceo. Mis padres me dieron autorización para no dar aquellos exámenes obligatorios del mes de noviembre y subí al ómnibus de la victoria e hice toda la campaña electoral con él. Además, en esa época no había celulares y se demoraba en volver. Ahí vi su vínculo con la gente, el saber escuchar y el conocer palmo a palmo el país, arriba de un ómnibus.

Revisando estas carpetas tuve la linda sorpresa de encontrar las cartas que Wilson le mandaba desde Trinidad a través de Babina y Susana. Hay una que dice: «Trinidad, setiembre, 21 de 1984. Querido Alberto: anoche sin previo aviso me encontré contigo en la red que emitió el programa Prioridad, creo que el domingo pasado. Me apresuro a agradecerte y felicitarte. Sereno, aplomado, informado, te mostraste blanco, uruguayo y presidente.

A los muchos motivos que me hacen desear salir de aquí de una vez por todas está cada vez más el fervoroso deseo de poder votar por ti.

Tendría un montón de cosas para conversar contigo, aunque sea por escrito, pero no quiero entreverarlo con mi júbilo de hoy. Así que, por ahora, un abrazo grande. Wilson». ¡Muy linda!

Creo que uno de los actos más representativos –y al que hacía mención el senador Gandini– fue el discurso que Wilson dio desde la explanada, cuando dijo: «¡Y gracias a Dios parece que el destino velara sobre la suerte de las colectividades en los momentos difíciles de la historia; gracias a Dios encontró un candidato que hubiera podido ser el más grande de los presidentes de la historia del país!

Pero a un candidato hay que hacerlo conocer: noventa días antes de las elecciones el candidato del Partido Nacional era conocido sólo por sus amigos, por sus colegas, por profesionales o granjeros, por la gente del reducido núcleo territorial donde desarrollaba su actividad o en el ambiente de las cooperativas agropecuarias. No es fácil frente a otros candidatos que llevan veinte o más años en el ejercicio directo de la actividad política, de los cuales la gente sabe bien quiénes son, imponer un candidato al cual la gente empezó a conocer faltando treinta o cuarenta días de la elección. Fue recién al final que los uruguayos advirtieron que tenían en Zumarán un hombre de Estado y además un hombre de bien, provisto de esta relación. De esa relación con la multitud. De confianza recíproca. Teníamos en Zumarán uno de esos hombres a quienes basta mirarlo a los ojos para creer en lo que nos dice… pero muy probablemente, llegó tarde».

Creo que tal cual como se dice acá, eso fue coronado por aquel saludo al doctor Sanguinetti cuando pasaron las elecciones de 1984. Varias veces le preguntamos por qué había ido a saludar a Sanguinetti, pero él tenía esa obsesión de la institucionalidad: «No quiero que vuelva a pasar nunca más todo lo que pasamos». Con ese saludo, él, sin consultar a nadie –como se dijo acá–, creyó que le hacía un bien al país y que plantaba un precedente.

Después de eso fue a visitar a Wilson a la cárcel y, obviamente, no sabía si Wilson estaba de acuerdo o no con ese saludo, pero Wilson le contesta: «¿Qué vamos a hacer? Ya está, ya lo fuiste a saludar». Pero, sin duda, coincidían con aquel discurso donde Wilson le da la gobernabilidad al país; era el mismo símbolo, era el mismo mensaje.

Cuando viene el período legislativo, yo rescato a Alberto Zumarán como a un gran legislador. Como se manifestó aquí, aportó a grandes leyes porque se trataba de la reconstrucción del país. Por supuesto, dio una impronta a la granja cuando se creó la Junagra, el INIA, el Inavi, la Corporación Nacional para el Desarrollo, la ley forestal –estudió mucho para esta ley– y también al tema del endeudamiento del sector agropecuario.

Tuve otra gran alegría –está Mariano Berro en la barra–: compartir su secretaría durante ocho años en esta casa. Y lo vi trabajar, pero también dialogar con todos los sectores, lo vi tratar de buscar las soluciones para el país; por supuesto que el tema de derechos humanos a nivel institucional era lo que más le afectaba. También el proyecto Zumarán-Batalla lo desveló mucho, quería convencer a sus compañeros del Senado de que lo votaran, pero no lo logró. Cerró el caso de los derechos humanos en Ginebra, con Hierro Gambardella, algo que lo emocionó mucho. Pero creo que el tema institucional fue uno de sus grandes desvelos; él quería que no pasara nunca más lo que sucedió en esas épocas negras.

Por último, me parece que él dio un paso muy importante cuando tomó la decisión de no presentarse más a las elecciones –no digo que se retiró de la vida política porque creo que un político nunca se aleja de la vida política–, pero posteriormente a eso siempre acompañó a Por la Patria y a su grupo. Además, estaba convencido de que había que dar lugar a los más jóvenes. Recuerdo que cuando le conté que iba a ser candidata a edila en la Junta de Maldonado, lo primero que hizo fue cambiar su credencial para ese departamento para votarme. Esto lo complicaba porque el resto de la familia sufragaba en Montevideo, pero él iba a Maldonado a votarme en cada elección; era algo que me hacía sentir muy orgullosa.

Dentro de las cosas que estamos haciendo ahora, que es revisar carpetas, encontré una mesa redonda que, ya retirado de su vida parlamentaria, compartía con Seregni, Tabaré Vázquez, Astori y Michelini, donde el tema era: los posibles gobiernos progresistas, o sea, si podía haber gobiernos progresistas o no. Él dijo: «Me parece que tenemos que retomar una imagen de la que todos los partidos tenemos excelentes ejemplos para inspirarnos, en donde el político es un auténtico servidor público, es un auténtico servidor de la causa pública, que usa su tiempo, sus talentos, su energía, en servir a los demás. Y que eso lo hace dentro de un contexto de gran sobriedad, sobriedad de vida que es imprescindible. No dudo, estamos acá tres partidos políticos, faltaría un cuarto, el colorado, y por eso voy a poner un ejemplo colorado, que Tomás Berreta fue un excelente servidor público». Y él termina esa exposición, que es muy larga y tiene conceptos muy lindos, diciendo: «Me parece que lo más importante –y con esto termino– es ser capaces de dar esa respuesta a las inquietudes del hombre contemporáneo y que estas inquietudes pasan por conservar valores que creía importantísimo realizar, de justicia, de equidad, de vida limpia, de manos limpias, en todos los aspectos, por la ética, pero también porque no andamos continuamente contaminando y contaminados». Qué actualidad, ¿verdad?

Señora presidenta: muchas gracias por esta instancia. Estoy sentada en la misma banca que él ocupó en el primer período de gobierno, lo que me da un gran orgullo. Agradezco también al senador Penadés por darme la posibilidad de estar hoy aquí. Muchas gracias a todos, en mi nombre y en el de mi familia.

(Aplausos en la sala y en la barra).

SEÑORA PRESIDENTA.- Consulto al senador Gandini sobre el envío de la versión taquigráfica de las palabras vertidas en sala.

SEÑOR GANDINI.- Señora presidenta: proponemos que la versión taquigráfica de las palabras pronunciadas en esta sesión de homenaje sea enviada al Honorable Directorio del Partido Nacional y a las autoridades ejecutivas de todos los partidos políticos, así como, por supuesto, a su familia.

A sugerencia de la señora senadora Topolansky –me parece muy correcto– quisiera agregar a Jumecal.

Muchas gracias.

SEÑORA PRESIDENTA.- Así se hará. Y también se enviará al movimiento nacional Por la Patria.

Se va a votar el trámite solicitado por el señor senador.

(Se vota).

–30 en 30. Afirmativa. UNANIMIDAD.

SEÑOR COUTINHO.- Pido la palabra para una cuestión de orden.

SEÑORA PRESIDENTA.- Tiene la palabra el señor senador.

SEÑOR COUTINHO.- Señora presidenta: solicitamos un cuarto intermedio de cinco minutos.

SEÑORA PRESIDENTA.- Se va a votar.

(Se vota).

–30 en 30. Afirmativa. UNANIMIDAD.

El Senado pasa a cuarto intermedio por cinco minutos.

(Así se hace. Son las 11:47).

(Vueltos a sala).

–Habiendo número, continúa la sesión.

(Son las 11:56).

13) PROYECTOS PRESENTADOS

SEÑORA PRESIDENTA.- Dese cuenta de un asunto entrado fuera de hora.

(Se da del siguiente).

SEÑOR SECRETARIO (Gustavo Sánchez Piñeiro).- «Los señores senadores Carmen Asiaín, Graciela Bianchi y Carlos Camy presentan, con exposición de motivos, un proyecto de ley por el que se modifican disposiciones del Código Civil, relacionado con el instituto de donaciones.

A LA COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN Y LEGISLACIÓN».

(Texto del proyecto de ley presentado).

14) SOLICITUDES DE LICENCIA E INTEGRACIÓN DEL CUERPO

SEÑORA PRESIDENTA.- Léase una solicitud de licencia.

(Se lee).

SEÑOR SECRETARIO (Gustavo Sánchez Piñeiro).- «Montevideo, 9 de octubre de 2020

Señora presidenta de la Cámara de Senadores

Beatriz Argimón

De mi mayor consideración:

A través de la presente, solicito al Cuerpo me conceda licencia, al amparo del artículo 1.º de la Ley n.º 17827, de 14 de setiembre de 2004, por motivos personales, para la sesión de fecha 14 de octubre del año en curso.

Sin otro particular, la saludo a usted muy atentamente.

Sebastián Da Silva. Senador».

SEÑORA PRESIDENTA.- Se va a votar si se concede la licencia solicitada.

(Se vota).

–21 en 23. Afirmativa.

Queda convocada la señora Ana Stopingi, a quien se deberá tomar la promesa de estilo.

Léase otra solicitud de licencia.

(Se lee).

SEÑOR SECRETARIO (Gustavo Sánchez Piñeiro).- «Montevideo, 13 de octubre de 2020

Señora presidenta de la Cámara de Senadores

Beatriz Argimón

De mi mayor consideración:

A través de la presente, solicito al Cuerpo me conceda licencia, al amparo del artículo 1.º de la Ley n.º 17827, de 14 de setiembre de 2004, por motivos personales, para el día 14 de octubre de 2020.

Sin otro particular, saludo a la señora presidenta muy atentamente.

Eduardo Bonomi. Senador».

SEÑORA PRESIDENTA.- Se va a votar si se concede la licencia solicitada.

(Se vota).

–23 en 23. Afirmativa. UNANIMIDAD.

Se comunica que el señor Daniel Caggiani ha presentado nota de desistimiento informando que por esta vez no acepta la convocatoria a integrar el Cuerpo, por lo que queda convocada la señora Graciela Barrera, a quien ya se ha tomado la promesa de estilo.

Léase otra solicitud de licencia.

(Se lee).

SEÑOR SECRETARIO (Gustavo Sánchez Piñeiro).- «Montevideo, 14 de octubre de 2020

Señora presidenta de la Cámara de Senadores

Beatriz Argimón

De mi mayor consideración:

A través de la presente, solicito al Cuerpo me conceda licencia, al amparo del artículo 1.º de la Ley n.º 17827, de 14 de setiembre de 2004, por motivos personales, para el día 22 de octubre.

Sin otro particular, saludo a la señora presidenta muy atentamente.

Charles Carrera. Senador».

SEÑORA PRESIDENTA.- Se va a votar si se concede la licencia solicitada.

(Se vota).

–22 en 23. Afirmativa.

Se comunica que los señores Daniel Garín, Graciela García, Teresa de los Santos, Alejandro Sánchez, Eneida de León, Yamandú Orsi, Sebastián Sabini, Marcos Otheguy, Lucía Etcheverry y Daniel Caggiani han presentado nota de desistimiento informando que por esta vez no aceptan la convocatoria a integrar el Cuerpo, por lo que queda convocada la señora Graciela Barrera, a quien ya se ha tomado la promesa de estilo.

15) CAJA NOTARIAL DE SEGURIDAD SOCIAL

SEÑORA PRESIDENTA.- Se pasa a considerar el asunto que figura en segundo término del orden del día: «Proyecto de ley por el que se modifica la fecha de elección de los directores representantes de los afiliados de la Caja Notarial de Seguridad Social. (Carp. n.º 256/2020 - rep. n.° 194/2020)».

SEÑORA PRESIDENTA.- La Mesa hace notar que somos varios los escribanos presentes en sala.

SEÑORA BIANCHI.- Pido la palabra.

SEÑORA PRESIDENTA.- Tiene la palabra la señora senadora.

SEÑORA BIANCHI.- Señora presidente: sí, somos varios escribanos en sala y, en virtud del artículo 97 del Reglamento, corresponde que denunciemos la situación. Este proyecto de ley refiere –digo solamente el titular– al cambio de fecha de las elecciones solicitado por la Corte Electoral.

SEÑORA PRESIDENTA.- Vamos a proceder a la solicitud de autorización establecida en el artículo 97 del Reglamento de la Cámara de Senadores.

Se va a votar.

(Se vota).

–23 en 24. Afirmativa.

En discusión general.

Tiene la palabra la miembro informante, señora senadora Bianchi.

SEÑORA BIANCHI.- Vuestra comisión de Asuntos Laborales y Seguridad Social se presenta ante el Cuerpo a solicitar una prórroga.

Este es un proyecto de ley motivado, fundamentalmente, por la solicitud de la Corte Electoral. La elección de los miembros del Directorio de la Caja Notarial de Seguridad Social debe realizarse la primera quincena del mes de noviembre de este año, conforme al artículo 8.° de la Ley n.° 17437, de 20 de diciembre de 2001, en la redacción dada por el artículo 2.º de la Ley n.° 18239, de 27 de diciembre de 2007. Esta solicitud de prórroga fue efectuada por el Directorio honorario de la Caja Notarial y la Corte Electoral respondió, mediante oficio, el 2 de julio próximo pasado, que en virtud del acuerdo del 24 de junio de 2020 no es posible realizar las referidas elecciones en el corriente año debido a la situación de emergencia nacional y a la consecuente postergación de las elecciones departamentales y municipales.

Es así como la Corte Electoral, en acuerdo con el Directorio honorario de la Caja Notarial –que es, obviamente, la persona pública de derecho privado y representante del Poder Ejecutivo que se tiene en el directorio–, solicita hacerlas en marzo de 2021, lo que no merece reparos por parte del directorio de la caja.

En resumen, es un único artículo que refiere, simplemente, a ese cambio de fecha.

Gracias.

SEÑORA PRESIDENTA.- Si no se hace uso de la palabra, se va a votar en general el proyecto de ley.

(Se vota).

–26 en 26. Afirmativa. UNANIMIDAD.

En discusión particular.

Léase el artículo único del proyecto de ley.

SEÑORA BIANCHI.- Pido la palabra para una moción de orden.

SEÑORA PRESIDENTA.- Tiene la palabra la señora senadora.

SEÑORA BIANCHI.- Formulo moción en el sentido de que se suprima la lectura del artículo.

SEÑORA PRESIDENTA.- Se va a votar la moción formulada.

(Se vota).

–25 en 26. Afirmativa.

En consideración el artículo único.

Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

(Se vota).

–26 en 26. Afirmativa. UNANIMIDAD.

Queda aprobado el proyecto de ley, que se comunicará a la Cámara de Representantes.

(No se publica el texto del proyecto de ley aprobado por ser igual al considerado).

16) LEVANTAMIENTO DE LA SESIÓN

SEÑORA PRESIDENTA.- No habiendo más asuntos, se levanta la sesión.

(Así se hace, a las 12:03, presidiendo la señora Argimón y estando presentes los señores senadores Asiaín, Bergara, Bianchi, Camy, Carrera, Coutinho, Da Silva, Della Ventura, Domenech, Ferreira, Kechichian, Lanz, Lozano, Mahía, Meléndez, Nane, Niffouri, Queijo, Rodríguez, Rubio, Sanguinetti [Carmen], Sanguinetti [Julio María], Sartori, Topolansky y Zumarán).

BEATRIZ ARGIMÓN Presidenta

Gustavo Sánchez Piñeiro Secretario

José Pedro Montero Secretario

Patricia Carissimi Directora del Cuerpo de Taquígrafos

Control División Diario de Sesiones del Senado

Diseño División Imprenta del Senado

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.