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Carátula

COMISIÓN DE PRESUPUESTO INTEGRADA CON HACIENDA

(Sesión celebrada el día 14 de julio de 2020).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 10:40).

                –La Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda ha sido convocada para realizar el análisis de la Rendición de Cuentas y Balance de Ejecución Presupuestal Ejercicio 2019, enviado por el Poder Ejecutivo. A tales fines, ha sido invitado el equipo económico, encabezado por la ministra de Economía y Finanzas, economista Azucena Arbeleche, que ya se encuentra en el edificio y se le invita a ingresar a sala.

(Ingresa a sala el equipo económico).

                –Antes de ceder el uso de la palabra a la señora ministra de Economía y Finanzas y a quienes ella disponga para explicar dicho informe, la mesa quiere trasmitir a las señoras y señores senadores el mecanismo de trabajo. Como es tradicional, estas sesiones son para recibir el informe y para que las señoras senadoras y los señores senadores hagan las preguntas pertinentes con relación a la información presentada. Con esto quiero decir que en estas reuniones no se habilitan los debates, ya que la discusión se llevará a cabo oportunamente por parte de las señoras senadoras y los señores senadores en las instancias de análisis de la rendición de cuentas en comisión y posteriormente en el plenario de la Cámara de Senadores.

                Damos la bienvenida a la señora ministra de Economía y Finanzas y a la delegación que la acompaña, integrada por el señor subsecretario, contador Alejandro Irastorza; el contador Fernando Blanco, coordinador de finanzas públicas; la economista Marcela Bensión, coordinadora de política económica, y demás miembros de la delegación que oportunamente iremos nombrando en el transcurso de la sesión. Sin más, escuchamos con muchísimo gusto a la señora ministra de Economía y Finanzas.

SEÑORA MINISTRA.- Gracias, señor presidente.

                Muy buenos días a las señoras senadoras y a los señores senadores.

                Como fue bien dicho por el señor presidente, el motivo de nuestra comparecencia en el día de hoy es la presentación de la Rendición de Cuentas y Balance de Ejecución Presupuestal Ejercicio 2019 y la situación macroeconómica, financiera y social de nuestro país en ese año.

                La presentación de la Rendición de Cuentas y Balance de Ejecución Presupuestal fue realizada por el Poder Ejecutivo el 30 de junio pasado en cumplimiento con el artículo 214 de nuestra Constitución. Hago estas aclaraciones, que son conocidas por las señoras senadoras y los señores senadores para dejar bien claro desde el inicio que la presentación en esta rendición de cuentas es en cumplimiento de la Constitución, pero no compartimos en absoluto la política económica que está detrás de las cifras que estamos presentando hoy. En otras palabras, en la presentación de cuentas estamos cumpliendo con la forma, pero no compartimos el contenido, del cual no somos responsables.

                Por estos motivos, nuestra presentación hoy se va a basar básicamente en el contexto macroeconómico, financiero y social de nuestro país en el año 2019 y, en algunos casos, para tener una perspectiva mayor, vamos a tomar todo el período 2015 a 2019, que corresponde a la última Administración. En ese sentido, señor presidente, quisiera aclarar que hemos sido cuidadosos en tomar, en todos los casos, con excepción de uno en que presentaremos un caso particular, el mismo período de tiempo. No hemos elegido los horizontes temporales arbitrariamente, según las variables que se presenten, como ha ocurrido en otras oportunidades en el pasado.

                Un último comentario que me gustaría que se tuviera en cuenta es que todo lo que estamos presentando en el día de hoy corresponde al Uruguay precovid, es decir que estamos presentando las cifras de antes de que la pandemia irrumpiera en nuestro país.

                Empezamos, entonces, con lo que refiere a la actividad económica del último período. Observamos que hay una desaceleración en el ritmo de la actividad económica a partir del año 2018, que se agudiza fuertemente en 2019, año en el cual el producto permanece prácticamente estancado. En concreto, el crecimiento de la economía en el año 2019 es solamente de un 0,2 %.

En el gráfico que se proyecta en pantalla estamos presentando –tomando como punto inicial el año 2014 para abarcar todo el período de los últimos cinco años– las estimaciones de crecimiento. En este caso es en niveles y, por lo tanto, vemos las estimaciones de producto correspondientes, en primer lugar, a la ley de presupuesto pasada. Esto está presentado en la línea de color celeste, que es la que está más arriba de todas las curvas. En las distintas rendiciones de cuentas esos supuestos fueron modificados, con los resultados que están a la vista. Finalmente, los resultados de los niveles de producto observados son los que están marcados en color verde. Notoriamente, la trayectoria de la economía fue bastante peor de lo que se estimó inicialmente en la ley de presupuesto. En particular, si observamos el año 2019, vemos que el nivel al que se llega es inferior a todos los niveles previstos en todas las rendiciones de cuentas en la ley de presupuesto inicial.

                Quisiera adelantarme a un tema que veremos más adelante, que es el fiscal. A pesar de que el crecimiento de la economía fue menor al que se proyectaba por parte del Gobierno –en particular, de su equipo económico–, la recaudación en todos los años, excepto durante el 2019, fue mayor o igual –tal como ocurrió en 2017– a la que se preveía. Por lo tanto, no es en la recaudación, no es en el menor crecimiento, que encontramos el problema fiscal, y con esto estoy adelantándome al espíritu o a algunos puntos importantes de esta presentación.

                Si observamos el crecimiento, ya no en las variaciones anuales, sino mediante cifras trimestrales, vemos que en el primer trimestre del año 2020 –reitero: esta es la situación precovid-19; solo llevábamos las dos últimas semanas de marzo con epidemia– se produjo una caída del PIB del 1,6 % en la variación trimestral desestacionalizada, esto es, comparando ese trimestre contra el anterior sin considerar los factores estacionales. Al originarse esa caída, se completan dos trimestres consecutivos de descenso en la actividad económica; las barras en rojo que estamos observando –correspondientes al último trimestre de 2019 y al primero de 2020– así lo muestran. Esto quiere decir que durante el último trimestre del año pasado la economía uruguaya se encontraba en recesión. Entendemos por recesión técnica la caída del PIB trimestral durante dos trimestres consecutivos; de hecho, existen varias definiciones, pero esta es una de las que más se utilizan. Si elevamos la mirada a todo el período 2015-2019, vemos que hay caídas trimestrales del PIB –aunque quizás los números no están tan nítidos en la presentación, sí se ven claras las barras de color rojo que muestran esas caídas–, y hemos encuadrado aquellas situaciones en las que hay dos caídas trimestrales consecutivas. Comprobamos, entonces, que en tres oportunidades la economía uruguaya atravesó una recesión.

                En esta presentación hay muchos números y, lamentablemente, no tengo un puntero láser para que puedan ir siguiendo lo que digo, pero les pido que intentemos quedarnos con la cifra de crecimiento del año 2019, que fue de apenas un 0,2 %. Ese crecimiento anual puede ser analizado tanto por el lado de los sectores, de la oferta –es decir, cómo contribuyeron los distintos sectores de la economía a esa variación del 0,2 %–, como por el lado de lo que llamamos componentes de la demanda, o sea, cómo los distintos factores del gasto contribuyeron a ese crecimiento. En el gráfico de la izquierda presentamos el PIB por el lado de la oferta, es decir, cómo los distintos sectores de la actividad económica del país contribuyeron al resultado final de un crecimiento del 0,2 % del producto. Nuevamente, las barras de color rojo muestran caídas de los sectores y las de color verde, crecimiento. ¿Cuáles fueron los sectores que cayeron durante 2019? Los que representan las actividades primarias, el comercio, la construcción y la industria. Los sectores que son más intensivos en mano de obra son los que se contraen durante el año 2019 y los menos intensivos son los que crecen. Me refiero, concretamente, a los de transporte, almacenamiento y comunicaciones, y suministro de electricidad, gas y agua. Por supuesto que esto va a tener un impacto directo –que veremos luego– en materia de mercado laboral y caída del empleo, ya que los sectores más intensivos en mano de obra son los que se contraen.

Si observamos el gráfico a la derecha, vemos cómo contribuyen los distintos factores del lado de la demanda y que existe una caída en la inversión pública de casi un punto del producto. Entre los factores que tienen un comportamiento positivo, observamos que el consumo privado aumenta un 0,5 %. Recordemos que el consumo es una de las variables que más incidencia tienen en términos del producto, pero en 2019 apenas tiene un crecimiento del 0,5 % del producto.

Es claro que del gráfico de la derecha –donde están los componentes de la demanda– no podemos saber directamente el impacto de cada uno de esos componentes en el producto final sin tener en cuenta el peso de esa variable en el total del PIB. Es decir que el consumo tiene una variación de 0,5 % y pesa enormemente por el tamaño del consumo en los factores que hacen al producto bruto interno.

Si analizamos con la misma perspectiva los componentes de la demanda y los componentes sectoriales del producto en el primer trimestre de 2020 observamos que todos los sectores, con excepción de los de transporte, almacenamiento y comunicaciones, caen. Si miramos la gráfica que aparece a la izquierda, vemos que todas las barras son rojas y determinan una caída con excepción de los sectores antes mencionados. En ese primer trimestre, cuando medimos en términos interanuales, la caída es de 1,4 % como muestra la barra que está más a la derecha del gráfico de la izquierda. Disculpen, pero son muchas barras y gráficos.

Igual que en la diapositiva anterior, a mano derecha presentamos el producto –en este caso, del primer trimestre–, pero con la perspectiva de los componentes de la demanda y ahí observamos que la formación bruta de capital, es decir la inversión pública, tiene una enorme caída, como sucede también con las exportaciones. Eso es lo que está explicando –junto con un consumo que también tiene un comportamiento muy débil– la caída del 1,4 % del producto durante el primer trimestre.

Volviendo a la diapositiva anterior en la que mostrábamos el comportamiento de los distintos factores de la demanda en el año 2019, presentamos la evolución que tuvo la inversión, tanto privada como pública. Si en lugar de mirar solo el año 2019, elevamos nuevamente la mirada al período 2015-2019, vemos que la inversión cae un 26 %. Esto nos preocupa porque está deteriorando el crecimiento potencial de la economía. Esa caída de un 26 % es lo que nos muestra la evolución que está teniendo la inversión en términos del producto a lo largo del período presentado, es decir, del 2015 al 2019. Hoy estamos con niveles del 16 % de inversión con relación al producto, cuando en el 2014 ese valor era del 23 %. La inversión vuelve a ser uno de los desafíos importantes de nuestra economía para retomar la senda del crecimiento y, por lo tanto, proveer de empleo a nuestros ciudadanos.

En la diapositiva que estamos mostrando presentamos el saldo de la cuenta corriente, que está marcado en un gris clarito. Es la única diapositiva en la que nos vamos un poquito más atrás en los años para mostrar la mejora que tiene el saldo en cuenta corriente. Partimos del 2012 para mostrar que desde el 2015 al 2019 tenemos una mejora en el saldo de cuenta corriente, que pasa de ser negativo en casi un punto del producto –0,9 %– a ser positivo, en el 2019, en 0,7 %. La gráfica tiene los valores trimestrales y yo me estoy refiriendo a los valores anuales, por lo que no es tan fácil de ver la correlación, pero en lo que quiero hacer hincapié es en la mejora en la cuenta corriente –que sí se ve claramente en lo sombreado en gris– que, reitero, pasa de ser negativa a ser levemente positiva, en el entorno del 0,7 %.

Esta mejora en el saldo de cuenta corriente está explicada totalmente por el ajuste en el ahorro del sector privado. La curva azul muestra el ahorro neto privado –es decir, el ahorro menos la inversión para el total del sector privado– y la curva roja muestra lo mismo pero para el sector público, o sea el ahorro menos la inversión de este sector. En este caso, el ahorro del sector público menos su inversión es lo que conocemos con el nombre de déficit fiscal. Por lo tanto, mientras el déficit fiscal continuó deteriorándose, el sector privado es el que realiza el ajuste y aumenta su ahorro neto en este período considerado.

En términos de competitividad y sin entrar en la discusión de cuál es el tipo de cambio real de equilibrio que corresponde a nuestra economía –esto, señor presidente, sería un debate en sí mismo y podríamos discutir respecto a si ese tipo de cambio real de equilibrio corresponde a los fundamentos de la economía en equilibrio–, en forma muy simple hemos graficado aquí, con los datos del Banco Central del Uruguay, el tipo de cambio real, tanto para la región como en el nivel global –está marcado en azul– y lo comparamos con lo que es el promedio del tipo de cambio real para el período presentado. En ambos casos observamos una diferencia –que podemos simplificar con el concepto de atraso cambiario– que está entre un 25 % y un 30 %. Esto, en buena parte, explica la falta de competitividad de nuestra economía. Como hemos reiterado en varias oportunidades, aquí lo relevante no es considerar el precio de la divisa –es decir, el tipo de cambio, cuántos pesos por dólares es el precio hoy en el mercado cambiario–, sino que importa mirar los factores reales, los precios relativos, la inflación doméstica en dólares y compararla con la del resto del mundo o el grupo que se quiera considerar.

Todo este panorama de competitividad deteriorada, de recesión económica, de caída de la inversión tiene un correlato en el mercado laboral y lo que observamos, desde el 2015 a la fecha, es una caída en el empleo total de nuestro país. En este caso, estamos presentando –a la izquierda de la gráfica– la tasa de empleo como porcentaje de la población en edad de trabajar. Creo que el gráfico azul es claro en cuanto a esa caída, que, en el último año, desde el 2018 al 2019, es del 0,6 %. Si en lugar de la tasa de empleo graficáramos las horas empleadas en trabajo, esa caída es todavía mayor.

A la derecha de la gráfica presentamos la tasa de desempleo para el total del país. Ahí también vemos un deterioro, en este caso un aumento, de la tasa de desempleo desde el 2015 a la fecha, siendo el deterioro en el margen –es decir, en el último año, desde el 2018 al 2019– del 0,5 %.

                Si extendemos la situación y nos vamos a la última cifra de desempleo precovid –es decir, la que corresponde al mes de febrero–, observamos que la tasa era del 10,5 %.

                Esta situación de desaceleración económica en el 2019 se reflejó en la destrucción de unos 10.000 puestos de trabajo en ese mismo año, y esta es la mayor preocupación y el mayor desafío que deberíamos tener por delante. En cuanto a la composición sectorial de esos 10.000 puestos de trabajo observamos que las caídas –y de vuelta las barras rojas muestran los sectores en donde hubo caída del empleo– corresponden a comercios, restaurantes, entretenimiento, construcción, a actividades primarias y a la industria. En definitiva, las cuatro actividades que veíamos que tenían un comportamiento muy débil o una contracción son aquellas que más emplean mano de obra y que más destrucción de puestos de trabajo han mostrado. Si en lugar de considerar el 2019 tomamos la totalidad del período de la última Administración podemos ver que la destrucción de puestos de trabajo alcanza a 56.000 personas.

                Siguiendo con el mercado laboral, las mujeres y los jóvenes son quienes más se ven afectados por el desempleo. Este gráfico es muy elocuente al respecto. Observamos que la mayor tasa de desempleo se encuentra en los jóvenes de entre catorce y veinticuatro años, pero por mucha diferencia que el resto de los grupos etarios. Dentro de esa alta tasa de desempleo para los menores de veinticuatro años, que ronda el 30 %, son las mujeres las que presentan la mayor tasa de desempleo. La cifra presentada nos está indicando que una de cada tres mujeres de entre catorce y veinticuatro años hoy se encuentra desempleada. Por lo tanto, son las mujeres y los jóvenes quienes más sufren las consecuencias en el mercado laboral.

En materia de pobreza, lo que sucedió en el 2019 fue un aumento de las personas que están en situación de pobreza, es decir, de gente cuyo ingreso monetario está por debajo del umbral definido a los efectos de esta medición, pasando de un 8,1 % a un 8,8 % del total de la población. Este aumento significa que veinticinco mil personas cayeron debajo de la línea de ingresos definida como umbral para la pobreza.

Volviendo al concepto de pobreza, pero ahora mirándolo ya no en relación con las personas sino con los hogares que están por debajo de la línea de pobreza, es igualmente preocupante que los hogares con jefaturas de mujer son los más afectados. En la diapositiva presentamos la comparación del 2018 con el 2019, en donde el porcentaje de pobreza en los hogares aumenta y el total de los hogares que caen debajo de la línea de pobreza es casi de un 6 %, pero a su vez preocupa que sigue manteniéndose la diferencia en contra de las jefaturas femeninas y se amplía aún más la brecha de la pobreza en los hogares con jefatura femenina en el 2019.

Si volvemos al concepto de pobreza en relación con el total de las personas y no de los hogares –como lo explicábamos en la diapositiva anterior– observamos que los niños y los jóvenes son los más afectados por la pobreza. De nuevo, es bien claro este gráfico en donde se hace una medición de las personas que están en situación de pobreza de acuerdo con los distintos tramos de edad. Por lo tanto, la primera barra corresponde al total de personas en situación de pobreza, que es el 8,8 % y lo dividimos en los distintos grupos etarios, mientras que en el que está más a la derecha –el grupo de personas de sesenta y cinco y más años– vemos que solamente el 1,8 % está en situación de pobreza, y el resto de los grupos, en particular quienes tienen menos de seis años, es el más afectado por la situación de pobreza.

Dejamos de lado estos indicadores y este impacto en lo social y vamos a ver cuál ha sido la evolución de precios en este período. Y nuevamente nos referimos aquí a una mirada más larga de todo el período de la Administración anterior, que va desde 2015 hasta febrero de 2020. Observamos primero lo que está sombreado, que es el rango meta que define la autoridad monetaria, es decir, el Banco Central del Uruguay, que se encuentra entre el 3 % y el 7 %. En color azul medimos la inflación efectiva, es decir, la evolución del índice de precios al consumo. Observamos que de los sesenta meses de la Administración anterior, en cuarenta y siete meses la inflación estuvo por encima del rango meta. La última cifra, a febrero de 2020, refleja que la inflación móvil a doce meses se encontraba en 8,3 %. Si en lugar de considerar la totalidad de la inflación que medimos por el IPC depuramos o sacamos del índice de precios al consumo los precios correspondientes a las tarifas y a frutas y verduras –porque tiene mucha volatilidad– podemos focalizarnos en el concepto de inflación subyacente.

Reitero: la inflación subyacente refiere a un subconjunto de aumento de precios dentro del IPC en el que se excluyen los precios más volátiles, como los de frutas y verduras y los de las tarifas, al ser administrados o estar vinculados con la energía. Hay muchas mediciones para la inflación subyacente; la que presentamos está elaborada por el Ministerio de Economía y Finanzas con los datos del INE. En esa presentación, de nuevo en color azul podemos ver la inflación que observábamos en la diapositiva anterior, y, en verde, la inflación subyacente recién definida. Observamos, entonces, que la inflación subyacente ha excedido el 10 % en su variación anual.

                Otro análisis que podemos realizar de la inflación es, dentro de este componente de inflación subyacente definido, separar los bienes transables, es decir los de consumo, que se comercializan con el resto del mundo y separar, por otra parte, los bienes no transables, que son los que no se comercializan con el resto del mundo. Como se puede ver en la diapositiva, lo que aparece en rojo corresponde a la inflación de los bienes transables que, desde mediados de 2017, está en aumento y llega a superar el 11 %. En azul se refleja la inflación la de los bienes no transables, que tiene una evolución más moderada y que en febrero de 2020 –porque medimos la inflación en términos mensuales– es del 9 %.

                Por último, quisiera referirme a la parte fiscal de la Administración anterior, en particular, a las finanzas públicas y a cómo han evolucionado en el período pasado. No es por casualidad que se deja las finanzas públicas para el final, porque, de alguna, es su sostenibilidad lo que nos va a permitir la del resto de las políticas. No vamos a poder mantener en el tiempo las políticas sociales si no las podemos financiar. De ahí la importancia de mantener fuertes las cuentas públicas.

En este primer gráfico presentamos las proyecciones de la Administración anterior para el déficit fiscal del sector público global que se realizaron en la ley de presupuesto nacional. Las barras azules muestran las proyecciones de déficit fiscal en el presupuesto nacional que, como se observa, iban decreciendo a lo largo del tiempo y en el 2019 finalizan con un resultado del 2,5 % del producto. La realidad está reflejada con las barras naranjas. Como observamos, en cada uno de los años el déficit fiscal fue superior a lo que se proyectó en la ley de presupuesto nacional y su evolución fue contraria a lo estimado. Es decir, en lugar de mejorar el resultado fiscal, tenemos un gran deterioro fiscal desde 2015 a la fecha. No es el primer año de deterioro fiscal, pero dije que me iba a concentrar –para ser coherente y consistente con los marcos temporales– en la última administración de gobierno. Es elocuente la brecha que hay entre los déficits proyectados y los efectivos a lo largo de todo este período.

                Es así que el 2019 termina con un déficit fiscal de 4,7 % del producto total, el que se corrige por 0,3 % del producto a raíz de algunos factores extraordinarios, como lo es la operación de canje de deuda realizada en octubre de ese año. Si además consideramos una corrección del 0,1 % correspondiente a la variación de existencias de Ancap, el déficit en 2019 termina siendo de 5,1 % del producto.

Señor presidente: el déficit en la ley de presupuesto para ese año se estimaba en 2,5 % del producto. Si en lugar de considerar la ley de presupuesto nacional, consideramos las proyecciones de las sucesivas rendiciones de cuentas, vemos que en todos los años –con excepción del ajuste fiscal que se votó en 2016– el déficit fiscal fue peor que la proyección realizada en el último documento legal correspondiente a la ley de presupuesto o a la rendición de cuentas.

En esta diapositiva mostramos la evolución; el mismo dato efectivo que presentábamos para el período 2015-2019, lo presentamos ahora y lo pueden visualizar en la línea negra que observan que se deteriora y alcanza el 4,7 % en 2019. En este caso, abrimos ese resultado según los distintos organismos que constituyen el sector público global. Observamos que hay un deterioro de las empresas públicas; es lo que está marcado en gris. Las barras grises son positivas al inicio de la Administración, en el período 2015-2016; pero luego, al final, en el período 2018-2019, pasan a ser negativas. También podemos observar –y quizás esto no se recalcaba de esta manera en la pasada Administración– un importante deterioro en el resultado del Gobierno central, que son las barras naranjas. En particular, desde el 2017 a la fecha el resultado del Gobierno central se fue deteriorando, a pesar de que en el 2017 operó un ajuste fiscal vía impuestos votado en el año 2016, como dije hace unos minutos.

Avanzamos y en esta otra diapositiva nos referimos al mismo concepto de déficit fiscal del sector público global. Las barras azules son las mismas que mostraba recién y vemos que se termina con este déficit fiscal de 4,7 % en el año 2019. Reitero –ya que es mucha gráfica y mucho número– que, en este caso, las barras azules están mostrando el total del déficit fiscal en términos del producto. Obviamente, nuevamente observamos el deterioro del 2015 a la fecha, pero agregamos el resultado primario del sector público global, que es el resultado de la Administración, de todo el sector público global antes del pago de los intereses. Preocupa sobremanera que aun antes de pagar los intereses de la deuda, el resultado del Gobierno sea deficitario.

                Los ingresos del Gobierno no son suficientes para pagar todos los gastos, aun antes del pago de intereses y eso es lo que nos están mostrando las barras grises que son, en todos los años y en todos los casos, negativas. Este punto comienza a ser, señor presidente, especialmente crítico en 2014 que es cuando se pasa de un superávit primario de 0,4 % del producto a un déficit primario de 0,6 % del producto. Es decir, en 2014 el resultado primario empeora en un punto del producto y esa es una situación preocupante que hay que revertir si queremos mantener la sostenibilidad de las cuentas fiscales para sostener las políticas sociales.

En el siguiente gráfico mostramos la evolución de los ingresos y egresos primarios –porque no consideramos los intereses– de la cobertura del sector público no financiero, es decir, del Gobierno central y de las empresas públicas.

Como se observa en la línea azul que muestra los ingresos, con la excepción de 2019, los ingresos en todo el período aumentaron en términos constantes. Estamos tomando como base real el año 2015 y le damos el valor de 100. En todo el período los ingresos aumentaron con la excepción del último año pero, en todo el período, los egresos primarios aumentaron más de lo que crecieron los ingresos. Ahí encontramos la explicación al deterioro fiscal que hemos observado en el período y, en particular, en el último año.

Como dije, no es en la caída de la recaudación donde encontramos la problemática fiscal. Si bien el crecimiento económico fue menor a lo que preveía la Administración anterior, en todos los años, con la excepción de 2019, la recaudación fue igual o mayor que lo que había proyectado el equipo económico anterior. Entonces, no es por el lado de los ingresos que encontramos el deterioro fiscal; es por el lado de los egresos, porque en todos los años –también en 2019– los egresos fueron peor a lo que proyectó la Administración anterior.

No van a poder observar mucho –veo las caras– estos números, pero los conocen perfectamente bien.

(Dialogados).

–Lamentablemente, no veo la pantalla, por eso voy a mirarlo en el informe que tengo.

No quiero aburrirlos con los números, pero en las diapositivas que tenemos en frente se presenta el detalle del resultado fiscal en 2019. Al final, la última fila es la que venimos mostrando que es el déficit fiscal de 4,7 % del producto. Repito: el Gobierno anterior quería llegar al 2,5 % del producto.

Quiero decir que en este caso fue el primer año en el cual, si se comparan los ingresos del sector público no financiero o los ingresos del Gobierno central, se experimenta una caída por primera vez.

Lo voy a leer porque no lo alcanzan a ver: los ingresos del sector público no financiero pasan de 31,3 % del producto a 30,9 % del producto y en lo que tiene que ver con la recaudación de la DGI pasa de 18 % del producto, en 2018, a 17, 7 % del producto en 2019. Se mantiene la regla que vimos en todos los demás años en que aumentan los egresos, en este caso, para la totalidad del sector público no financiero los egresos primarios suben de 30,6 % a 31,3 %. Si consideramos únicamente el Gobierno Central junto con el BPS los egresos pasan de 28,4 % a 29,0 %. Si se va a la apertura de cada uno de los conceptos dentro de estos egresos observamos que todos los conceptos, remuneraciones, gastos no personales y transferencias, todos aumentan en términos del producto. Eso es lo que se ve en la última columna donde se indica la variación.

                La última diapositiva fiscal compara los que se proyectaba en la Rendición de Cuentas 2018 con lo efectivamente alcanzado observado en 2019. Como ya se dijo anteriormente es la primera vez que los ingresos efectivos del período son menores a los proyectados en la Rendición de Cuentas anterior.

                Finalmente, la contracara de este déficit fiscal persistente, y que se agudiza, es la evolución de la deuda que crece a lo largo del período y que, además, termina el período muy por encima de los valores proyectados.

                En esta diapositiva, a mano izquierda, estamos presentando la totalidad de la deuda bruta para el sector público global que termina el período, los datos efectivos están presentados en la curva azul, el punteo rojo corresponde a los datos presentados en la ley de Presupuesto Nacional. La deuda bruta finaliza el período en 66, 4 % del producto.

                Si vamos a la medición de la deuda neta excluyendo los encajes bancarios del sector público global también observamos que aumenta en este período y que los resultados finales son muy por encima de lo proyectado en la ley de presupuesto. En efecto, lo proyectado en la ley de presupuesto donde se refiere a este concepto de deuda neta excluyendo los encajes que compartimos, es lo adecuado, en el análisis de sostenibilidad de la deuda, para tener un análisis completo, la ley de presupuesto proyectaba finalizar el 2019 con una deuda neta, excluyendo los encajes, de 37,8 % del producto, sin embargo, la deuda neta termina siendo de 43,5 % del producto. Es importante notar, señor presidente, que este nivel de deuda debe corregirse para tener la contracara correspondiente al déficit fiscal de 4,7 % del producto. Cuando hablábamos del 4,7 % del producto de déficit estábamos dejando de lado los ingresos correspondientes al fideicomiso de seguridad social.

                La metodología del Ministerio de Economía y Finanzas es clara y se publicó en su momento, pero cuando uno quiere estudiar el comportamiento fiscal y compararlo con las metas iniciales, se debe excluir ese ingreso extraordinario correspondiente al fideicomiso de seguridad social. El mismo ajuste debe realizarse en términos de deuda, que es la que está presentada acá, que tiene los datos correspondientes al Banco Central del Uruguay, es decir que aquí debe corregirse, debe aumentarse de la misma manera que se hizo el déficit para ajustar por el concepto de deuda en el fideicomiso de seguridad social. Por lo tanto, la deuda que estamos observando aquí sería 2,5 % superior a lo que estamos graficando. Es decir, la deuda neta, excluyendo los encajes, en 2019 ascendería a 45,7 % del producto, mientras en la ley de presupuesto esta estimación era de 37,8 % del producto.

                Por lo tanto, se termina el período con una deuda efectiva de 8 % por encima de lo estimado inicialmente. Más allá de la diferencia, del desvío, lo importante es la trayectoria alcista que observamos en este gráfico, que corresponde a la deuda.

                Los déficits fiscales tienen su correlato en la deuda que hemos presentado y ahora vamos a focalizarnos en la estructura de esa deuda pública.

                Aquí presentamos las características de la deuda en el período 2015 – 2019 y es justo decir que no son excluyentes de este período, sino que hay características positivas que vienen de años anteriores, en alguna hay algún llamado de atención y sobre eso haremos mención en ocasión de presentar la ley de presupuesto.

                En el gráfico que podemos ver arriba a la izquierda presentamos la estructura de la deuda por moneda y por vencimiento. Observamos que el porcentaje en moneda extranjera en 2019 alcanzó el 56,1 % del total de deuda. Desde 2017 este porcentaje ha ido aumentando y en ello nos estamos abocando. Este aumento en el porcentaje en moneda extranjera es lo que está detrás de la decisión de la última emisión de deuda de Uruguay en los mercados de capitales internacionales, donde se esperó a hacer la transacción para poder realizar una buena parte en moneda nacional, de manera de no seguir empeorando este guarismo de deuda en moneda extranjera.

                En lo que refiere al vencimiento promedio de la deuda, observamos que estamos en niveles muy positivos, muy buenos, en comparación tanto con los países de Latinoamérica como con los países emergentes en general y países desarrollados.

                A mano derecha, la última barra corresponde la situación del 2019. Allí presentamos ese 56 % en moneda extranjera. Se observa cuánto de ello corresponde a dólares, que es la mayor parte y está en color verde, cuánto corresponde a euros, yenes y otras monedas, que está en color naranja, y luego se muestra cómo se compone la deuda en moneda local. Las unidades para la deuda en moneda local son las unidades indexadas, los pesos nominales, las unidades reajustables y las unidades previsionales.

                Más información sobre la situación. En la foto de la deuda en el 2019 encontramos, a mano izquierda, una separación de la deuda por plazo de vencimiento, y se observa que la mayor parte de la deuda tiene un plazo mayor a los cinco años, lo que es consistente con lo que presentábamos acerca del tiempo promedio de la deuda, que es una cifra muy alta.

                Abajo, a mano izquierda, presentamos el porcentaje de deuda que está a tasa fija y el porcentaje que está a tasa variable. En este sentido hace muchos años que Uruguay tiene una situación cómoda en su mezcla, en su combinación de deuda de tasa fija y deuda de tasa flotante, y se trabaja para que la deuda a tasa fija no disminuya.

                Finalmente, a mano derecha se presenta la totalidad de la deuda de corto plazo en la evolución del 2015 a la fecha, donde también observamos algún aumento de la deuda de corto plazo en relación a la deuda total de la economía.

                Señor presidente: como dije al inicio, correspondía, por un tema de forma, presentar la Rendición de Cuentas y Balance de Ejecución Presupuestal de la Administración anterior. No compartimos la política económica que está detrás de estas cifras. No la compartimos porque la situación que estamos presentando y lo que estamos observando al finalizar el período anterior es de recesión económica; una situación de mercado laboral muy afectado, de destrucción de puestos de trabajo; una situación en la que se ha ido para atrás en indicadores sociales que habían logrado avanzar y, en definitiva, una situación que nos muestra que no es posible sostener las políticas en general desde el Gobierno –en particular, las políticas sociales–, si no es con una sostenibilidad de las cuentas públicas. La sostenibilidad económica es lo que nos va a permitir el mantenimiento de las políticas sociales.

                Con el equipo económico estamos abiertos a recibir cualquier pregunta o hacer las clarificaciones que se entiendan del caso.

                Muchas gracias, señor presidente.

SEÑOR PRESIDENTE.- Le agradecemos su intervención, señora ministra.

                Están anotados para hacer uso de la palabra el señor senador Bergara y el señor senador Olesker.

                La Mesa oportunamente había aclarado que, como en toda tradicional instancia de comparecencia de ministros, la idea es hacer preguntas y no debatir. Sin embargo, como se trata de una particular situación en la que el Poder Ejecutivo viene a presentar una rendición de cuentas en la que está involucrada la gestión del Gobierno anterior, que corresponde al Frente Amplio, hoy partido de oposición, la Mesa entiende pertinente permitir una introducción a las preguntas que sean necesarias. La Mesa insiste sobre el concepto «introducción», para que no terminemos en una confrontación que no debería llevarse adelante, producto de que la instancia confrontativa, en el buen sentido de la palabra, se dará una vez retirada la delegación del Ministerio de Economía y Finanzas, en la discusión política que los sectores parlamentarios aquí presentes podrán llevar tanto en la comisión como oportunamente en el tratamiento de la Rendición de Cuentas en el plenario.

Insisto en que la Mesa va a ser tolerante en cuanto a la posibilidad de hacer algún tipo de introducción respecto de las preguntas que se pretendan realizar; ahora bien, tengamos presente todos que la instancia es de preguntas a la delegación que en este momento nos acompaña.

                Hecha la aclaración, le damos la palabra al señor senador Bergara.

SEÑOR BERGARA.- Agradecemos al señor presidente habilitarnos la posibilidad de apoyar algunas de nuestras referencias y constancias en una presentación que estamos buscando –searching, como se lee en la máquina– y que esperemos lleguen a tiempo.

                Nos gustaría hacer algunas consideraciones previas.

Ante todo, coincidimos con la idea de evitar el debate pero, evidentemente, el contenido y la forma de presentación de la delegación del Poder Ejecutivo nos obligan a dejar un conjunto de constancias y a verter opiniones sobre las cuales no es nuestra intención continuar debatiendo aquí con el equipo económico, aunque si es decisión o disposición de esa delegación, podríamos hacerlo.

                Obviamente, la Constitución de la república mandata al Gobierno que entra a presentar la rendición de cuentas del Gobierno saliente, pero no exige que se esté de acuerdo con las políticas económicas. No es novedad que tenemos una visión diferente de política económica, de política social, de la forma de llevar adelante un gobierno, y nadie debería sorprenderse por eso. Consecuentemente, tanta aclaración de que no están de acuerdo con la política económica anterior nos parece innecesaria; no fue ese el talante del Frente Amplio cuando tomó el Gobierno después de ciento cincuenta años de gobernar otros partidos, y de hecho no tuvo que estar aclarando de manera tan drástica que no compartía la política económica anterior. Esta es una virtud y una belleza de la institucionalidad uruguaya, que con este tipo de mecanismos contribuye al mejor relacionamiento entre los partidos políticos.

                Hecha esa aclaración, queremos también plantear –tal cual fue explicitado al final de la presentación de la delegación del Poder Ejecutivo– que, en nuestro concepto, ese es un relato que tiene un claro sesgo; es un relato sesgado que se traduce en múltiples expresiones de la formulación que ha hecho la señora ministra, de la cual destacaremos dos o tres puntos.

El primero es que hay una ausencia total del contexto internacional en el que surge la descripción que se hace sobre los temas productivos, el empleo, el comercio exterior y la situación fiscal; una ausencia total, por ejemplo, del deterioro del marco internacional a nivel global a partir del año 2015, así como de las situaciones críticas vividas por los países vecinos, que evidentemente impactan sobre la economía uruguaya. Creemos que esta es una ausencia significativa, a no ser que el equipo económico tenga la visión de que Uruguay es un país aislado del mundo –lo que sería preocupante–; es evidente que impactan sobre nuestro país las cosas que suceden a nivel global y a nivel regional, y eso también condiciona buena parte de los resultados.

Nos genera satisfacción que la señora ministra, a través de la elección de los plazos de los distintos gráficos y presentaciones, intentara ser coherente y consistente al elegir sistemáticamente el mismo plazo, pero fracasó en ese intento. Acabamos de ver que, según la variable, algunos gráficos se iniciaban en 2004, otros en 2012, otros en 2015 y otros en 2018. Tenemos derecho a interpretar que esa elección caprichosa de los períodos en que se mostraban los gráficos tiene, en general, un sesgo que se asocia a cuando las cosas comienzan a caer.

Esa es una de las cuestiones que queremos «contrarrestar» –entre comillas– en términos de relato. Tomar sistemáticamente, ahí sí de manera consistente, todos los períodos de los Gobiernos del Frente Amplio para ver cómo reinterpretar la situación del país en ese marco, ayudaría a quitarle el sesgo que tiene la intención de mostrar un país en debacle a partir de gráficos que, reitero, comienzan en plazos caprichosos dependiendo de cada variable. Para nosotros es importante tener esta perspectiva de mediano plazo y, reitero, también incorporar las condicionantes internacionales y regionales que afectan la evolución de las variables.

Recuerdo que en oportunidad de la formulación de la ley de Presupuesto de 2015 –cuando se plantearon muchas de las variables que se tomaron como referencia para mostrar los desvíos– se aclaró que tenía cierto grado de provisoriedad y que justamente se estaba planteando el nivel de incertidumbre de aquel momento. Reitero que esa formulación era provisoria, justamente por el marco de incertidumbre que existía.

No quiero anticiparme a lo que será la discusión de la ley de presupuesto, pero me imagino que el actual Gobierno también tomará en cuenta los niveles de incertidumbre que hoy existen en el mundo y en la región, y seguramente no se aferrará, como a un rencor, a la formulación presupuestal de este año, porque todos comprenderíamos posibles desvíos de esa formulación en el marco de la existencia de niveles altos de incertidumbre, tanto en la economía mundial como en la regional. Por lo tanto, también creemos que es un poco «caprichoso» –entre comillas– comparar sistemáticamente con esa formulación del año 2015.

(Dialogados).

–La intención de las láminas –que quizás aparezcan o quizás no, pero sería importante que contáramos con ellas–, es tratar de dar una perspectiva del mediano plazo para las variables relevantes que están presentes. No pretendemos hacerlo con todos los gráficos que tiene el informe económico-financiero, pero sí con los más importantes, porque creemos que ayudaría a dar un relato más real de lo que ha sucedido en el país y en el manejo económico, financiero y social de los últimos quince años.

(Dialogados).

–Aquí simplemente planteamos algo así como un juego de mostrar los gráficos que estaban en el informe, tratando de darles una perspectiva hacia atrás. Lo que se muestra en el informe –que es correcto desde el punto de vista de los números, pero acotado al año 2015– son tasas de crecimiento reducidas, pero esto hay que verlo, también, desde la perspectiva de una década previa de crecimiento muy significativo. La economía uruguaya durante esos 15 años creció casi un 80 %, –con un promedio anual de alrededor de 4 %– y creo que tomar en consideración este aspecto es importante para tener una perspectiva de relato un poco diferente del que se intenta instalar, exhibiendo,, incluso, la idea de que el Uruguay siguió creciendo razonablemente –a tasas modestas en algunos años o significativas en otros– aun cuando la región estaba en plena crisis; diría que desde el año 2011 Argentina y Brasil, como región, no tienen tasas de crecimiento positivas y, en algunos años, han sido realmente de crisis. Por lo tanto, creo que esa perspectiva ayuda a hacer más real el relato sobre este tema.

Algo similar podemos plantear con respecto al tema de la deuda neta. También son correctos los números que se manejan –hablamos de la deuda neta excluyendo encajes bancarios– y que se muestran en el informe del Poder Ejecutivo a partir del 2015, momento en que se muestra un incremento, pero creo que un relato más integral, que exponga esta situación desde el año 2004, dejaría en claro que previamente había habido una reducción muy significativa de esa misma variable –la deuda neta del sector público– y que, si bien subió en estos años del 35 % al 43 %, venía de una reducción del 78 % del producto interno bruto. También creo que, en este caso, llevar hacia atrás la perspectiva ayuda a dar un relato diferente para la evaluación de todo este período.

Reiteramos que tenemos claro que no tiene por qué compartirse nuestra postura, pero queríamos dejar estas constancias antes de llegar a las preguntas, porque nos parece que es la instancia de hacerlo.

Además, como bien decía la señora ministra, no solamente el peso de la deuda se redujo enormemente en todo este período, sino que también sus características cambiaron radicalmente. El Frente Amplio, cuando asume, hereda niveles altos de endeudamiento pero, además, una casi total dolarización, con mucho agobio financiero, porque se debía mucho dinero en el corto plazo, a tasas altas y con condicionamientos.

                Por lo tanto, toda la política llevó no solo a reducir en general el peso de la deuda en el producto, sino también a desdolarizarla razonablemente, a llevar los vencimientos a plazos bien largos quitando el ahogo financiero, a prepagar las deudas con condicionamientos –sobre todo la asociada al Fondo Monetario Internacional, las deudas caras, en las que una tasa de interés que en aquel momento el Uruguay pagaba cerca del 6 %, hoy paga la mitad– y a tener la posibilidad de manejarnos mayoritariamente con una tasa fija y no con tasas variables. O sea que hay, sin duda, una mejora en todas las características del endeudamiento que son parte de una política integral de la visión macroeconómica.

(Dialogados).

SEÑOR PRESIDENTE.- Prosiga, señor senador.

SEÑOR BERGARA.- Vemos una representación de todo el período. Usted lo interpreta como quiera.

(Dialogados).

SEÑOR PRESIDENTE.- La rendición de cuentas es del año 2019. Lo digo para que sigamos teniendo la fiesta en paz.

SEÑOR BERGARA.- No tenemos intención de que sea de otra manera.

SEÑOR PRESIDENTE.- ¡Muy bien! Aceleremos el proceso.

SEÑOR BERGARA.- Lo mismo podemos plantear con respecto al tema del empleo. Es cierto, como muestra el informe, que en estos últimos dos años hubo una reducción en los niveles de empleo que deviene después de que el país había llegado a sus picos históricos. En los años previos se habían creado alrededor de trescientos mil puestos de trabajo y en los últimos años hubo una reducción de unos cincuenta mil o sesenta mil. Creo que ver la perspectiva a mediano plazo ayuda a un relato más realista. Esto también lo relaciono con los niveles de informalidad o formalización del empleo que, si bien todavía son altos en el Uruguay –rondan en el 24 % o el 25 %– veníamos de niveles de informalidad del orden del 40 % y el 42 %; y no estamos hablando estrictamente de lo que ocurría en la crisis del año 2002, sino que en la década del noventa ya teníamos niveles de informalidad superiores al 40 %.

Lo mismo sucede en materia de pobreza: compartimos totalmente la preocupación del Poder Ejecutivo en lo que refiere a las condiciones sociales y al incremento de la pobreza, que en el último año pasó del 8,1 % al 8,8 %. También en este tema hay que dejar claro, en una perspectiva a mediano plazo, que los niveles de pobreza estaban cercanos al 40 % y la rebaja sistemática de la pobreza ocurrió durante todo el período. Lo mismo podríamos decir de la indigencia: arrancaba en el 4,7 % y hoy está en niveles del 0,1 % o 0,2 %. Asimismo, la ministra ponía foco –y compartimos la preocupación– en la pobreza infantil que, obviamente, es uno de los segmentos que más sufren las condiciones de pobreza y hoy está en el orden del 17 %, como bien se manejaba en el informe. También allí cabe decir que ese 17 % viene de un 65 % de pobreza infantil que teníamos en momentos en que el Frente Amplio comenzó a gobernar.

Para nosotros es importante tener un relato confiable, un relato para todos – permítannos salirnos un poquito del tono, pero con el respeto correspondiente– y aspiramos a que haya un mismo relato de parte del Gobierno para el exterior y para los uruguayos y las uruguayas. Por eso reivindicamos la presentación que el propio Ministerio de Economía y Finanzas hace a los inversores internacionales. Creemos que ahí hay un relato mucho más real del estado de situación de la sociedad y de la economía uruguaya plagada de fortalezas en el terreno institucional, social, macroeconómico y financiero. Ese es el soporte por el cual los mercados internacionales siguen visualizando al Uruguay con alta credibilidad y reputación. Pretendemos que sobre eso haya continuidad y, en cierta medida, eso explica los buenos resultados de las emisiones que normalmente hace nuestro país en los mercados internacionales. ¡Bienvenido! ¡Que así sea! ¡Y bienvenida esa presentación que pone las fortalezas del Uruguay mucho más equilibradas y que lejos de mostrar un país no sustentable exhibe sus fortalezas! No creo que los inversores internacionales tuvieran la disposición de prestarle tanto dinero al Uruguay a tasas tan buenas si su idea fuera que nuestro país no es sustentable.

Por otro lado, se pone el foco en la variable del déficit fiscal –preocupación que todos tenemos desde hace mucho tiempo–, pero a veces se utiliza esa variable por sí sola como sinónimo de la fortaleza financiera del Estado. Quiero enfatizar que la fortaleza financiera del Estado se mide por múltiples variables que conforman una situación y no con una variable aislada. Es cierto que en el año 2004, en una situación de crisis, cuando teníamos dificultades para obtener financiamiento externo y en el marco de un ajuste fiscal relevante de los años previos –que seguía operando en ese año– había un déficit más bajo, pero teníamos una deuda que rondaba el monto del producto interno bruto, toda dolarizada, con condicionamientos y con todo lo que dijimos antes. Teníamos reservas internacionales que, en general, rondaban los doscientos o trescientos millones de dólares, pero, en realidad, si les sacábamos los encajes y demás, eran negativas. Como ya se mostró, hoy tenemos una deuda que pesa mucho menos en el producto, con características mucho más saludables y un nivel de reservas que supera el 25 % o 27 % del producto; hoy representa un 29 %, o sea que tenemos alrededor de quince mil millones de dólares de reservas internacionales. Eso da fortaleza financiera y las señales correctas a los inversores internacionales.

Un punto más en clave de fortaleza financiera es el estado de situación del sistema financiero del Uruguay, que en aquella época estaba en plena crisis, con cuatro bancos privados cerrados, un banco público fundido y un panorama muy incierto. Hay que reconocer que las crisis anteriores de las décadas del sesenta y del ochenta y del año 2002 siempre tuvieron dos factores en el epicentro: el tipo de cambio y el sistema bancario. Hoy estamos atravesando una crisis que tiene otras características, pero nadie se acuerda del sistema bancario como factor de problemas, sino todo lo contrario. Actualmente tenemos un sistema financiero sólido, solvente y que, en todo caso, puede contribuir a la solución del problema y no ser parte de él. Como caricatura de eso podemos hablar de los bancos públicos. Hoy los niveles patrimoniales de la banca pública son muy significativos y elevados cuando a inicios del año 2004 el patrimonio del Banco República era muy pequeño y el Banco Hipotecario del Uruguay estaba cerrado porque se había fundido.

Vamos a plantear otro punto a modo de interrogante. En función del análisis que se hace desde la perspectiva cambiaria y del énfasis que pone la señora ministra en el sentido de que hoy tenemos un atraso cambiario del 25 % o 30 % –en una medición muy precaria porque, si bien aclaró que nos estaba mostrando una metodología de fundamentos, las variaciones de productividad de la economía uruguaya con relación al resto del mundo, que ajustarían mucho esa gráfica, carecen de rol– que se viene arrastrando desde hace muchos años, lo que también dificultaría explicar la performance en materia de comercio exterior que tuvo el Uruguay en los últimos quince años, queremos preguntarle al Poder Ejecutivo si esa visión conlleva a lineamientos de política económica que implican que el dólar se vaya a niveles 25 % o 30 % más altos, o sea, si realmente se va a llevar adelante una política de salto del tipo de cambio en niveles tan drásticos que, obviamente, tendrían impacto en el funcionamiento de toda la economía. Esa es una pregunta concreta, puntual y que emerge del planteamiento.

SEÑORA MINISTRA.- Finalmente, una pregunta.

SEÑOR BERGARA.- Así es. De lo contrario, parecería que faltaba algo.

                Insisto, mi planteamiento tiene que ver con el tema de contribuir a un relato. No pretendemos ponernos de acuerdo y, como bien dice el señor presidente, quizás no tenga mayor sentido el debate en este ámbito, pero para nosotros era fundamental dejar esta constancia global e integral de la perspectiva del relato. Lejos de estar en un país en declive, ruinoso y fundido, el Uruguay tiene fortalezas en todos los terrenos, tal como se plantea en la presentación que el Gobierno realiza a los inversores internacionales.

                Era cuanto quería decir.

(Dialogados).

SEÑOR OLESKER.- Antes que nada, quiero hacer una valoración muy positiva de que se nos haya dado esta oportunidad.

                Deseo hacer esta segunda parte de la presentación tratando de no influir en el pacientómetro y mostrando que lo que queremos es, básicamente, responder a dos supuestos por los que entendemos que esto se debe hacer. Si la política económica fue similar en los quince años, explicar solo los resultados de un año y decir que no se está de acuerdo con ella, a nuestro juicio, es equivocado. Por lo tanto, queremos hacer alguna referencia al ciclo de la política económica.

                En segundo término, vamos a brindar algunos elementos que demuestren en qué se gastó porque, desde nuestra perspectiva, la situación del déficit fiscal tiene que responder a esa pregunta. También debe señalar cómo se financió, pero no me referiré a eso porque ya lo hizo el señor senador Bergara.

                 Creo que el ejemplo más notorio es el de la pobreza; es decir, un punto de pobreza más entre 2017 y 2019 no puede eludir de la discusión treinta puntos menos entre 2004 y 2017. En ese sentido, voy a presentar algunos datos. Además, como el déficit fiscal no empezó en el año 2019 –como bien dijo la ministra–, sino que es un proceso que viene de antes, está bueno ver en qué se generó el aumento de gasto que tuvo ese resultado.

                La primera transparencia nos hace tomar cinco ejes de la discusión: seguridad social, educación, protección social, seguridad pública y salud. A estos ejes se podrían agregar: vivienda, transferencias a gobiernos departamentales, subsidios y subvenciones, que creció mucho y, en general, fue orientado a subsidiar organizaciones de la sociedad civil. Tenemos entre 70 % y 77 % del aumento del gasto explicado por el componente social y el de seguridad pública. Esta es la primera explicación.

                Si vamos a otro dato, que es importante y no está en el gráfico, veremos que desde 2011 se agrega al presupuesto el análisis por áreas programáticas. Es, más o menos, lo que acabo de decir, pero condensado en áreas. Si tomamos en cuenta las cinco áreas programáticas que mencioné, protección social, vivienda, seguridad pública, salud y educación, desde el año 2011 –momento a partir del que se hace este análisis presupuestal que, además, coincide con la tendencia a la suba del déficit–, podemos encontrar la explicación del 75 % del aumento del gasto. La otra área grande es la de los servicios públicos generales, relativa a la administración del Estado. El resto prácticamente no tiene incidencia en el aumento del gasto.                

                Quisiera referirme a esas cinco áreas en particular porque también hay una discusión que seguramente vamos a dar y he escuchado aquí, cuando se dice: «aumentó la plata, pero no hubo resultados; aumentó el dinero para educación o salud, pero ¿en qué se gastó?».

                Voy a hacer una breve referencia de contenido a educación, salud, vivienda y seguridad social.

SEÑOR PRESIDENTE.- Señor senador: le hago una recomendación amigable. Vamos a escucharlo con mucho gusto, pero todos los que somos viejos parlamentarios sabemos que esto no es lo que sucede ni sucedió nunca. Así que, amigablemente, voy a pedirle, señor senador, que tenga la suficiente condescendencia con todos nosotros. Vamos a permitir que haga una introducción, pero le pido que la acote en el tiempo.

SEÑOR OLESKER.- La voy a acotar.

SEÑOR PRESIDENTE.- Se lo agradezco mucho, señor senador.

SEÑOR OLESKER.- Empiezo por el tema de la educación, respecto al cual quiero señalar cuatro cifras. Primero, el aumento de 3,2 a 5,1 del PBI para la educación sobre un PBI 84 % más alto. Lo segundo tiene que ver con la ampliación de las áreas. Ese 3,2 era prácticamente para ANEP y Udelar, y el 5,1 incluye dos nuevas áreas sustanciales: educación inicial –o sea, INAU– y Plan Ceibal, que está en subsidios y subvenciones. Tercero, el gasto por alumno: de 35.360 se pasó a 92.242 y se duplicó el salario real del sistema educativo. Un dato no menor para entender esto es que en 2004 los salarios sumados de dos docentes grado 1, veinte horas, estaban un 20 % por debajo de la línea de pobreza y hoy están un 50 % por encima.

                En cuanto a la salud, el gasto por usuario de ASSE, como dice allí, es de 3,4; aumentó, porque pasó del orden de los setecientos pesos a más de dos mil pesos por usuario a precios de hoy. El presupuesto de ASSE se triplicó y las transferencias al Fonasa permitieron que la vieja DISSE, que alcanzaba a seiscientas mil personas, pasara a cubrir a dos millones seiscientas mil personas.

                Con respecto a las jubilaciones, el incremento más alto del gasto fue en el rubro de la seguridad social y, por lo menos, hay cuatro cosas que explican ese aumento: dos son estructurales y dos, de política pública. Las dos estructurales son el envejecimiento de la población y el ajuste de las jubilaciones por el índice medio de salarios, según lo establece la reforma constitucional de 1989. Las otras dos son específicamente de política pública de este período: el aumento de las jubilaciones mínimas por encima de la media –esto generó aproximadamente unos ciento cuarenta millones de dólares adicionales de gasto– y la flexibilidad jubilatoria por el año por hijo, en el caso de las mujeres, y el acceso flexible a las jubilaciones en función de la reforma de 2008.

                El cuarto punto tiene que ver con la vivienda. Aquí, simplemente menciono que la inversión pública en vivienda era de alrededor de 0,3 puntos del PBI y se duplicó a 0,6 puntos del PBI; estamos hablando de unas ciento setenta mil soluciones habitacionales nuevas. El Fondo Nacional de Vivienda en 2005 gastaba, en promedio, aproximadamente cuatro millones de unidades reajustables y hoy está gastando, en promedio, en este último quinquenio que estamos analizando ocho millones de unidades reajustables.

                El último punto está relacionado con el Sistema Nacional de Cuidados que, si bien existía previamente porque los asistentes personales fueron creados en 2013 por el Ministerio de Desarrollo Social –me tocó hacerlo–, se transformó en sistema en 2015, se juntó con las políticas en primera infancia de los CAIF y con las políticas para adultos mayores y, como sistema, en 2019 gastó noventa y siete millones de dólares.

                Quiero terminar diciendo que todo esto tuvo repercusión sobre los vínculos laborales con el Estado, porque el grueso del Estado son los trabajadores. Cuando miramos el cuadro de los vínculos laborales –que no es lo mismo que los trabajadores, pero es la información que tenemos–, vemos que hubo un aumento de 72.290 vínculos laborales con el Estado. Sin embargo, el cuadro que está allí muestra que en las mismas cinco aéreas sobre las que estuve hablando –salud, educación, vivienda, seguridad pública y protección social–, el aumento de los funcionarios fue de 73.219. Quiere decir que hay casi cuatro mil funcionarios menos en el resto de la administración de Gobierno –otros ministerios, organismos de contralor, empresas públicas–y tres mil funcionarios más en las intendencias departamentales del interior del país.

Finalmente, esto es lo que queremos mostrar: la gráfica azul es el PBI y la gráfica naranja es el índice de Gini. Esto muestra que desde 2004 para aquí hubo un cruzamiento de las gráficas, un crecimiento económico muy importante, con una caída también importante de la desigualdad. Como ustedes ven allí, es una caída muy relevante entre 2010 y 2012, que es el período de su mayor protagonismo.

SEÑOR GANDINI.- Señor presidente: con la misma flexibilidad también quiero dejar alguna constancia por cosas que se han dicho.

                Lo primero que se ha mencionado tiene que ver con que la exposición de la señora ministra no contempló el contexto internacional en el que se dieron estos resultados de la gestión económica del Gobierno pasado y, particularmente, del último año. Y creo que está bien que no sea puesto en contexto, porque tenemos que ir a lo que dice el propio presupuesto del 2015, ya que es parte de lo que estamos discutiendo. Recordemos que el presupuesto nacional no fija el presupuesto para el primer año y luego todo lo demás es un espejo; cada año está incluido con proyecciones de ingresos y autorizaciones de gastos diferentes.

Cuando vamos al presupuesto de 2015, en la página 1, en la exposición de motivos y en el informe económico-financiero –y en particular para responder a aquel debate que teníamos de que venía viento de cola que había permitido en el quinquenio anterior algunos resultados de la economía– el exministro Astori nos decía: «… las condiciones y perspectivas económicas internacionales, y en particular las regionales, en las cuales se desenvuelve la economía nacional» –subrayo aquí– «no constituyen un recurso para explicar las dificultades o los avances económicos y sociales experimentados en el pasado o que se prevén en el futuro…». O sea, Astori nos decía: «No nos adjudiquen que anduvimos bien por el viento de cola, es mérito nuestro». También se desdecía aquí, de que cuando va mal, no es responsabilidad de otros.

                En setiembre, también decía: Asimismo, la necesidad de un análisis riguroso de la situación económica debe ser considerado un punto de partida ya que es indispensable para diseñar una estrategia presupuestal. Miren lo que decía: quien no conoce la realidad en la que está trabajando, no puede jamás hacer un presupuesto, no puede hacer un plan ni puede elaborar una expresión fiscal y financiera de ese plan. El punto inicial es saber dónde estamos parados y en qué realidad estamos viviendo y, repito, que cuando me refiero a la realidad, aludo a la nacional y a la internacional.

                Esta fue la esencia con la cual se construyó el debate del presupuesto de 2015 que nosotros respondimos. Decíamos: ministro, usted está leyendo mal la realidad nacional e internacional, no le van a dar esos números. Era el tiempo de un presupuesto quinquenal de dos años, ¿recuerdan? Era así porque, cuando asumió el nuevo Gobierno y se fue el anterior –y del anterior está en sala el ministro de aquel tiempo– se dijo, ¡el propio Vázquez!, que no sabía que la cosa estaba tan mal. Era un debate que habíamos tenido en 2014, ¿se acuerdan? A Lacalle, que había sido el candidato, se le había cuestionado por eso. Pero cuando asume el nuevo Gobierno y toma conocimiento de cómo dejaron el Gobierno los jerarcas de su mismo partido dicen: no sabíamos que estaba tan mal. Entonces, tenemos que hacer un presupuesto quinquenal por dos años y después lo ajustamos. ¿Por qué? Porque no podían atender la demanda de las promesas que habían hecho con la estructura gremial, sindical, militante. Entonces, se hace un presupuesto por dos años y en el 2017 se revisaba. Nosotros le discutimos al señor ministro que esto no daba, ¡no podía dar!; no podría dar el déficit programado de la estructura prevista de ingresos con la autorización de egresos. ¿El resultado cuál fue? Que en mayo del año siguiente, ¡cinco meses después de que entró en vigencia el presupuesto!, hubo que hacer un ajuste fiscal, un ajuste fiscal que el Gobierno calculó en el 1 % y que ajustó por la vía de los ingresos a través de impuestos. Es decir, esta rendición de cuentas es hija o parte de un quinquenio en el cual el Gobierno, a los cinco meses, en la rendición de cuentas, trajo un ajuste fiscal en el que puso –¿se acuerdan?– impuestos en la tasa consular –un retroceso importante– y, después, le pusieron impuestos a todo lo que se movía: a la Quiniela, a los caballos, al 5 de Oro, a la Tómbola; le quisieron poner a la Rifa de Arquitectura, y se le terminó poniendo a Netflix. Es decir, se buscó todo lo que podía generar un ingreso y sumar USD 600:000.000 para achicar. Y ¿nosotros qué les dijimos? –pueden revisar la versión taquigráfica–: «No le da, con esto no le da». Creció un poquito y se abatió algo la franja de déficit por esos ingresos y luego –si miran una gráfica que nos acaban de presentar– otra vez los gastos crecieron sobre los ingresos. Es decir, la constante fue que el país estuvo creciendo en los últimos quince años, pero los gastos siempre aumentaron más que los ingresos. Es lo que se acuñó con esa frase del espacio fiscal, es decir, vamos a gastar todo lo que entra, pero también vamos a adjudicar en la distribución de gastos, básicamente corriente, que es rígido, todo lo que calculamos va a entrar.

Por eso yo coincido con lo que dice la señora ministra: ¡no hay políticas posibles si no hay un diseño económico sustentable! Y yo creo que el modelo económico del Frente Amplio de estos quince años no fue sustentable. No vamos a discutir, pero no fue sustentable porque duró poco mientras la economía del mundo –que dice Astori que no nos influye– nos compró todo y a precios muy altos. Entonces, nos gastábamos todo; calculábamos lo que iba a entrar y lo gastábamos también. El día que se cayeron los chinos comprando la leche en polvo a lo que valía y la soja a lo que compraban, etcétera, nos quedamos con el gasto rígido y los ingresos adecuados, y empezó a crecer el déficit, particularmente del 2014, y en el 2015 se debió hacer un ajuste por la vía del gasto, que no se hizo.

Este es el resultado que tenemos. O sea, yo me veo enfrentado hoy a tener que aprobar o no las cuentas públicas del ejercicio 2019, que está vinculado a lo proyectado en el 2015 y a lo que es ley, aprobado en el 2018. No nos olvidemos que cada rendición de cuentas es una ley y como tal hay que cumplirla. Y las cuentas se construyen bajo la variable de la proyección de ingresos, que es un cálculo ficto pero que depende de la cualidad que tiene quien lo fija, y un gasto autorizado que siempre se cumple, se ejecuta. La ejecución es siempre arriba del 90 %, salvo que se topee; en cambio, el ingreso puede modificarse. Y yo tengo que analizar las variables, es decir, ¿qué miro acá? Las cuentas. ¿Cuáles son las cuentas? Me habían dicho en el presupuesto de 2015 que en el 2019 el déficit iba a ser de 2,5 % y fue 5 %. Es decir que le erraron por USD 1.500:000.000. ¡Vamos a ponerlo en plata!: USD 1.500:000.000 son 2,5 %. ¡Le erraron por eso! Pero no, vieron que la cosa venía mal y en el 2018 –es ley– lo ajustaron a 3 %. Bueno, le erraron por USD 1.200:000.000. ¡Esa cuenta a mí no me cierra!

Miro otra variable. ¿Cuál puedo mirar? El crecimiento de la economía. Bueno, el crecimiento de la economía estaba proyectado en el 2,5 % en el presupuesto para el 2015, pero en el 3 % para el 2019. Lo fueron ajustando: el 3,3 % para 2017; para el 2018 se fijó 0,7 %, ¡pero fue 0,2 %! O sea, el PBI se deterioró en su crecimiento y por ende se deterioró el crecimiento de la economía y fue el 0,2 %, por no decir nulo, cero. Pero si observo el déficit fiscal, veo que también estuvo por encima de lo calculado: ¡terminamos en 5 %!

Y si miro la inversión, ¡también!; sucede lo mismo. El presupuesto lo preveía en 1,9 % y terminó en 1,4 %. Y miro el consumo: era de 0,8 % –ajustado, porque en el presupuesto era 3,5 %– en el 2018 y terminó en 0,5 %.

Puedo ver la inflación y también observo que estuvo por encima del rango meta, ¡todos los años! Miro el empleo y veo que fue el peor desempleo desde el 2007: 10,5 % –¡es el peor desde el 2005!– , que es el porcentaje que llegó en el primer trimestre. Fue el número que nos entregaron: febrero de 2020, 10,5 %. ¡Todas las variables desajustadas!

                Pero si miramos la gestión por resultados, observamos que en el 2019 hubo más pobres que en el 2018. ¡Tengo que mirar eso! ¡Me piden que apruebe eso! En el contexto del quinquenio, en el 2019 hubo 25.000 pobres más y 10.000 desempleados más. Podría leer el informe del Instituto Cuesta Duarte, que tengo aquí en mi poder, que habla de más de 400.000 salarios por debajo de $ 20.000. Es decir, hubo un deterioro en las condiciones de vida. ¡Yo no tengo más remedio que mirarlo! Pero si miramos la deuda, veremos que el ministro de Economía y Finanzas, en el 2015, cuando trató el presupuesto, decía: «La primera, que es la síntesis de la situación financiera, es la evolución de la deuda neta respecto al producto bruto interno, con una clara tendencia al decrecimiento y un porcentaje observado el año pasado» –o sea, el 2014– «de 33 %. Se hizo un análisis de sensibilidad acerca de cuánto influiría el mantenimiento de un déficit igual al actual sobre la relación deuda neta-producto; nos llevaría a un incremento no deseado de esa relación, que estaría superando el 40 %» –¡no deseado de la relación producto bruto-deuda!– «Hoy la relación deuda neta-producto es de aproximadamente un 33 %. Queremos que esa relación se estabilice, que tienda a mantenerse». ¡Esa era la meta del 2015! Hoy la deuda neta está en el 43,5 %. ¿O estoy equivocado? Eso fue lo que yo leí. Y la deuda bruta es del 68 %. ¿Por qué? Porque el déficit acumulado de estos últimos cinco años –tomando lo que fue el 4,7 % y no el 5 %– ¡es de USD 11.000:000.000! Es decir, ¡lo que le faltó al Gobierno de ingreso genuino para pagar sus cuentas aprobadas fueron USD 11.000:000.000!, 2.800:000.000 este último año. ¡17.000:000.000, 18.000:000.000 en la era frenteamplista! Entre el primer Gobierno de Vázquez y el de Mujica, fueron 7.000:000.000, y 11.000:000.000 en este. Es decir, ¡este fue el peor período de todos y este fue el peor año del período! Esto es lo que yo veo con absoluta claridad en los números objetivos que nos dieron, salvo que se los discuta, salvo que se diga que están mal. Podemos mirar para atrás, analizar, ir y venir, y hasta podemos retrotraernos a la Guerra Grande si queremos comparar, pero lo que yo tengo es un cambio de signo político en el Gobierno y el análisis de un modelo de gestión que hoy me permite pasar raya. Y hoy están presentes aquí integrantes de aquellos equipos económicos: directores de la OPP, del Ministerio de Economía y Finanzas, economistas; ¡tengo de todo en sala!

Yo paso raya y digo: hasta acá analizo los Gobiernos del Frente Amplio, y con la rendición del 2019 tengo el cierre del último presupuesto quinquenal, que se aprobó solo con los votos del Frente Amplio. Lo mido, lo evalúo, lo analizo y digo: estas cuentas no cierran. Este es un punto de partida sin pandemia que me deja una deuda importante que pagar, que no puedo seguir incrementando fácilmente porque tengo las calificadoras de riesgo mirando la calidad de mi endeudamiento y el repago de mi deuda. Me dejan un gasto rígido muy importante que tengo que ver cómo bajo, porque es rígido, porque buena parte del desempleo en sectores de este país se compensó con empleo público y este es rígido. Mientras se deterioraron los salarios de los privados, no se deterioró el salario del Estado, y el Estado, con liquidez, paga.

Tengo un problema en la seguridad social, que se incrementó en el 2008 sobre la base de las conclusiones de un diálogo social que nos terminaron comprometiendo cada vez más, y hoy pasamos USD 3.000:000.000 por año para absorber el déficit que genera todo el sistema, no solo el BPS, y lo tengo que arreglar, pero no tengo a mano arreglarlo.

Tengo desempleo, y ahora con la pandemia más; porque tengo que activar el sector privado, que es el que lo genera, y no tengo mucho con qué; porque no puedo poner más impuestos pues tengo un nivel de carga fiscal muy alto. Tengo una inflación que ya se fue arriba y una mayor demanda de gasto social para tratar de mantener aquello de la equidad. Y, por supuesto, sobre esa base tengo que restablecer un modelo de gestión económica que es diferente al actual.

Este es el dilema que tengo como legislador.

Recuerdo que no aprobamos ninguna de las cuatro rendiciones de cuentas anteriores porque no compartíamos el modelo ni las proyecciones de las cuentas públicas. Las discutimos todas y, lamentablemente, tuvimos razón. Los números que se nos exhibieron aquí nunca se ajustaron a la realidad; siempre se desviaron en casi todas sus variables. La consecuencia es que el país está hoy bastante peor que en el 2014 en sus cuentas y en sus resultados. Capaz que estamos mejor que en la Guerra Grande y peor que en el 2002 –es verdad, capaz que sí–, pero en cuanto al déficit fiscal hay que ir treinta años para atrás, no quince ni hasta el 2002, para encontrar uno del 4,7 %. Reitero: ¡treinta años para atrás!, en los años de la mejor economía, de mayor crecimiento, donde la deuda es más grande, el déficit fiscal fue mayor, y el acumulado ni que hablar. Esas son las cuentas que recibo. Y dirán: ¿dónde está la pregunta? ¡En ningún lado! Yo iba a preguntar algunas cosas, pero visto –en la próxima, los amenazo, voy a traer PowerPoint también– la presentación que ha hecho la oposición, contesto constancias que no comparto y digo que comparto el análisis de la política que hace el Poder Ejecutivo, aunque me resulta difícil aprobar estas cuentas públicas.

                Gracias, señor presidente.

SEÑOR BERGARA.- Voy a hablar por una alusión más que directa que se hizo en varias oportunidades.

Simplemente quería aclarar que no es una buena técnica poner en boca de otros lo que otros no dicen. Ni el ministro Astori ni quien habla jamás dijimos que lo de afuera no importa. Dijimos que lo de afuera importa, solo que no era la única explicación de los procesos económicos, ni cuando las cosas van mal ni cuando las cosas van bien. Esa era la discusión que había en aquel momento: no todo el problema de la crisis del 2002 era de afuera, sino que también era de políticas que no nos permitían protegernos de esas cosas; ni todos los beneficios que hubo después eran solo porque venían de afuera, porque mayores beneficios tuvieron otros países con resultados bastante más magros que los que tuvo el Uruguay.

Por lo tanto, quiero dejar esa constancia, simplemente para no avalar expresiones que ponen en boca del exministro Astori y de quien habla y que nosotros no hemos dicho. Creo que esa no es una forma leal de dar una discusión, es decir, poner en boca de otros lo que otros no dicen.

Gracias, señor presidente.

SEÑOR BOTANA.- Señor presidente: voy a empezar haciendo algunas puntualizaciones y después formularé las preguntas.

                Si hablamos de buena técnica, creo que no es conveniente poner como año de base para la comparación el de la crisis e inestabilidad absoluta, que es el 2004. La crisis comenzó en 2002; vayamos al año 2001, deuda bruta: 48 % del PIB, hoy: 66,4 %; déficit fiscal: 3,4 %, hoy: 4,7 % o 5,1 % –según esta estimación–, y la comparación es con el año precrisis.

Tampoco es bueno poner la banderita del partido al que no le tocó ser gobierno. ¡Vaya si nos honramos muchos de nosotros de haber respaldado en su momento al doctor Jorge Batlle! Sin embargo, no nos tocó ser gobierno en ese momento; o sea que tampoco esa es una buena técnica.

¡Acusar a los Gobiernos departamentales! Los Gobiernos departamentales de mi partido no subieron la cantidad de funcionarios; no fueron los nuestros.

Otra cosa: las transferencias a los Gobiernos departamentales crecieron, pero crecieron como producto de la reforma constitucional del año 1996. Entonces, son recursos de los Gobiernos departamentales, recursos constitucionales y legales de los Gobiernos departamentales; no es una dádiva de ningún Gobierno central. Debería ir la bancada de la oposición a leer los artículos 640 y 641 de la Ley n.º 17296 –la del presupuesto de aquel período–, donde se mencionan los orígenes de los fondos que percibían los Gobiernos departamentales: Imesi, utilidades de los casinos y otros tributos. Hoy día los recauda el Gobierno nacional y los transfiere a los Gobiernos departamentales. El señor senador Viera, que fue partícipe de esa negociación presupuestal para hacer esa transformación, puede afirmarlo con más conocimiento que yo.

Hechas esas aclaraciones, voy a formular algunas preguntas a la señora ministra.

Con respecto al desempleo, la señora ministra señaló que 55.000 personas habían perdido su empleo, pero puntualizó que si esa cifra fuera medida en horas, la situación sería aún peor. Si tuviera alguna información más detallada, me gustaría acceder a ella.

En otro orden, ¿puede ser cierto que la proyección del déficit era del orden del 2,5 % y terminó siendo del 5 %? ¿Puede errársele en el gasto en un 100 %? El señor senador y economista Bergara tiene razón en lo que planteó sobre el déficit fiscal; por tanto, reitero mi pregunta: ¿puede errársele en un 100 %? ¿No es un poco excesivo ese margen de error? La caída de los ingresos ¿duplica esa proyección?

Por último, quería hacer alguna pregunta, y vamos a tomar los datos del año 2004 que son los que nos propone la bancada del Frente Amplio.

En cuanto al Ministerio del Interior, en 2004 había 26.872 vínculos funcionales y 33.976, en 2019, hubo un incremento de 7.104 vínculos de funcionarios y no funcionarios. En 2004 se gastó $ 13.000:000.000 y, en 2019, $ 30.000:000.000, quiere decir que hubo un incremento de $ 16.880:000.000.

Con respecto a los hurtos, en 2004 hubo 98.408 y en 2019, 139.623. En cuanto a las rapiñas, en 2004 llegaron a 7.000 y en 2019 a 30.650. En 2004 se produjeron 200 homicidios y en 2019, 391. La tasa de homicidios aumentó de 5,88 % a 11,50 %. ¿No era que a más funcionarios y más presupuesto, menor delito? ¿Cómo se estudia esta correlación? Más funcionarios, más gasto, más delito. Esto habla, a las claras, de un problema de calidad de gasto, ¿verdad?

En cuanto a la ANEP –que fue mencionada por el señor senador Olesker– en el año 2004 tenía 49.020 vínculos y en 2019, 91.902, hubo un aumento casi del 100 %, 42.882. En millones de pesos va de $ 28.175:000.000 en 2004 a $ 71.406:000.000 es decir, un aumento de $ 43:231.000.000. La matrícula en el año 2004 –inicial, primaria, secundaria, técnica y docente– era de 737.252 y en 2019, 699.678. ¡Cayó la matrícula! ¡Se duplicó el gasto, casi que se duplicó el número de vínculos funcionales y se cayó la matrícula! ¿Esta es la mejora de la calidad del gasto o es el incremento del gasto? Porque si con el doble de recursos se obtienen peores resultados, estos son los indicadores que tal vez deberíamos incluir.

No quiero hablar del Mides que no existía, pero tampoco había gente durmiendo en las calles, señor presidente. La gente no dormía en la calle y hoy hay que ir a sacarla de allí.

Duplicamos la cantidad de vínculos en ASSE y elevamos en un 30% los millones de pesos destinados a ASSE. Bajamos en 200.000 la cantidad de usuarios, amén de los desórdenes que todos conocemos, pero será el diputado Lema el encargado de reiterarlo cuando esto pase por la Cámara de Representantes.

Entonces, señor presidente, me preocupa el incremento del gasto, la falta de previsión y, sustantivamente, cómo se gastó. Algo se hizo mal. Los rubros en que se gastó están claros, pero los resultados negativos de todos esos rubros también están muy claros.

SEÑOR ANDRADE.- Señor presidente: espero contar con la misma paciencia que con el resto de los legisladores, porque me veo en la obligación de dejar alguna constancia.

Si a alguno le tocaba trabajar en el año 2004, vivía en el Cerro y cobraba el salario mínimo, probablemente tuviera que tomarse el 370 y el boleto le costara $ 15. Se iba a gastar $ 30 en ir y volver al trabajo y su salario mínimo, su jornal, esos $ 1280 repartidos entre treinta días no llegaban a $ 50. Imaginémonos la peripecia de un trabajador que en el boleto se le van dos tercios de su salario.

Uno puede decir que estamos hablando de un dato del 2004, que era en los tiempos de la crisis, que eran complicados, pero es bravo hablar del salario cuando esa era la respuesta en términos salariales. Si esa familia gastaba 200 kilowatts de energía tenía que trabajar una quincena para pagar la luz, ¡una quincena para pagar la luz!

                Ahora, cuando hubo crecimiento económico durante toda la década del noventa, la capacidad de compra del salario mínimo que teníamos en 1999 era la mitad que en 1990. Recién se hablaba del salario y por eso recalco que la capacidad de compra del salario mínimo, después de diez años de crecimiento económico, era del 50%. El desempleo pasó de un 8% a un 12%, y la informalidad –que mencionaba el señor senador Bergara– estaba por arriba del 40%.

                La economía no es una ciencia exacta y ofrece un montón de complejidades ¡pero es bravo hablar, con tanta soberbia, de modelos que fracasaron, como se habla a veces en sala!

                Me atiendo en salud pública y me da una enorme alegría que el centro de referencia de trasplante de médula sea el hospital Pereira Rossell y lo mismo me pasa con el hospital de Tacuarembó y el neonatal de Salto. Me da un enorme orgullo haber salido de esa circunstancia de inversión tan desigual en la salud.

Me voy a referir al año 2001, al que hacía referencia el señor senador Botana. Hay un informe de la Sociedad Uruguaya de Pediatría, que está en la Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión, donde se señala que la mortalidad infantil –que era mucho más alta que la de ahora– de quienes se atendían en salud pública –porque ASSE no existía en esos momentos– duplicaba a la mortalidad infantil del sistema mutual. Eso pasaba, entre otras cosas, porque teníamos una relación de inversión por paciente en el sistema mutual que duplicaba la inversión en salud pública y no era posible hacer magia.

Nosotros tenemos el enorme orgullo de que se haya invertido en salud para garantizar derechos mínimos para que, entre otras cosas, 90.000 uruguayos que estaban condenados a quedar ciegos por ser pobres –¡90.000! Uruguay no es muy grande–, hoy puedan ver y que la mortalidad materna en el Pereira Rossell el año pasado haya sido cero. ¿No está la rendición de cuentas ahí? Tenemos que colgarnos algunos resultados como una escarapela de orgullo.

Se habla del año 2001, ¿cuál era el nivel de pobreza o de indigencia en aquel año? ¿En el año 2004 no había pobreza, indigencia y gente en la calle? No sé en qué calles, pero había 165.000 uruguayos que no tenían qué comer. Cuando una persona llega a la indigencia no tiene comida; está en esa condición extraordinaria de vulneración y en los niños es peor. El informe de la Sociedad Uruguaya de Pediatría dice que en los años 2002, 2003 y 2004 era un espanto la cantidad de niños que había con dificultades psicomotrices por mala alimentación.   

                Claramente tenemos una discusión de relatos. ¡Cómo no vamos a tener una discusión de relatos! Entre las preguntas que se plantean ¿por qué no aparece la interrogante sobre qué pasó con el Índice Medio de Salarios o la pobreza durante este período comparado con la región? Es indudable que el crecimiento económico de un país del tamaño de Uruguay históricamente está relacionado con la semisuma de lo que pasa en Brasil y Argentina; tiene un nivel de dependencia de lo que pasa en la región muy fuerte. Y no resiste análisis en la historia económica el hecho de que si cae Brasil o Argentina de forma pronunciada no se lleven puestos a la economía uruguaya. Fue la discusión que tuvimos en el año 2002. Está claro que más, menos, según las fortalezas que tenga, siempre hay algo que se puede hacer internamente, pero es muy difícil sostener una circunstancia regional de esas características. En fin, tenemos una diferencia política con respecto a qué se ve por gasto que está bien que se exprese democráticamente.

Del resultado del diálogo social, que está tan cuestionado, se desprende que hay 40.000 mujeres que se pudieron jubilar y que no iban a poder hacerlo, porque no hay quién les dé trabajo por tener 60 años o por tener poca calificación. ¿Quiénes eran las que quedaban afuera? Eran las domésticas. ¿Cómo íbamos a atender esta situación? Se dice que el 40 % del déficit del BPS es por aumentar las jubilaciones mínimas, pero si no se hubiera actuado, hoy tendríamos más de 79.000 jubilaciones que estarían por debajo de dos bases de prestación. Tenemos que decir si esa política fue un gigantesco error o si permitió reducir la pobreza de los sectores de más de 60 años, posicionando al Uruguay a la cabeza de América Latina.

La inversión en educación tuvo mucho que ver con los salarios de los docentes, se come más del 80 %, pero supongo que todos pensarán que los salarios de $ 5.000 que se le pagaban a un maestro eran una vergüenza nacional. Había un refrán que decía: «Tiene más hambre que maestro de escuela»; se relacionaba el salario de los docentes con una condición que apenas daba para alpargatear.

                En fin, esas cosas son parte de la rendición. En realidad, se aferra al déficit que es un componente muy complejo, pero ¿fue importante haber duplicado la inversión en vivienda, en relación al producto? Fue un producto que creció. Esa es una señal que hay que multiplicar, porque en la ley de urgente consideración hay una referencia al tema de vivienda, es decir que hay que invertir aún más en esta área. ¡Imaginen el drama que tendríamos con respecto a la segmentación territorial si no hubiéramos generado líneas que incrementaran la inversión en vivienda! Recibimos un Banco Hipotecario que era casi un presente griego, porque si bien el Banco República estaba tecleando, el Banco Hipotecario estaba efectivamente fundido. Todo eso recibimos. Es una línea política a sostener y a profundizar en áreas que son de extraordinaria sensibilidad.

                Sí creció la economía por factores regionales, pero el Uruguay creció más que toda la región y lo mismo sucedió con el salario. La Cepal lo dice con mucha claridad: fue el país donde más disminuyó la pobreza. Llegamos a indicadores que son históricos. Eso tiene que ver con políticas que atendieron la desigualdad. La deuda es un problema, pero en el año 2004 se llevaba un 22 % del presupuesto. Arrancamos tratando la deuda cuando te comía un 22 % del presupuesto nacional. Por lo tanto, también me parece que no es justo, teniendo en cuenta el riesgo que existe en una economía pequeña, vulnerable y con problemas, no valorar esfuerzos que han sido sustanciales para generar cambios en el país. Ahora, está bien que podamos discutir esas diferencias de manera civilizada, en definitiva después generemos acuerdos ¿Sin los niveles de inversión pública que se generaron hubiera sido posible la transformación en la matriz energética y en la matriz de las telecomunicaciones? ¿Se toma la misma circunstancia al abordar los desafíos que hoy tiene el Uruguay para captar inversión, o esta solamente tiene que ver con el tipo de cambio y con el salario bajo? Nosotros pensamos que no, que el concepto de competitividad en el país y el captar inversión poco tienen que ver con la lógica de la disponibilidad arbitraria y de la rebaja salarial, por más que estamos en medio de un proceso donde abiertamente hay un planteo de rebaja, después de quince años de crecimiento sostenido del salario, en una perspectiva que creo que no evalúa demasiado bien cuánto impacta esto en los puestos de trabajo que se pierden por la demanda del mercado interno. Pero frente a esa comparación del proyecto de país, nosotros sí pensamos en un concepto de competitividad al alza, sistémico, que implique alto valor de lo que se produce, y esto requiere relaciones de calidad, calidad del proceso de trabajo, mucha formación profesional. Hay desafíos que están en otro nivel, y en ese nivel me parece que hay elementos que se valoran de forma insuficiente. La multiplicación de carreras terciarias de la UTU, ¿es un esfuerzo gigantesco o no? ¿Y haber llevado la universidad al interior? Ochocientos gurises del interior entraban por año a la universidad y hoy lo hacen cuatro mil. Sé que el Frente Amplio no inventó la universidad en el interior, pero ¡vaya que con nuestros Gobiernos se multiplicó la posibilidad de llegar a ella! ¿Sería posible que la matrícula de “primer universitario en la familia” estuviera en el nivel que está si no fuera por eso? Entonces, ¡tengo que ponderarlo!

No hay duda de que hubo dificultades y errores de los Gobiernos del Frente Amplio. Ahora bien, los hubo en el marco de un proceso que cambió para bien la vida de la inmensa mayoría de la población.

Gracias, señor presidente.

SEÑORA ASIAÍN.- Agradezco especialmente al equipo económico por la presentación realizada y me limitaré a hacer algunas preguntas muy puntuales.

La primera tiene relación con el déficit reseñado, la sostenibilidad de las cuentas públicas y la conducta fiscal. Consulto si en el 2019 se implementó algún tipo de medida para que no se siguieran deteriorando las cuentas fiscales.

La segunda tiene que ver con la brecha entre las proyecciones y el desvío fiscal. En el mismo sentido, pregunto si se implementaron algunas medidas para corregir esos desvíos fiscales respecto de las estimaciones realizadas por la Administración anterior.

En tercer lugar, en relación con el endeudamiento del que se ocuparán nuestros hijos y nietos, quisiera saber cómo se han comprometido las disponibilidades monetarias del Gobierno, de la Administración.

En cuarto término, con respecto a los vínculos con el Estado –se reseñaba una cifra redonda de 73.000 de aumento–, quiero plantear dos preguntas. En primer lugar, ¿en qué organismo o conjunto de organismos se ha cumplido con la regla de completar dos vacantes de cada tres y en cuáles no? En segundo término, ¿esa regla se cumplió en la Administración Central?

La última inquietud tiene que ver con la actual Administración. ¿Con qué disponibilidad de recursos materiales se encontró este Gobierno para enfrentar, por un lado, el reto de emprolijar y equilibrar las cuentas públicas precovid y, por otro, la urgencia creada por la pandemia en cuanto a los desafíos de políticas sociales, de atención de salud, etcétera, tanto en lo inmediato como hacia el futuro?

Gracias.

SEÑOR RUBIO.- Señor presidente: aprecio el manejo que ha tenido de la sesión.

No voy a hacer ningún diagnóstico ni a abundar en el tema de los relatos, que ya ha sido expuesto, pero quiero manifestar tres preocupaciones puntuales.

                A partir del diagnóstico de la señora ministra observo que lo que se viene realizando y se continuará haciendo es una política de ajuste. Desde ese punto de vista, quiero saber qué es lo que se piensa con respecto al impacto sobre dos actores que han tenido una participación muy importante –diría que en algún caso hasta descollante– en la pandemia. Uno ha sido la comunidad científico-tecnológica del Uruguay que, como sabemos, ha sustentado el análisis en el que se ha basado el Poder Ejecutivo, y ha hecho muy bien. Quisiera saber si está previsto un recorte en este sentido, porque el punto de partida aún está lejos del horizonte deseable, si bien se mejoró mucho.

                Por otro lado tenemos los gobiernos departamentales y locales, que siempre han estado presentes, si bien no tuvieron tanta visibilidad. Creo que han jugado un papel muy importante en todo el país, sin importar su color político, y se nutren en un porcentaje muy alto –que en algunos casos llega o supera el 70 %­– de las transferencias nacionales. La política de transferencias, como decía el señor Gandini, en parte está marcada constitucionalmente, pero no totalmente. Me refiero al financiamiento del alumbrado y a un conjunto de rubros que se agregaron, que son muy importantes, y otros que surgieron después y no tienen que ver con la reforma, como la descentralización de los gobiernos locales. Entonces, quisiera saber si está previsto que esa política pueda impactar de una manera negativa. La ministra podrá decir: «esto lo vamos a pensar; en realidad, forma parte de un debate posterior», pero quería dejar manifestada nuestra preocupación, por lo menos para que se conozca.

                La tercera inquietud tiene que ver con una manifestación de la ministra con respecto a una afirmación del señor Bergara. Desde principios de año llevamos una devaluación del orden del 15 % –aproximadamente, no tengo la cifra exacta–, pero la señora ministra ha hablado de un retraso cambiario que oscila entre el 25 % y el 30 %, y me parece que es un punto de altísima sensibilidad. Como este tema se introduce primero en el diagnóstico y luego en las preguntas, me parece necesario tener precisión en las respuestas, porque todos sabemos el impacto que estas cosas pueden tener. Por lo tanto, quisiera saber, según la visión de la ministra, qué alcances tienen los propósitos, ritmo y manejo, ya que si no abordamos bien este tema –no es un problema solamente del Gobierno, sino del país– puede impactar mucho en las expectativas de todos los actores y desencadenar procesos no deseables.

                Era cuanto quería decir. Muchas gracias.

SEÑOR BOTANA.- Quisiera realizar una aclaración sobre algo que mencionó el señor Rubio. La inversión en alumbrado de los gobiernos departamentales surge del ahorro de energía logrado.

                Por otro lado, los gobiernos departamentales se financian en un 70 % con recursos propios, y apenas un 30 % son recursos del gobierno nacional. Además, si analizamos la distribución de ese fondo, el 54 % de las transferencias se destina a Montevideo y Canelones. Entonces, si hace bien los números, verá que la trasferencia es centralizadora y no descentralizadora. Los departamentos se descentralizaron; no el país, ni siquiera en este asunto. Esto, amén de que más del 80 % del gasto de los municipios es financiado por los propios departamentos. Los números a los que me referí son los de la transferencia a los gobiernos municipales, pero el gasto de dichos gobiernos se financia en un 80 % con recursos de los propios departamentos.

                Creo que bien vale hacer esta aclaración porque cuando se habla de descentralización hay que justificarla con números. Cuando se habla de mejora de la salud pública, hay que contestar cuántos niños nacieron en el hospital de Sarandí del Yi. Por ejemplo, nuestro fiscal de corte nació en el hospital de Fraile Muerto, en la salita de auxilio. ¿Cuántos niños nacen hoy en la salita de auxilio de Fraile Muerto? ¿Cuántos niños nacen hoy en el hospital de Cerro Chato o de Batlle y Ordóñez? Ninguno, porque el anterior Gobierno los transformó en policlínicas, grandecitas, pero que no tienen ningún nivel asistencial por encima del primario; no lo tienen ni para nacer ni para asistir a nadie en ninguna circunstancia, salvo repetir algún remedio o tratar un dolor fuerte de cabeza. Esa es la realidad de nuestro aparato sanitario.

                Lo tercero, señor presidente, es la sorpresa que me causa la crítica a los gobiernos de países hermanos. Creo que este Senado de la república no debería criticar los gobiernos de Lula da Silva, de Dilma Rousseff, de Kirchner, de Cristina Fernández; no me ha parecido de buen gusto que el Frente Amplio los critique en Sala.

                Gracias, señor presidente.

SEÑOR DOMENECH.- En la década del ochenta escuchaba con cierta incredulidad, pero de alguna forma con cierta complacencia interna, lo de no pagar la deuda externa; repito: no pagar la deuda externa. Han pasado quince años de este último Gobierno y debo decir que he tenido una gran desilusión. La deuda externa creció en un índice increíble con el pretexto de que ello estaba acompañado de un crecimiento del producto bruto interno.

Días pasados dije que no era de esperar que desembarcaran los marines en la costa de Montevideo, siguiendo las instrucciones de Teddy Roosevelt. Leyendo un antiguo libro de Raúl Scalabrini Ortiz me encontré con que hace sesenta años decía que la primera arma de la dominación era el empréstito, o sea, la deuda externa. Alguna vez se habló de Las venas abiertas de América Latina –esas venas que para mí no son de América Latina, sino de Hispanoamérica, porque yo me siento hispanoamericano; creo que este es el término correcto con el que nos deberíamos designar quienes tenemos orgullo de ser lo que somos–, pero creo que esas venas ya no están abiertas, sino que están secas, porque desde hace muchísimos años la deuda externa viene creciendo y creciendo, haciéndole el negocio a los grandes poderes económicos del mundo que, como decía Luis Alberto de Herrera –y que me perdone el señor senador Penadés–, cuanto más plutocráticos, más temibles.

Lo único que puedo decir es que siento una profunda desilusión. Cada vez estamos más endeudados, cada vez más nuestra independencia no deja de ser meramente declamatoria –y nos acercamos al 25 de agosto– y cada vez somos más dependientes de los grandes centros de poder del mundo; y en gran medida se lo debemos a este último Gobierno. Entonces, espero que este nuevo Gobierno –que a veces se califica de multicolor y en el que Cabildo Abierto tiene una pequeña participación de acuerdo a su caudal electoral– permita avizorar el comienzo de la segunda dependencia del Uruguay abatiendo, por primera vez en la historia, esa deuda externa que es el mecanismo de dominación que tienen los grandes poderes del mundo.

En ese sentido, no puedo evitar la tentación de pedirle a la señora ministro –creo que es una especialista en el tema– que nos diga si esa esperanza que tenemos, de alguna forma, puede estar alentada por realidades.

En segundo término, digamos que en el pequeño ámbito doméstico nos sucede lo mismo que en ámbito internacional: la banca domina el más importante de los negocios que hay en el país, traslada sus recursos a entidades que prestan dinero –la avenida 18 de Julio está llena de ellas– donde concurren los más humildes. Según las publicaciones que periódicamente vemos en el diario, esa gente está expuesta a pagar intereses cercanos al 170 % o 200 %. Entonces, quisiera saber si el Gobierno de la república, a través de la señora ministro, también está dispuesto a tomar alguna medida respecto a esos intereses –que sin duda son legales, pero que en el fondo suponen la legalización de lo que en otros países sería considerado usurario–, poniéndole coto a semejante exacción, o lo vamos a seguir tolerando.

La deuda externa tampoco nos sirvió para evitar que en Uruguay hubiera doscientos mil desocupados, cincuenta mil personas en el seguro de paro y que termináramos hincándonos –y yo solo me hinco voluntariamente ante Dios– y pidiéndole a una empresa extranjera multinacional, a la que le dimos todas las franquicias habidas y por haber, que viniera a hacer alguna inversión, porque al parecer los uruguayos no podemos invertir absolutamente nada. Entonces, trancamos los créditos a los arroceros, a los tamberos, y cerramos la puerta, incluso del Banco República, a todo el sector productivo.

Señora ministro: realmente espero con ansiedad que el Uruguay productivo esté presente en este Gobierno. Creo que el instrumento bancario puede ser muy importante si le torcemos la mano –si es que eso está a nuestro alcance– a esos grandes poderes que rigen la economía del mundo; porque, en definitiva, es la finanza la que rige la economía. Entonces, hago llegar estas dos preguntas a la señora ministro, que más que preguntas son un clamor desesperado.

SEÑOR GANDINI.- Solicito una interrupción.

SEÑOR DOMENECH.- Con mucho gusto, aunque creo que he sido claro en lo que quiero preguntar.

SEÑOR PRESIDENTE.- Tiene la palabra el señor senador.

SEÑOR GANDINI.- Gracias, señor presidente.

Para no molestar después, quiero aprovechar esta intervención que hace el señor senador Domenech, para agregar una pregunta más, que me parece sustancial.

La Constitución manda al Parlamento, a la Asamblea General, a autorizar el tope de endeudamiento. Por una ley de 2018, una vez más se modificó el tope de endeudamiento porque cada vez, cada año hay que correr la raya del máximo que se supone es la regla fiscal del gobierno anterior. En 2018 se estableció un tope para ese año, decreciente para 2019 y decreciente para 2020; recuerdo que fue así. Quisiera saber cómo culminó en este tema el tope de endeudamiento, es decir, si el año 2019 cerró cumpliendo con lo que establece la Ley n.° 19670 para ese año, que según creo rondaba los 1700 millones de dólares; me parece recordar esa cifra pero puedo no estar acertado en eso.

La pregunta concreta es: ¿en 2019 se cumplió con el tope de endeudamiento o fue superado una vez más por la realidad y no se cumplió con esa ley, que tiene mandato constitucional?

SEÑOR DOMENECH.- Simplemente quería decir que como justificación de ese aumento de la deuda externa se argumenta el crecimiento del producto bruto interno –la verdad es que yo soy un pobre paisano agarrado a cimbra–, pero resulta que este está estancado o puede caer abruptamente. Además, todavía tenemos tasas que están sujetas a lo que decidan las empresas privadas calificadoras de riesgo. En realidad, estamos más que atados de pies y manos en una situación financiera que, la verdad, no me parece nada auspiciosa. Por eso planteo esas dos preguntas.

SEÑOR VIERA.- Creo que el debate de esta rendición de cuentas, por lo que observamos en esta primera sesión de la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda y la presencia de la señora ministra y todo el equipo económico, se encamina a debatir el relato, como en muchas otras cosas en los últimos años. Terminamos con el Frente Amplio en la oposición discutiendo el relato y no lo concreto, que es lo que estamos tratando: los indicadores, las cifras, los números, la realidad en lo que tiene que ver con la rendición de cuentas del período 2019 y, en todo caso, del período de Gobierno. Entiendo que los números siempre se pueden manejar –no digo que se haga antojadizamente ni que se los manipule–, es decir, siempre es posible tomar determinadas cifras y ciertos períodos de años que puedan cambiar, favorecer o construir un relato. Como decía el inolvidable contador Damiani, los números no mienten; quienes mienten son quienes los utilizan.

                El Frente Amplio, hoy en la oposición, para justificar los malos resultados innegables de esta rendición de cuentas, nos impone un relato tomando un período que también es antojadizo. Comienza desde el año 2000; podríamos tomar otro período más largo o algunas cifras que, en ese mismo período y en una situación internacional, regional y nacional mucho más favorable, sean peores.

                Creo que lo que tenemos que discutir hoy en esta sesión y preguntar a la señora ministra y al equipo económico son las dudas que tengamos sobre la rendición de cuentas del ejercicio 2019 y, en todo caso, el último período de Gobierno y el desvío que hubo con respecto a lo que fue planteado. Tampoco es un invento de este Gobierno, de este oficialismo, tener estas cifras. Es lo que está publicado; fue lo que se planteó en el presupuesto quinquenal 2015-2020 y en las posteriores rendiciones de cuentas. Son las propias declaraciones de quienes estaban en el Gobierno. A mi juicio, el futuro lo vamos a discutir en el presupuesto nacional y, por lo tanto, no es de recibo hacernos planteos o preguntas acerca de qué vamos a hacer con el gasto social y qué peligros hay en que este se modifique. Eso lo vamos a discutir el próximo mes, es decir, dentro de poco más de un mes estaremos discutiendo eso, el futuro, pero hoy estamos discutiendo el presente, cómo pasamos raya, cómo empieza este Gobierno, con qué números, con qué cifras y cómo se comportó el presupuesto que está terminando y que fue propuesto por el Gobierno del momento y no por nosotros. Incluso, cuando discutamos el futuro debatiremos sobre el gasto, porque gastar sabemos todos y defender y justificar el gasto por supuesto que podemos hacerlo todos porque es fácil de hacer. Gastar es lo más fácil del mundo, pero el tema es cómo se gasta, cuál es la calidad del gasto y cómo se equilibran las cuentas porque, tarde o temprano, se paga y lo paga la gente con más presión fiscal, con dificultades económicas, con su salario, con el empleo. La gente lo paga directamente y, a mi juicio, la política social no es simplemente repartir porque no basta con eso. No se trata solamente de gastar, sino que hay que repartir sin dejar costos que luego pagará la misma gente a la que queremos ayudar.

                Lo que es innegable en esta rendición de cuentas que estamos analizando –y es de lo que debemos ocuparnos– es que se agudizó la desaceleración económica comenzada en 2018 y que ya en el último trimestre de 2019 estábamos en recesión técnica. Eso es innegable, lo dicen los números.

Hubo una inmensa caída en la inversión entre 2014 y 2019 y una gran baja en la competitividad por el tipo de cambio real, entre otras cosas. Se destruyeron 10.000 puestos de trabajo en 2019. Por supuesto que se habían recuperado puestos de trabajo, pero estamos analizando lo que pasó en 2019. Las mujeres y los jóvenes son los más afectados en el desempleo, que ha crecido. Hubo un incremento de la pobreza en 2019 del 8,8 %, lo que significa que 25.000 personas cayeron por debajo de la línea de pobreza. Los hogares con jefatura femenina son los más afectados y los niños y los jóvenes son los más afectados por la pobreza.

La inflación estuvo cuarenta y siete meses por encima del rango meta. Eso no es un relato, sino la diferencia entre lo que proponía el Gobierno del Frente Amplio en el presupuesto nacional y el resultado final. Asimismo, hubo un importante desvío del déficit fiscal proyectado en el presupuesto de 2015, que terminó con un 4,7 % en 2019, pero todo el período fue exactamente en dirección inversa al proyectado. El deterioro en el resultado global y primario del sector público fue enorme, importante. Los gastos evolucionaron por encima de los ingresos. La razón del déficit no es la caída de los ingresos, sino el hecho de que los egresos no pararon de crecer constantemente. Se intenta explicar el porqué a través del gasto social; todo es de recibo y todos podemos compartir la intención, que es muy loable, pero el tema es cómo pagamos todo lo que eso genera. La deuda creció por encima de lo proyectado y hay una deuda neta realmente importante. Termina en un 8 % por encima de lo proyectado presupuestalmente.

                Esto podíamos argumentarlo, además, con dichos del propio Gobierno, del propio exministro de Economía y Finanzas, por ejemplo, a través de la prensa, pero por una economía de tiempo no voy a leer ese tipo de declaraciones. Vamos a dejar estos argumentos para el debate en el plenario.

En definitiva, sin lugar a dudas, tenemos el peor año –dicho por las cifras, no por nosotros, sino por los indicadores, por los resultados– de un mal período de Gobierno y a eso debemos remitirnos. Todo lo demás es debate del relato.

                Gracias, señor presidente.

SEÑOR MAHÍA.- Señor presidente: en primer lugar, doy la bienvenida al equipo económico. También quiero reconocer el talante con que el señor presidente ha conducido la Comisión. Más allá de que a veces se plantean preguntas concretas, permitió una libre expresión de puntos de vista distintos acerca de cómo se ha encarado la presentación de esta rendición de cuentas. Al fin y al cabo, la selección de los contenidos va por parte de quien los formula y sobre ellos –en su intervención original, que reiteró al final, la señora ministra habló de las formas y de los contenidos–, por la ausencia de algunos aspectos que para nosotros son centrales, tenemos una diferencia de encare con relación a lo que presenta como rendición de cuentas.

                Dicho esto, naturalmente, queremos hacer algunos comentarios y plantear solo una pregunta. Los comentarios pasan por reconocer una situación de hecho que les toca vivir al Uruguay, al mundo y a la región, que son los efectos de la pandemia. Estos iban a recaer en el Uruguay gobernara quien gobernara. Ese es un dato de la realidad sobre el cual operan las políticas públicas y nos parece que no decirlo es, por lo menos, un error en cuanto a sacar el diagnóstico de situación a partir de la actualidad del mundo, de la región y del Uruguay.

                En cuanto a lo que esta rendición de cuentas trae como mensaje, nosotros tenemos discrepancias en lo que aparece como debilidades. Creemos que hay fortalezas a la hora de dar respuesta a una situación que es exógena. El Uruguay tenía y tiene respuestas que le permiten tener un mejor desempeño ante la misma situación de impacto de salud y socioeconómico que supone la covid en este país. Entre otros, se ha mencionado el Sistema Nacional Integrado de Salud. En materia de trabajo y de teletrabajo, está toda la inversión realizada en fibra óptica y, por supuesto, las inversiones en educación. Particularmente me refiero al Plan Ceibal y no solo quiero señalar lo que es el plan, sino también lo que ha sido el desempeño, a lo largo de muchos años, de estas inversiones y de estas opciones que hoy permiten tener mejores respuestas. Por lo tanto, reafirmo lo que se ha dicho acerca de la prioridad y del esfuerzo fiscal en la inversión social y el desempeño de este último en las políticas públicas que acabo de señalar.

También es claro que hay un debate sobre el relato y está basado en datos. Algunos seleccionan unos, otros seleccionan otros; nosotros nos paramos en aquellos que creemos que son la realidad a la cual el Uruguay está dando respuesta por situaciones que le ha tocado vivir como parte de la región. En ese sentido, insisto, donde algunos señalan la no sostenibilidad como un desastre, nosotros estamos convencidos de que el Uruguay tiene perspectivas de sostenibilidad y no hay desastre alguno, como lo dice el propio Gobierno cuando hace una presentación hacia el exterior sobre la realidad del Uruguay que difiere notoriamente del relato doméstico. Ahí hay una dualidad de criterios.

Hay un relato hacia fuera para lograr «vender» –entre comillas– al Uruguay, que no es el mismo relato que tenemos dentro. Creemos que en eso no existe consistencia alguna.

                Además, esta es una rendición de cuentas sobre una actuación pasada y nosotros sacamos la conclusión política de que están haciendo una especie de preparación de terreno; acá se está preparando –y es parte del relato– lo que va a ser el mensaje presupuestal. Obviamente, debatiremos sobre el mensaje presupuestal cuando llegue, pero creemos que ahora se están creando las condiciones para elaborar el relato de lo que vendrá, y sobre ese mensaje cada uno sacará sus conclusiones y se hará cargo de ellas, tal como le hemos escuchado decir al señor presidente de la república en más de una oportunidad.

                Insisto: creemos que esta es una preparación con una base de realidad, que es el impacto de la covid-19, aunque también tiene una concepción ideológica legítima con respecto al rol del Estado y a las políticas públicas. La oposición de hoy –que somos nosotros– tiene concepciones muy distintas a las que desarrolla este Gobierno. Por ende, nosotros defendemos las propias.

                Voy a terminar mi exposición porque llevamos una jornada de trabajo extensa y muchas de las intervenciones que han hecho mis compañeros de bancada me representan plenamente.

Se ha hecho referencia a algunas instituciones, entre ellas, el Banco República. Recuerdo perfectamente que en 2005 se había instalado el problema de que a algunos productores del país esta institución les remataba los bienes; eran productores que querían seguir invirtiendo –en mi departamento en particular había muchos de estos casos–, pero se les remataban las herramientas de trabajo. Ante eso, la respuesta que tiene este Gobierno en la institucionalidad financiera no tiene nada que ver con la que se inició en 2005, durante nuestra Administración. Este sí es un punto de comparación, como tantos otros, y queremos señalarlo.

                Ahora sí termino, diciendo que me generó cierto grado de tentación –pero voy a tratar de evitarlo– toda la referencia que se hizo al endeudamiento externo y a cuándo se le puso fin, particularmente con el Fondo Monetario Internacional. Si no recuerdo mal, Uruguay inició su endeudamiento en el año 1959 y finalizó en 2006. Podrán sacarse conclusiones acerca de cómo, cuándo y con quién empezó, y cómo, cuándo y con quién finalizó.

SEÑOR PRESIDENTE.- Imagino, señor senador, que no pretende introducir en este debate la reforma cambiaria y monetaria de Azzini, porque ¡sonamos!

(Hilaridad).

SEÑOR MAHÍA.- Apenas resisto la tentación, señor presidente.

                Como decía, tenía una pregunta específica para el equipo económico, que no sé si podrá o no responderla, pero igual aprovecho su presencia para hacerla.

                La señora ministra ha expresado su preocupación por el déficit fiscal y su impacto, y seguramente en las próximas medidas de gobierno incluya un desarrollo para intentar abatir esa cifra. La pregunta que tengo para hacerle es si tiene incluido en su agenda a futuro el impacto que tiene la caja militar sobre las rentas públicas como para abordar ese asunto que, por distintas razones, quedó pendiente y que insume al erario público un monto importante, cuando Uruguay ya abordó hace muchísimos años la reforma del sistema mixto, donde estuvieron incluidas la reforma de la caja policial y la de la caja bancaria. La caja militar quedó pendiente y la pregunta es si esa reforma está en la agenda.

                Muchas gracias, señor presidente.

SEÑOR NIFFOURI.- Voy a ser breve.

A partir de algunas apreciaciones que se hicieron, entendemos que también debemos hacer algunas puntualizaciones.

Aquí se habla de la rendición de cuentas y de un déficit de USD 2.800:000.000 del  2019. Y, ni que hablar, hablaremos y debatiremos después en el plenario sobre el detalle el gasto y su calidad. Si se gasta de buena manera entendemos que es una inversión, pero cuando se hace de mala manera termina siendo simplemente gasto.

Aquí se han detallado algunos hechos, pero también nosotros vamos a hacer un relato de algún gasto con algún hecho. Somos de Las Piedras y sabemos que el boleto de esa ciudad –se habló del boleto del Cerro–  a Montevideo cuesta $ 42 para ir y $ 42 para volver. Se dijo que hay 400.000 trabajadores que ganan menos de $ 20.000. A veces, no solamente con la decisión del costo, sino también con las malas políticas implementadas se termina perjudicando a los ciudadanos de muchos lugares.  ¿Por qué digo esto y pongo el ejemplo del precio del boleto? Porque resulta que también se invirtieron decenas de millones de dólares en algo que se le llama corredor Garzón, pero que, como decimos, terminó siendo el trancador Garzón porque, a partir de ese gasto lo que terminó pasando fue que los vecinos  de esas localidades para venir a trabajar a Montevideo demoran cuarenta minutos más y otros cuarenta minutos para volver a sus casas.  No solamente se trata del gasto, sino que también se le quita tiempo y, ¡vaya si es importante implementar las políticas públicas de buena manera! Recuerdo que lo traje al Parlamento y se hizo una presentación en PowerPoint muy linda; yo decía: «pero miren que todos los técnicos dicen que esto no va a funcionar». En el PowerPoint funcionaba muy bien, pero en la realidad pasó lo que todos conocemos y se terminó desmantelando de a poco y gastando mucho dinero. Eso sí fue gasto y lamentablemente la perjudicada fue la gente, que terminó pagando ese  mal gasto.

Con el tema de la salud, está ASSE. ¡Sí tendremos para hablar de ASSE! Después en el plenario vamos a hablar. ¡No importa quién se atiende en ASSE o no! Lo que importa es el servicio que presta y el que se da a la gente que se atiende en ASSE. Tiene buenos ejemplos, por suerte, y entendemos que vamos a mejorarlos, pero también  tiene de los otros. Sabemos que hay muchos casos que están en la Justicia y que han terminado en la renuncia de unos cuantos jerarcas  por conjunción del interés público y privado. Me remito al mayor prestador de servicios de salud que tiene el país y a las declaraciones que realizó este presidente de ASSE, que dice que la sartén la tienen ellos por el mango y que deben negociar de buena manera y no como se hacía anteriormente que, por ejemplo, se pagaba un platal por las camas de CTI a unas empresas y a otras, una cantidad diferente. Esos son los malos ejemplos del mal gasto que se ha hecho en todo este tiempo. ¡Ni que hablar del gasto de las empresas públicas! Hubo que recapitalizar Ancap  –porque la habían refundido– en USD 900:000.000.  

Se maneja también como un activo las políticas de vivienda. La verdad es que estamos en una emergencia habitacional importante. Han aumentado de manera importante la cantidad de asentamientos en todo el país; en el departamento de Canelones casi se duplicaron. Entonces, no solamente se gastó mal, sino que no se le dio respuestas a la gente. En materia de  vivienda, ¡vaya si es importante y a veces se la toma como un activo! Estamos dando datos de la realidad, ¡eh!; si nos quieren decir que son equivocados, con mucho gusto lo aceptaremos.

Se perdieron 10.000 puestos de trabajo en este último año –estamos hablando de datos de antes de la pandemia y no pospandemia, ya que todos sabemos, a partir de esta nueva normalidad y realidad, lo mucho que hay que trabajar en la generación de puestos de trabajo– y las mujeres y los jóvenes fueron los más perjudicados.

                Entonces, sin duda daremos en el plenario el detalle de la calidad del gasto, pero creo que no podíamos dejar pasar esta oportunidad, a partir de algunas apreciaciones que se habían hecho, para remarcar los USD 2.800:000.000 de déficit  y los USD 11.000:000.000 en el último período de gobierno. Creo que es fundamental también saber el punto de partida del que arranca este Gobierno. Por eso sirve mucho esta rendición de cuentas para saber cómo toma este nuevo Gobierno el Estado uruguayo y las deudas que se han generado en todo este tiempo.

                Gracias, señor presidente.

SEÑOR OLESKER.- Quiero hacer tres referencias a la  intervención del señor senador Botana.

La primera es que cuando hablé de las transferencias a los Gobiernos departamentales no lo hice en sentido despectivo; por el contrario, lo incluí en el porcentaje de gasto bien realizado que justifica que el mayor porcentaje de gasto estuvo asociado a eso. O sea, al gasto social se lo sumé –entiendo que es constitucional–, pero lo incluí para fundamentar lo bueno del gasto que originó este déficit, y no en el sentido contrario.

                La segunda referencia: es verdad lo que dice el señor senador Botana en cuanto a que la comparación con el 2004 puede ser con un año malo, pero tengo hechas las comparaciones –y puedo acercarlas– con 2001, 1998 y 1991. En los tres casos –cuatro, contando el 2004– los cinco ítems que comenté –salud, educación, vivienda, protección social y seguridad pública– tienen un crecimiento relevante respecto a cada uno de esos años –que son, repito, 2001, 1998 y 1991–, que son los tres de la serie que yo construí y que, a efectos de facilitar las cosas, no incorporé.

                Y la tercera referencia es que el señor senador Botana dijo que en los Gobiernos departamentales del Partido Nacional no habían aumentado los funcionarios. Sin embargo, no es eso lo que dice el informe de los vínculos laborales con el Estado elaborado por la Oficina Nacional del Servicio Civil y que el Ministerio de Economía y Finanzas nos presentó en el anexo relativo a ese tema.

Para tener una referencia tomé los datos de los ocho Gobiernos departamentales que en los quince años tuvieron Gobiernos del Partido Nacional –porque hay otros que hoy lo tienen, pero antes no– y salvo en Flores, donde el número de funcionarios bajó de 659 a 641, y en Tacuarembó, que quedaron igual –varió de 1645 a 1639–, en Cerro Largo ese número pasó de 1275 a  1523; en Colonia, de 1347 a 1500; en Durazno, de 1300 a 1476; en Lavalleja, de 1276 a 1483; en San José, de 750 a 901; en Soriano, de 1063 a 1747 y en Tacuarembó –ya lo dije–, de 1645 a 1639. Quiere decir que entre los ocho Gobiernos se pasó de 9315 a 10.910 puestos de trabajo.

Lo que dice el informe de vínculos laborales es que los Gobiernos departamentales tuvieron 2985 puestos de trabajo más que los que tuvieron en el 2004; Montevideo tuvo 121 menos y, por lo tanto, los dieciocho departamentos del interior tuvieron 3106 más. Eso es lo que dice el informe que se nos anexó en la rendición de cuentas.

SEÑOR BOTANA.- Quiero contestar una alusión, señor presidente.

                Los Gobiernos departamentales pertenecientes al Partido Nacional incrementaron sus funcionarios en un 3,55 %. La media del total de los Gobiernos se incrementó en un 6,14 %, es decir que las intendencias blancas aumentaron sus funcionarios en la mitad de la media. Deduzca, señor presidente, dónde se produjo el incremento de funcionarios.

SEÑOR CARRERA.- Queremos dejar alguna constancia.

                En primer lugar, saludamos al presidente por cómo se ha manejado en la sesión, porque la verdad es que ya ha habido un debate previo.

                Aquí algunos señores senadores del oficialismo hablaron de desvíos y no lo son, por eso quiero dejar constancia de ello en la versión taquigráfica. Son proyecciones de resultados fiscales que se hicieron al comienzo del período anterior, conforme al área de presupuesto. Creemos que es de buena política hacer proyecciones de resultado fiscal. Es una lástima que en esta rendición de cuentas no tengamos proyección de resultado fiscal para este año. Esperemos que sí nos llegue con el proyecto de ley de  presupuesto.

En fin, se hablaba de los desvíos, repito, que no son desvíos sino proyecciones.

                En el año 2015, cuando las autoridades vinieron a la comisión, hicieron una proyección de crecimiento del producto bruto interno del 2,5 %;  la proyección de los analistas privados fue del 2,9 %  y, la del FMI, 2,8 %. Queremos dejar esta constancia, porque en cada una de las posteriores instancias de rendición de cuentas se fueron haciendo correcciones. Por lo tanto, no se puede hablar de desvío, como aquí se ha hecho.

                En segundo término, sin lugar a dudas acá hay un debate acerca de relatos. Creemos que dejamos al país con algunas fortalezas desde el punto de vista financiero. Consideramos que el 70 % del aumento del gasto público en salud, educación, jubilaciones y pensiones, asignaciones familiares y seguridad pública, durante las administraciones frenteamplistas, ha sido una inversión del Estado.

                Nos gustaría preguntar a la señora ministra y a su equipo cuál es la proyección de resultado fiscal para este año. Sabemos que existe una situación precovid, pero ya se han tomado una serie de medidas de ajuste del gasto público a través del decreto respectivo del 11 de marzo de 2020, donde ya existe un abatimiento del gasto público: el 40 % en inversión, el 15 % en gastos de funcionamiento y otros aspectos. Entonces, nos gustaría tener esa información, pues creemos que es de buena práctica –dado que tanto se habla de transparencia– para este Parlamento –que es otro Poder del Estado– que en estas instancias se presente en la fundamentación del proyecto la proyección del resultado fiscal para este año. 

                Muchas gracias.

SEÑOR PRESIDENTE.- Antes de dar la palabra nuevamente al equipo económico la Mesa desea señalar, para que conste en la versión taquigráfica, que acompañan a la señora ministra de Economía y Finanzas el señor director de Asesoría Macroeconómica, economista Bonilla; la directora de Asesoría Tributaria, economista Biestro; la directora de la Dirección General Impositiva, Margarita Faral; la contadora General de la Nación, Susana Pesquera; la economista Silvina Panizza; el director de la Unidad de Gestión de Deuda, economista Kamil; el presidente de Inacoop, señor Fernández; por la Unidad de Presupuesto Nacional, señora Amengual; por la Unidad de Presupuesto del Ministerio de Economía y Finanzas, señora González; el adscripto a la señora ministra, señor Layerle;  la directora de Comunicación Institucional del MEF,  señora Risso, y, por la Contaduría General de la Nación, la señora Velázquez y  el señor Domínguez.

                Tiene la palabra la señora ministra.

SEÑORA MINISTRA.- Muchas gracias, señor presidente y señores senadores por la atención prestada.

                Voy a intentar contestar las preguntas y dar alguna respuesta a los comentarios realizados.

                A su vez, desde ya solicito al señor presidente que al final le conceda la palabra al señor Kamil para que conteste la pregunta del señor senador Gandini referida al tope de deuda.

                Hay varias preguntas y consultas que, sin duda, corresponden a la  discusión que tendrá lugar cuando se presente el proyecto de ley de presupuesto, entre ellas la que formuló el señor senador Rubio. De todos modos, desde ya puedo señalar que el área de investigación, el área científica, está priorizada en nuestra proyección para el Presupuesto 2020, y en adelante. Así se lo hemos dado a conocer a las distintas unidades ejecutoras en la materia que nos han ido a visitar.

                Con respecto a las preguntas del señor senador Carrera, todas ellas corresponden al ámbito de discusión del proyecto de ley de presupuesto. Sin embargo, no es novedad –ya lo hemos dicho– que desde el 11 de marzo rige el Decreto n.º 90 de 2020, que firmó el Consejo de Ministros, en el que se establece una restricción en los gastos de funcionamiento y de inversión. Dos días después de la firma de ese decreto se emite un decreto de emergencia sanitaria: en Uruguay se conocen los primeros cuatro casos de covid–19. El mundo cambió el 13 de marzo. El Decreto n.º 90 sigue vigente, pero obviamente –y así fue claramente dicho por el equipo económico y el equipo de gobierno–, no se va a escatimar en cuanto a los recursos que sean necesarios para atender la emergencia sanitaria y social provocada por la covid-19. En esta misma casa se aprobó el Fondo Coronavirus, que es lo que nos permite, de forma muy transparente, conocer cuáles son los ingresos y cuáles los egresos, los gastos, que están relacionados con la covid-19. Por lo tanto, cuando se presente el proyecto de Presupuesto, se va a plantear un camino para avanzar y mejorar en las finanzas públicas, pero que en este 2020 tiene un impasse porque Uruguay, y el mundo entero, están afrontando una pandemia que nos ha dejado a todos tremendamente sorprendidos.

                Como dije, se aprobó el Fondo Coronavirus; todos los gastos que sea necesario hacer se van a cubrir con ese fondo, sin dejar de ver que la perspectiva de mediano plazo es que las cuentas fiscales tienen que mejorar.

                Engancho el siguiente comentario con la consulta formulada por el señor senador Domenech, que tiene que ver con esto. Él preguntaba sobre la deuda y creo que hay que tener claro que si hay deuda es porque hay déficit; la deuda es la contracara del déficit fiscal. Compartimos que en la medida en que esa deuda vaya creciendo –como ha sido el caso en lo que hemos presentado el día de hoy–, se tienen que destinar más recursos, vía intereses, a pagarla. Los contratos se respetan y los intereses se pagan, pero no es bueno que, como sociedad, tengamos que destinar cada vez más recursos al pago de intereses en lugar de volcarlos a las políticas prioritarias que como Gobierno tenemos que definir.

                Entonces, la respuesta al señor senador Domenech también va a venir con la discusión presupuestal. El foco va a estar en esa mejora fiscal, que no es caprichosa. Este equipo económico, señor presidente, no está enamorado de un número fiscal; este equipo económico se compromete a la sostenibilidad de las políticas que se diseñen y se implementen desde los distintos ámbitos del equipo de gobierno. Eso es lo más importante que queremos trasmitir en esta sesión.

                Aunque el señor senador Bergara se ha retirado, igualmente voy a hacer algunas referencias –veo que está ingresando a sala– respecto a los casi 45 minutos que…

SEÑOR BERGARA.- ¡Ni cerca!

SEÑORA MINISTRA.- …sobre los aproximadamente 45 minutos que el senador Bergara…

SEÑOR BERGARA.- Si maneja así los números, ministra…

SEÑORA MINISTRA.- Yo me estoy guiando por el cronómetro del presidente Penadés.

                Creo que el senador Bergara tuvo 15 años para presentar la posición de su Gobierno. ¡Y bueno: no fueron suficientes y hoy quiere plantearnos cuál ha sido la gestión frenteamplista!

                Me preocupa, señor presidente, que se hayan presentado gráficos con la bandera del Frente Amplio. En todo caso, este equipo no va a mostrar gráficos con las banderas de la coalición; pero sí con la de Uruguay. Me parece que esa es la manera en la que se tiene que encarar la responsabilidad de gobierno.

                El senador Bergara decía que en ese período hubo problemas en el entorno internacional, que llevaron a números de crecimiento menores a los previstos; y es así. El gran problema, señor presidente, es que la recaudación –como dije al principio de la presentación– no disminuyó hasta el 2019. Como el mundo estuvo peor, el Uruguay creció menos de lo previsto. Como dice el senador Carrera, se trata de estimaciones del gobierno y, por supuesto que puede ser distinta la realidad, pero ante ese menor crecimiento lo que se observó fue mayor recaudación, excepto en el 2019. Reitero, el problema no es que por haber crecido menos la recaudación haya sido menor, sino el aumento de gasto a lo largo de todo el período.

                En cuanto a la pregunta de la senadora Asiaín sobre si en el período 2004-2019 se hizo algo para atender los desvíos fiscales, la respuesta es que sí se hizo y está en los gráficos. En 2017 se realizó un ajuste fiscal y se hicieron ajustes –como dijo el senador Gandini– en la tasa consular y en los juegos de azar. Esto fue presentado en la Rendición de Cuentas y Balance de Ejecución Presupuestal Ejercicio 2016. En lo personal, consideré que se hizo un análisis muy simplificado, un cálculo de servilleta en donde se sumó, se restó y se dijo: «Faltan 112 millones de dólares. ¿Cómo los logro? Que el sector privado me los dé, a través de impuestos, diferenciando la tasa consular de los países que pertenecen al Mercosur y los que no, y los juegos de azar». De esta manera, contesto la pregunta de la senadora Asiaín.

                El senador Bergara dijo que el horizonte temporal que se ha considerado ha sido variante; creo que la palabra que utilizó fue «caprichoso». Me parece que desde el comienzo fui bien clara en cuanto a que aquí estamos presentando las cifras de la Rendición de Cuentas y Balance de Ejecución Presupuestal Ejercicio 2019. Por lo tanto, allí también se incluyen cifras del 2018 para ver la diferencia con el 2019 y la evolución que se da en este último año. Entonces, las cifras son del período de gobierno de la Administración anterior, 2015-2019.

                En la introducción –quizás sea meticulosa de más–, aclaré que el gráfico de cuenta corriente empezaba en el año 2012 porque queríamos mostrar el ajuste del ahorro neto del sector privado. Por lo tanto, creo que el horizonte temporal fue claramente definido al inicio.

                De cualquier manera y como el senador Viera fue muy claro en su resumen, aquí vemos la foto del año 2019 y cómo nos paramos previamente a la covid-19; creo que el senador Mahía preguntaba si no habíamos considerado la pandemia. Reitero, estamos presentando la Rendición de Cuentas y Balance de Ejecución Presupuestal Ejercicio 2019; la covid-19 comenzó el 13 de marzo del 2020 y formará parte de la presentación relativa a la ley de presupuesto. Podremos poner los números de 15 o 20 años, pero lo importante es cómo nos paramos hoy y la mirada que tenemos hacia adelante. En ese sentido, la gran pregunta es si tenemos cuentas fiscales sostenibles para posibilitar diferentes políticas, en particular, las sociales.

                Sé que las preguntas son para el equipo económico y no para los senadores, pero, señor presidente, a me gustaría saber si el senador Bergara –no tiene por qué contestar en voz alta–, realmente entiende que en este momento las cuentas fiscales de nuestro país son sostenibles. Es un aspecto fundamental, reitero, para entender cómo nos paramos hacia adelante. Este equipo no se conforma con el respaldo que uno puede recibir de inversores extranjeros en una emisión internacional. Este equipo busca la sostenibilidad de las políticas que diseñe el Gobierno; a eso nos abocamos.

                El señor senador Bergara hizo varias menciones sobre la presentación a los inversores. Es justo decir, señor presidente, que como había una convocatoria del senador Bergara para la semana pasada, me pareció apropiado no delegar esa respuesta al resto del equipo económico que compareció el jueves pasado. Me parece que es el momento de darle una respuesta –breve– al señor senador Bergara en cuanto a la presentación a los inversores.

                En primer lugar, como se dijo acá, lo que estamos presentando son datos. Acá no hay ningún relato ni cuento dual, como creo que fue dicho por el señor senador Mahía; no hay dualidad de criterio en lo que se presenta. En la presentación a los inversores –que está en español, no hay por qué leerla en inglés–, que está colgada en la página web del ministerio, aparecen muchos desafíos macroeconómicos antes de la irrupción de la covid-19 en nuestro país.

Concretamente, en la diapositiva número doce pueden mirar lo mismo que se presentó acá. Se habla de la desaceleración económica, de la caída de la inversión, del persistente deterioro fiscal y del aumento de la deuda del Gobierno central. Aquí manejamos la del sector público global, pero los números son totalmente consistentes, a pesar de que la cobertura sea distinta; simplemente, los inversores están acostumbrados a esa cobertura y los números son  los mismos.

También se presenta la inflación y cómo ha estado fuera del rango meta. Son los mismos números, señor presidente.

                Luego, la presentación a los inversores tiene un muy buen énfasis en lo que es el manejo de la pandemia de la covid-19 por parte de este Gobierno. Ahí se presenta el manejo en lo sanitario. Hay diapositivas concretas en las que se plantea la estrategia seguida por el Gobierno, el mensaje de libertad responsable, de libertad individual con responsabilidad social y el no confinamiento obligatorio. Recordemos que el 13 de marzo se declara la emergencia sanitaria y que el 19 de marzo este equipo estaba hablando de que los motores de la economía tenían que mantenerse encendidos. En esa presentación hay un claro cronograma en el que se relata cada uno de estos episodios en el manejo de la covid-19. Se muestra cuál ha sido el manejo en lo que respecta al cierre de fronteras, cuál ha sido la coordinación entre el sector público, el sector privado y la comunidad científica, que felizmente ha mostrado el importante rol que tiene en todo esto. Luego, en otras diapositivas se presenta cuáles son las medidas fiscales que se han tomado –no voy a profundizar en ellas, porque están allí– y también las medidas para proveer de liquidez a las empresas, en particular, a las pequeñas y medianas.

                Finalmente, hay varias diapositivas en las que se presentan las fortalezas institucionales del Uruguay, que son anteriores a la administración del Frente Amplio y felizmente tienen muchos años. En la diapositiva número diecinueve hay referencias al importante grado de democracia, a la adhesión al Estado de derecho, a la baja conflictividad social, a la baja percepción de la corrupción. En la diapositiva número diez se menciona el grado de formalidad que tiene Uruguay en comparación con el resto de América Latina. ¿Esto nos tiene que dejar contentos en términos absolutos? Por supuesto que no, y ese es el desafío que tenemos por delante. De todas formas, sin duda que la comparación con América Latina es un elemento positivo. También se habla del buen posicionamiento del índice de países emergentes ajustado por factores sociales de gobernanza y medioambientales. Inclusive en esa presentación se menciona que estos factores podrían estar explicando –y lo estoy diciendo literalmente como lo dice la presentación– la confianza de la sociedad en el mantenimiento de la cuarentena voluntaria, la confianza en las exhortaciones que se hacían desde el Poder Ejecutivo, la confianza en las recomendaciones. Si evaluamos como bueno el resultado del manejo de la epidemia hasta ahora, eso se lo debemos a toda la sociedad uruguaya, y este es un elemento que también mencionamos en la presentación.

Finalmente, en esa presentación –es la respuesta a la pregunta del señor senador Bergara– hay una clara alusión a la reforma de agendas que tiene el Gobierno por delante. También ahí presentamos la aprobación de la ley de urgente consideración, en donde hay cuatro elementos que se establecen y que, en cierta medida, contestan la pregunta de dicho señor senador acerca de cómo se va a manejar el tipo de cambio real. Para mejorar el tipo de cambio real, debe mejorar la competitividad y para eso necesitamos una institucionalidad fiscal más fuerte, que es lo que propusimos, ustedes votaron y ya es ley –la de urgente consideración– para que nos permita mejorar el resultado fiscal; una gobernanza de las empresas públicas más eficiente; una comisión de seguridad social que aborde el tema de la reforma. Estaba mirando al señor senador Mahía porque preguntaba sobre la Caja Militar; es parte de la discusión que se va a dar en ese comité de expertos que va a abordar el sistema de seguridad social y, también, la ley de urgente consideración tiene reformas microeconómicas para mejorar la competitividad.

                Además, en la presentación hay una mención a los cambios que el actual Gobierno ha tomado en materia de política monetaria. Aquí hay una respuesta concreta al señor senador Bergara sobre qué se va a hacer con respecto al tipo de cambio real. En ese sentido, el presidente del Banco Central del Uruguay, economista Labat, ha sido bien claro: el único objetivo que el Banco Central del Uruguay tiene es la inflación. Y con esto dejamos detrás los múltiples objetivos cambiantes que se llevaron adelante en la Administración pasada, poniendo la metáfora de los platitos chinos. 

                Con respecto a los comentarios del señor senador Olesker y creo que también del señor senador Mahía en relación con las políticas sociales, señor presidente, de nuevo llamaría a la reflexión a todos quienes estamos en esta sala: ¿alguien aquí puede pensar que al Gobierno no le interesan las políticas sociales? Creo que si alguien lo piensa, está en la sala equivocada. Ahora bien, es tan importante el gasto social como la sostenibilidad del gasto social. Por lo tanto, nuestra presentación está focalizada en eso. No entraré en la discusión de la eficiencia de las políticas sociales, aunque es igualmente importante, porque el señor senador Botana ha ilustrado muchos casos en donde la mayor aplicación de recursos no se tradujo en mejores resultados.

                Repito: no estamos enamorados de un número fiscal, aquí lo que importa es la sostenibilidad de las cuentas fiscales para dar sostenibilidad a las políticas sociales. No hay una dicotomía entre la política social y la política económica. Por el contrario, es la política económica la que tiene que asegurar el mantenimiento de las políticas sociales.        Creo que con esto abordé, más o menos, todos los temas.

SEÑOR PRESIDENTE.- Tiene la palabra el economista Kamil.

SEÑOR KAMIL.-  Gracias, señor presidente, y buenas tardes.

                Respecto al tema de la variación de la deuda neta del sector público consolidado, en primer lugar quiero presentar el contexto.

                El marco legal vigente en Uruguay en materia de tope de incremento de endeudamiento neto para todo el sector público, está establecido en el artículo 2.° de la Ley n.° 17947, de 2006, y en la última redacción dada por la Ley n.° 19670, de octubre de 2018.

En términos cronológicos, el 26 de diciembre de 2019 –o sea, casi al fin del año pasado–, en comunicación realizada a la Asamblea General, la anterior Administración anticipó la posibilidad de que la variación de la deuda neta del sector público global durante el ejercicio 2019, superase el monto establecido en la ley de referencia. En dicha comunicación se indicó: «El Poder Ejecutivo tiene el honor de dirigirse a usted a efectos de dar cuenta de que en el presente año» –en referencia a 2019– «la economía uruguaya ha transitado un proceso de desaceleración de actividad que impactó en los ingresos del sector público. Esto podría determinar» –sigue la comunicación– «que el Poder Ejecutivo tenga que hacer uso de la facultad prevista en la Ley n.° 17.947, en la última redacción dada por la Ley n.° 19.355 del año 2015 que establece que se permite superar hasta un 50 % el monto máximo de 14.000:000.000 de unidades indexadas contemplado en el artículo 2 como máximo tope de variación de la deuda en la Ley n.° 19.670 de octubre de 2018». La evaluación del cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 2 del tope de variación de la deuda neta en Uruguay solo puede ser realizada una vez que el Banco Central del Uruguay publica las cifras de deuda correspondientes al cierre de cada año. La publicación correspondiente a fin de cada año se realiza tres meses después de finalizado el ejercicio. Quiere decir que en el caso del Ejercicio 2019 los datos de deuda para la evaluación del tope de variación de endeudamiento fueron publicados por el BCU el 31 de marzo de 2020. De la publicación de las cifras se desprende que la variación de la deuda neta del sector público global correspondiente al ejercicio anterior, 2019, ocurrida bajo la anterior Administración, fue de 16.086:000.000 de unidades indexadas. Este monto excede, efectivamente, el tope de 14.000:000.000 de unidades indexadas que había sido fijado de conformidad con lo dispuesto en la Ley n.° 17974 en la última redacción dada en octubre de 2018. Por lo tanto, la actual Administración comunicó el 15 de abril de 2020 a la Asamblea General que utilizaría la facultad conferida legalmente para ampliar el tope de endeudamiento hasta en un 50 %. En dicha comunicación del 15 de abril de 2020 se expresó: «La desaceleración económica junto al incremento sostenido del gasto público determinaron un aumento del déficit fiscal y por ende la necesidad de un mayor endeudamiento del que hubiese sido necesario por la mera caída de la recaudación. Se deja constancia» –decía la comunicación– «de la necesidad de realizar esta comunicación en virtud de las disposiciones legales vigentes como consecuencia de la actuación del Gobierno que culminó sus funciones en febrero de 2020.

Era cuanto quería señalar.

SEÑOR BERGARA.- Pido la palabra para contestar  dos, tres o cuatro alusiones.

SEÑOR PRESIDENTE.- Discúlpeme, señor senador, pero usted no fue aludido. Se le respondieron las preguntas y las afirmaciones que hizo.

SEÑOR BERGARA.- A mí se me hizo una pregunta.

SEÑOR PRESIDENTE.- Entonces, está bien, pero usted no fue aludido, en todo caso, se le respondió con nombre y apellido las cosas que en su intervención usted afirmó.

SEÑOR BERGARA.-  No solamente eso, también se dijo que yo en 15 años nunca presenté nada, y eso es una alusión, señor presidente.

SEÑOR PRESIDENTE.- Ahí se dijo una cosa que es una afirmación. Ahora con mucho gusto lo vamos a escuchar, pero concentrémonos en la temática.

SEÑOR BERGARA.- Seré breve. Nosotros no vamos a cambiar el estilo porque entendemos que elevar los decibeles del discurso no necesariamente le asigna más razón a nadie y entrar en un tono de la discusión que parece ser más barroso, si esa es una invitación, es una invitación que no vamos a aceptar. Vamos a mantener nuestro estilo y nuestra forma de plantear las cosas aún en la discrepancia.

                En primer lugar, se nos plantea como pregunta si pensamos que hay un problema de sustentabilidad en las cuentas públicas. Creo que hace varios años que desde el Gobierno se viene planteando la necesidad de corregir las cuentas públicas. Se hicieron intentos por la vía de los ingresos –como bien se planteó–, en algunas áreas hubo recortes de gastos y en otras áreas –sobre todo en gastos no discrecionales, es decir aquellos que de alguna manera funcionan de manera más automática, como es el caso de la seguridad social, que explica cerca de 1,5 % del producto de aumento del déficit– obviamente había cosas a corregir.

                Me imagino que en la formulación que se hacen los inversores internacionales no se plantea que el Uruguay tenga cuentas públicas insostenibles y no creo que esa sea la percepción que tengan ni las calificadoras de riesgo, ni los organismos internacionales, ni los inversores –que son los que efectivamente ponen el dinero para financiar a nuestros países– porque, si fuera así, difícilmente se conseguirían los montos y condiciones de financiamiento que obtiene el Uruguay.

                La ministra vuelve a afirmar que tiene un consistente plano temporal en su presentación y es cierto que aclaró lo del 2012 en cuanto a la balanza de pagos o cuenta corriente, pero la invito a repasar su propia presentación y ver cómo en el gráfico del tipo de cambio real se arranca en 2004 y en el de pobreza se inicia en 2018. Permítannos insistir en que hay una lógica –entre comillas– «caprichosa» –no quiero que eso se interprete como ningún tipo de adjetivo hacia la persona sino hacia la forma de presentación– para obviamente instalar un relato. Agradezco que, aunque sea de manera superrápida, se intente hacer lo que fue la presentación a inversores. En realidad, nosotros solicitamos la comparecencia de la ministra para hacer esa presentación, no hace una semana, sino más de dos, y ella no pudo asistir porque evidentemente tenía otras prioridades que estaban antes que hacer la presentación al Parlamento de la república, a pesar de que, incluso, en estos días pudo hacer una nueva presentación a inversores. Por lo tanto, agradecemos que, aunque sea así de esta manera, algo se haya dicho, sobre todo en cuanto al enfoque de destacar las fortalezas que tiene el Uruguay. Nosotros no tenemos una visión refundacional de los países, no creemos que los países mueren y nacen cada vez que cambia un gobierno; sería absurdo pensar de esa manera. Hay fortalezas que el Uruguay tiene de manera histórica, que fueron construidas durante décadas y ello nunca lo negamos, siempre lo reconocimos y recuerdo haberlo dicho en oportunidad de la consideración de la ley de urgente consideración. Pero tampoco podemos admitir que se diga que todas las fortalezas eran previas a los gobiernos del Frente Amplio, pues eso es desconocer realidades, como si hubiéramos tenido el grado de inversión de hoy cuando el Frente Amplio llegó al Gobierno, como si hubiéramos tenido la fortaleza financiera de hoy cuando el Frente Amplio llegó al Gobierno, como si no hubieran existido las condiciones sociales, económicas, comerciales y financieras que había cuando el Frente Amplio llegó al Gobierno. Reconocemos, como siempre lo hicimos, la continuidad de fortalezas institucionales, sociales y, en algún sentido, económicas y financieras, pero negar que en estos 15 años ha habido un claro fortalecimiento en todas estas áreas es realmente también –entre comillas, y discúlpeseme decirlo nuevamente– «caprichoso».

                Nadie dudó de la veracidad de los datos y supongo que tampoco se dudará de la que tienen los que nosotros manejamos. Simplemente, nosotros elegimos mostrar el período completo de los gobiernos del Frente Amplio.

                Quiero agregar un par de cosas más. Hemos reconocido públicamente, y en múltiples oportunidades, el buen manejo que hace el Gobierno del tema sanitario en la pandemia y también, de alguna manera, reivindicamos –como dijo el senador Mahía y demás– que muchas de esas medidas se pudieron tomar correctamente por parte del Gobierno porque había una plataforma, en muchas  áreas, de conectividad del sistema de salud, de políticas sociales y demás, que lo permitía.

                El último aspecto, ya más en clave de debate, es el siguiente. Escucho con preocupación que el Banco Central va a tener un único objetivo, a partir de este momento, que es la inflación, porque aquí lo que se está anunciando es que dicho organismo va a violar la ley, va a violar su carta orgánica. El Banco Central tiene objetivos primordiales que le competen, establecidos en el artículo 3 de su carta orgánica, no solo vinculados con la política monetaria, procurando bajos niveles de inflación consistentes con procesos de crecimiento y desarrollo –ahí está la visión de que la inflación no es un objetivo en sí mismo, ni el único–, sino que además dicha carta obliga al Banco Central a desarrollar aspectos relacionados con la estabilidad financiera a través de los procesos de regulación y a la preservación del sistema de pagos, a través de la regulación de dicho sistema. Por tanto, espero que eso simplemente sea un desliz en la formulación y que se respete la Carta Orgánica del Banco Central, tal como rige hoy, que implica objetivos diversos.

                Gracias, señor presidente.

SEÑOR OLESKER.- Quisiera repreguntar en función de la importancia del gasto social a que aludió la señora ministra. Desearía saber si ella considera –como es prepandemia, creo que la pregunta es válida– que el decreto del 11 de marzo que reduce por igual un 15 % los gastos –y voy a dar dos ejemplos al azar– del Ministerio de Defensa Nacional y del Ministerio de Desarrollo Social es consistente con que en la reducción del  déficit fiscal valen igual los ministerios que trabajan en el área social que los que no trabajan en esa área. En mi opinión eso es inconsistente, pero quisiera conocer su respuesta. Yo tendría una política diversificada, dando prioridad en la rebaja para mantener un 15 % en promedio, pero no para todos por igual. Como dije, a mi juicio, eso es inconsistente con la prioridad del gasto social.

SEÑOR PRESIDENTE.- Ha finalizado la lista de oradores, por lo que le daremos la palabra a la señora ministra de Economía y Finanzas o a quién ella disponga, para que realice su última intervención.

SEÑORA MINISTRA.- Muchas gracias, señor presidente.

                Quisiera hacer una breve aclaración sobre el objetivo del Banco Central  y agradezco la clarificación. Me estaba refiriendo a los objetivos cambiantes que tenía la administración anterior entre tipo de cambio e inflación. Creo que a eso se refería la metáfora de los platitos chinos que se utilizó anteriormente. La carta orgánica es bien clara, así como son bien claros los objetivos del Banco Central. Creo que la administración anterior se había agregado un objetivo cambiario que hoy no está en la administración del Banco Central.

                Con respecto a la pregunta del senador Olesker debo decir que, en realidad, hoy estamos haciendo referencia a la rendición de cuentas 2019, aunque igual voy a contestar lo que tiene que ver con el Decreto n.º 90/2020, del 11 de marzo de 2020. Hay un tope para cada uno de los ministerios con el criterio de que cada ministerio reasigne el presupuesto acordado, según sus prioridades. Dicho esto, hay excepciones para situaciones particulares que lo ameriten, pero el decreto establece claramente que deben tener la autorización del Ministerio de Economía y Finanzas y de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Lo importante es que cada ministerio va a reasignar los recursos que tiene de manera de priorizar de acuerdo con su política, viendo qué es lo más importante y a ello le asignaría recursos. Por tanto, no vemos una inconsistencia entre el decreto vigente y el mantenimiento de las políticas sociales. Insisto en que si no se reasignan los recursos de manera más eficiente y si no logramos mejorar las cuentas públicas, va a estar en juego el mantenimiento de las políticas sociales y ahí sí que los sectores más vulnerables serán los que van a ser afectados.

                Muchas gracias, señor presidente.

SEÑOR PRESIDENTE.- La Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda del Senado le agradece a la señora ministra de Economía y Finanzas y a su equipo, su presencia.

(Se retiran de sala la señora ministra de Economía y Finanzas

y el equipo asesor).

                –Hemos consultado a integrantes de los distintos sectores políticos sobre cómo continuar el trabajo y tenemos que tomar una decisión.

SEÑOR GANDINI.- Dada la hora que es y que seguramente el proceso de votación vaya a llevar algún debate que aún tenemos pendiente, proponemos sesionar el próximo martes –no sé si hay que hacer una nueva citación o pasar a cuarto intermedio–, de manera de que quizás el miércoles ya podamos estar considerándolo en el plenario. Creo que es prudente el procedimiento, ya que estamos muy dentro del plazo establecido y no creo que el debate y posterior votación nos lleven más de una sesión.

Así que esa es nuestra propuesta, señor presidente.

SEÑOR PRESIDENTE.- El señor senador Gandini sugiere, entonces, que se levante la sesión de la Comisión de Presupuesto integrada con la de Hacienda, y que sea convocada nuevamente para el martes 21 de julio a las 10:00. En caso de ser aprobada la rendición de cuentas ese mismo día, la Mesa propone a los señores senadores convocar a una sesión extraordinaria del Senado para el miércoles 22, a fin de considerar el asunto en el plenario.

                Si no hay inconvenientes, así se procederá.

SEÑOR CARRERA.- Queremos dejar constancia de que el Frente Amplio está en condiciones de votar la rendición de cuentas en el día de hoy y habíamos acordado elevarla al plenario el próximo martes. De todas maneras, nos parece bien el planteo realizado por el señor senador Gandini.

SEÑOR PRESIDENTE.- Seguramente vayamos a analizar la gestión del Ministerio de Hacienda de Carlos Anaya durante la presidencia del Gobierno del Cerrito, y los colorados considerarán el desempeño del ministro José Ellauri.

(Hilaridad).

                –La comisión queda convocada para el próximo martes a las 10:00 y el día miércoles sesionaría el plenario.

Se levanta la sesión.

(Son las 14:34).

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.