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COMISIÓN DE INDUSTRIA, ENERGÍA, COMERCIO,

TURISMO Y SERVICIOS

(Sesión celebrada el día 4 de agosto de 2021).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 16:10).

(Se inicia la conexión vía Zoom con representantes del

 Centro Radioaficionados Montevideo, CRAM).

               –Buenas tardes.

La comisión tiene el gusto recibir a los doctores Gustavo Frontini, Fernando Berrueta y Ruben Veiga para escuchar su opinión sobre el proyecto de ley presentado hace ya un tiempo por el senador Pintado, del Partido Colorado, y nos digan por qué lo consideran necesario. Después de tanto tiempo, es bueno poder escucharlos con relación a un tema que tiene mucho contenido y a este proyecto de ley en particular.

SEÑOR VEIGA.- Buenas tardes. Muchas gracias.

               En primer lugar, me voy a presentar. Mi nombre es Ruben Veiga, soy radioaficionado, abogado e integrante del Centro Radioaficionados Montevideo.

               Como bien mencionó el presidente de la comisión, me acompañan los doctores Gustavo Frontino y Fernando Berrueta, también radioaficionados e integrantes del Centro Radioaficionados Montevideo.

               Queremos agradecerles por recibirnos y darnos la oportunidad de explicar nuestros fundamentos sobre por qué consideramos positivo que se apruebe este proyecto de ley. También agradecemos al senador Pintado por haberlo presentado en la cámara.

               De más está decir que este tema es muy importante para nosotros. El doctor Gustavo Frontini va a hacer una introducción sobre el tema radioaficionados y cómo trabajamos, y también va a reafirmar lo que significa esta iniciativa para nosotros.

SEÑOR FRONTINI.- Muchas gracias por recibirnos una vez más. Ya habíamos estado en otra oportunidad.

               El motivo que nos ocupa en el día de hoy es que en representación de los más o menos 1600 radioaficionados registrados en el Uruguay a través de once radioclubes, pretendemos que se realice una ligera modificación en la Ley n.º 17517, la comúnmente llamada Ley de Antenas, la cual establece que se pueden instalar, con la debida autorización y el asesoramiento de personal idóneo, antenas y torres en edificios en las ciudades. Pretendemos que se amplíe el alcance de la ley para que en todo el territorio nacional se puedan instalar torres para los radioaficionados desde tierra, desde el suelo. Parece de Perogrullo, pero es así. Es muy necesario.

               ¿Por qué decimos que es necesario? Como ustedes saben, por el cambio climático ha habido algunos desastres naturales. Por suerte nuestro país está bastante por fuera de la problemática regional. En lo que me es personal integro la directiva del Radio Club Uruguayo. Como vicepresidente, integro la comisión que tiene que ver con las catástrofes, terremotos y desastres en toda la región de las tres Américas, y diariamente recibimos informes de lugares donde hay tal o cual desastre.

               ¿A los efectos de qué los radioaficionados son necesarios en esto? Lo que sucede es que cuando ocurren ese tipo de situaciones, por lo general las comunicaciones normales caen. Como prueba de ello les comento que hace poco más de un mes el coronel Sergio Rico, director nacional del Sinae, nos convocó a una reunión por este mismo medio, pidiéndonos colaboración a los radioaficionados en general para ver de qué manera podíamos ayudar, porque frente a una eventualidad de la caída de comunicaciones –caso que ya ocurrió con un tornado y con una caída de la energía eléctrica a nivel de Uruguay, Argentina y Paraguay–, si bien cuentan con una telefonía satelital, no tienen una cobertura de red satelital. O sea que sería una comunicación muy cara, punto a punto, y no sería de las prestaciones que podría dar cualquier radioaficionado con un simple aparato de radio, una antena y una batería. Hacemos hincapié en esto por la sencilla razón de que hace muy poco tiempo hubo algún inconveniente con los colegas de Chile –que tuvieron algún que otro terremoto– y, dadas las condiciones de la propagación atmosférica, ellos se quedaron sin telefonía, la ciudad de Santiago no se podía comunicar con el sur o el norte, y éramos los uruguayos y algunos argentinos los que establecíamos el enlace para facilitar que ellos pudieran comunicarse sin dificultades de un punto a otro. Todo esto se hizo vía onda corta, vía bandas de radioaficionados.

               Entonces, creemos que es una necesidad muy importante que los radioaficionados podamos tener acceso a instalaciones, legalmente autorizadas, por supuesto, sin las dificultades del caso, como que en alguna comunidad no permitan poner una torre o se entre en colisión con otras administraciones.

               Paralelamente, pretendemos que se respete la Ley n.º 13569 –por este motivo tuvimos otra reunión con los señores legisladores–, que data ya de algunos años y que de alguna manera ha sido pasada por arriba por algunos decretos y normas que se establecieron, que hacen que los costos de importación de equipos se hayan visto bastante incrementados.

               Ese es, en síntesis, el panorama de lo que venimos a plantear, y creemos que no van a tener ninguna dificultad de comprender que es una necesidad. Ojalá que en el Uruguay no tengamos ninguna de estas catástrofes, pero deberíamos estar preparados. Seguramente el doctor Berrueta podrá ampliar un poco más sobre los aspectos legales del tema.

SEÑOR BERRUETA.- Reitero el agradecimiento por recibirnos en el día de hoy y me gustaría agregar algo a lo que expresaba el doctor Frontini.

               El proyecto de ley tiende a complementar la Ley n.° 17517, que autoriza y regula específicamente un aspecto puntual de la instalación de las torres y los sistemas irradiantes. Hay que diferenciar la torre, que es lo que sustenta, del sistema irradiante, es decir, la antena. Esa ley autoriza específicamente la instalación en edificios, porque había problemas con la copropiedad, que en algunos casos autorizaba la instalación de la torre correspondiente y la antena que va unida a ella y en otros casos, no. Este proyecto de ley pretende homogeneizar y llenar un vacío legal que existe actualmente en el Uruguay tanto en referencia a la torre como al sistema irradiante que se va a instalar en ella. Es por eso por lo que se solicita una altura de ochenta metros. Como dice bien la exposición de motivos, esa altura no es algo caprichoso, sino que se entiende que es correlativo a la distancia que se puede alcanzar a través de la altura del sistema portante, de la torre.

               Lo que actualmente sucede es que al no haber una legislación específica con referencia a la altura de la torre que se instala desde tierra o desde el techo de la casa del aficionado, se aplican, muchas veces a nivel departamental y ante denuncias o algún tipo de quejas que se puedan dar, distintas normas que no están establecidas específicamente para la antena de radioaficionados. Por ejemplo, se aplican normas sobre la altura de tanques de agua, de antenas de televisión, de comunicación de celulares o, inclusive, de sistemas irradiantes pero de radiofonía comercial. Y nosotros no empleamos nada de eso. Los sistemas de antenas son muy diferentes, los sistemas de anclaje son muy distintos y generalmente no están en un predio ajeno a la propia casa del radioaficionado.

               Por lo tanto, a través del dictado de esta ley tratamos de homogeneizar la normativa, y posteriormente cada departamento tendrá la posibilidad de dictar la reglamentación que entienda correspondiente, pero siempre respetando el tope de altura que nosotros pretendemos. Como decía al principio, se busca una mejoría notable en cuanto a la distancia a la que se pueda acceder.

               Básicamente, eso es lo que se pretende y no otra cosa.

SEÑOR DOMENECH.- Pido disculpas por la ignorancia en estos temas, pero me surge la duda de si no habría que precisar desde qué nivel se deberían medir los ochenta metros.

SEÑOR BERRUETA.- Como dije anteriormente, la altura que manejamos es desde el piso, desde el suelo. La cota cero vendría a ser el piso o el suelo del domicilio del radioaficionado. ¿Por qué? Por una cuestión de comodidad sobre todo para el anclaje de la torre. Ustedes tienen que pensar que la torre generalmente es como si fuera una cercha de tres lados, de las que se usan en construcción, pero algo más ancha, aproximadamente de veinticinco centímetros por lado y con un alto que va de los tres a seis metros por tramo. Eso se agarra con vientos de alambre de acero, que van a anclajes generalmente de hormigón al propio suelo o muchas veces agarrados a alguna pared o a alguna viga colindera de la propiedad del radioaficionado, cuando no se agarra en el propio techo.

               Entonces, es una altura que va desde el piso, por una situación de comodidad en el afianzamiento de los vientos de la propia torre.

SEÑOR VEIGA.- La cifra de ochenta metros tampoco es arbitraria. Los ochenta metros serían una media longitud de onda para la banda de ciento sesenta metros, que es la banda que utilizamos los radioaficionados de mayor longitud de onda. Las antenas, sobre todo los sistemas irradiantes verticales, las torres, normalmente tienen una medida que responde, sobre todo en la radiocomunicación de emisoras comerciales, a una media onda, un cuarto de onda o un octavo de onda de la frecuencia que tienen asignada. Por eso los ochenta metros, como decía, serían una media onda para ciento sesenta metros, que sería la banda de mayor longitud de onda que tenemos asignada los aficionados. Es una banda que tiene muy buena llegada, sobre todo en la noche, para las comunicaciones a media y larga distancia.

SEÑOR PRESIDENTE.- Uno tiende a pensar que con la evolución de los métodos de comunicación más modernos, quizás lo que hace veinte o treinta años era una actividad en auge hoy tiende a desaparecer. ¿Cómo funciona la comunidad de radioaficionados? ¿Es algo que ustedes han visto decrecer en los últimos años? ¿Cuáles son los temas que se hablan por ese método?

SEÑOR FRONTINI.- Quiero aclarar que en mi caso soy radioaficionado en primer lugar, y luego soy odontólogo y todo lo demás.

               Precisamente lo que plantea el señor senador es el gran desafío que tenemos. La radioafición, lejos de perjudicarse con los adelantos tecnológicos, se ha fortalecido. Tengamos en cuenta que, por ejemplo, la estación espacial internacional ISS de la NASA envía sus imágenes por radio y las recibe cualquier radioaficionado con un simple aparato que cuesta USD 50. Los radioaficionados, ya desde el siglo pasado, desde la década de los setenta u ochenta, trasmitíamos, vía un sistema que se llama packet radio, mensajes de correo electrónico –todo por ondas hercianas, no por cable– imágenes, documentación, localización, con un sistema similar y antecesor al GPS.

               O sea que, lejos de decir que la radioafición está desapareciendo, podemos afirmar todo lo contrario. Se han desarrollado sistemas novedosos de comunicación –no viene al caso, pero igual voy a decir el nombre de uno de ellos: WSPR– que emiten señales que están por debajo del nivel audible del ser humano. Fíjense lo que estamos diciendo: sería posible –de hecho, a nivel militar estoy seguro de que se está haciendo—establecer comunicación punto a punto sin depender de la capa ionósfera de la atmósfera, que es la que hace rebotar las ondas. Mediante esos programas de comunicación se logra que haya rebotes de señales en partículas cósmicas que caen desde el espacio exterior. Estos programas permiten recuperar esa información y, frente a un caos que eventualmente se pudiera producir –como por ejemplo caída de satélites o lo que se quiera imaginar–, siempre va a haber un radioaficionado capaz de establecer un contacto con algún confín del mundo o con la manzana que está frente a su casa de modo que se pueda comunicar sin problemas y sin necesidad de la red de energía eléctrica, de la telefonía celular o de la telefonía fija.

               Existe todo un mundo que para nosotros es apasionante y que nos prueba que estamos lejos de la extinción. El problema está en que hay ciertas cosas que nos han ocurrido con el correr del tiempo, como por ejemplo dificultades para la importación de nuestros equipos, fundamentalmente por temas de costos, más allá de que es posible importar y hacer gestiones. Nuestra actividad día tras día es un descubrimiento, una manera de ir creciendo, por tratarse de un hobby científico. Por esa razón, todos los días se presenta un nuevo desafío, un nuevo problema o una condición del sol que determina que no nos podamos comunicar con determinados lugares. Es por esto por lo que mi colega, el doctor Veiga, hablaba de la banda de ciento sesenta metros, que es imprescindible hoy en día para la comunicación regional segura. Cuando digo regional me refiero a dos o tres mil kilómetros a la redonda, lo que sería muy importante para cubrir nuestro territorio. Esa banda requiere, justamente, una altura determinada para las antenas.

               Ojalá haya sido claro lo que he dicho y haya podido captar la atención de los señores senadores. Sin duda, nos daría mucho gusto poder mantener una charla por radio y comunicarnos con todos los integrantes de este Cuerpo.

SEÑOR VEIGA.- Quiero decir algo como complemento con respecto a la vigencia de los radioaficionados: las grandes fábricas de equipos, como son Kenwood, Yaesu, Icom, siguen produciendo y mejorando sus productos e incluyendo nueva tecnología, lo que les permite sacar al mercado nuevos equipos todos los años. Creo que este dato es más que contundente para demostrar que la radioafición sigue vigente.

SEÑOR BERRUETA.- Si me permiten, además de agradecer la deferencia de los señores senadores por habernos recibido, quiero comentar un caso actual, por todos conocido. La actual pandemia de covid que todavía nos azota y por suerte está en retroceso ha llevado a un reflorecimiento de la actividad de la radioafición debido al aislamiento de la gente. En Argentina, donde las medidas fueron mucho más restrictivas que en Uruguay, hubo un estallido impresionante de radioaficionados, como hacía muchísimos años que no se veía, con gente que sacó los equipos que tenía guardados para comunicarse con otros a muchísima distancia, solamente para hablar, solamente para escuchar una voz distinta a la de la familia y poder dialogar de cualquier tema y no solamente de los relacionados con la radioafición.

               Era eso lo que les quería comentar. Siempre es un gusto recibirlos, ya sea en el Radio Club Uruguayo –con el doctor Frontini– o en alguna instancia de estas de Zoom, para aclararle esta o el sinnúmero de preguntas que ustedes quieran hacer.

               Muchas gracias.

SEÑOR PRESIDENTE.- Muchas gracias a ustedes por la participación y la información brindada.

               El proyecto de importación de los equipos está en la Comisión de Hacienda; en esta comisión tenemos el de las antenas, así que con una buena labor legislativa esto debería ir avanzando para que estén en condiciones de seguir con esta actividad que, por lo menos a mí, me pareció fascinante y les agradezco que hayan compartido la pasión que ustedes tienen por este tema. Funciona tan mal el wifi en este Palacio Legislativo que no sería una mala idea considerar una antena aquí y quizás a través de radio el senador Sánchez podría participar.

(Hilaridad).

–Esperemos incorporar un poquito esa tecnología, que parece ser algo que se olvidó en la historia. Avanzamos con otras cosas y esta termina funcionando mejor, como sucede en muchos casos.

               Nuevamente les damos las gracias por compartir este momento y nosotros seguimos trabajando en la comisión.

SEÑOR BERRUETA.- Muchas gracias. Buenas tardes.

 

(Se da por finalizada la conexión vía Zoom con representantes del

Centro Radioaficionados Montevideo, CRAM).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Quiero recordar a los señores senadores que la semana que viene tenemos sesión, pero el miércoles 18 es la interpelación, por lo que no habría comisión, y enseguida entra la rendición de cuentas, de modo que por más de un mes estaríamos en receso.

SEÑOR DOMENECH.- Antes de finalizar, considero que deberíamos conocer la opinión de la Ursec a este respecto, porque esto amerita una precisión. Hay que poner a partir de qué nivel son los ochenta metros.

 SEÑOR NIFFOURI.- Quizás le podríamos enviar la versión taquigráfica a la Ursec y que nos contesten por escrito.

SEÑOR PRESIDENTE.- De acuerdo.

               Por otro lado, estamos tramitando una invitación a la CUTI para la semana que viene a fin de que nos informe sobre unos nuevos programas que están lanzando en toda esa área de la tecnología. El problema es que todavía no nos ha contestado.

               Se levanta la sesión.

(Son las 16:39).

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.