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COMISIÓN ESPECIAL PARA EL SEGUIMIENTO DE LA SITUACIÓN DE EMERGENCIA SANITARIA GENERADA POR EL COVID-19

(Sesión celebrada el día 27 de abril de 2021).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 14:38).

                –La Comisión Especial para el Seguimiento de la Situación de Emergencia Sanitaria Generada por el COVID-19, creada por el Senado de la república, da la bienvenida a la delegación del Sindicato Médico del Uruguay presente hoy aquí vía Zoom e integrada por su presidente, doctor Gustavo Grecco; su vicepresidente, doctor Gonzalo Ferreira; la secretaria, doctora Zaida Arteta; el tesorero, doctor Álvaro Dendi; la doctora Marcela Cuadrado, presidenta de Sociedad Uruguaya de Medicina Familiar y Comunitaria; el doctor Ricardo Silvariño, presidente de la Sociedad Uruguaya de Nefrología; el doctor Luis Núñez, secretario de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva; y el doctor Federico Prevé, integrante del Comité Ejecutivo del SMU en representación de la Junasa.

                En virtud de que la sesión se está llevando a cabo vía Zoom, cedemos el uso de la palabra para hacer la introducción al presidente del Sindicato Médico del Uruguay, doctor Grecco, quien luego se la pasará a los directivos que deseen hablar. Posteriormente, daremos paso a las preguntas que deseen realizar los señores senadores. 

SEÑOR GRECCO.- Muchas gracias por la bienvenida. Buenas tardes a todos los presentes en sala y en forma remota, y agradecemos por recibirnos en esta oportunidad.

                El Sindicato Médico del Uruguay y las sociedades científicas aquí representadas, que nos acompañan a través de sus respectivos presidentes y representantes, hemos solicitado ser recibidos en esta comisión. Teníamos prevista una reunión con la Comisión de Salud Pública del Senado, pero se trasladó a este ámbito. Saludamos que nos reciban para trasladarles nuestra visión de la situación sanitaria del país en este momento de pandemia de covid-19, nuestra preocupación y las propuestas que deseamos hacer al respecto porque entendemos que vivimos una situación realmente alarmante a nivel del sistema sanitario de salud, como vamos a pasar a fundamentar y a intercambiar comentarios con ustedes.

                El Sindicato Médico del Uruguay y las sociedades científicas, como colectivos de profesionales, con la responsabilidad ética de la profesión en cuanto a lo asistencial y a la interacción con la sociedad que nuestra organización ha tenido en sus cien años de historia, desde el inicio de la pandemia han intentado aportar constructivamente su visión para que el impacto a nivel social sea el menor posible. Sabemos que estamos ante un enemigo temible, como lo demuestra lo que ocurre en el mundo, y entendemos que es la unión de todas las fuerzas y las organizaciones del sistema político, los gremios y las instituciones lo que puede dar mejores resultados para mitigar el daño ocasionado por la pandemia. Hemos trabajado intensamente durante todo el 2020 y lo que llevamos del 2021 intentando aportar para encontrar salidas. Obviamente, todos los aportes son materia de opinión y de discusión. Nosotros vamos a trasladarles algunos aspectos que vemos y que nos preocupan profundamente en este momento.

Desde 2020 hemos hecho una serie de propuestas que pasaron en los meses de marzo y abril por trabajar para tener una buena capacidad de testeo en el país, para reducir la movilidad, que es un aspecto central en el control de la pandemia, para tener una adecuada capacidad de seguimiento de los casos y para trabajar paulatinamente en la vuelta a la actividad en un escenario de control relativo como se tuvo durante muchos meses el año pasado. Hemos trabajado en la elaboración de planes de contingencia y cursos de capacitación para dar una respuesta sanitaria lo más adecuada posible a nivel del Ministerio de Salud Pública, y comenzamos a ver con profunda preocupación, ya sobre fines del año pasado, lo que hemos vivido en este tiempo: el incremento progresivo, paulatino y exponencial del número de casos, que se ha acelerado dramáticamente en los meses de marzo y abril.

Las medidas que fueron tomadas por parte del Gobierno mitigaron transitoriamente, durante el verano, ese crecimiento –o lo enlentecieron–, pero este momento nos encuentra en una situación desde el punto de vista del sistema de salud que, según nuestro sentido profesional, calificamos como realmente alarmante y de extrema preocupación.

                Como recordarán –porque varios de los presentes participaron–, hace exactamente un mes –el día 28 de marzo, un domingo– nos reunimos con representantes de casi todos los partidos políticos con representación parlamentaria y les trasmitimos –y continuamos trasmitiendo– la profunda preocupación con la que vemos esta situación.

                Desde aquel 28 de marzo hasta hoy han fallecido 1476 personas; realmente, ese es un número que nos duele en sí mismo, pero más porque hemos vivido cada una de esas muertes como parte del sistema de salud, ya que hemos tenido que asistir en todos los casos a estos pacientes. Vemos muertes en los CTI, muertes en las salas de internación convencional, muertes en los domicilios, muertes en las emergencias esperando ingreso a internación, en fin, ¡muertes! Hemos visto mucha enfermedad y muchas situaciones dramáticas de vida en toda la cadena asistencial, que se mantienen y persisten hasta el día de hoy. Hemos visto cómo el cuerpo médico nacional intenta dar la mejor respuesta posible en este escenario de saturación y, por momentos, de desborde, con las herramientas de que disponemos en nuestro Sistema Nacional Integrado de Salud, pero también vemos que no es posible dar una respuesta asistencial cabal en este escenario de sobrecarga de pacientes covid-19 que nos llegan día por día en todos los niveles asistenciales.

                El punto central para nosotros en este momento –como lo era el 28 de marzo, cuando tuvimos oportunidad de reunirnos, y como lo fue también en nuestras comunicaciones oficiales de los meses de diciembre y enero– es la necesidad de reducir drásticamente la movilidad en la sociedad para disminuir la trasmisión comunitaria y la cantidad de pacientes que consultan en el sistema de salud, que están generando un desborde que lleva a que la respuesta de nuestro sistema esté lejos de los estándares de calidad a los que estamos acostumbrados.

                Podemos fundamentar esto de muchas maneras. Nuestra acción, además de intentar, a través del diálogo y la comunicación, la sensibilización de la opinión pública, apunta a un profundo y convencido apoyo a la vacunación que nuestro país está llevando adelante, como herramienta de control de la pandemia en el mediano y largo plazo. Somos grandes defensores de la vacunación –más adelante vamos a hablar un poco más de este tema– y hemos desarrollado muchas acciones, también, al respecto. De hecho, nuestra sede social se va a transformar en un vacunatorio contra la gripe en los próximos días, que va a funcionar durante varias semanas colaborando con las autoridades sanitarias al respecto, porque entendemos que la respuesta que puede dar el sistema de salud hoy está muy limitada en sus estándares de calidad y que, de no reducirse drásticamente la movilidad y mientras llega el efecto rebaño de la vacunación, esta cantidad de personas que fallecen por día –hablo de casi 1500 uruguayos que murieron en este mes, desde que mantuvimos la reunión con los distintos partidos políticos– puede mantenerse e, incluso, incrementarse. Realmente estamos muy preocupados por esto. 

Personalmente expreso estas palabras a modo de introducción. Me gustaría que los colegas que me acompañan y que trabajan intensamente en distintos niveles asistenciales, como la doctora Marcela Cuadrado, que está en el área de medicina familiar y comunitaria, el doctor Luis Núñez, que se destaca en medicina intensiva, el doctor Gonzalo Ferreira, que está en las emergencias móviles, el doctor Federico Preve, integrante del Comité Ejecutivo del SMU en representación de la Junasa, donde interactúa, y la doctora Zaida Arteta, infectóloga, den una visión que fundamente esta profunda preocupación, ya que nuestra alarma pasa por que nuestro sistema de salud no pueda sostener estándares de calidad que todo uruguayo merece para ser asistido en este momento, y eso termina en peores resultados. Cuando digo «peores resultados» me refiero a más muertes, a más muertes evitables. Entendemos que las muertes por covid-19 son evitables. Pero, además, si a los fallecimientos por coronavirus agregamos las muertes por un sistema de salud disfuncionante en esta situación de sobrecarga, realmente, como país, estamos pagando en vidas humanas un costo que no merecemos. 

Así que pido que hagan uso de la palabra mis colegas. El doctor Luis Núñez podrá abordar brevemente el problema de terapia intensiva y la doctora Marcela Cuadrado el del primer nivel de atención, por ser dos polos no antagónicos sino absolutamente complementarios en este momento, a fin de que los señores senadores tengan un panorama más completo de lo que les estamos intentando trasmitir. 

Gracias.

SEÑOR NÚÑEZ.- Soy el secretario de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva...

SEÑOR PRESIDENTE.- Disculpe, doctor Núñez, pero lamentablemente no lo estamos escuchando bien.

SEÑOR NÚÑEZ.- Pido disculpas, señor presidente. 

Decía que la situación de la medicina intensiva es realmente preocupante debido a la cantidad de pacientes que hemos tenido en estos últimos meses y también por la cantidad de personas fallecidas, con un resultado muy negativo hoy en día y sobre todo en el último mes. Lamentable y paradójicamente, los fallecidos han sido los que han mantenido el sistema en función y fuera de lo que es el colapso o saturación, que en realidad está saturado de por sí porque no tenemos capacidad asistencial para esos pacientes. 

Hoy por hoy la política que se ha seguido a nivel del ministerio y de los prestadores es de un aumento sostenido en el número de camas operativas, pero básicamente con los mismos recursos humanos con los que contábamos al principio de la pandemia, con el agregado de colectivos médicos, fundamentalmente de especialidades afines, y de trabajadores de enfermería y de otras áreas que habitualmente no realizan tareas en el CTI. Esto ha provocado un notorio descenso en la calidad de la asistencia, que en gran parte explica el elevado número de fallecidos y los magros resultados que hemos obtenido a esta altura. Entonces, creo que lo que hoy en día preocupa más a los intensivistas y a la medicina intensiva nacional en general es ver cómo día a día tenemos más pacientes atendidos con los mismos recursos humanos y cada vez con menos recursos materiales porque esto no se trata solamente de ventiladores, sino que se requiere toda una serie de insumos que han ido escaseando en estos últimos tiempos. Por ende, a la ya baja calidad de atención brindada a estos pacientes se le suma esta falta de stock de medicamentos.

Además, si bien no va en línea con lo expresado anteriormente, tenemos problemas con los pacientes que requieren hemodiálisis y problemas en el stock de sedantes, antibióticos y antifúngicos, entre otros. A su vez, el personal está cansado física y psíquicamente. Si bien en la medicina intensiva estamos acostumbrados a lidiar con la muerte –de hecho, es de las especialidades que, lamentablemente, tiene ese mal llamado privilegio–, preocupa ver esos magros resultados y uno se queda con la sensación de que se pudo haber hecho algo mejor y no se hizo porque realmente hay un desborde asistencial.

Asimismo, también preocupa que hoy por hoy se siga insistiendo con el tema de la saturación y no se entienda cabalmente cuál es su significado, que no es ocupación de camas, sino básicamente capacidad asistencial. Hoy, la capacidad asistencial del país está seriamente comprometida en medicina intensiva; podremos seguir agregando camas, pero los resultados, lejos de mejorar, van a ser peores: no vamos a poder salvar más uruguayos, sino que, seguramente, van a seguir falleciendo más de los que podamos ayudar.

Quería expresar esto como idea general y cómo lo siento desde el punto de vista de la medicina intensiva. Esto es, lamentablemente, lo que estamos viviendo: un panorama del que no vemos una salida clara, sino que cada día ingresan pacientes jóvenes y las herramientas que tenemos para ayudarlos son pocas, los resultados son muy frustrantes y la respuesta que se obtiene es aumentar el número de camas.

Creo que hay que apostar necesariamente a que ingresen menos pacientes. Esa es la única solución. Ténganse en cuenta que, entre los que están internados actualmente y que el Sinae informa como covid positivos, hay que considerar casi treinta o cuarenta pacientes más que lamentablemente siguen internados. Fueron ingresados por covid, pero hoy siguen internados y probablemente muchos de ellos fallezcan por las consecuencias de esa enfermedad. Esos pacientes nunca se fueron de alta, sino que simplemente se fueron de los registros oficiales, pero siguen estando. Lamentablemente, ese número de pacientes se va a ir incrementando. Vamos a tener una tercera compartimentación de pacientes dentro de las unidades, lo que es aún más terrible de lo que estamos viendo.

SEÑOR GRECCO.- Voy a solicitar que la doctora Marcela Cuadrado, presidenta de la Sociedad Uruguaya de Medicina Familiar y Comunitaria, dé un breve panorama de la situación en el primer nivel de atención.

SEÑORA CUADRADO.- Buenas tardes.

Actualmente soy la presidenta de la Sociedad Uruguaya de Medicina Familiar y Comunitaria y voy a hablar sobre lo que significa el trabajo en el primer nivel de atención, que es el que está cerca de la gente, como las policlínicas periféricas, los consultorios pequeños y centros de salud. Desde el primer nivel de atención, ya sea público o privado, estamos haciendo la mayor cantidad de seguimientos de los pacientes covid del Uruguay, con una resolución actual del 95 % de todos ellos. Desde ese lugar hemos estado viendo permanentemente, por un lado, las dificultades que tenemos en la comunicación con los usuarios debido a que han sido escasos los mecanismos informáticos disponibles y, por otro, que hasta hace dos meses teníamos un buen seguimiento de los pacientes que estaban cursando covid, pero ahora la gran cantidad de los que quedan en domicilio ha visto superada la oferta que tenemos como primer nivel de atención. Como decía, teníamos un buen seguimiento personalizado, más allá de que no existían protocolos ni guías para el primer nivel de atención, de los pacientes que cursaban covid, pero luego hemos visto que no se pueden hacer los seguimientos correctamente y que los pacientes en domicilio se descompensan más frecuentemente. Esto sucede por la gran cantidad que ellos representan y por las serias dificultades para llegar a su casa, debido muchas veces a la alta demanda asistencial. Y una vez que se puede llegar al domicilio vemos que hay dificultad de coordinación con el segundo nivel de atención, es decir con los hospitales y sanatorios, debido a que los lugares para pacientes con problemas respiratorios están habitualmente saturados y se nos dice que hay demoras porque no hay lugar en ese momento. Eso implica que desde los domicilios tengamos que hacer seguimientos diferentes de pacientes, en ocasiones con pocas herramientas porque no tenemos un móvil equipado; muchas veces somos nosotros, médico y enfermería, que vamos sin oxígeno, sin medicación y con muchas horas de espera en el primer nivel de atención. Ofrecimos a los diferentes prestadores y a ASSE el protocolo que ahora ya estamos difundiendo, pero necesitamos que se visualice que el primer nivel de atención actualmente tiene muchos pacientes covid y que no puede cubrir la demanda asistencial porque no dispone de recursos humanos –médicos, enfermería y todo el equipo de salud– ni móviles suficientes para llegar a los domicilios y tampoco da abasto con su cantidad de usuarios. Las coordinaciones con el segundo nivel son dificultosas y cada vez vemos más pacientes en situación de salud más complicada. O sea, pasamos de ver pacientes asintomáticos y con síntomas leves, a ver pacientes moderados y graves en algunos momentos. También estamos viendo pacientes que están de alta –ya sea sanatorial, hospitalaria o en domicilio– con secuelas que hay que resolver, como es su rehabilitación para volver a sus funciones, a su vida cotidiana.

 Esas son las dificultades que estamos viendo. Pensamos que el rastreo es algo sustancial y que de alguna forma es importante mantenerlo, porque de lo contrario estaremos perdiendo el hilo epidemiológico por todos lados.

                Muchas gracias por habernos escuchado.

SEÑOR GRECCO.- Voy a solicitar al doctor Gonzalo Ferreira que brevemente nos describa cuál es el escenario actual en las emergencias móviles, que también trabajan en ese primer nivel de atención.

SEÑOR FERREIRA.- Buenas tardes.

El tema de la sobrecarga de trabajo de la que recién hablaba el doctor Núñez es algo que realmente venimos constatando desde hace más de un año, con una sobrecarga no solo física sino también psíquica. Me parece muy importante destacar ese tema. 

Por otro lado, somos de los que piensan que una de las fortalezas que tenemos es el sistema de emergencias médicas móviles, por el que somos capaces de llevar el médico a la casa del paciente. Eso no pasa en todos lados. Pero lo cierto es que ese médico que ve a la persona solo una vez, hoy se ha vuelto, muchas veces, hasta el médico tratante de una sola visita por la sobrecarga que hay en el sistema. Me parece que este es un buen ejemplo para visualizar la situación que estamos viviendo.

                Después, como decían los compañeros, es muy difícil atender el paciente que tiene covid, así como su traslado e ingreso. Nosotros necesitamos, sí o sí, que se vuelva al hilo epidemiológico que se ha perdido porque creemos que es la clave del asunto; sean cual fueren las medidas que se deban tomar, ese tiene que ser hoy nuestro objetivo. A su vez, vemos que es muy difícil dar el mensaje.  Intentamos hablar con la población, con los actores políticos, y realmente se hace difícil.  Tenemos una realidad que no es la que deseamos. Por eso queremos que se vuelva a seguir ese hilo epidemiológico que nos permita tratar a los pacientes como debe ser y dejar de tener más víctimas.

                Muchas gracias.

SEÑOR PRESIDENTE.- De esta forma termina la intervención inicial de la delegación. A continuación, abrimos el espacio de preguntas de los señores senadores.

SEÑOR ANDRADE.- Ante todo, quiero agradecer al Sindicato Médico del Uruguay y a las cátedras científicas su comparecencia ante la comisión. 

                Pregunto cuáles serían las medidas que ustedes entienden que podrían tener mayor eficacia en lo que respecta a reducir la movilidad y lograr desacelerar el proceso en la curva de contagios. En definitiva, esta comisión va a intentar aterrizar la preocupación en posibles acuerdos en torno a acciones concretas. Quedó bastante claro el panorama que ve el cuerpo médico en los distintos niveles de asistencia. En ese sentido, quisiera saber si han avanzado en ese segundo plano de iniciativas que, a esta altura del campeonato, a fines de abril, nos permita proteger la vacunación, reducir los contagios y salvar vidas de uruguayos que, en definitiva, es el centro de la acción de esta comisión.

SEÑOR NIFFOURI.- Agradecemos a la delegación las expresiones vertidas pues, más allá de que tengamos diferencias en los planteamientos, en estos temas siempre son bienvenidos los distintos puntos de vista o las críticas cuando van en el sentido de lo que estamos viviendo. En esta pandemia estamos atravesando una ola de contagios importante, hay que buscar soluciones y estamos trabajando en esa materia.

                Por suerte, estamos en un país ampliamente democrático. Como bien decía la delegación, hace aproximadamente un mes, un domingo, tuvieron una reunión vía Zoom con todos los partidos políticos; todos juntos el mismo día. Sin duda, esa es una fortaleza política del Uruguay. Recuerdo –pues participé en esa reunión junto a una delegación del Partido Nacional, con la presencia del presidente del directorio y de la señora vicepresidenta– la pregunta que les hicimos en ese momento y que ahora reitero: ¿cuáles son las propuestas que plantean, independientemente del estado de situación que, sin duda, es complejo? Entendemos que hay muchas cosas para hacer, pero, repito: ¿cuáles son las propuestas? Hoy, un mes después de esa reunión, llamé al presidente del directorio para saber si le habían hecho llegar alguna propuesta y me dijo que no. Por lo tanto, reitero la pregunta: ¿cuáles son las propuestas que se plantean desde el Sindicato Médico del Uruguay? Entendemos que de esta situación tendremos que salir todos juntos, buscando soluciones y actuando proactivamente.

Por ejemplo, rescato a la FUS y al Colegio Médico del Uruguay, que pusieron lugares de vacunación destinados al personal de la salud y que se acaba de anunciar que van a poner un vacunatorio para vacunar contra la gripe. Hace tiempo que estos dos sectores están suministrando la vacuna contra la covid-19, algo que entiendo bien importante.

El propio GACH dijo que es mala cosa la partidización política de la pandemia, y lo compartimos plenamente.

Creo que en esto se han hecho muchas y grandes cosas, entre ellas, la creación del GACH, el Grupo Asesor Científico Honorario.

Sin duda, la vacunación es algo muy importante, que se viene realizando en buenos niveles y no quiero compararnos con otros países, porque no es el hecho; simplemente, aquí, en el Uruguay, tenemos que tratar de hacerlo lo más rápido posible para lograr la inmunidad de rebaño.

Por supuesto que el aumento de las camas de CTI puede dar lugar a discusión. ¡Claro que sí! Había 650 camas de CTI y hoy son 1150. Yo soy legislador por Canelones y hace once años que vengo reclamando un CTI público en mi departamento, pero me decían que no constantemente, que no era necesario. Resulta que en las tres localidades más grandes del departamento las mutualistas tenían CTI, pero no era necesario a nivel público. Por suerte hoy, en esa casi duplicación de camas de CTI públicos, se llegó a algunos lugares como Canelones, Treinta y Tres, Colonia, y esa atención va a quedar, no se va a retirar cuando termine la pandemia. Sin duda, comprendemos que la atención que se está dando es reforzada y que quizá no es la ideal, pero está, lo que creo que es un gran trabajo.

También está el aumento del número de ambulancias, lo que surgió respecto a la utilización del plasma y las campañas que se están haciendo. Son todas cosas que entendemos positivas y con las cuales, entre todos, vamos a salir de esta situación.

Entonces, señor presidente, simplemente quiero repetir la pregunta que hicimos hace un mes: ¿cuáles serían las propuestas concretas del Sindicato Médico del Uruguay?

SEÑOR COUTINHO.- Por mi parte, agradezco a los representantes del Sindicato Médico del Uruguay y, por su intermedio, desde la coalición y desde el Partido Colorado queremos agradecer a todos los médicos y trabajadores de la salud del país y hacerles saber el tremendo orgullo que sentimos todos los que no estamos en la primera línea en este difícil momento que nos está tocando vivir como uruguayos. Si bien tenemos diferencias y matices en cuanto a cómo comunicar o tratar los distintos temas, no queremos dejar pasar esta oportunidad –en la que se encuentran presentes sus representantes electos– sin enviar nuestro saludo que, estoy seguro, es el de miles y miles de uruguayos. Sabemos que han estado en la primera línea, que los representantes de la salud han tenido que estar en el contexto más difícil, que también tenemos víctimas en la salud, que muchos han dejado la vida en esta lucha y en este tremendo momento que nos ha tocado vivir a nivel nacional e internacional. Por lo tanto, en primera instancia, me gustaría que puedan hacer llegar a todos el saludo de los miembros de esta comisión especial. Valoro ese tremendo esfuerzo. No tengo dudas de que seguramente han jugado muchísimo las emociones, que debe ser muy estresante –nadie hace experiencia en cabeza ajena– estar viviendo esos momentos tan complejos entre la vida y la muerte, algo que está sucediendo de esa manera. Estamos todos de acuerdo con que esa es una experiencia muy fuerte y que debe estar generando su desgaste, preocupaciones y un mundo de emociones; seguramente también estarán trabajando y viendo de qué manera recomponen y trabajan fuertemente en esas debilidades, en ese contexto difícil que pueda tener nuestro equipo de salud. El aplauso de siempre –en el que todos coincidimos para esa pelea que tenemos– y el saludo.

                Tengo tres preguntas para formular. La primera: ¿cuáles son las fortalezas que se han planteado? Estoy seguro de que en varias ocasiones mostramos fortalezas, que hubo decisiones acertadas, que hubo medidas que generaron la oportunidad y la posibilidad de que tuviéramos ciertos momentos –durante varios meses y en varias ocasiones–realmente de mérito. Me gustaría conocer y saber qué opinan sobre cuáles fueron las fortalezas. Durante su presentación escuché todas las debilidades o todo lo que se entiende que han sido puntos difíciles o discrepancias. Me gustaría saber las coincidencias y cuáles fueron las fortalezas de un sistema que también nosotros elogiamos y que creemos que en muchos casos respondió. Nadie va a ponerse a evaluar cuáles pueden ser los temas en cuestión porque, si no, sí entraríamos en la discusión que menciona el señor senador Andrade y en la que no quiero ingresar. Sí me gustaría saber del propio sindicato médico no solamente cuáles fueron las debilidades, sino también las fortalezas, porque me parece importante tener presente –como dijo el GACH– que acá hay una incertidumbre y no sabemos cuánto va a durar todo este escenario que hoy tenemos.

                En la segunda pregunta me interesa explorar otro aspecto. Todos los días estamos pensando en cuándo terminará todo esto, cuánto tiempo más habrá que resistir, cuándo va a ser el día después, y en la presentación veo que ya se está generando información o manejando una preocupación importante por parte del sindicato en cuanto a los pacientes que están dados de alta. Acá estamos escuchando y vemos que además de todo lo que tenemos, parecería ser que existe preocupación o que habría dificultades o problemas en los pacientes que fueron dados de alta. Entonces, nos cuestionamos de qué estamos hablando, de qué se trata esto o cuál es el escenario. Me gustaría conocer con más profundidad a qué refieren con eso y qué es lo que realmente se puede hacer en ese contexto.

                Y la tercera pregunta, señor presidente, es la siguiente. Recuerdo que el sindicato anunció que en algún momento se saturarían las camas de CTI y hoy veo, en su presentación, que hablan de algo así como que no les convence que la respuesta sea que se aumente el número de camas. Quisiera saber qué les parece esa medida de aumentar el número de camas y si creen que habría que aumentar todavía más la cantidad. ¿Por qué dicen que no les convence que se aumente el número de camas? Me gustaría que profundicen más en eso.

Estas son las tres preguntas que en este momento tengo para hacer y vuelvo a agradecer, valorar y reconocer lo que han hecho por el Uruguay y por los uruguayos en estos trece meses.

SEÑOR SÁNCHEZ.- Quiero sumar alguna pregunta más.

                En primer lugar, quiero agradecer la información que los diferentes integrantes del Sindicato Médico del Uruguay han volcado a esta comisión, que creo son de mucha utilidad para comprender una de las dimensiones del problema, que es la asistencial, que es importante dentro de otras tantas que tiene el escenario de pandemia que está atravesando Uruguay. Ustedes se concentraron particularmente –lo cual me parece muy razonable– y nos dieron una muy buena información sobre la dimensión asistencial del país y las dificultades. Siempre es interesante frente a un problema ver en qué lugar se sitúan esas dificultades, porque es donde hay que ponerse a trabajar. En ese sentido, quería agradecer a la delegación.

                Quiero hacer algunas consideraciones.

                En primer lugar, quiero ahondar en las medidas o en las ideas que el Sindicato Médico del Uruguay pueda haber elaborado –por supuesto, en el marco de lo que sucede en el país–, haber pensado o que tiene en mente, sin que eso signifique una obligación para ustedes, porque las propuestas, naturalmente, surgirán desde los poderes públicos. Por supuesto que tener insumos e ideas es muy importante, pero nosotros no  estamos exigiendo al Sindicato Médico del Uruguay que tenga propuestas, no lo podríamos ni deberíamos hacer, pero sería importante conocerlas porque quizás tienen algunas ideas elaboradas que pueden ser un insumo muy importante para el trabajo en la comisión.

                Si yo ingreso a la aplicación Coronavirus UY desde mi celular, me dice la ocupación que hay en CTI: 535 camas ocupadas por covid; 227 otros, y 254 libres, con un total de 1016 camas operativas, que son las que hoy existen en el país. Esto es lo que arroja, de alguna manera, la aplicación. Antes teníamos 640 camas y me parece interesante conocer cuál era la dotación de personal por cada cama de CTI. ¿Qué es una cama de CTI? Sería bueno poder comprenderlo, a efectos de que nos puedan anunciar, por ejemplo, la cantidad y la dotación de recursos humanos, y las especialidades que giran alrededor de una cama de CTI, porque es la medida de evaluar –más allá de la cantidad de camas– lo que ustedes decían acerca de la calidad asistencial, que me parece relevante y muy importante.

                En segundo término, es interesante que puedan ahondar en el concepto «saturación» que se utiliza en el conjunto de las cuestiones médicas, es decir, cuándo un servicio de salud puede estar llegando al punto de saturación y si equivale a no tener más lugar. Me parece que, a veces, en ese sentido se presta a confusiones que tienen que ver con los criterios de evaluación de las calidades y capacidades asistenciales. Si pueden profundizar en esos elementos sería de mucha utilidad.

SEÑOR MAHÍA.- Buenas tardes. Agradezco la presencia del Sindicato Médico del Uruguay.

                Tengo una pregunta concreta referida al primer nivel de atención. Al escuchar a la doctora Cuadrado me surgió una inquietud.  Quisiera –si es posible– que describa la situación del primer nivel de atención en los sectores públicos y privados, si están en igualdad de posibilidades o cómo están, y si puede describir uno y otro. Además, me interesa saber si se puede hacer una descripción discriminando la información por área metropolitana y el resto del interior.

SEÑORA ARTETA.- Buenas tardes.

Voy a contestar algunas de las preguntas, pero antes quiero hacer una aclaración con respecto a la vacunación.

El 26 de febrero del 2021 el Sindicato Médico del Uruguay mandó una nota formal al señor ministro de Salud Pública, al Programa Nacional de Vacunaciones y al Plan Nacional de Vacunación contra COVID-19 con la finalidad de ofrecer el local de nuestro sindicato sito en bulevar Artigas como centro de vacunación covid-19, no para personal de salud sino para toda la población; puso a disposición a todos los funcionarios que en ese momento estaban con teletrabajo, el lugar y lo que fuera necesario.

                El 8 de marzo nos reunimos, por primera vez, con el doctor Víctor Píriz,  integrante del grupo coordinador del Plan Nacional de Vacunación contra COVID-19, a quien le ofrecimos nuevamente todo esto. O sea que trabajamos en pos de lograr que se pusiera un vacunatorio en ese local, que está en un lugar estratégico de la ciudad. A ellos les pareció una buena idea, pero luego el Ministerio de Salud Pública resolvió no colocar un vacunatorio para vacunar contra covid-19 en el Sindicato Médico del Uruguay y sí hacerlo en esos otros lugares que ya mencionaron. Digo esto porque hemos trabajado muy duramente, aunque no en las redes ni en la prensa, ni tampoco lo hemos hecho en forma pública. Sí tenemos documentado todo lo que hablamos para instalar un vacunatorio en nuestra sede; allí consta la opinión del ministerio, que entendió que estratégicamente no era el lugar adecuado. Como seguimos trabajando y ahora se superponen las dos campañas de vacunación, nuevamente ofrecimos nuestro local para vacunatorio; el ministro aceptó y vamos a participar en la campaña de vacunación contra la gripe. Entonces, no es que no hayamos tenido la iniciativa. También ofrecimos el lugar para que la ANEP pudiera dar clases –cuando se hizo una encuesta en distintas organizaciones–, pero tampoco fue elegido, seguramente porque habría otras opciones que eran más adecuadas. Además, estuvimos haciendo campañas públicas de vacunación en forma permanente, que seguramente las habrán visto.

                Con respecto al planteamiento que se hizo en general, una de las fortalezas de nuestro país –siempre lo fue y ahora lo es aún más, algo que estamos viendo más allá de alguna dificultad puntual– es la campaña de vacunación. La vacunación nos produce, realmente, mucho orgullo, como así también el control de la pandemia durante el 2020.

                Sobre la primera pregunta, que refiere a las medidas adoptadas, voy a contar una anécdota. Cuando estábamos discutiendo en la interna del SMU sobre cuáles eran las medidas a tomar en esta oportunidad –porque también lo discutimos en el 2020–, sobre qué era lo que necesitábamos para el país en este momento, recuerdo que hicimos una propuesta en diciembre, otra en enero y otra en marzo, que fue la que cuajó luego de la reunión con todos los partidos políticos que ustedes mencionaron. Uno de los miembros del Comité Ejecutivo del SMU, el doctor Gerardo Eguren, sintetizó de manera perfecta cuáles eran las propuestas. Tenían que ver con explicitar a los gobernantes, a nuestro país, a los partidos políticos, al Poder Ejecutivo y al Poder Legislativo, que necesitábamos que el Uruguay volviera, por un breve período, a la situación que tuvimos en marzo de 2020, donde realmente hubo una reducción drástica de la movilidad, que es lo que llevaría a tener un quiebre en el número de casos, una bajada drástica de los contagios. Eso es lo que nosotros estamos proponiendo, y eso –dicho de otra manera– es mantener solamente los servicios esenciales por un período muy breve y acotado. ¿Que esto tiene consecuencias? ¡Por supuesto que sí y hay que atenderlas! Para ello podría tomarse el informe del GACH e ir viendo los rubros en los cuales podría aplicarse la medida. Entendemos, como dicen ustedes, que es menester atenderlo por los gobernantes y no por el Sindicato Médico del Uruguay, pero decimos que lo que se necesita es bajar la movilidad al punto que hemos planteado, de manera de reducir drásticamente el número de casos y poder retomar el hilo epidemiológico. Ya a fines del año pasado lo perdimos parcialmente –muchos casos no pudimos seguirlos– y hace muy poquito el ministerio reconoció públicamente que no podía hacerlo, por lo que ya no iba a estudiarlo. Sabemos que hay muchos casos que no podemos rastrear y, por lo tanto, pueden quedar personas sin avisarles que estuvieron en contacto con alguien con covid-19, etcétera. Esto es con respecto a las medidas.

Con relación a las fortalezas, entendemos que sí hay muchísimas; una es el plan de vacunación. Todos decíamos: «¡Qué tarde que llegó la vacuna a Uruguay!», pero también todos estábamos seguros de que, cuando llegara, rápidamente íbamos a poder ponernos a tiro y vacunar a una gran proporción de la población, que es lo que está pasando. Esa es una de las fortalezas que tenemos.

Otra fortaleza es nuestro Sistema Nacional Integrado de Salud. A pesar de lo que dicen mis compañeros en cuanto a que la calidad de lo que estamos haciendo en los CTI no es la adecuada, que en la calidad del primer nivel de atención estamos corriendo de atrás, que ha habido eventos que han tomado estado público sobre atender o no a una persona en tiempo y forma –esto nosotros lo vivimos todos los días–, también hay que ver todas las personas que sí fueron atendidas en tiempo y forma. Eso lo ha permitido y lo permite nuestro sistema de salud, que no deja a ningún ciudadano sin atención.

Nosotros no estamos acostumbrados, como sí sucede en otros países, a que haya personas que se enferman y no tengan quién las asista; en Uruguay eso no pasa, y no queremos que vaya a pasar. Ese es uno de los puntos. Por lo tanto, el Sistema Nacional Integrado de Salud es una fortaleza, así como también lo es el nivel de los médicos y de los científicos del Uruguay, que entendemos han estado a la altura de las circunstancias y van a seguir estándolo.

Como decimos, creemos que las camas de CTI no son de la calidad adecuada, pero igual vamos a estar detrás de eso todo el tiempo para tratar de que sí sean de la calidad adecuada.

Entonces, las personas que trabajan en el Sistema Nacional Integrado de Salud también son una fortaleza. Asimismo, la capacidad de transformar recursos humanos, de generar pautas, guías, de reacomodar los servicios, por más que vemos que quizá nos falta, en realidad, también son fortalezas.

Se habló de la saturación del sistema y de la saturación de las camas de CTI. Yo voy a poner un ejemplo muy evidente de saturación del sistema: el testeo. Millones y millones de dólares se han gastado en testeos y, sin embargo, dado el número de casos, la proporción y la capacidad de testeo del sistema –el número de test a ser procesados por día, el número de casos y contactos que uno debería testear para volver a la situación de diagnóstico de las personas, ponerlas en cuarentena para que no transmitan y cortar la cadena de transmisión–, se necesitaría mucho más. El sistema de testeo está saturado, por más que haya un algoritmo nuevo. Las personas tardan, a veces, cinco, seis, siete días en ser testeadas y tener el resultado. Ese sistema de testeo se saturó a fines del año pasado; cuando había quinientos, seiscientos, setecientos o mil casos, ya en ese nivel estaba saturado. Entonces, no solamente ocurre con las camas de CTI; esa saturación del sistema de testeo es la que nos lleva a hacer tarde el diagnóstico y, por ende, a no poder poner a la persona en cuarentena en tiempo y forma, y como consecuencia se generan más casos.

Esas son las preguntas que iba a contestar yo. Pedimos a la doctora Marcela Cuadrado si puede complementar la información, específicamente sobre el primer nivel de atención.

SEÑORA CUADRADO.- El señor senador Mahía había preguntado sobre las diferencias entre lo público y lo privado, y entre lo rural y lo urbano.

Brevemente, debo decir que, en cuanto a lo público, teníamos y tenemos una gran fortaleza en el primer nivel de atención; tenemos equipos de salud bien formados; tenemos muchos recursos de medicina familiar y licenciados en enfermería trabajando. Esa era una gran fortaleza en el momento en que llegó la pandemia. Lo que nos pasó fue que cuando esto empezó, en marzo o abril del año pasado, se cerraron muchos de esos centros del primer nivel de atención y costó mucho que se abrieran y se viera su fortaleza.

                En lo privado, si bien el primer nivel de atención no es una fortaleza, existe y rápidamente se organizaron los equipos para trabajar.

                En lo público pasó también que se dio el cambio de todas las direcciones del área de la salud; vino gente nueva, muchas veces con dificultades para poder ponerse al día, ante la pandemia, en su nuevo trabajo. Entonces, costó que las direcciones pudieran trabajar en lo que tenía que ver con la pandemia, ver los recursos humanos que había y sumarlo. Por tanto, la organización en lo público está costando bastante más que en lo privado, donde rápidamente formaron equipos para ponerse a trabajar en todo lo relativo a la pandemia, se organizaron con médicos coordinadores y dispusieron de recursos humanos e informáticos. En lo público nos está costando mucho contar con recursos humanos e informáticos para atender la pandemia. Los equipos de trabajo han estado a expensas de licenciadas en Enfermería y de médicos de familia en la mayor parte del Uruguay; es algo que ha costado bastante y las guías, en lo público, han apuntado a la formación de médicos y de enfermeros sin tener algo estipulado o escrito.

                La coordinación con el segundo nivel de atención en lo público ha sido bastante dificultosa –en lo privado se hace más fácilmente– y, a la hora de atender en el domicilio a un paciente complicado con covid, la disponibilidad de fármacos es muy compleja. A nivel privado, si bien se presentan complejidades, no son tantas como en el público. Por tanto, existen diferencias y las personas que se atienden en el sistema público son más vulnerables que quienes están en el privado. Ese es nuestro punto de vista como sociedad científica.

                En el medio rural nos enfrentamos a las dificultades de comunicación con las personas que viven en el lugar, por diferentes causas, como el uso del celular o el acceso a señal; puedo afirmarlo porque trabajo en ese medio. También, hay que tener en cuenta las distancias, porque se hace difícil ir a ver a un paciente que está en una situación complicada cuando vive en el medio rural. A su vez, no tenemos móviles disponibles para trasladarnos y, por eso, muchas veces tenemos que hacerlo en nuestros propios autos, lo que complica aún más la situación. Además, como todos saben, los recursos humanos en el medio rural son bastante menores que en el urbano donde, obviamente, hay más acumulación. Por tanto, en este momento la población rural es la más vulnerable y el sistema público tiene algunas desventajas en comparación con el privado. De todos modos, reconocemos que en el primer nivel de atención hay una gran fortaleza en lo público y esperamos que siga siendo así.

SEÑOR PRESIDENTE.- Creo que han sido contestadas las preguntas de los señores senadores. Por lo tanto, agradecemos la presencia de los representantes del Sindicato Médico del Uruguay y simplemente les decimos que cualquier consulta o sugerencia será muy bienvenida.

 

(Finaliza la videoconferencia con la delegación del Sindicato Médico del Uruguay).

 

SEÑORA PRESIDENTA DEL SENADO.- Quisiera compartir con la comisión los nombres que hice llegar al señor presidente.

Como los señores senadores habrán visto, estamos haciendo mucho hincapié –obviamente, como corresponde– en todo lo que tiene que ver con los científicos que han estado colaborando de primera mano y, por supuesto, hoy escuchamos la voz de los médicos agremiados, pero yo sigo insistiendo en que nosotros, como parlamentarios, tenemos que conocer la mirada de las ciencias sociales, desde el punto de vista del comportamiento: qué es lo que le pasa a nuestra sociedad; qué le pasa a nuestros niños, qué le pasa a los más grandes. Me parece que las ciencias sociales tienen un rol a cumplir en todo este tema y que el Parlamento debe escucharlos.

El otro día leí un estudio sobre lo que los científicos denominan estado de languidez, que tiene que ver con ese estado que no es ni depresión ni euforia; es una suerte de ver pasar nuestra vida, en estos tiempos, tipo fotografía.

Obviamente, todo esto que nos está pasando ha repercutido en la vida de nuestros niños, en la vida de los abuelos y en la vida de todos nosotros –aunque a veces no lo parezca o parezca que no incide mayormente, salvo en determinadas pautas de comportamiento– desde el punto de vista anímico. Entonces, para ampliar el panorama de la pandemia, me parece que debemos incorporar esa mirada. Tenemos que interpretar esa sociedad en la que vivimos y también –por qué no– a nosotros mismos; nos estamos mirando a nosotros mismos, como corresponde.

                En ese sentido, en la primera reunión planteé la posibilidad de recibir a algunas personas. Sé que de pronto hay compañeros que tienen otros aportes, otros profesionales para invitar, así que le pediría, señor presidente, si puede leer la lista de los profesionales que le proporcioné. Seguramente, los legisladores de los demás partidos políticos tendrán otras propuestas y después ustedes definirán.

                Muchas gracias.

SEÑOR PRESIDENTE.- La presidenta del Senado está proponiendo invitar a los psicólogos Roberto Balaguer y Alejandro de Barbieri y a la licenciada Virginia Rial para la próxima sesión de la comisión a los efectos de recibir información respecto a estos temas.

SEÑOR ANDRADE.- Estamos de acuerdo en recibirlos, pero consideramos como prioridad de la comisión –lo marcamos la semana pasada– el tener tiempo para discutir propuestas, que no sé si lo tendremos hoy. Si nos da hoy, mejor, pero preferiríamos –creo que es lo que se espera de la comisión– ver si podemos arribar a algún acuerdo.

                Pienso que podríamos hacerlo en la sesión de hoy después de recibir a los representantes de la FEMI o, si es necesario, realizar una reunión especial. De esta forma podremos concentrarnos en la discusión de propuestas, para después sí recibir más delegaciones. Me refiero a todas aquellas que golpeen la puerta de la comisión. Lo planteo para que esto no nos absorba demasiado tiempo, no porque no sea necesario –es claramente necesario–, pero considero que con los insumos del GACH y de la comunidad médica ya tenemos un panorama como para permitirnos, por lo menos, explorar en el diálogo político si podemos arribar a alguna conclusión, que creo es lo que haría que la comisión quedara mejor parada ante la sociedad. Me parece que es claro que la sociedad espera que construyamos algún acuerdo, no total, pero uno posible. Y ese esfuerzo lo queremos priorizar.

 

(Se inicia la videoconferencia con representantes de la

Federación Médica del Interior).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Damos inicio, entonces, a la videoconferencia con los representantes de la Federación Médica del Interior: la doctora Patricia Nava, presidenta, los doctores Gustavo Alonso, Daniel Ayala, Daniel Strozzi y Alejandra Cresci, y el asesor Raúl Mernies.

                Les damos la bienvenida y con mucho gusto les cedemos el uso de la palabra.

SEÑORA NAVA.- Buenas tardes y muchas gracias por recibirnos en la tarde de hoy.

                Mi nombre es Patricia Nava, soy psiquiatra de niños y adolescentes en el departamento de Salto y presidenta de la Federación Médica del Interior.

                Lo primero que quiero decir es que la FEMI es cien por ciento gremial. En este momento está constituida por los veintidós gremios médicos de los dieciocho departamentos del interior de nuestro país y tiene casi tres mil quinientos afiliados.

                Muchas veces nos confunden con instituciones del interior como la Fepremi. Tampoco somos el Sanatorio Americano ni el Seguro Americano. Lo que sí les podemos decir es que esos aproximadamente tres mil quinientos médicos afiliados a los veintidós gremios médicos trabajan tanto en el prestador público de cada departamento –que es ASSE– como en los prestadores privados.

                Tampoco somos –lo señalo porque a veces nos confunden– el Sindicato Médico del Uruguay, que es el gremio, básicamente, de los médicos de Montevideo. Nosotros somos el gremio de los médicos del interior.

                Explicado esto, queremos dar nuestra visión de médicos del interior sobre este año de vivencia y nuestro trabajo en todo este período de la pandemia.

                Además, quiero señalar que están conectados todos los integrantes del Comité Ejecutivo de la FEMI y nuestro asesor en comunicación, señor Raúl Mernies.

SEÑOR AYALA.- Muy buenas tardes.

                Saludo a los señores senadores y agradezco que nos hayan recibido. También saludo que, en el Parlamento, en el Senado, haya una instancia de este tipo, multipartidaria, para tratar este tema tan complejo que nos afecta tanto.

                Por mi parte voy a hacer el encuadre del tema, donde quizás haya cuestiones obvias, pero a veces lo obvio lo pasamos por alto o no lo tenemos en cuenta.

                En primer lugar, tenemos que manejar el concepto de catástrofe mundial. Ningún país se ha salvado en el mundo. Esta pandemia, además, ha dejado en evidencia las inequidades que existen. En realidad ya sabíamos que existían, pero las dejó más al desnudo. Hay un concepto claro de que no hay medidas mágicas, y en esa premisa es que se han basado el análisis y los aportes que hoy tenemos para hacer desde la Federación Médica del Interior.

                Analizando en perspectiva los países que tuvieron éxito –si es que se puede hablar de éxito en esto–, podemos concluir que han desarrollado políticas tendientes a un control y un seguimiento precoz, rápido, con un testeo masivo, con medidas restrictivas severas de la movilidad, con un importante apoyo económico a las distintas áreas más afectadas –en especial a las pequeñas y medianas empresas, a los trabajadores, a la población más vulnerable– como sostén fundamental, justamente, para que las medidas de disminución de la movilidad sean posibles. También han tenido un proceso de vacunación rápido y masivo, y un sistema con mayor estabilidad política, que ha permitido que la pandemia no fuera usada como un botín político-partidario. Estas son algunas de las lecturas que hacemos con respecto a los países que tuvieron «éxito», dicho entre comillas.

                Ahora bien, ¿qué nos pasó a nosotros? ¿Cómo se para el Uruguay? Nuestro país transitó el 2020 en buena medida con éxito, lo que nos distinguió en América y en el mundo. Y fuimos portada por esas políticas que se habían instrumentado y ese éxito que teníamos en la pandemia. Esto fue así hasta que llegó diciembre. Pasó febrero, marzo, estamos en este 27 de abril, y llegamos al peor momento de la pandemia, con 1344 muertos en abril, con un promedio de 50 muertos por día, con sobrecarga y saturación de todos los niveles de atención. ¿Y cómo se puede graficar esto? Hoy tenemos un horizonte de luz con la vacunación funcionando a buen ritmo, con buenas perspectivas –que saludamos–, pero estamos en el medio de una tormenta perfecta a favor de la pandemia, lamentablemente.

                La FEMI, en su estilo, desde el principio tuvo un diálogo muy fluido con el Ministerio de Salud Pública, con ASSE, con el propio presidente de la república. Hemos hecho mucho énfasis en el concepto de interior, de ese interior que no es único, de ese interior que ni siquiera son dieciocho departamentos. Son regiones, son áreas que tuvieron durante todo el proceso de la pandemia diferentes intensidades en la afectación de casos. Entonces, propusimos departamentalización de medidas, regionalización, atención a determinadas áreas en particular. Y hemos hecho planteos, propuestas y presentado documentos en ese sentido. Pero tenemos como estandarte y como guía lo que nuestra comunidad científica establece a través de los lineamientos del GACH. No es nada nuevo. Y consideramos –lo hemos dicho públicamente varias veces– que en algunos aspectos no han sido tomados en cuenta por el Gobierno. Hoy estamos en la fase 4: de transmisión comunitaria máxima. Estamos en el momento más complicado, pero además en el grado más alto que establece la OMS. Por eso, insistimos en la necesidad de profundizar las medidas de restricción de la movilidad.

                «Blindar abril» quedó como una frase que muchos utilizamos. Ya se nos fue abril, prácticamente, pero seguimos insistiendo en las medidas de restricción de la movilidad. Y eso no significa cuarentena obligatoria, toque de queda, estado policíaco. La clave en este momento que estamos pasando es disminuir el número de casos. Sé que no es sencillo, pero hay que insistir en eso mientras la vacunación avanza. Las ayudas económicas existen, se profundizaron, aunque para algunos no sean suficientes. No se prevé la toma de mayores medidas de restricción de la movilidad. De hecho, se ha anunciado en estas horas que algunas se van a flexibilizar. Esto, sumado a la baja percepción de riesgo que hay en la población, que es innegable porque la vivimos todos los días, hace que sea muy difícil disminuir el número de casos. Esta cuestión es clave para disminuir los casos y para volver a ejercer el control de la pandemia. Los pronósticos más optimistas, que refieren a alcanzar la inmunidad de rebaño tan ansiada, marcan que puede demorar más de ochenta días. De manera que el promedio actual de muertes, por el proceso de vacunación e inmunización va a ir disminuyendo, pero de todas maneras corremos el riesgo de que en ese camino se nos queden muchísimos más uruguayos. Hoy hay 2391 fallecidos por la pandemia y podemos llegar a algunos miles más. Sabemos que la inmunización es el camino de salida, pero debemos hacer algo más porque hay que evitar la muerte de miles de uruguayos, situación que puede seguir conmoviéndonos todos los días.

                Esto es todo. Muchas gracias por escucharme.

SEÑOR PRESIDENTE.- Sugiero que en las futuras intervenciones que haga la delegación de la FEMI –que con mucho gusto estamos escuchando–, se tenga en cuenta el tiempo fijado para la audiencia a efectos de poder oír su planteo y posteriormente las preguntas que puedan surgir de parte de los senadores. Como hay un tiempo de inicio y de finalización de la reunión es que me permito hacer el comentario, intentando lograr la mayor eficiencia posible en el tiempo establecido.

SEÑORA NAVA.- Si me permite, señor presidente, le daría la palabra al doctor Strozzi, médico de familia en Paysandú y profesor adjunto grado 3 de Medicina Familiar y Comunitaria.

SEÑOR STROZZI.- Tengo algunos apuntes para ser bien concreto en la información en la información a trasmitir.

                La atención se divide en tres niveles. En el primer nivel de atención se resuelve el 80 % de las patologías. Respecto al segundo nivel va a hablar mi compañero, el doctor Alonso. El tercero lo conocen porque todos los días se comunica el porcentaje de ocupación de los CTI, por lo que está más que trillado.

                Por lo tanto, me voy a centrar en dos aspectos del primer nivel de atención, que tienen que ver con lo que vivimos los médicos del interior. Encontramos que los pacientes tienen dificultades para acceder a los hisopados por demoras en las llamadas, en la identificación, en poder hacerlo una vez que lo solicita el médico y en tener el resultado, ya sea positivo o negativo. Estas cuestiones las hemos discutido con las diferentes autoridades privadas y públicas para poder acelerar esos tiempos que afectan gravemente la atención del usuario. Incluso afecta hasta la economía, porque una persona que no se reintegra a trabajar porque tiene un hisopado en duda o pendiente también está atrasando otras cuestiones.

                En ese sentido, desde la FEMI se han visto estos problemas y otros, como los fallecimientos ocurridos en Salto y en Artigas de pacientes que estaban en sus domicilios y sin asistencia. Esa también es una cuestión grave sobre la que veníamos advirtiendo.

Nosotros estamos sufriendo el síndrome del burnout por la forma en que estamos trabajando, porque no nos encontramos preparados para la atención telefónica, sino presencial, pues gran parte del acto médico depende del examen físico y ni que hablar cuando se trata de problemas respiratorios. Cuando hacemos la evaluación de una persona que está con problemas respiratorios y se conecta con el primer nivel de atención tenemos que asegurarnos de que esa persona pueda tener acceso a dicho nivel. Es decir que si la persona llama por teléfono alguien lo debe atender del otro lado, cuestión que hasta ahora no ha sido sencilla en todo el país, ya sea a nivel público o privado. Además, quien atiende a ese paciente debe brindar una atención de calidad y para eso necesita contar con una formación, aunque sea mínima, que le permita abordar el caso de un paciente telefónicamente, sin contar con el examen físico en esa primera instancia. Es por eso por lo que, desde mayo del año pasado –y aún lo seguimos haciendo–, venimos realizando planteos y aportes para el sistema sanitario que tienen que ver con la relocalización de recursos humanos para el primer nivel de atención dirigido a colegas que ahora están sin actividad. Se trata de ubicarlos en el primer nivel de atención telefónica a la gente, y junto con esa redistribución de recursos humanos adecuar la atención, protocolizándola, para que el colega pueda saber exactamente qué es lo que tiene que preguntar y evaluar sobre ese paciente al que está llamando. Dentro de ese contexto hicimos un planteo –que entregamos ayer a la sociedad–, una guía nacional del manejo ambulatorio del paciente con covid, en la que solicitamos una serie de recursos materiales para poder hacer mejor las evaluaciones que tienen que ver con los oxímetros de pulso. El oxímetro de pulso es un aparatito muy sencillo que se coloca en el dedo e indica cuál es el nivel de saturación de oxígeno del paciente. Para nosotros este es uno de los elementos fundamentales en la atención domiciliaria. En la guía misma lo que hacemos es, justamente, eso: en un triaje de pacientes, los más graves o los que tienen posibilidad de presentar serias dificultades clínicas, podrán contar con un oxímetro de pulso en domicilio; luego, el médico no solo le hará las preguntas habituales, sino que además lo valorará en función de ese aparatito. Esto ha sido presentado a nivel de ASSE regional y ha sido de recibo. De todas maneras, esta es una situación que nos sigue preocupando, porque nos parece que todavía eso no está bien afinado. Pasó un año de pandemia y no logramos afinar el primer nivel de atención y no hemos podido readecuar los recursos de forma suficiente. Los médicos están agotados por la cantidad de trabajo y por las dudas que les genera el tener que, de repente, dejar a un paciente en su casa con el riesgo de que evolucione mal y no saber si están resolviendo bien la situación, ya no solamente desde el punto de vista legal, que pasa a un segundo plano. Lo que importa es que el paciente evolucione bien y a veces no podemos basarnos simplemente en una evaluación telefónica.

Básicamente, estos son los planteos que hacemos sobre el primer nivel de atención: relocalización y redistribución de recursos humanos, protocolización de la actuación médica y contar con ciertos recursos materiales para poder mejorar el diagnóstico y el seguimiento de los pacientes en domicilio, que es bien importante para no saturar los otros niveles que también están colmados. Los indicadores de saturación del primer nivel son estos que acabo de decir, esto es, pacientes que no reciben ninguna llamada telefónica durante el curso de su enfermedad; dieron positivo y su prestador no les hace un seguimiento, no sabe nada de ellos pacientes, esto es, si se complica o no su situación. Esto representa un problema, porque puede pasar lo que se ha dado en ocasiones y que se ha comunicado en la prensa. Aclaro que estos no son los únicos casos, pues a nivel de los propios plenarios y de las gremiales surgen varios casos de estos pacientes.

Esto era lo que quería trasmitir.

SEÑORA NAVA.- El doctor Gustavo Alonso, jefe de Emergencia, en Lavalleja, se referirá al segundo nivel de atención.

SEÑOR ALONSO.- Buenas tardes.

Ante todo, quiero destacar que en el primer nivel de atención se resuelve entre un 80 % y un 85 % de los casos, en el segundo nivel de atención –punto sobre el que me toca hablar– un 15 % de los casos, y en el tercer nivel de atención –correspondiente a los CTI– se resuelve el 5 % de las patologías médicas.

En el segundo nivel de atención –esto es a los efectos de hacer una mínima descripción– es donde se encuentran las puertas de la emergencia a la que llegan los pacientes para obtener una evaluación multidisciplinaria. Allí se resuelve la situación de aquellos pacientes cuya problemática no se pudo resolver en el primer nivel de atención, ya sea por sobrecarga de trabajo de ese nivel o, simplemente, porque el grado de complejidad de la patología no lo permitió.

En las puertas de la emergencia del segundo nivel de atención es donde actualmente se encuentra una gran sobrecarga de trabajo y donde se comienza a gestar el cuello de botella en la atención de los pacientes con covid.

                Es importante destacar que el personal que se encuentra en la emergencia, si bien ha sido reforzado por las diferentes instituciones públicas y privadas, hoy por hoy en el interior del país se ve menguada la cantidad de profesionales, a diferencia de lo que sucede en la capital porque es donde se encuentra la mayor parte. Si bien se ha generado la parte económica para poder tener los cargos, nos faltarían colegas para suplirlos. Empezamos a tener carencia de recursos humanos, ya sea porque no hay, están en puntos distantes del país y la gente no va, o porque se encuentran enfermos o en cuarentena. 

En el segundo nivel de atención es donde se encuentran, como señalé anteriormente, la resolución multidisciplinaria y la unidad de cuidados moderados o las áreas de internación de las que tanto se habla.

En cuanto a los cuidados moderados quisiera hablar rápidamente de dos temas. Por un lado, el área de cuidados moderados que atendía patologías generales hoy ha debido ser físicamente redistribuida, teniendo un retroceso en cuanto a la cantidad de camas para los pacientes polivalentes. Eso trajo como consecuencia que hospitales que normalmente funcionaban con cuarenta camas para patologías generales, hoy lo hagan con veinte y el resto está reforzando las destinadas a los pacientes con covid.  Con respecto a los pacientes no covid, en cuidados moderados existe una sobrecarga importante de trabajo porque tenemos menos camas para internación, por lo que tratamos de evaluar, mejorar y compensarlos lo más rápido posible e intentamos dar altas para que no haya deficiencia de camas en el sistema sanitario. 

Por otro lado, tenemos a los pacientes con covid que llegan a las áreas de cuidados moderados por dos grandes aristas.  Una de ellas está integrada por los pacientes que ingresan desde la emergencia, se descompensan y pueden llegar a CTI o no –aunque la mayor parte lo hacen– y, por otro, están los egresos del CTI. Algo de lo que se habla poco es de la salida de los pacientes a cuidados moderados, que están saliendo de forma muy precoz porque en otra situación se quedarían mucho más tiempo en cuidados intensivos; debido a la necesidad actual de camas se deben dar altas apenas los pacientes están compensados y se estime que no corren riesgo de vida. Tenemos una sobrecarga de pacientes que egresan en condiciones que requieren mucho trabajo; no están graves, pero sí muy delicados. Para dar un ejemplo, en Minas egresa un paciente de CTI, pero si hablamos de su origen es de Bella Unión. Hay una gran cantidad de traslados interdepartamentales para mantener la asistencia de los pacientes, lo que también es importante destacar. 

No quiero dejar de mencionar que la sobrecarga de trabajo es tal que actualmente los médicos que trabajan en el interior lo hacen en diferentes áreas. No somos los mismos los que trabajamos en puerta, pero sí los que trabajamos en cuidados moderados y los que hacemos domicilios. Estamos totalmente sobrecargados, con un cansancio y un agotamiento importantísimos. 

En lo personal –y lo menciono como ejemplo– tuve covid. Hace veintisiete días que me dieron el alta y después continué trabajando hasta hoy sin un solo día de descanso, sacrificando la salud, la familia y obviamente la vida. 

Otro tema en el que quiero hacer énfasis es el del agotamiento y la sensación que existe de que hay dos realidades diferentes: la que vive la población en general y la que está atravesando el equipo de salud. Estamos totalmente agotados y vemos en la calle gente que no tiene el conocimiento real de lo que sentimos y de lo que está pasando. Creemos que habría que generar una política de concientización social sobre cómo vive el sistema de salud.

Gracias.

SEÑORA NAVA.- Siguiendo con lo expresado por el doctor Gustavo Alonso, quiero decir que nosotros hablamos de dos realidades paralelas diferentes –era lo que explicábamos– y desde la FEMI tenemos una gran preocupación por el mensaje que indirectamente está llegando a la población. Interpretamos un énfasis en la necesidad de demostrar que se está haciendo todo lo que se puede y que los desbordes o los colapsos no son tales, como si se tratara de no perder. Esta lucha por las preocupaciones no sanitarias y los esfuerzos por demostrar públicamente que tienen todo o casi todo controlado, enumerando camas, ambulancias, centros de atención de llamadas, vacunatorios, vacunados, testeos, etcétera, a nuestro juicio es contraproducente. Esa falsa sensación de control, constantemente se dispara hacia la población y dinamita la precepción del riesgo y ese es, a nuestro entender, uno de los puntos más flacos y débiles de la gestión de la pandemia en el Uruguay actualmente.

No sé si quedó entendido el mensaje final, sobre todo por la preocupación que estamos teniendo: la percepción del riesgo en la población ha bajado notoriamente. Esta es la realidad paralela de la que estaba hablando el doctor Gustavo Alonso. Mientras todos los días el personal y los equipos de salud enteros estamos en una realidad con gran preocupación y ocupación, llegando a lo que nosotros llamamos el síndrome del  burnout o síndrome del trabajador quemado, del cual mucho habrán escuchado hablar, vemos que la población está en otra realidad. Lo vemos en las fiestas clandestinas, en las salidas con los amigos, en los asados en familia y en las salidas a compartir mate. Esto preocupa muchísimo.

Hemos terminado nuestra exposición y esperamos las preguntas que nos quieran realizar.

SEÑOR ANDRADE.- En primer lugar, deseo agradecer a la delegación de la FEMI.

Quiero hacer una pregunta que me quedó pendiente formular desde la intervención del Sindicato Médico del Uruguay. Quiero saber si está más o menos estimada la cantidad de pacientes que, habiendo cursado la enfermedad, quedan con secuelas permanentes.

SEÑORA NAVA.- Debo decir que soy psiquiatra pediátrica. Por lo tanto, estoy muy lejos de lo que tiene que ver con esa pregunta, que es muy técnica y en este momento no sé si alguno de mis compañeros, que son médicos más bien físicos –por decirlo de alguna manera–, puede tener idea de la cantidad de pacientes que quedan, después de transitar una internación en CTI, con secuelas. Sé que hay un porcentaje, pero yo no lo tengo cuantificado ni conozco la estimación. No sé si alguno de mis compañeros lo sabe y quiere contestar la pregunta.

SEÑOR COUTINHO.- En el mismo sentido que lo hice con el Sindicato Médico del Uruguay, lo hago con la FEMI. Quiero agradecerles en nombre de la coalición, y seguramente en nombre de miles de uruguayos, el esfuerzo que han hecho en estos catorce meses. Nos orgullece tremendamente a todos que hayan estado en la primera línea en cada rincón del país, principalmente para los que somos del interior, porque siempre el esfuerzo en el interior de un mismo país es doble. Quiero hacerles llegar este saludo y que ustedes se lo hagan llegar a los diferentes médicos. Por encima de las coincidencias y de las diferencias que se puedan estar planteando en los distintos escenarios, quiero transmitirles el sentir, porque hemos tenido héroes nacionales, y los grandes héroes han sido los que han estado en la primera línea vinculados directamente a la salud. Como uruguayo, más allá del difícil momento que estamos pasando y tenemos que resistir, durante nueve meses –de los catorce– se pudieron manejar distintas situaciones y se le fue ganando. Hoy estamos pasando un momento difícil, pero estamos intentando resistir para llegar al día después. 

Principalmente, en el contexto de lo que es la FEMI y el escenario del interior, hay que valorar eso en tanto es doble el esfuerzo, porque también durante muchísimo tiempo han sido el doble o triple las ausencias en infraestructura, en distintos contextos, muy diferentes a los que ha presentado y presenta la capital del país. Por eso muchísimas veces, cuando en el interior se agravan las situaciones de salud la atención es en Montevideo. Por lo tanto, el punto de partida de quienes en su momento tuvieron que hacer frente en el interior sugería y generaba eso. 

En otro contexto de cosas, ¿cuáles han sido las fortalezas y las cosas que salieron bien? El GACH manifestó en su momento y manifiesta que estamos en un tiempo de incertidumbre y que no se sabe cómo serán las cosas. Entonces, así como escuchamos claramente qué cosas estarían faltando, sería bueno saber qué debemos seguir fortaleciendo para que nos siga yendo lo mejor que se pueda en varios aspectos y reducir lo más posible los daños. Sé que esto se hizo muy largo y que no se sabe cuánto tiempo más va a llevar.  El agotamiento, el estrés y el estar en primera línea debe ser una experiencia única que desconocemos, aunque estamos seguros de que con su profesionalidad lo han manejado muy bien. 

Concretamente, la pregunta es cuáles han sido las fortalezas que se han mostrado y planteado, para poder continuar trabajando en ellas, seguir fortaleciéndolas y buscar el mejor camino para todos.

SEÑORA SANGUINETTI.- Me sumo al agradecimiento y al reconocimiento por el trabajo que realizan. 

Tengo una pregunta muy puntual. Hemos visto algunos estudios e investigaciones internacionales en relación con el efecto de la covid en la salud en general, es decir en los pacientes con determinadas patologías que no son diagnosticadas a tiempo y que después redundan en un paciente oncológico detectado de forma tardía. Quería saber si desde la FEMI se está haciendo algún tipo de seguimiento de este tipo de situaciones. 

Muchas gracias.

SEÑOR PRESIDENTE.- Han finalizado las preguntas de los señores senadores, por lo que corresponde escuchar las respuestas que la doctora pueda brindar. 

SEÑORA NAVA.- Voy a contestar algunas preguntas y otro compañero responderá las preguntas del señor senador Andrade. 

Con respecto a lo que decía el señor senador Coutinho –coterráneo, porque también es de Salto como yo y, por lo tanto, conoce muy bien la realidad del interior– debo decir que todos los departamentos no son iguales. No sé si saben que el 74 % de los médicos que tenemos en el Uruguay están radicados en el interior y solo el resto está en Montevideo. Y del río Negro hacia el norte tenemos menos del 7 % de médicos radicados.

Creo que la fortaleza que tuvo el interior durante todo este tiempo de pandemia  –y lo defiendo muchísimo como presidenta del gremio de los médicos del interior– es el compromiso que ha puesto cada profesional en su tarea, y no me refiero solo a los médicos sino también a los no médicos. Además, se aprovechó al máximo todo lo que hubo en capacitación, y también lo vemos como una fortaleza, al igual que todas las instancias que mencionaba el doctor Ayala.

Desde que empezó la pandemia realizamos múltiples reuniones con las autoridades del Ministerio de Salud Pública, con el doctor Salinas, a la hora que fuera; siempre tuvimos un diálogo estrecho. Pasó lo mismo con ASSE y sucede lo propio con el prestador privado, que es la Fepremi. Sin embargo, también teníamos la obligación de decirles las debilidades que estábamos teniendo en este momento. 

Quiero que el doctor Strozzi conteste la pregunta del señor senador Andrade.

SEÑOR STROZZI.- Si bien no voy a dar una respuesta contundente, quiero decir que están estudiadas las repercusiones que tienen los pacientes poscovid: problemas neurológicos, cardíacos y respiratorios de diversa índole, descritas por los diferentes países que ya han pasado por más de una ola de la pandemia.

                El problema que tenemos en Uruguay radica, particularmente, en la atención. Ayer hablábamos con la doctora Marta Cuadro, presidenta de la Gremial Médica de Cerro Largo, y nos comentaba que tenía quinientos pacientes de ASSE sin asistencia de ningún tipo. Imagínense, señores senadores, que si no contamos con asistencia para esos pacientes con covid, difícilmente podamos tener datos fidedignos de los poscovid. Tenemos pacientes con síndromes poscovid, pero eso es diferente. Se han visto afecciones cardiológicas en algunos pacientes jóvenes que son raras, pero es muy difícil dar cifras porque aún no contamos con asistencia para los casos covid que están sufriendo la pandemia.

                Por lo expuesto, consideré importante destacar que estamos atentos a este tema porque, como decía la doctora Nava, los recursos humanos del sistema sanitario –nos podemos sentir orgullosos de ello– respondieron bien, pero el sistema sanitario en sí no se había probado hasta ahora. Las medidas adoptadas por el Gobierno central estaban funcionando muy bien hasta que comenzó a haber pacientes; una vez que estos comenzaron a surgir, la ola nos tapó, nos inundó. Las personas no están siendo atendidas en domicilio; no tienen ningún tipo de atención. Ese es un tema para destacar porque se habla mucho del tercer nivel de atención y de las camas de CTI, y de ese mensaje en que se daba cierta tranquilidad.

                 Lo de la burbuja no se entiende. La gente entiende que la burbuja son pocas personas, pero conectan quinientas burbujas porque se juntas cinco personas de cinco burbujas diferentes. Eso a nosotros nos complica muchísimo porque la multiplicación de pacientes con covid hace que no los podamos atender a tiempo. Considero que ese es un dato importante.

SEÑORA NAVA.- Quisiera, por último, contestar otra pregunta que se formuló.

                Como es sabido, en la FEMI estamos teniendo plenarios y reuniones semanalmente por Zoom con los veintidós gremios. Algunos están detectando que los pacientes con covid han desplazado a los no covid y ven descompensaciones de patologías crónicas porque –como decía el doctor Strozzi– nos está pasando el agua por arriba, pero no porque alguien tenga la responsabilidad sino porque nuestro sistema sanitario no estaba preparado para enfrentar esta situación. Tampoco lo estaban los sistemas sanitarios del primer mundo –como los de Italia y España– porque a todos los desbordó. Hay una sobrecarga natural en el sistema, pero en el interior, en particular en algunas zonas donde obviamente los recursos humanos son más limitados, esto realmente se nota. Digamos que se nota en todos lados, pero en algunos lugares se observa más.

                Debemos ser sinceros; después que tuvo lugar el episodio muy comentado ocurrido en Salto, y el de Bella Unión –que también salió en las redes–, con la visita del doctor Cipriani a la Regional Norte, sobre todo para esos departamentos, se consiguió la instalación de centros de atención telefónica, oxímetros y se llevó a cabo una redistribución de los recursos. Ahora bien, queremos decir que no podemos esperar a que pasen estas cosas para extender acciones a todo el interior del país.

SEÑOR PRESIDENTE.- La comisión agradece a la señora presidenta y al resto de los integrantes la delegación de la Federación Médica del Interior la participación en la tarde de hoy. Ha sido muy interesante su intervención y la de sus colegas.

Quedamos muy agradecidos y a sus órdenes para cualquier otra consulta o recomendación que nos quieran brindar. Tengan muy buenas tardes.

SEÑORA NAVA.- Igualmente. Muchas gracias por habernos recibido.

SEÑOR PRESIDENTE.- Se levanta la sesión.

(Son las 16:25).