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COMISIÓN DE HACIENDA

 

(Sesión celebrada el día 18 de noviembre de 2021).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 10:08).

                –Dese cuenta de los asuntos entrados.

(Se da del siguiente).

                «Carpeta n.º 580/2021.- Participaciones patrimoniales al portador con destino al Banco Central del Uruguay. Se modifican los artículos 5.º de la Ley n.º 18930, de 17de julio de 2012 y 39 de la Ley n.º 19484, de 5 de enero de 2017. Reserva de la información.                 Mensaje y proyecto de ley remitido por el Poder Ejecutivo».

                –Lo envía el Poder Ejecutivo y consta de un solo artículo vinculado a los deberes de reserva en el marco de la debida diligencia en los mecanismos de prevención del lavado de dinero. No sé si justifica que solicitemos al Poder Ejecutivo que venga a explicarlo o si el proyecto es suficientemente autoexplicativo y lo analizamos en la próxima sesión. Procederemos como los señores senadores dispongan.

SEÑOR SARAVIA.- ¿Esta es la primera cámara?

SEÑOR PRESIDENTE.- Sí.

SEÑOR SARAVIA.- Entonces, dado que se trata de la primera cámara, creo que podría venir el Poder Ejecutivo a explicarlo.

SEÑOR PRESIDENTE.- Entonces, estaríamos solicitando la comparecencia del Ministerio de Economía y Finanzas con la delegación que entienda del caso para explicar el proyecto de ley.

SEÑOR SARAVIA.- Capaz que luego de dicha comparecencia, se podría votar el proyecto.

(Apoyados).

SEÑOR PRESIDENTE.- Perfecto; entonces, así se procederá.

(Ingresan a sala los señores senadores Carmen Sanguinetti,

 Pablo Lanz y Juan Sartori, y asesores).

                –Damos la bienvenida a los señores senadores Carmen Sanguinetti, Pablo Lanz y Juan Sartori, a los efectos de escuchar su opinión sobre los asuntos que figuran en el segundo punto del orden del día, es decir, el proyecto de ley por el que se establece un marco jurídico regulatorio de los criptoactivos en sus diversas formas y el que regula la producción y comercialización de los activos virtuales o moneda virtual, criptoactivos, contenidos en las carpetas n.° 547/2021 y 526/2021, distribuidos n.° 760/2021 y 677/2021, respectivamente.

A solicitud de sus autores, pero también teniendo en cuenta la lógica del análisis que debemos hacer de las iniciativas que se presentan, hoy los recibimos a los efectos de que puedan informarnos y darnos su perspectiva al respecto. Seguramente, estas disertaciones vayan a ser adicionadas a las opiniones de los integrantes del Poder Ejecutivo, a quienes ya les hemos enviado los proyectos, y sabemos que están a estudio también del Banco Central del Uruguay. La información que hoy puedan aportarnos va a nutrirnos sobre estos temas para que podamos tratarlos con la debida profundidad.

                En el caso del señor senador Sartori, lo acompañan la señora Agustina Pérez y los señores Adolfo Varela y Alejandro Panuncio; y al señor senador Lanz y a la señora senadora Sanguinetti, los señores Daniel Mosco y Eduardo Rodríguez, y las señoras Gabriela Pérez y Elena Queirolo. Si los señores senadores están de acuerdo, vamos a habilitar que los asesores también hagan uso de la palabra cuando los senadores invitados lo entiendan necesario.

SEÑOR SARTORI.- Nosotros hicimos una presentación exhaustiva en la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología –de más de una hora y media– y creo que podríamos hacerles llegar la versión taquigráfica. Este proyecto de ley tiene un poco más de sesenta días de presentado, así que ya está un poco más socializado, por lo que me gustaría dejar este tiempo al Partido Colorado. Creemos que es un proyecto excelente que aporta y complementa la discusión sobre la regulación de este gran tema mundial –quizás a nivel internacional el más interesante desde el punto de vista de la legislación por el volumen del que estamos hablando–, que ha surgido de la nada en un espacio donde no tiene absolutamente ninguna regulación, pero que es una realidad gigantesca. Entonces, el ejercicio que tenemos que hacer junto con los técnicos de cada uno de los proyectos debería ser de absoluto trabajo en común, en conjunto, con la idea de llegar a un resultado rápidamente. Muchos otros países están estudiando el tema y han sabido cómo enfocarse para sacar ventajas para su país, porque se trata de un marco regulatorio que todavía no existe. En un extremo China lo prohíbe y del otro lado está El Salvador que lo hace moneda de curso legal, pero creo que son dos ejemplos inconvenientes. Sin embargo, Uruguay puede ir por una regulación responsable para generar una nueva industria en nuestro país.

SEÑORA SANGUINETTI.- Gracias a los integrantes de la comisión por la invitación.

                Hicimos una presentación que intenta ser didáctica, sobre todo, pensando en aquellas personas que no están tan familiarizadas con la temática. Y agradecemos la posibilidad de que eventualmente participen los técnicos en las preguntas más específicas, dado que es un tema complejo.

                Lo primero que nos parece importante conversar es sobre el porqué de la necesidad de regular. Como sabemos, existen varios caminos que han tomado distintos países y nosotros creemos que la primera razón tiene que ver con la protección, es decir, proteger a los consumidores e inversores, así como la integridad de los mercados financieros, con relación a la estabilidad financiera. Bien sabemos que Uruguay es un país que tiene una seria reputación en estos temas y en definitiva es lo que buscamos preservar.

                Después entendemos que hay que mitigar los riesgos, vinculados al lavado de activos y al financiamiento del terrorismo que están muy asociados a estas cuestiones, los ciberataques y el fraude.

                Otro de los aspectos tiene que ver con dinamizar el sistema de pagos, porque disminuye el costo por transacción para un individuo respecto de una operación tradicional y por el tema vinculado con la mayor velocidad.

                También queremos seguir las recomendaciones del GAFI del 10/2021, que menciona lo de aplicar un enfoque basado en riesgos de prevención de lavado de activos y financiamiento del terrorismo en aquellas entidades que realicen actividades con activos virtuales, y analizar el proceso de licencias y registros de los proveedores de dichos activos digitales.

                ¿Cuál es la generalidad del proyecto de ley presentado? Por un lado, se genera un marco legal para las criptomonedas, también con relación a la oferta inicial de monedas, lo que mencionábamos sobre la prevención de lavado de activos y el financiamiento del terrorismo, que nos parece bien importante incluirlo. Además, contempla sus aspectos tributarios –uno de los ejes que se discute bastante– y está el rol del ente regulador que es el Banco Central del Uruguay.

                El capítulo 1, «Criptomonedas», determina que son aquellas que se destinen a su uso como medio de pago. La aceptación de las criptomonedas depende del acuerdo entre las partes. No son monedas de curso legal y se admite su uso tanto en contratos civiles como comerciales. Siguiendo con el marco legal de las criptomonedas, se define el criptoactivo como la representación digital de un valor que puede ser comercializado o transferido y puede usarse para pagos o inversiones. Las criptomonedas son una forma de utilización de los criptoactivos generados con la tecnología DLT –Libro Mayor Distribuido, por su sigla en inglés–, pero no la única. O sea que el proyecto de ley no busca regular la tecnología subyacente.

                El proyecto que presentamos propone soluciones para la utilización de las criptomonedas y para los criptotókenes cuando son un valor y se remite a soluciones ya existentes en la Ley n.º 18627, de 2 de diciembre de 2009.

                Las criptomonedas tienden a tener las mismas características que el dinero porque son fungibles, divisibles, portátiles, fácilmente trasmisibles y, en general, tienen un suministro limitado.

En relación con la oferta inicial de monedas, se genera un marco normativo para las emisiones públicas de criptomonedas y criptotókenes; se admite su oferta a través de intermediarios de valores y el Banco Central del Uruguay podrá definir los requerimientos de la emisión, particularmente en el caso de las emisiones que representen derechos en un activo subyacente al criptotoken.

Vinculado a la prevención del lavado de activos y al financiamiento del terrorismo, este proyecto pone énfasis en la necesidad de capacitación continua de los funcionarios especializados en la materia y en que el Estado procure utilizar tecnología.

Luego se genera un listado de entidades que operan con criptomonedas, que quedarán reguladas por el Banco Central del Uruguay. Mientras que este último no emita normativa específica, no hay períodos desregulados; se plantea usar por analogía algunas licencias que hoy ya existen.

Con respecto a los aspectos tributarios de las criptomonedas, hablamos de la necesidad de definir qué tipo de activo es para darle un tratamiento tributario. Si se cumplen las condiciones definidas para las criptomonedas, los activos se asimilarán a la moneda, y si la criptomoneda se utiliza total o principalmente en el exterior, entonces tendrá un tratamiento de moneda extranjera.

En función de lo dispuesto por la Ley n.° 19484, se plantea el envío de la información a la DGI para el ejercicio y cumplimiento de sus funciones.

Con relación al rol regulador del Banco Central del Uruguay, en el proyecto se le conceden facultades para reglamentar las operaciones y las actividades a los principales agentes del mercado de cripto. Las normas se incorporarán a la reglamentación existente: la carta orgánica del BCU y se puede optar por mantener un sistema de sandbox regulatorio es decir, una caja de arena regulatoria– para conocer mejor el desarrollo de las instituciones sin dejar períodos desprovistos de normativa antilavado de activos y financiamiento del terrorismo en la materia. Asimismo, se le dan facultades para contratar los listados de ofertas de criptoactivos en los mercados regulados.

(Se proyectan diapositivas).

–En esta diapositiva se ve el escenario actual del mercado cripto. Simplemente damos un pantallazo de lo que hoy existe, que no es exhaustivo porque no está incluido todo el universo, pero sí están las grandes categorías que hoy se manejan.

Vemos que este es un mercado en crecimiento. El mercado de criptomonedas surge a partir del bitcóin, que fue creado en 2009. A noviembre de 2016 el mercado poseía un valor de capitalización equivalente a 0,014 billones de dólares y a noviembre de 2021 el mercado tiene un valor de capitalización equivalente a 2,86 billones de dólares. Creo que es bastante significativo lo que ha sido este crecimiento exponencial.

Nos pareció importante también incluir el derecho comparado. Esto es algo que existe y creemos que no es acertado desconocer que algo hay que hacer al respecto. Ahí mencionamos algunos de los países que han emitido regulación hasta el momento como ser: España, Suiza, Australia, Reino Unido, Singapur, China, Hong Kong, Tailandia y Estados Unidos, entre otros. En setiembre de 2020, la Unión Europea diseñó una propuesta por reglamento para que distintas jurisdicciones trataran uniformemente a las instituciones. España admitió la oferta de criptotókenes en el mercado de valores y habilitó registro de proveedores de servicios de criptomonedas. También mencionamos el camino de Suiza, que aprobó la blockchain en 2020. Podemos decir que hay un universo bien variado con relación al abordaje de los distintos países en este tema.

Como les decía, esta es una presentación general del proyecto de ley. Capaz que podemos analizar la iniciativa del señor senador Sartori y luego se podrían hacer preguntas específicas a los técnicos que hoy nos acompañan.

Muchas gracias.

SEÑOR SARTORI.- Brevemente, me gustaría que Agustina Pérez cuente un poquito acerca de las diferencias o algunos de los enfoques y elementos distintos de nuestro proyecto de ley.

SEÑORA PÉREZ.- Primero que nada, les agradecemos por el tiempo que nos dispensan y felicitamos la presentación, que fue muy extensa, exhaustiva y profunda sobre toda esta temática.

                Creo que acá lo importante es señalar que los proyectos de ley, en cierta medida y en algunos aspectos, son complementarios. Es relevante entender que Uruguay tuvo una postura conservadora en este sentido y fue astuto en hacerlo, porque para elaborar una tecnología tan disruptiva y que evoluciona constantemente era muy difícil tener en claro cuál era el marco adecuado para otorgar esa seguridad jurídica y, al mismo tiempo, no matar ese mercado o ese dinamismo que se requiere. En este caso, dado lo que hoy está sucediendo, es claro que no podemos mirar hacia el costado –por decirlo de alguna forma–, ya que todo este mercado está llegando a Uruguay. Hoy por hoy, ya hay negocios en los que se compran inmuebles a través de permutas con criptomonedas; por eso, ante una consulta, la Dirección General Impositiva tuvo que expedirse. También el Banco Central del Uruguay hizo una publicación con respecto a que se va a emitir y está haciendo investigaciones. Justamente consideramos que hoy es necesario tener un marco y que Uruguay pueda instalarse como un hub de innovación, pero otorgando siempre –como decían los señores senadores– la seguridad jurídica que nos ha caracterizado durante todo este tiempo.

Del otro lado del partido está el doctor Daniel Mosco, que es un gran profesional y el proyecto de ley abarca varios de los puntos que no están contenidos en el otro. En cierta medida, la idea es fusionarlos y generar algo próspero para el país.

SEÑOR LANZ.- Queremos agradecer a la Comisión de Hacienda por recibirnos y considerar este proyecto de ley como insumo de trabajo que, sin lugar a duda, puede ser complementado por la otra iniciativa presentada ante la comisión y las autoridades competentes.

Nos sentimos muy orgullosos del equipo aquí presente porque ha estado trabajando durante un tiempo en este proyecto de ley, encabezado por el doctor Daniel Mosco. Solicito al señor presidente que le ceda el uso de la palabra para que responda a las interrogantes de los señores senadores.

SEÑOR MOSCO.- Agradecemos a la comisión por recibirnos y, en especial, a la escribana Agustina Pérez que también ha participado en su proyecto y han sido un gran insumo los avances presentados.

Nuestro proyecto es una suma de muchos ejemplos existentes a nivel mundial. No hay soluciones claras ni una única vía. Las opciones que existen actualmente tienden a llegar a un único punto, que son las sugerencias del GAFI. Hay que regular, licenciar, buscar una solución que evite los riesgos de lavado de activos y financiamiento del terrorismo en este proceso. No hacer nada es una opción y no podemos dejar de mencionarlo. El problema es que no hacer nada implicaría estar en incumplimiento con las recomendaciones del GAFI y dejar de lado un área importante de regulación necesaria en el futuro.

Hay países que han operado en base a la normativa ya existente, simplemente dentro del marco que tenían como, por ejemplo, el Reino Unido para las instituciones proveedoras del servicio de pago. Otros países han dado regulación expresa, como en el caso de Corea del Sur y Suiza, donde se establecieron específicamente licencias y mecanismos de desarrollo. No todo lo que es blockchain es criptomonedas; no todo lo que está detrás del desarrollo de este proceso implica necesariamente estar hablando de un activo financiero. Hay otras áreas que entendemos que hoy ya son legales y también servicios que pueden prestarse sin necesidad de modificar nuestro sistema civil.

Por lo tanto, vemos que lo único relevante es tratar de concentrar en aquellas áreas donde no hay regulación, donde la regulación es difusa o donde la interpretación de una u otra regulación existente es compleja. Por ejemplo, en criptomonedas no tenemos un mecanismo equivalente; no hay nada con qué compararlas.

En cuanto a las licencias de ciertos proveedores, algunas son muy parecidas a lo que hacen un cambio o una bolsa de valores, otras no tienen un equivalente y hay otras que ya existían. Por ejemplo, cuando el activo virtual tiene un activo subyacente detrás, una posibilidad de inversión, creemos que la ley regulatoria del mercado de valores ya aprobada da un mecanismo claro, pero no hemos visto que ese desarrollo se haya dado en nuestro mercado y las licencias no se adaptan cien por ciento. Necesitamos comenzar ese proceso de control. Además, la licencia de casa de cambio tiene la particularidad de que los controles intensivos son un poco más bajos en cuanto al monto, en relación con el umbral de otras instituciones, USD 3000 contra USD 10.000, por lo cual vemos que tiende a ir a una línea como la suiza, que tiene un nivel de control a partir de los USD 1077, o sea, mil francos suizos. En ese sentido, vemos que da más seguridades todavía en el proceso y, a los efectos del regulador, para el conocimiento del mercado. No pretendemos que de la noche a la mañana nazca todo el sistema, pero creemos que las herramientas que permitan al regulador una mayor flexibilidad para encontrar las soluciones a los problemas que se den en la marcha son la medida más adecuada que podría darse desde este Parlamento.

Muchas gracias.

SEÑOR SARTORI.- Un tema importante es que las grandes empresas que han surgido de esta industria, que a veces tiene menos de cuatro o cinco años, hoy son de volumen gigantesco, de cientos de miles de millones de dólares. Ellas son las que están buscando una regulación justamente porque no encuentran en el mundo un lugar donde puedan operar de manera normal. Los clientes tienen dificultades para hacer pagos; por ejemplo, si uno manda dólares desde su cuenta a un criptocustodio, ida y vuelta, es muy difícil hacerlo si no hay una regulación importante.

El régimen de licencias es bueno porque también permite, en un momento como este, recaudar con la emisión de licencias que puede tener una garantía muy importante para el país. Si uno le pone un precio a esa licencia, una exigencia de garantías altísimas en función de nuestras realidades, hay muchas empresas que pueden pagarlo, que pueden organizarse para estar acá en Uruguay. Por lo tanto, es una industria nueva que genera actividad, pero también es una manera nueva de recaudar para el Uruguay que puede ser muy grande. Si lo hacemos antes, si somos pioneros, podemos tener a las empresas más grandes, que están mirando. Creo que hemos hablado con las veinte más grandes del mundo y todas están dispuesta a venir a instalarse con el marco regulatorio que impongamos en el muy corto plazo. Entonces, una ley puede tener un impacto rápido, concreto para un número chico de empresas que ya están operando y han estado en contacto con todos los asesores y senadores que han trabajado en el tema.

SEÑOR BOTANA.- Me gustaría saber cuál es el tipo de regulaciones o informaciones que el país debería avalar a través de una ley. ¿Qué tipo de cuestiones estaríamos regulando? ¿Estaríamos avalando tamaños de las series, valores, capitalizaciones? Quisiera conocer cuál es la idea que traen los proyectos o lo que ustedes creen que debe regularse.

SEÑOR PRESIDENTE.- Quiero hacer varias apreciaciones.

En primer lugar, coincido con la necesidad de comenzar a mirar toda esta parte del funcionamiento de los mercados financieros desde la perspectiva de la regulación y el control, porque está claro que estamos ante un marco de transacciones financieras riesgosas –diría de alto riesgo– por las características de comportamiento que han tenido hasta el momento los criptoactivos, por lo menos, los principales.

Como verán, ya no hablo de criptomonedas sino de criptoactivos. Realmente me voy a resistir a la expresión «criptomoneda» en este marco porque son aspectos conceptuales que se pueden discutir, pero para concebir un activo como moneda, por lo menos en la visión más tradicional, deben tener ciertas características y me da la sensación de que estos criptoactivos no las tienen. La primera y más básica es la estabilidad; por algo nos preocupamos tanto por la inflación. La inflación no quiere decir otra cosa que el hecho de que el valor de la moneda sea lo más estable posible, y si hay algo que no es estable es el valor de los criptoactivos. Difícilmente pueda, en ese marco, utilizarse como unidad de cuenta, la primera y más básica de las funciones de una moneda. En la jerga se habla de criptomonedas porque la intención original era generar una moneda que sustituyera las monedas de curso tradicional, que requerían una validación institucional de organismos públicos como, por ejemplo, los bancos centrales. Se buscaba, en una visión más libertaria –si se quiere–, que la validación fuera distribuida, desconcentrada y no permitiera una validación institucional de un organismo estatal. En fin, eso que podía ser su belleza termina siendo su talón de Aquiles en la medida en que esa forma de validación descentralizada a través de la tecnología del blockchain –la cadena de bloques– también es la que impide que sea una moneda con valor estable, que pueda realizarse de manera instantánea y cosas por el estilo.

                Por lo tanto, como primera prevención me gustaría erradicar –después se revisará el proyecto incluyendo la perspectiva que puede haber desde el Banco Central– la noción de que vamos a regular criptomonedas. Por eso me gustaba más el título del proyecto de ley que presentaron la señora senadora Sanguinetti y el señor senador Lanz y no el título de la presentación que hicieron hoy, que es trabajar para ver qué marco se les puede dar, en materia de regulación y control, a los criptoactivos.

                Me parece muy bien que Uruguay aborde el tema, porque tiene una tradición y talante de vanguardia para apreciar este tipo de temas. Ya ha habido experiencias en cuanto a incorporar elementos tecnológicos. Algunas son muy incipientes en el mundo, incluso a la hora de distinguir entre criptomonedas –que no serían monedas, sino criptoactivos– y monedas de curso legal de base tecnológica virtual. Ahí sí estamos hablando de moneda, porque sería una moneda emitida por la propia autoridad monetaria con todos los resguardos, las garantías y los respaldos que eso da. En fin, son dos cosas diferentes y Uruguay tiene una visión sobre ese punto. Su tecnología es extremadamente incipiente. Hay varios bancos centrales en el mundo que han puesto el foco en esto. Por lo tanto, es una cuestión que va a avanzar y a la larga se va a ir uniformizando a nivel internacional.

También debemos tener clara la distinción al hablar de los criptoactivos y su tecnología de soporte –el blockchain, o sea, la cadena de bloques, y la Tecnología del Libro Mayor Distribuido– porque, como bien se dijo, es un tema de tecnología que puede usarse para la conformación de los criptoactivos o de cualquier otra cosa. De hecho, en el Banco Central se estaba analizando la posibilidad de utilizar tecnología de blockchain para la propia actividad regulatoria y todo lo que es el flujo de información cotidiana en el proceso de regulación. Obviamente, el blockchain puede utilizarse para un montón de otras actividades que cumplan ciertas características. En principio, tecnológicamente el blockchain tiene la belleza de no ser fácilmente hackeable –no decimos que no es hackeable porque ya va a aparecer alguien que lo haga, aunque parecería ser una tecnología de altísima dificultad para quien quiera hacerlo y poder utilizarse para otro conjunto de actividades. En lo personal, creo que ha sido el gran aporte tecnológico del proceso que nace con la intención de generar una moneda que no requiera validación institucional, pero se separa justamente de eso como mecanismo tecnológico para un montón de actividades que tengan determinadas características: que sean de flujo sistemático o masivo de información y, en muchos casos, deban ser reservadas. Me refiero a esto porque, según entendí de la presentación de la señora senadora Sanguinetti, aquí habría como un mecanismo en cuanto a promover la utilización del blockchain en otras cosas como, por ejemplo, en actividades de control, estatales, etcétera, que ya pueden hacerse. Creo que está bien reafirmar ese impulso, pero está claro que no hay ninguna prevención legal que no permita hacerlo. De hecho, tengo claro que en el Banco Central se estaban analizando procesos y se evaluaban las bondades de pasar a tecnologías de tipo blockchain.

                Entiendo que también hay que distinguir otra cosa en esta lógica de la regulación vinculada al funcionamiento del mercado financiero. Obviamente, el Banco Central ya tiene la regulación del mercado financiero y si el criptoactivo se concibiera como un activo financiero, en realidad ya hay un marco legal que habilita al Banco Central a incorporar elementos de regulación. Ahora bien, entendemos que, dado el grado de disrupción que esto implica y los riesgos en los mercados financieros, los organismos de coordinación internacional en materia de regulación financiera prenden muchas luces amarillas con respecto al tema de las criptomonedas. Recuerdo que hace dos o tres años Agustín Carstens, que estaba un poco a la cabeza de esos organismos internacionales y fue gobernador del Banco de México, hizo algunas declaraciones que alertaban de manera muy significativa sobre la aparición de los criptoactivos en el funcionamiento del mercado financiero, a pesar de que en aquel momento, si bien se mostraba un aumento importante de su participación, tenía un porcentaje muy menor, aunque obviamente era algo que estaba avanzando.

Como estos son considerados activos de alto riesgo y muy inestables, obviamente se da una preocupación en lo que son los mercados financieros donde todo se contagia –hay muy pocas vacunas para evitarlo–, por lo que hay que estar alertas con este tema a fin de que no incorpore mayor inestabilidad a los mercados financieros. Este es un tema importante, es decir, ver los criptoactivos como un elemento a regular en un contexto de funcionamiento del mercado financiero y de los roles regulatorios. Otra cosa distinta, aunque vinculada a esto, es la posibilidad de promover una industria asociada a esto, es decir, a la emisión de criptoactivos, a los mecanismos de validación, etcétera, que es una preocupación diferente en la que Uruguay puede tener ventajas por su base de educación tecnológica, su reputación, etcétera. Como decía, son dos cosas diferentes. Obviamente, ahí también se involucran cuestiones que se plantearon en la presentación como, por ejemplo, el tema tributario, pero, más allá de eso, creo que hay que entender mucho más el funcionamiento de esto en clave de qué aspectos de esa «industria» –entre comillas– podrían tener lugar razonablemente en nuestro país de manera competitiva.

                Es claro que esto genera desafíos enormes para los mecanismos de prevención de lavado. La utilización de los criptoactivos como medio de pago no significa que se transformen en moneda, es decir, yo puedo acordar con el señor senador Sartori pagarle algo con bolsas de papas y eso no transforma a la papa en moneda, sino que simplemente es un acuerdo privado en cuanto a cómo cancelar una obligación. Ahora bien, así como a priori se le encuentra cierto atractivo a la utilización de los criptoactivos como medio de pago, evidentemente genera desafíos para todo aquello que nosotros tenemos que controlar en el sistema de pagos, sobre todo en lo vinculado a la prevención del lavado de activos y al financiamiento del terrorismo. Por lo tanto, esa es otra línea de preocupación.

                La última prevención a la que quiero referirme, a la hora de seguir trabajando en este tema, es que se puede escribir en el papel que regula todo lo que quiere, pero en la vida real hay cosas que puede controlar y otras que no. Cuando se define legalmente la obligación de un organismo público –en este caso, el Banco Central– de regulación y control de algo, automáticamente se asignan responsabilidades. Por lo tanto, también hay que ser muy cuidadosos sobre qué alcance tiene la regulación de este tipo de mercados, que son de muy difícil control –por lo que ya existe y por la perspectiva de explosión tecnológica que esto puede traer– para que no se traduzca en responsabilidades del Estado sobre algo que, básicamente, tiene ínfimas posibilidades de efectivo control. Este es un proceso internacional, global. La validación de un bitcóin puede tener lugar en todas partes del mundo y el funcionamiento y las transferencias se hacen en la nube. O sea, los mecanismos de contralor son muy complejos y, probablemente, bastante poco efectivos. Por lo tanto, hay que ser muy cuidadosos con la responsabilidad que se asigna al organismo regulador y con cuál es el alcance que tiene la responsabilidad regulatoria.

Como bien decía la senadora Sanguinetti, uno de los objetivos de la regulación es la protección de los intereses de los agentes no sofisticados que operan en el sistema financiero. Sin esa protección que la da la regulación, probablemente la enorme mayoría de las transacciones financieras no tendrían lugar.

                En consecuencia, de alguna manera queda claro que hay una responsabilidad del órgano regulador en su rol de protector o representante de los intereses de los agentes no sofisticados del sistema; los sofisticados que se preocupen ellos porque tienen la sofisticación como para analizar dónde ponen su dinero. Y acá sofisticación no es una cuestión intelectual, sino de recursos, de tener la capacidad de incurrir en gastos de sofisticación a la hora de lo que hace cada uno con su dinero.

                Y en esta dimensión de los criptoactivos, las capacidades de un órgano regulador y, por lo tanto, las garantías que por el momento se pueden dar desde un órgano de esta naturaleza, parecen ser muy limitadas. Por eso hay que ser muy cuidadosos del alcance que tiene el tema regulatorio en esto porque con la potestad de regular también se está trasladando la responsabilidad a los usuarios del sistema financiero. Creo que acá estamos ante un submercado, si se quiere, que tiene altísimo riesgo y muy bajas posibilidades de control. Por lo tanto, dar el mensaje: tranquilos, duerman destapados que yo los estoy regulando, puede llegar a ser contraproducente. Entonces, la advertencia –como en el paquete de cigarrillos– debería ser que este es un mercado altamente riesgoso; lo que gana o lo que pierda corre por cuenta suya. O sea, hay que tener cuidado también con ese tipo de mensajes, que pasa por limitar claramente las responsabilidades de la regulación.

                En fin, son solo reflexiones a partir de este tema que, seguramente, todos vamos a seguir incorporando. Creo que es muy buena la iniciativa de ambos proyectos que ponen sobre la mesa la necesidad de dar un marco normativo a algo que ya es una realidad. Esperaremos también la opinión del Poder Ejecutivo y del Banco Central para ver cuánto de lo que ya hay como marco normativo se aplica porque acá no estamos reinventando la regulación. No se puede hacer una regulación instrumento por instrumento en el marco legal. Ya hay un marco legal general que otorga potestades al Banco Central y al Poder Ejecutivo.

                Evidentemente, esto tiene un grado de especificidad tal que seguramente requiera algún elemento del marco normativo con las prevenciones que mencionamos.

SEÑOR BATLLE.- Quiero agradecer a nuestros invitados por haber acercado estos proyectos porque, sin duda, el avance de la tecnología es bueno para todos. Muchas gracias por haber presentado sus respectivos proyectos.

                Un poco coincido con el señor presidente porque venimos del mismo palo financiero y hemos vivido todos estos controles.

La paradoja es que esto nació para no ser regulado, y los seres humanos queremos regular todo porque nos gusta tener certezas; siempre las buscamos, desde que nacemos, y cuando aparece algo prometedor, enseguida queremos atraparlo para regularlo. Creo que si el japonés que creó el bitcóin –que no sé si existe– viniera hoy acá, nos diría: «¡Qué están haciendo, muchachos! ¿Quieren regular lo que hice para escapar de las regulaciones?». Cuando se creó el bitcóin se buscaba escapar de los procesos inflacionarios que tienen las monedas controladas. Como contrapunto del presidente, vean cuán estable es la moneda; de pronto, si miramos la situación desde el punto de vista del bitcóin, lo inestable es el dólar, ya que se ha depreciado frente al bitcóin. O sea, existe como una especie de contrapunto de ver dónde está la estabilidad. Obviamente, el bitcóin ha subido mucho durante la pandemia como efecto de la emisión monetaria gigantesca que se ha hecho desde los mercados centrales.

                Se mostró un dibujo lleno de logos, pero hay dos criptoactivos que manejan prácticamente el cien por ciento del mercado, que son Bitcóin y Ethereum; Bitcóin tiene el sesenta y pico por ciento y Ethereum tiene el veintipico por ciento de la emisión total de criptoactivos, o sea que capaz que regulando solamente dos se podría acaparar casi todo el mercado.

                Una cosa que puede hacerse es decir a los bancos –y con eso alcanzaría, aunque el presidente de la comisión sabe mucho más que yo– que incorporen en su lista de monedas o activos transables al bitcóin y al ethereum. De esa manera, pasaríamos la pelota a los bancos, que –como dijo el presidente– al ser grandes inversores tienen la capacidad de controlar ese mundo. Mucho de lo que está pasando hoy día creo que no es tanto por el origen del criptoactivo, sino por su volatilidad. Si, por ejemplo, ayer tenía USD 20.000 en bitcoines, puede ser que mañana tenga USD 60.000 y después USD 3000. En cuanto a la dificultad de incorporarse al sistema, el banco me pregunta cómo hice para pasar de 20.000 a 60.000 en un día, de dónde salió ese dinero. Bueno, es difícil de explicar y eso a los bancos no les gusta. Entonces, el problema de incorporarse al sistema del bitcóin es que uno puede mandar fácilmente dinero desde un banco a una casa de criptoactivos, pero al revés no. Sin embargo, el mundo va evolucionando y ya hay bancos que empiezan a aceptar envíos de determinadas casas que tienen ciertas regulaciones. Como decía el presidente, hay toda una especialización que la gente precisa para poder abordar estos temas. Hoy ya pueden verse casos, por ejemplo, que un amigo de un hijo nos diga que compró criptoactivos, o sea que los muchachos se están organizando para entrar en ese mundo porque ven que ahí hay una posibilidad de armarse con una cajita de ahorros. Realmente, así lo ven ellos, como una caja de ahorro, así como antes nosotros escribíamos en la libretita del Banco República lo que nos iba dando la caja de ahorros.

Creo que un avance sería que los propios bancos en Uruguay empezaran a aceptar el criptoactivo, y sería tan simple como que el Banco Central emitiera una circular donde ahora acepta que los bancos tengan cuentas en criptoactivos. Entonces, ahí se verá qué banco quiere captar ese segmento de mercado que obviamente va a ser pequeño, pero que puede ser interesante para los ahorristas uruguayos.

                Con relación al punto que plantean hay una fuente de negocios para el país. Uruguay siempre ha sido un país que se diferenció muchísimo de otros porque en épocas muy tempranas, cuando ni siquiera existía una carrera en el sector informático, acá ya existía la carrera de analista de sistemas, ingeniero de sistemas y demás.

                Desde hace muchísimo tiempo nuestro país ha invertido en crear cabezas buenas para la tecnología y uno ve no solo en la industria financiera, sino básicamente en la industria de la tecnología el desarrollo de empresas que crean cosas para el exterior que es enorme. Entonces, creo que dar un marco regulatorio a una empresa de este tipo va a ser bueno para los uruguayos, sobre todo, para la gente que ha empezado a trabajar desde hace tiempo –no debido a la pandemia– en nuestro país pero para afuera. Hay muchos uruguayos que antes se nos iban y hoy se quedan realmente porque se puede trabajar desde acá para afuera. La pandemia hizo que muchos jóvenes volvieran a trabajar desde sus casas, que decidieran no irse y prefirieran trabajar desde acá, y hablo de industrias como la cinematográfica. Entonces, creo que realmente es bueno que Uruguay intente captar este mercado.

                Nuevamente agradezco que nos hagan llegar los proyectos de ley y trataremos de que salga lo mejor posible

SEÑOR PRESIDENTE.- Me permito hacer dos consideraciones antes de ceder el uso de la palabra al doctor Mosco, que pacientemente espera.

                Lo que se ha dicho son todos aspectos por evaluar. Por supuesto que para algunas cosas alcanza con que alguien firme una resolución. El asunto son los impactos y las obligaciones que se generan. Hay que evaluar, por ejemplo, que habilitar abiertamente la utilización de criptoactivos en los portafolios bancarios y demás, va a multiplicar, por ejemplo, los costos de cumplimiento de las normas de lavado. Obviamente, al ser activos altamente riesgosos y muchas veces con fondos cuyo origen no es fácilmente detectable, va a multiplicar costos de funcionamiento para el cumplimiento de las normas de lavado, pero los bancos siempre son reticentes a que todo le salga más caro.

SEÑOR BATLLE.- Ahí, en realidad, como en todo corresponsal, el banco buscará su corresponsal, al que más le tenga confianza en materia de bitcoines.

SEÑOR PRESIDENTE.- Claro, buscará.

SEÑOR BATLLE.- Y el dinero en ese corresponsal es siempre del banco, quien es simplemente un anotador de tus cuotas partes o de las mías.

SEÑOR PRESIDENTE.- Está claro, siempre puede haber buenos escenarios. Lamentablemente, cuando uno razona lo que hay que regular, tiene que analizar las patologías porque, como dije hace un rato, asume responsabilidades.

                Lo otro es más anecdótico que otra cosa y es para mostrar la dificultad de control de todo esto. El señor Batlle hacía referencia al japonés que inventó todo esto, que en realidad no sabemos si es japonés, si es hombre o mujer, si es una o varias personas. ¿Quién es Satoshi Nakamoto?

(Dialogados - Hilaridad).

                –En síntesis, esto no tiene mucho tiempo de creación. El trabajo de Satoshi Nakamoto apareció en 2008, o sea hace trece años. Históricamente eso fue ayer y, como es obvio, los desarrollos son brutales. Es cierto que hoy se dice: tenemos dos criptoactivos que dominan todo, entonces, regulémoslo, pero el día que lo hagamos, esos dos bajarán drásticamente su participación, porque parte de la belleza de esto está en no ser regulados. Acá regulamos todo el conjunto o abrimos arbitrajes regulatorios y agujeros que terminan generando más inestabilidad. Vean lo que pasó en la crisis internacional de 2008: la cosa explotó en los segmentos no regulados, pero por su interacción con todas las áreas reguladas, no solo explotó la banca de inversión sino también la banca tradicional, el mercado de los seguros, el mercado de valores, etcétera.

                Quiere decir que este es un tema realmente complejo y vuelvo a poner énfasis en que es de muy difícil contralor, de manera tal que un regulador pueda dar suficientes garantías.

                Entonces, está bien tener un marco y ver el alcance de la regulación, pero con la advertencia de que lo que no se puede controlar no se puede regular; no se puede asumir la responsabilidad regulatoria de algo sobre lo cual no es posible tener un control básico. Ese es el desafío que esto plantea. Por algo en el mundo todavía no hay un marco normativo más o menos estándar o básico sobre el cual mirarnos.

SEÑOR BOTANA.- Quiero hacer una reflexión: que el conservadurismo no nos deje afuera del mundo, porque tal vez estemos frente al principio del fin de los Estados nacionales.

Tengo la sensación de que debemos avanzar en las regulaciones que podemos hacer desde el país y en aquellas que debemos acordar a nivel mundial. Me parece que de alguna manera hoy hay que ver lo internacional; así como estamos hablando de tributación mundial y de estas cuestiones sobre las cuales no habíamos avanzado hasta este tiempo, seguramente habrá algún tipo de control que debamos hacer entre los países en conjunto. De lo contrario, con seguridad estaremos –como ya dije– ante el principio del fin de los Estados nacionales.

(Dialogados).

                –Cerro Largo va a sobrevivir porque no hay tierra con más libertades que este departamento, y este es un esquema de libertad. Siempre fuimos territorio contestado y fue el primer lugar donde votó la mujer; las libertades individuales surgieron desde Cerro Largo; todas las revoluciones vinieron desde ese territorio y no hay ninguna duda que la libertad está acunada en Cerro Largo. Quisiera que esto figure en la versión taquigráfica, porque no me gustan esas provocaciones.

(Hilaridad).

SEÑOR MOSCO.- Con relación a la alusión del señor senador Botana en cuanto a lo que se está regulando, señalamos que no estamos regulando el instrumento porque este no es regulable y no tenemos capacidad para hacerlo. No podemos pretender regular el instrumento porque no hay forma de hacerlo, tanto si el instrumento es una criptomoneda, un criptoactivo o un criptotoken relacionado a una utilidad, a un uso específico de seguridad o de identificación, como lo planteábamos en el fundamento, porque no hay una forma posible de hacerlo; está absolutamente descentralizado. Ahora bien, donde sí se puede regular es en el uso y en las instituciones que lo administran, manejan, compran y venden en el mercado. Es hacia ahí que se dirige nuestro proyecto porque resulta posible establecer controles en ciertas áreas del mercado que permitan su desarrollo. El que compra y vende a través de una plataforma puede ser controlado por ella y realizar los controles de lavado de activos, restringir el medio a través del que se paga y también a quién se le vende, y también puede detectar actividades riesgosas.

El uso del criptoactivo en un contrato civil de pago también es regulable. Hemos tratado de afectar lo menos posible el sistema civil. Decimos que, si se está utilizando una criptomoneda, que es un criptoactivo dirigido al uso de pago, podemos habilitarlo para que se utilice en un contrato de compraventa de la misma manera que el Uruguay en la Ley n.º 14500 permitió el uso de moneda extranjera en los contratos y con la misma solución y alcance. No se inventa la pólvora en ese sentido porque no hay necesidad. Hacia ahí apunta nuestro proyecto: soluciones donde se pueda regular.

No se puede prohibir; es imposible hacerlo. Incluso China, en sus restricciones de setiembre de este año, no dijo que se prohibía el uso de criptomonedas, sino que simplemente señaló que los exchanges ya no pueden comerciar con esto y eso determinó, en definitiva, una prohibición general porque era el principal mercado donde se estaba cotizando. Terminado eso, lo único que queda es la compraventa individual, que es casi imposible de regular.

Si existe un mercado desarrollado, confiable y las instituciones que participan son razonables en el sentido de controlar, verificar, proteger, cuidar, es más probable que el mercado que hoy está desregulado pase a la institución regulada. Hablo desde el punto de vista de la probabilidad y más de una intención de deseo que otra cosa simplemente porque no podría afirmarlo con datos en este momento. Creo que es hacia ahí que va la solución, porque esa es la línea a la que han ido los otros países cuando decidieron regular y mantener este sistema.

En relación con las alusiones que hizo el señor presidente de la comisión, tengo para rato. En primer lugar, en cuanto al nombre de los instrumentos, deriva de un sistema de traducciones. La Unión Europea para el borrador del reglamento europeo estableció otro tipo de nombres; en vez de utilizar el término criptomonedas, estableció un token de pago, un token de activos, un token de seguridad. Eligen un montón de ejemplos para distintas operaciones; entonces, es un tema de traducción. Si fuera ese el problema, se podría ajustar la redacción de la ley.

En cuanto a los riesgos de las características de los criptoactivos, no es un fenómeno que se dé exclusivamente en este tipo de mercado financiero. Podría darse en cualquier tipo de mercado financiero: en la cotización en la Bolsa, en una cotización OTC o también en dinero fiduciario hiperinflacionario. No es una situación que sea extraña. Tengo un amigo al que le gusta mi colección de billetes simplemente porque es el monumento a todos los problemas hiperinflacionarios que ha habido y no necesariamente la mayoría vinieron de la actividad privada, sino que muchos de ellos son problemas estatales, como pasó en Hungría, Grecia, Alemania, Yugoslavia, Francia. Se pueden citar muchos ejemplos históricos.

En relación con el uso como unidad de cuenta –de nuevo todas estas opiniones son estrictamente personales–, entiendo que es un vicio de la profesión en la definición de dinero o de la monetaria. Lo entiendo perfectamente, pero también por mis propios vicios de la profesión, creo que para definir dinero se tiene que recurrir a una definición legal. No tenemos una, pero hay una definición doctrinaria muy buena que cita Arthur Nussbaum de una sentencia de la Suprema Corte de Justicia alemana de 1921 que definía que dinero es todo medio de pago cuyo valor es certificado por el Gobierno o por su agente autorizado y que sea destinado a la pública circulación, abstracción hecha se haya o no revestido de curso legal. Este fenómeno se daba porque en Alemania, en 1921 –desde 1919 hasta la hiperinflación y posteriormente–, había escasez de dinero y se habilitó a emisores privados a emitir dinero de emergencia, el notgeld. No es un caso extraño, sino que existe en muchísimos países, siempre ha estado dado a instituciones privadas o a determinados organismos subnacionales, pero no significa que el dinero esté vinculado específicamente a su valor como reserva de valor, como unidad de cuenta, no desde el punto de vista económico. Hay dinero fiduciario que podríamos decir que notoriamente no es una protección de valores y, sin embargo, es dinero. En ese sentido, es un poco el vicio de la profesión y la posición legal de cómo podríamos definir el dinero.

SEÑOR PRESIDENTE.- ¿Me permite una interrupción?

Sin ánimo de debatir, digo que el dinero no es algo que exista o deje de existir o funcionar porque lo escribamos en una ley. Una norma es fundamental para darle ciertos soportes y roles, pero el dinero es una construcción institucional. Incluso, lo que aparentemente era la belleza que tenía el bitcóin como cosa libertaria, a su vez, fue su talón de Aquiles. El dinero es una construcción institucional, es una institución en sentido amplio. Obviamente, la cuestión legal, en todo caso, reflejará el grado de fortaleza institucional que tiene el sistema. Por eso ha habido dineros que estaban en la ley con todas las garantías y demás y desaparecieron; por eso también hay instituciones que emiten cosas que de repente funcionan como dinero y a veces de manera transitoria. Basta ver lo que ocurrió en Argentina: en la crisis empezaron a aparecer de vuelta los bonos de cancelación de las provincias. Lo que importa es la sustancia económica.

SEÑOR BOTANA.- En Uruguay existieron emisiones de moneda hechas por las cabañas. En algunos lugares se aceptaron como dinero fichas de clubes. Pero se permitía su curso y eran de aceptación general, por lo cual capaz que estamos hablando del símil sobre el cual debemos trabajar, que no necesariamente tenía respaldo estatal.

SEÑOR MOSCO.- Pero se permitió su circulación.

(Dialogados).

SEÑOR PRESIDENTE.- Lo que no está prohibido en el sector privado está permitido.

SEÑOR MOSCO.- La pregunta es si es dinero o no y qué tipo de contrato utilizamos para ello.

En realidad, con relación a ese punto iba a hacer una acotación. El white paper de Satoshi Nakamoto dice que no está buscando fraude. Repito: me abstraigo de la teoría política subyacente, no me interesa discutir sobre libertarianismo, me parece que es una discusión estéril a la hora de debatir sobre el instrumento y además envicia. Creo que en la base del documento original se daba una situación de problema de reducción del fraude. ¿Qué ocurría? Cuando se hacían compras entre partes que no estaban vinculadas, había una persona que entregaba un bien y la otra que recibía un dinero, pero cuando se hacía por vía bancaria, la persona que enviaba el dinero, una vez recibido el producto, decía «no lo recibí, cancelen la operación, reintegren el dinero». Este era un proceso de fraude. La idea de Nakamoto era prevenir ese fraude que se estaba dando y que las instituciones financieras tenían que permitir por las reglas de sus instrumentos, y decir «este pago ha sido verificado por partes descentralizadas, no por una única parte que puede cancelar y revertir la operación». Por lo tanto, no se puede evitar ese pago. En ese marco surge el bitcóin, es decir, hay partes no vinculadas que reconocieron que hubo una transferencia de una billetera electrónica a otra y ese pago no es reversible, no va a haber ninguna persona o entidad única que pueda revertirlo para impedir ese fraude de la entrega de dinero que se puede dar cuando hay un único proveedor centralizado del servicio. Nuevamente, la validación distribuida y no centralizada del bitcóin también tiene su ventaja en comparación con una emisión centralizada. Justamente, si hay una emisión centralizada, quien emite, controla; si hay una emisión centralizada, quien emite, cancela, y si hay una emisión centralizada, quien emite, puede ser atacado y solo tiene un único registro. Cuando se tiene la blockchain u otros sistemas de control, el de Libro Mayor Distribuido, todas las partes que intervienen son descentralizadas, no hay una que tenga toda la cadena. Por lo tanto, si ataco a una parte, las demás van a actuar como mi garantía de que no se puede revertir la operación. Si yo atacara la base central del Banco Central del Uruguay con relación a la emisión centralizada –por ejemplo el Banco Central del Uruguay–, podría tener una contingencia en esa emisión porque sería el único libro centralizado de control del dinero emitido, como puede ser el caso del e-peso o e-currency y el sand dollar de Las Bahamas. Lo digo como ejemplo de por qué tiene su factor interesante la descentralización del proceso. Sin perjuicio de que ello ocurra, sea una ventaja o una desventaja, son soluciones diferentes. Un banco también tiene un libro centralizado contra todas sus cuentas; si se afecta a una, es el banco el que debe corregirla y nadie más puede hacerlo. Si el banco no la corrige, no hay solución.

                En relación con la tecnología de soporte de los criptoactivos, entiendo que el Libro Mayor Distribuido es correcto. El criptoactivo y la tecnología de soporte no son lo mismo. Se puede usar, es legal utilizarla, pero no tenemos necesidad de decir algo para que sea un negocio, una operación o una creación que en Uruguay no pueda hacerse hoy. Ahora bien, a veces la falta de regulación puede no ser una solución útil. Es una respuesta del sistema, pero no necesariamente la más útil para las personas que participan en ese negocio.

                En definitiva, si tengo, por ejemplo, una empresa de tecnología que se basa en guardar información en la blockchain y utiliza las monedas para pasar esa información –se pasa información entre dos billeteras propias– y la va grabando en la cadena, esa empresa no está comercializando con dinero, su origen de fondos está basado en un producto que vende y, al estar usando criptomonedas, puede generar contingencias para la empresa que sería mejor que nos las tuviera. Hay que analizar si, dentro de las soluciones posibles, conviene.

                La lógica del mercado financiero responde a la misma lógica que este proyecto de ley. El Banco Central en su último comunicado dijo que no están reguladas, que no hay normativa y que es un instrumento de riesgo. Nosotros no podemos regular el instrumento en sí. Ahora, ¿la industria tiene ventajas para desarrollarse en Uruguay? Sí, tiene ventajas y soluciones, y creo que el Banco Central es el mejor para capacitarlo.

                Con respecto al uso de la permuta contra compraventa, es verdad que puedo pagar con bolsas de papas otro bien. Ahora, ¿cuál es la característica que tienen las criptomonedas en relación con las bolsas de papas? Que a estas últimas puedo dividirlas en unidades, hacer el pago y contarlas, pero no son todas iguales; hay que llegar a una convención para poder utilizarlas: una papa puede tener veinte gramos, otra, veinticinco gramos y otra, veintitrés gramos. Entonces, ¿cuántas papas debe tener cada bolsa?

SEÑOR PRESIDENTE.- Eso sucede porque lo referenciamos a otra moneda; no se dice cuántos bitcoines vale alego o cuánto dólares y, en todo, caso se paga en bitcoines.

SEÑOR MOSCO.- Exacto.

                Cuando nosotros hacemos un pago en dólares, en la actualidad, bajo la Ley n.º 14500 en realidad no decimos que se pagó en dólares, sino en pesos reajustados a dólares. En Uruguay todos los contratos monetarios en una moneda emitida por otro país son reajustes obligatorios de la moneda uruguaya. Esto viene a decir lo mismo: estas criptomonedas equivalen a tantos pesos según la cotización.

SEÑOR BOTANA.- ¿Cuál es la cantidad total de moneda admitida en el proceso?

SEÑOR MOSCO.- Cada criptomoneda tiene su propia regla, es decir, hay algunas que se emiten con cantidad cerrada, hay otras que se emiten con una cantidad ilimitada pero reducida en el tiempo, y hay otras en las que está determinada su cantidad total en el mercado. Además, hay criptomonedas que son efectiva y absolutamente inidentificables –es decir, con privacidad absoluta– y hay otras cuyas partes no solo no son privadas, sino que también se puede saber quién es la persona que está detrás. Todo esto depende de cómo se crea. Utilizar bitcoines como ejemplo de toda la industria es un problema basado en su tamaño, pero no necesariamente significa que todos son iguales, que todas las billeteras son iguales, que todas las soluciones son iguales, porque la tecnología es mucho más amplia que eso.

SEÑOR BOTANA.- ¿Un país puede imponer determinadas exigencias de información?

SEÑOR MOSCO.- Para las monedas que cotizan en su país, sí. Podría serlo para las nuevas y para las otras podría ser lo que proponemos en el proyecto, es decir, obligar a que los cambios que las cotizan deslisten esas y no permitan que se puedan comprar y vender en ese tipo de mercado formal. Esa es una solución. Un país no podría obligar a transformar toda la cadena de algo que ya se creó porque, una vez creado, es descentralizado. Es decir, si no tengo una autoridad central, no tengo un solucionador central que pueda cambiarlo.

SEÑOR PRESIDENTE.- Acá también juega el tema de que se trata de un mercado con muy alta dinámica tecnológica; entonces, lo que podamos plantear hoy en tres meses puede cambiar. Cuando arrancó el bitcóin, se dijo que por la prueba de trabajo y los mecanismos para la validación de tal forma inicial, iba a haber 21:000.000 de bitcoines y se iban a acabar. Luego cambiaron las pruebas de trabajo y apareció el bitcóin gold, el aurinegro o el que sea. O sea, la tecnología hace que esto quede obsoleto minuto a minuto.

SEÑORA PÉREZ.- Algo que se dio de manera repetitiva en toda esta conversación fue, justamente, la diferencia entre algunas criptomonedas y otras. Cuando nosotros hablamos, por ejemplo, de criptoactivos, nos referimos a un mundo más grande de lo que es la criptomoneda en sí. Por ejemplo, están los tipos de tókenes, hay criptomonedas que no son estables y otras que sí, lo que significa que están ancladas a un valor y eso controla su volatilidad. O sea, es un espectro muy grande de los distintos tipos de criptoactivos que hay.

Muchas jurisdicciones lo que hicieron fue decir que regulaban algunas y dejaban otras por fuera, también por un tema de seriedad, porque, como decíamos hoy, este tema es un arma de doble filo. Por todos estos beneficios que tienen en cuanto al seudoanonimato, la descentralización y otros temas, cuando queremos controlar la trazabilidad, quién fue tenedor y cuáles son los fondos, se nos hace más difícil. Justamente, al tener esto una postura de libertinaje, por decirlo de alguna manera, cualquiera en el día de mañana puede hacer una criptomoneda. Entonces, es importante poner un poco de seriedad al asunto y decir cuáles son las criptomonedas que tienen mayor trayectoria o que han demostrado ser válidas en el mercado, para luego sí poder avanzar en ellas y, en cierta medida, proteger a los consumidores de las que no lo son.

SEÑOR PRESIDENTE.- Libertarianismo versus libertinaje; ¡qué tema!

SEÑOR SARAVIA.- Bienvenidos. Al escucharlos he aprendido muchísimo en este tema, que es realmente muy complejo y novedoso.

                Quiero hacer algunos comentarios sobre un tema en el que he trabajado muchísimo y que conozco. La señora senadora Sanguinetti lo mencionó al pasar y creo que es una de las grandes preocupaciones que tienen hoy los organismos internacionales y las unidades de inteligencia financiera. Me refiero al tema del lavado de activos y el financiamiento del crimen organizado. Evito decir «financiamiento del terrorismo» porque si hay algo en lo que coinciden todas las agencias mundiales de inteligencia es que el terrorismo se hace con muy poco dinero y se financia de diferente manera. Cualquier acto terrorista muy violento se hace con muy poco dinero, por lo que no es necesario realizar grandes operaciones para financiar el terrorismo global en el mundo. Eso está demostrado últimamente por ataques con poco dinero a trenes, con cuchillo o armas, en cualquier lugar donde haya una población y se genere terrorismo. Por lo tanto, el negocio más grande que tiene el planeta Tierra es el de la droga y las armas, y los grandes países funcionan también en esos temas.

                Ahí hay una preocupación del GAFI por el cumplimiento de las prerrogativas que este impone. Es más, en Uruguay –el señor presidente de la comisión maneja muy bien este tema porque estuvo en el Ministerio de Economía y Finanzas y en el Banco Central– sabemos que desde la ley de 2004 –que el expresidente Jorge Batlle mandó al Parlamento por las observaciones que se habían hecho al país a partir de la crisis y que luego se modificó en  2006 y 2007, pero la puso en marcha el expresidente Vázquez– hasta ahora hemos ido avanzando y agregando regulaciones y sujetos obligados. Esto no es un debate, sino una preocupación que uno tiene.

                Las criptomonedas o los criptoactivos fueron hechos para no ser regulados. Y el financiamiento global del terrorismo, de las armas, de las drogas –sobre todo porque mueve grandes volúmenes–, se ha ido regulando permanentemente y lleva a sujetos obligados a cumplir determinadas tareas. Los grandes financiadores y lavadores de dinero son los cultos en el mundo entero, como también lo ha sido la construcción. Se ha ido regulando y se discutió muchísimo, por ejemplo, el tema de los escribanos, que son sujetos obligados en las negociaciones. Ahí hay una preocupación. Si yo regulo, estoy legalizando y al hacerlo, ¿qué le genera al financiador del terrorismo o del crimen organizado este tipo de activos en el mundo? Le genera muchas dudas que pueda tener sustento su negocio. Entonces, prefiere enterrar tanques de dólares o hacer otros negocios en la construcción, inflar las construcciones u otras cosas, que meterse en esto para financiar a nivel global el crimen organizado. Esa es la preocupación. Es interesantísimo este tema, pero también es muy complejo. Por tanto, si lo regulo, si lo pongo en actividad y puedo pagar la construcción de un edificio con criptoactivos, estoy dando una posibilidad más que hoy no está –porque el que opera ahí tiene dudas de esto– de financiar el terrorismo y el tráfico de armas. Esa es una de las grandes preocupaciones de las agencias en el mundo entero. ¿Por qué esto no ha entrado en la actividad para financiar el crimen organizado? ¿Por qué el oro sigue siendo el dólar?

SEÑOR PRESIDENTE.- No me atrevería a afirmar eso.

SEÑOR SARAVIA.- Pero los volúmenes grandes de financiamiento que se están investigando –el propio GAFI y las unidades de inteligencia financiera– pasan por otro lado.

                Por ejemplo, ¿cómo hace un escribano para declarar y comunicar al oficial de cumplimiento, como sujeto obligado, que hizo un negocio con criptomonedas, que no se sabe de dónde viene el dinero? Es otro lío que armamos.

                No estoy planteando una verdad, sino que estoy reflexionando para discutir luego un tema que, además, es sumamente complejo. Además, como dijo el señor presidente, el mundo está discutiendo esto y no sabe qué va a pasar mañana.

                Los felicito por los proyectos y sean bienvenidos.

SEÑOR PRESIDENTE.- Agradecemos la visita, como también el poner el tema sobre la mesa. Seguramente, nos va a llevar trabajo futuro y ojalá logremos un buen marco normativo entre todos.

                Muchas gracias.

(Se retiran de sala los señores senadores Carmen Sanguinetti,

 Pablo Lanz y Juan Sartori, y  sus asesores).

(Dialogados).

                –El tercer punto del orden del día tiene que ver con el proyecto de minuta de comunicación presentada por los senadores del Frente Amplio, relativa a la prórroga de medidas económicas para mitigar el impacto de la pandemia de covid.

Se ha hecho circular entre los miembros de la comisión. La idea es que la comisión avale llevar al pleno esta solicitud de minuta para enviar al Poder Ejecutivo.

SEÑOR BOTANA.- Voy a pedir que se postergue el tema hasta la semana que viene ya que sería por un año más y queremos hacer la debida y responsable consulta al Poder Ejecutivo.

SEÑOR PRESIDENTE.- Lo que pasa es que la próxima sesión de la Comisión de Hacienda va a ser en diciembre.

SEÑOR BOTANA.- Si le parece, podemos hacer una reunión virtual.

SEÑOR PRESIDENTE.- No podemos porque hay que votar.

SEÑOR BOTANA.- Podemos hacerlo en forma ficta.

(Dialogados).

SEÑOR PRESIDENTE.- Entonces, lo dejamos para considerar en la próxima sesión de la comisión.

(Apoyados).

                –Se levanta la sesión.

(Son las 11:35).

 

 

 

 

               

 

 

 

 

 

               

 

 

 

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.