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Carátula

COMISIÓN DE VIVIENDA Y ORDENAMIENTO TERRITORIAL

 (Sesión celebrada el día 15 de junio de 2021).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 17:09).

                –Dese cuenta de los asuntos entrados.

(Se da de los siguientes).

                «Carpeta n.° 476/2021. El señor senador Germán Coutinho presenta, con exposición de motivos, un proyecto de ley relacionado con las deudas en unidades reajustables al Banco Hipotecario del Uruguay y a la Agencia Nacional de Vivienda.

                Carpeta n.º 473/2021. Los señores senadores Guillermo Domenech, Raúl Lozano y Guido Manini Ríos presentan, con exposición de motivos, un proyecto de ley relativo a préstamos hipotecarios otorgados en unidades indexadas por el Banco Hipotecario del Uruguay y la Agencia Nacional de Vivienda».

                –Como ambos asuntos ingresados son propuestas alternativas al tema que está considerando esta comisión –endeudamiento con el Banco Hipotecario del Uruguay y la Agencia Nacional de Vivienda de aquellos préstamos otorgados en unidades reajustables–, propongo que en la próxima reunión comencemos a abocarnos a su tratamiento.

                Para ello, solicitaríamos a la secretaría que haga un repartido comparativo de ambos proyectos.

                En el día de hoy tenemos como único punto del orden del día recibir al Directorio del Banco Hipotecario del Uruguay, por lo que estaríamos cerrando las entrevistas previstas, que fueron el Ministerio de Economía y Finanzas, la Agencia Nacional de Vivienda y hoy el Banco Hipotecario del Uruguay. Por lo tanto, salvo opinión en contrario de alguno de los miembros de la comisión, propongo comenzar la próxima sesión con ese tema o, al menos, establecer la estrategia de trabajo.

 

(Se inicia la conexión vía Zoom con integrantes del

 Directorio del Banco Hipotecario del Uruguay).

 

                –La Comisión de Vivienda y Ordenamiento Territorial del Senado da la bienvenida a los integrantes del Directorio del Banco Hipotecario del Uruguay: doctora Casilda Echevarría, presidenta; licenciado Marcos Laens, vicepresidente; economista Gabriel Frugoni, director; economista Álvaro Carella, gerente general, y doctor Héctor Dotta, asesor letrado del directorio.

                Les agradecemos la comparecencia a la comisión. Los hemos convocado con el propósito de continuar con el análisis de un tema que está tratando la Comisión de Vivienda y Ordenamiento Territorial: la realidad que hoy están viviendo deudores en unidades reajustables del Banco Hipotecario.

                Los ponemos en conocimiento de que en la jornada de hoy han ingresado formalmente dos proyectos de ley que tienen que ver con el tema y que oportunamente se los haremos llegar.

                Como les señalaba, estamos estudiando la situación de los préstamos y, en ese sentido, ha sido interés de la comisión volver a solicitar la comparecencia del Banco Hipotecario del Uruguay, en la medida en que también han comparecido el Directorio de la Agencia Nacional de Vivienda, el Ministerio de Economía y Finanzas y la organización que nuclea a los deudores de todo el país.

                En alguna de estas intervenciones han surgido opiniones que contradicen o difieren de algunos de los conceptos que se vertieron oportunamente por parte del Banco Hipotecario. Esa es la razón por la que la comisión sugirió la comparecencia de ustedes.

SEÑORA ECHEVARRÍA.- Agradecemos mucho que nos reciban nuevamente para despejar las dudas o algunas afirmaciones que podrían parecer contrapuestas con aquello que se haya declarado en alguna otra reunión de comisión.

Nosotros hemos revisado la versión taquigráfica de la sesión a la que comparecimos y entendemos que había quedado clara nuestra posición, y no solo con respecto a los deudores en UR, porque la preocupación en el país en este momento es de todos los deudores. Me refiero a los deudores de vivienda pero también a otros que han caído en esa situación por el tema de la pandemia. Por eso nos preocupa mucho que la solución pueda ser injusta, arbitraria, y que provoque efectos en otras áreas.

Por todas estas razones es que hemos aceptado la invitación con mucho gusto.

SEÑOR COUTINHO.- Ante todo, agradecemos a la señora presidenta, así como a todas las autoridades del Banco Hipotecario.

                Está claro que la Comisión de Vivienda y Ordenamiento Territorial ha valorado el gesto de haber estado en forma presencial en aquel momento. Después por diferentes circunstancias no volvimos a reunirnos, y fuimos avanzando en diversos aspectos. Hemos recibido a las autoridades de la Agencia Nacional de Vivienda, a las autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas, y en los últimos días, a instancias de los diferentes señores legisladores y de la propia comisión, ya tenemos para empezar a trabajar dos proyectos de ley a partir de la próxima sesión.

                En este caso, lo que vamos a intentar es que, a diferencia de los proyectos de ley presentados en el período anterior, esta vez prosperen. Por lo tanto, estamos celebrando que, antes de recibirlos a ustedes, ya estábamos viendo el mecanismo de trabajo que vamos a tener con respecto a ese tipo de escenarios y de planteos.

                Nuestra intención no es entrar en debate con las autoridades del Banco Hipotecario. La intención nunca es debatir con los invitados, porque tienen ese carácter y apreciamos el gesto de aceptar la convocatoria, pero sí nos gustaría conocer el desarrollo y la opinión sobre otros temas que se plantearon. Estuvimos revisando la versión taquigráfica de la última comparecencia y en algunos otros contextos, puntualmente el desarrollo de lo que ha sido su opinión con respecto a los deudores, a los colgamentos y a la situación en general. Por lo tanto, me gustaría volver a escucharla con atención.

SEÑORA ECHEVARRÍA.- En primer lugar, me gustaría comentar que hemos tenido más de cinco sentencias a favor del Banco Hipotecario. ¿Por qué? Porque el ajuste en unidades reajustables y luego en unidades indexadas ha sido siempre previsto por ley. Es decir que no son posiciones caprichosas del Banco Hipotecario. Además, ya en 1976, como una forma de preservar el valor de los acreedores, de la moneda y de los contratos, la Ley n.º 14500 preveía que los ajustes establecidos voluntariamente por ambas partes en los contratos fueran válidos, eficaces y respetados por las partes.

                O sea que queda despejado el tema de la legalidad, de la corrección de los contratos y de que no se trata de un tema de cumplimiento de contratos y mucho menos de cumplimiento de obligaciones del BHU. Entendemos que sea un aspecto que pueda tratar, por supuesto, políticamente el Parlamento, con todas sus facultades, pero, desde el punto de vista nuestro, hemos actuado con toda diligencia.

                El Banco Hipotecario, si bien fue creado con un tinte social, a partir de 2008 ha modificado su cometido pasando a ser un banco comercial, porque su parte social fue transferida a la ANV. Sin embargo, ha mantenido esa sensibilidad frente a los deudores. No discriminamos si son de UR o de UI. Esa sensibilidad se mantiene para todos los deudores y se atiende a cada uno de aquellos que tienen problemas. Es más, los deudores en UR cuyos contratos están vigentes, seguramente –y lo afirmaba el señor Andrade en la sesión anterior– han sido aquellas personas que tuvieron una o varias refinanciaciones. Por eso consideramos que dentro de nuestra potestad hemos hecho todo lo posible en salvaguarda de aquel principio básico de solidaridad que debe tener el Banco Hipotecario.

                Sumado a ello, en 2013, en 2018 y creo que en otra fecha –luego el economista Carella va a dar más detalles al respecto–, el Banco Hipotecario otorgó a los deudores en UR la facultad de sustituir el índice de ajuste de sus créditos por el índice de UI. Y tal como dijimos en la sesión anterior, los deudores no cambiaron. Entonces, lo que estamos viendo acá es que lo que se está solicitando es la adaptación de los contratos período a período, según la conveniencia del deudor. Queremos manifestar que modificar eso –que debe hacerse a iniciativa del Poder Ejecutivo y con la aprobación del Parlamento– evidentemente puede llevar a que otros deudores tengan la misma iniciativa de socorro, porque los asistiría el mismo interés. No estamos hablando de derecho, porque ninguno lo tendría, pero sí de interés.

                Además, en este momento de pandemia, durante cuatro meses se ofrecieron alternativas para todos los deudores, no para algunos. En los primeros dos meses de la pandemia se ofreció enviar el 50 % de la cuota al final del proceso de pago sin intereses moratorios, y en los segundos dos meses, transferir el 25 % de la cuota al final del período de pagos, también sin intereses moratorios. Y en este momento, en que el Banco Central ha permitido alguna refinanciación específica sin modificar la calificación de los deudores, el Banco Hipotecario del Uruguay también lo está haciendo.

                Con esto queremos explicarles a los señores senadores que nuestra intención de justicia, de equidad y de solidaridad está presente, no solo en la administración de este directorio, sino desde mucho antes, en las administraciones anteriores.

                Sabemos que algunas personas están requiriendo soluciones retroactivas y con respecto a los colgamentos. Considero que esta es una expresión muy poco feliz que se estableció para las refinanciaciones, porque los colgamentos no son más que créditos que no se pagaron oportunamente y han quedado para el final del proceso de pagos. Incluso, algunos de los colgamentos no tuvieron tampoco intereses moratorios. Entonces, en el Banco Hipotecario el valor justicia, que tanto se pregona en los últimos tiempos, ha sido –y repito, no solo en esta administración, sino también en las anteriores– un faro que nos ha guiado en toda nuestra actuación, así como la solidaridad y la sensibilidad hacia el deudor.

SEÑOR COUTINHO.- Entonces ¿por qué cree usted que varias familias están viviendo este inconveniente? ¿Qué considera usted que está pasando? Lo pregunto porque es un tema que no se ha podido solucionar en administraciones anteriores ni en esta, en la nuestra. Me gustaría conocer su opinión con respecto a por qué tenemos este problema.

                Por otra parte, es verdad que las medidas que se han tomado en el contexto de la pandemia, tanto por el Banco Hipotecario como por la Agencia Nacional de Vivienda, han ido en una muy buena línea y en un muy buen sentido. También creemos que como el tema está planteado y nos ha preocupado y ocupado a los directorios correspondientes y a la comisión, se ha generado una batería de posibles soluciones en varios aspectos.

                Pero me gustaría conocer puntualmente, entonces, por qué tenemos este problema, ya que usted hace referencia a administraciones anteriores.

                Y termino con otra pregunta sobre el comentario que usted hacía respecto a salvaguardar el Banco Hipotecario en ese contexto. Concretamente, la pregunta es si usted no entiende que el Ministerio de Economía y Finanzas ya recuperó lo invertido en salvar el Banco Hipotecario.

SEÑORA ECHEVARRÍA.- En cuanto a si el Ministerio de Economía y Finanzas recuperó o no lo invertido en el Banco Hipotecario, tiene algunos matices esa interpretación, porque una cosa es lo que se invirtió en dinero y otra cosa es lo que nuestra carta orgánica y las leyes complementarias expresan que debemos hacer.

                Nuestro cometido no es devolver a la Administración central, al Poder Ejecutivo o a rentas generales –como le queramos decir– aquello que nos transfirió en el momento de separarnos de la ANV. No es ese nuestro cometido. Nuestro cometido es dar crédito y con ello colaborar para que las personas que no tienen la posibilidad de comprarse una vivienda al contado –que somos la mayoría– puedan acceder a un crédito, y que tengan, en el decurso de esos quince, veinte, veinticinco años del crédito, la seguridad de que al Banco Hipotecario lo último que le interesa es rematar los inmuebles o quedarse con ellos en última instancia. A un dador de crédito lo que le interesa es mantener el flujo de dinero entregándolo a aquellos tomadores de crédito, recibir la devolución y luego prestarle a otro. Ese es nuestro cometido por la carta orgánica.

                Sin embargo, como ente autónomo que somos, aportamos a rentas generales con nuestros impuestos y hemos cumplido en todo momento con ese aporte.

                En cuanto a la primera pregunta, de cuál es mi opinión con respecto a por qué hay algunas familias que mantienen créditos que no pueden pagar, le puedo decir que la mayoría de los créditos en UR se han ido pagando.              Reitero aquello que dije en la sesión pasada a la que tuvimos el honor de comparecer: los créditos que no se pagan son muy poquitos con relación al total. La morosidad en el Banco Hipotecario ronda el 2 %, y no más. De ese porcentaje, quizás haya una incidencia un poco mayor de los deudores de UR, pero, de todas maneras, es una cantidad de gente que ha ido cumpliendo y ha ido  finalizando todo el proceso de pago de los créditos.

Aquellos –y reitero lo dicho al principio– que aún mantienen sus créditos es porque han tenido problemas. Eso es innegable, porque si no ya hubieran terminado con el pago de los créditos. Y a cada uno de ellos seguramente en una o en más de una oportunidad, el Banco Hipotecario les ha dado la posibilidad de refinanciar los créditos. Ahí sí, en los aspectos individuales y personales, se atiende a cada familia, de modo de lograr, por un lado, que no pierdan sus casas y, por otro, que no tengamos nosotros inmuebles improductivos que deberían estar al servicio de la comunidad. Es decir, no puedo hablar por cada una de las familias –porque simplemente no lo sé y, aunque lo supiera, no viene al caso–, pero sí puedo decir que todas esas familias que hoy tienen problemas han sido atendidas con generosidad desde el Banco Hipotecario. Hay que tener claro que el Banco Hipotecario maneja fondos públicos. No son fondos del directorio ni de los funcionarios del Banco Hipotecario. Por lo tanto, tenemos una responsabilidad social que no es solo con los deudores actuales, sino también con aquellos que pudieran obtener un crédito con los dineros devueltos por todos aquellos que han tomado un crédito con anterioridad y han de devolver.

SEÑOR FRUGONI.- Voy a retomar un tema que me parece importante. Me refiero a la referencia que hacía el señor senador Coutinho sobre los colgamentos.

                Acá hay un concepto interesante, porque parte del asunto en que estamos ahora lo explican las causas que generaron los colgamentos, que es uno de los temas que estaba arriba de la mesa. El señor senador Coutinho preguntaba cuál era la explicación. Conceptualmente es el caso inverso de lo sucedido en los últimos dieciséis años.

                Los colgamentos aparecen a partir de 1984 hasta después de 1990, pero los principales, que aparecen al principio –por ejemplo, los colgamentos 1 y 2–, son de 1984 y 1985. Esos colgamentos aparecen justamente en un período especial. Para ejemplificarles, si tomamos desde 1970 a 1995, la inflación por encima de la unidad reajustable, o sea, del índice medio de salarios, fue de un 78 %. En ese período, las familias tuvieron un 56 % menos de capacidad adquisitiva. Tomamos veinticinco años, que es en promedio el período que dura un crédito. Es decir que en 1984 la cuota del banco, en términos relativos, era mucho menor de lo que había aumentado la canasta. Sin embargo, el problema mayor que tenían las familias era que no podían pagar la canasta porque tenían un 56 % del poder adquisitivo que habían tenido veinticinco años atrás. De ahí el surgimiento de los colgamentos. Ninguno de los colgamentos surgió por un aumento mayor de la unidad reajustable o del índice medio de salarios por encima de la inflación.

¿Qué sucedió después? Tomemos un período mayor, por ejemplo, de 1980 a 2005. Ahí nuevamente nos encontramos con que la inflación sube casi 10 % por encima del índice medio de salarios. En la década de los noventa, también, los colgamentos se debían más a atrasos; algunos de ellos fueron generales, pero por esta realidad de que no podían pagar porque todos los ingresos habían bajado. Ese es el origen del problema de los colgamentos, además del tema de las refinanciaciones. No se puede pensar un Banco Hipotecario si no se tiene un porcentaje de deudores y de ejecuciones. Por ejemplo, si uno se remite a las ejecuciones que tuvo que enfrentar en los últimos diez años, los promedios son muy bajos respecto a su cartera. Lo mismo pasa con la cartera de unidades reajustables: en los últimos diez años, 17.000 cancelaron y quedan 12.000, pero si a esta cifra le sacamos las personas jurídicas y los garajes, quedan 7000.

A efectos de advertir el problema que se está queriendo evidenciar, ¿cuál es la morosidad? Evidentemente, si estuviéramos en un problema mayor, si tuviéramos una cartera de morosidad del orden que se tenía antes, del 30 % o 40 % –lo que llevó a un banco que después no siguió prestando–, ahí sí se necesitarían leyes, medidas y capitalizaciones. El caso ahora es que la morosidad del 2 % a que aludió la señora presidenta del banco, se compone de las dos morosidades: de la unidad indexada y de la unidad reajustable. Ahora bien, la unidad reajustable rondará a lo sumo el 3 %, lo que no constituye un problema general de la cartera. Si hubo 17.000 cancelaciones y si en los próximos cinco años va a cancelar un porcentaje importante, sumado a la gente que está al día con eso, no es un problema general, sino un problema particular que lo tienen algunos casos de unidades reajustables, pero también de unidades indexadas. Evidentemente existe un porcentaje de personas que tiene problemas en el mercado laboral porque el Banco Hipotecario del Uruguay se nutre de la sociedad y esta es la que está teniendo esos problemas.

Esa es la explicación del surgimiento de los colgamentos y de por qué conceptualmente es importante tener en cuenta este aspecto para hacerlo integral. Además, los señores senadores ya han escuchado nuestras opiniones con respecto al tema de la tasa de interés y de la periodicidad de su reajuste.

Voy a citar un último ejemplo para relacionarlo con los dos que cité –el primero de 1970 a 1995 y el segundo de 1980 a 2005–, que es el más favorable a los deudores en unidades reajustables en cuanto a la supuesta pérdida por desajuste entre unidad reajustable y unidad indexada. Si uno toma el período desde la creación de la unidad indexada –esto es, desde julio de 2002– hasta la misma altura de 2020, advierte 218 cuotas mensuales. En estos dieciocho años –un período menor a los veinticinco años que abarcaban los ejemplos anteriores– se registra el mayor aumento histórico de la unidad reajustable. Ahora bien, si tomamos en cuenta el mismo capital –o sea el mismo dinero para obtener la vivienda– bajo la opción de unidad indexada o de unidad reajustable, va a convenir al final haber optado por la unidad reajustable, porque la unidad indexada sigue siendo un poquito más cara. ¿Para qué sirve la TIR? La tasa interna de retorno pone las diferentes variables que juegan en esto. Evidentemente, en una tenemos la unidad indexada, en otra la unidad reajustable, y además las diferentes tasas de intereses, más los diferentes períodos de reajuste. Como saben los senadores, la unidad reajustable reajusta una vez por año, mientras que la indexada es mensual. Voy a hacer ese ejercicio de dos formas. Cuando alguien hace un cálculo para alguna empresa se busca la mayor tasa interna de retorno, que la dan las unidades indexadas y no las unidades reajustables. Son dos puntos más; si redondeamos: 17 y 15. O sea que es más beneficioso para el que es acreedor, tenerlo en unidades indexadas que reajustables. Y si soy deudor es a la inversa, me sirve la otra opción.

                Se debe mirar cuota a cuota y no punta a punta, porque la tasa de interés es aproximadamente dos puntos más baja. Esa tasa acumulada en un proceso muy largo, en este caso dieciocho años por doce meses, da que tiene doscientos y algo de cuotas, que pagará menos en unidades reajustables, mientras que las últimas cuotas de esas 218 las va a pagar más. Al observar cada momento, cada mes, cada renglón, y compararlo en la misma moneda, se advierte por ejemplo que esos pesos que pagará en unidades indexadas en ese mes, al pasarlos a unidades reajustables –y lo comparo mes a mes en una planilla–, da que en unidades indexadas paga un 12 % más en ese tiempo, al final. Otra forma de verlo es con la tasa interna de retorno. O sea que no hay explicación. Entonces sucede que, en la mayor parte de esos casos, si uno hace lo que en todo caso se debería hacer –tomar desde el origen y cambiarlo– hay muchas familias que tendrían que pagar más. ¡Claro!, se busca otra solución como que se anule el colgamento, pero no es posible porque el colgamento tiene una causa. Y no fue porque el índice medio de salarios aumentó más que la inflación. Justamente por eso he defendido que el banco tiene un esquema que cuando al trabajador le va bien, al banco le va bien; cuando al trabajador le va mal, al banco le va mal. Esto queda demostrado con el surgimiento de los colgamentos, en aquellos años cuando el índice medio de salarios se desplomó.

SEÑOR COUTINHO.- Al seguir el análisis del pensamiento del economista Frugoni, me permití entonces hacer el siguiente planteo, basado también en lo que decía la señora presidenta en relación con los marcos legales. La legalidad era el préstamo en UR y por lo tanto ese escenario era ir y recibir un préstamo en esa unidad. Según el desarrollo del economista Frugoni –que comparto en gran parte– la UR no cumple su función por los propios escenarios que plantea. Por lo tanto, al no cumplir la UR esa función y dejar en ese escenario a todas estas familias, ¿cuál es la solución? Porque a los colgamentos también dijo que no, que se impuso y que eran iniciativas que se iban transmitiendo con buena actitud. Fue en busca de soluciones que se les planteaba a los deudores en ese contexto.

                El razonamiento respecto a la UR y a lo económico me parece importante porque, en verdad, más que de los actuales deudores, acá estamos hablando de los que vienen arrastrando la deuda y que cuando hacen la cuenta ya pagaron su casa tres veces. Ese es el público que nos preocupa. En ese contexto también están las propias hipotecas; me refiero al que, teniendo una casa, pidió un préstamo hipotecario para hacer unos apartamentos encima y hoy tiene todo hipotecado; los de abajo también. Podría contar decenas de casos que conozco, al escuchar diferentes personas que encuentro al recorrer el país. Esto lo hablamos principalmente con la ANV porque, por algo, hubo una distribución de carteras y un criterio para decir quiénes quedaban en el Banco Hipotecario y quiénes iban a la ANV. Eso fue así; por lo tanto, está claro que acá hay un problema, una dificultad.

                Siguiendo el pensamiento del economista Frugoni –con quien tuve la oportunidad de hacer muchas cosas en conjunto con él cuando estaba en la OPP, además de conocer su opinión sobre varios temas–, la UR era legalmente el mecanismo de préstamo, es decir, toma préstamo en UR, de acuerdo con el desarrollo económico de alguien que lo trasmitía de esa manera, pero no cumplía esa función. Entonces ¿cuál es la solución?

SEÑOR LOZANO.- Agradecemos la presencia de la presidenta del Banco Hipotecario del Uruguay, así como de la delegación que la acompaña.

                Al igual que en la anterior comparecencia, seguimos preocupados y por eso propusimos esta convocatoria, a los efectos de poder encontrar alguna vía de solución a los problemas que aquejan –como bien decía el señor senador Coutinho– a muchas familias que nos han mostrado cifras concretas. Estas personas no pueden cumplir con sus obligaciones a pesar de querer hacerlo debido a que esas cuotas –generalmente en unidades reajustables– se les han transformado en impagables. Muchos nos han demostrado que, cambiando la unidad monetaria, han pagado sus viviendas quizás dos y hasta tres veces más de lo previsto; eso es verdad porque se ve cuando se hace la conversión de unidades reajustables a dólares, por ejemplo, o a unidades indexadas. Sabemos que la unidad reajustable varía en función del índice medio de salarios y que la unidad indexada lo hace según el índice de precios al consumo –es decir, la inflación–, pero también somos conscientes de que aquellos deudores del Banco Hipotecario no son economistas ni especialistas en estos temas como para poder hacer un estudio, una proyección de futuro, sobre cuál es la unidad en la que les conviene endeudarse.

En la anterior comparecencia también quedó claro que hubo dos períodos –2013 y 2018, si no me equivoco– en los cuales se dio la posibilidad de cambiar de unidad reajustable a unidad indexada, y que solamente se hizo en nueve casos. Lo que nos preocupa es que hay muchos deudores que en su momento trataron de cambiar la unidad de sus préstamos y no les fue posible, por distintas razones; hay quienes nos han hecho llegar esa inquietud, y a nosotros –obviamente– nos preocupa.

                En base a estudios que hemos analizado, vimos que hubo una variación muy importante entre los préstamos en unidades indexadas y en unidades reajustables. La pregunta concreta es si sería posible hacer ese cambio, de unidad reajustable a unidad indexada, pero no para dar al deudor la posibilidad –como muy bien expresaba recién la presidenta– de que cada poco tiempo esté cambiando de unidad acorde con su conveniencia, sino para concederle esa opción por única vez, teniendo en cuenta el precio inicial, el del momento en el cual se le otorgó el préstamo. Entiendo que de esa forma podría aliviarse al deudor que sí quiere cumplir con sus obligaciones pero que no puede hacerlo.

                Otro tema es el de los colgamentos. Sabemos perfectamente que tienen como causa una refinanciación, pero también comprendemos lo que dicen los deudores –lo han demostrado con números y con papeles– en el sentido de que con esos colgamentos más todo lo que han pagado, variando la unidad monetaria, estarían pagando sus casas dos o tres veces.

                Por lo tanto, me gustaría saber si sería posible variar por única vez –quizás en el momento en que se hizo el préstamo al deudor– la unidad reajustable a la unidad indexada o usted entiende que ello sería netamente perjudicial para el banco o para el Ministerio de Economía y Finanzas.

                Muchas gracias.

SEÑOR COUTINHO.- Quiero trasmitir a la presidenta y al directorio que, en realidad, en la comisión, en estos procesos de invitación e intercambio, teníamos previsto generar algunas que otras instancias para ir buscando determinados caminos. En una de las audiencias el Ministerio de Economía y Finanzas nos manifestó que no estaba buscando ninguna solución porque no había ningún proyecto de ley a estudio. Bueno, ahora tienen dos. Por eso no seguimos otros caminos que capaz podrían haber generado aportes y que seguramente ahora se van a basar en los proyectos de ley. Claramente, reitero, el Ministerio de Economía y Finanzas manifestó que no estaba buscando una solución o que no lo tenía en agenda porque no había proyectos de ley a estudio. Ahora sí ingresaron dos al Parlamento y es el camino que vamos a empezar a recorrer para, entre todos, encontrar una solución.

SEÑORA ECHEVARRÍA.- En primer lugar, quisiera comentar al senador Coutinho que siempre hay posibilidad de pagar. Cuando él se refirió a los colgamentos como algo obligatorio, aclaro que no es así. Los colgamentos son en beneficio del deudor y nunca son una imposición del banco. Incluso en las últimas resoluciones –a raíz de la pandemia– que se han tomado con carácter general, siempre se dio la posibilidad –incluso algunos la tomaron– de seguir pagando las cuotas. O sea que esos refinanciamientos nunca son obligatorios y siempre implican, aun siendo generales, la posibilidad de seguir pagando en aquellos casos que pudieran hacerlo. Eso es lo primero que quiero contestar.

                Por otro lado, quiero decir al señor senador Lozano que cuando los deudores comentan que han pagado –sobre este tema, luego le voy a pedir al economista Carella que haga uso de la palabra– una y dos veces la casa –he leído las declaraciones–, claro, van cambiando de unidad monetaria en los distintos momentos en que lo quieren evaluar, pero eso no es pagar dos veces la casa. Todos los que estamos acá y tenemos la suerte de tener una casa propia, sabemos que pagarla a lo largo del tiempo significa que el monto nominal establecido al principio o con una equivalencia a otra unidad monetaria que la que tomamos al principio, se va a agrandar, sencillamente por el transcurso del tiempo y por el pago de intereses. Entonces, eso de pagar dos veces la casa le pasa a todo el mundo que compra su casa en un tiempo largo de quince, veinte o veinticinco años. Además, insisto en el tema de la unidad monetaria. No se puede comparar dólares con unidades reajustables o con unidades indexadas. Hay que ver todo el período de los veinticinco años –como bien explicó el economista Frugoni– para percibir las tendencias –pese a que en todo momento puede haber fluctuaciones– que al final de los períodos son muy similares o apenas diferentes. De todas maneras, este tema lo voy a dejar para que lo contesten los economistas.

Otro aspecto que me interesa resaltar de lo que dice el señor senador Lozano es, justamente, que hay familias con problemas individuales, y eso es lo que deben ir a tratar al Banco Hipotecario, porque siempre se les va a tender una mano. Sin embargo, cuando se pretende buscar soluciones genéricas, el banco no puede darlas.

Entonces, lo que debe hacer esa gente que quiere que sea contemplada su situación personal y la de su familia es comparecer en el Banco Hipotecario  y solicitar la atención correspondiente a su situación individual.

Finalmente, otro aspecto que quiero comentar respecto de lo que mencionó el señor senador Lozano es que cualquier modificación que se pudiera hacer –tal como lo hemos hecho con anterioridad– siempre será a futuro, pero nunca hacia atrás, porque eso desbalancearía absolutamente el contrato. Algo así implica un no cumplimiento del contrato, de lo cual la república se enorgullece: además, hay más de cinco sentencias judiciales que le dan la razón al Banco Hipotecario. Nuevamente insisto en que un gran valor de la república que se respeta en este país es que hay un aspecto que debe manejar la Justicia y otro que debemos manejar los demás. En ese sentido, ya hay resoluciones firmes de la Justicia.

Ahora, si el señor presidente lo permite, quiero pedir que hagan uso de la palabra los economistas que me acompañan: en primer lugar el economista Frugoni y después el economista Carella.

SEÑOR FRUGONI.- En respuesta a una consulta que realizó el senador Coutinho, debo decir que, por supuesto, la unidad reajustable tuvo su cometido y creo que es la que mejor representó las posibilidades. Imaginen qué hubiera sucedido si en esos años la cuota se hubiera ajustado por la unidad indexada, es decir, por la inflación. ¡Imaginen qué hubiera pasado en esos más de treinta años!

Ahora bien, al Banco Hipotecario y a la unidad reajustable no se les pueden pedir todas las propiedades que puede tener en la economía. Es evidente que ahí falló otra cosa; no falló la unidad reajustable como unidad de medida del poder adquisitivo. Creemos que sigue siendo útil y lo será, aunque ahora ya no se presta más en esa unidad. En algunos otros lugares se está estudiando volver a ella –lo mencioné en mi comparecencia anterior–, pero el problema es cuando le va mal y al banco también. Por ejemplo, se ha mencionado el problema de los colgamentos y las tasas de interés, pero no es tal. Excepto uno de los colgamentos, que tiene una tasa del 2 %, el resto tiene tasa cero. O sea que cualquier persona a la que le ofrecieran pasar para el final una financiación de diez, quince o veinte años a tasa cero de lo mismo que iba a pagar lo aceptaría. Además, en estos casos, se suponía que era gente que no tenía posibilidades y esa fue la flexibilidad que hubo.

Hablamos de la misma flexibilidad que sigue teniendo el banco porque para la institución –ya lo dije anteriormente, pero lo repito– no es negocio estar ejecutando. Las ejecuciones de los últimos diez años, solamente en comparación con los que cancelaron –sobre los 17.000 que mencioné– en unidad reajustable, son del orden del 2 %. Esto no está mostrando que haya un problema general como para que exista una ley genérica sobre el tema.

No existe banco hipotecario que no tenga un porcentaje de deudores y otro de remates tan bajos, como en este caso. Tenemos una morosidad global del 2 %, pero si hablamos de estas carteras, que son las más complejas, ese guarismo asciende al 3 % y la tasa de remates es del 2 %. Incluso en esos casos –porque si no la tasa sería mucho más alta– la conveniencia del banco es seguir adaptando la capacidad de pago.

Se hablaba recién desde la función política, pero yo estoy hablando de miles de casos. Puedo poner como ejemplo una persona jubilada, de algo más de ochenta años, a la que ahora se le vence un colgamento de hace diez años, y que pagaba $ 5000. ¿Qué hace el banco? ¿En qué otro lugar podría conseguir que se le refinancie un colgamento? Todas estas refinanciaciones y las cancelaciones son de este tipo, las 17.000; se trata de gente que ha cumplido, gente que paga y se adapta. Eso es lo importante para el banco. Podrá haber otras soluciones, pero el banco funciona así, y le costó mucho en estos años recomponer sus posibilidades para poder atender a un gran porcentaje de la población y complementar lo que es un plan quinquenal de vivienda.

A partir de la realidad que tenemos, creo que apostar a fortalecer más el banco es ir en el buen camino. Por eso esas son las posiciones que, como banco, indefectiblemente uno defiende. En definitiva, se defiende el mejor futuro para el banco  porque eso significa un mejor futuro para dar mejores créditos, que es nuestro destino.

SEÑOR CARELLA.- Buenas tardes y gracias por la invitación.

                Un primer punto que me parecía importante comentar a todos es que la posibilidad de cambiar los créditos de unidades reajustables a unidades indexadas, que se abrió en 2008, permanece abierta hasta el día de hoy en los términos que manejaba la presidenta, es decir, a partir del momento en que se hace el cambio y no con carácter retroactivo, como sucede en cualquier contrato. De lo contrario, pasaría lo que se señalaba antes y es que un deudor termina eligiendo un contrato de crédito en una curiosa moneda variable: la unidad de cuenta que le conviene según el período.

                Con respecto a que hubo personas que quisieron usufructuar de esta posibilidad y no lo consiguieron, cabe decir que los que no consiguieron hacerlo fueron aquellos  que no eran efectivamente titulares del crédito. Lamentablemente, este es un problema que existe en nuestro país y sobre esto también podrán acotar los abogados que me acompañan.

                Muchas veces los titulares de los inmuebles que tienen una deuda hipotecaria lo enajenan y no regularizan la situación frente al banco. Cuando se presentaban algunos de estos casos y solicitaban transformar la deuda de unidades reajustables a unidades indexadas, el banco les exigía lo que estaba establecido originalmente en el contrato de crédito: si se producía una compraventa, se debía regularizar la situación frente al banco y este le financiaba los eventuales gastos notariales que existieran. Esa era la única condición que el banco les imponía y son los únicos casos que nos consta de gente que pudo no haber llegado a concretar la posibilidad del cambio de unidad de cuenta. Básicamente, repito que la razón de ello es que no era el titular del crédito, es decir el titular del crédito no coincidía con el titular del inmueble.

                Con respecto a lo que señalaba el senador Lozano de que alguien pagó el crédito más de dos veces, ese es un estándar con relación a lo que es un crédito a largo plazo. Un crédito a largo plazo a una tasa de interés baja se paga dos veces o dos veces y pico más a lo largo de un plazo de veinte años. Eso es lo natural en un crédito a largo plazo. Como creo que comentaba la vez anterior, cuando comparecimos ante esta comisión, en Uruguay tenemos un problema serio de educación financiera; tenemos dificultades –y quienes nos dedicamos a esto tenemos una responsabilidad en ese sentido– para trasmitir bien a la población que existe un valor tiempo del dinero y que el valor tiempo del dinero al cabo de veinte años hace que a una tasa de interés muy baja una cosa que vale 100 termine valiendo 200.

                Otro punto que entiendo que consultaba el senador Coutinho es si el banco devolvió la capitalización.

(Se interrumpe la conexión vía Zoom)

SEÑOR PRESIDENTE.- Señor Carella: ¿podría repetir lo último que dijo? Porque se escucha entrecortado.

SEÑOR CARELLA.- Decía que un crédito a veinticinco años, naturalmente, a una tasa de interés moderada, implica que el capital se pague dos veces o dos veces y pico, y si tiene alguna refinanciación en el medio, probablemente un poco más. Ahí reconozco que quienes nos dedicamos a esta actividad tenemos un debe en cuanto a la educación financiera de la población. En otras sociedades explicar esto resulta absolutamente ocioso.

                Con relación a la consulta del senador Coutinho de si el banco había devuelto la capitalización, como decía la presidenta, el cometido que le establece la carta orgánica al banco es dar crédito, y a lo largo de estos años, desde la capitalización para acá, el banco ha concedido créditos en unas cinco o seis veces el monto de la capitalización recibida. O sea que el banco le ha devuelto a la sociedad la capitalización en varias veces ese monto bajo la forma de créditos concedidos, que a su vez la sociedad devuelve con porcentajes muy bajos de morosidad en repago, que vuelven a la sociedad en más créditos. De eso se trata un banco de estas características. Es un fondo rotatorio de la sociedad, que es de la sociedad y vuelve a la sociedad.

                Asimismo, remarco algo que señalaba el director Frugoni: el banco trata de dar soluciones a todos los deudores y eso se ve en los porcentajes bajísimos de remates que el banco tiene y ha tenido en todos estos años. En promedio, el banco no ha tenido más de dos o tres remates por mes en los últimos diez años. Esa es la demostración de que llegar a la instancia final con un deudor es un proceso que en el banco se da de manera muy rara para las decenas de miles de créditos que el banco tiene.

Muchas gracias.

SEÑOR PRESIENTE.- Muchas gracias a ustedes por la participación.

SEÑOR COUTINHO.- Simplemente, quiero decir al directorio del banco que lo que les hemos ido trasmitiendo no es otra cosa que lo que nos plantea la gente y los grupos que representan a determinados sectores y que, en realidad, nosotros somos la representación genuina de más gente. En ese sentido, los planteos que nosotros hacemos, al igual que ellos, son desde la responsabilidad política.

Además, lo que he manifestado ha sido una recopilación que hice de las presentaciones, principalmente, de la Agencia Nacional de Vivienda y de los representantes del Ministerio de Economía y Finanzas. Por eso, en general, saco conclusiones de lo que dice un organismo respecto a otro. Lo hago basándome –y todo está en las actas– en lo que nos han trasmitido. Cuando hablo de recuperación o de otras cosas, no es nada que se me haya ocurrido; es todo lo que se ha dicho. Eso me lo dijo la directora Dodera, y así podría seguir repasando cada una de mis manifestaciones.

                Está claro que conocemos el reperfilamiento que ha tenido el banco, pero fue el propio Ministerio de Economía y Finanzas el que nos impulsó a trabajar en estos proyectos. Habíamos escuchado la posición de los directores del banco y de los directores de la Agencia Nacional de Vivienda, por lo que quisimos conocer la opinión del MEF, que nos informó que no está buscando mecanismos porque no había ningún proyecto de ley. Como decía la presidenta, para tener un mecanismo hay que cambiar las leyes, y por eso generamos esto.

Por otra parte, preguntamos y repetimos lo que hemos escuchado de los propios protagonistas.

Entonces, después de haber escuchado a todos, cuando estemos impulsando el tratamiento del proyecto de ley presentado –tanto el de Cabildo Abierto como el nuestro– vamos a dar nuestras opiniones en la comisión.

SEÑOR PRESIDENTE.- Si no hay más preguntas, tiene la palabra la señora presidenta del Banco Hipotecario o quien ella disponga de su delegación para hacer una referencia final, si lo entiende necesario.

SEÑORA ECHEVARRÍA.- Muchas gracias, señor presidente y señores senadores.

                Nosotros comprendemos perfectamente bien que el espíritu de colaboración, la sensibilidad y la solidaridad están presentes en todos ustedes, pero también en todos nosotros. Todos estamos buscando lo mejor para el país primero e, individualmente, para cada uno de los deudores.

                En ese sentido, vuelvo a decir y reafirmo que si los deudores tienen inconvenientes personales o familiares, lo que deben hacer es comparecer ante el Banco Hipotecario, porque sus preocupaciones van a ser atendidas. Lo que no podemos hacer es tomar decisiones generalizadas fuera de la ley. Pero como ustedes ven –y a lo largo de estas comparecencias lo hemos dejado claro–, nuestra intención y nuestra práctica –que es lo más importante– ha sido siempre, no solo en esta administración, sino también en las anteriores, tomar en cuenta y colaborar con cada una de las familias para que permanezcan con su vivienda y no tomar decisiones drásticas de ejecuciones. Tal como lo dice el economista Frugoni, lo último que conviene al país, a las familias y al Banco Hipotecario del Uruguay son las ejecuciones.

                Muchas gracias.

SEÑOR PRESIDENTE.- Agradecemos, entonces, a los representantes del Banco Hipotecario del Uruguay por su comparecencia nuevamente ante la comisión y por todos los conceptos vertidos.

SEÑORA ECHEVERRÍA.- Quedamos a las órdenes.

 

(Se da por finalizada la conexión vía Zoom con integrantes del

Directorio del Banco Hipotecario del Uruguay).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Se levanta la sesión.

(Son las 18:25).