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COMISIÓN ESPECIAL PARA EL SEGUIMIENTO DE LA SITUACIÓN DE EMERGENCIA SANITARIA GENERADA POR EL COVID-19

(Sesión celebrada el día 4 de mayo de 2021).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 16:40)

                –La Comisión Especial para el Seguimiento de la Situación de Emergencia Sanitaria Generada por el COVID-19 tiene el agrado de recibir en la tarde de hoy, vía Zoom, a la magíster en antropología, señora Virginia Rial, y a los psicólogos, señor Roberto Balaguer y señor Alejandro de Barbieri, quienes han sido invitados para hablar sobre los temas que estamos analizando en cuanto a las consecuencias que la pandemia  está teniendo, entre otras, en las áreas específicas de trabajo de sus especialidades.

                El mecanismo de trabajo que vamos a fijar consiste en dar una intervención inicial a cada uno de los invitados de alrededor de diez o quince minutos y después los señores senadores pueden hacer preguntas, de forma de poder interactuar lo más ordenadamente posible. Debido a la particularidad de estar trabajando vía Zoom, quien habla va a iniciar la sesión otorgando el uso de la palabra a la señora Virgina Rial y, posteriormente, a los señores Balaguer y De Barbieri, para poder conversar con ellos y luego habilitaremos las preguntas que los señores senadores tengan para realizar.

SEÑORA RIAL.- Buenas tardes.

                Ante todo, quiero agradecer a la vicepresidenta de la república, señora Beatriz Argimón, quien me cursó la invitación para esta tarde a los efectos de poder dialogar con los integrantes de la comisión y presentarles algunos avances de una investigación que venimos realizando desde el año pasado dentro del Programa de Antropología y Salud.

También agradezco a todos los presentes.

El Programa de Antropología y Salud está integrado por un equipo que viene trabajando desde hace casi treinta años en diferentes temas vinculados con el ámbito de las relaciones que se establecen en Uruguay en lo que respecta al campo de la salud. Este programa tiene distintos enfoques; en este caso, en febrero del 2020 comenzamos a trabajar en el tema que nos interesa, con la idea de levantar antenas en el campo de la salud, abarcando en general el caso uruguayo, aunque tratamos de estar siempre atentos teniendo la mirada puesta también en lo que pasa a nivel internacional.

En concreto, la finalidad de la investigación que realizamos con este equipo fue incursionar en todo el conocimiento posible sobre los mecanismos humanos de comportamientos, respuestas y actitudes que se dispararon a raíz de la crisis sanitaria. Si bien sabemos que desde épocas históricas la humanidad ha experimentado distintas epidemias y las ha abordado de diversas formas, en este caso había particularidades que marcaban diferencias. Lo que hicimos, entonces, fue poner una mirada especializada en las personas, los actores, las instituciones, las relaciones que iban estableciéndose, y fuimos identificando causalidades a fin de generar conocimiento cualitativo, que es lo que podemos brindar a partir del método específico de que dispone la antropología, que es como una caja particular de herramientas que manejamos para abordar distintos hechos de la cultura de las sociedades. Nos concentramos específicamente en esta idea de interés antropológico ante un cambio inédito en las condiciones sanitarias del colectivo de nuestra sociedad y, en este caso, a nivel mundial.

Es importante tener en cuenta que desde el punto de vista teórico nos encontramos ante lo que se llama «hecho social total» –concepto que propuso Marcel Mauss en 1925–, que plantea la prevalencia histórica generalizada de que ciertos fenómenos se convierten en totales porque comprenden y comprometen varias esferas de la vida social: todo lo que tiene que ver con lo político, lo religioso, el mundo de lo público y de lo privado, en fin, diversas dimensiones de nuestras vidas; entonces, afectan nuestra vida cotidiana y la vida trascendente en general. Quiere decir que en este momento nuestro país y el mundo están ante la idea de un hecho social total debido al alcance y a la significación que tiene.

La salud es un fenómeno complejo, amplio, denso, de composiciones diversas y siempre ha venido bien esta categoría teórica que contiene el concepto del hecho social total para identificarla. Pero, dadas las circunstancias, ahora tenemos que agregarle algo bien interesante: una nueva dimensión, que es la idea de lo global, de lo planetario, dimensión que se ve intensificada por la convergencia del flujo constante –quizás podemos plantearlo como infinito– de la comunicación y la información que se atraviesan.

¿Qué buscábamos observar? Los aspectos sociales y culturales, de expansión y de contagio, es decir, todo lo que tiene que ver con los comportamientos, las prácticas, las creencias, las percepciones que tenemos los ciudadanos con respecto a esta enfermedad, que es nueva. También debemos analizar cuáles fueron aquellos aspectos sociales y culturales que tuvieron que ver con las medidas preventivas que se recomendaron oficialmente.

                Lo que identificamos esencialmente –y es destacable– fueron las diferencias culturales en los comportamientos que hubo en el marco de la crisis sanitaria.

                A nivel teórico, para poder cotejar con lo que íbamos visualizando en el campo en el registro que estábamos haciendo, manejamos el hecho de que hay modelos abstractos que tienen plena vigencia en el imaginario social y que se objetivan en comportamientos que pueden ser observables, tanto en la sociedad como incluso dentro del sistema sanitario en general. En este caso tomamos en cuenta el trabajo de campo intenso –que realizamos desde fines del mes de marzo hasta el mes de octubre, si bien veníamos haciendo reuniones previas desde el mes de febrero– que, por el tema de la movilidad, fue esencialmente en la capital. Si bien estuvimos atentos, a través de las redes de comunicación, a los mecanismos que operaban en el resto del país.

                Me referiré a algunos resultados; hay más, pero quería presentar los más relevantes e importantes, en los cuales seguimos trabajando porque todavía estamos en proceso.

                En esta pandemia, si bien estamos en una segunda instancia, hubo una emergencia con un desconocimiento por parte de la población, que tuvo miedo e incertidumbre a lo diferente; después aparece la información que se va transmitiendo. Entendemos que esto no culminará solamente con la aplicación de las vacunas y con la desaparición o disminución de los casos, sino que conlleva un proceso. Con el equipo que estamos trabajando –Programa de Antropología y Salud, y los colegas De Barbieri y Balaguer, con quienes hace una semana venimos construyendo teoría e intercambiando ideas con la información que venimos produciendo– pensamos que estamos recién en la segunda etapa y que nos proyectamos hacia una tercera etapa, que denominamos el proceso de la pospandemia, con los riesgos culturales que también aparecen en esa etapa.

                Encontramos modelos que ordenan la comprensión de los hechos y que registramos a partir de datos reales. El abordaje aporta conocimientos sobre las representaciones y los contenidos del imaginario social, que determinaron las actitudes, los comportamientos, y que afectan las condiciones objetivas en el ámbito social, institucional y personal. Esto es esencialmente en cuanto a la idea de lo que es el contagio.

                ¿Cuáles son los modelos persistentes? Identificamos cuatro modelos. Es importante recalcar que el comportamiento de las personas interviene en el traslado del virus de un lado a otro; lo depositan en víctimas, que serán a su vez portadores involuntarios del virus. Estos modelos abstractos son matrices de pensamiento que se transmiten de generación en generación y se encuentran disponibles para ser utilizados, sin necesidad a veces de que se verifique su veracidad. Es como algo que todo el mundo conoce o sabe qué es, y se transmite. Sirve para explicar y generar categorías que ubican al sujeto y le permiten, de cierta manera, comprender el entorno y la situación. Esto les da una cierta seguridad.

                 En este caso consignamos un repertorio o stock del imaginario –es decir, datos– con la actualización del modelo en tiempo real que fuimos colectando, con nuevas tendencias que también registramos. El cuestionamiento y luego la renovación de este stock de comportamiento que acaban en el imaginario es algo que vemos todo el tiempo en distintas cuestiones, ya sea de género o etarias. En el caso del género, simplificamos en hombre-mujer. Esto tiene que ver con las nuevas ideas, prácticas, comportamientos, reconversión de prácticas, emergencia o novedad de algunas.

                El primer modelo es el modelo geográfico: ubicación del país según el paradigma cerca-lejos. En un primer momento, Uruguay estuvo pensado como «lejos de las amenazas varias». ¿Qué pasó? Cuando se actualizó ese modelo en la investigación nos encontramos con que había una percepción del país encajado en la región, con la consideración y problematización de las fronteras. Acá aparece, entonces, la incorporación del modelo global-local y el país queda conectado globalmente; ya no era tan lejano el riesgo.

                El segundo modelo se llama modelo médico-hegemónico, y está asociado a un concepto, de gran fuerza en Uruguay, de medicalización de la sociedad. Muchos autores lo han estado trabajando, tanto desde las ciencias sociales como desde la medicina. Para citar algunos, menciono a José Pedro Barrán, Bustillo, Romero, alguno a nivel internacional, como Michel Foucault. La difusión del saber médico es genuina, lo que al principio favorece el acatamiento social en el comienzo de la crisis sanitaria. Pero ¿qué pasó? En una segunda instancia, cuando el tiempo pasa y vemos cómo se actualiza ese modelo, se buscó –y se obtuvo– apoyo de científicos o expertos internacionales, y no solamente de médicos. Se empezaron a incorporar otras disciplinas para establecer, conocer, gestionar e implementar las acciones para la prevención y control de la enfermedad.

                El tercer modelo es el modelo médico, ante todo. Está vinculado al segundo modelo y también se ha trabajado mucho desde la medicina, la sociología, la antropología. En este modelo el médico –en sentido genérico– y el personal de salud siguen pensándose –así se construyen el rol y papel profesional– desde una idea de investidura –que casi da inmunidad– por el conocimiento, por el cargo. Pero a veces sucede que no se repara en todos los casos en determinadas circunstancias que intervienen desde la condición de persona de cada uno. Lo que puede pasar con este modelo es que puede derivar en la desatención de las medidas preventivas por parte del personal de salud, en la naturalización del riesgo –por la permanencia, el tiempo y la exigencia a la que se ven expuestos– y en una cierta desatención del cuidado de sí mismos.

                Al cuarto modelo lo llamamos modelo de desobediencia, que implica el reclamo de la autogestión persistente en la sociedad general, observable en comportamientos intrasmisibles como modelo posible de actitud dentro de un repertorio que circula entre los distintos niveles sociales, en los distintos sectores socioeconómicos y entre distintas edades y género. Es un modelo que puede alentar la resistencia al acatamiento de las directivas oficiales.

                En un primer momento –como decía anteriormente–, esa idea de lo local, el temor, la incertidumbre y el desconocimiento habilitaron que los sujetos obedecieran y escucharan, estuvieran atentos, pero el tiempo lo fue desdibujando. Eso es, un poco, lo que estamos experimentando actualmente. Si uno ve las noticias diarias, puede apreciar esa necesidad de estar atentos a los encuentros masivos, a la circulación, a los comportamientos de riesgo, que aparecen cada vez más dentro de nuestra ciudad.

                Luego está el modelo Estado céntrico, que vuelve con fuerza como modelo de protección universal de tipo parental por parte del Estado. En ese marco, no es casual que la población ponga en escena acciones y reclamos permanentes, como si ante el Estado todos se volvieran adolescentes. Esto incluye la recurrencia de ese otro modelo que presentábamos antes vinculado a la desobediencia. Por un lado, se invoca el cuidado, la atención que debe resolver el Estado, pero, a su vez, se actúa en instancias donde opera esta idea de «derecho a la desobediencia». No hemos visualizado completamente este modelo, porque estamos trabajando; hicimos una primera instancia de acercamiento al tema, un registro comportamental en distintas instituciones –incluidas aquellas en las que nosotros trabajamos– y también en la calle. Reitero que seguimos construyendo.

Quería presentarles algunos puntos para a en cuenta que tienen que ver con el orden de lo social y cultural para, a partir de estos elementos, construir instancias, acciones, operativas con las cuales trabajar.

Algo importante es la valoración científica de lo social y cultural. Esto se visualizó en la existencia, expansión y contención de epidemias y pandemias; es decir, la ciencia es operativa, construye, es dinámica y creativa, y logra contener. Siempre es importante tener en cuenta la vigencia de estos modelos abstractos, que por momentos logran contenerse y controlarse pero que son persistentes. La naturalización y el tiempo van haciendo que a veces se diluyan, y eso genera lo que nosotros consideramos manejos de tipo cultural.

Debemos resaltar que se registraron cambios e innovaciones en estos modelos y patrones. Se ha visto que hay elementos que se lograron cambiar. Ha habido una cierta conciencia –eso es claro– pero, paralelamente, hay actitudes y comportamientos que refieren a esta idea de permanecer en la desobediencia.

En los primeros meses hay una persistencia de la idea de inseguridad, miedo e incertidumbre, lo que habilita al acatamiento de las medidas. Con el tiempo, la permanencia en el hogar, la disminución de la circulación y la aparición de la vacunación contribuyen a la dilución de las posiciones y habilita a que estas desobediencias emerjan o sean más vigentes.

Otro tema importante a tener en cuenta en el caso de la comunicación es la necesidad de ser muy claros en los conceptos y en las palabras que se utilizan, ya que los ciudadanos en general –particularmente, por la gran accesibilidad a la comunicación– se han convertido en consumidores de explicaciones, que es un concepto que introdujo Dan Sperber, y esto aparece desde todos los medios.

Respecto a la vida cotidiana y su manifestación, lo que nosotros llamamos el habitus de vida, debemos decir que se vio muy interpelado, atravesado…

(Se interrumpe momentáneamente la comunicación).

del hecho social total, que se vio cortado. Estos hábitos de la vida cotidiana se suspendieron, se cortaron. En este momento el cambio y la transformación son la norma; creo que es algo que debemos tener en cuenta. Somos seres sociales, vivimos en sociedad y tenemos cultura, y una de las características de la cultura es que es dinámica. Dentro de esto están contenidos todos los elementos que configuran lo que es la sociedad. Entonces estaríamos, en realidad, ante lo que podríamos denominar –existen trabajos en este sentido– nuevas habitualidades. La normalidad es un concepto que hay que tomar entre comillas, me parece, porque puede apelar a la idea de que algo es normal y otra cosa es anormal, o sea, está fuera de la norma. Se debe tener cuidado con los contenidos y la intencionalidad que puede darse a ese concepto. Entonces, tal vez pueda hablarse de nuevas habitualidades, de nuevos hábitos, lo que sería más acertado. Este concepto de habitus lo desarrolla claramente Pierre Bourdieu.

Lo que vemos es que han cobrado una nueva significación la vida privada y la vida pública; el hecho social total afecta los ciclos vitales, las temporalidades, y emerge la idea de lo que son los comportamientos contaminantes de sujetos contaminantes y de algunos grupos que ofician como chivos expiatorios por momentos. A esto hay que prestarle mucha atención porque puede derivar en violencias simbólicas que pueden ser peligrosas.

Existe la necesidad –de las distintas disciplinas, de todos los actores sociales– de trabajar desde una idea de «entre quiénes» y no solamente de «para quién». Todavía estamos en este acontecimiento que es la pandemia y creo que es necesario experimentar de alguna manera certezas, pero teniendo en cuenta que cuando estas se naturalizan puede haber pérdida de la idea del riesgo. Por lo tanto, en este caso es necesario establecer mecanismos claros que permitan habilitar la generación de lo que se llama memoria colectiva externa, y el trabajo interdisciplinario e internacional es fundamental.

                También es importante tomar en cuenta que los héroes de nuestra sociedad también merecen ser cuidados y que, como ciudadanos, tenemos el derecho, pero también el deber, de generar espacios de encuentro. No se trata solo de esperar las soluciones del Estado o del Gobierno, sino de una construcción colectiva que tiene que estar atenta a las vulnerabilidades de muchos –las mujeres, los niños, los pobres, los adultos mayores, las personas con patologías diversas, toda esa diversidad de fragilidades que tiene nuestra sociedad–, que necesitan nuestras diversas voces desde los distintos sectores. Entonces, es un momento de construcción colectiva e interdisciplinaria, y creo que es importante que continúe este espacio que nos brindan para poder dar nuestra palabra.

                Queremos plantear nuevamente que este equipo fue configurado recientemente; nos conocimos el viernes por Zoom y fue muy interesante. Es uno de esos grandes dones que da esta instancia diferente, de pandemia: conocer gente maravillosa, con capacidades y con intención de construir.

                 Esto es cuanto tengo para decir y estoy a las órdenes si tienen alguna pregunta para hacer o desean que les enviemos algún material.

                Muchas gracias.

SEÑOR DE BARBIERI.- Estamos contentísimos de estar sumando nuestra voz como psicólogos, como antropólogos y como humanistas, así que gracias a la comisión por esta invitación.

                Voy a tratar de hacer un resumen, para después poder debatir, intercambiar ideas o, como dijo la señora Rial, sumar futuros intercambios.

                Me traje un pequeño esquema que luego les vamos a enviar para que lo tengan y lo puedan compartir.

                Hay un autor que plantea algo interesantísimo sobre lo cual estamos trabajando con la señora Rial y el señor Balaguer. Miren la siguiente frase: «La genética carga el arma, pero tu estilo de vida aprieta el gatillo». ¿Por qué decimos esto? Porque la genética nos condiciona, pero no nos determina. La genética, la base que todos heredamos –que tiene que ver con las enfermedades biológicas, como una diabetes o una depresión en la familia–, nos influye, pero a la hora de apretar el gatillo y que esa carga genética se active influye mucho el ambiente, lo que hoy en día se llama ambioma. Esto nos da una oportunidad lindísima, como uruguayos –para poder ser resilientes en esta pandemia y trabajar la resiliencia colectiva–, de ver cómo hacer para que este estrés, estos duelos, estas ansiedades que muchos están viviendo –que no quiere decir que tengan una patología de base, pero que sí pueden afectar la salud mental en el futuro–, si se cronifican, no se conviertan en una depresión. Por lo tanto, trabajar en el ambioma, en lo que podemos hacer como sociedad, como colectivo, es fundamental.

Esta situación de pandemia nos desestabiliza a todos. Por eso, como decía la señora Rial, ponemos el ejemplo de lo transdisciplinario y de lo interdisciplinario. Hay una dimensión psicológica, una biológica, una social y una existencial. Nuestro psiquismo y nuestra biología se prepararon para el choque en el 2020 y todos estábamos tolerando el impacto, pero, al cronificarse eso en el tiempo, se generan trastornos mentales, depresión, estrés y ansiedad.

Aclaro que desde que ustedes nos invitaron la semana pasada hemos escuchado a un montón de colegas y de profesionales de otras áreas, quienes nos han iluminado y nos han compartido materiales, de los cuales estoy haciendo un resumen.

                Entonces, nuestro organismo se ve amenazado e intenta protegerse, pero eso puede generar burnout, depresión, ansiedad y estrés, que es a lo que me quiero referir ahora.

                ¿Cómo nos damos cuenta en las conductas humanas concretas de que hay depresión, ansiedad, estrés o burnout? Por ejemplo, porque aparecen señales –aunque de repente muchas estaban antes de la pandemia– como cansancio, fatiga, dificultad para dormir, exceso de consumo de alcohol o de otras drogas. A  nivel psicológico podemos encontrar falta de concentración, falta de atención, falta de motivación o desgano o, como dijo el sociólogo Keyes –que se hizo viral en el New York Times–, el concepto de languidecer. Es muy importante, como psicólogos, poner en palabras las emociones para poder gestionarlas, recuperar salud mental y trabajar en los colectivos con los que cada uno esté involucrado. Entonces, la falta de concentración, la falta de memoria, el desgano son algunos de los factores que vemos los psicólogos que se están dando en los distintos colectivos. Todo esto impacta y debilita al sistema inmune y por eso es tan importante lo que también dijo Virginia: la vacuna nos ayuda a la inmunidad biológica, pero vamos a precisar seguir dando dosis de salud mental, de salud emocional.

                Como me gusta decir siempre en estas charlas que venimos haciendo por Zoom abiertas a todo público: estamos en cuarentena, pero no está en cuarentena la esperanza. Todos conocemos esos ejemplos de parejas de abuelos que se quieren mucho y que, cuando la abuela fallece primero –hay investigaciones al respecto–, el abuelo se viene abajo, porque tiene pocos elementos de resistencia y de resiliencia para poder sobrellevar el dolor.  Eso es distinto en el hombre que en la mujer.

                Entonces, estamos acá para sumar porque la construcción de la ciencia es social, es integrativa y es transdisciplinaria; influye lo biológico, pero hay que sumar lo psicológico.

                En los minutos que me quedan voy a hacer un pequeño resumen respecto a las poblaciones que han sido afectadas y a las consecuencias que esto trae aparejado. Por su parte, el señor Balaguer luego se referirá a las observaciones.

Sin duda, los niños, niñas, adolescentes, jóvenes, padres, adultos mayores, trabajadores en general, personal de la salud y de la educación –en definitiva, todos los colectivos humanos– se han visto afectados de un modo general por los tres factores que hoy mencioné más el aislamiento, el abandono personal, la mala alimentación, la agresividad. Hay gente que tiene una depresión que no está diagnosticada. Entonces, por ejemplo, maltrata a la gente, habla mal, está de mal humor todo el tiempo, se enoja. Esto puede tener efectos negativos en la empresa  y en la familia.

A nivel educativo, se refleja en ausentismo laboral, abandono escolar, dificultades para el desarrollo cognitivo en los niños y en los adolescentes, en una edad fundamental en la que precisan a sus pares. Los adultos mayores también ven afectado su sistema cognitivo y presentan atrasos en los procesos que están desarrollando si no ven a sus familiares o si no están en contacto con otros grupos.

                Entonces, como dije, niños, adolescentes y jóvenes, sin duda, se ven afectados. Ya se ha hablado bastante de la presencialidad en la educación, lo importante que es para ellos; es algo en lo que tenemos que seguir trabajando. Sin duda, cabe destacar todo lo que es el Plan Ceibal, la plataforma Crea o Zoom. Semanalmente tengo contacto con colectivos de escuelas y liceos y creo que los docentes han hecho un trabajo espectacular, pero están cansados. Cuando uno habla con ellos nos dicen: «Estamos cansados», «no podemos más». Hay un exceso de pantallas, un exceso de padres presentes para los adolescentes. Todo eso lo tenemos que atender porque es muy importante el efecto que va a tener después la pandemia; hablo del efecto agregado de la pandemia, que es el que podemos reducir si, aparte de hacer estrategias de intervención en crisis, hacemos estrategias de prevención.

 También hay que mencionar a los padres, a los distintos colectivos de los diferentes contextos, el desborde familiar, las crisis de ansiedad, la coexistencia del teletrabajo con Zoom y la conectividad.

Ya nombré a los adultos mayores. Disculpen que hable un poco rápido, pero es para optimizar el tiempo.

Por otro lado, tenemos que hablar de los trabajadores en general y el costo que tiene esto en virtud del ausentismo laboral por licencias por enfermedad. Esto es muy importante porque tiene un costo para el país, para las empresas y para las organizaciones. Para la persona tiene un costo psíquico porque, si no hay un plan de recuperación de salud mental, cuando vuelve a la empresa luego de estar quince o veinte días enfermo, a veces no logra restaurarse emocionalmente para poder estar concentrado y ser productivo y creativo en el trabajo. Por eso es muy importante que las empresas sean saludables y que haya organizaciones humanas saludables que integren todas las dimensiones de la persona.

                En el tiempo que me queda voy a hacer un cierre. Haré algunas observaciones generales y de lenguaje, que son importantes, porque el lenguaje construye realidades. Hoy les dije «languidecer»; hay que poner en palabras este sentimiento porque, como dicen los autores, a veces estamos en una positividad tóxica. Por ejemplo, alguien dice: «Ah, estoy bien, estoy bien». ¡No! Puedo estar bien comparado con otro colectivo, pero de repente estoy mal y tengo que validar que estoy mal, que estoy cansado. Eso lo tenemos que hacer con psicólogos, con equipos, con grupos, para que puedan dar permiso a esas emociones.

No hay que hablar de «asilamiento social». Yo todavía a veces veo en los distintos medios de comunicación la frase «por aislamiento social llamar a…». En ese caso mando un mensaje de WhatsApp y les pido que por favor no digan aislamiento social porque eso mentalmente afecta. Estamos en un distanciamiento físico transitorio y sostenido según los distintos márgenes y las diferentes etapas y en una cercanía emocional y digital. En fin, estamos distanciados físicamente, pero cerca emocionalmente.

Es muy importante diferenciar el miedo del pánico. A veces la gente cree que el miedo es pánico. No, el miedo es adaptativo y normal, te ayuda a usar doble mascarilla y a conservar los dos metros de distancia por todo lo que sabemos. En cambio, el pánico te paraliza y te puede generar tecnoviolencia y tecnoimpaciencia, como vemos en las redes sociales. En ese sentido, es un momento para dar calma, para la resiliencia colectiva y para cuidar lo que todos nosotros hacemos con el fin de salir adelante todos juntos. Como bien dice Víctor Küppers –que me encanta–, estamos en un túnel, no en un pozo. Tenemos algunos pozos –jorobados en estos últimos días, por la cantidad de muertos que nos duelen a todos–, pero estamos en un túnel.

                Cuando armamos este trabajo recordábamos con los compañeros la historia que publicó un psicólogo en El País de Madrid sobre lo que sucedió en Japón en el 2011, cuando cincuenta ingenieros se inmolaron tratando de arreglar la central de Fukushima. Ustedes recordarán que más tarde Uruguay ganó un partido de rugby allí y a raíz de eso se conoció el lugar. En ese año del tsunami, los japoneses se decían unos a otros «Buen día ganbarimasu, ganbarimasu, ganbarimasu»; ganbarimasu quiere decir perseverar, dar lo mejor de uno. Es decir que se abrazan en la resiliencia colectiva. Por supuesto que me dirán que es Japón y que nosotros estamos en Uruguay, pero tiramos ideas para ver en qué medida pueden ser aplicables. En la medida en que se sale del individualismo, se puede encontrar resiliencia colectiva en las organizaciones sociales, en los distintos colectivos. Los japoneses se decían ganbarimasu  y así salieron adelante, construyendo y apoyándose.

                Balaguer y Rial me decían que les cuente lo que estamos haciendo con la fábula del colibrí. Tiro esta idea, pero es para que se pueda amplificar. ¿Conocen la historia del colibrí? Es la fábula que cuenta de un incendio en el bosque y que todos los animales tratan de apagarlo con lo que pueden. Va el colibrí y tira del mar una gotita de agua por vez  y el tigre le dice: «Colibrí, gracias por lo que estás haciendo, pero la verdad es que no vas a apagar el incendio». El colibrí le contesta: «No, pero hago mi parte». Esto es la resiliencia y la esperanza, es decir que cada uno de nosotros hagamos nuestra parte.

                En esta actividad de Zoom abierta y gratuita de la que hablé hay entre doscientas y trescientas personas todas las semanas. Esto quiere decir que la gente precisa el encuentro, escucharse y, como dijo Facundo Ponce de León –para sumar la filosofía–, situaciones de catarsis colectiva. Esa catarsis no se ha dado porque estamos aguantados. La catarsis tiene que ver con lo comunitario y con que los demás sostengan mi dolor. Así que es importante brindar –en las organizaciones también– un espacio de escucha individual y colectiva, dar permiso para hablar del cansancio y del agotamiento. En el personal de salud, por ejemplo, hay antecedentes de depresión y de suicidios en otros países, por lo que podemos prevenirlo y atenderlo a tiempo. Hay otros ejemplos que contaron los médicos israelíes en su visita a nuestro país como el acompañamiento de las personas que tuvieron la enfermedad. En ese sentido, se puede ejercitar voluntariado para acompañar a otros que la están padeciendo. En el fondo, se trata de trabajar la resiliencia colectiva. La pandemia ha afectado, pero también puede afectar el efecto sumatorio, o sea, el efecto agregado, si ahora no tomamos las medidas que podemos tomar todos como uruguayos, porque hay mucha solidaridad, mucho trabajo en equipo y muchas situaciones positivas que rescatamos.

SEÑOR BALAGUER.- Muchísimas gracias por la invitación. Realmente es un verdadero honor estar hoy aquí, aunque sea vía Zoom.

Estamos hoy atravesando el período más difícil en términos sanitarios, pero también el más duro en materia del clima político reinante. Nuestra emocionalidad ciertamente ha cambiado. Aquella calma, entre temerosa y expectante, que tuvimos todo el 2020 ha virado a un estado de mayor tensión, ansiedad y temor generalizado, con mucha mayor virulencia y sobre todo con fuego cruzado en el sistema político, que hoy nos invita y nos acoge en esta reunión.

El cansancio comienza a hacer su trabajo lento pero pertinaz. Manejar crisis cortas es una cosa; las crisis largas son mucho más complicadas. Ya nos lo avisa la ciencia desde hace muchas décadas.

De cara al futuro necesitamos que sucedan algunas cosas para el regreso a la nueva normalidad o nueva virtualidad, como decía Virginia Rial. Esta nueva fase debería ser la mejor síntesis posible de lo bueno perdido y también de lo nuevo descubierto en esta crisis. Debemos transitar la pospandemia, donde la salud mental, en el más amplio sentido, necesitará tener un lugar preponderante. Este es el foco de nuestra intervención hoy, gracias a la amable invitación de esta comisión del Senado.

Hace cien años la revista Science publicaba un artículo sobre las lecciones aprendidas durante la gripe española. En el mismo aparecían tres factores que obstaculizaban el camino de la prevención. Primero, la gente no es consciente de los riesgos que corre. Segundo, aislarse va contra la naturaleza humana. Y tercero, la gente actúa como un constante peligro para sí mismo y para los otros. Parece increíble, ¿no? Cien años después conocemos mucho más de la biología de los virus que del ADN de los comportamientos y de la posibilidad de su manejo.

La pospandemia es mental. Así como la pandemia actual está poniendo a prueba los sistemas de salud, los tensiona, la pospandemia pondrá también a prueba los sistemas de salud mental en el más amplio sentido. Más allá de hospitales y mutualistas, el cómo afrontemos lo que viene –recién lo decía Alejandro de Barbieri– será crucial. Por eso, la principal idea pospandemia debería ser: «Volvamos al nosotros». Dejemos atrás el yo y el vos, las dos veredas, los dos bandos, el tribalismo, porque debemos entender que lo que viene es tan importante como lo ya transcurrido. Las emociones, créannos, delimitan las percepciones y las actitudes y también lo posible. Las ciencias del comportamiento señalan que todos tememos a lo incierto, pero cuando existe una convicción de salida, un plan colectivo, las conductas se alinean detrás de un objetivo.

 Necesitamos esa sensación colectiva de eficacia, de capacidad de lograrlo, de esperanza, y eso se trasmite desde las estructuras de liderazgo, es decir, desde ustedes. Precisamos un «nosotros» muy grande, muy en plural, en mayúsculas, y precisamos también voceros de ese «nosotros». Eso ya es parte de la salud mental; si logramos eso, ya habremos avanzado. El sistema político, créanme, es un actor clave en la salud mental a futuro.

La conexión social ayuda a regular las emociones y a manejar el estrés. La cohesión está en buena medida en sus manos. La partidización o el tribalismo generan muertes y seguramente, más adelante, pobreza y más enfermedades y más muertes. La politización entendida como tribalismo identitario y animosidad hacia el otro, como señala el psicólogo Jonathan Haidt, es un predictor de destrucción.

Habrán visto que circula por allí la imagen de un tren del virus a toda velocidad que está a punto de colisionar con una ambulancia que lleva la vacunación. Resulta una clarísima metáfora de la situación en la que estamos hoy en el Uruguay: aumento exponencial y récord mundial de casos versus excelente índice de vacunación. Pero esa imagen no nos muestra a los protagonistas que están al mando de esos vehículos. En el tren van unos, en el camión van otros: tribalismo. No se trata solamente de muerte, enfermedad, cansancio, hastío o, inclusive, languidez –lo que hoy no duele–, sino también de un clima de lucha política que, lejos de favorecer la resiliencia, el ganbarimasu y las buenas prácticas comunitarias y de devolver esperanza con vistas al futuro, exacerba las conductas de choque y riesgo. Si los que conducen, ustedes, no encuentran soluciones, iremos al choque inevitablemente.

                Consignaba el diario El País de Madrid hace un tiempo: «“El virus se ha convertido en un indicador de identidad tribal”, advertía recientemente el psicólogo social Jonathan Haidt en las páginas del New York Times. Se refería a la sociedad estadounidense, donde se ha observado en muchos estudios cómo el cumplimiento de las restricciones para frenar contagios está íntimamente ligado al voto de los ciudadanos: el partidismo influye más en el comportamiento que la gravedad de los contagios en el entorno. Un nuevo estudio acerca ahora esta realidad tribal al contexto europeo y, por primera vez, muestra una correlación directa entre las muertes por covid y la crispación política en 153 regiones de 19 naciones europeas. “Una mayor polarización social y política puede haber terminado costando vidas durante la primera ola de COVID-19 en Europa”, concluye este trabajo».

                Más adelante decía: «Un estudio publicado en Nature Human Behaviour detecta “una fuerte asociación entre los niveles de animosidad partidista de los ciudadanos y sus actitudes sobre la pandemia, así como las acciones que toman en respuesta a ella”. Otro en Science Advances es más tajante: “Nuestros resultados apuntan a una conclusión inequívoca: el partidismo es un determinante mucho más importante de la respuesta de un individuo a la pandemia que el impacto de la COVID-19 en la comunidad de ese individuo”».

                Como decía Alejandro de Barbieri, ganbarimasu es uno de los verbos más utilizados por los japoneses. Uno puede decírselo a sí mismo o emplearlo para alentar a los demás. Podría traducirse por «perseverar», por «dar lo mejor de uno». Discutimos hace meses sobre la forma de comunicar y la validez y el tono; si los jóvenes deberían hacer tal o cual cosa; si hay que comunicar así o asá, de qué forma hacerlo y quiénes. La vivencia muestra que la comunicación también va a ser clave. Forjar ese «nosotros» será clave. Ser voceros va a ser fundamental. Y generar interdependencia y resiliencia, una de las mejores vacunas y de los mayores desafíos. Hoy los influencers son ustedes.

Entendemos que también parte de esta exacerbación de la agresión no es solo producto de los intereses políticos de quienes gobiernan y de aquellos a quienes les gustaría gobernar, sino también consecuencia de la angustia reinante, que muchas veces se disfraza de agresión. A veces es mejor estar enojado que deprimido. Veamos un ejemplo. La peste bubónica, que mató a la cuarta parte de la población europea en el siglo XIV, trajo consigo no solo muerte sino también discriminación, violencia y con ello matanzas, asesinatos de más de mil comunidades, culpándolas por la peste. Las sociedades frente a la angustia reaccionan como pueden, y muchas veces con violencia. Necesitan ubicar la culpa frente al dolor, encontrar razones, chivos expiatorios. Además, hoy tenemos a las redes sociales como enorme caja de resonancia de estas cuestiones, amplificándolas al infinito y generando lo que se ha denominado «conformidad», donde cada uno va subiendo cada día un poquito más la apuesta de su tribu, al mejor estilo barrabrava. Y hoy, y mañana, sobre todo, necesitamos líderes. No necesitamos barrabravas.

La ciencia ha demostrado innumerables veces que las personas prefieren antes tener razón que aceptar la verdad, y los políticos, además de líderes –como los psicólogos y como todos–, por tanto, también tienen esos sesgos.

La socióloga Jana Bacevic, de la Universidad de Durham, consignaba en una entrevista a la BBC: «Los políticos tienden a favorecer el tipo de ciencia que se alinea con las preferencias que ya tienen». Dice esta socióloga: «... la forma en que los políticos usan la ciencia es una justificación para directrices políticas específicas o acciones que han decidido realizar». A veces tomamos decisiones antes de tener esa información. «En ese sentido» –agrega– «es incorrecto decir que están siguiendo la ciencia, porque eso significaría que la ciencia es la que lidera, cuando en realidad son los políticos quienes lideran.

Ellos deciden tomar algunos tipos de evidencia científica, deciden tomar o escuchar ciertos tipos de consejos científicos.

Y obviamente descartan otros consejos científicos, a menudo de esos mismos científicos o consejeros, así que en realidad son los políticos quienes están a cargo».

Rara vez, si es que alguna vez sucede, se trata únicamente de la ciencia.

Según esta socióloga británica, esto lo hacen los políticos al mando y los políticos en la oposición. Depende de qué gráfica elijan mostrar los protagonistas. Hoy en Uruguay no sabemos si somos el mejor o el peor alumno de la clase. No sabemos cómo evaluarnos, porque unos dicen «sote» y los otros, «reprobado». Unos van en la ambulancia; los otros en el tren. Pero en el medio de este fuego cruzado de gráficas estamos los ciudadanos que sufrimos, miramos hacia un lado y otro, tomando partido y quedando divididos y por tanto diezmados en nuestra capacidad de interdependencia, de acción y unión, entrando peligrosamente en un «sálvese quien pueda» o en una proyección de culpas constante. La falta de unión, más el miedo, dice la ciencia comportamental, conduce a conductas erráticas y hasta por momentos contraproducentes para el colectivo. Se necesita un mapa de ruta para todos, y ese mapa no es un «suma cero» para el sistema político, sino que es un «ganar-ganar». La ciencia política también dice que la gente prefiere a los líderes que son capaces de mostrar que estamos todos en esto.

No hay una sola pandemia. Nos hemos debatido, durante buena parte de la pandemia, en una suerte de elección entre salud física o salud económica. Sin embargo, la salud mental –que hoy nos reúne– está entre medio de ambas; incide y es incidida por las otras.

La sobrecarga de rol –como la define la OMS– puede generar doce veces más burnout y cuatro veces más depresión. Las enfermedades mentales acarrean ausentismo, accidentes laborales, discapacidades, con costos muy marcados en términos de salud financiera para las empresas y para el Estado. Hablamos, entonces, de baja productividad, burnout, accidentes laborales, costos millonarios. Y hoy tenemos, en esta pandemia, cuatro elementos que la OMS destaca para el deterioro de la salud mental del trabajador: la sobrecarga de rol; la tensión del cuidado, sobre todo en algunas áreas; la interferencia trabajo-familia, para todos aquellos que están haciendo teletrabajo, y la interferencia familia-trabajo, también para los mismos. Durante esta pandemia, estos elementos han estado hiperpresentes al tener que llevar a cabo el trabajo a distancia. La superposición de tareas hoy es clave y afecta particularmente a un colectivo, que son las mujeres, y especialmente a las madres. Tendremos –ya lo sabemos– estrés postraumático en esas profesiones hipercargadas, en las profesiones sometidas a estrés crónico. Esto se ha visto en situaciones anteriores, ya documentadas, como en Canadá, con el SARS-CoV-1.

La pandemia ha afectado de diferentes maneras a distintas poblaciones según el riesgo, la edad y el grado de vulnerabilidad en muy diversos aspectos. Ha desnudado vulnerabilidades anteriores y ha gestado nuevas. No ha habido una sola pandemia. Hay algunas líneas divisorias. Hay poblaciones vulnerables, hay instituciones vulnerables, hay áreas vulnerables de la actividad, hay edades vulnerables, hay actividades que han estado notoriamente bajo estrés: por nombrar algunas ya conocidas, salud, educación, pero también otras menos llamativas, como el transporte o el soporte tecnológico, que ha sido clave para la transformación de lo laboral en general.

Pandemia es gente que sufre por las pérdidas familiares, laborales, de proyectos de vida, de uno, cinco, diez, treinta años, de varias generaciones, duelos y desvinculaciones de los sistemas educativos, violencia intrafamiliar. La pandemia en los jóvenes se presenta en dos ejes: lo educativo y lo familiar. Pandemia es imposibilidad de proyectarse para muchos, que eso ya se empieza a ver en la consulta clínica. Se va a necesitar muchísima investigación; algunos colectivos ya lo están haciendo. Por eso es por lo que nosotros pensamos que tiene que haber también, de acá a futuro, en esta pospandemia, cambios en la atención primaria. La misma de siempre no debería ser, porque no es el mismo contexto de siempre. Estamos viviendo un contexto de excepción. Es un momento distinto. Vamos a tener que ser muy creativos y crear nuevos dispositivos, quizás más grupales que individuales, en este tiempo pospandemia.

Va a tener que haber cambios en la atención secundaria. De vuelta, el mutualismo y la asistencia está pensado en lo individual y en muchos de estos casos se hacen necesarios los grupos, formar redes, la reconversión laboral, el apoyo a emprendimientos para poder reconvertirse. Los empleados hoy valoran muchísimo, cada día más, que las empresas, sus organizaciones les den soporte en salud mental.

Vamos a precisar también apuntar a un desarrollo saludable, con la herramienta de resiliencia, de ganbarimasu, de desarrollo y de bienestar, algo que los israelíes y Alejandro de Barbieri señalaban. Vamos a tener que aprender de esos grupos de mujeres, de esos grupos de apoyo, de esas ollas, de todos esos colectivos que son los que conjuntamente nos van a sacar adelante. Ya hay una cantidad de experiencias que se han dado y tenemos que aprender. Por eso combinamos, entre los tres, algunas propuestas a futuro, que simplemente son algunas líneas.

Primero, proponemos convocar a todos los protagonistas involucrados en temáticas vinculadas a comportamiento y salud mental, asociaciones, colegios de las distintas organizaciones, instituciones educativas públicas y privadas, gremios, sindicatos y universidades, de forma tal de organizar toda la información disponible en relación con la pandemia y la pospandemia.

Proponemos campañas para desmitificar la enfermedad mental y promover el apoyo emocional en la pospandemia como un elemento clave para la salida. La salud mental no es para los locos. La salud mental es para todos, y en tiempos de excepción, mucho más.

Sugerimos generar propuestas psicoeducativas, con recomendaciones educativas preventivas y conductuales, especialmente en el ámbito de la salud, pero también en el ámbito educativo. No olvidemos que los chiquilines son grandes contagiadores de las buenas prácticas.

Proponemos reforzar el área asistencial en términos de salud mental; realizar campañas de prevención en salud mental; ver con cuidado a través de qué canales comunicacionales llegamos a cada rango etario –no podemos pensar que hay un mismo canal para todos–, destacando algunos síntomas para que puedan reconocerse y para que se pueda actuar preventivamente, es decir, actuar a tiempo y no en atención secundaria.

                Sugerimos armar talleres virtuales en escuelas y liceos coordinados por el ministerio, por las distintas organizaciones, dedicados tanto a alumnos como a docentes. Lo mismo se podría aplicar en el ámbito de la salud.

                Con respecto al área asistencial, proponemos generar una comisión coordinadora de salud mental en cada institución y una de carácter gubernamental, que se retroalimenten con la finalidad de pensar estrategias globales en salud mental, incluida la salida del confinamiento y sus secuelas, cuando esto sea. Pensamos en prevención, atención, acción, intervención en crisis, revisión, seguimiento, establecer la inmunización mente-espíritu, que son las vacunas que tenemos a mano.

                En la próxima etapa es necesario –y agradezco nuevamente por la invitación– hacer foco en la salud mental, recursos humanos, materiales, investigación, formación, prevención, educación; en la resignificación en el uso del tiempo y el espacio en nuestras vidas cotidianas que esta excepcionalidad nos ha traído, y la resignificación de muchos aspectos en lo laboral: lo bueno, lo viejo, lo malo y lo aprendido.

                Muchísimas gracias.

SEÑORA PRESIDENTA DEL SENADO.- Señor presidente: solamente quiero agradecer a estos tres prestigiosos profesionales, que en realidad entre ellos no se conocían o se conocían poco. A raíz de nuestra convocatoria juntaron sus miradas y resulta que ahora los está siguiendo mucha gente, y seguramente va a haber una convocatoria para unos de los temas que nos parece va a ser fundamental en el escenario pospandemia, que es precisamente el de nuestra salud mental, porque esta pandemia nos ha afectado, como ellos bien dicen, a todos. No ha quedado libre nadie, porque todos hemos sido afectados de alguna manera. Y el escenario pospandemia debe tener esta mirada, que a veces sentimos que no tiene el énfasis que debe tener en el armado de las respuestas que se vienen trabajando y que, sin embargo, sabemos que es una preocupación, especialmente, de la dirección de salud mental de ASSE.

                De manera que siento que esto recién empieza en cuanto a su visualización, pero el aporte de estos especialistas, junto a otros en el futuro, va a ser fundamental en términos de hacer visible a toda la sociedad aquello a lo que nos estamos enfrentando respecto a nuestra situación mental.

                Muchas gracias.

SEÑOR PRESIDENTE.- Queremos agradecer a la antropóloga Virginia Rial y a los psicólogos Alejandro de Barbieri y Roberto Balaguer por su impronta y su participación en la tarde de hoy. Ha sido muy provechoso para nosotros escuchar el informe, fundamentalmente el mensaje en cuanto a la necesidad de bajar los decibeles del enfrentamiento. No ha caído, esperemos, en saco roto.

Estamos a las órdenes y sin lugar a duda en un futuro volveremos a reunirnos, para así ya, quizás presencialmente, poder seguir trabajando sobre el tema.

Tengan ustedes buenas tardes y muchas gracias.

 

(Se da por finalizada la conexión vía Zoom con la magíster antropóloga Virginia Rial y los psicólogos Roberto Balaguer y Alejandro de Barbieri).

 

–Para la segunda parte de la reunión teníamos previsto comenzar a conversar sobre las propuestas que se nos quisieran acercar o hacer llegar para el armado de una base de discusión al respecto de los fines de esta comisión.

SEÑOR OLESKER.- El grupo de los cinco senadores de la bancada del Frente Amplio que integramos esta comisión de seguimiento hemos elaborado una propuesta –que, obviamente, vamos a entregar por escrito para que pueda ser debatida por todos los miembros de la comisión– que contiene un importante número de medidas que hemos venido planteando en otros ámbitos que existían previo a la conformación de este, y que se agrupan en siete puntos: una característica general y seis ejes fundamentales, en cada uno de los cuales hay una serie de puntualizaciones. Me voy a permitir leerla para que pueda ser integrada a la versión taquigráfica de la sesión y, obviamente, al grupo de trabajo.

                Con respecto a las características generales, estamos planteando, en primer lugar, una propuesta de carácter integral, que tiene aspectos sanitarios, económicos y sociales. En segundo término, está definida a corto plazo, y lo hicimos de esa manera porque creemos, en tercer lugar, que tiene por objeto articular la pendiente de las inmunizaciones –una pendiente que avanza en sentido aritmético, ya que va sumando personas inmunizadas– con la otra pendiente, la de contagios, que avanza según una progresión geométrica, dado lo que el ministerio y el propio GACH anunciaron acá con respecto al proceso de contagios, en particular con el ingreso de la nueva cepa. Estimamos que ese corto plazo será de mayo a agosto, aunque los plazos pueden ser absolutamente discutibles; algunas organizaciones científicas hablaron de ochenta y tres días, entonces nos parece que cuatro meses es razonable para la globalidad de la propuesta.

                La cuarta característica general es su alto grado de focalización, es decir, define un conjunto de sectores que están siendo impactados, para algunos de los cuales –la mayoría, diría yo– ya se han tomado medidas; como verán, nuestra propuesta pretende aumentar esa dotación de acciones hacia esos sectores.

                La quinta característica es obvia y se desprende de las cuatro anteriores: es el Estado el que tiene que regular este proceso de transición entre la pendiente de las inmunizaciones y la pendiente de los contagios.

                Es así como el primero de los puntos tiene que ver con las medidas sanitarias. Dentro de estas, planteamos siete ítems:

a) Diálogo sectorial para la toma de medidas que restrinjan la movilidad.

b) Restringir la movilidad por un mes –por el mes de mayo–, tomando como base las propuestas del 7 de febrero que hizo el GACH, con excepción del cierre de fronteras departamentales –el propio GACH anunció que esa medida ya no tenía vigencia; todas las demás las reivindicó en su comparecencia aquí–, y la planteada en la comisión de seguimiento por el SMU y la FEMI, que ellos llamaron «volver a marzo del 2020».

c) Revisar protocolos en el trabajo, aumentando exigencias, controles, fiscalizaciones y sanciones.

d) Campaña de sensibilización sobre lo dramático de la situación.

e) Fortalecer el primer nivel de atención para reducir el impacto sobre el resto de la cadena sanitaria, algo sobre lo cual se insistió mucho –sobre todo la FEMI, aunque el SMU, y en parte el GACH, también lo hicieron–. No se trata solo de fortalecer los recursos en los cuidados intensivos, sino de generar estructuras que permitan que no se llegue a los estados críticos; en ese sentido es muy importante fortalecer el primer nivel de atención.

f) Proponemos –y es la única propuesta que haremos en esta parte sanitaria respecto al tema de la vacunación; ya se lo mencionamos al señor ministro y dijo que iba a tomarla en consideración– que en el plan de vacunación, que básicamente tuvo un enfoque etario, armado en función de la edad, se tengan en cuenta las comorbilidades cuyo contagio de covid tiene influencia, como diabetes de tipo 1, algún tipo de discapacidad u otras que se podrán analizar.    

                g) Proponemos que podamos empezar a discutir con los organismos de la salud pública del Poder Ejecutivo, un proceso gradual pero sistemático de atención para las patologías no covid, en especial para las enfermedades crónicas no trasmisibles –otra vez la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares e, inclusive, las que han sido bastante pronunciadas en las intervenciones de los tres psicólogos, es decir, las de la salud mental–, para ordenar, evitar y amortiguar las secuelas pospandemia.

                Este es nuestro segundo punto de medidas que llamamos sanitarias. Proponemos –esto solo lo voy a decir porque nuestra fuerza política ha insistido bastante en este punto y creo que es entendible rápidamente– un ingreso básico de emergencia. ¿Para quién lo proponemos, por cuánto tiempo y por cuánta plata? Proponemos que todos aquellos que hoy ya reciben una propuesta social de parte del Poder Ejecutivo, como la Tarjeta Uruguay Social, incrementada un 50 %, los que reciben asignación familiar, incrementada un 50 %, los que reciben canasta con su nuevo valor de $ 1200 a $ 2.400 a través del mecanismo de la aplicación Tuapp, los que reciben los  $ 7500 incorporado a esto, y los que cobran seguro de paro pero, por la restricción del 66 % o 50 %, según corresponda, es menor a un salario mínimo, o sea, todos estos cinco grupos, reciban una prestación que se eleve a un salario mínimo nacional. No es que se les otorgue adicionalmente un salario mínimo –lo aclaro por las dudas porque podría llevar a un malentendido–, sino que a la prestación que hoy reciben por la TUS, AFAM, la aplicación y la nueva que surgió para los sectores del turismo y la cultura, así como los seguros de paro, todos ellos se eleven al valor de un salario mínimo nacional.

                Con los datos de lo que el Ministerio de Economía y Finanzas da en esta población, este gasto rondaría en un 0,6 % del producto bruto interno. Me refiero, digamos, al adicional para completar y llegar a un salario mínimo nacional líquido.

(Intervención que no se escucha).

                –Sería para el período mayo-agosto. El 0,6 % corresponde a cuatro meses. Es verdad que no lo dije.

                El cuarto ítem tiene que ver con la vivienda. Aquí hay básicamente dos tipos de población: la que paga alquiler, la que abona cuotas hipotecarias, o alguna cuestión similar. En ambos casos, tienen un costo –además del hipotecario o por alquiler– en las tarifas públicas vinculadas fundamentalmente a la luz, agua e internet, que la incluimos, sobre todo, por el peso que tiene esta tarifa. Entonces, allí proponemos básicamente cuatro cosas.

Cabe aclarar que en este punto la población es la misma que en el anterior –o sea, los cinco grupos que recibirían el incremento hasta alcanzar el salario mínimo– y sería durante los mismos cuatro meses, entre mayo y agosto.

Como decía, se proponen básicamente cuatro cosas: suspender desalojos y lanzamientos; diferir los intereses de las cuotas hipotecarias; instrumentar un subsidio de alquiler –proponemos que el subsidio de alquiler cubra tres BPC; si el alquiler es menor, obviamente cubriría menos y, si es mayor, la persona pagaría la diferencia. En general, en los sectores a los que hacemos referencia, según la Encuesta Continua de Hogares 2020, mayoritariamente se pagan alquileres que en promedio rondan las 3 BPC–; y, finalmente, suspender los cortes de servicios de luz, agua e internet. En todos los casos, los diferimientos que correspondan se pagarían en cuotas sin moras ni intereses. 

                El quinto componente –cuarto de la propuesta y quinto del documento– tiene que ver con el empleo.

Aquí vamos, otra vez, en la misma línea que en casi todos los otros puntos: tomar el conjunto de medidas que se han adoptado y elevarlas en monto, potencia y amplitud.

En este punto, en el caso del acceso al seguro de paro, proponemos flexibilizar el número de jornales, así como el hecho de que entre el acceso viejo y el nuevo hayan transcurrido doce meses. Lo de los jornales en buena parte ya se hizo –hay que analizar estrictamente hasta dónde llega–, pero lo de los doce meses no. Esto no se propuso en marzo del año pasado porque entendíamos que era un requisito natural. Sin embargo, este año hay una diferencia. Es muy probable que en el primer semestre del año haya empresas que envíen a seguro de paro a trabajadores que habían sido enviados el año pasado, fruto de la continuidad de la situación pandémica. Entonces, poner la restricción de que hayan pasado doce meses entre una ida al seguro de paro y la otra puede ser una limitación importante.

                En segundo lugar, dentro de este punto que tiene que ver con el empleo, si bien la mayoría de los seguros de paro tienen causal suspensión –lo ha dicho el ministro de Trabajo y Seguridad Social–, hay un número importante con causal despido, y ese número puede incrementarse en los próximos meses. Entonces, proponemos que no se aplique el diferencial mes a mes hacia abajo –66 %, 50 %, etcétera– y se mantenga en 66 %. Esto no vale para la causal suspensión, porque allí el valor es fijo y no se modifica.

                El tercer punto tiene que ver con los trabajadores con multiempleo. Esto, en realidad, tiene muchos ejemplos, pero ponemos siempre un ejemplo bastante sencillo, que es el del profesor de Educación Física que tiene dos horas en la ANEP y cuarenta horas en el Club Atlético Tabaré, en el Club Atlético Bohemios o en el Club Banco República. Como tiene dos horas en la ANEP y ahora los clubes están cerrados, no puede ir a seguro de paro por las dos horas que tienen en la ANEP. Entonces, proponemos que pueda ir a seguro de paro.

(Dialogados).

                –Otra propuesta en este punto del empleo tiene que ver con el mínimo del seguro de desempleo, que hoy está en una BPC –en el orden de los $ 5000– y proponemos llevarlo a medio salario mínimo nacional, en este caso nominal, no líquido.

Por último, hay dos propuestas más que tienen que ver con empleo y seguridad social, pero principalmente con el seguro de enfermedad. Sobre una de ellas ya hemos presentado alguna minuta hace bastante tiempo, y plantea que a los trabajadores con comorbilidades para quienes el contagio de covid pueda generar impactos graves sobre su salud, se les otorgue un seguro por enfermedad con licencia especial y goce de sueldo. Obviamente, estamos hablando del sector privado.

Por último, hay una propuesta que ha hecho llegar a la comisión –así se nos informó en la primera reunión– el equipo de representación de los trabajadores en el Banco de Previsión Social, que plantea que los trabajadores tengan derecho a percibir el subsidio desde el primer día de la cuarentena, como consecuencia de haber estado expuestos a contactos, independientemente de cual sea el resultado posterior del hisopado.

                En sexto lugar estamos haciendo algunas propuestas adicionales a las formuladas hace muy poco, respecto a las micro-, pequeñas y medianas empresas. El Poder Ejecutivo anunció garantías para líneas de crédito y nosotros creemos que deben tener tasa cero cuando son para capital de giro que, básicamente, es lo que hay que sostener en este momento. Me refiero a alquileres, salarios, etcétera. Se anunció la suspensión del pago de adelanto del IRAE para micro- y pequeñas empresas, pero consideramos que el límite es muy bajo y, por tanto, habría que aumentarlo. Nos parece que debería irse a una línea símil ingreso básico de emergencia para los micro- y pequeños empresarios. También proponemos –ya con una perspectiva de mediano plazo– un programa de incentivos al empleo para micro- y pequeñas empresas a fin de que se sustenten en este período, pero que mantengan exoneraciones de aportes patronales por un año, de forma de contemplar la pospandemia.

                El conjunto de estas propuestas –que no son el ingreso básico de emergencia–, como comprenderán, son más difíciles de cuantificar porque tienen una serie de supuestos sobre cuál será el uso, pero estimamos que puede completar un punto del PBI; un 0,4 que complementaría el 0,6 del ingreso básico de emergencia.

                Finalmente, proponemos un segundo punto del PBI –lo que haría que el total de costo de la propuesta sea de dos puntos del PBI– a través de adelantar inversión pública de 2022 y eventualmente de 2023, a 2021. Esto ya lo habíamos planteado y cuando el presidente de la república vino a la Asamblea General habló de que, con seguridad, habría algunas obras. No sabemos si esto vendrá en la rendición de cuentas o en alguna otra iniciativa. En todo caso, nosotros queremos que la inversión pública –que según el presupuesto que aprobamos aquí, entre vivienda e infraestructura, andaba en el orden de los USD 500:000.000; dos tercios en infraestructura y un tercio en vivienda– llegue a USD 1.000:000.000. Con esto, reitero, llegaríamos a los dos puntos del PBI.

                Estos son los siete puntos de nuestra presentación y las propuestas para ser debatidas en esta comisión.

                Muchas gracias, señor presidente.

SEÑOR PRESIDENTE.- Agradeceríamos que hicieran llegar el documento para poder repartirlo junto con otras ideas.

                Quiero consultar al senador Olesker sobre lo siguiente. Si entendí bien, el total de las propuestas del Frente Amplio alcanza los dos puntos del producto bruto interno, es decir, USD 1.100:000.000, aproximadamente. Algunas de ellas tienen un período de cuatro meses.

(Intervención del señor senador Olesker que no se escucha).

SEÑORA SANGUINETTI.- El Partido Colorado ha estado revisando todas las propuestas que se han hecho hasta el momento y, como es sabido, muchas han sido contempladas de forma total y otras de forma parcial. En concreto, tenemos cuatro propuestas puntuales.

                La primera había sido formulada en el mes de febrero y tiene que ver con la creación de un bono destinado a la inversión en infraestructura y vivienda. Estamos retomando aquella propuesta que se había realizado.

La segunda tiene que ver con una ley que blanquee los problemas registrales de los inmuebles del Estado en desuso para proceder a su venta. Como bien se sabe, tenemos un problema de fondos con todas las demandas de la pandemia y nos parece que es bien oportuno seguir trabajando en aquel inventario que se había realizado en el 2015, que arrojó que hay unos 2500 inmuebles entre edificios y terrenos; 1700 son urbanos y 800, rurales. Por tanto, nos parece bien oportuno seguir trabajando en este contexto.

La tercera propuesta tiene que ver con la realización de una campaña de vacunación y comunicación específica. Si bien sabemos que Uruguay viene a un buen ritmo –al 30 de abril estábamos ubicados en un 33,14 % de la población uruguaya que había recibido una primera dosis y un 17,9 % la dosis final–, no hemos podido encontrar datos oficiales con relación a las diferencias de porcentajes de vacunación y voluntad de vacunarse por quintiles. La observación que tenemos es que hay una brecha bien grande, por lo que nos parecía pertinente realizar una campaña de difusión y de comunicación sobre la vacunación que sea más específica para aquellas poblaciones más vulnerables, en las que siguen existiendo prejuicios, reparos y demás.

La cuarta tiene que ver con realizar una campaña de comunicación masiva desde el Parlamento –parecería que estuviéramos coordinados con el doctor Balaguer, quien estuvo conversando con nosotros–, ya que estamos en un momento de crispación y de nerviosismo. Por este motivo, vamos a recibir a una delegación, tal como fuera comunicado a los distintos partidos políticos. Nos parece bien importante dar una señal de unidad frente a esta situación tan crítica que estamos atravesando.

Muchas gracias, señor presidente.

SEÑOR GANDINI.- Tenemos algunas propuestas para compartir y para analizar. Ya hemos despejado algunas que sabemos que no cuentan con el apoyo de otros partidos, porque el asunto es la búsqueda del acuerdo. Ello no impide que se sigan discutiendo y planteando los mismos temas –aunque estemos en desacuerdo– en otros ámbitos, pero acá tratamos de poner el énfasis en aquellas cosas en las que, a lo mejor, podemos dar la buena noticia de que nos pusimos de acuerdo. Creo que esa es una obligación que tenemos. Hoy nos lo manifestaron nuestros visitantes y lo marcó con énfasis el otro día el doctor Radi –coordinador del GACH–, quien decía: «En undécimo lugar queremos resaltar que desde hace meses se ha confirmado en la literatura científica internacional, a partir de estudios en diferentes países y regiones del mundo –y el GACH ya ha alertado sobre esto–, que la partidización política de la pandemia constituye un factor de riesgo para la covid-19 y, por lo tanto, todas las acciones que promuevan discursos y acciones sinérgicas desde los actores políticos en cuanto a medidas instrumentadas o a instrumentarse desde el Estado y sobre el comportamiento social deben ser fuertemente estimuladas y apoyadas». Creo que este es el marco de esta comisión, más allá de que en otras podamos seguir discutiendo.

                Es así como traemos algunos aportes, mirando un poco, no solo la coyuntura, sino también algunos temas que debemos resolver hoy porque estamos seguros de que los deberemos tener resueltos en breve.

                El GACH también nos dejó planteado el otro día que tenemos el desafío de empezar a abordar el tema del pasaporte verde, que refiere a la relación entre los países y a la posibilidad de ingreso a ellos de personas vacunadas. Ya estamos frente al tema que está colocándose en el orden del día. Estados Unidos ha resuelto que solo se ingresa al país con las dos dosis –y sus catorce días– de Pfizer o de Moderna o con la dosis única de Janssen; con las demás, indican hisopado y cuarentena. Europa está en camino similar con las vacunas que ha autorizado. Argentina acaba de negar la posibilidad de que sus jugadores de fútbol se vacunen con la de Sinovac que llevó la Conmebol porque en ese país se vacunan con la Sputnik V. Si ese es el camino, va a estar muy complicado el mundo y para los países menos poderosos va a estar más complicado aún.

Entonces, es necesario comenzar a desarrollar las gestiones a nivel del Poder Ejecutivo y del Parlamento para que todas las vacunas que estén autorizadas por la OMS sean avaladas para ingresar a cualquier país del planeta. Este es un tema fundamental que tenemos que exigir las patrias chicas. No puede ser que, además de que es difícil acceder a las vacunas, nos digan con cuál tenemos más derechos que con otras. Me parece que el tema del pasaporte verde es muy importante.

El segundo punto refiere a empezar a regular y a trabajar sobre el pase verde. El green pass, a diferencia del pasaporte verde, tiene que ver con el interior del país, con lo que podemos hacer cuando lleguemos a un estado –seguramente en el mes de agosto– en que toda la población que quiso vacunarse esté vacunada. Es decir que seguramente dos millones de personas van a estar vacunadas con las dos dosis y con los catorce días. Ese es un estado bien interesante y tenemos que empezar a regular qué se puede y qué no se puede hacer. Digo esto porque ya los hechos o las circunstancias puntuales empezaron a regularlas. El Ministerio de Salud Pública estableció que el personal de la salud, si tiene contacto con un positivo, no hace más cuarentena. ¿Por qué? Porque están vacunados; fueron la prioridad, están vacunados, tienen los catorce días y si mantienen contacto con un positivo no hacen cuarentena. Yo tengo las dos vacunas y los catorce días, pero si tengo contacto con un positivo debo hacer cuarentena.

(Intervención que no se escucha).

–Si el tema es la vacuna, estamos complicados. Creo que no hay estados diferentes según la vacuna que nos dimos.

El martes de mañana ingresaron al país cuatro científicos, médicos israelíes, y ese mismo día en la tarde estaban recorriendo centros de salud y distintas instituciones. No hicieron cuarentena. ¿Por qué? Porque están vacunados y entran en esa categoría de médicos o personal de salud. Si cualquiera de nosotros fuera a Buenos Aires, a la vuelta tendría que hacer una cuarentena de siete días. Entonces, empieza a generarse un estado de situación de lógica: si estoy vacunado con las dos dosis y tengo los catorce días, mi aplicación en el celular me indica que tengo una inmunidad que es diferente a la de aquel que no se ha vacunado.

Creo que tenemos que empezar a regular estos aspectos porque en agosto, estemos en el punto que estemos, podríamos empezar a generar la apertura de diversas actividades de la economía. ¿Es un tema discutible? Sí, lo es. Con la vacuna se podría ingresar a los cines, a los teatros, a los eventos, al fútbol, al básquetbol, a los gimnasios y a otras actividades. Sin duda, habrá que considerar los distintos protocolos vigentes. Por ejemplo, se podría decir que al estadio se puede ingresar con la aplicación y  tapaboca y establecer un 30 % de aforo. Es la forma de reactivar la actividad. Lo mismo se podría aplicar para los teatros o para los cines. En un restaurante podría decirse que si alguien está vacunado puede elegir mesa adentro y si no lo está tiene que elegir mesa afuera, como los que fuman.

Es de la más absoluta libertad elegir vacunarse o no, y lo sigue siendo, pero eso tiene consecuencias, como sucede en otras cosas y que nadie cuestiona. A nadie lo obligan a sacar el carné de salud, pero si quiere trabajar debe tenerlo. ¿No se quiere dar la vacuna? No se la dé, pero si integra el carné de salud y quiere trabajar se la tiene que dar, porque eso protege a la comunidad en su conjunto. No puede estar trabajando en una panadería y no tener el carné de salud.

SEÑORA SANGUINETTI.- Hay un proyecto de ley presentado por el diputado Schipani y la diputada Roselló para el sector público que va en este sentido.

SEÑOR GANDINI.- Integrémoslo; no lo sabía.

                También vamos a tener algunos ciudadanos que pudiendo y queriendo vacunarse no lo hacen por alguna comorbilidad o impedimento y, a lo mejor, no le podemos decir que no puede entrar al estadio o que no puede hacer tal o cual cosa.

                Con ese horizonte, no podemos ponernos a pensar en esto en agosto; debemos regularlo porque se empieza a hablar del derecho de admisión, del derecho de los demás, etcétera. Es un tema muy interesante que además genera esperanza, pero sobre todo ayuda y estimula a que los que no se han vacunado encuentren motivaciones para hacerlo.

                El tercer tema ha sido polémico, pero creo que algunos de los aspectos que generaron la polémica han quedado levantados. Hace un tiempo, cuando empezamos a hablar de este tema, propuse que el personal de salud se vacunara obligatoriamente. Eso generó resistencia en virtud de la libertad con un argumento valedero: era una vacuna de tipo experimental que estaba en fase 3 de aprobación. Hoy todas están en fase 4 aprobadas y recontraaprobadas en todos lados. Tenemos –se la voy a proporcionar a la mesa– la Guía de Vacunación para Trabajadores de la Salud MSP, que se actualiza permanentemente. Voy a poner como ejemplo lo que dice de la vacuna antihepatitis B: «En setiembre de 2005 se estableció por decreto la obligatoriedad de la vacunación contra la hepatitis B como condición de ingreso para los trabajadores de la salud pública y privada de todo el país». Hay otras vacunas que son obligatorias, por ejemplo, para los pediatras, porque tratan a niños de determinadas edades. Es decir que hay vacunas que son obligatorias. Entonces, me parece que llegamos al punto en el que tenemos que analizar esto de incorporar esta vacuna como obligatoria.

                Ahora vuelvo al principio. El Ministerio de Salud Pública ha establecido que si los trabajadores de la salud tienen contacto con un positivo no hacen cuarentena, pero se nos dice que hay un 20 % o un 30 % de trabajadores de la salud –enfermeros, médicos, etcétera– que no se han vacunado. Sin embargo, la institución no puede saber quién se vacunó para saber dónde puede tener el riesgo, porque ese es un dato personal y reservado que se incorpora a la historia médica. O sea que lo que sabe la institución es que a lo mejor entre el 20 % y el 30 % de los enfermeros no se vacunaron, pero quizás están en la primera línea contagiando o contagiándose. Esta es una carencia que tenemos en la lógica de la atención. Me parece que tenemos que empezar a pensar en incorporar, por más que haya resistencia –por el bien de la comunidad–, la obligatoriedad, tal como la tiene la hepatitis B.

                El cuatro punto es coincidente con algunos aspectos que se han planteado; creo que fue el propio senador Olesker que lo hizo.

                Tenemos que hacer el esfuerzo de trabajar en una campaña –institucional o no– multipartidaria y única de comunicación para motivar y estimular a los que no se han vacunado. La inmunidad de rebaño la vamos a tener con los 2:800.000 uruguayos vacunados. Ese es el 70 %; no los 2:000.000. Hoy tenemos 700.000 uruguayos que no han mostrado interés, seguramente alguno porque están muy lejos, otros porque son negacionistas –quizás los menos–, muchos porque no tienen celular o porque no saben manejar una aplicación para inscribirse. Todos hemos tenido la experiencia de inscribir a algún veterano amigo o a alguien que está lejos de la tecnología; ellos tienen a quien recurrir, pero probablemente otros no. A lo mejor, si motivamos, estimulamos y hacemos algunas cosas más, lograremos avanzar en esa población que hoy está desinteresada.

Me entusiasma la idea de que la gente vea que los políticos nos pusimos de acuerdo en algo y que estamos diciendo todos lo mismo. Más allá de que cada uno esté en lo suyo, que hable por sus redes a sus adherentes y militancia, la idea es que digamos lo mismo, con la misma consigna, estética o gráfica, porque parto de la base de que todos estamos de acuerdo en que vacunarse es la mejor solución para todos.

En quinto lugar, quiero decir que tengo una preocupación importante sobre la que ya hemos hablado y compartido con los compañeros de bancada: la actualización educativa. Cuando terminemos este año lectivo vamos a tener estudiantes, niños y jóvenes con un evidente rezago educativo por el solo hecho de que han tenido menos días y menos horas de clase. Por lo tanto, la calidad de su aprendizaje y conocimiento sin duda tiene que haber disminuido; quizás a algunos les afecte menos producto de su complemento familiar y a otros más porque están muy solos. También hubo educación virtual que complementa y ayuda, pero no es lo mismo y es algo objetivo. Esto requerirá muchos esfuerzos, suponiendo que el año que viene hayamos superado este problema de la pandemia.

Lo que resulta impactante es el efecto del rezago educativo en la transición entre ciclos: de primaria a secundaria y de educación media a la universidad. Allí es donde se produce una parte importante del abandono o del fracaso. Este año se tomó una medida excepcional que fue que la Universidad, en diálogo con la ANEP, aceptó el ingreso de jóvenes con previas, pero advirtió que si llegan a Medicina con Biología no aprobada, con Matemáticas no aprobada, etcétera, y sobre todo con un déficit de aprendizaje, no van a pasar primer año de facultad y van a abandonar ahí. Pero la ANEP decía que si los saca del sistema con previas pero no entran a la universidad se quedan en ningún lado y, por lo tanto, seguramente un porcentaje alto va a fracasar. Y este año eso se va a repetir y capaz que peor.

Entonces, creo que debemos comenzar a pensar ahora –para no hacerlo en diciembre–, conjuntamente con la ANEP, con la Universidad y con el ministerio, sobre cuáles son los planes y programas que tenemos que impulsar para lograr una actualización educativa. Probablemente debamos usar los meses del  verano para que esos niños que salen de estar con una maestra en una escuela a la que fueron la mitad del año entren a un liceo con doce profesores –otra realidad– y con menos conocimiento. Capaz que ahí todavía enganchan, no sé;  pero a nivel de la universidad es más complicado. Sobre este tema he hablado con el rector de la Universidad y con el presidente de la ANEP, porque es una preocupación presente. Ahora bien, esto requiere planes, programas, plata y recursos humanos en un momento en el que, a lo mejor, no están habituados a trabajar. ¡Pensémoslo! Es un pospandemia muy claro.

El último punto –muy polémico– al que quiero referir tiene que ver con la donación de sangre y de plasma, parte de un diagnóstico que creo compartimos. La donación de sangre se ha resentido, básicamente, porque más de la mitad de la sangre que recibe el banco proviene de lo que se llama donación de reposición. Si, por ejemplo, me voy a operar de la rodilla debo llevar dos donantes. Hay cincuenta mil operaciones postergadas o reprogramadas y esa fuente de ingreso de sangre se ha visto resentida. Además, en esta época, a la gente le cuesta un poco ir a un sanatorio para donar. Este es un problema objetivo.

Lo del plasma es nuevo, porque pasó a ser una solución, un apoyo o una ayuda para quienes transcurren la enfermedad, pero solo sirve el de aquellos que cursaron la enfermedad. En diálogo con algunas personas que entienden del tema y en consulta con el comisionado parlamentario, propuse que los privados de libertad –que son 13.500 potenciales donantes de sangre, de los cuales alrededor de 2000 ha transitado la enfermedad– pudieran donar sangre. Y agregué un paralelo con la Ley de Humanización y Modernización del Sistema Carcelario, de 2005, que tenía la conmutación de la pena, que retocamos en la LUC y que establece que por cada dos días de trabajo o de estudio se tenía un día menos de pena. Esta era una manera de estimular un retorno a la sociedad en un estado mejor del que llegaron a la cárcel. En materia de valores creo que la solidaridad es muy importante; dar el derecho y la oportunidad de hacer algo por el otro que está afuera es una forma de solidaridad. Al respecto, cabe preguntarse qué otra cosa más que sangre o plasma puede dar un privado de libertad a alguien que ni siquiera conoce.

                Por lo tanto, anuncié eso como algo que surgió y fundamenté. Esto tiene algunos reparos y como ocurre siempre que se aporta una idea aparecen las críticas de un lado y de otro, tanto diciendo «no me doy sangre de un pastero» o afirmando que esta iniciativa mercantiliza la salud, pero eso es natural. Ahora bien, hay cuestionamientos desde el lado científico, médico, con respecto a que la población carcelaria es de alto riesgo por su promiscuidad –solo repito lo que se me dice–, por sus adicciones, por sus tatuajes y por todo aquello que impide donar sangre, además de que son factores muy difíciles de controlar porque no necesariamente se trata de personas veraces en las entrevistas, cuando se pregunta a la persona si tuvo hepatitis, sífilis, sida, etcétera. Entonces, la comunidad médica especializada dice que no a esta propuesta y me parece que se trata de un argumento que hay que escuchar. De todos modos, el problema lo tenemos y a lo mejor hay que hacer algo, además de ciertas cuestiones que se adelantaron por parte de la señora presidenta del Senado. Sin dudas, se trata de un problema con el que tenemos que convivir.

                Estas son las primeras seis propuestas que traemos y vamos a dejar por escrito, a fin de que se repartan y podamos analizarlas. Aclaro que siempre estamos en la búsqueda de acuerdos y traemos iniciativas que se pueden conversar y no levantan demasiadas reservas.

SEÑOR MANINI RÍOS.- Simplemente quiero decir que en materia de propuestas hemos hecho llegar al presidente de la república un documento con veintidós propuestas, sobre todo buscando el apoyo, el oxígeno a las micro-, pequeñas y medianas empresas. Varias de esas propuestas fueron contempladas en parte por las medidas tomadas por el Poder Ejecutivo, pero creo que hay mucho que profundizar en ello. No quiero enumerarlas ahora porque están a consideración del equipo económico, aunque sí puedo hacerlas llegar en su momento, pero –reitero– no ahora. Quiero decir que sí se hablaba en esas propuestas de financiación, porque en definitiva implicaban una erogación por apoyos crediticios, puesto que se trata de subsidios, de exoneraciones de multas y recargos con respecto a tasas fijas del Estado, etcétera. La financiación surgía a partir de una reformulación del llamado gasto tributario, es decir, de la renuncia fiscal que tiene el Estado a partir de los distintos beneficios que se han otorgado a diferentes sectores a través de los años. El gasto tributario en nuestro país asciende a casi el 7 %, que representa casi el doble de la media de los demás países de la región. De acuerdo con el estudio que hicieron nuestros asesores, creemos que se podría reducir ese gasto tributario en un 2 % del PBI, lo que representa una suma importante para atender toda esta realidad.

Eso es lo referido a las propuestas, que después las puedo afinar más.

En cuanto a lo que recién mencionó el señor senador Gandini, debo decir que comparto la preocupación y la necesidad de estimular la vacunación. Creo que se debe llegar a los 2:800.000 uruguayos vacunados. Pero, a cuenta de un estudio profundo y aun sin tener una decisión sobre el tema, quiero advertir sobre el riesgo de transformar en obligatorio lo que hasta el cansancio se dijo que no iba a ser obligatorio.

No se puede transformar de hecho, o directamente mediante una ley, la vacunación en obligatoria, cuando, desde el inicio y ante las dudas que había sobre los plazos o los tiempos que se cumplieron para la elaboración de las vacunas, etcétera, se dijo desde el vamos que no iba a ser obligatoria. Está bien, sí; las vacunas van pasando de fase. Tal vez haya unanimidad de criterios de que las vacunas son cien por ciento seguras y quizás se pueda imponer la obligatoriedad. Pero yo digo que hay que tener mucha cautela en el estudio de ese tema, porque hasta el cansancio se ha dicho que las vacunas no iban a ser nunca obligatorias.

SEÑOR GANDINI.- Quien tiene el pase verde tiene unos derechos.

SEÑOR MANINI RÍOS.- Bueno, pero ojo con no transformarla en obligatoria de hecho, porque si sin el pase verde no puedo salir de mi casa...

SEÑOR PRESIDENTE.- Será un interesante debate que oportunamente tendremos.

SEÑORA PRESIDENTA DEL SENADO.- En primer lugar, cuando se habla de la vacunación, queremos dejar claro que hemos intentado en más de una oportunidad poder tener –y lo concretamos– en el Senado una pieza, que se dio a conocer por nuestras redes, sobre la exhortación a vacunarse. Sucede que cuando quisimos hacerlo con la Cámara de Representantes se nos recordó –por parte del señor senador Andrade– que en esta casa hay quienes no están de acuerdo con la vacunación. Por eso hablé del cuidado que debemos tener con la pieza.

Lo comento porque la señora senadora Sanguinetti está muy preocupada por el tema, y ustedes van a ver ahora el aporte de la Asociación Uruguaya de Agencias de Publicidad, que quiere contribuir a este tema. En ese sentido quiero decir que son excelentes propuestas de personas que destinaron su tiempo para colaborar en esa idea que nos parece que sería muy bueno transitar. Me refiero a ese mensaje todos juntos a la comunidad.

Por otra parte, en más de una oportunidad he mencionado cuánto me interesa el escenario pospandemia, donde el trabajo es un tema no menor. Tenemos que saber qué se está evaluando para poder avanzar en propuestas complementarias desde el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social sobre el escenario pospandemia.

De manera que, independientemente del hecho de que después alguien de la sociedad pueda hacer aportes, me parece que hay actores que deben venir a trasladarnos qué se está previendo. Por eso me gustaría tener una suerte de conversatorio pospandemia, donde vinieran el ministro de Trabajo y Seguridad Social y las autoridades de la educación para saber qué están previendo para dicho escenario. Incluso sería importante escuchar a las autoridades o los referentes del sistema de salud para conocer su opinión acerca de todo este tema de salud mental y cómo se podría contribuir a todo lo que ha ido proponiendo.

Queda claro que el escenario pospandemia también tiene un aspecto económico, y coincido en que los micro- y pequeños emprendimientos, que son el motor auténtico de nuestra economía, ya han tenido algunas respuestas, pero creo que se deben seguir profundizando.

En definitiva, bien haría este grupo de trabajo en incorporar a las acciones o medidas específicas una suerte de cierre de evaluación de lo que se prevé para el escenario pospandemia, porque nos va a dar insumos para seguir trabajando en los distintos escenarios.

De manera que lo dejo planteado como propuesta, y me gustaría empezar por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, porque me parece que parte de esa angustia y de esa incertidumbre que la sociedad tiene precisamente viene por el tema del trabajo. Lo quiero plantear como una solicitud, señor presidente.

SEÑOR COUTINHO.- Voy a arrancar por el final, concretamente, por la propuesta de la señora presidenta del Senado.

                Estoy totalmente de acuerdo con que es necesario, desde diferentes ámbitos, empezar a pensar en la pospandemia o lo que podemos llamar «el día después». Por lo tanto, apoyamos con contundencia el poder comenzar a trabajar en el día después. Pero sí creo en lo que se comentó en gran parte en la intervención del señor senador Gandini, en el sentido de que eso tiene que hacerse si definitivamente logramos un objetivo antes: ponernos de acuerdo en varios puntos. Es decir, eso sería posible si salen de esta comisión coincidencias y si podemos decir que valió la pena el esfuerzo porque en verdad cumplimos el objetivo de que íbamos a trabajar sobre las coincidencias y no sobre las diferencias. Si esto se logra, siento que el ámbito para el día después es esta comisión especial. Pero si eso no se logra, siento que acá no va a haber mucho más por hacer.

                En definitiva, hoy estamos en tiempos en que todavía hay que seguir resistiendo, pero va a haber un tiempo pospandemia, todos vamos a trabajar desde diferentes lugares –el propio Senado lo va a hacer en su contexto– y este puede ser un gran lugar para trabajar en el día después y en el pospandemia. Pero insisto: todo esto va a ser posible siempre y cuando lleguemos al objetivo que nos propusimos cuando creamos esta comisión, que fue trabajar en las coincidencias y no en las diferencias y mostrar a los uruguayos que estamos unidos y que, como dijo el psicólogo hace unos instantes, empezamos a hablar más de «nosotros» que de «yo». En ese caso vamos a apoyar con las dos manos la moción presentada por la presidenta del Senado, Beatriz Argimón.

                También nos gustaría, señor presidente, que nos hagan llegar todo lo que se logró en todos los aspectos, porque también la gente se está agotando y cansando de la cantidad de cosas que estamos discutiendo hace ya un buen tiempo. Creo que estas discusiones no han generado otra cosa que agotamiento y desesperanza. Entonces, queremos que nos hagan llegar a las diferentes bancadas los logros. El Partido Nacional realizó propuestas y el Poder Ejecutivo las aplicó, pero nosotros también mandamos decenas de propuestas. Hoy presentamos cuatro, porque el resto fueron tomadas y aplicadas por el Poder Ejecutivo. Entonces, hoy nos quedan solo estas cuatro. Lo mismo sucedió –lo puedo decir con certeza, porque lo he visto en el contexto público– con las propuestas que en su momento planteó Cabildo Abierto, que también fueron tomadas como propias por el Poder Ejecutivo, por lo que hoy el número es menor.

                Asimismo, por encima de lo que hoy marcábamos –en un tono que va de acuerdo con el buen ambiente y clima que reina en la comisión–, creo que la campaña pública incide fuertemente. Tengo la experiencia de haber hecho una campaña en Salto que fue impulsada desde todos los partidos políticos y realmente tomó trascendencia nacional; generó empatía y un calor en la gente que se vio multiplicado. Por lo tanto, creo que es importante y bueno poder tener la oportunidad de difundir y de generar ese espacio.

                Por otra parte, en cuanto al debate de lo que se genera con respecto a la promoción de la vacunación, sí creo que sería fenomenal salir de acá, los blancos, los cabildantes, los frenteamplistas y los colorados, a defender el escenario nuestro para que otros países tengan en cuenta el sistema de vacunación que se ha implementado en Uruguay, y que en cada lugar reciban a nuestros compatriotas con la tranquilidad y el concepto de que acá en Uruguay se vacunó con seriedad y con responsabilidad; eso significa que podamos ingresar a los Estados Unidos y que pueda suceder lo mismo en Argentina. Sería una gran señal de todos, por el esfuerzo uruguayo que se ha hecho en torno a la vacunación, que busquemos que el pasaporte verde o el pase verde tengan el apoyo de todos los partidos políticos para los compatriotas a nivel internacional.

                En suma, con respecto a esta comisión, debo decir que nos creamos mucha expectativa y el objetivo de trabajar en las coincidencias y de impulsar las propuestas. Fue muy interesante lo del ministro Salinas, fue vital la participación del GACH, fue más que importante la intervención de los sindicatos médicos. Hoy también tuvimos una óptica interesante desde el punto de vista psicológico, porque esta situación está generando agotamiento, cansancio, estrés; hay miles de compatriotas uruguayos que están pasando realmente mal, por lo cual me pareció muy oportuna la intervención de quienes lo hicieron hoy.

                Pero reitero: creo que estaría bueno salir de acá con cuatro o cinco puntos en los cuales todas las fuerzas políticas que integramos el Senado estemos de acuerdo y trabajar juntos en ellos, para que, definitivamente, los uruguayos se sientan representados por todos nosotros y sientan también que vamos a estar cumpliendo con ese gran objetivo de la política, que es la representatividad genuina de la gente.

                Gracias, señor presidente.

SEÑOR ANDRADE.- El esfuerzo por el acuerdo implica reconocer dónde tenemos la principal diferencia, y en función de eso, decidir si tenemos las condiciones apropiadas como para trabajar en esa principal diferencia, o sea, encontrar caminos de aproximación. Estamos convencidos de que hay una circunstancia que a todos nos está golpeando muy fuerte. Me refiero a esta situación que se dio en abril, de 1600 uruguayos muertos, de un porcentaje altísimo de personas que no llegaron al CTI comparado con las mediciones anteriores, de duplicación de mortalidad de pacientes con relación a la cantidad de casos activos. No creo que haya ningún legislador a quien esto no le genere una angustia enorme.

                Un elemento que para nosotros es clave en la construcción de un acuerdo político es que tenemos que dar un mensaje muy fuerte para tener la posibilidad de blindar mayo, y ese mensaje es insuficiente solo con las vacunas. Lo dijo el GACH en su informe: la apuesta a la vacuna genera que mayo va a ser igual que abril. Y más adelante dice que no es su competencia la reducción de la movilidad, pero con mucha claridad viene insistiendo desde febrero en que es necesario restringir la movilidad.

                Voy a hacer un razonamiento simple. Si acá estuviéramos en una fábrica de doscientos trabajadores y tuviéramos que definir si optar por un mes de seguro de paro y que uno de esos trabajadores no muera, yo defino un mes de seguro de paro. Esa es la hipótesis. El mes de seguro de paro es ingrato, injusto. A nadie le gusta estar en el seguro de desempleo, percibir menos y pasar más o menos mal. En nuestra propuesta, el instrumento principal que queremos utilizar –más que otros– es el seguro de desempleo; es decir, que se extienda para el que se le terminó ahora, para el que no tiene los jornales, para el que no colocó el año, porque es lo que más perturba. Si estoy trabajando en un kiosco, en un centro comercial, no tengo para el seguro de paro y me hablan de detener la actividad, voy a estar en contra de detener la actividad, porque se me está condenando a pasar hambre. Y claramente, en la ampliación del seguro de desempleo pensamos en que no podemos mandar a nadie a pasar hambre, pero sí en que debemos dar señales de restricción de la movilidad –por eso tenemos algún reparo– porque tenemos mucha necesidad de trabajar la pospandemia y mucho reparo en comunicar que lo esencial ahora es la pospandemia. Entendemos que en este momento lo esencial es lo que podamos hacer con lo que sucede ahora. Si en lo esencial de lo que podamos hacer las medidas logran que en lugar de 1500 muertos en mayo haya 1000, será un éxito; si logran que en lugar de 1500 haya 1200, será un éxito; y si logran que en lugar de 1500 haya 1400 muertos, será un éxito. ¿Quién dice que evitar 100 muertes o evitar 50 muertes es poco?

                Entonces, tienen que entender que nosotros participamos de esta discusión desde este lugar. Es decir, comprendemos que hay una urgencia en esta discusión que es un tanto inmediata. Hay temas que se pueden resolver dentro de quince días, veinte días o un mes de apoyo, pero hay otras que son inmediatas. Por ejemplo, licenciar la población con comorbilidad no es una medida para tomar después de la vacunación, sino ahora. En este mes y medio que falta para completar la vacunación, ¿hacemos que trabaje la población con comorbilidades que es susceptible o no? Ya hicimos que esa población no trabaje en el sector público, desde hace meses. ¿Por qué no en lo privado? Nos sale unos pesos. ¿No estamos dispuestos a colocar esos pesos para la persona que tiene EPOC, asma complicada, un trasplante, obesidad mórbida? Los últimos datos de obesidad y CTI son un tanto acalambrantes. Además, dar esas señales ayuda a restringir movilidad porque, en realidad, van a mirar que se están tomando medidas. Si el acuerdo es tomar medidas, es un mensaje que contribuye a que, si hay una parte de la sociedad que está bajando la percepción del riesgo, la eleve. Y si la tomamos en conjunto, más la va a elevar.

                Tienen que entender que la construcción del acuerdo implica entender las sensibilidades políticas para alcanzarlo. No estamos pidiendo que nos lleven toda la plataforma, de punta a punta, o nada; ¡no!; pero implica que algunas medidas que podamos dar desde el punto de vista político-social se tengan que discutir antes, no dentro de quince o veinte días. Entonces también ahí queremos colocar voluntad, en cuanto a hacer una reunión antes de la sesión ordinaria de la semana que viene, para poder profundizar y dar mensajes políticos de que estamos efectivamente preocupados. Si hay que reunirse mañana, pasado o el viernes, estamos para hacerlo porque nos importan las señales y nos importa el acuerdo. Para que nos importe el acuerdo no puede pasar que hago de cuenta que tus medidas no existen. Así no se construye el acuerdo. O que digan que lo que quiero hacer es solamente golpearte en términos políticos. Por eso es por lo que damos un espacio para el diálogo y el acuerdo en alguno de estos instrumentos. Nos parece muy importante el seguro de desempleo, ¿en qué escenarios? En algunas actividades que miramos, a las que vamos a sacrificar por tres o cuatro semanas, porque pensamos que es lo que hay que hacer. ¡Con dolor en el alma! Tengo amigos que trabajan en el shopping que no quieren parar ni que se los ate, porque vienen guerreados desde el año pasado, en que trabajaron muy mal. A nadie le da gracia esto; si se piensa que a alguien le da gracia parar una actividad, les digo que a todos nos duele eso, pero estamos entre detenerla y tener cincuenta muertos por día, y a otros tantos que salen, pero les quedan secuelas que no estamos midiendo y son complicadas.

                El problema radica en que es difícil construir un acuerdo si su punto de partida es que no se puede restringir nada. Si el punto de partida del acuerdo es que no se puede restringir nada, a nosotros nos complica mucho. Tienen que entender que nuestra valoración parte de la base de que se puede hacer aún más.

                Estamos en una condición dramática. Hace cuatro o cinco meses Uruguay tenía, con relación a las muertes en el planeta, un 10 %. O sea, el resultado de la pandemia había sido tan excepcional que si se miraba la cantidad de muertes por cada 100.000 habitantes, Uruguay tenía diez veces menos. A mediados de marzo nos emparejamos y ahora tenemos un 70 % más de muertes que el promedio mundial; 70 % hace tres días, pero cada día se complica más la jugada.

Entonces, no pedimos que se lleven todas las propuestas, ni siquiera todas las más importantes, pero sí algunas. Nos parece importante dar señales y que tengamos espacios para construir señales que operen en toda la cuestión.

Es evidente que nosotros también propusimos medidas que son pospandemia, como la inversión de obra pública. Tengo la esperanza de que la construcción se licencie –esa es mi esperanza–, ya que solamente en Montes del Plata hay 160 casos, seis veces más de lo que tenemos a nivel país. ¡Esa obra no puede seguir trabajando! Quizás no se logra, pero por lo menos –un acuerdo que no puede ser demasiado complicado– se podría convocar al diálogo sectorial para que los sectores encuentren espacios y se restrinjan, de forma parcial o importante, los brotes. Quizás trabajan con la mitad del personal y la otra mitad en seguro de paro, para que haya menos aglomeración, o encuentran otras alternativas, porque el diálogo genera eso, creatividad, y quizás acá no lo vemos. Tal sector entiende que lo mejor que puede hacer para restringir la movilidad es determinado resultado, pero otro puede entender algo distinto. Lo que no puede pasar es que no se convoque al diálogo, que sí se convocó el año pasado. No salió de adentro de un repollo la licencia de la construcción del año pasado, sino del diálogo que se convocó. Este año, a pesar de que se ha intentado generar desde antes de Semana de Turismo, no se ha logrado. Volver a abril del año pasado implica revisar dónde estábamos en esa fecha, que nos permitió, durante ocho meses, ser ejemplo mundial con respecto al manejo de la pandemia.

                Entonces, nosotros tenemos mucho cuidado en cuanto a construir un mensaje donde la preocupación esté puesta en la pospandemia, porque parece ser un mensaje de toalla caída al piso de medidas que se puedan tomar para evitar daños ahora. No queremos dar ese mensaje, más allá de que tenemos disposición para discutir políticamente los elementos pospandemia. De hecho, algunas de nuestras propuestas, como la de inversión de obra pública, básicamente son de efecto pospandemia, porque un plan de infraestructura no se puede adelantar en una semana, lleva meses de preparación, ejecución y procesamiento.

Nos parece que debemos darnos un espacio para el tratamiento de las distintas iniciativas, todas, y ojalá se logren espacios de avance. Cuando digo lograr espacios de avance no significa que pienso que voy con una propuesta y sale íntegra, pero tampoco pienso que puedo construir un acuerdo si de la propuesta del otro no tomo nada. Me ha tocado participar de negociaciones de todo tipo, color y especie –creo que integro los consejos de salarios de la industria de la construcción, que no se detuvieron nunca, desde 1994–; el problema está en si todos logramos valorar. Yo valoro –me parece, por distancia, el mejor mensaje que podemos dar– lo que plantea mi amigo Jorge Gandini. Ahora, por distancia implica ponerle voluntad política y esfuerzo para ceder y construir el acuerdo. Esfuerzo de todas las partes; lo asumimos como Frente Amplio. Si nos abroquelamos y nos sentamos arriba de la razón, lo que vamos a lograr dentro de quince días es que esto se frustre y cada uno construya su relato. Por suerte, tenemos este ámbito para poder discutir así, que no lo teníamos, y tenemos disposición para mirar.

Reitero: no es que descartemos propuestas, pero si los elementos que pueden ser de urgencia se dilatan y no se tratan en estas cinco o seis semanas, el resultado que tendremos es que, por la vía de los hechos, se caiga nuestra preocupación principal en la negociación política. Después, las posibilidades de lograr un acuerdo profundo serán menores; vamos a tener un acuerdo, pero retacitos de un acuerdo, o la clausura de un esfuerzo. De todas formas, valoro y prefiero que exista este esfuerzo a que no lo haya. Nos podemos mirar a la cara, decir estas cosas –que efectivamente pensamos– e incorporarlas a un paquete general. Si el Parlamento lo logra, daría una señal muy importante para el país, no solamente para la pandemia.

Los psicólogos establecieron la relación de que los países que más sufren son los que más polarizan, pero nadie polariza si hay un manejo excelente de la pandemia. A veces una cuestión está relacionada con la otra. Se dice que en las crisis hay más polarización política. Y sí; cuando hay mucho para repartir en general no aparecen los grandes problemas. Entonces, si en un momento de grandes problemas el sistema político construye diálogos que permiten encontrar caminos de acuerdo, ganamos todos: ganamos nosotros, gana el Partido Nacional, gana el Partido Colorado y hasta gana Cabildo Abierto; ganamos todos. Si eso es así, estamos dispuestos a una negociación política de ese nivel y de esa calidad, pero eso implica gestos –de parte de todos–; los tiempos para construir acuerdos no son eternos, no son seis meses, son ahora. Por eso estamos colocando esa disposición y estamos dispuestos a juntarnos mañana de mañana, mañana de tarde o el jueves para estudiar las medidas. Empecemos a trabajar con las más urgentes. Yo quiero discutir lo de la tarjeta verde, pero si lo resolvemos dentro de un mes no pasa nada, vamos a estar a tiempo. Hay otras que tienen que ser abordadas ahora. Además, si empezamos a dar algunas de esas señales, creo que sería muy bueno. No sé cuánto puede costar generar condiciones de diálogo político sectorial como para lograr que los sectores tomen medidas que reduzcan la movilidad. En mi opinión no podría demorar más de cinco minutos y debería haberse convocado en febrero. Esa posibilidad no nos tiene que provocar tanta resistencia, más allá de determinar qué medidas tienen costo y cuáles no.

                Queremos dejar claramente establecido que nuestro objetivo no es plantear nuestra posición y nada más, sino construir acuerdos y para ello vamos a trabajar. Eso implica estudiar todas las propuestas seriamente y ver qué podemos incorporar. También pretendemos que se analicen las nuestras.

                Gracias, presidente.

SEÑOR BERGARA.- Voy a continuar la línea argumental del senador Andrade.

Creo que estamos totalmente abiertos a evaluar y, a priori, diría que algunas de las propuestas suenan muy razonables en clave de pospandemia.

También se ha dicho que estamos hablando de un horizonte de agosto en adelante, pero el problema es que hasta ese momento seguimos con la pandemia y debemos tomar medidas referidas a la pandemia. No todo puede ser vacunación y pospandemia. En ese caso, tal como señalaba recién el senador Andrade, no estaríamos dando el mensaje correcto. Plantearnos las cosas en estos términos es, de alguna manera, preguntar al oficialismo si está dispuesto a trabajar sobre medidas que tengan que tomarse a la brevedad por la pandemia y no solo por la pospandemia. En eso debemos ser transparentes, porque si no todos vamos a estar perdiendo el tiempo y a generar una expectativa que vamos a defraudar, y lo peor es que no obtendremos resultados. El propio mensaje publicitario que hace el Gobierno en los medios dice que hay que bajar el panorama de contagios y demás para que la vacunación sea más efectiva. Eso no es pospandemia, sino pandemia. Entonces, debemos preguntarnos si tenemos margen para tomar medidas que nos ayuden a mejorar el panorama sanitario antes de que la vacunación tenga un efecto más importante y que, además, facilite la potencia de la vacunación. Reitero que debemos ser bien francos: ¿hay disposición, o no, de tratar medidas que de repente pueden implicar dinero para atender el período de la pandemia que, por lo menos, es de hoy hasta agosto? ¡Ojalá sea de aquí a agosto!

                En ese sentido, apoyamos todo lo que sea un mensaje colectivo unitario en el tema vacunación. Cada uno en nuestras redes y lugares hemos promovido la vacunación. Muchos de nosotros hemos salido en directo en los medios de comunicación mientras éramos vacunados. A lo que voy es que tenemos cosas para dar mensajes en conjunto, ¡claro que sí! Pero deben ir acompañados de la consistencia de medidas para atacar ya las dificultades que se están viviendo durante la pandemia en lo sanitario, económico y social, y procuramos resolver. Esto es además de trabajar para la pospandemia. Como decía el senador Andrade, si en lugar de una vez por semana tenemos que reunirnos dos o tres, nosotros no tenemos ningún inconveniente.

                El manejo de los mensajes de todos nos parece perfecto. Pero también en el diálogo hay que entender –justamente para evitar la polarización– que tener visiones y propuestas distintas no es un tema de partidización. Justamente, en este tema no puede haber partidización. Es simplemente un tema de tener visiones distintas que hay que intercambiar, y propuestas diversas que hay que evaluar. En ese sentido, como decía el senador Andrade, hay propuestas sobre la mesa. En un diálogo y en una negociación nadie se lleva todo, pero tampoco nadie puede llevarse nada. Se trata de cómo podemos contribuir a mejorar la situación sanitaria para que la sociedad sufra menos, para que haya menos cosas que lamentar, para que la pospandemia sea más saludable, para que la vacunación sea más efectiva y para que la reactivación económica venga antes, porque está muy bien el tema vacunas, tarjeta verde, pasaporte verde, está bien el tema de todas las demás consecuencias pospandemia, pero está todo por evaluarse.

Nosotros tenemos una actitud absolutamente abierta a esas cosas porque  creemos que algunas tienen mucho sentido, pero necesitamos medidas desde ya, porque no solo es la cuestión sanitaria, hay cuestiones económicas y sociales además de las sanitarias, que están ocurriendo ahora. Que se han tomado algunas medidas, nadie lo niega. Tampoco la caricatura que hacen de nosotros en las redes que dicen que va a salir el gordo Bergara a decir que van en la dirección correcta, pero son insuficientes. Y sí, eso es lo que pensamos. Reconocemos que se han tomado medidas, pero también sentimos que son muy insuficientes. No vamos a entrar en la argumentación de eso porque todo el mundo la conoce.

Insisto en que no debe visualizarse el hecho de que tengamos visiones y propuestas diversas para intercambiar con la mejor actitud de contribuir a que la situación mejore, con una intencionalidad de partidización y polarización, porque en este tema, habiendo tantos otros para discutir, no nos podemos dar ese lujo.

                Nosotros queremos analizar todas las medidas. Como decía el senador Manini, ellos tienen el derecho a decidir no presentar las propuestas en este ámbito porque están en la órbita del Poder Ejecutivo. Creo que para el ámbito de diálogo que hemos generado aquí sería bueno conocer esas propuestas, porque nosotros también tenemos la intención de que se profundicen medidas que ayuden a las micro-, pequeñas y medianas empresas, porque vemos empresas cerrando todos los días, porque vemos que muchas de ellas ya tienen un año en el lomo de haber bancado una situación difícil. Cuando uno analiza el terreno macroeconómico, observa que la caída de la economía fue importante, pero se ha dado en un marco en el que las exportaciones han mejorado en muchos sectores y lo que se ha desplomado es el consumo interno, con lo cual muchos micro- y pequeños comercios y servicios están sufriendo hace ya un buen tiempo.

Entonces, sería saludable –en este momento no se encuentra el senador Manini, pero va a tener la posibilidad de recibir este mensaje a través de la versión taquigráfica– que estén sobre la mesa sus propuestas. Estamos dispuestos a analizarlas porque compartimos ese objetivo. Y reitero que si hay que acelerar el trabajo de esta comisión no tenemos ningún inconveniente.

                En cuanto a nuestras propuestas, algunas ya se han manejado. Tanto el senador Olesker como el senador Andrade decían que son cosas que ponemos sobre la mesa. Si hay que dar un subsidio mayor a las familias que más lo necesitan, si no hay margen para hacerlo durante cuatro meses, hagámoslo para tres. En este momento está habiendo lanzamientos. Hay ciertas cosas en el marco de la pandemia sobre las que podemos tomar medidas para que ciertas circunstancias, que son tan disruptivas para la vida familiar –sobre todo de las personas que más lo necesitan–, puedan solucionarse. Y ahí no se pueden inventar situaciones, porque la cantidad de gente que tiene desalojos y lanzamientos es acotadísima y es algo bien conocido. Si en esos casos hay que ayudar para que los lanzamientos se posterguen seis meses, estamos hablando de muy poco dinero, pero de un impacto en familias que puede ser muy significativo.

                Las cuestiones de la movilidad y de su restricción para nosotros siguen siendo importantes. En esta comisión escuchamos al Sindicato Médico del Uruguay, y a la FEMI y leímos el informe del GACH de hace muy pocos días, y hay una insistencia permanente en ese terreno. No es algo al boleo, porque hay un «costo económico» –entre comillas– inmediato si se cierran actividades y nada más. Ojo, tampoco es tan sencillo, porque hace rato que se perdió el hilo epidemiológico de la mayoría de los casos. Por lo tanto, no es tan claro decir: «En tal sector no hay contagios». No podemos decirlo, porque se perdió el hilo epidemiológico.

                Ahora bien, consideremos las cosas que estaban acotadas en marzo del año pasado. A partir de eso se obtuvieron buenos resultados. Ahora la corremos de atrás, pero aun así podemos mejorar la situación. Y no es lo mismo terminar un mes con un determinado número de fallecidos que terminarlo con la mitad o el sesenta por ciento.

                Vuelvo a la pregunta inicial: ¿estamos dispuestos a trabajar de manera abierta en ese tipo de cosas? Obviamente que tiene que haber compensaciones. Los mecanismos de seguro de paro son un elemento de compensación, de restricción de actividad. Las flexibilizaciones también fueron bienvenidas y quizás se pueda trabajar en alguna flexibilización adicional o ver cómo se puede operar en los trabajadores informales de manera transitoria.

                Creo que todos tenemos que escuchar ese mensaje del mundo médico y del mundo científico en cuanto a que los contagios están asociados a la movilidad y que, por tanto, bajar la movilidad va a tener un impacto.

Por otro lado, nadie está planteando aplicar esto hasta el año que viene. Aquí se plantea reducir la movilidad por tres o cuatro semanas. O sea que tampoco hasta en el terreno del costo tiene que ser algo prohibitivo. Es una cuestión acotadísima en el tiempo pero que la experiencia de otros países muestra que tiene su impacto.

Respecto al tema pospandemia, volvemos a poner sobre la mesa el hecho de que es el Estado el que tiene que estar presente –difícilmente el sector privado tenga flujos de inversión en el marco actual– anticipando inversión en vivienda y en infraestructura en todo el territorio, con un derrame en todo el país y en los comercios y servicios locales. No estamos diciendo que haya que hacer más inversiones, sino anticipar las que se pensaban hacer el año que viene y generar de acá a agosto, por ejemplo, más inversiones públicas, público-privadas o lo que sea. Déjenme recordar algo que fue  parte de un diálogo curioso que tuvimos con el ministro de Transporte y Obras Públicas en ocasión de la discusión presupuestal. Ellos presentaron un plan de inversiones que no se correspondía con los presupuestos que el ministerio tenía y nosotros les preguntamos de dónde pensaban sacar la plata que faltaba, a lo que el ministro, un poco sonriente, dijo –consulten la versión taquigráfica, no tienen por qué creerme–: «Ya veremos de dónde sale». O sea que podemos decir que hasta el plan está sobre la mesa, hecho por el propio Gobierno. Entonces, implementemos y demos presupuesto anticipado al propio plan que el Ministerio de Transporte y Obras Públicas planteó. Y lo mismo podríamos pensar para el tema de la vivienda.

Acá no hay propuestas locas, que no tengan fundamento; algunas se podrán hacer, otras capaz que no, pero no hay intención de polarización ni de partidización. Si partidizamos en el tema pandemia, no gana nadie. Creo que son propuestas que merecen estar en consideración. Ahora bien, reitero, si es solo para la pospandemia, es muy difícil conversar y encontrar elementos de acuerdo. Aspiro a que realmente trabajemos sobre algunas de estas propuestas que pueden tener una implementación lo más inmediata posible.

Muchas gracias, señor presidente.

SEÑOR PRESIDENTE.- Me parece que desde hace largo rato hemos ingresado en un debate que, si bien estoy encantado de tener, es imposible  de llevar adelante porque no hemos tenido el tiempo de leer las propuestas. Creo que desde hace un buen tiempo estamos insistiendo en una cantidad de temas –con la participación de senadores de todos los partidos– que van en dirección contraria al objetivo de la comisión. Entiendo que a esta altura hay que repartir el trabajo. Sí quiero despejar una duda. ¿Esta comisión va a trabajar sobre la pospandemia? No. Esta comisión está dispuesta a trabajar sobre los temas de la pandemia; para eso fue creada. En ese sentido, haremos todo lo que sea necesario para discutir, analizar y negociar. Me puedo quedar hasta las once de la noche, pero simplemente recuerdo –lamento decirlo antes de que hable el senador Mahía– que hay una delegación que fue invitada con el acuerdo de todos los sectores políticos que integramos la comisión y que además necesitamos darnos el tiempo para leer las propuestas antes de empezar a trabajar a la brevedad.

SEÑOR MAHÍA.- Voy a comentar casi exclusivamente los aspectos que señaló el señor senador Gandini vinculados a la educación, por cuestiones hasta de especialización y porque, además, compartimos la preocupación. Quiero, además, agregar elementos que me parecen importantes.

                En primer lugar, me parece muy atinado saber hoy cuál es el estado de cumplimiento de la virtualidad en lo público y en lo privado. Me consta que en lo público en algunos centros de estudio hay una alternancia de los tiempos de virtualidad. Lo digo porque tengo familiares directos que son estudiantes y que tienen virtualidad determinados días y horas y otros no. Si fuera en términos de presencialidad, deberían tener todas las horas. A la vez, tengo amigos que han tomado la legítima opción de enviar a sus hijos a la educación privada en los mismos niveles y, por sus comentarios, veo que hay un desfasaje de los tiempos de la educación virtual que se están destinando en iguales condiciones pandémicas para todos. Eso es un ahora.

                Agrego: se hablaba de lo de aquí para adelante, pero hay aspectos que también  hay que ver ahora. Por ejemplo, cuando nos visitó el Codicén en esta sala nos señaló –y consta en la versión taquigráfica– que requería de quinientos Zoom locales para que la presencialidad fuera, según su punto de vista, adecuada. La pregunta es si, dado que se tuvo que bajar la cortina en la presencialidad, vamos cumpliendo a tiempo lo que ya se precisaba el 1.° de marzo para abordar los requerimientos inmediatos de la pandemia.

Comenzó el plan de volver a clases. Tenemos el plan hecho y la gradualidad planteada en un contexto mucho más complejo. Quisiera saber si se están tomando las medidas necesarias, porque no sabemos el horizonte de extensión del problema. Ojalá con la vacunación masiva que todos queremos sea hasta la primavera próxima, pero hay medidas en el área educativa que hacen a la cantidad de estudiantes, a los grupos, a la cantidad de funcionarios de servicio, a docentes y a una cantidad de aspectos que son complementarios y parte de este paquete.  Son problemas que se tienen que resolver en estos tiempos, ahora, para lograr acompañar un proceso en el que gradualmente tengamos mejores condiciones educativas. Insisto: la educación es quizás –y lo compartimos con el presidente Lacalle Pou– la mayor preocupación que debe tener – más allá de la vida, por supuesto– la sociedad uruguaya. Aquí ha habido una afectación que no ha tenido la visibilidad que sí han tenido otros aspectos de la vida uruguaya.

Quiero terminar con un comentario al que refirió el señor senador Bergara. El senador Manini Ríos nos habló de veintidós medidas que atenderían a las micro-, pequeñas y medianas empresas que, según lo que escuchamos, están a consideración del Poder Ejecutivo, y algunas de ellas habrían sido tenidas en cuenta dentro del paquete de medidas que se aplicarían, de acuerdo con lo anunciado. La pregunta –de la que, obviamente, queda constancia en la versión taquigráfica para consulta del señor senador– es si algunas de las veintidós medidas van a venir a este ámbito, si van a venir las que tienen el visto bueno del Poder Ejecutivo o no. Conocer hasta qué punto y sobre qué podemos llegar a acuerdos para impulsar cosas en estos tiempos en áreas estratégicas en lo social, junto con el aspecto sanitario, para nosotros es una prioridad. Es legítimo que el Gobierno busque blindarse a sí mismo en las mayorías que tiene y que puede ejercer, pero en este caso, por ser una situación excepcional, quizás podría haber una apertura. Ahora bien, para ello debemos saber de qué materia concreta se está hablando y no solo escuchar los anuncios.

Gracias, señor presidente.

SEÑOR GANDINI.- Quiero dejar constancia de que estamos dispuestos a mirar todas las medidas y a hablar de todos los temas; aquí no existe el preconcepto de hacer descartes a priori. También es verdad que acá venimos a tratar de ponernos de acuerdo sobre cosas nuevas; no creo que esto pase por la típica negociación de «te doy, me das». En todo lo que estemos de acuerdo y sirva para la gente, para el país, para la salud y para el trabajo, le damos para adelante sin hacer un balance sobre si son más de un lado o más del otro. Da lo mismo; si están bien, están bien.

El corazón de lo que plantea el Frente Amplio son dos temas que ya han sido muy discutidos. Ellos tienen que ver con la movilidad –tema sobre el que el Poder Ejecutivo ya ha fijado posición– y con más recursos o prestaciones a determinados sectores de la sociedad. Reitero que sobre estos temas se ha discutido mucho en diversos ámbitos y han sido recogidos en parte y en otras no. Y, cuando uno escucha cuánto dinero requiere eso, obviamente que estamos lejos.

En lo personal estoy dispuesto a discutir esos dos temas, a trabajar sobre ellos al menos. Me interesa saber qué quiere decir cerrar la movilidad, dónde, en qué cosas, por cuánto tiempo y cuánto cuesta ello. El senador Olesker nos daba un número; por lo tanto, a ese número final llegó a través de cálculos y de sumas. Bueno, se pueden desagregar; entonces, cerrar esto, ¿cuánto cuesta? Cerrar esto otro, ¿cuánto cuesta? ¿Cuánto impacta? ¿Cuánto le damos a ese señor al que le cerramos el comercio? A lo mejor, mal que bien, el que hoy tiene abierto paga el alquiler, se lleva unos pesos para la casa, paga sus obligaciones, paga la UTE y lo mantiene vivo, no como antes, pero la va llevando. Ahora bien, si lo cerramos y le damos $ 10.000, no paga el alquiler. Reitero: ¿cuánto le damos? Sería bueno blanquear ese aspecto y poner sobre la mesa qué propone cerrar el Frente Amplio y cuánto propone pagar por esos cierres a todos quienes se vean afectados. Aclaro que cuando hablo de todo es todo.

En materia comercial no hay nada que mueva más gente que las ferias. ¡Yo voy a las ferias! ¡Es impresionante! ¿Las vamos a cerrar? Un feriante hace cinco o seis ferias por semana. ¿Qué hacemos? ¿Las cerramos cuando de cada una se debe llevar $ 2000 o $ 3000 en el bolsillo? Además, tengamos en cuenta que le da laburo a un montón de informales que changan, cargan y venden, gente que empieza la jornada a las cinco de la mañana y termina de barrer a las dos de la tarde. ¿Cerramos las ferias? ¡No me van a decir que cerramos la movilidad pero no cerramos las ferias, ¿no?! ¿Cerramos los shoppings y no cerramos las ferias? Bueno, cerramos las ferias, ¿cuánto le damos? Vamos a decirle a la gente cuánto le damos. Dado que ustedes llegaron a ese cálculo, me gustaría conocer más.

Señor presidente: quizá deberíamos formar una subcomisión. Nos juntamos uno por partido para ver algunas cosas y traemos algo medio masticado, para darle más velocidad. Yo me ofrezco; mañana no puedo, pero el jueves y el viernes sí, por lo que si mi partido quiere yo estoy a la orden.

Gracias, señor presidente.

SEÑOR PRESIDENTE.- Ahora vamos a escuchar a la Asociación de las Agencias de Publicidad. La comisión va a ser convocada para el martes que viene y vamos a invitar  al ministro de Trabajo y Seguridad Social y al presidente del Banco de Previsión Social justamente para empezar a analizar las propuestas realizadas. Lo primero que vamos a hacer es estudiar lo propuesto y a partir de ello empezaremos a trabajar.

 

(Se inicia la conexión vía Zoom con representantes de Audap).

 

                –La comisión tiene el gusto de recibir, vía Zoom, a representantes de la Asociación Uruguaya de Agencias de Publicidad. Concretamente, vamos a escuchar a la señora María José Caponi, la señora Carina Silva, el señor Bruno Petcho y el señor Guzmán Johnson, a quienes pedimos disculpas por la demora, pero hemos estado trabajando sin pausa desde hace mucho rato.

                Estamos informados de que las autoridades de la asociación quieren hacernos conocer una propuesta vinculada con una campaña de publicidad relativa al tema que nos ocupa. Esta reunión ha sido sugerida por la señora senadora Sanguinetti. Dejamos en uso de la palabra a la señora presidenta de la asociación, licenciada María José Caponi.

SEÑORA CAPONI.- Agradecemos a los señores senadores por recibirnos.

                Como sabrán, Audap es la asociación gremial de las agencias de publicidad profesionales de nuestro país. Nuclea a veintiocho agencias que manejan el 80 % de toda la inversión publicitaria de este mercado. Esta es una oportunidad laboral muy importante para cualquier profesional de la comunicación y también resulta muy desafiante. Agradecemos a la señora senadora Sanguinetti por haber propuesto  instancia en la comisión.

                Como ya hemos dicho, este es un lindo proyecto que abordó Audap y, en principio, pensamos en la forma de armar este equipo de trabajo. Audap tomó su ranking Effie Index, que para quienes no lo saben es el premio a la efectividad publicitaria. El año pasado Audap colaboró con Presidencia de la República en varias campañas, para las cuales también usamos ese mismo ranking y propusimos a las primeras dos agencias entre las más premiadas. Hoy decidimos invitar a las demás a que se sumaran y generosamente aportaron a esta iniciativa. Me refiero, concretamente, a  Havas Group, representada por Carina Silva; al Grupo Punto, representado por Bruno Petcho; y a Grey Uruguay, representada por Guzmán Johnson. Estas agencias trabajaron junto con la directiva en esta campaña en forma honoraria, en tiempo récord y de manera muy profesional, por lo que les agradecemos de manera pública muy especialmente. Estamos hablando de cuatro lindas propuestas de comunicación que creemos que son muy atinadas en los tiempos que corren para que las pueda llevar a cabo el Parlamento, ya que son muy empáticas.

                En principio, si el señor presidente lo permite, dejaría en uso de la palabra a Carina Silva, que va a empezar con la presentación, luego a Guzmán Johnson y, finalmente, a Bruno Petcho.

SEÑORA SILVA.- Buenas noches para todos. Mis saludos al señor presidente de la comisión y a los demás miembros parlamentarios que la integran.

Como ya se ha dicho, mi nombre es Carina Silva y soy la presidenta de Havas Group en Uruguay.

Este desafío, que surge de la solicitud del Parlamento y de la mano de la señora senadora Sanguinetti, lo sentimos como muy importante y entendemos que todas las ideas que hoy vamos a presentar pueden ser tomadas; algunas son más fáciles, otras pueden ser más difíciles de producir en los tiempos que se puedan necesitar, pero todas van a ser analizadas por ustedes desde la perspectiva política. En todas ellas se busca tener un porcentaje muy alto de recordación y que el mensaje llegue a todo el país. Esa era una de las premisas, es decir, cumplir con los objetivos que ustedes se trazaron en virtud de la situación que estamos viviendo. Me refiero a que fuera una campaña para todos los uruguayos.

Como profesionales de la publicidad y amantes de la creatividad creemos que una campaña debe tener un profundo eje en la creatividad para que sea recordada. Por eso, desde Audap perseguimos ese compromiso, que obviamente nos hace representar a la profesión, y todas las líneas que se van a compartir fueron trabajadas sobre un mismo eje estratégico. Se podrá tomar una u otra, ustedes las discutirán, las analizarán desde la perspectiva política –como decía–, pero todas fueron trabajadas sobre las mismas bases.

No quiero robarles más tiempo, así que los dejo para que puedan conocer la estrategia y las ideas propiamente dichas.

SEÑOR JOHNSON.- Buenas tardes.

Me voy a sumar a lo que decían María José Caponi y Carina Silva con respecto a la estrategia general de estas ideas que les vamos a contar que, en total, son cuatro caminos. Se trataba de hacer una campaña que empatizara con todo el país en un tema que ha dividido la opinión de las personas, por lo que intentamos encontrar ciertos elementos que tenemos a favor. Me refiero a algo que realmente nos une, que todos tenemos en común, y es que queremos que esta situación pase lo antes posible.

Nos basamos en el Parlamento del Uruguay, que tiene representantes de todos los partidos políticos y muchas voces, cada una con su posición, con sus acuerdos y desacuerdos sobre distintos temas, pero este momento hace necesario un acuerdo general, porque el país entero y todos los que vivimos aquí lo necesitamos.

Ahora les voy a contar el camino 1, su concepto y un guion de cómo sería. Luego, si el señor presidente lo permite, quisiera ceder el uso de la palabra a Bruno Petcho y posteriormente me gustaría continuar con la explicación. Esa sería la hoja de ruta con los cuatro caminos que queremos presentar.

El primer camino tiene un concepto que viene del razonamiento anterior, referido a que el Parlamento tiene las voces de todos los partidos y distintas opiniones, pero en este momento necesitamos una única voz. A raíz de este concepto les voy a contar esta campaña.

El video trata de unir al Parlamento en una sola voz –a los efectos de su ejecución queremos ubicar parlantes en las afueras del Palacio Legislativo, lo que ya visualmente va a llamar la atención– y un día esa voz va a hablar. Lo que vamos a hacer es registrar ese momento y las reacciones de las personas que estén en zonas aledañas, para lo cual vamos a registrar imágenes del Palacio Legislativo, de las afueras y de la gente que esté en las cercanías. Todo esto se va a transformar después en el video de nuestra campaña.

Ahora me voy a referir al guion de esta iniciativa.

                Como decía, en las afueras del edificio va a estar la visión de los parlantes, de gente que está circulando como cualquier día, y una voz va a decir: «¡Hola! ¿Me escuchan todos? Este Parlamento que está detrás de mi existe para representar todas las voces, pero hoy el Parlamento decidió tener una única voz, así que me presento. Soy la voz del Parlamento. Soy una única voz. Soy única voz porque quiero dar un único mensaje, un mensaje de unión frente a esta pandemia que nos quiere separar. No estoy acá para pedirte nada, porque sé que a todos nos costó mucho y sé muy bien que a algunos les costó todo. Estoy acá para recordarnos algo que seguro ya sabés, que los uruguayos ya sabemos: tenemos mucho más fuerza cuando tiramos todos juntos para el mismo lado. Ya sé que puede parecer una frase hecha, pero está hecha por nosotros mismos. No aflojemos, mucho menos ahora, que falta menos. Sigamos cuidándonos, cuidando al de al lado. Es la única forma de saber que el de al lado te está cuidando a vos. Soy la voz del Parlamento, una única voz». Esto último que dije se sobreimprimiría en pantalla junto al logo del Parlamento del Uruguay.

                Siguiendo esta idea, nos imaginamos que podíamos tener dos tipos de ejecuciones, aunque después hay que ver temas logísticos. Una puede ser una voz de verdad, de un locutor o una locutora, y otra podría ser componer una única voz con todas las voces que hay en el Parlamento, es decir, todos y todas los parlamentarios y parlamentarias grabarían esa alocución.

                También teníamos pensado –siguiendo este camino– una idea de lanzamiento, que es una activación digital para lanzar el video. Básicamente, los protagonistas serían ustedes, los senadores y diputados. Ya de por sí es un efecto noticioso que podría ser levantado por noticieros, portales y por la población en general. Lo que nos imaginamos de este hecho o de esta activación digital es que el día del lanzamiento todos los diputados y diputadas, senadores y senadoras tuiteen exactamente lo mismo en sus redes: pongan la misma etiqueta #UnaÚnicaVoz y el video posteado. Es decir que van a ser los primeros en lanzarlo y esto lo van a levantar, y una vez que pase eso, pautamos.

SEÑOR PETCHO.- Muy buenas tardes a todos.

                Mi nombre es Bruno Petcho y soy director de Grupo Punto.

                El segundo camino tiene un concepto que va por un lugar distinto pero que quiere comunicar el mismo mensaje: el de unidad. Este camino va a girar en torno al concepto de que lo que vamos a trasmitir es algo indiscutible.

                En el Parlamento, como ustedes saben más que nadie, se pasan horas y horas debatiendo sobre proyectos de ley y aprobaciones de temas acerca de los que es muy importante intercambiar ideas y donde la discusión enriquece mucho el resultado final de lo que estamos todos haciendo. Pero este es un tema en el que entendemos que no deberíamos discutir, porque estamos todos de acuerdo. Todos tenemos, como bien decía Guzmán Johnson, una única voz, y sabemos que para salir de esta situación tenemos que estar todos juntos y todos unidos.

                En este caso vamos a trabajar con un formato audiovisual también, en donde, a través del recurso de la discusión, vamos a mostrar cómo este mensaje de unanimidad, de estar todos de acuerdo, lo podemos trasmitir creativamente de una forma distinta. De manera que vamos a ver distintas tomas reales de distintas sesiones, de discusiones importantes, y a lo largo de todas esas tomas vamos a ir viendo sobreimpresos, textos sobre la pantalla, que van a ir contando cuánto tiempo de discusión llevó la aprobación de determinadas leyes.

Por ejemplo, empieza una de las sesiones, que ya están grabadas y no necesitan producción, y vemos que hubo seis horas de discusión sobre la aprobación de la ley equis. Luego vemos que hubo doce horas de discusión sobre determinado proyecto de ley. Después vemos que hubo veinte horas de discusión sobre la derogación del artículo 15 de determinada ley y veintiséis horas de discusión sobre el proyecto de ley equis. Y finalmente decimos: «Pero hay algo indiscutible y donde todos tenemos una única voz. De esta pandemia salimos todos juntos. Usá tapaboca en espacios cerrados, respetá la distancia social, usá alcohol en gel y lavate las manos. Parlamento del Uruguay». Este mensaje nos va a permitir, con este recurso creativo, mostrar que ustedes están día a día en la labor para la que los hemos elegido, pero que en este tema puntual tenemos que estar todos juntos y que es un tema indiscutible.

El tercer camino, si bien tiene el recurso del formato audiovisual para amplificar lo que va a suceder, tiene como recurso protagónico básico una performance. ¿Qué es una performance? Es algo que vamos a hacer de verdad y para lo cual los queremos invitar a ustedes a participar. Queremos hacer una sesión parlamentaria por la unidad. ¿Qué sería esto, básicamente? La idea es que un día prefijado –el que ustedes determinen– podamos hacer una sesión distinta, en donde, a diferencia de las sesiones tradicionales, en las cuales cada uno tiene su lugar, en un momento cada uno se pare y cambie de lugar, estando unos al lado de otros, probablemente algunos que quizás nunca estuvieran de acuerdo en una discusión. Es decir, la idea es que se sienten en el lugar de otra persona que esté en la sesión en ese momento para registrar este evento, para registrar esta performance, y una vez que esté filmada, podamos vehiculizarla como una señal de unidad, como un mensaje para salir adelante todos juntos.

Como les comentaba, la sesión parlamentaria por la unidad será documentada para poder darle difusión. La idea es que ustedes, los propios parlamentarios y parlamentarias, puedan compartir en sus redes el video, como comentaba Guzmán Johnson para la propuesta anterior, contando todo esto e invitando a todo el país a estar unidos, a que nos sigamos cuidando, a que sigamos respetando las distintas medidas de seguridad para prevenir los contagios.

SEÑOR JOHNSON.- Ahora voy a referirme al último camino.

                Básicamente parte del mismo razonamiento que venía en los otros caminos, pero tiene una ejecución diferente. La idea es que el país y el mundo está atravesando una situación complicada y que tenemos que estar unidos. Pero nos paramos en algo que pasa en el Parlamento. Nos referimos, concretamente, a una palabra que se utiliza cuando todos coindicen, que es «unanimidad». En base a este concepto, voy a contarles de qué se trata este último camino.

Voy a dar algunos titulares como para que se entienda por dónde va el concepto de unanimidad. Es unánime que hay que seguir cuidándose, que hay que seguir usando tapaboca, que hay que seguir manteniendo el distanciamiento social, que hay que salir lo menos posible, que hay que seguir con el lavado de manos. En definitiva, son determinadas medidas con las que todos estamos de acuerdo, y eso es lo que queremos reflejar con este video.

El recurso audiovisual que se va a utilizar para apreciar la unanimidad es el de las manos levantadas para votar. Van a verse distintas tomas en las cuales los parlamentarios van a estar levantando la mano mientras se escucha una alocución en off.

Empezamos con una toma del Palacio Legislativo desde el cielo y comenzamos a escuchar una voz en off que dice: «En el Parlamento no siempre estamos de acuerdo. De algún modo, eso es lo más lindo de la democracia. Pero hay momentos en donde tenemos que ser unánimes, como legisladores, como uruguayos y uruguayas que somos». En ese momento se muestra un poco el interior del Palacio y comenzamos a ver a legisladores y legisladoras que van levantando la mano mientras se va escuchando esta alocución, como si estuviesen aprobando lo que se está diciendo en off: «Que hay que seguir usando tapaboca es unánime, igual que seguir manteniendo el distanciamiento social. Es unánime que hay que evitar aglomeraciones, que no hay que hacer fiestas clandestinas. Es unánime que hay que seguir con las conductas de higiene, que hay que consultar inmediatamente ante la presencia de síntomas. Es unánime que, aunque estemos más cerca de superar esta pandemia, tenemos que seguir cuidándonos». Y al final se sobreimprime el logo «Parlamento del Uruguay».

Muchas gracias por escucharnos.

SEÑORA CAPONI.- Estos son, entonces, los cuatro caminos. Ahora está en ustedes analizarlos. Para nosotros la ocasión de comunicación en este momento es muy oportuna, y que el Parlamento, como institución que aglutina a todos los partidos políticos, tenga una opinión pública, nos parece que es algo muy atinado y adecuado.

De más está decirles que si tienen alguna pregunta antes de decidir la opción que van a tomar, los cuatro que estamos acá en representación de Audap estamos encantados de contestarles.

Quedamos a las órdenes, ya sea en esta instancia o en alguna posterior.

SEÑOR PRESIDENTE.- Agradecemos muchísimo el planteo realizado. La verdad es que no va a ser sencillo elegir alguna de las piezas, porque son todas de una gran calidad y creatividad.

                Vamos a proponer la siguiente metodología. La senadora Sanguinetti va a ser la encargada de consultar a los diferentes sectores parlamentarios acerca de estas propuestas para llegar eventualmente a un acuerdo sobre cuál de ellas preferimos promover. En base a eso será quien les comunique a ustedes en qué podemos avanzar. Creo que esa va a ser la mejor manera de ser ejecutivos a la hora de las definiciones.

                Les agradecemos nuevamente a ustedes y, por su intermedio, a todas las personas que han dedicado su tiempo en hacernos estas propuestas, que valoramos muchísimo todos los partidos políticos que integramos el Poder Legislativo en su conjunto. Y de esta manera, entonces, vamos a poder tener un ida y vuelta en los próximos días y semanas que nos permita, en un plazo muy corto, tener una comunicación con relación a cómo implementar la propuesta que más consenso reúna.

                En definitiva, si la señora presidenta del Senado y los señores senadores están de acuerdo, pedimos a la senadora Sanguinetti que oficie en esa tarea de interlocutora, y  nos despedimos de los representantes de Audap, agradeciéndoles mucho el tiempo, el trabajo y las propuestas que nos han hecho llegar.

SEÑORA CAPONI.- Muchísimas gracias. Ha sido un gusto.

SEÑOR PRESIDENTE.- Para nosotros ha sido un gusto también. Tengan buenas tardes.

 

(Se da por finalizada la conexión vía Zoom con los representantes de Audap).

 

SEÑOR SÁNCHEZ.- Simplemente quiero dejar un planteo para que lo analicen. La democracia tiene muchas voces y un solo objetivo, que es distinto a decir que hay una sola voz.

SEÑOR PRESIDENTE.- Queda constancia de su planteo, señor senador.

                Se levanta la sesión.

(Son las 19:33).

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.