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Carátula

COMISIÓN DE ASUNTOS INTERNACIONALES

(Sesión celebrada el día 1.º de junio de 2022).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, está abierta la sesión

(Son las 17:09)

El segundo punto del orden del día es la carpeta n.° 687/2022, distribuido n.° 973/2022, que contiene el mensaje del Poder Ejecutivo solicitando acuerdo para acreditar a la señora Valeria Csukasi Cabrera en calidad de embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de la república ante el Gobierno de Malasia.

A tales efectos, ha sido especialmente invitada para que exponga los lineamientos de trabajo a desarrollar en el destino al que fue propuesta.

(Ingresan a sala la embajadora Valeria Csukasi y

el embajador Alejandro Garofali.

–En nombre de la Comisión de Asuntos Internacionales les damos la bienvenida. La metodología de trabajo de la comisión es escuchar atentamente la exposición que tenga para hacer y posteriormente los señores senadores harán las preguntas que entiendan del caso.

SEÑORA CSUKASI.- Agradezco al señor presidente y a todos los integrantes de la comisión por dedicarme este tiempo. Obviamente, no les quiero quitar demasiado tiempo porque sé que sus agendas son complicadas. En forma previa, les hicimos llegar, a través del embajador Garofali, el plan de trabajo para que pudieran verlo, si así lo consideraban. Justamente, el plan de trabajo tiene una tabla que pretende ahorrar un poquito de tiempo para su lectura.

Lo que yo quisiera decirles hoy, más que nada, es mi propuesta y mi visión de lo que sería mi desempeño como embajadora de la República Oriental del Uruguay en Malasia.

Como sabrán los señores senadores, Malasia –país del Asia-Pacífico– hoy es relevante para la política exterior del Uruguay, tanto desde el punto de vista comercial y político, como para la cooperación y la cultura.

Es un país con el que solo tenemos establecidas relaciones diplomáticas desde 1988. Por lo tanto, la relación es relativamente nueva, si uno compara las relaciones de Uruguay con otros tantos países. Lamentablemente, entre 2002 y 2005 la embajada estuvo cerrada por diversos motivos; luego fue reabierta en 2005 y ahora está a cargo de un encargado de Negocios desde hace dos años.

               Entre pandemia, guerra y demás, tenemos una serie de eventos que han hecho que tengamos que ir a retomar el vínculo bilateral y a tratar de impulsarlo en estos próximos años, que serán muy activos para la región y para Malasia.

               ¿Qué es lo que veo yo como primordial para desarrollar en los próximos años en ese relacionamiento con Malasia?

               En cuanto a lo político, creo que necesitamos rearmar el marco formal que guía nuestro relacionamiento bilateral. En Uruguay solemos tener acuerdos marco que establecen consultas políticas o comisiones mixtas, por lo que nos gustaría tener algún espacio de diálogo político privilegiado entre las dos partes en el que se puedan plantear intereses, ya sea bilaterales o regionales, como la pertenencia de Malasia a la Asean o de Uruguay al Mercosur. Ese espacio hoy por hoy no lo tenemos con Malasia y me parece que sería un ítem importante y prioritario por desarrollar.

               No todos los países son iguales, por lo que uno no tiene por qué plantearse esquemas muy formales como la idea de querer ir hacia un acuerdo de establecimiento de una comisión mixta. Hay que evaluar formatos que funcionen y crear ese espacio de diálogo político que permita tener un avance en las discusiones. Creo que claramente lo político es la prioridad y que eso va a dar lugar luego a otros desarrollos y avances que podamos tener.

En lo económico-comercial creo que es donde están los desafíos más grandes. Ustedes saben que Asia-Pacífico es para Uruguay un mercado prioritario para la colocación de sus productos. Sin embargo, el comercio bilateral entre Uruguay y Malasia es pequeño o al menos no tan grande como quisiéramos que fuera. El hecho es que estamos ante un país que prácticamente no aplica aranceles a los productos que Uruguay exporta. Es decir, si uno mira la carne, los lácteos, algunas frutas –como los cítricos y algunas manzanas– y la miel, podremos ver que no hay aranceles.

Entonces, uno se pregunta cómo no habiendo aranceles no estamos colocando mucho más que siete millones como lo hicimos el último año. ¿Qué es lo que está pasando? Lo que nos está sucediendo es que todavía no hemos logrado implementar la certificación halal para la producción uruguaya. En el caso de Malasia, eso afecta al 100 % de lo que exportamos. ¿Por qué? Porque, si bien es una certificación obligatoria para la carne y los lácteos ‒sin la certificación halal uno no ingresa a su mercado‒, en Malasia ese certificado está asociado a una distinción de calidad. Es decir que el hecho de que el producto tenga un loguito que diga «certificación halal», incluso para los cosméticos, los productos de tocador o los de la industria farmacéutica, es un distintivo de calidad que los malayos, sean de origen musulmán o no, asocian con seguridad en el producto que están adquiriendo.

Entonces, para el ingreso de Uruguay al mercado malayo se conjugan estos dos elementos. Por un lado, debemos trabajar en la habilitación en aquellos productos en los que es obligatoria y, por otro, en cuanto a los demás productos, debemos saber que llevándolos a una distinción halal se nos abren oportunidades.

En el caso de los lácteos, desde 2008 Malasia aplica sin excepción alguna requisitos extremadamente fuertes en materia de certificación halal. Eso dejó por fuera a Uruguay un tiempo; llegamos a exportar casi USD 10:000.000 de carne solamente a ese mercado. Recién en 2018 logramos que los lácteos fueran rehabilitados para ingresar al mercado malayo y a partir de ahí debemos reconocer que las empresas han ido encontrando cada vez más oportunidades y están empezando a venderle más.

Con la carne todavía estamos trabajando. Ahí viene un gran desafío: para un mercado que diría que es de los pocos en el mundo ‒salvo algunos de los del mundo árabe propiamente dicho‒ que no aplica aranceles a la importación de carne vacuna, la oportunidad de encontrar la habilitación halal para la carne sería un gran éxito comercial para los productores y exportadores uruguayos. En esto obviamente hay muchos actores que trabajan en conjunto: el INAC, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, los propios productores y exportadores, pero también desde la embajada hay que hacer un trabajo de acercamiento a las instituciones que son las garantes de la certificación halal. En este caso, hay dos grandes instituciones: una se llama Jakim, que es la que da la certificación, y la otra se llama HDC, que es la que hace el desarrollo de la concepción halal dentro de Malasia. Con respecto a estas dos instituciones, mi propuesta es trabajar en un proceso de acercamiento, de generación de vínculos que nos lleven a la cooperación, es decir, a la capacitación de nuestros productores y exportadores para que sepan qué implica la certificación y cómo aprovecharla. Es una cooperación que dan gustosos, porque para ellos, como decía, esto es sinónimo de lo que es la cultura malasia en sí misma. Entonces, trabajemos en cooperación, pero también apostemos a desarrollar instrumentos bilaterales que nos lleven a esa tan ansiada habilitación en materia de carne halal.

               Además de esos productos, se abren oportunidades para otros, por ejemplo, para la madera. Por más que Malasia es un gran productor de madera y de muebles, increíblemente hay opciones de cooperación que se hacen desde la producción al intercambio de bienes. También hay oportunidad para la miel, la pesca, los vinos. Lamentablemente, por un tema cultural, el vino es un producto que tiene aranceles altos, y, sin embargo, como los productos uruguayos suelen ser de mucha calidad, el vino uruguayo ha logrado enfrentar esos aranceles y entrar al mercado malayo.

Entonces, también hay una oportunidad para trabajar, que va desde el trabajo que se pueda hacer para eliminar las barreras, sean arancelarias o no arancelarias, hasta la promoción, la participación en ferias, los contactos con privados, con importadores y con cámaras empresariales. Todo lo que es el trabajo normal de nuestras embajadas en el caso de Malasia podría estar orientado tanto a la apertura para los productos que sabemos que son una oportunidad comercial ‒como la carne y los lácteos‒ como para nuevas oportunidades que se puedan abrir a partir de la identificación de productos de interés.

               Un capítulo que para mí también es muy importante en materia económica y comercial es que Malasia es parte de los principales acuerdos comerciales que se están negociando y que se han negociado en la última década y de los que se habla permanentemente. Es miembro de la Asean; es miembro del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, el CPTPP; es miembro del RCEP, que es el acuerdo que lideró China dentro de Asia para unir a los países de la Asean, y es también parte de la nueva iniciativa que lanzó Estados Unidos para el Indo-Pacífico ‒como han llamado a la región de Asia-Pacífico‒, que por ahora es un marco económico, sin claridad de si va a avanzar hacia un acuerdo comercial o si es más un espacio de cooperación. Creo que hay que reconocer que Malasia, siendo actor en cada uno de ellos, puede generar espacios de intercambio y de diálogo y, si logramos generar ese vínculo, pueden sernos provechosos a la hora de entender esos esquemas de integración y económicos y ver qué oportunidades podrían surgir de algunos de ellos para Uruguay, si decidiera acercarse de una manera u otra.

               En materia de cooperación hay también un par de áreas que encuentro interesantes. Por ejemplo, el puerto de Klang –el principal puerto de Malasia– firmó hace muchos años un acuerdo con la ANP. Es un acuerdo de cooperación para intercambio, que va desde la formación de funcionarios a encontrar áreas de interés mutuo para trabajar, y lamentablemente desde que se firmó al día de hoy no se han podido desarrollar actividades. En 2019, el puerto malayo propuso acercarse, nos dio una lista de alternativas para ver si se podían empezar a identificar áreas de interés mutuo, pero vino la pandemia y eso enlenteció el proceso. La idea es tratar de conversar con el puerto y determinar, junto a la ANP, si hay espacios de cooperación. Estamos hablando del décimo u onceavo puerto más importante del mundo. Estamos hablando de que por el estrecho de Malaca, que separa esa región, pasa por lo menos una cuarta parte del comercio que va hacia China. Por lo tanto, si uno imagina que el comercio hacia esa región solamente va a aumentar, un puerto como ese ‒por más que tenga muy pegado a Singapur, que también es relevante‒ se vuelve de más interés todavía para nosotros.

               Hay otras áreas en las que en el pasado se han explorado posibilidades:  sanitarias, de cooperación científica, de cooperación deportiva, de cooperación más vinculadas a lo académico. Es cuestión de reflotar, ver qué acuerdos quedaron en el tintero; hay algunos que por algún motivo no tuvieron aprobación parlamentaria y otros que se firmaron pero no se implementaron nunca. Entonces, haciendo tal vez un repaso y una identificación más fina de cuáles son los elementos que queremos desarrollar, pueden surgir algunas nuevas oportunidades de trabajo.

También el área cultural es un mercado que puede aprovecharse desde dos lugares. Se puede aprovechar por su ubicación en Asia y porque se está trabajando culturalmente en grandes países como China, que atrae artistas locales o exposiciones  uruguayas. De esta forma, uno puede tratar de hacer un pool de artistas que estén por la región para tratar de ver si los incluye en una futura participación en Malasia. A su vez, está la oportunidad de trabajar con embajadas latinoamericanas o del Mercosur para tratar de promover la cultura de la región, no solamente la uruguaya, porque muchas veces abre más puertas. Hay una cátedra Mercosur–Asean en una de las grandes universidades de Malasia. Esto brinda un acercamiento desde el Mercosur al Uruguay por el ámbito académico, que siempre es importante.

Hay oportunidades que todavía no hemos explorado de cooperación descentralizada. Malasia está organizada en sultanatos –cada uno tiene su sultán– y, por lo tanto, tienen un nivel de independencia en las decisiones que toman y en cómo se organizan. Quizás, explorando los diferentes sultanatos, podríamos generar hermanamientos con algunas ciudades o departamentos del Uruguay; esto ha funcionado muy bien en otros países asiáticos, pero que no lo tenemos al día de hoy con Malasia. Solo Chile tiene uno de estos ejercicios con Viña del Mar. Entonces, deberíamos considerar si por ese lado podemos generar una cercanía.

En todos estos elementos, la idea es acercar el Uruguay a Malasia y viceversa, pero tratando de demostrar que existen oportunidades, alternativas de trabajo y de acercamiento y que hay una opción de crecer en ese relacionamiento en beneficio de los uruguayos. Debemos generar esos espacios desde lo político, lo comercial, la cooperación y la cultura.

Para finalizar, hago una referencia a las concurrencias y a los elementos consulares, que tienen mucho que ver con las concurrencias. La Embajada en Malasia tiene, hoy por hoy, la responsabilidad de conducir también el relacionamiento con Tailandia, Camboya y con Brunéi Darussalam​. No incluí a estos tres países en el plan de trabajo porque entiendo que hay pasos previos que se deben dar, siendo el primero el solicitar el beneplácito para ser acreditado ante esos países. Mi idea es hacer un plan de trabajo similar al que está presentado con Malasia, si es que se decide mantener esas concurrencias ligadas a la embajada y no se decide cambiar. Entiendo que son países con los que hay que trabajar muchísimo en materia consular. Obviamente que la pandemia puso un parate al turismo, a los viajes de egresados de Ciencias Económicas, de Medicina y de Arquitectura, que solían ser los principales clientes en la región. La comunidad de uruguayos residentes en Malasia y en la jurisdicción expandida es muy pequeña; estamos hablando de doce registrados en el consulado. Sin embargo, en el 2019 se emitieron visas y pasaportes muy por encima de ese número porque quienes estaban viajando y perdieron su pasaporte se quedaron sin la visa y tuvieron que recurrir a la embajada. Entonces, es un trabajo distinto al del acercamiento puro a una comunidad asentada de uruguayos. De todas maneras, el acercamiento a la comunidad me parece relevante y hay que hacerlo, así sea por uno, cien o mil.

En definitiva, quiero contarles que, en términos de concurrencia, en lo consular ya hay un trabajo que rápidamente hay que adoptar, pero en materia de relacionamiento político, económico, cultural y de cooperación hay espacio para ir explorando cuáles son las alternativas. En el sector privado hay un interés en la carne bovina en Tailandia, que se puede ir trabajando discretamente por más que no haya acreditación. Resta ir visualizando ese conocimiento, esa cercanía y ver qué oportunidades podemos generar.

Terminaría mi exposición por acá para no aburrirlos, pero quedo a las órdenes por cualquier comentario o pregunta.

SEÑOR MAHÍA.- Buenas tardes. En primer lugar, saludo la presentación. En lo personal, me ha generado un muy buen impacto la solvencia con la que ha transmitido los objetivos que debe tener Uruguay como misión en Malasia. Comparto esencialmente lo que usted ha planteado. Particularmente quiero destacar la oportunidad de intentar aprovechar, desde el punto de vista de la inserción internacional del Uruguay en materia económica, algunos de los nichos que usted ha descrito, en especial el vinculado al sector vacuno, donde la excepción que usted ha señalado para nuestro país es una oportunidad.

               En mi caso he tenido, desde el punto de vista parlamentario, la oportunidad de sesionar con la Unión Interparlamentaria en Tailandia, y vi el trabajo que se hacía desde el Uruguay hacia esa región. También saludo que nuestro país haya resuelto, en el marco de lo que debe ser, de acuerdo con sus posibilidades, su despliegue territorial en el mundo, atender este destino, que es estratégico en esa zona del mundo. Creo que hay un potencial muy grande para  desarrollar en ese sentido.

               Finalmente, quiero señalar como un punto a trabajar lo que muy bien señalaba la señora Valeria Csukasi, que es la posibilidad –esto a veces parece menor, pero son oportunidades– de hermanamientos de algunas regiones. Conozco la experiencia a través de otros países, particularmente en mi departamento, en Canelones, y eso hace trabajar y focalizar esfuerzos que, de acuerdo con el dinamismo del sector privado y la capacidad de iniciativa que tenga cada departamento, es un camino que a través de la Cancillería se puede desarrollar y potenciar. Ojalá este sea el caso.

SEÑOR RUBIO.- Quiero expresar, en el mismo sentido, que me resulta muy reconfortante su plan. Sin duda, Malasia es un enorme mirador del sudeste asiático y además, como ha expresado usted, de gran flujo comercial y marítimo. En ese sentido la articulación portuaria en los circuitos es algo muy relevante.

               También hay un aspecto cultural a destacar. Por lo que entendí en la época en que estuvimos en Malasia con el doctor Tabaré Vázquez, Danilo Astori y otros miembros del Gobierno, hay tres comunidades en realidad. Entonces, desde ese punto de vista, puede haber cosas bien interesantes no solamente con los malayos –que son los que mandan–, sino con la comunidad china, que hace los negocios, y con la comunidad india.

               De manera que le deseamos lo mejor.

SEÑOR PRESIDENTE.- Por mi parte también agradezco la muy completa exposición que hizo la embajadora.

               Tengo la suerte de conocer el sudeste asiático y también de trabajar con malayos. Conozco lo importante que es para ellos la certificación halal, a la que muy bien se refirió la señora embajadora. Mi pregunta concreta, entonces, es si hemos podido avanzar antes de ir a la misión con respecto a la certificación, tanto con esas dos organizaciones que la embajadora mencionaba recién, como también con la producción nacional, en el sentido de poder ofrecer ni bien lleguemos un intercambio fluido de nuestros productos.

SEÑORA CSUKASI.- Muchas gracias a los tres senadores por sus comentarios.

               El tema parlamentario me parece también importante porque hay espacios de diplomacia parlamentaria –vamos a llamarle así– que pueden explorarse. Más allá de reuniones que ocasionalmente puedan darse, tal vez habría que evaluar –si fuera de interés de ustedes– la posibilidad de lograr acercamientos parlamentarios.

               En cuanto al aspecto cultural de las tres comunidades, tiene además la gran ventaja de que los malayos considerados como pueblos originarios, chinos e indios mantienen su idioma, parte de su cultura y su religión, lo que tal vez ayude a trabajar justamente con embajadas como la nuestra en China o en la India, para que actividades que ellos desarrollen en esos países también puedan utilizarse. Esto puede hacerse hasta con traducciones de libros. Muchas veces no está la opción de tener un libro traducido al hindú, pero, como se hace para el mercado indio, se puede traer también para la comunidad hindú en Malasia.

SEÑOR CAGGIANI.- No me voy a referir a la exposición que hizo la señora embajadora, porque, junto con otros parlamentarios, estábamos en la sesión de la Comisión de Transporte y Obras Públicas y recién llegamos. Sí tuvimos la oportunidad de leer el informe, que ha sido más que completo y hasta ilustrativo, por lo menos para mí.

               Quiero aprovechar, sí, para reconocer el trabajo de Valeria Csukasi, integrante del servicio exterior, con quien me tocó trabajar bastante cerca desde el Parlamento del Mercosur y desde la Cámara de Diputados en el proceso de negociación del acuerdo Unión Europea-Mercosur. Conocemos sus capacidades negociadoras, teóricas y prácticas. Sabemos que es una mujer de carácter, y que además tiene muchas capacidades para el servicio exterior.

               Quiero que todo esto quede en actas, porque me parece que es muy valorable y que se nos va una de las muy buenas integrantes del servicio exterior a un destino que sin duda es muy importante. A mí me hubiera gustado otro, pero sin duda las circunstancias a veces no son las mejores, pero creo que ella ha tenido una carrera muy destacada y que con eso el Parlamento está saldando alguna deuda que tenemos con respecto a eso.

SEÑOR PRESIDENTE.- En nombre de la Comisión de Asuntos Internacionales, agradecemos a la embajadora Csukasi y al embajador Garofali por su presencia en la sesión de hoy y fundamentalmente por la excelente exposición realizada. Como se expresó acá, la embajadora Csukasi va a un destino que es estratégico y que ofrece oportunidades muy importantes para el país. Sobre todo hay que aprovechar que sea un país que no tiene aranceles. Creo que eso para el Uruguay es fundamental.

               Por lo tanto, le deseamos el mayor de los éxitos en la próxima misión.

(Se retiran de sala la embajadora Valeria Csukasi

y el embajador Alejandro Garofali).

               –Si no se hace uso de la palabra, se va a votar si se aprueba la venia solicitada.

(Se vota).

               –8 en 8. Afirmativa. UNANIMIDAD.

SEÑOR DA SILVA.- Propongo al senador Caggiani como miembro informante.

SEÑOR PRESIDENTE.- Se va a votar.

(Se vota).

               –7 en 8. Afirmativa.

               El tercer punto del orden del día es la carpeta n.° 636/2022, distribuido n.º 886/2022, que contiene el proyecto de ley por el que se aprueba el Acuerdo entre la República Oriental del Uruguay y la República Popular de China sobre cooperación en materia de defensa.

SEÑOR DA SILVA.- Hemos elaborado un informe que va a ser distribuido a los señores senadores.

               Se trata de un acuerdo que ha tenido una especie de revitalización, dadas las circunstancias de las últimas semanas. Fue firmado por el expresidente Tabaré Vázquez en 2019. Es un típico acuerdo de cooperación en materia de defensa.

               Por lo tanto, recomendamos su aprobación.

SEÑOR PRESIDENTE.- Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

(Se vota).

               –8 en 8. Afirmativa. UNANIMIDAD.

               El cuarto punto del orden del día es la carpeta n.° 686/2022, distribuido n.° 965/2022, sobre el proyecto de ley por el que se aprueba el Tercer Protocolo adicional al Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos Mexicanos y la República Oriental del Uruguay.

SEÑOR DA SILVA.- Al igual que en el caso anterior, dejamos a disposición de los señores senadores un informe escrito.

               Este acuerdo no es tan innovador. Es la ampliación de un TLC. Sería bueno discutirlo en el marco del contexto internacional y las estrategias de política exterior, pero no hay demasiadas modificaciones del vínculo jurídico que tenemos con México y que debería ser un buen ejemplo por seguir de ahora en más.

               Por lo tanto, recomiendo también su aprobación.

SEÑOR CAGGIANI.- Respecto al texto que se iba a aprobar, me gustaría saber si podemos esperar una semana más.

SEÑOR PRESIDENTE.- Si no se hace uso de la palabra, se va a votar la postergación.

(Se vota).

               –8 en 8. Afirmativa. UNANIMIDAD.

 (Apoyados).

SEÑOR PRESIDENTE.- Se levanta la sesión.

(Son las 17:41).

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.