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COMISIÓN ESPECIAL PARA EL SEGUIMIENTO DE LA SITUACIÓN DE EMERGENCIA SANITARIA GENERADA POR EL COVID-19

(Sesión celebrada el día 20 de abril de 2021).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 14:36).

                –Dese cuenta de los asuntos entrados.

(Se da de los siguientes).

                «Nota del Sindicato Médico del Uruguay, solicitando audiencia a la comisión para referirse a la situación de la pandemia por covid-19 en nuestro país.

                Nota del Equipo de Representación de los Trabajadores en el BPS, adjuntando propuesta sobre autorización de percepción de subsidio por enfermedad a partir del primer día de cuarentena por contagio o contacto positivo con caso de covid-19».

(Se suspende momentáneamente la toma de la versión taquigráfica).

                –La Comisión Especial para el Seguimiento de la Situación de Emergencia Sanitaria Generada por el COVID‑19, creada por el Senado de la república e integrada por los señores senadores Alejandro Sánchez, Óscar Andrade, Mario Bergara, Carlos Daniel Camy, Germán Coutinho, Jorge Gandini, José Carlos Mahía, Guido Manini Ríos, Amín Niffouri, Daniel Olesker y Carmen Sanguinetti, da la bienvenida la delegación del GACH –Grupo Asesor Científico Honorario–, presente hoy aquí vía Zoom e integrada por su coordinador general, doctor Rafael Radi, el doctor Fernando Paganini y el doctor Henry Cohen.

Como estamos en esta situación tan particular de estar en sesión vía Zoom, la política de trabajo es escuchar al doctor Radi, o a quien desee ceder el uso de la palabra de los otros dos integrantes del GACH, para hacer una intervención inicial, y luego, en todo caso, intervendrán los senadores aquí presentes, que son los habilitados para hacer preguntas, a quienes anotaremos para que las vayan formulando. Haremos todas las preguntas en conjunto para facilitar luego las respuestas. Y la idea, tal cual lo acordé oportunamente con el doctor Cohen, es ir finalizando la sesión sobre las 17:00.

Les damos la bienvenida y les agradecemos mucho su presencia en la tarde de hoy.

Tiene la palabra al doctor Rafael Radi.

SEÑOR RADI.- Agradezco la presentación del señor presidente de la comisión, la invitación a esta reunión parlamentaria y, junto con mis compañeros coordinadores, profesores Henry Cohen y Fernando Paganini, aprovechamos para saludar a todos los legisladores presentes.

                Como indicó el presidente de la comisión, voy a hacer una muy breve presentación, de unos diez minutos, sobre algunos ejes que entendemos relevantes, a los efectos de estructurar este intercambio. Luego podrá haber algún comentario adicional de los profesores Cohen y Paganini y posteriormente pasaríamos al intercambio con ustedes. Por lo tanto, en los próximos minutos me voy a tomar la libertad de comentar trece puntos que necesitamos fijar como elementos importantes para el inicio de este intercambio.

                En primer lugar, queremos recordar que el Grupo Asesor Científico Honorario, GACH, ya lleva más de un año de trabajo y está integrado por cerca de sesenta académicos y profesionales. Es un grupo independiente, interdisciplinario, que ha trabajado en forma consistente y unida de manera honoraria desde un inicio.

                Hay cuatro principios que han regido las actividades de asesoría de nuestro grupo con relación a procesos concernientes al manejo y mitigación de la pandemia: progresividad, regulación, monitoreo y base en evidencia científica.

                En segundo término, destacamos que en estos doce meses el grupo ha asesorado respecto a un conjunto muy amplio de temas, que incluyen: diagnóstico epidemiológico; estrategia de testeo, rastreo y aislamiento –conocida como estrategia Tetris, que mantuvo a Uruguay en zona de control epidemiológico en los primeros siete u ocho meses de la pandemia–; reapertura de escuelas y centros educativos seguros; estrategias para un verano seguro; asesoramiento desarrollado en el área de vacunas y el relacionado con los planes de contingencia del área de medicina intensiva. También asesoramos sobre tratamientos incipientes con plasma convaleciente –el Ministerio de Salud Pública está elaborando un decreto vinculado a ese tema– para el tratamiento precoz de pacientes con comorbilidades y en riesgo, entre muchas otras actividades. En este sentido, rescatamos y volvemos a informar al Parlamento nacional y a la población que hay decenas de informes y documentos producidos por el GACH que son de dominio público y están en el sitio web de Presidencia de la República. Esto es muy importante porque todo lo producido durante el año está contenido en los informes, elementos que pueden ser consultados en forma permanente por todos los actores del sistema político y social, y por la población en general.

                Con relación al documento del 7 de febrero –que es uno de los que estructuramos– realizamos un análisis epidemiológico del estado de situación de aquel momento, proyectamos posibles escenarios epidemiológicos de cara al futuro y un conjunto de posibles medidas de salud pública que podrían tomarse en función del estado situacional al que se llegara en los meses subsiguientes, esto es, marzo y abril.

                Como otro punto queremos señalar que recientemente hemos incorporado, en forma explícita, las ciencias sociales a las áreas de la salud y a las de modelos, datos y matemáticas en los análisis del GACH. De esta forma auspiciamos el establecimiento del Observatorio Socioeconómico y Comportamental del GACH y la Usina de Percepción Ciudadana para analizar los aspectos de la conducta individual y de la comunidad en el marco de estrategias de mitigación de la epidemia. 

                En cuanto a la situación epidemiológica actual y de acuerdo con las escalas de la Organización Mundial de la Salud, queremos indicar que permanecemos en estado de transmisión comunitaria de nivel 4 –el más alto–, con capacidad limitada de respuesta por parte del sistema de salud, lo que en conjunto se define como estado situacional global 4, que es el más alto y severo de la escala.

                El séptimo aspecto que queremos resaltar es que en los últimos dos días se ha confirmado la disminución del valor de la tasa de reproducción de contagios –el parámetro R– hasta el valor de 1 o levemente menor, lo que estaría indicando que se ha llegado a una zona pico de casos y que se estaría produciendo un descenso, que queda por confirmar en los próximos días.

                La confirmación de estos datos a lo largo de las próximas semanas dependerá de cómo se comporten, en primer lugar, los determinantes de la transmisión del SARS CoV-2 en los días venideros, los que incluyen cantidad, calidad y tiempo de las interacciones personales, grado de inmunidad de la población que se vaya logrando y el comportamiento de las variantes circulantes del virus, pues sabemos que hay algunas emergentes. Por otra parte, debe tomarse en cuenta la capacidad de respuesta y desempeño, desde el sistema de salud, en todos los niveles de atención.

                A su vez, debemos hacer notar que se sigue confirmando la disminución porcentual de casos en el sector salud, que se desacopla con relación al número de contagios del resto de la comunidad. Esta observación podría servir como dato centinela con relación a la efectividad de la vacuna de Pfizer a nivel comunitario.

                El décimo aspecto para destacar es que, en la situación actual y hasta lograr un nivel de vacunación comunitaria completa y en porcentajes elevados, resulta esencial mantener en forma plena las medidas de intervención no farmacológicas, que deben estar acompañadas de una fuerte campaña comunicacional a todo nivel –como habíamos indicado en el documento del 7 de febrero–, incluyendo todos los aportes comunicacionales que incluso puedan provenir del propio Parlamento.

                En undécimo lugar queremos resaltar que desde hace meses se ha confirmado en la literatura científica internacional, a partir de estudios en diferentes países y regiones del mundo –y el GACH ya ha alertado sobre esto–, que la partidización política de la pandemia constituye un factor de riesgo para la covid-19 y, por lo tanto, todas las acciones que promuevan discursos y acciones sinérgicas desde los actores políticos en cuanto a medidas instrumentadas o a instrumentarse desde el Estado y sobre el comportamiento social deben ser fuertemente estimuladas y apoyadas.

                Como punto número doce señalamos que el GACH ya ha anunciado al señor presidente de la república y al equipo de gobierno –y aprovechamos ahora para hacerlo al Parlamento–, que culminaremos nuestra tarea de asesoramiento cuando se completen dos hitos: por un lado, mayor avance del plan de vacunación y por otro, una mejoría de la situación epidemiológica que indique una trayectoria hacia su control.

                Permaneceremos, en todo caso, a las órdenes en nuestras instituciones de residencia y enfocándonos en el futuro en temas de carácter académico sobre lo producido con relación a la epidemia de covid-19 causada por el SARS CoV-2.

                Finalmente, y como punto número trece, queremos decir que, como legados del GACH, tenemos la convicción de que queda el establecimiento, a nivel de la población, de la relevancia del desarrollo de las ciencias en el Uruguay, su aporte al desarrollo profesional, al diseño y a la toma de decisiones de políticas públicas basadas en evidencias.

                Con este resumen, si el señor presidente lo permite, cedo la palabra a los doctores Cohen y Paganini por si tienen algún comentario adicional para realizar.

                Muchas gracias por su atención.

SEÑOR COHEN.- Buenas tardes a todos los presentes.

                Por el momento no tengo nada más para agregar, salvo que el informe del profesor Radi fue elaborado por los coordinadores del GACH en conjunto.

Quedo a disposición para responder las preguntas que los señores senadores quieran hacer.

SEÑOR PAGANINI.- Saludo a los integrantes de la comisión.

                Como decía el profesor Cohen, en este momento no tengo más para agregar, pero quedo a las órdenes para dar respuesta a las inquietudes de los señores senadores.

SEÑOR PRESIDENTE.- En ese caso, vamos a dar paso a que los señores senadores realicen preguntas.

SEÑOR OLESKER.- Buenas tardes a los coordinadores del GACH.

                A nuestra bancada le gustaría formular algunas preguntas.

                En primer lugar, dada la caracterización actual de la situación epidemiológica que hace el GACH, ¿cuáles son las previsiones de corto y mediano plazo –porque luego vamos a preguntar sobre las medidas–, bajo el supuesto de que la política pública en materia de pandemia sea la que es ahora? Me gustaría saber cuáles son las previsiones de corto y mediano plazo sobre la situación epidemiológica en las variables que el Grupo Asesor Científico Honorario entienda como más adecuadas para trasmitirnos. Me refiero, por ejemplo, a la evolución, a los casos nuevos, a la tasa de positividad, a la tasa de vitalidad y a la tasa de mortalidad. En definitiva, me refiero a las que normalmente utilizan, porque seguramente ya tienen alguna evaluación de la perspectiva a corto plazo. Cuando digo corto plazo me refiero a lo que resta de abril y principios de mayo; y cuando digo mediano plazo, aludo al proceso que caracterizó el GACH como una nueva trayectoria de la pandemia.

                En segundo término, el doctor Radi anunció que el equipo dejaría de funcionar como tal de acuerdo con dos circunstancias y la segunda la expresó como una trayectoria que estaría definida hacia el control epidemiológico. Nos gustaría que se profundizara un poco más en cuáles serían las variables que determinarían que la trayectoria o la pendiente de resolución de los casos se encamine hacia su control. Pretendemos tener un poco más de información sobre eso.

                Como dijo el doctor Radi, tenemos claro que las posturas del GACH no solo se expresan en el documento del 7 de febrero, sino que hay una extensa documentación al respecto que nuestra bancada ha leído con mucha atención. Pero está claro que ese documento tiene importancia, porque de alguna manera se está en un viraje de la circulación comunitaria del virus y al mismo tiempo tiene un conjunto amplio de propuestas. Por lo tanto, en tercer lugar, quisiéramos saber cuál es la evaluación que hace el GACH de esas propuestas, no tanto en la discusión cuantitativa –si se cumplió un 70 %, un 80 %, un 10 % o un 20 %–, sino en un concepto global de esas medidas, tanto de las que se tomaron –esta es una pregunta más de simulación contrafáctica– como qué consecuencias podrían haber tenido las que no se tomaron.

                En cuarto término, quisiéramos saber si luego del 7 de febrero y de las medidas planteadas en los últimos tiempos, en base a la trayectoria que ha tenido la pandemia y a la experiencia internacional, se han estudiado otras medidas que consideren adecuadas, tanto en el corto como en el mediano plazo. En particular, me refiero a la medida que explicitaba la necesidad de tomar precauciones sobre las fronteras entre los departamentos y las fronteras secas del Uruguay. Además de las medidas que hayan previsto, ¿qué mecanismos piensan que son más útiles para su implementación?

Quisiera hacer dos preguntas más. Una es si ha habido una evaluación de evitabilidad de la circulación comunitaria del virus y particularmente de los fallecimientos, a partir de otras medidas que se pudieran haber tomado; si es que la hay. Escuché –todos lo hicimos– de varios de sus integrantes que acá la clave es tener el mecanismo causa-efecto o el modelo matemático que liga una medida con su efecto, ceteris paribus, o sea, siendo el resto de las cosas iguales.​  En base a esos modelos, ¿entienden que hay medidas que se podrían haber aplicado para tener efectos positivos, pero que no se tuvieron por no tomar esas medidas?

Finalmente, nos gustaría saber si el Grupo Asesor Científico Honorario ha trabajado –por ejemplo, sabemos que en otros países como Israel y Reino Unido ya se está haciendo– en los efectos en la pospandemia. Me refiero a los efectos sanitarios en salud –también en otras circunstancias, pero específicamente quiero preguntar en salud– que genera la propia pandemia y también al nivel importante de no atención en otras patologías, obviamente no en las urgentes ni las oncológicas, pero sí en una cantidad enorme de patologías.

En particular, queremos saber si hay una evaluación del efecto sobre la salud mental, que consideramos muy importante. En la medida en que hay un plazo relativamente definido para modificar la trayectoria, como planteó el doctor Radi, ¿no sería necesario –esa puede ser una tarea de este grupo con el asesoramiento científico que corresponda– comenzar a pensar en un diseño económico y social, pero sobre todo sanitario de la pospandemia?

Señor presidente: esas son las preguntas que quería trasmitir al Grupo Asesor Científico Honorario.

SEÑOR ANDRADE.- En primer lugar, queremos agradecer al Grupo Asesor Científico Honorario, porque no hay duda de que ha sido un aporte fundamental para atender esta situación dramática. 

En segundo término, coincido en que esta comisión no pretende juzgar las circunstancias de la pandemia, sino que vamos a medir la posibilidad que tenga la comisión de construir acuerdos que permitan atender de la mejor manera lo que queda del escenario. Esa es la primera evaluación: si logra acuerdos, la comisión tendrá resultados para mostrar; si no los logra, hubiera sido lo mismo que la comisión no existiera y la cuestión de la pandemia quedaría en los relatos. 

En ese sentido –tratando de ver si tenemos espacios para potenciar acuerdos– es que queremos consultar sobre algunas de las medidas que el Grupo Asesor Científico Honorario planteó como herramientas para un escenario de este tipo, de transmisión comunitaria de nivel 4, o sea, de mayor dificultad. 

También nos surgen dudas acerca de las posibilidades de su instrumentación, si tienen información sobre los países en los que se ha aplicado y ha dado resultado, y cómo sería desde el punto de vista operativo. En principio, algunas son claramente muy polémicas. Por ejemplo, la restricción de la movilidad de cero a seis horas o la restricción entre departamentos, fundamentalmente pensando en aquellos que tienen mayor nivel de contagios.  El hecho de que ustedes nos puedan ayudar a entender el impacto potencial y la forma de aplicación de esas medidas pueden ser insumos que colaboren en la discusión parlamentaria de este grupo de seguimiento, al dar más claridad y calidad a la información y a la potencial instrumentación. Hay una serie de medidas que se explican solas como, por ejemplo, que los restaurantes funcionen solo con comida hacia afuera, y que se disminuya el transporte público, los eventos sociales y los torneos profesionales.

 Por otro lado, repito, no se trata de juzgar lo que pasó porque todo el mundo lo ha hecho y la opinión política de lo que se hizo hoy no suma; hay que mirar hacia delante con este paquete de medidas que ha propuesto el Grupo Asesor Científico Honorario. Hace poco, en los medios de comunicación, escuché la ponencia sobre  cuáles serían las medidas más potentes o las que más ayudarían pensando claramente en que esto es parte de otras que se juegan en la cancha, con lo que cada uno puede hacer y aportar para disminuir la relación de contagios.

Queremos también hacer otras consultas. Desde el año pasado insistimos –en tanto en cualquier escenario el trabajo y determinadas actividades van a seguir, aunque se planteen mayores restricciones– en una preocupación específica relativa a la población susceptible por comorbilidades y el trabajo, y nos gustaría conocer la opinión del grupo asesor. En cualquier escenario,  incluso en el de mayores restricciones –como puede ser la energía, el transporte y la alimentación–, es esencial proteger a la población susceptible por comorbilidades. El Estado lo exhortó y mayoritariamente lo ha aplicado, pero en lo privado está claro que hoy no tenemos esa circunstancia. Claramente una persona con trasplante, diabetes tipo 1, asma crónica o una mujer que cursa un embarazo, no está hoy en condiciones de elegir si puede o no ir a trabajar. Hemos consultado este tema con los prestadores médicos y tampoco hay claridad sobre la certificación.

                En definitiva, el intercambio con el grupo asesor tiene que ver con incorporar elementos para construir una agenda de la comisión sobre todo de posibles acuerdos, principalmente en cuanto a las medidas que podrían evitar las restricciones y también a cuál es la proyección que tiene el Grupo Asesor Científico Honorario.

                Cuando se consultó sobre la posibilidad de blindar abril se decía que si no se tomaban medidas se podía llegar a tener seiscientos muertos; lamentablemente, el escenario se desbordó en estas primeras semanas de abril. Además de las proyecciones y de las circunstancias de los contagios en estos meses que quedan hasta que exista mayor inmunización –sabiendo que hay escenarios como el de las variantes, que puede complicar más–, qué podemos esperar en este mes y medio hacia el 2022. Porque, además, una parte de la ponderación de las medidas es el impacto que puedan tener para lograr un escenario en el que se reduzcan los daños; y debemos poner estas medidas arriba de la mesa –además todas tienen costo social– porque ello permite el dialogo para construir acuerdos. 

Agradezco en nombre de esta casa y de nuestra bancada el papel que han tenido en contribuir a disminuir el drama por esta pandemia en Uruguay.

SEÑOR BERGARA.- Quiero agradecer a los coordinadores del GACH. Desde el primer día apoyamos e incluso hemos reivindicado que convocar al mundo científico fue un acierto del Gobierno, y por eso los seguimos atendiendo y escuchando con total atención. A través de los coordinadores también queremos agradecer a esos casi sesenta científicos que están trabajando de manera honoraria para ayudar ni más ni menos que en el marco de una pandemia que vive la sociedad uruguaya y el mundo.

                Me sumo a las consultas realizadas por mis colegas de bancada. En particular, haré algunas reflexiones que tal vez no son científicamente correctas –estamos todos aprendiendo un poco de estos procesos–, y nos gustaría que los miembros del GACH nos hicieran comentarios para clarificarnos.

                Teníamos entendido –obviamente, a partir del documento del 7 de febrero– que estaba clara la perspectiva de un empeoramiento y recrudecimiento de la pandemia y, como bien señaló recién el coordinador Radi, todo esto dependía básicamente de las interacciones sociales. Es obvio que podemos tener discusiones políticas en el terreno de que hay un componente de esas interacciones que dependen de las conductas individuales –eso nadie lo niega–, pero existe otro vinculado a los mensajes, a las señales y a las decisiones de política sanitaria, que en general es lo que nos genera más preocupación y hacia donde apunta una de mis primeras consultas. Entendemos que en base a esa necesidad –que creo compartimos–, que se trasuntaba del documento del GACH del 7 de febrero, era imprescindible tomar medidas adicionales en materia de restricción de la movilidad e interacción social.

Nuevamente voy a poner el foco en lo manifestado por el señor senador Andrade. Nos preocupa de acá para adelante porque todavía falta un tiempo para que la trayectoria se revierta; todavía falta un tiempo para que la pandemia empiece a ceder. Lo que pase en ese tiempo nos preocupa mucho, porque  hay contagios, porque hay un sistema de salud que está cerca de la saturación y porque hay muertos que lamentar todos los días.

El señor senador Olesker preguntó qué proyección se podía hacer de todas estas variables –contagios, CTI, fallecimientos, etcétera– en los próximos dos meses –por poner un horizonte– si no se adoptaran otras medidas, es decir, si la política sanitaria siguiera siendo la que es hoy.

Me gustaría también saber si de parte de los integrantes del GACH se ha hecho alguna reflexión en el marco de las líneas de acción propuestas en febrero por el propio grupo asesor. Si se tomaran algunas de estas medidas por un tiempo acotado –todos hemos entendido que para tener impacto sobre la circulación comunitaria del virus se puede hacer con medidas un poco más drásticas por lapsos de tres o cuatro semanas–, ¿se puede prever alguna estimación de cómo cambiarían esas variables de contagios, fallecimientos e ingresos a CTI en los próximos dos meses?

Tenemos entendido –en todo caso me corregirán– que existen experiencias a nivel internacional que han sido exitosas en la materia. Obviamente, hoy está sobre la mesa el caso de Israel, que tuvo cortes drásticos en la movilidad durante un tiempo y ha tenido un cambio muy importante en la situación epidemiológica. Por supuesto que todo esto está basado en que estamos en un proceso de vacunación y que lo que da el horizonte para trabajar es que la vacunación sea efectiva y tenga impactos positivos en este mapa. Israel fue de los países que vacunó en una mayor proporción a su población y, si se quiere, esa es la principal causa de la reversión de la situación. No obstante, también entendemos que las medidas que tomó de manera más drástica para restringir la interacción social cumplieron un rol muy importante. Digo esto porque otros países que han avanzado también mucho en la vacunación de su población, como el caso de Chile, aún no están teniendo esos resultados. En la medida en que no lograron reducir la movilidad social y las tasas de contagio siguen siendo muy altas, el efecto de la vacuna parece ser más débil o al menos más tardío. Por lo tanto, el hecho de tomar decisiones que mejoren la situación antes de que la vacunación produzca impactos va a ser algo también positivo porque los efectos de la vacunación serán más rápidos, potentes y la reversión de la trayectoria de la pandemia en el país se dará antes de lo previsto. A lo que voy es a que debemos focalizarnos hacia adelante; reitero: de abril a junio o a julio, no sabemos. Lo que sí nos da una pauta son las experiencias internacionales que han tenido lugar en otros lugares como, por ejemplo, Singapur, Corea o la costa atlántica de Canadá, donde disminuciones importantes de la interacción social han mejorado la situación y eso ha potenciado el efecto del proceso de vacunación que, evidentemente, todos estamos esperanzados en que tenga un efecto lo antes posible. 

                Quiero mirar para adelante, pero con actividad. El señor senador Andrade bien decía que esta comisión está para eso, para poner sobre la mesa medidas posibles, poder evaluarlas en lo sanitario, en lo económico y, también, en los posibles impactos en materia de contagios, del sistema de salud, de fallecimientos y en la efectividad que la vacunación va a tener más adelante, cuando una proporción más amplia de la población  esté inoculada con las dos dosis. Reitero que la experiencia internacional parece mostrar que, si logramos bajar esto antes con otras medidas, la vacunación va a ser mucho más efectiva, potente y rápida.

                Gracias.

SEÑORA SANGUINETTI.- Agradecemos la comparecencia de la delegación y el trabajo tan comprometido, relevante y necesario durante todo el año que han realizado los integrantes del GACH.

                Tengo dos preguntas puntuales. La primera es si han constatado diferencias en el nivel de contagios de niños en edades iniciales que concurren a los CAIF y a jardines con respecto a los que ya están a nivel de Enseñanza Primaria.

                La segunda tiene que ver con las mujeres embarazadas que están cursando la covid. Me gustaría saber si tienen alguna observación o recomendación específica para esa población.

Muchas gracias. 

SEÑOR ANDRADE.-  Voy a  hacer una consulta que me quedó pendiente.

                Un tema en el que desde el año pasado venimos insistiendo a nivel de la Conassat  –y me gustaría saber si el GACH tiene algún estudio específico– es que parte de los problemas para enfrentar la circunstancia actual que estamos viviendo tiene que ver con que la elaboración de los protocolos en los lugares de trabajo es despareja. Quiero aclarar que es una realidad preexistente a la covid. En realidad, las normas de salud y seguridad en el trabajo muchas veces dependen más de la capacidad de negociación de los colectivos sociales que de una mirada integral. Esto se expresa en los más de veinte protocolos existentes y que tienen diferencias sustantivas: hay sectores que son muy rigurosos con los factores de riesgo y tienen mucha profundidad en su cumplimiento y otros que se agotan en recomendaciones. Dado que los datos de la Inspección General del Trabajo y de la Seguridad Social con respecto a los incumplimientos son importantes, quisiera saber si tienen en vista alguna recomendación para intentar  unificar con rigurosidad los protocolos, la fiscalización, las sanciones y las campañas de sensibilización que ubiquen componentes que garanticen la perspectiva de trabajo seguro.

                Gracias.

SEÑOR SÁNCHEZ.- Quiero sumarme a la bienvenida y al agradecimiento a los coordinadores del GACH por su comparecencia ante la comisión. 

                Es unánime lo que se ha expresado desde el sistema político con respecto al respaldo del trabajo que vienen realizando los sesenta científicos nacionales, así como también lo importante que es para nuestro país y para el conjunto de la población que estén colaborando en el tratamiento de la pandemia, lo que nos genera garantías a todos. 

                Se han realizado muchas preguntas, pero simplemente quiero puntualizar alguna que me parece relevante para el trabajo futuro de esta comisión, que es a lo que todos queremos abocarnos. 

                El GACH, en su informe del 7 de febrero, hacía una serie de recomendaciones en cuanto a medidas a tomar, al distanciamiento físico y, dentro de ese conjunto de medidas, colocaban en dos hipótesis la severidad de la restricción: en la del crecimiento o estabilidad desde el TC3 o el crecimiento no controlado del TC3 hacia el TC4, que son las escalas que se han marcado a partir de estándares internacionales.

                El 16 de marzo hubo una nueva comunicación del GACH y me interesa mucho  concentrarnos en el punto 8, en el que se establece: «En el momento epidemiológico actual y dados los mecanismos de trasmisión del virus, resulta esencial tomar un conjunto de medidas que apunten a la disminución sustancial del número y duración de los contactos entre las personas».

                Con esto quiero decir que, además de las recomendaciones del 7 de febrero, que era un conjunto de medidas, quizás ustedes pudieron pensar en otras medidas en función de la situación que hoy estamos atravesando.

                Hay un tema muy relevante que me parece importante mencionar y que siempre ha estado planteado en los informes del GACH. Me refiero a la existencia de algunas medidas –imagino que en algunas áreas existen elementos para determinarlas– que restringen más la movilidad que otras, es decir, medidas que pueden ser más efectivas en términos de sectores de actividad que movilizan a mayor cantidad de personas o no. Me parece interesante saber si en estos días hay nuevas medidas desde ese punto de vista o si se piensa en alguna nueva en particular. Digo esto porque el psiquiatra Ricardo Bernardi, que integra, dentro del GACH, el Observatorio Socioeconómico y Comportamental, habló entre otras cosas del concepto de miedo útil y de medidas de restricción por sectores de actividad que tienen costos menores y un impacto más grande en la movilidad. Me gustaría que profundizaran en esa distinción. Hay un conjunto de medidas a tomar y algunas tienen un impacto mucho más grande en la movilidad e, incluso, hasta puede ser oportuno que las mencionen para concentrarnos en ellas.

                Otro de los puntos importantes a considerar es el que tiene que ver con la situación educativa. De hecho, hay asociaciones de padres y personas que están muy preocupadas al respecto. En los informes del GACH que hemos visto, como el del 7 de febrero, se mencionó que, en caso de estar ante un crecimiento no controlado del nivel TC3 hacia el TC4, había que mantener las clases presenciales en educación inicial y primaria, suspender las clases presenciales en educación no formal y considerar la suspensión en educación secundaria. En contexto de trasmisión intensa y capacidad de respuesta seriamente comprometida, considerar la suspensión de las clases en educación inicial y primaria en períodos de corta duración. Esta era la recomendación del GACH.

No aspiro a discutir sobre la medida de haber suspendido la presencialidad ni aspiro a que nos respondan sobre el tema, pero me gustaría saber si tienen algún grado de simulación acerca del escenario en función de las proyecciones que puedan tener – ustedes decían recién que estamos en un pico y habría que esperar a ver si, efectivamente, se evidencia una disminución de casos– en el que podríamos retornar a las clases presenciales y al sistema educativo seguro, por lo menos por partes, particularmente por lo que planteaban ustedes en el mes de febrero. Considero relevante tener escenarios de simulación hacia el futuro para ver esa situación.

                Por último, el informe del GACH del 16 de marzo, en el punto 11, planteaba: «Es crítico resaltar que, pese a haberse iniciado el plan de vacunación, es esencial mantener por varios meses más el conjunto de medidas de intervención no farmacológicas existentes (tapabocas, distanciamiento físico sostenido, higiene de manos, ventilación de ambientes) y, en particular, disminuir muy significativamente contactos, interacciones, mantener “burbujas sociales” pequeñas y sin mezclar, evitar reuniones con no convivientes, y no asistir a eventos sociales, todo lo cual está contenido e indicado en el documento de referencia del 7 de febrero de 2021 para un escenario epidemiológico como el actual».

                En virtud de que el sistema de vacunación viene avanzando, una vez que lleguemos al 70 % de la población –no sé si ya se ha estimado, según el proceso de vacunación actual, en qué mes estaríamos llegando a ese porcentaje–, ¿cuánto tiempo más deberíamos mantener las recomendaciones del punto 11? Considero importante tener algún elemento en ese sentido porque uno tiende a pensar que, una vez que lleguemos al 70 % de inmunización de la población, podemos empezar a pensar en cómo ir desmontando las medidas de distanciamiento.

                Muchas gracias.

SEÑOR MAHÍA.- En primer lugar, al igual que mis colegas, saludo y agradezco el trabajo realizado por los científicos. Creo que marca un hito en la forma de abordaje de este tipo de problemas que también contó con el apoyo de todo el sistema político a la decisión tomada y a la contribución que están haciendo –y seguramente van a seguir haciendo por un tiempo– al país en el campo en el que ustedes se han formado.

Voy a hacer dos preguntas. La primera refiere a la proyección de la situación de la pandemia, tomando en cuenta el grado de movilidad de hoy y la proyección de la vacunación. Es decir, quisiera saber cuál es el escenario que se puede prever tanto en el número de contagios como de fallecidos, en función de la vacunación y del estado actual de la situación teniendo en cuenta las decisiones de políticas públicas en materia de movilidad.

                La segunda pregunta –parcialmente se adelantó el señor senador Sánchez y lo celebro– tiene que ver con el tema educativo. No voy a preguntar sobre lo mismo, sino que voy a complementarla. ¿Qué quiero decir con esto? Dentro de las medidas que se pronunciaron en febrero se indicaban recomendaciones a este respecto. Días posteriores a la presencia de las autoridades de la educación, se señalaba la necesidad de contar con alrededor de quinientos locales para lograr ese objetivo, es decir, la mayor cantidad de espacio físico para alcanzar una educación pública presencial en las mejores condiciones. La pregunta va dirigida a lo que pasará en adelante. Por un lado, se da la circunstancia que se tuvo que volver a la virtualidad –cuestión que por el grado de difusión del virus era natural que pasara–, pero al mismo tiempo el país tiene la necesidad de volver a la presencialidad. Entonces, si consideramos la educación como un aspecto prioritario –como siempre se dijo–, ¿la situación se mantiene desde el punto de vista de su diagnóstico? ¿Hay algún tipo de seguimiento en la materia? Formulo esta interrogante porque a nosotros esto nos va a llevar a buscar respuestas de los actores de las políticas públicas –en este caso de la educación– con respecto a estas recomendaciones que se señalaron en febrero y que hoy, en un contexto de mayor cantidad de contagios y de fallecidos, entendemos que debemos plantearlo nuevamente.

                Gracias, señor presidente.

SEÑOR RADI.- Agradecemos al señor presidente y a los demás senadores que nos han planteado preguntas, de las que hemos tomado nota y vamos a ver cómo podemos ir cubriendo por lo menos algunas de ellas.

Rápidamente voy a ceder la palabra al doctor Fernando Paganini para que haga algunas consideraciones con relación a las proyecciones que fueron solicitadas, pero antes quiero plantear, desde el punto de vista general y conceptual, que seguimos en una zona de absoluta incertidumbre. Todas las proyecciones que podamos hacer generan hipótesis de trabajo para refinar la calidad de las decisiones, pero este es un problema multidimensional con determinantes de trasmisión que son múltiples, por lo que es muy difícil realizar proyecciones. A nivel mundial se han hecho esfuerzos inmensos donde se han segmentado decenas, decenas y decenas de intervenciones y medidas tratando de ver cuál es el peso relativo, y realmente es algo extremadamente dificultoso porque acá se trata de una cadena de trasmisión. Entonces, cuando se trabaja a nivel de una cadena de trasmisión, si se corta solo un eslabón, no necesariamente se corta la cadena porque tiene múltiples baipases alternativos. También hay que considerar que hay un porcentaje muy elevado de contagios que se da en el ámbito familiar, lo que hace que la situación sea muy difícil. Acá, prácticamente uno tiene que trabajar sobre principios generales, balanceando los pros y los contras en lo que es covid y no covid y, en función de eso, tomar decisiones e ir midiendo empíricamente –con un rezago de dos a tres semanas– cómo está yendo el curso de la epidemia. Es decir, esto no es una ciencia exacta, es epidemiología. Se toman medidas de salud pública y de comportamiento, y cada país en cada contexto tiene que ir midiendo cómo le va con ellas. No es algo que pueda dar el éxito en forma asegurada, aunque sí es notorio que cuando se toman en tándem un conjunto de medidas que tienden a bloquear la trasmisión, los números empiezan a mejorar después de algunas semanas. Me refiero a los números con relación a la epidemia de covid-19, pero pueden agravarse otros aspectos, y ese es el juego de los balances y contrabalances.

                Entonces, en ese escenario de incertidumbre es que Fernando Paganini va a poder presentar alguna de las proyecciones. Como buena noticia, reitero algo que quizás quedó un poco oculto detrás de la exposición que hice al principio y es que ese desacople que se está dando en el porcentaje de casos infectados en el personal de la salud versus la población general, estaría indicando ya el comienzo del efecto de por lo menos una de las vacunas, la de Pfizer, que se dio en alrededor de un 20 % del total de la población vacunada. Por lo tanto, todavía no estamos esperando un efecto comunitario potente, pero sí podemos presumir que el dato nos sirve como centinela para predecir lo que le va a pasar en las próximas semanas a aquellos que han sido inoculados con la vacuna de Pfizer. También debo decir que quince o veinte días después de la primera dosis se empiezan a observar efectos de atenuación de los casos graves, las internaciones y los fallecimientos.

                Entonces, con esta presentación de carácter general y en esta incertidumbre sobre la que tendremos que trabajar en las próximas semanas, me permito ceder el uso de la palabra a Fernando Paganini.

SEÑOR PAGANINI.- Voy a tratar de organizarme en torno al conjunto de preguntas grandes que nos hicieron, porque no tengo experiencia improvisatoria.

                Para empezar y tomando un poco lo que decía el doctor Radi recién, efectivamente el panorama siempre fue –desde el principio– de gran incertidumbre, y todos nosotros hemos estado aprendiendo sobre la marcha qué cosas predicen y qué cosas no. En particular, si nos remontamos al año pasado, en momentos de relativa tranquilidad con la epidemia, podemos decir que era más difícil predecir todavía, porque los brotes eran más aleatorios. Felizmente se controlaban y entonces aparecían predicciones dramáticas que después no terminaban consumándose.

                Lamentablemente, cuando los números son más grandes las predicciones empiezan a ser más consistentes. Eso es lo que nos pasó, primero en diciembre, y más recientemente en esta ola que estamos viendo ahora. Uno de los parámetros que ha sido mencionado y que se sigue con mucho detalle es este famoso R, número de reproducción de la epidemia. Si es mayor que 1, indica que la epidemia va a crecer exponencialmente y, de hecho, una cosa que hemos aprendido es que no tiene por qué ser mucho mayor que 1 para generar un impacto bastante dramático. De hecho, los valores que vimos en Uruguay en diciembre fueron del orden del 1,2 –no mucho más– y produjo el crecimiento rápido que vimos. Después, a fines de enero se logró controlar y bajar el valor R a menos de 1 y se redujeron por un tiempo los casos. Nuevamente, a partir de marzo, se retomó el R mayor que 1 y en la segunda quincena de marzo tuvimos otra vez esta fase de 1,2, que arrancaba en un nivel más alto y condujo a los picos de casos que hemos visto en estos tiempos. Entonces, es un parámetro muy sensible, porque es la base del exponente.

Sobre ese parámetro uno piensa que actúan todas las medidas que se tomen. Lo que pasa es que todas juntas se pueden resumir en un factor y «todas» incluye desde la medida que puede tomar individualmente un ciudadano para protegerse, siguiendo las directivas o, incluso, estimulado por el temor que pueda sentir –que también es variable en el tiempo–, hasta las medidas restrictivas que vienen del lado del Gobierno. Entonces, es en ese combo que se determina el comportamiento y nosotros no tenemos fácilmente herramientas para deslindar contribuciones al R de uno y otro factor. Es más, uno tiene la impresión –pero esto es cualitativo– de que cuando se acompañan exhortaciones al cuidado con medidas más compulsivas se trasmite el mensaje con cierta fuerza de que el problema es grave y la población responde en consecuencia, pero cuantificar esas decisiones resulta muy difícil.

También resulta difícil hacer extrapolaciones de un país a otro. Nosotros hemos mirado mucho la experiencia internacional y hemos tratado de hacer comparaciones, pero es notorio que desde hace un año aproximadamente, con el brote inicial de casos, con medidas no del todo compulsivas en Uruguay se logra controlar la epidemia, cosa que otros países en situaciones similares no lograron, tal vez por la densidad de población o por otros factores. Países mucho mayores que el nuestro en escala, como Brasil o  Argentina, tal vez no tengan el mismo comportamiento que nosotros.

El informe del 7 de febrero fue en base al trabajo de  unos colegas que relevaron experiencia internacional y la normativa de la OMS, para expresar el conjunto de medidas que considerábamos que estaban en el menú o a disposición de las autoridades, y que habían demostrado algún grado de éxito al ser aplicadas en distintos lugares, pero una vez más sin tener una especie de distinción de cuánto paga cada una, como nos gustaría tener y como escuchaba que los distintos señores senadores preguntaban. Entonces, el mensaje del 7 de febrero, como fue señalado, se hizo en contingencia con la evolución y, si por ejemplo en marzo  –o cuando fuera– los casos retomaban un crecimiento grande, ese iba a ser el momento de considerar esas medidas. Como ya se dijo, el 16 de marzo concluimos públicamente que ya estaba dado el escenario para aplicar algunas de esas medidas, o un paquete, que en su mayor parte terminó de consumarse el 23 de marzo. ¿Qué ha pasado, entonces? El índice de reproducción de la epidemia, que estaba en 1,2 a fines de marzo. ha ido retrocediendo como dijo el doctor Radi. Llegó a 1 hace unos días y ahora aparentemente estamos en niveles por debajo de 1, aproximadamente 0,95, lo que indica cierto retroceso de los casos. Ahora bien, explicar las causas de ese efecto es difícil. El tema de la movilidad se ha usado como comodín para resumir todo el panorama de conectividad de la gente para generar contagios. No ha sido sencillo encontrar correlaciones, pero recientemente algunas colegas han tenido éxito en correlacionar un cierto indicador de movilidad basado en las mediciones de Google. La movilidad es una palabra a veces engañosa. Para medir cuántas personas están en sus hogares o cuántas están en el trabajo o en medios de transporte, con una combinación peculiar de esos parámetros se han hecho algunas proyecciones que se relacionan fuertemente con el R, 17 días después. Eso quiere decir que las medidas que se toman hoy, como cambiar la actitud, probablemente tengan impacto con bastante rezago. En ese sentido, la bajada del R que hemos visto de 1,2 hasta por debajo de 1 en las últimas dos o tres semanas, es consistente con que las medidas que se tomaron y la percepción ciudadana de ir acompañando parecen haber tenido un efecto. Incluso, la parada de Semana de Turismo, en ese intervalo, por lo menos en la parte laboral, también puede haber sumado un poco en ese sentido. Si miramos esa correlación todavía le quedaría un poco de paño al R para bajar una semana más o menos, pero después empieza a jugarse el tema de cómo se instala la situación después de Semana de Turismo y el nivel de actividad que tenemos hoy, que es relativamente estable e inferior al de marzo, por suerte, lo que indicaría que algunas medidas tomadas como cerrar las escuelas tienen un efecto en la reducción de la movilidad  y, por lo tanto, se esperaría que continuaran bajando los casos, al tiempo que se empieza a apostar cada vez más al impacto de la vacunación. Justamente, evaluar la cadencia de la vacunación con las medidas es difícil. Lo que podría hacerse, como dijo el señor senador Olesker, es ceteris paribus y si los demás se mantienen quietos, se ve qué impacto tendrían las vacunas, pero ahí habría que tomar en consideración la cadencia en el tiempo de la vacunación, los intervalos entre dosis, la segunda dosis y la efectividad de la inoculación con las vacunas de Sinovac y de Pfizer, y demás.

Tenemos a gente del grupo estudiando esas cosas, pero no tengo un resultado para comunicar. Así que digo que nuestra proyección actual es que lo que se logró de frenazo hasta ahora es principalmente debido todavía a la reducción de movilidad que tuvimos en las últimas semanas más que a un efecto importante de la vacunación. En los informes de febrero y en algunas otras apariciones públicas, nosotros avisamos que, justamente, el impacto de la vacunación en el corto plazo era limitado.

                Algunos signos alentadores hay. El doctor Radi se refirió al personal de la salud como población centinela para detectar los efectos de la inoculación con la vacuna de Pfizer. Estamos viendo, pero todavía no tenemos evaluado que, por ejemplo, algunos departamentos en que hemos vacunado fuertemente –como Durazno– parecen tener una reducción mayor de casos que otros.

                Un comentario que quería hacer es acerca de cómo impacta la vacunación en R; es importante este dato. La forma de entenderlo es decir simplemente que si uno reduce en una fracción la población susceptible y, para simplificar, suponemos que tenemos la mitad de la población inmunizada –que no quiere decir lo mismo que vacunada–, entonces, de los potenciales contagios que da un cierto nivel de movilidad, la mitad no serían exitosos y, por lo tanto, en principio el R de la epidemia baja a la mitad. Que baje a la mitad en los números que hemos manejado es, sin duda, un efecto muy importante y seguramente conduciría a un descenso rápido de casos cuando se llegue a tener la mitad de la población inmunizada.

Lo de cerca del 70 % para lograr la inmunidad de rebaño más bien refiere a cuánta gente sería necesario vacunar para que, con vida totalmente normal, uno pudiera contener la epidemia. En varios documentos –y creo que es el consenso– hablamos de que en el corto plazo no hay que volver a la vida normal y que hay que continuar con el tema del tapaboca, del distanciamiento y de los protocolos sanitarios, y esperar a que por efecto de la vacunación baje el número de casos.

El cruce exacto de esos procesos en el tiempo, en el escenario de uno o dos meses, no es fácil de contestar aquí y diría, simplemente como un mensaje, que sería bueno que no toquemos nada, por lo menos, de lo no farmacológico, hasta ver un afloje en otros indicadores, sobre todo en los más graves, como número de fallecidos y personas en CTI, que están llegando a una meseta. Están llegando un poquito después que en otros casos –eso es normal–, pero esta es una meseta bastante indeseable en el sentido de que, como sabemos bien, es un número muy grande de fallecidos y los CTI están en una situación complicada.

                Entonces, habría que aspirar a una baja en la próxima semana, que creo que va a ocurrir. Lo que hagamos ahora más bien impactaría en mayo ya que abril está un poco jugado. Me refiero a que habría que esperar una baja para aliviar a todos estos sectores y ahí recién podremos aspirar a que la vacuna empiece a hacer el trabajo.

 Perdón si fui muy entreverado. Por ahora es lo quería decir, pero puedo retomar el uso de la palabra más tarde si hace falta.

SEÑOR RADI.- Solicitaría, si está de acuerdo, señor presidente, que el doctor Cohen hiciera algunos comentarios con relación a ciertas áreas que directamente lo involucran dentro del GACH.

SEÑOR COHEN.- Con mucho gusto.

                Voy a tomar unos minutos de su atención para referirme a una de las preguntas del señor senador Olesker sobre los efectos pospandemia.

Este es un tema en el que hemos estado trabajando fuertemente en un grupo liderado por el académico Hamlet Suárez, con la participación de los profesores Roberto Valiñas, Oscar Noboa, José Arcos, Ricardo Bernardi, Gabriela Píriz y Alberto Sosa.

Este grupo nos enseña que es bueno separar los efectos pospandemia en dos grupos: uno sería el de las consecuencias generadas por las restricciones asistenciales en la patología de enfermedades no transmisibles y que llamamos «efecto no covid»; el segundo sería el de la producción de lesiones que se instalen en distintos órganos y que desarrollan enfermedades de curso crónico con impacto funcional, que están en plena evaluación y le llamamos «efectos poscovid».

                Empezaremos por estos últimos porque son más breves los conocimientos que tenemos.

Los efectos poscovid constituyen un síndrome –o sea, un conjunto de síntomas y signos– que agrupa, por ejemplo, dolores de cabeza tipo migraña, fatiga, falta de fuerza, depresión psíquica, síntomas sensoriales e insomnio. Es un cuadro que se observa fundamentalmente en quienes tuvieron covid con síntomas y no es exclusivamente una situación poscovid, sino que también se puede ver luego de otras enfermedades infecciosas. Quizá el más conocido es el llamado neumonitis crónica poscovid. Los neumólogos, como el profesor Arcos, comienzan a definir su condición anatomopatológica y ya empiezan a encontrar un sustrato de la enfermedad. También hay déficit funcional definitivo a nivel pulmonar. Probablemente tenga relación muy específica con el propio virus SARS-CoV-2. 

Asimismo, podemos mencionar la fibrosis pulmonar que se vincula a alteraciones trombóticas. Por lo que se conoce hasta ahora, el curso podría estar vinculado a la cronicidad y a la insuficiencia respiratoria de diferente grado. A su vez hay síntomas neurológicos. Y ya se empiezan a conocer lesiones en la etapa aguda; hay estudios de autopsias que así lo demuestran y el tiempo nos arrojará más luz. 

El problema o la restricción que tenemos con toda esta información es que el período de observación recién alcanza el primer año, por lo que para este tipo de estudios científicos debemos tener mucha cautela en las conclusiones que aún no podemos sacar. 

En cuanto a los efectos no covid, la bibliografía internacional relevada demuestra índices preocupantes a mediano y largo plazo por la demora en el diagnóstico de patologías no vinculadas directamente a dicha enfermedad. 

El rango de complicaciones vinculadas a la disminución de la consulta médica va desde el aumento de miopía en niños durante la cuarentena por el uso prolongado de la pantalla de la computadora, complicaciones en el manejo de la diabetes tipo 1 en niños y adultos y complicaciones cardiovasculares severas no habituales por la tardanza en realizar la consulta, hasta atrasos en pacientes oncológicos y también en los programas de diagnóstico precoz de diferentes enfermedades. 

En este momento tenemos para trasmitirles algunos datos puntuales de nuestro propio país. Se estima que hay entre 45.000 y 50.000 pacientes con indicación quirúrgica que han sido postergados. Estamos evaluando el impacto sobre la salud mental, como antes preguntaban. Lo sabemos y lo estamos evaluando, sobre todo en pacientes ancianos institucionalizados, y estamos trabajando en conjunto con las diferentes sociedades de psicología y también de psiquiatría. 

Hay una disminución clarísima en los programas de screening, estimados globalmente en un rango del 20 % al 25 %, si lo comparamos con el año 2019. Eso se ve en los screening de diagnóstico precoz de cáncer uterino, donde hay una disminución de alrededor del 22 % de la cantidad de paps realizados con respecto a 2019. Igual sucede con los screening  de cardiología y de cáncer de mama. Durante el 2019 se hicieron unos 8000 estudios y ahora hay una reducción bastante importante. En cuanto al screening digestivo podemos decir que la cantidad de colonoscopías que estamos haciendo quizás sea entre un 20 % y un 25 %  menor, en lo que se refiere al diagnóstico precoz de cáncer de colon.  Además, en los programas de trasplantes de órganos sólidos globalmente se vio una disminución del 20 %.

Una especialidad que está sufriendo progresivamente este problema es la nefrología. Al respecto hay un estudio muy bueno comunicado por su respectiva sociedad que muestra el descenso en el ingreso de nuevos pacientes al Programa de Salud Renal. También hay un decremento de 19 % en el número de controles clínicos de estos pacientes que ya estaban en el programa y también hay una disminución de las biopsias renales realizadas.

En cuanto al adulto mayor, tema de gran preocupación, hay un impacto heterogéneo vinculado a su estado general, su entorno familiar y su vida en residencias, donde se ha incluido el nivel de calidad asistencial, sin dejar de preocuparnos por eventuales situaciones de abuso.  

A efectos de dar un minirresumen sobre el tema que nos preguntaban, el impacto a mediano y largo plazo de la demora y no asistencia de patologías o enfermedades no covid empieza a visualizarse en forma significativa. Dada la situación de un proceso prolongado en el tiempo, se debe estimular la consulta ante cualquier síntoma, dejando al médico el rol de establecer la presencialidad o virtualidad del proceso asistencial. Esto no puede quedar en manos de las instituciones o de su personal administrativo. También se deben generar mensajes de confianza y estimular la seguridad y protección de las consultas, establecido en las instituciones de asistencia médica tanto públicas como privadas. Finalmente, la aparición de un síndrome poscovid hoy parece indudable y el sistema de salud debe tenerlo en cuenta, mientras los científicos siguen caracterizándolo mejor.

                Esto era cuanto quería expresar con respecto a las preguntas realizadas por el senador Olesker.

                También quería hacer referencia a algunas de las preguntas efectuadas por el senador Sánchez. Consultó cuáles serían las condiciones para retomar la educación y nosotros creemos que son el avance de la vacunación en la población en general, así como también del personal que trabaja en la educación, y la disminución de casos a nivel general para que nuestros niños, nuestros maestros, nuestros profesores y todo el personal que allí trabaja se sienta más seguro.

 Hay otra pregunta que refiere a mi campo de acción que tiene que ver con las intervenciones no farmacológicas. El senador preguntaba hasta cuándo sería. Esta es una excelente pregunta porque nosotros no nos hemos cansado –ni lo haremos– de repetir la importancia de las medidas no farmacológicas; de hecho, los estudios que ha realizado el GACH con el equipo correspondiente que analiza el comportamiento y la percepción de riesgo de los ciudadanos uruguayos han aportado mucho. Los seguirán haciendo, porque realizan estudios comparativos cada tres semanas y nosotros los recibimos para estudiarlos. Quiere decir que tenemos que insistir y –si me permiten el atrevimiento– ustedes tienen una palabra muy importante, que es seguida por todos los uruguayos, para ayudar a insistir en este tema.

Respecto a la pregunta ¿Hasta cuándo?, podemos ver lo que está sucediendo en Israel. Como dijo el doctor Paganini no se precisa llegar a la inmunidad de rebaño para empezar a disminuir las medidas no farmacológicas. Israel, con poco menos del 60 % de ciudadanos vacunados, ha disminuido francamente los casos, a pesar de que si uno analiza la película de la pandemia –como dice el profesor Radi– verá que no le ha ido tan bien porque ha tenido el doble de casos que Uruguay por cantidad de habitantes y un 30 % más de mortalidad. Sin embargo, con la aplicación correcta de este plan de vacunación, Israel da un ejemplo a todo el mundo porque ha podido disminuir los casos, llegando a cifras que permiten abandonar el uso de las máscaras en la vía pública y volver a las clases en forma presencial después de varios meses. Asimismo, hay documentación de los CDC –Centers for Disease Control and Prevention, es decir, los  Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades– de Estados Unidos, que hacen recomendaciones sobre situaciones de la vida habitual que, de alguna manera, permiten ir disminuyendo las intervenciones no farmacológicas.

Gracias.

SEÑOR RADI.- Gracias señor presidente y profesores Cohen y Paganini.

                Haré algunos comentarios, dado que las preguntas realizadas fueron variadas. Algunas de mis intervenciones tratarán necesariamente sobre temas variados, pero voy a intentar conectarlos todo lo posible y cubrir la mayor parte de territorio que se pueda con el tiempo que nos queda.

                Con relación a las trayectorias posibles y a la pregunta realizada por el senador Olesker, nosotros nos imaginamos una trayectoria en la que dentro de los próximos meses, quizás dentro de los dos próximos meses, comencemos a ver, en primer lugar, una reducción sostenida de ingreso de pacientes graves al sistema de salud, con una disminución de los casos graves y de los fallecidos; en segundo término, una disminución de los casos en general; y, en tercer lugar, un avance hacia una zona de control epidemiológico que nos acerque a lo que nosotros denominamos «estrategia Tetris» –test, trace and isolate, o testear, rastrear y aislar– y con las capacidades que tiene Uruguay en el día de hoy estaríamos pensando en el entorno de unos doscientos casos por día. Esa sería la zona en la que el país retomaría el control epidemiológico en términos de poder detectar rápidamente brotes, hacer el rastreo de contactos, cuarentenar a las personas infectadas y apagar dichos brotes, como fue todo el período vivido hasta fines de noviembre. Entonces, la secuencia de esa trayectoria es: primero, disminución de ingresos en el CTI y fallecidos, o sea casos graves; segundo, disminución sostenida de los casos totales pasando por las distintas franjas, del nivel TC4 a TC3, TC2 y TC1; tercero, salida de la trasmisión comunitaria; y, una vez que hayamos salido de la trasmisión comunitaria, vamos a pasar a un escenario de brotes esporádicos. Sobre esto me quiero detener un momento.

Hoy estamos en el nivel TC4; tenemos cuatro escalones para bajar antes de llegar a la zona de brotes esporádicos y seguidos a través de la estrategia Tetris, que para Uruguay fue tan exitosa durante tantos meses.

Cuando se habla de inmunidad de rebaño, debemos decir que es un objetivo para seguir, pero tenemos que ser prudentes, porque es difícil sellar en forma permanente la trasmisión comunitaria. Cuando tenemos un problema pandémico mundial, permanentemente va a haber ingresos de nuevas variantes y de nuevas personas enfermas que, a su vez, pueden enfermar a compatriotas que no estén vacunados o que la vacunación no sea tan potente hacia eventuales nuevas variantes que puedan aparecer en el segundo semestre del 2021 o 2022.

Entonces, como dijo el profesor Henry Cohen, creo que con el avance del proceso de vacunación, cuando lleguemos a una zona de 45 % a 50 % de personas totalmente vacunadas –definido como quince días después de la segunda dosis–, vamos a entrar en una zona de mucho mayor control de la epidemia y, quizás, tengamos que pensar un futuro de mediano plazo en el que convivamos con una situación biológica –que nosotros denominamos como endemoepidémica– con una circulación comunitaria de base que cada tanto dará brotes, a los que el sistema sanitario tendrá que identificar y apagar. Creo que ese es un escenario mucho más real que pensar uno de llave en el que, llegado el 70 %, mágicamente se cierra y se termina la trasmisión viral.

Reitero, además, que tenemos un problema regional gigante en la frontera con Brasil y con Argentina; es decir, hoy las ondas epidemiológicas de la región latinoamericana son sincrónicas, sube Chile, sube Brasil, sube Uruguay, sube Argentina; todas suben a la vez. Los descensos pueden darse o no en forma paralela, porque Uruguay va a tener un nivel de vacunación mucho más alto, pero estaremos permanentemente desafiados por la circulación viral de nuestros países vecinos y con lo que implicará reanalizar todo lo que es la política de frontera. Con esto estoy contestando en forma muy breve al senador Olesker, sin entrar en mayor detalle por un tema de tiempo. Pero ese es un desafío que va mucho más allá de llegar al 70 %.

                Con relación a esas trayectorias, hay que recordar que las determinantes de trasmisión pueden ir en sentidos opuestos en las próximas semanas. Es decir, el aumento de la inmunización va a disminuir la posibilidad de nuevos contagios, pero un relajamiento de las medidas y un aumento de las interacciones sociales va a aumentar esa posibilidad. Estos son dos vectores que van en direcciones contrapuestas y, de hecho, en Estados Unidos se ha experimentado un enlentecimiento y un stop del proceso de descenso. En algunos estados –notoriamente en el de Michigan– se ha dado un resurgimiento importante de la epidemia a partir de una gran relajación de las medidas de intervención no farmacológicas.

Por lo tanto, es esperable una situación de mediano plazo en la que pueda haber, en ese proceso de descenso, períodos transitorios de interrupción, inclusive de nuevos aumentos, antes de lograr el control epidemiológico total.

En ese sentido, la variante de preocupación –la P1–, que progresivamente va siendo la que predomina en el territorio nacional, tiene un nivel de contagiosidad más alto que las variables preexistentes; no necesariamente genera más impacto sobre cada individuo o sobre la población, pero el hecho de que haya más infectados por mayor número de contagios termina empeorando notoriamente los números.

Hoy no tenemos evidencia de que esa variante haya generado un aumento desproporcionado de jóvenes enfermos. Hay más jóvenes enfermos porque hay más contagios en general y porque la franja de los jóvenes se está infectando más y, entonces, proporcionalmente hay más jóvenes más graves, pero no porque selectivamente esa variante que nos preocupa afecte a los más jóvenes.

Tampoco tenemos ninguna evidencia de que selectivamente afecte a los niños más chiquitos. Hay más niños infectados porque hay más infecciones en general en la comunidad, y llegan más infecciones a las escuelas porque los niños, que son el último o penúltimo eslabón de la trasmisión, traen el virus desde su comunidad. Por eso, cuando se habla de la reapertura de las escuelas y se piensa en una comunidad educativa segura, no solamente hay que pensar en la vacunación del personal de la educación y en las mejores prácticas de las interacciones sociales de los niños, sino también en que toda la comunidad educativa y las familias tienen que ser actores absolutamente indispensables para evitar la llegada del virus al sector educativo.

                Con respecto a la pregunta que hacía el señor senador Sánchez sobre cuánto tiempo deberemos mantener las medidas de intervención no farmacológicas, evidentemente tendremos que experimentar. Parte de los ejes del GACH son el monitoreo y la evidencia. Como dijo el profesor Cohen, ya hay algunas normas planteadas por los CDC –Centers for Disease Control and Prevention de Estados Unidos, para cuando se reúnen dos personas totalmente vacunadas dentro de un domicilio, cómo tienen que actuar, o qué pasa cuando uno está vacunado y el otro no; qué pasa con las distancias. Todas las medidas que ellos han planteado y que nosotros en Uruguay todavía no hemos protocolizado –esa es, sin duda, un área de trabajo estrictamente del Ministerio de Salud Pública, con quienes nosotros estamos totalmente dispuestos a colaborar si nos lo solicitan– tienen que ser siempre preliminares y ad referendum de lo que verdaderamente ocurra en la vida real, porque esto es algo totalmente nuevo y tenemos que ver cómo funciona. Por lo tanto, es muy difícil establecerlo. Sin duda, habrá que ir dando pasos progresivos, pero eso se hará una vez que el nivel de vacunación sea alto. Si una familia está totalmente vacunada, es evidente que va a tender a una relajación de las medidas, lo que no quiere decir que haya una relajación global a nivel poblacional. Para eso todavía faltan algunos meses.

                Quiero referirme a un par de asuntos más.

Es muy importante el tema comportamental. Volvemos a insistir –está en el documento del 7 de febrero y también lo plantea la OMS– en que la comunicación desde los poderes públicos, las organizaciones sociales, los sectores educativos, los sindicatos y otras organizaciones civiles son absolutamente esenciales e intransferibles. Hoy los estudios comportamentales muestran que es tan importante el dictamen desde el sector científico académico como lo que nuestros propios pares nos dicen; el peso relativo es prácticamente el mismo. Es decir, un compañero que tiene una actitud respetuosa sobre la epidemia y se vacuna colabora tanto en influir al compañero de al lado como lo pueden hacer el GACH o una normativa establecida por el Gobierno. Eso está bien estudiado. Son cambios de paradigma y, por lo tanto, el enfoque tiene que ser multidimensional. Es decir que seguimos insistiendo en el tema comunicación.

                En cuanto al tema poscovid sobre el que habló el profesor Cohen, este síndrome posviral en el caso de la covid-19 seguramente implicará, a nivel del sistema de salud, la generación de equipos multidisciplinarios para realizar el seguimiento de aquellos pacientes que realmente presenten la patología en forma continuada. Eso es lo que se está proponiendo en  los foros más exigentes a nivel internacional, ya que el paciente con síndrome poscovid que sufrió la infección no es un paciente de una única disciplina, sino que necesariamente requerirá un abordaje multidisciplinario.

                En cuanto al tema de las embarazadas, que preguntaba la señora senadora Sanguinetti, no tengo los últimos datos, pero según el profesor Álvaro Galiana, integrante del GACH y director del Hospital Pediátrico del Centro Hospitalario Pereira Rossell, hasta hace unos pocos días había habido, en todo el curso de la pandemia, algunas decenas de mujeres que llegaron con covid y todas ellas –hasta el momento– habían transitado la infección sin gran dificultad. Además, no había habido trasmisión vertical hacia el recién nacido. El caso reciente del bebé de un mes internado en CTI con covid fue por una infección posnatal, intradomiciliaria, una vez que los padres y el niño habían sido dados de alta.

Creo que han quedado contestadas un conjunto de las preguntas que nos hicieron.

                Para culminar, quisiera decir que la experiencia internacional muestra que los niveles de trasmisión pueden ser reducidos si las interacciones sociales se disminuyen. Eso está demostrado. El asunto es que las medidas restrictivas generalmente se tienen que tomar en tándem, de manera de cortar varios sitios posibles de contagios. Obviamente no llegan al espacio intradomiciliario, y por lo tanto en ese sentido hay que influir mucho en el comportamiento puertas hacia adentro y en el tema de las pequeñas reuniones sociales.

                En el documento del 7 de febrero quedaba un panel posible de medidas que, pensando exclusivamente en términos de la trasmisión, podrían tener alguna influencia positiva con relación a la disminución del número de casos, con un retraso, con una inercia del orden de dos a tres semanas.

                El asunto de los departamentos hoy, con el Uruguay en rojo en prácticamente todo su territorio, tiene menor importancia a la que tuvo en su momento, cuando estaban en rojo solo Rivera y Montevideo. Cuando los montevideanos salieron al interior, la gente fue a la frontera y volvió, hubo una dispersión viral a nivel nacional. Por lo tanto, esa medida hoy no parece ser de gran utilidad, porque no hay grandes gradientes virales entre los distintos departamentos. Lo planteo como una aproximación preliminar.

SEÑOR GANDINI.- Primero que nada, quiero agradecer al Grupo Asesor Científico Honorario, que ha dado mucho en todo este trabajo que ha hecho. Además, hay que destacarlo, es honorario, lo que implica renunciar a una cantidad de actividades, de tiempo para la familia que nos han regalado a todos nosotros. Y creo que han hecho un gran aporte al país y en la toma de decisiones.

                También quiero agradecerles por el tiempo que nos están dedicando ahora. Muchos de nosotros –me incluyo– no sabemos nada de esto, pero somos los que tenemos que tomar decisiones. Por lo tanto, escucharlos es para mí un aporte riquísimo y me satisface mucho la sintonía entre lo que nos han ilustrado ahora con muchas de las medidas que están vigentes.

                Quedó clarísimo que es en el contacto intrafamiliar, los contactos puertas adentro, las pequeñas reuniones, donde se producen los mayores contagios, y es ahí donde hay que trabajar. También está claro que fue positivo haber mantenido una medida que ya lleva mucho tiempo, aunque nos olvidamos, como el cierre de fronteras. Hace muchos meses que nadie puede cruzar las fronteras, salvo los nacionales y extranjeros con protocolos y debidamente autorizados, cada uno individualmente. Y esto, de alguna manera, nos ha cuidado de nuestros vecinos, que están bastante complicados.

                Por otro lado, hay otras medidas que se van tomando –se miraba ahora lo que ha ocurrido diecisiete días después– que van dando algunos resultados. Creo que hay que revisar los datos todos los días –y tenemos que hacerlo en esta comisión–, pero los resultados, más allá de nuestra ansiedad, de a poco se empiezan a ver.

                Pero en particular me preocupa algo que quiero preguntar, por la encuesta cotidiana que hago yo y que seguramente hacemos todos acá. Me refiero a la preocupación que genera esa idea que puedo resumir en el comentario: «Ya me di las dos vacunas. Yo ya estoy». O: «Tal día cumplo los quince días después de la segunda. Ya estoy inmunizado». Es decir que hay quienes piensan que la vacuna da una especie de cobertura o una patente para probablemente abandonar ciertas medidas o ciertos protocolos. El típico comentario es: «El 30 cumplo los quince días. Después de eso nos juntamos a comer el asadito aquel que tenemos» o «Ahí vamos a almorzar». Parecería que ahí ya se terminó, que después no pasa nada.

                Esto se da combinado con un ejemplo que me parece que tenemos que tomar entre pinzas, que es Israel, porque Israel está inoculado con la vacuna de Pfizer y parece tener –sin desmedro de las demás– un mayor y más rápido nivel de protección. A lo mejor el tipo de vacuna es la diferencia entre Israel y Chile, porque tienen más o menos el mismo nivel de vacunación y sin embargo el resultado no parece ser el mismo. En Israel se sacan el tapaboca, y entonces acá la gente dice: «Cuando me termine de vacunar, me saco el tapaboca». Pero en Santiago de Chile están en confinamiento estricto y ahí tienen el mismo porcentaje, más o menos, de población vacunada. De manera que me preocupa ese cambio de comportamiento individual que puede darse a partir de una sensación que todos queremos tener. Todos queremos salir de esto de una vez por todas.

Entonces, ojalá todo el mundo se vacune, ojalá ese momento llegue rápido, pero el comentario «Yo ya estoy» me preocupa mucho. Si el problema fundamental son las conductas individuales y los contagios en los grupos chicos, y si esa va a ser la conducta del millón de personas que dentro de un mes van a tener inmunidad, me preocupa mucho que haya quienes piensan que el relajamiento después de esa circunstancia es natural, porque además tenemos la tendencia a que sea natural. Queremos sacarnos el tapaboca de una vez por todas.

Esa es mi preocupación, mirando el corto plazo, sobre las campañas o los mensajes en los que tenemos que insistir. Además, esto ya pasó en Europa: creyeron que la primera ola había pasado y se fueron a la playa, pero tuvieron que volver todos para adentro. Y después de la playa, también algunos países mejoraron, abrieron las fronteras y tuvieron una tercera ola.

Me parece que ese es un tema que tenemos que trabajar, mirando un poco más adelante. Y creo que ustedes nos pueden ayudar mucho en ese tipo de mensajes, porque repito que todo el tiempo escucho: «Tal día estoy inmunizado y a partir de ahí nos podemos juntar en mi casa», o «El cumpleaños de mi nieto por suerte es el 30 de mayo y vamos a estar todos inmunizados. Entonces, podemos juntarnos. Ahora no podríamos». Y a mí me parece que no cambia mucho entre el ahora y el 30 de mayo con todos inmunizados. Eso es lo que me parece, pero me gustaría escuchar la opinión de nuestros invitados al respecto.

SEÑOR PRESIDENTE.- Quiero comunicarles que finalizó la lista de oradores que intervinieron por primera vez. Habíamos convenido terminar la sesión a las 17:00 o lo más cercano a esa hora posible. Por lo tanto, les voy a dar la palabra al senador Bergara y al senador Olesker, en caso de que tengan repreguntas, y posteriormente procederíamos al cierre de la sesión del día de hoy, salvo que surgiera alguna otra repregunta. Les pedimos que sean solo repreguntas, sin introducciones excesivamente largas.

SEÑOR BERGARA.- Creo que fueron muy útiles la información y las reflexiones que han hecho los miembros del GACH. Simplemente –lo dejo como «deberes», por decirlo de alguna manera– no quiero que quede la sensación sobre el final –creo que el profesor Radi fue claro en ese sentido– de que solo tenemos que esperar a que la vacunación haga efecto. Sigo pensando, por lo que he leído, que la experiencia internacional pauta que no es lo mismo que la vacuna llegue en una circunstancia o en otra. Por lo tanto, las medidas que se puedan seguir tomando para reducir la interacción social y la circulación comunitaria del virus importan no solamente por los resultados más inmediatos, sino porque mientras esperamos a que la vacuna haga efecto, estamos teniendo 3000 o 4000 contagios y alrededor de 60 fallecimientos por día, lo que representa un desafío muy estresante para el sistema de salud.

                Por lo tanto, dejaría pendiente –para seguir interactuando con el GACH– la proyección de qué sucedería si no se tomaran más medidas desde ya. Entiendo que el profesor Paganini lo planteara en términos del R0, pero convengamos que para la población en general el R0 no tiene una significación clara. Por lo tanto, sería bueno tener una proyección en términos de contagios, de fallecimientos, en términos de variables que la gente pueda palpar y que nosotros también podamos entender mejor. Y, a su vez, me gustaría saber si en la eventualidad de que se tome un tándem de medidas –me queda muy claro que no se trata de discutir medida por medida, sino un paquete que tenga integralidad–, la proyección puede cambiar y los contagios y los fallecimientos pueden disminuirse, de tal manera –reitero– que cuando llegue el impacto efectivo de la vacunación, este pueda ser más potente y rápido.

SEÑOR OLESKER.- Mi pregunta es, también, concreta; parte de la base de dos afirmaciones que realizaron los doctores Radi y Paganini, respectivamente, y que voy a juntar para que sean contestadas.

 El doctor Paganini dijo que el R había bajado de 1,2 a 0,95 a partir del avance de la vacunación y de la reducción de la movilidad. El doctor Radi, por su parte, expresó que había un tándem de medidas –refiriéndose a las del mes de febrero– que todavía era posible instrumentar para reducir la movilidad. Como en los quince días en que el R pasó de 2 a 0,95 estuvo la Semana de Turismo –lo que puede explicar una parte de esa reducción–, pregunto si de estas dos afirmaciones que se hicieron no surge la convicción de que en los próximos quince días, para que haya efectos posteriores, habría que tomar algunas medidas más de reducción de la movilidad, que tengan un impacto del estilo que tuvieron estas. Es decir, si puede seguir bajando el R 2 sin tomar nuevas medidas de reducción de la movilidad de ese tándem  presentado el 7 de febrero.

SEÑOR PRESIDENTE.- Finalizadas las intervenciones de los señores senadores, tiene la palabra, ante todo, el doctor Radi.

SEÑOR RADI.- Muchas gracias, señor presidente. Agradecemos también a los señores senadores las nuevas preguntas que han formulado.

                Creo que corresponde que comience a contestar algunas cuestiones el doctor Paganini; luego continuará quien habla.

SEÑOR PAGANINI.- Sobre la última pregunta del senador Olesker, aclaro que no dije que la reducción observada se debiera, en partes iguales, a la movilidad y la vacunación, pues no lo creo así. Nuestra impresión es que el descenso logrado viene más que nada por el lado de la movilidad. La vacunación tuvo un impacto modesto en algunos lugares, pero todavía no se ha sentido.

Por  lo tanto, resulta claro que no es momento de retroceder en ninguna de las medidas tomadas. El medidor principal –a propósito de lo que preguntó el senador Bergara– es lo que se está percibiendo en el número de casos, en la situación de los CTI y en la cantidad de fallecidos. Recién en los últimos días hemos visto lo que parece ser una meseta en esos indicadores; los CTI podrán tener algunas camas libres, pero están claramente comprometidos. Entonces, hasta no ver una reducción por ese lado, queda bastante claro que lo que bajó hasta ahora no es suficiente. Como dije antes, es probable que el valor R siga bajando unos días más, pero obviamente, desde el punto de vista estrictamente epidemiológico, podría ayudar a bajar alguna otra intervención. Ese es un tema que para nada se puede descartar.

SEÑOR COHEN.- Quiero contestar la pregunta del senador Gandini.

                Me parece importante diferenciar lo personal o lo familiar, de lo que corresponde a la población en general. Tal como hizo el senador Bergara,  también voy a contar algo personal.

El viernes próximo cumplo catorce días de mi segunda dosis, tengo muchas ganas de abrazar a mi nieto sin tapaboca, y lo voy a hacer; no creo estar corriendo ninguna clase de riesgo. Eso es en lo personal; es una pequeña alteración de mi burbuja que yo puedo hacer por haber recibido una vacuna que tiene un altísimo porcentaje de chances de haberme inmunizado dos semanas después de haber recibido la segunda dosis, lo que se llama vacunación completa. Sin embargo, para la población general tenemos que seguir tomando medidas hasta tanto no lleguemos a esas cifras de las que hemos hablado en estos meses. Entonces, una cosa no invalida la otra, no debemos cantar victoria porque cada uno de nosotros haya sido inmunizado pues, como se ha dicho muchas veces, esta es una situación pandémica en la cual lo que me afecta a mí  afecta a cada uno de los que me rodea, afecta al país, afecta a los países vecinos y  afecta a todo el planeta. El problema de la pandemia de covid-19 no estará resuelto sino hasta que lo esté a nivel mundial; seguramente, esa es una verdad con la que nadie podrá discrepar.

                Después está el tema de las diferencias entre las vacunas, pues es cierto que hay diferentes eficacias. Mucho se ha hablado en estos días de la vacuna Coronavac, de Sinovac. Al respecto, dentro del grupo hemos analizado a fondo los resultados aportados por los colegas chilenos que nos han dado bastante tranquilidad, así como también otros trabajos de grupos brasileños. O sea que, si bien son diferentes, ambas vacunas tienen una eficiencia importante en lo que respecta a conseguir los objetivos que buscamos que, fundamentalmente, tienen que ver con la disminución de los casos graves, de los ingresos a CTI y de los fallecimientos, pero, como no es total, volvemos a la primera pregunta y decimos que seguimos cuidándonos e invitamos a nuestros compatriotas a seguir cuidándose.

                Muchas gracias.

SEÑOR RADI.- Quiero generar algunos apuntes más que, a mi entender, pueden servir de insumos a la comisión para su futuro trabajo.

                Primero, aprovechando lo que planteó el profesor Cohen, quiero señalar que nosotros estamos en permanente contacto con nuestros colegas de la región, tanto de Río Grande del Sur como del Brasil entero. Hace una semana tuvimos una reunión muy importante con los epidemiólogos que llevan adelante la respuesta a la covid-19 en el estado de San Pablo, cuyos habitantes, como ustedes saben, están siendo vacunados con la Coronavac. La verdad es que los resultados que nos presentaron son muy impactantes. Por ejemplo, se reducen significativamente los ingresos a cuidados intensivos de todos los mayores de setenta años después de la vacunación con la primera dosis. También hemos tenido contacto con colegas de Chile y de Argentina.

                Me parece que esto es muy importante para que lo trabaje la comisión, porque hay una dimensión regional del problema que no se ha atacado suficientemente. Como dijimos, este problema es de Uruguay, pero también lo es de la región y estaremos en un permanente desafío. Es un problema mayor, porque acá se trata de un problema sanitario mundial y regional. Ahora estamos casi con olas sincrónicas –es interesante mencionar que en el 2020 las olas no eran sincrónicas; de hecho, Uruguay no tenía olas mientras que sí las tenían Argentina, Brasil, Chile, Perú, etcétera–, lo que quiere decir que hay gradientes de trasmisión que traspasan las fronteras. Podrán nuestras ondas ser más atenuadas en el futuro si el plan de vacunación es muy exitoso, pero siempre estaremos siendo desafiados. Por lo tanto, consideramos que como política de Estado el abordaje regional se vuelve indispensable, más allá de lo que podamos hacer fronteras  adentro, porque tampoco las fronteras van a estar cerradas en forma indefinida.

                En este sentido, aprovecho para adelantarles que en todo el tema del pasaporte sanitario internacional –el que, eventualmente, analizaremos–, Uruguay es parte de la OMS y de la ONU, y que hay que trabajar en clave del Reglamento Sanitario Internacional, algo que el mundo no está haciendo; la gobernanza general respecto a estos temas de salud está siendo totalmente violentada. Entonces, además de los temas éticos que tienen que ver con todo este tipo de iniciativas y que hay que abordar de forma muy intensa, debemos recordar que somos parte de una organización internacional que tiene el Reglamento Sanitario Internacional que permite el funcionamiento, el cruce de fronteras, etcétera. Se va a producir todo tipo de problemas en la medida en que cada región y cada país solucione en la forma que le parezca más conveniente la situación. Se podría llegar al ridículo de que uno necesitara cuatro vacunas: si quisiera entrar a Rusia, necesitaría la Sputnik V; si quisiera entrar a China, necesitaría la Coronavac; si quisiera entrar a EEUU, necesitaría la Pfizer; si quisiera entrar a Inglaterra, necesitaría la AstraZeneca, de la Universidad de Oxford. Por lo tanto, Uruguay tiene que trabajar en clave de una gobernanza mundial con respecto a estos temas y vuestra comisión está en un excelente punto, a nuestro juicio, para poder trabajar en esa dirección.

                Quisiera señalar un par de aspectos más para rematar esta presentación, por lo menos, desde nuestra óptica. Hay que recordar que estamos en una trasmisión comunitaria de nivel 4 y que, por lo menos, tenemos que bajar cuatro escalones para volver a un nivel de control; por lo tanto, tendremos que ir monitoreando el pasaje del nivel TC4 al TC3. Hay que recordar que cada TC depende de, al menos, cuatro ingresos, cuatro variables que se monitorean o de cinco en el caso del GACH, que tienen que ver con número de hospitalizados, número de muertos, porcentaje de positividad, número de casos totales y con el valor R. Eso tiene que ir del nivel TC4 al TC3, luego del TC3 al TC2 y posteriormente del TC2 al TC1, es decir, que el sistema de salud pase de capacidad limitada a moderada y lentamente pasar a la situación de control.

                Finalmente, también en función de lo que ha expresado el senador Gandini y ha planteado el profesor Cohen, el aspecto comunicacional tiene que ser permanente. Podremos no ser todo lo exitosos que queramos, pero eso lo han planteado los propios documentos de la OMS: cuando se trata de un comportamiento humano, individual y social, hay que dar mensajes sinérgicos, consistentes y sólidos a todos los estratos de la población que, además, involucren a todos los actores de la sociedad. Estos se vuelven herramientas muy importantes, más allá de que cada uno de esos aspectos pueda mover la aguja un 5 %; muchos 5 % sumados pueden generar un 20 %, un 30 % de cambio.

En relación con lo que pasará en las próximas semanas, hay que recordar que existen determinantes de la trasmisión que nos van a ayudar, y otros que, por el contrario, nos pueden desafiar. Entonces, tendremos que tratar de aumentar aquellos que nos ayuden, como el programa de inmunización, disminuir los contactos y tratar de enlentecer la penetración de variantes que tengan mayor contagiosidad, disminuyendo al máximo aquellas interacciones sociales y los ámbitos que promuevan los contagios.

                Ese es un poco el resumen que quería expresar de esta exposición, que creo será una de las últimas intervenciones.

SEÑOR PRESIDENTE.- Como habíamos combinado con ustedes, la hora de finalización ha llegado, no sin antes decir que esta sesión ha sido observada también por los diputados integrantes de la Comisión de Salud Pública y Asistencia Social de la Cámara de Representantes. En ese sentido, los diputados Lustemberg y Gallo me habían pedido hacer uso de la palabra, pero lamentablemente no pudimos acceder a la solicitud. Me piden que trasmita sus saludos al Grupo Asesor Científico Honorario. Asimismo, la senadora Asiaín también me solicitó la palabra, pero no pude otorgársela, por lo que también trasmito su saludo. A la vez, aprovecho para saludarlos en nombre de todos los integrantes de la comisión y agradecerles por esta intervención y por los altos servicios que están brindando al Uruguay en estos momentos.

                Sin más, agradecemos al doctor Rafael Radi, al doctor Fernando Paganini y al doctor Henry Cohen la participación en la tarde de hoy en esta comisión. Estamos a sus órdenes y seguramente nos vamos a volver a ver.

SEÑOR RADI.- Buenas tardes a todos. Muchas gracias. Hasta pronto.

SEÑOR PRESIDENTE.- Se levanta la sesión.

(Son las 17:14).

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.