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Carátula

COMISIÓN DE SALUD PÚBLICA

(Sesión celebrada el día 7 de julio de 2020).

 

SEÑOR PRESIDENTE.-Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 13:34).

                –Dese cuenta de los asuntos entrados.

(Se da de los siguientes).

                                «Carpeta n.º 223/2020, Profesión de psicólogo. Se modifica el artículo 3.º de la Ley n.o 17154, de 17 de agosto de 1999. Proyecto de ley con exposición de motivos presentado por el señor senador Tabaré Viera. (Distribuido en elaboración).

                                Solicitud de audiencia de la Federación de Funcionarios de Salud Pública a los efectos de compartir la plataforma de reivindicaciones de los funcionarios de ASSE, de cara al Presupuesto 2020-2025 (Enviado por correo electrónico el día 16 de junio).

                                Solicitud de audiencia de la Asociación de Hemofílicos del Uruguay, a los efectos de presentar el trabajo realizado y los próximos proyectos (Enviado por correo electrónico el día 6 de julio).

                                Solicitud de audiencia de la Asociación Departamental de Usuarios de ASSE de Colonia para tratar diversos temas sobre el servicio de salud en el departamento, principalmente en el Hospital Departamental de Colonia. (Enviado por correo electrónico el día 6 de julio)».

–Gracias. Iremos agendando las solicitudes de audiencia para recibir a las delegaciones en las próximas sesiones.

SEÑORA ASIAÍN.- Ya que una de las delegaciones vendrá a plantear cuestiones de presupuesto, me pregunto si no será pertinente que sea recibida en su momento por la Comisión de Presupuesto. Simplemente dejo la inquietud a fin de que no reiteren el mismo planteamiento. 

SEÑOR PRESIDENTE.- Tenemos que ponernos en contacto con la Federación de Funcionarios para ver cuál es el tema que quieren plantear. Si es exclusivamente presupuestal, esperamos a que sean recibidos por la otra comisión; si se trata de otro asunto, podemos escucharlos en este ámbito. 

SEÑORA TOPOLANSKY.- Desde que trabajo en el Parlamento sé que aunque se trate de temas presupuestales se estila que las comisiones los reciban; me refiero al aspecto sectorial. 

La Comisión de Presupuesto, en la que también participé durante veinte años, analiza la distribución de las partidas y los estados contables, pero esta comisión incluye la visión del sistema de salud, o sea que acá se discute otra cosa. Cuando sesiona la Comisión de Presupuesto asisten una cantidad de senadores y las entrevistas son eternas porque todos hacen preguntas, incluso a veces sobre aspectos que no son de estricto rango presupuestal, sino prioridades de salud, etcétera. Ahí se conoce la opinión del ministerio y de los gremios. Cabe acotar que asisten muchos gremios, como los anestésico-quirúrgicos, los médicos, FEMI, el SMU, entre otros. Entonces, creo que sirve adelantar para saber por dónde va orientado el planteo. No digo que ayude de inmediato porque nosotros estamos tratando un proyecto de ley y el presupuesto ingresa el 15 de agosto, pero sirve tenerlo en el orden del día y sería bueno buscar un lugarcito para recibirlos. 

SEÑOR PRESIDENTE.- Si los señores senadores están de acuerdo, coordinamos para recibirlos más adelante porque los temas siempre pueden ilustrarnos y, en definitiva, no está de más escuchar los planteos aunque después se repitan en otra comisión. 

En definitiva, quedamos tal como hablamos al comienzo. 

Siguiendo con el orden del día y en el marco del tratamiento del proyecto de ley sobre productos alimenticios, recibimos a la primera delegación, Red de Alimentos Compartidos. 

 

 (Ingresan a sala los representantes de la Red de Alimentos Compartidos).

 

–La Comisión de Salud Pública da la bienvenida a la delegación de la Red de Alimentos Compartidos. Entiendo que van exponer a través de la presentación de un PowerPoint sobre el proyecto de ley de productos alimenticios que está a estudio de esta comisión.  

SEÑOR PLADA.- Primero que nada quisiera agradecer a todos y todas por la invitación. Massimiliano Ianolo, Marcelo Sus y quien les habla, Yamandú Plada, somos tres de los directores de Redalco. Antes de explicarles qué es Redalco y cómo es nuestro trabajo, vamos a hablar de la problemática en la que estamos inmersos.

                Un tercio de todos los alimentos que se producen son desperdiciados. Arriba de esta mesa tenemos tres manzanas que supongamos que podrían alimentar a este grupo de personas. Una de ellas está en la basura y nosotros vinimos a rescatarla. ¿Por qué? Porque sabemos que en el Uruguay y en el mundo hay personas que padecen inseguridad alimentaria. En el mundo hay ochocientos millones de personas que la sufren cuando hay alimentos para brindarles. Uruguay, país productor para veintiocho millones de personas, no escapa a la problemática de la inseguridad alimentaria ni a la del desperdicio de alimentos. Hay 250.000 personas que están afuera hoy a esta hora y no tienen para alimentarse adecuadamente. Por suerte, nosotros sí tenemos el privilegio de poder hacerlo. Estamos aquí conversando con ustedes y trabajando para mitigar esta problemática. Según la FAO, en Uruguay anualmente se desperdician 125.000.000 de kilogramos de frutas y verduras. ¿Por qué? Hay distintas razones. Algunas son muy pequeñas, como estas manzanitas que trajimos hoy; otras son demasiado grandes, porque tienen deformidades o anomalías en su estética, o por excesos de producción.

                Como sabrán, hay momentos del año que, por razones climáticas, son más propicios para determinadas variedades, en la fruticultura y en la horticultura. Por eso en algunos momentos se desperdician muchas toneladas de tomates, manzanas, naranjas, y vamos a mostrar algunos ejemplos. Vemos unas papas que tienen algunas deformidades; nada que no hayamos visto cuando compramos alimentos. También vemos unas zanahorias que difícilmente encontremos en la feria, pero que en las chacras existen y en grandes cantidades, ya que las hay de distintos tamaños.

                ¿Qué es Redalco? Es una ONG que trabaja para evitar o reducir el desperdicio de alimentos en los sistemas agroalimentarios y construir seguridad alimentaria en el Uruguay. La seguridad alimentaria se compone de la variedad y la cantidad de alimentos aptos para una alimentación nutritiva, es decir, proteínas, frutas, hortalizas y alimentos secos. Un desbalance de eso implica inseguridad alimentaria. Como bien decía antes, en Uruguay siguen siendo un problema la malnutrición, el retraso en la talla y la obesidad.

                ¿Cómo hacemos nuestro trabajo? Lo dividimos en tres etapas. En primer lugar, hacemos una recolección en el Mercado Modelo y en las chacras de los productores. Levantamos aquello que no van a comercializar los productores y los comerciantes, lo llevamos a nuestro espacio, hacemos una selección de lo que está en óptimo estado para ser consumido y, por último, lo distribuimos a instituciones beneficiarias.

                Hoy en día también estamos intentando fortalecer el vínculo con el productor e incentivarlo a que levante alimentos que no iba a levantar en la chacra. Damos al productor un incentivo económico, algo que creemos justo, porque la realidad es que, a veces, para levantar un zapallo cabutiá que está rajado o es chico tiene que incurrir en costos.

Para mostrarles el impacto, menciono que estamos llegando a doscientas veinte instituciones beneficiarias que alojan o trabajan con veintidós mil personas. Desde 2016 hasta el momento hemos entregado seiscientos ochenta mil kilogramos de frutas y hortalizas con la importancia que esto implica en la alimentación de muchos uruguayos. Un plato de comida tiene que contener cuatrocientos gramos de frutas y hortalizas para ser seguro, por lo que, si hacemos la equivalencia, hemos distribuido un millón setecientos mil platos.

En la actualidad, estamos viviendo un momento muy difícil al estar afrontando una emergencia sanitaria, la que por sus consecuencias económicas está derivando en una emergencia alimentaria y lo estamos constatando cuando vamos al territorio a visitar a los beneficiarios de Redalco. ¿Qué estamos haciendo en esta emergencia alimentaria? Estamos apoyando a las ollas populares solidarias y comunitarias que se vienen desarrollando con los insumos de frutas y hortalizas que necesitan para que la alimentación sea segura para esos ciudadanos. La consecuencia fue que Redalco triplicó el impacto, algo que nos pone orgullosos, pero, a la vez, nos muestra que los uruguayos están viviendo una situación muy difícil. Y les cuento algunos datos: pasamos de veinte mil kilos mensuales a sesenta mil, abarcando unas doscientas veinte instituciones y unas veintidós mil personas, como mencionaba anteriormente.

                Estamos acá para trabajar y hacer comentarios sobre la ley, pero también queremos que nos conozcan a nosotros, porque hoy en día estamos teniendo un rol muy importante en lo que respecta a las ollas de Montevideo: estamos cubriendo la mitad de los insumos que necesitan más del 60 % de las ollas de Montevideo, unas ciento treinta de las más de doscientas que hay en todo Montevideo y el aérea metropolitana. Por allí hay un mapa que es más ilustrativo que real, pero  refleja cómo están dispersados nuestros beneficiarios, que son doscientos veinte puntos; allí faltan algunos. Básicamente esa es la dispersión en todo Montevideo y queremos que aprecien el impacto que nuestra iniciativa está teniendo en el territorio.

                Ahora vamos a pasar a comentar los artículos de la ley, pero antes queremos decirles que debemos trabajar juntos a los efectos de que la alimentación en el Uruguay sea segura y para eso estamos acá. Muchas gracias.

SEÑOR IANOLO.- Buenas tardes.   Voy a hacer la devolución del borrador del proyecto de ley que estuvimos analizando y por el cual nos convocaron.

                Antes que nada queremos manifestar que creemos que es muy importante agradecer que este tema se vuelva a poner en agenda tanto por la magnitud y el volumen de desperdicios que existe como por la cantidad de personas que no acceden a los alimentos para nutrirse adecuadamente.

                Luego del análisis que hicimos de la propuesta, consideramos que sigue habiendo insuficiencias para abordar el problema de manera integral. Por ejemplo, el artículo 1.o habla de los supermercados, de los establecimientos comerciales de grandes superficies destinados a la venta de productos alimenticios, de la industria alimentaria y demás, pero, en realidad, queda fuera del alcance de la ley todo lo que constituye nuestro principal punto de recuperación, que es la producción, lo que no se cosecha, lo que queda en los árboles. Eso muestra una debilidad del proyecto de ley a la hora de abordar el problema y darle una solución integral, sobre todo teniendo en cuenta que, según datos de la FAO, casi un 60% de las pérdidas y desperdicios de alimentos en la cadena de producción frutihortícola se da en lo que es la producción y poscosecha –que es nuestro principal punto de recuperación, como se vio–, justamente, por razones que normalmente son de calibre, estética o, a veces, de exceso de oferta.

                Respecto del siguiente punto, señalo que en la imagen se pueden ver las estadísticas de lo que decíamos anteriormente: que en Uruguay se desperdician unos 125:000.000 de kilos de frutas y hortalizas anualmente. Esto es solamente una parte de lo que es toda la cadena de producción y consideramos, justamente, muy importante que esta normativa intente abordar toda la cadena, desde el principio hasta el final, hasta el consumidor.

                El artículo 2.º tiene que ver con los acuerdos para que las organizaciones reciban los alimentos de forma gratuita, es decir, refiere a quienes van a gestionar esos excedentes de alimentos de las superficies comerciales, por ejemplo. Consideramos que esto es importante pero que también sería oportuna la internalización de costos por parte de quienes generan esos excedentes. Hoy en día esas empresas tienen costos asociados, por ejemplo, a la destrucción y disposición final y quedarían exentas de esos costos al dar esos excedentes a entidades como bancos de alimentos u ONG –en este caso, nosotros– y de gestionar lo que no van a poder comercializar o vender o que ya está caducado. Ahí, en realidad, queda un vacío en cuanto a que podrían apoyar con los recursos que hoy en día ya se destinan a la destrucción y disposición final, a colaborar en esta tarea, es decir que no queden exentas de responsabilidad. De lo contrario, incluso podría ser hasta perjudicial porque podrían originarse prácticas incluso peores, de menor responsabilidad respecto al manejo de los recursos.

                Respecto del artículo 4.º debo decir que en él se pretende abarcar la circunstancia de que los alimentos que nosotros gestionaríamos se entreguen sin costo a los beneficiarios. Entendemos que esa es una opción muy noble pero que, en realidad, no está considerando una problemática que son los costos asociados a la gestión de esos recursos. Aquí se habla de que las ONG tendrán que ser responsables de la recolección y almacenamiento que, por ejemplo, cuando incluye refrigeración tiene costos, el costo de tener una cámara de frío; además, está todo lo que es la logística de recolección y luego la distribución y el personal contratado de las organizaciones, porque no podemos depender únicamente del trabajo voluntario para poder realizar toda la labor que se debe desarrollar a fin de llegar a quien más lo necesita.

En este caso, creemos que existen tres opciones. Por ejemplo, en el caso de Redalco, el modelo que desarrollamos hoy en día es el siguiente: recibimos los alimentos de los productores –ya sea mediante donación, cuando ocurren todos estos excesos de oferta o por las distintas razones que ya mencionamos– y las organizaciones pagan una contribución para cubrir los costos operativos y que nosotros podamos hacer nuestra labor sostenible económicamente. No obstante, esa contribución que pagan las organizaciones es hasta cinco veces inferior al costo que les implicaría comprar los mismos alimentos al precio del Mercado Modelo o el mercado mayorista. Desde 2016 hasta ahora, por recibir los alimentos de Redalco las organizaciones se han ahorrado unos USD 300.000 y eso es algo que, justamente, les permite aumentar su beneficio social y sus capacidades, ya sea de consumo o de destinar recursos para más alimentación. Entre todas las organizaciones con las que trabajamos hay clubes de niños, centros juveniles, refugios, comedores de parroquias, merenderos y muchas otras instituciones que no cuentan con presupuestos ilimitados para abastecerse; de hecho, justamente, la escasez de recursos es una de las principales problemáticas.

                Otros mecanismos de financiamiento en los que pensamos fueron, justamente, la cooperación a nivel de las empresas en el sentido de que toda esa parte de costos que tenían asociados a la destrucción o disposición final, pueda destinarse o dedicarse a sustentar la actividad, y el establecimiento de  mecanismos de financiamiento público. Si bien es verdad que es de interés que los alimentos lleguen de forma gratuita o a muy bajo costo a los beneficiarios, todo lo que pasa en el medio tiene costos asociados y a una organización que no recibe ingresos le es imposible afrontarlos y realizar su labor de manera totalmente gratuita.

                El artículo 5.º refiere a los productos ya caducados o vencidos. Entendemos que aquí debe explicitarse quiénes serán los responsables, según el estado de madurez de los alimentos o los distintos tipos de alimentos que se vayan a gestionar. Por ejemplo, no creemos que sea oportuno que los alimentos que ya no están aptos para consumo, los reciban las organizaciones que van a entregar a los beneficiarios que sí van a consumir. Además, debe establecerse claramente quiénes se encargarán de las distintas tareas. Es decir, si se trata de algo que ya está apto para consumo animal, para producción de compost u otras opciones como biodigestión y generación de energía a partir de los residuos, eso podría tener que reglamentarse y establecerse quiénes serán los respectivos encargados de desarrollar dichas tareas.

                El artículo 6.º determina que el Mides será el organismo que se encargará del contralor y de la eventual aplicación de sanciones. Creemos oportuno e importante que cuente con presupuesto y que la fiscalización y el contralor sean efectivos, pues son tareas difíciles, sobre todo por la dispersión geográfica. Hay muchos centros  de comercialización, tanto en Montevideo como en el resto del país, por cuanto tiene que haber otras posibilidades que no sean, directamente, que las organizaciones gestionen todo, sino que puedan aplicarse herramientas como la tecnología  y la coordinación para casos en que la cobertura territorial sea difícil, por ejemplo para lo que sería, en nuestro caso, gestionar el desperdicio de alimentos en ciudades del interior que hoy en día no estamos cubriendo. Ello se puede aplicar mediante tecnología o coordinación directa entre instituciones locales y quienes hacen la disposición final de alimentos.

                En el caso de la producción sería oportuno que hubiera cooperación con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca a fin de saber dónde están los puntos de producción de alimentos –las distintas chacras y demás– para que pueda hacerse un control sobre la producción  y los excedentes, a efectos de realizar la recuperación de dichos alimentos.

                Me gustaría que Marcelo Sus dijera por qué es importante este proyecto de ley.

SEÑOR SUS.- Buenas tardes.

                Agradecemos la invitación cursada. Creemos que estos intercambios entre la sociedad civil y el Gobierno son muy importantes para que las leyes sean lo más exitosas y eficientes posible.

                Hace cuatro años nos invitaron a la Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión a brindar nuestra opinión sobre esta normativa que también estaba en la comisión. Recién estábamos iniciando Redalco y habíamos recuperado nuestros primeros 1500 kilos. Habíamos validado la idea en el Mercado Modelo y, hoy en día, cuatro años después, podemos decirles con certeza que el hecho de recuperar alimentos que serían desperdiciados para dárselos a aquellos que más lo precisan, es realmente viable. Creemos –y soñamos– que es posible eliminar la inseguridad alimentaria existente en el Uruguay bajo el mecanismo de recuperar aquellos alimentos que se desperdician.

                Uruguay es un país con 3,5 millones de habitantes. En comparación con los diferentes países de la región tenemos poca población  y, por ende, creemos más que posible que no le falte un plato de alimento a nadie en todo el Uruguay, dado el alcance de población de nuestro país.

                ¿Por qué es importante para Uruguay que este proyecto de ley se apruebe y comience a aplicarse? En primera instancia, porque –como dije anteriormente– bajo este mecanismo se puede eliminar la inseguridad alimentaria. Como dijo Yamandú Plada, la inseguridad alimentaria tiene dos componentes. Uno de ellos es el consumo de menos kilocalorías de las que el cuerpo demanda porque no se tienen los recursos –y, realmente, hay días en que no se accede a un plato de comida y se pasa  hambre en la propia casa– y, el otro, es la obesidad a raíz de una mala alimentación relacionada con el alto consumo de productos ultraprocesados. Hay que tener en cuenta que 4 de cada 10 niños del Uruguay tienen obesidad, lo que repercute directamente en la salud con los costos asociados que tiene que internalizar el Gobierno en hospitales para revertir todas las enfermedades que se derivan de la obesidad. Redalco, además de atacar la inseguridad alimentaria,  al brindar alimentos nutritivos y saludables ataca esa pata de la obesidad que es una temática relevante a ser abordada en el Uruguay.

La temática de los alimentos y de la reducción del hambre fue abordada hace ya muchos años por las Naciones Unidas en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En el punto 2.1 se menciona, explícitamente, reducir y poner fin al hambre, y asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente. Luego, en el objetivo n.º 12 del ODS se habla de la producción y del consumo responsable. Se dice que uno de los objetivos de aquí al año 2030 es reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial. El punto 13 refiere a la acción en relación con el clima. Se habla de incorporar medidas relativas al cambio climático en políticas, estrategias y planes. En nuestro caso, tenemos un impacto directo en la población y también en el ambiente. Si no recuperáramos todas estas frutas y verduras serían desperdiciadas en la Usina Felipe Cardoso sin ningún tipo de tratamiento. Debemos tener en cuenta que emiten gases que contaminan el medio ambiente generando todos los problemas que vemos en forma directa y que repercuten, también, a nivel mundial.

                Como dijo Yamandú Plada, creemos que es posible revertir la inseguridad alimentaria, sabiendo que 125:000.000 de kilogramos de frutas y verduras se desperdician anualmente en el Uruguay y 250.000 personas padecen inseguridad alimentaria. Si recuperáramos toda esta cantidad de frutas y verduras que se desperdician, podríamos dar tres platos de frutas y verduras por día a todas las personas que sufren inseguridad alimentaria. Digo esto para que tengan una idea del alcance y del potencial que tiene el hecho de recuperar las frutas y verduras que hoy en día se desperdician. Estos números los tomamos de un informe de la FAO que se hizo en el año 2018 – liderado por la Fundación Julio Ricaldoni– sobre pérdidas y desperdicios de alimentos específicamente en el Uruguay y.

                Ahora, vamos a mostrar un testimonio de una olla popular de Redalco llamada «Padre Cacho», ubicada en la zona de Casavalle.

(Se exhibe video).

                –La idea es mostrarles que hoy en día hay personas que tienen un plato de comida gracias a las ollas populares y que, si estas no estuvieran ahí, esas personas no comerían. La mayoría tenemos la suerte de tener en nuestras mesas un plato de  comida en el día y otro en la noche, pero debemos ser conscientes de que no todos tienen esa oportunidad, sobre todo en las condiciones de emergencia alimentaria en que se encuentra nuestro país.

                Pensamos que este proyecto de ley tiene que salir adelante y estamos abiertos a volver y a hacer todo lo posible para que sea aprobado.

                Les agradecemos su atención y todo el trabajo que hacen día a día.

SEÑORA SANGUINETTI.- Muchas gracias por estar aquí.

                Hace unos años, como integrante del Comité de Evaluación del Fondo de Innovación Inclusiva de la ANNI, me tocó evaluar el proyecto de Redalco, así que para mí es un gusto volver a recibirlos y sé de la seriedad y del compromiso que tienen en relación con este tema.

                Me gustaría hacer dos preguntas; una puntual y otra más general.

                Dijeron que a raíz de la pandemia de la covid-19 habían pasado de 20.000 a 60.000 kilos mensuales, y quiero pedirles si pueden profundizar sobre cómo pudieron hacer eso, porque la verdad es que llama poderosamente la atención que hayan logrado triplicar el volumen en tan corto tiempo.

                Si bien nos quedaron claros los puntos relativos al proyecto de ley, aprovecho que están aquí para preguntarles qué más entienden ustedes que se puede hacer desde el Estado, no necesariamente ciñéndonos a lo que dice esta norma sino con una mirada más global. Dado que tienen tantos años de experiencia en este tema, me parece valioso recoger su opinión a este respecto.

SEÑOR SUS.- En relación con la primera inquietud, lo que sucedió es que estábamos en 20.000 kilos mensuales, comenzó la covid-19, nuestra principal mano de obra eran voluntarios que venían a Redalco a ayudarnos a clasificar las frutas y verduras y la mayor cantidad de las que recuperábamos necesitaban sí o sí ser clasificadas porque, por ejemplo, en un cajón entero, una parte estaba en buen estado y la otra no. Cuando comenzó la pandemia de la covid-19 les pedimos a los voluntarios que no vinieran más por una cuestión sanitaria y nos enfrentamos al desafío de ver cómo sostenernos y crecer, dado que la emergencia alimentaria aumentó. Ahí implementamos un modelo de compras a bajos precios a productores de frutas y de hortalizas y que pudimos pagar gracias a donaciones del sector privado y personales que recibimos. Entonces, nos llegaban las bolsas de verdura y las frutas ya seleccionadas, por lo que no se necesitaba ninguna mano de obra para hacerlo. Con este modelo, pudimos crecer por tres y el trabajo que implicaba la etapa de clasificación se redujo rotundamente. Por lo tanto, lo único que hacíamos era conseguir productores, recibir la mercadería y entregarla tal como venía.

SEÑOR PLADA.- Respecto a la segunda pregunta, creo que los tres podríamos hacer aportes. En lo personal, creo que desde el Estado se puede hacer mucho más. La realidad es que a veces nos enfrentamos a cierta inercia cuando proponemos vinculaciones interinstitucionales y aquí estamos ante una problemática que se puede llegar a abordar desde distintos ámbitos de la órbita estatal. Por ejemplo, desde el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca se puede brindar apoyo al productor para que no desperdicie frutas y hortalizas, sino que las redireccione hacia las poblaciones con mayores dificultades para acceder a ellas. Inclusive, podría dar acceso a las bases de datos de productores porque a veces tenemos que insistir para obtener información de contacto. Asimismo, están los packings, que son lugares donde hay más concentración de desperdicios. Sería fundamental que el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca se encargara de estos instrumentos.

Por otra parte, en cuanto a las instituciones que trabajan con las poblaciones más vulnerables como, por ejemplo, INAU, Mides o Salud Pública, entiendo que ellos han constatado quiénes son las personas a las que se debe redireccionar este tipo de ayudas, estos incentivos de alimentación. Por lo tanto, generar un vínculo entre el Mides, el INAU, Redalco y las demás instituciones que atiendan a la población en un contexto de vulnerabilidad sería clave para expandir la accesibilidad a las frutas y hortalizas en nuestro caso.

A su vez, en cuatro años, Redalco no ha tenido ningún tipo de apoyo estatal más que el de la ANII –como ha señalado la señora senadora Sanguinetti–; esa fue la única oportunidad en la que hubo un acercamiento real. Nosotros formulamos un proyecto, lo llevamos a cabo, cumplimos con todos los pasos y se dio ayuda –también con reembolso– a Redalco. En realidad, no se ha generado ningún mecanismo para incentivar nuestra actividad; no hemos recibido ningún tipo de apoyo fiscal ni de ninguna índole para que nuestro proceso operativo sea más sustentable. Como mencionaban mis compañeros, en todo nuestro proceso operativo existen costos asociados como, por ejemplo, de refrigeración, energía eléctrica, hay gente que se dedica a las tareas operativas y también hay costos relacionados con el productor. Sin embargo, en ninguna de esas partes el Estado nos ha facilitado esta tarea, es decir, todo se ha hecho con el esfuerzo de nosotros, de muchos voluntarios y de nuestro equipo operativo; todo es a pulmón.

Creo que hay mucho por construir y, como dije antes, queríamos tener la posibilidad de que nos conocieran porque tenemos la oportunidad y el deber de continuar con esto para que se generen más cosas. De lo contrario, nos vamos a enfrentar a las mismas inercias truncas de siempre.

Vamos a buscar la forma de que algunas de estas vinculaciones sucedan.

SEÑOR IANOLO.- Quiero hacer una aclaración con respecto a nuestra situación actual.

El aumento de volumen –de veinte mil a sesenta mil kilos mensuales– que hubo en lo que hemos entregado fue gracias al aporte solidario de empresas y particulares uruguayos. La realidad actual es que proyectamos hacer entregas a las ollas populares de forma sostenida mientras duren esos fondos. Hoy en día, justamente, esos fondos se están acabando y ya no tenemos forma de seguir haciendo entregas a las ollas populares que nos necesitan.

Este es uno de los aspectos en donde se podría dar un apoyo importante a nivel económico en este contexto para poder seguir sosteniendo nuestro trabajo y brindar atención a la gente que de otra forma no accedería a alimentos.

SEÑOR SUS.- Me parece que dentro de esta ley sería necesario encontrar mecanismos que incentivaran y sustentaran parte de los costos diarios de las ONG que se van a dedicar a recuperar los alimentos. Podría hacerse mediante el acceso al beneficio de Donaciones Especiales por parte de las ONG o por instrumentos creados específicamente para que ellas sustenten los costos de toda la operativa de recolectar, clasificar y entregar el alimento.

SEÑOR PLADA.- Iba a mencionar la ley de donaciones especiales que tiene sus problemas, pero creo que de alguna manera se tiene que generar un instrumento para fortalecer nuestra iniciativa.

                La ley de donaciones especiales implica desde voluntades gubernamentales para poder ingresar hasta el esfuerzo de nuestra organización para conseguir que las empresas del sector privado aporten el dinero para ejecutar, pero apuntamos a ingresar en esta norma y, por lo tanto, queremos contar con el apoyo de todos los partidos.

SEÑOR PRESIDENTE.- Hay cuatro senadores que quieren hacer preguntas. Por lo tanto, como metodología de trabajo los miembros de la comisión van a plantear sus inquietudes y posteriormente los invitados responden.

SEÑORA ASIAÍN.- Quería felicitarlos por la obra que están llevando a cabo. Tengo gran admiración por el trabajo del voluntariado y, en este caso, en que tratan de atender una necesidad tan básica y loable me parece que es muy destacable. No lo hacen para recibir felicitaciones, sino porque tienen un gran corazón, pero de todas maneras corresponde hacer ese reconocimiento.

                Mi primera pregunta era justamente si estaban incluidos en la ley de donaciones especiales y señalaron que esa norma tiene ciertos problemas, pero de todas maneras tienen intenciones de ingresar en ella. En 2018 presenté una iniciativa para que fuera incluida en esa ley la ONG Banco de Alimentos –a la que vamos a recibir después– que tiene características similares, pero trabaja con otros productos no frescos, pero me imagino que es bueno que sean incluidos en esa ley. De todas maneras, me gustaría que mencionaran cuáles son los problemas que  plantea esa norma. Parecería que, más que penalizar a las empresas que tratan como desperdicio lo que es aprovechable –que es lo que plantea el proyecto–, faltarían incentivos para que les sea más beneficioso donar los alimentos que someterse a las sanciones propuestas.

                Para sintetizar me gustaría saber cuál es la problemática de la ley de donaciones especiales, sin perjuicio de que igualmente manifestaron que quieren estar incluidos en ella.

                La segunda pregunta es si cuentan con depósitos. Tengo conocimiento de que el Banco de Alimentos cuenta con depósitos financiados justamente con lo que las empresas ahorran por no tener que realizar la destrucción de los alimentos. Me gustaría saber si ustedes cuentan con este instrumento. 

                La tercera pregunta tiene que ver con el deslinde de la responsabilidad. En el derecho comparado –concretamente en Argentina– hay alguna normativa que deslinda la responsabilidad de la empresa que dona y la asume una ONG como ustedes, Banco de Alimentos u otras que intermedian en la recepción y la donación de alimentos para luego entregarlos al beneficiario.

SEÑOR MELÉNDEZ.- Quería hacer un encuadre del tema. Durante 2010 y 2015 me tocó trabajar a nivel internacional sobre la seguridad alimentaria en casi todos los organismos en los que Uruguay tenía representación. 

                Me gustaría sabe cuál es el formato jurídico en el que se amparan, porque eso va a tener mucho que ver con la elaboración de la ley y la firma de convenios. Cuando hablamos de una ONG, en realidad, desde el punto de vista del derecho uruguayo no están diciendo nada porque el formato jurídico es sociedad civil sin fines de lucro o cooperativas. Entendemos a qué se refiere, pero desde el punto de vista formal de las relaciones institucionales se complejiza un poco si no se define esto.

                Yo ya los conocía, pero me gustó mucho que su planteo se basara en el plato de alimentos. En términos populares lo que el INE determina como línea de indigencia es justamente no poder llevarse a la boca un plato de comida por día. Me parece que tomar el plato de alimentos como unidad de medida es una novedad con respecto a otros proyectos que vimos. 

Por otro lado, me tocó construir los ODS del Uruguay y este tema estaba muy vinculado no solamente porque nuestro país lo precisara, sino porque en aquel momento se comprometió con la Unasur para combatir el hambre en América Latina y el Caribe y, en particular, con el Mercosur a través de la firma del Acta de Montevideo –en 2011 o 2012–, donde todos los Estados determinaron qué es la seguridad alimentaria y plantearon exactamente lo mismo que ustedes. Se los comento porque ya hay un documento elaborado por el Gobierno en el que se compromete a ese tipo de tareas. 

Como ustedes señalaban, la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca tiene un registro de todos los productores familiares al que se accede fácilmente; incluso, junto con el Mides celebraron un convenio con la FAO por este tema. 

En concreto, quiero preguntarles qué respuesta ha tenido su planteo de parte de dos organismos en particular: por un lado, del Congreso de Intendentes que lleva todas las cuestiones de bromatología en el manejo de los alimentos, que a veces son bastantes restrictivas en cuanto a las fechas de vencimiento y a la posibilidad de entregar la mercadería, y, por otro, del INDA, que tiene la rectoría en las cuestiones de alimentación. A veces pasa –en el Mides ha ocurrido– que están obligados por ley a tirar bandejas de alimentos y a no entregarlas a otra gente por temas bromatológicos y sanitarios y por la responsabilidad que eso genera en quien hace la entrega de esa ingesta. 

En realidad, me gustaría saber si tienen conocimiento de todos estos elementos según los cuales el Uruguay tiene, como Estado parte, un compromiso particular en lo que tiene que ver con la seguridad alimentaria y, especialmente, quisiera que me dijeran si han hablado con las intendencias sobre lo que refiere a bromatología y al organismo rector de la alimentación, que es el INDA, que hoy está dentro del Mides. 

Me parece que es muy bueno el planteo, pero insisto en que quisiera que me diluciden cuál es su formato jurídico para saber en qué condiciones pueden moverse o cómo podemos ayudarlos desde aquí. 

SEÑOR OLESKER.- Creo que los compañeros de Redalco hacen un aporte muy importante al análisis de este proyecto de ley –que obviamente después discutiremos–, que tiene que ver con el circuito económico y la validación económica de estos procesos. Esto quizás es lo que no aparece en la iniciativa. 

Quiero preguntarles si ustedes saben si existe algún análisis de los costos asociados al proceso de destrucción, es decir, cuál es el saldo neto que le significaría a un establecimiento no desechar los alimentos. Entiendo –y voy a plantearlo cuando discutamos el proyecto de ley acá en la comisión– que esto debería ir por el camino de cuantificar esos costos y asignárselos a alguien y no por la vía de las donaciones. Esa es mi opinión, pero ya lo discutiremos. Esto tiene costos y beneficios, y me parece que hay que asociarlos a los que producen, a los que recogen y eventualmente también a los que reciben, aunque haya que discutir los cánones que se pueden generar en eso. En síntesis, me gustaría saber si existe algún estudio sobre esto.  

                Lo otro que me impactó bastante es el peso de la producción en relación con la comercialización y lo que se desperdicia, como establece el artículo 1.º. Quisiera saber cómo podría introducirse en los receptores de esta cuestión a los productores iniciales porque lo que vale para frutas y verduras puede servir para otras producciones, y la pérdida puede darse tanto en el proceso primario como en el secundario.

SEÑORA TOPOLANSKY.- Buenas tardes. Voy a tratar de no repetir las preguntas que formularon mis colegas, así ahorramos tiempo.

                Cuando hicimos el primer análisis de esta ley, planteamos que en el artículo 6.º hay algunos organismos específicos que deberían estar presentes, como el INDA –que fue mencionado– y el Mercado Modelo. Como ustedes están concentrados en la cuestión de frutas y verduras, aun es más importante la participación del Mercado Modelo porque grosso modo en el Uruguay hay tres polos de producción de hortalizas: el área metropolitana, Salto y parte de Artigas y Bella Unión. En realidad, el Mercado Modelo es un gran concentrador por la formación del precio.

                Como decía, hay una cantidad de cuestiones que quizá podamos conversar si los visitamos. En realidad, en la órbita del Estado existe la Dirección General de la Granja, que ahora va a pasar a ser el Instituto Nacional de la Granja. Ese es el organismo adecuado para este tema, porque el resto del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca atiende otros rubros que nada tienen que ver con la granja. Los pequeños productores granjeros, ganaderos y de agricultura están registrados en las intendencias. Canelones, Montevideo Rural y Salto también cuentan con una dirección en ese sentido. Además, hay una relación entre los lugares de comercialización y las intendencias.         Creo que el desperdicio de otros alimentos podrán tener determinada especificidad en la ley, pero para el de las frutas y verduras debería tenerse en cuenta a los actores, o sea, a los productores, los lugares de comercialización y las intendencias, fundamentalmente. Eso se puede incorporar en la ley e, incluso, el Congreso de Intendentes lo promueve, por lo que estaría de acuerdo.

                Señalé que el Mercado Modelo va a mudar su sede y en la zona donde se encuentra ahora van a quedar cámaras ociosas. Una cámara es cara de construir aunque ahora hay contenedores refrigerados que se utilizan con el mismo fin y a los efectos son iguales.

                Todos esos aspectos pueden servir más que como residuos como acopio. Ahora bien, lo importante es que en la ley se establezca que esos organismos estén participando. No sé cuál es su opinión sobre ese punto en concreto y quisiera conocerla.

SEÑOR NIFFOURI.- Antes que nada, quería felicitarlos por la tarea que realizan, que está muy buena y no la conocía. Es un trabajo fundamental.        

                Quería saber –capaz que lo dijeron cuando arrancaron– un poco más sobre la red, por ejemplo, cómo se financian. Más allá de la normativa específica en la que estamos trabajando, creo en la importancia de que existan este tipo de organizaciones, por lo que considero fundamental conocer cómo se financian. Como bien decía el señor senador Olesker cuando hablaba del tema costo-beneficio, es importante saber de dónde sale la financiación y estudiarlo. Si hay gente que ya está trabajando en el tema y trabajando bien, creo que hay que aprovechar esa expertise.

                Además, es importante el tema de la seguridad alimentaria –hay mucha gente que la está necesitando- y de la economía circular. Por lo tanto, creo que es un tema sumamente relevante.

                Lo vinculado al Instituto Nacional de la Granja que se crea en el proyecto de ley con declaratoria de urgente consideración va a ser fundamental, aunque va a demorar seis meses en empezar a funcionar y establecer cuáles van a ser las representaciones. Creo que estos son los aspectos que se tienen que comunicar directamente.

                En lo que refiere al tema de los depósitos, pienso que habría que aprovechar la oportunidad de que se está generando el nuevo mercado agroalimentario y, a partir de la expertise que tienen en el tema y su trabajo, solicitar estar incluidos dentro de ese mercado en el que se va a manejar la gran mayoría de la fruta y la verdura que pase por toda esta zona metropolitana. Es un predio muy grande y se está en la etapa de instalación, entonces, pienso que llegar primero, de antemano y meterse dentro del proyecto podría ayudar al funcionamiento de su red.

SEÑOR PRESIDENTE.- Solicito que las respuestas sean lo más breves posible, porque estamos muy atrasados. Muchas gracias.

SEÑOR PLADA.- Creo que ya mencioné el problema de las donaciones especiales. Básicamente, tiene que ver con la dificultad para conseguir las donaciones, los fondos, y para estar amparados en el régimen de medidas de donaciones especiales, que siempre genera problemas a muchas instituciones que intentan ingresar y no pueden hacerlo porque no consiguen las voluntades políticas.

                Pienso que hay muchos mecanismos que pueden ayudar a que la gente sea un poco más solidaria, de modo que el que tiene y puede se solidarice con el que no tiene. Considero que hay mecanismos para generar, de forma personal quizás, incentivos para que las personas colaboren con las iniciativas y también tengan beneficios, y que el sistema no solo se ampare en el sector productivo, sino que también penetre en la sociedad civil como una forma más de que las personas apoyen las iniciativas. Por aquí va la respuesta a la primera consulta de la señora senadora Sanguinetti.

SEÑOR SUS.- En el Mercado Modelo tenemos un depósito de ciento veinte metros cuadrados: cien metros cuadrados de plaza y veinte metros cuadrados de cámara de frío.

                Con respecto a la pregunta de los incentivos fiscales, comienzo por mencionar que hace poco estuve en Lima, en el Banco de Alimentos Perú. Un hito que significó un crecimiento exponencial en ese país fue cuando se lanzó una ley por la cual por cada donación que hacían las empresas recibían un incentivo fiscal. Creo que hay que discriminar entre quiénes son los que donan alimentos, porque no es lo mismo que done un supermercado a que lo haga un productor frutihortícola. Pienso que en función del actor que done, deben darse incentivos fiscales o no, porque los supermercados tienen costos asociados a disposición final que los podrían reducir si nos donaran esos alimentos. En lo personal, para este sector no aplicaría una política de incentivo fiscal, pero si se tratara del sector frutihortícola, sí. ¿Por qué? Porque hoy en día ellos no tienen costos de disposición final reales y, de alguna forma, si se les da un incentivo fiscal para que donen, eso sería visto de buena forma. Además, hay realidades distintas dependiendo del rubro específico. O sea que nada tiene una regla general sino que, dependiendo del rubro, diría si se aplica incentivo fiscal o no. 

                Por último, el deslinde de responsabilidades es un tema clave –entiendo que en Argentina se está debatiendo una ley del «buen samaritano»– para que las empresas donen; de hecho, se trata de encontrar un mecanismo para que se desliguen de posibles responsabilidades futuras por intoxicaciones que pueda sufrir una población. No debería haber problemas si la manipulación de los alimentos se hace de acuerdo con Bromatología y con la inocuidad adecuada, pero aun así la empresa siempre tiene miedo. Cuando uno va al supermercado y pregunta por qué no dona, muchas veces se aduce el tema de la responsabilidad. Sumado a eso creo que hay que hacer una apertura de datos de desperdicios de alimentos en todas las empresas porque cuando nos enfrentamos a gerentes de empresas y vamos con la pregunta, ninguno responde.

SEÑOR IANOLO.- Voy a responder a la pregunta respecto a nuestra personería jurídica: somos una asociación civil sin fines de lucro.

                También voy a responder a las preguntas de los señores senadores Niffouri y Olesker.

                Respecto a la UAM, debo decir que siempre estuvimos en conversaciones sobre nuestro trabajo allí; de hecho, ahí tendríamos mayor espacio, lo que podría mejorar nuestro trabajo. Estamos, justamente, proyectando estar ahí.

                En cuanto a cómo nos financiamos, normalmente las organizaciones pagan un costo, que en este momento es de $ 180 como máximo,  por el cajón que reciben en el lugar y que contiene entre 14 y 20 kilos de alimentos dependiendo de si son frutas, verduras o mixto. Eso es lo que nos sirve para cubrir nuestros costos operativos y representa un monto de hasta cinco veces menor de lo que les valdría a ellos conseguir esos alimentos a los precios del Mercado Modelo.

SEÑOR SUS.- También tenemos un gran componente de donaciones de empresas del sector privado y donaciones personales que financian la estructura de Redalco.

SEÑOR IANOLO.- Quería hacer un paralelismo o una comparación de cómo funcionan esos costos de financiamiento.

                En la cultura estadounidense, por ejemplo, existe una organización que se llama Food Forward, que hace este mismo  trabajo y entrega todo gratis, porque allí ya está más institucionalizada o incorporada la donación a las distintas organizaciones sociales que hacen este tipo de trabajo o hay incentivos fiscales a la  hora de la declaración de impuestos. Las empresas y personas, a la hora de donar a una organización, tienen incentivos fiscales, lo que no es el caso de la cultura uruguaya, en la que no tenemos tan incorporado el donar a las organizaciones que hacen este tipo de trabajo.

SEÑOR PLADA.- Tenemos y hemos tenido vinculaciones con la anterior administración de la Digegra y con la actual, pero la realidad es que los datos no están a disposición de una asociación civil como la nuestra ni de personas, al menos a eso nos hemos enfrentado. Quizás si va otra persona le dan los datos, pero a nosotros no. A este respecto estamos volviendo a generar vinculaciones con la Dirección General de la Granja. El lunes próximo tenemos una presentación con la Junagra e intentaremos generar un incentivo para que los productores no desperdicien alimentos. Apuntamos a que el mismo instrumento que se aplica para que coloquen esos alimentos en la industria y estos se industrialicen –valga la redundancia– y reciban un incentivo, pueda aplicarse a Redalco para que el  productor no tire alimentos y perciba algo por los que no iba a comercializar.

                Con el INDA también hemos tenido vinculaciones. La realidad es que no encontramos tampoco ninguna sinergia. Creemos que con el Mides y con el INDA hay claramente un acercamiento muy propicio para generar vinculaciones. Días pasados estuvimos con las autoridades actuales de ambas entidades y estamos trabajando en generar una vinculación que sea fructífera.                Consideramos que en el tema de la alimentación debemos estar juntos.

                Respecto a ese tema no tenemos mucho más para aportar.

SEÑOR SUS.- No hemos realizado un análisis del costo de disposición final. Podemos hacerlo y enviarlo a la comisión, porque es un dato muy relevante a la hora de hacer la ley.

SEÑOR IANOLO.- Quería acotar que para las empresas esta es una información privada y sensible, que no revelan. De hecho, es como el costo de disposición final versus sus competidores; es lo que no revelan, y sería importante que esto fuera de público conocimiento o se divulgue, para tener un registro de contra qué estamos fiscalizando. De otra manera, estaremos fiscalizando contra lo oscuro.

SEÑOR SUS.- En cuanto a la etapa de producción, a nivel estratégico conviene enfocarse en recuperaciones en la producción. Allí se concentra el 40 % de todo el desperdicio de alimentos y a nivel logístico operativo es más fácil de recuperar que ir a recuperar a restaurantes y locales comerciales pequeños.

SEÑOR PLADA.- En cuanto a la pregunta de la señora senadora Topolansky, sin duda  hay que lograr que se generen estas vinculaciones con las intendencias, pero lo más importante es lo que acaba de decir Marcelo señor Sus: si en este proyecto de ley no está contempladas las frutas, las hortalizas, el desperdicio de  la producción poscosecha y la comercialización, de ninguna manera se contemplará el impacto brutal que venimos teniendo. Ya sea con la intendencia, con el próximo instituto de la granja, etcétera, estamos abiertos a que se generen las voluntades necesarias con todos. La realidad es que a veces nos enfrentamos a paredes y creemos que todo esto debe aceitarse de alguna manera.

                No mencionamos que Redalco ha tenido vinculación con el Mercado Modelo desde el comienzo, incluso nos acercó a los productores por intermedio de las autoridades que componen la CAMM. Ellos nos acercaron a los productores y nos brindaron un espacio para realizar nuestra actividad. En conjunto construimos el depósito que mencionó Marcelo Sus, que hoy en día cuenta con una cámara de frío y también en conjunto estamos intentando solventar los costos energéticos que ello implica. En definitiva, tenemos una vinculación estrecha y vamos a estar en la Unidad Agroalimentaria Metropolitana. La cuestión es que todavía no sabemos cómo lograremos la inversión que tenemos que hacer para estar allí. Como no tenemos incentivo de ninguna índole, tenemos cierta incertidumbre respecto a todo lo nuevo que haremos allá –que acá construimos en base a mucho esfuerzo y sacrificio–, es decir en cuanto a cómo podremos construir una cámara de frío y estructurar logísticas internas más eficaces. Para todo eso debemos construir desde cero. Creo que en esta mesa seguramente se queden pensando en cómo se pueden lograr mecanismos para que se inyecte maquinaria y capital a fin de poder realizar esta actividad; pensamos buscarlos principalmente en el sector privado, pero tampoco recibirá un incentivo por ese apoyo.

                Estas son algunas reflexiones que quedan planteadas para analizar.

SEÑOR PRESIDENTE.- Muy bien.

                Damos por terminado, entonces, el intercambio del día de hoy. 

                Agradezco su presencia y me hago eco de los señores senadores que hablaron felicitándolos por lo que vienen haciendo.

                Que no haya ningún uruguayo con hambre debe ser un objetivo nacional. Creo que en eso somos contestes y trabajaremos en ese sentido para aportar desde lo legislativo.

                Muchas gracias por lo aportado.

(Se retiran de sala los representantes de la Red de Alimentos Compartidos).

               

(Ingresan a sala representantes de Banco de Alimentos Uruguay).

                –Damos la bienvenida a los representantes del Banco de Alimentos Uruguay.

SEÑORA ASIAÍN.- ¿Me permite, señor presidente?

                A las 15 y 30 horas se constituye la Comisión Especial para el Estudio de la Ley de Urgente Consideración en la sala 17 del Anexo, por lo que deberé retirarme a las 15 y 20. Por lo tanto, no voy a poder estar presente durante toda la exposición que habrán de realizar los representantes del Banco de Alimentos Uruguay que, ciertamente, me interesa mucho, incluso propuse que vinieran.

                Entonces, en primer lugar, pido disculpas por tener que retirarme.

                En segundo término, adelanto desde ya una invitación a conocer el depósito y el funcionamiento del organismo, porque cuando uno toma contacto con esa realidad se hace una idea más acabada de la delicadeza con la que se manejan los alimentos y cómo se distribuyen.

SEÑOR PRESIDENTE.-De acuerdo y gracias, señora senadora.

                Les damos la palabra a nuestros invitados, quienes fueron citados para ilustrarnos sobre distintos aspectos del proyecto de ley que tenemos a estudio.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Buenas tardes.

                Vamos a hablar las cuatro, un poco.

                La idea es contarles qué es el Banco de Alimentos y, después, hablar sobre el proyecto de ley.

                La fundación Banco de Alimentos del Uruguay es una organización sin fines de lucro, basada en modelos internacionales cuya misión es lograr disminuir la pobreza alimentaria de nuestro país. Se dedica a captar alimentos sobrantes o próximos a su fecha de vencimiento que, en condiciones normales, serían destruidos para luego ser distribuidos en organizaciones que no tendrían otra forma de recibirlos. Los bancos de alimentos surgen en el mundo como un eslabón en la cadena logística de los alimentos, alargando un poco su vida útil.

                En octubre de 2014, el Banco recibe la aprobación del Ministerio de Educación y Cultura y se convierte en una fundación. A partir de ese momento comienza un crecimiento sostenido con la incorporación de nuevas empresas, nuevas líneas de productos y nuevos benefactores. Actualmente contamos con una red de ciento noventa organizaciones, llegando a un poco más de treinta y cuatro mil personas que las asisten. Tenemos una relación directa con las organizaciones, nos preocupamos por conocer sus necesidades, su operativa diaria y también de instruirlas en el consumo responsable de los productos que donamos en tiempo y forma.

                ¿Cómo funciona el Banco? Principalmente tenemos dos modelos. El primero de ellos es la recepción en nuestro centro de distribución que tercerizamos en Farmared-Logired. El proceso comienza cuando la empresa que tiene productos para donar nos manda la información por e-mail y  nosotros evaluamos la aceptación total o parcial, dependiendo de los volúmenes, los productos y las fechas de vencimiento. Una vez que aceptamos la donación, la empresa coordina la entrega de los productos en nuestro centro de distribución. Cuando llega allí, de acuerdo a las instituciones a las que vamos a entregar los productos, a la cantidad de servicios que brindan y a la cantidad de personas que atienden, armamos distintos pedidos especialmente para cada institución y ellos se encargan de ir a buscarlos.

                Es importante tener en cuenta que para proceder con este modelo los alimentos ofrecidos deben tener una fecha de vencimiento igual o mayor a diez días desde el momento en que se reciben para que nos dé tiempo a entregarlos y que puedan ser consumidos antes de vencer. En general, los alimentos no quedan dentro del depósito por más de siete días; a más tardar en una semana distribuimos todo.

                El segundo modelo se aplica cuando los alimentos van directamente al centro de distribución de las mismas empresas. Este modelo es utilizado para los alimentos que necesitan refrigeración o que tienen vencimientos muy cortos. El proceso también comienza cuando nos informan qué tienen para donar y, de acuerdo a las características de los alimentos que nos ofrecen, las fechas de vencimiento y los volúmenes, identificamos a los beneficiarios que tengan capacidad de consumirlos antes de su vencimiento. Coordinamos para que los retiren directamente en el centro de distribución de la empresa, sin pasar por el nuestro para no perder tiempo.

                Al finalizar las entregas de cada donación, se envía a la empresa donante un informe en el que se detallan los productos que se donaron, la cantidad de kilos entregados y a qué organizaciones se enviaron.

                En la actualidad, el Banco de Alimentos trabaja con el apoyo de empresas como Mondelez, PepsiCo, Nestlé, Unilever, Goodlife, Danone, Pagnifique, Bimbo, Salus, Arcos Dorados, Arcor, FNC, entre otras. Para formar parte de nuestra red de beneficiarios, se debe completar una ficha con los datos de la organización y firmar una carta compromiso. En dicha carta se establecen las normas a cumplir para el consumo responsable de los alimentos recibidos. Entre ellas se destacan la no comercialización de los productos entregados, el consumo responsable antes de su fecha de vencimiento y cumplir con las normativas vigentes en materia de manipulación, almacenamiento y transporte de los alimentos. A medida que el Banco de Alimentos crece y va tomando mayor exposición en nuestra sociedad se van abriendo nuevas puertas y caminos. También intentamos generar conciencia sobre el problema de los alimentos que se destruyen cuando todavía pueden ser consumidos, como forma de evitarlo.

                Me olvidé de comentar –y es importante destacarlo– que nosotros trabajamos con instituciones y no con personas físicas para poder tener un mayor control de lo que estamos donando. 

SEÑORA STORACE.- Hemos concurrido a este ámbito porque pretendemos contar con una ley que regule el desperdicio y la donación de alimentos. En esta oportunidad, se trata específicamente del proyecto de ley que presentó el señor senador Peña y que consta en la Carpeta n.º 125/2020, donde se establecen las normas tendientes a evitar el desecho de aquellos alimentos que no hayan sido vendidos o comercializados por alguna circunstancia.

Queremos felicitar al señor senador Peña por poner este tema en la discusión parlamentaria mediante este proyecto de ley, porque el concepto de los desperdicios alimentarios es algo muy actual, así como la posibilidad de utilizar los excedentes para distribuirlos luego entre la gente que más los necesita.

A raíz de la pandemia se puso de manifiesto la carencia alimentaria; esta realidad se agudizó y hay muchos hogares que no pudieron generar los recursos para sustentarse. Se pudo comprobar que la población que atendían los diferentes centros –CAIF, clubes de niños o de adolescentes– se multiplicó casi por tres y lo mismo sucedió con las ollas barriales, que son iniciativas de particulares.

Si tenemos en cuenta el estudio de la FAO, veremos que aproximadamente un tercio de los alimentos que se producen en el mundo se desperdician cada año, mientras hay una gran cantidad de gente que necesita alimentarse. Parece fundamental que se articule algún mecanismo para que esos alimentos que se desperdician puedan llegar hasta las personas que los necesitan.

Otro dato interesante de la FAO refiere al desperdicio por consumidor en América Latina y se estima que son doscientos diez kilogramos por persona. De todas maneras, es menos que en Estados Unidos o en Europa, pero son muchísimos kilos de alimentos que se tiran año a año. Si esa cantidad se donara serviría muchísimo para paliar el hambre y todas las carencias nutricionales de las personas en contextos tan críticos.

En realidad, hace mucho tiempo que la comunidad internacional está preocupada por estos temas; ya en 2015 los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos, generando una nueva agenda de desarrollo sostenible. Precisamente, se trata de lo que las Naciones Unidas determinó como los ODS 2030, es decir, los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Cada objetivo tiene una cantidad de metas que deben cumplirse en  quince  años  y  para  alcanzarlas,  como  es  obvio, todos  los  actores  involucrados –los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil– tienen que hacer su parte.

Por ejemplo, entre los ODS que atañen al tema que estamos tratando, se puede mencionar el 1, que habla de erradicar la pobreza; el 2, «Hambre Cero»; el 12, «Producción y Consumo Responsables», que es otro tema importantísimo y hay otro que menciona lo que es formar alianzas para difundir estos temas y alcanzar los objetivos.

                Esto nos parece importante porque hay muchas partes que se benefician con la donación de los alimentos; tanto la sociedad como el donante tienen beneficios económicos, sociales y ambientales. El donante puede obtener como beneficios económicos, por ejemplo, el espacio para liberar el almacenaje, la gestión de los desperdicios, reducir pérdidas, racionalizar los recursos y, en algunas jurisdicciones, hacer uso de las exenciones tributarias que se le otorgan. En cuanto a los beneficios sociales para la comunidad, se reduce la pobreza, se refuerzan el tejido social y la imagen de las empresas en cuanto a la responsabilidad social empresarial y mejoran el ambiente de trabajo y el sentido de pertenencia al estar todos ayudando por una misma causa. Por último –pero no menos importante–, mejora el medio ambiente porque disminuye el impacto ambiental de las empresas y se reducen las emisiones que generan el tratamiento y la recogida de residuos. Esos serían básicamente los beneficios tanto para el donante como para la sociedad. 

SEÑORA PIZARRO.- Vamos a comentar algunos aspectos del proyecto de ley presentado.

Desde el punto de vista del Banco de Alimentos nos parece que una legislación que regule el tema de la donación de alimentos debería apuntar a que para las empresas la mejor opción sea donar frente a la posibilidad de destruir. Esto quiere decir que el empresario, en el momento de decidir, pueda darse cuenta de que es más beneficioso donar que destruir y generar más residuos. La donación de alimentos a nivel mundial ha sido legislada dentro de un programa de reducción de desechos. La Unión Europea fue la precursora en el tema y, a través del Parlamento, emitió una directiva sobre cómo debían manejarse los residuos.

En el año 2008 estableció una jerarquía para el tratamiento de los residuos y los desechos. En esa jerarquía se determinó que las legislaciones de cada uno de los países miembros debían tender, en primer lugar, a la reducción de desechos; en segundo término, si eso no se hubiera podido evitar, debían donarse los alimentos que pudieran ser utilizados para consumo humano; en tercer lugar, debían aprovecharse para alimentar animales; en cuarto término, crear compost o energías alternativas y, recién en quinto término, destruir y generar residuos. Frente a esta directiva, los distintos países de la Unión Europea fueron elaborando sus propias leyes internas y, dentro de las características de cada uno, podemos clasificarlos o encuadrarlos dentro de tres tipos: el primero es el sancionatorio que obliga en primer término a la empresa a donar el alimento que esté en condiciones para el consumo humano. En caso de que decidan no donar  y destruir se les aplicará una sanción que, por lo general, es pecuniaria. El segundo grupo optó no por obligar a la donación de alimentos, sino a estimularla, o sea, presentaban estímulos fiscales que incentivaban la donación desde lo positivo. Dejaba abierta la posibilidad de destruir, pero siempre perdiendo ese incentivo fiscal. El último tipo de leyes son las que apuntan a una reducción  de la responsabilidad del donante. La mayoría de los regímenes de responsabilidad civil establecen que el donante, el productor es responsable del alimento hasta que es consumido y, en el caso de las empresas que donaban, la responsabilidad llegaba hasta el momento en que hacían entrega del alimento.

El proyecto de ley que estamos evaluando en este momento se encuadra dentro del primer grupo, que es el que establece la obligatoriedad de la donación y una sanción en el caso de que eso no se cumpla y se decida destruir.

Nos parece que es un muy buen punto de partida, pero creemos que sería óptimo evaluar también si para el caso específico de Uruguay no sería más provechoso partir de un estímulo y no de una obligación, es decir, estimar si de esa manera no se lograrían mejores resultados, desde el punto de vista impositivo y de la reducción de responsabilidad del donante, que obligando a donar y sancionando al que no lo hace.

SEÑORA VIDAL.- Brevemente, voy a hablar sobre los puntos a incluir en la futura ley. Por todo lo que se dijo, el Banco de Alimentos recomienda considerar la posibilidad de complementar el proyecto de ley con normativa que establezca incentivos fiscales a donaciones realizadas en favor de determinadas entidades beneficiarias definidas en la ley. De este modo, las donaciones realizadas a entidades beneficiarias como el Banco de Alimentos y demás asociaciones civiles podrían dar derecho a practicar una deducción impositiva para el donante o aportante. 

En el mismo sentido consideramos que otra herramienta que ayudaría a incentivar las donaciones sería la modificación del régimen de responsabilidad civil actual, limitando la responsabilidad del donante hasta el momento de entrega del alimento a las instituciones beneficiarias. 

En tercer lugar, consideramos que el proyecto de ley debería tener en cuenta a toda la cadena productiva de alimentos al momento de considerar quiénes pueden ser donantes. Así podrían donar no solo los comerciantes y productores industriales, sino también los productores agropecuarios y hasta los vendedores minoristas. 

Asimismo, sugerimos prestar especial atención a lo establecido en el artículo 4.° del proyecto de ley, ya que la redacción dada se limita a las formas en que las entidades beneficiarias podrían coordinar su operatoria con el donante, situación que puede presentar características particulares dependiendo de cada tipo de alimento, cadena de refrigeración, empaquetado, logística y transporte. 

Finalmente, consideramos importante que al momento de reglamentar la ley se defina claramente qué cosas pueden ser donadas, quiénes son los sujetos donantes obligados por la ley, qué debe considerarse como excedente de alimentos, cómo deberá organizarse la donación, cuáles serán los plazos mínimos de conservación y fechas de vencimiento para poder donar y, por último, que se contemple la posibilidad de que las autoridades donen alimentos confiscados a organizaciones sin fines de lucro.  

El Banco de Alimentos cree que donar debe ser la mejor opción para las empresas. 

 SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Agradecemos muchísimo la invitación y la posibilidad de presentarles nuestros puntos de vista y nuestro trabajo. Es un lujo ayudar a crear una ley del Uruguay y para el Uruguay. Eso es lo que consideramos importante: armar una iniciativa bien hecha para el país. 

SEÑOR PRESIDENTE.- Agradecemos su presentación. 

SEÑORA ASIAÍN.- Muchas gracias. 

En primer lugar, les pido disculpas porque me voy a tener que retirar, ya que a las 15:30 se constituye la comisión especial para el estudio de la LUC y debo ir rápidamente al edificio anexo. 

En segundo término, así como felicité a Redalco por la iniciativa, quiero hacer lo propio con ustedes, ya que hay mucho amor detrás de una obra como esta. Así que reciban el reconocimiento de mi parte y las felicitaciones por su trabajo. 

Aprovecho a invitar a toda la comisión a conocer el depósito que maneja los alimentos –yo fui invitada–, ya que realmente vale la pena tomar contacto con esa realidad. Ahí uno realmente entiende cómo funciona esto y lo bien que lo hace.  Así que queda hecha la invitación y después les darán los detalles. 

                Quisiera saber si el Banco de Alimentos Uruguay se maneja solamente con voluntarios o también hay funcionarios contratados; si cobra algo a los beneficiarios y destinatarios de alimentos; si existe algún mecanismo de trazabilidad para los alimentos donados, y cómo se financia su depósito. Iba a preguntar sobre la responsabilidad, pero esa inquietud ya fue respondida. Del mismo modo, iba a consultar qué necesitan que incorpore esta ley, aunque ya lo han dicho. Por lo tanto, retiro las últimas dos preguntas.

SEÑORA SANGUINETTI.- Agradezco la visita de la delegación.

                Uno valora este tipo de servicios –al igual que los que presta la delegación anterior–, pero en esta situación en la que estamos inmersos como país y como mundo, toma una dimensión aún más profunda por el valor que tiene para la sociedad.                

                Voy a formular dos preguntas. La señora Pizarro hizo referencia a tres tipos de leyes; eso está bien claro. Quisiera saber si conocen algún estudio –quizá no lo tengan en este momento– de legislación comparada en relación con los beneficios de estos tipos de regímenes, que podría ser un insumo relevante para nosotros a la hora de seguir profundizando en el estudio de esta ley.

                La segunda pregunta es de índole práctica. Dado que su trabajo depende, obviamente, de las donaciones –que van fluctuando según lo que venden las empresas y demás–, quisiera saber cómo es el vínculo con las organizaciones de la sociedad civil que reciben donaciones desde hace muchos años, cómo se manejan y qué sucede cuando las donación no se dan.

SEÑOR PRESIDENTE.- Damos paso a las respuestas, ya que la señora senadora Sanguinetti tiene que retirarse.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- En cuanto a la primera pregunta, quiero decir que hasta abril del año pasado el trabajo era realizado por cuatro o cinco voluntarios. Incluso, tacleamos a más voluntarios y en abril de este año contratamos a una persona para que nos ayudara en la parte administrativa. También el año pasado recuperamos 180.000 kilos de comida y, en lo que va del corriente, 233.000; específicamente en abril, fueron alrededor de 82.000 kilos. Entonces, para poder cumplir con la trazabilidad y con los controles contratamos a una asistente administrativa y, el 1º de julio, a una responsable social para la tarea de control del aspecto social de las organizaciones.

                Antes de que explotara la pandemia nuestra idea era tratar de que la fundación tuviese una estructura formal y rentada que le permitiera preservarse en el tiempo y no depender solo del voluntariado. Sin embargo, en el medio, estalló la pandemia. Entonces, en realidad, pudimos responder con trabajo; esos ocho años de aprendizaje que tuvimos nos sirvieron para poder hacer frente al momento. Esa es la sensación que me queda. Tengo la suerte de haber trabajado desde el principio, cuando ayudábamos a 30 organizaciones y, de repente, había un mes en el que no recibíamos nada. Siempre fue una estructura chiquita, pero aprendimos a manejar una empresa logística, y gracias a eso pudimos responder a las cuestiones del momento. Entonces, estamos tratando de lograr la mezcla perfecta para que haya una estructura que sostenga al Banco de Alimentos Uruguay, que lo haga perdurar en el tiempo y que no dependa solo del voluntariado. Pero tampoco queremos una estructura inmensa, que nos absorba, porque el trabajo es voluntario desde antes, y nuestra idea es encontrar esa mezcla perfecta. Ojalá podamos hacerlo.

SEÑORA STORACE.- En la actualidad el Banco de Alimentos es una fundación, jurídicamente.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- En cuanto a la segunda pregunta de la señora senadora Sanguinetti, por lo general, los bancos de alimentos del mundo cobran un monto muy menor por los productos que entregan, pero nosotros no.  Desde que lo armamos, una de las decisiones que tomamos fue que mientras pudiéramos, las organizaciones no pagarían, sino que pagarían las empresas. Hasta ahora, así lo venimos haciendo. Somos como un bicho raro en la red global de bancos de alimentos, pero lo hacemos.

SEÑORA TOPOLANSKY.- A la uruguaya.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Exactamente. Lo hacemos a la uruguaya y sobrevivimos. Por eso insistimos en que la ley sea a la uruguaya, porque capaz que acá hay cosas que funcionan mejor o de forma distinta que en otros lugares. Como ya lo venimos haciendo, tenemos fe.

                Con respecto a la trazabilidad, es como decíamos: cuando los productos se entregan, se firman remitos. Al final de cada donación o, a veces, al final del mes –depende de cómo sean las entregas por empresa–, mandamos un detalle que está bueno porque figuran bien las organizaciones a las que les donamos los productos que ellos nos donaron. Le entregamos el detalle a cada una de las empresas, porque a veces llegan cinco cajas de un producto y seiscientas de otro, y van a lugares distintos. Al conocer qué población tiene cada organización, tratamos de que sea lo más justo y aprovechable posible para cada organización.

                Con respecto al depósito, empezamos pagándolo nosotros, pero como no nos entraba plata, no funcionaba mucho y frenamos. En este momento, las empresas están pagando el depósito en función de las cajas que nos donan. Por ello, nuestra creencia de que hay que reconocer a las empresas que se toman el trabajo de donar y no destruir algo, y que ellas lo puedan justificar en su interna. Al día de hoy, las empresas están pagando por el depósito, por el transporte hacia el depósito y, encima, creo que siguen pagando el IVA por esos productos. No estoy muy segura de esto último, pero está bueno que lo tengan en cuenta. Por eso, terminamos nuestra exposición diciendo que la mejor opción sea donar y no destruir. Hoy en día me parece que sigue siendo más fácil para ellos apretar un botón y destruir que tomarse todo este trabajo de ver qué tienen para donar, mandarnos el camión y pagar el depósito. Me parece que esto habría que estudiarlo un poco más.

(Dialogados).

                –En el mundo se conoce como la ley que ayuda a la empresa. Una vez que sus productos, en buen estado, entran en nuestros depósitos, nosotros los entregamos, por ejemplo, al cotolengo masculino –una de las organizaciones a las que ayudamos– y dejamos de ser responsables, pasando a ser ellos los responsables. Nos parece que esta circunstancia es bastante justa porque el que dona no tiene posibilidad de saber quién va a ser la última persona que lo consuma. Entonces, muchas empresas no se animan a donar porque no tienen control sobre la última persona que va a comer su producto. Este aspecto también puede servir.

SEÑORA PIZARRO.- Con respecto a la legislación comparada, la organización que nuclea a todos los bancos de alimentos a nivel mundial, junto con la Universidad de Harvard, a través de la Facultad de Derecho, hizo un estudio comparativo y sacó un atlas mundial al que se puede acceder. Uno se puede parar en determinados países en los que se ha estudiado el tema y aparece toda su legislación. También hay un estudio de legislación comparada hecha por una universidad de Colombia. Nosotras tenemos toda esta documentación y se la podemos enviar.

Toda esta información se va actualizando constantemente. Por ejemplo, la semana pasada salió legislación sobre el tema en Brasil y hace dos meses salió una nueva legislación en Chile, que ha sido pionera si tomamos en cuenta que el perfil de las leyes de Latinoamérica ha sido el de estimular la donación y no el de obligar a donar y sancionar. Chile le dio como una vuelta de rosca a esto porque ofreció la posibilidad de donar; no estableció la obligación pero le quitó la posibilidad de aplicar beneficios fiscales a ese que optaba por destruir alimentos. O sea que no establece la obligación pero le quita el beneficio fiscal. Ese fue un logro bastante importante en comparación con el resto de la legislación de América Latina.

A mí me parece que es también importante tomarse un tiempito para estudiar y ver en dónde se generan los desechos en Uruguay. ¿En qué parte de la cadena productiva es en la que hay más desperdicio? ¿Es en la parte agropecuaria, en la primera etapa de producción? ¿Es en la importación? ¿Es en la distribución? Porque esto varía en cada uno de los países, de acuerdo a sus características económicas y productivas. Nos parece que al momento de hacer una ley, para poder obtener de ella el mayor beneficio deberíamos saber bien dónde se da la mayoría de los desperdicios.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- El mapa que salió, de la Universidad de Harvard, está muy bueno. Ellos empezaron con ocho países y en setiembre seguirán incorporando más. Está buenísimo porque el lugar ya está pintado de rojo si está pésimo; uno tiene enseguida las características de determinado lugar. Entonces, tenemos la ventaja de poder ir estudiando cosas que ya fueron útiles o se están aplicando en otros países e ir viendo los resultados.

Con respecto al vínculo de las organizaciones, quiero decir que en este momento la lista para ser beneficiario del banco está cerrada porque a más de 190 organizaciones no podemos llegar por la cantidad de donaciones que recibimos y por el tema logístico. 

Las organizaciones llenan una ficha en la que ponen, básicamente, mucha información sobre ellas, que va desde personas que están yendo a qué tipo y cantidad de servicios alimentarios otorgan. No es lo mismo un club de niños que da una merienda-cena –como hacen muchas veces– que un cotolengo masculino que tiene 200 internos que desayunan, almuerzan, meriendan y cenan. La necesidad de alimentos que tienen unos y otros varía muy grandemente.

Con respecto a este momento y vinculado a lo que se hablaba de que la cantidad había que multiplicarla por tres, más o menos, ¿que nos pasó? Que a organizaciones a las que ayudábamos, de un viernes para un lunes les cambiaron las reglas de juego, por lo que dejaron de atender a los chicos y demás personas que atendían y empezaron, al principio, a dar viandas. Pero enseguida se dieron cuenta de que si le daban vianda a un niño, la familia no comía y, entonces, empezaron con las canastas. Nosotros empezamos a ayudarlas no solo en base a la cantidad de personas que tenían anotadas, sino a las  que estaban llegando en realidad. Como consecuencia, el número creció y por eso digo que atendemos, más o menos, a 34.000 personas que están anotadas, pero si consideramos que una familia tipo se compone de cuatro personas, en los casos en que corresponde estaríamos llegando a 125.000 personas aproximadamente.

Nuestro vínculo con las organizaciones, ahora que tenemos una responsable social, apunta a tratar de llegar no solo con alimentos sino, en el día de mañana, poder llegar también con capacitaciones para darles un plus a estas organizaciones que están dentro de nuestra red de beneficiarios.

SEÑORA VIDAL.- Complementando lo que se ha dicho, aclaro que la lista está cerrada pero hay una lista de espera.

SEÑORA TOPOLANSKY.- Quiero hacer una pregunta. ¿Ustedes reciben productos elaborados –por ejemplo, harina– o panes?  Porque son manejos diferentes. Al referirse a los alimentos confiscados, entiendo que se refieren a la confiscación de Aduana, etcétera.

SEÑORA VIDAL.- Sí señora senadora.

SEÑORA TOPOLANSKY.- Hay organizaciones, como Don Orione Masculino, que elaboran comidas y los elementos básicos les sirven, pero puede haber donación de algo más elaborado. 

SEÑORA PIZARRO.- En este tiempo de la pandemia nos llamó una empresa y nos dijo que el proveedor que les llevaba comida todos los días había tenido que dejar esa tarea porque la gente no estaba concurriendo a la oficina; entonces, la empresa había decidido ayudar a ese proveedor encargándole que hicieran roscas de pascua, y nos consultaron si nosotros sabíamos quiénes podían beneficiarse. Por lo general, le otorgamos cosas al cotolengo y los consultamos si les interesaban las roscas de pascua. Así fue que destinamos una parte de esas roscas para el cotolengo femenino, para el masculino y para una organización de niños que en ese momento estaba atendiendo a familias porque los niños no estaban yendo.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Quiero aclarar lo siguiente. Todavía no tenemos capacidad para armar canastas con productos que van llegando, como hacen otros bancos. A nosotros nos llega la caja cerrada y así la entregamos. Por esa razón tenemos que ver qué capacidad tiene el beneficiario al que le estamos mandando los productos. Por ejemplo, llegan cajas con mayonesa en bolsas de tres kilos; si las enviamos a un lugar donde hay poca gente, no las van a consumir antes del vencimiento, pero si nos llegan latas de arvejas, sabemos que las podemos entregar.

                Recibimos de todo. Hoy me referí a las distintas opciones, y dije que a veces usamos nuestro centro de distribución y en otras oportunidades el de la empresa. En este momento, por ejemplo, Arcos Dorados nos está entregando bastantes productos y recibimos sándwiches que ya están elaborados, congelados y empaquetados individualmente. Damos bastantes de estos productos al movimiento «Sembradores de la palabra», a cargo del famoso «Chespi», porque sabemos que al recibir el sándwich armado, es más fácil distribuir.

                Entonces, analizamos bien el producto que nos llega para ver quién le puede sacar más provecho en ese momento. A su vez, tratamos de ser lo más abiertos posible y de vincularnos con organizaciones de todo tipo y en el rango más amplio. No nos importa religión ni nos domina ningún pensamiento; queremos que sea el banco del Uruguay. Insisto, tratamos de ser lo más amplios posible.

SEÑORA TOPOLANSKY.- ¿Están operando solo en Montevideo o tienen posibilidades en otra parte del país?  

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- La mayor cantidad está en Montevideo y Canelones. Tenemos un tema que no es menor: el logístico.

SEÑORA PIZARRO.- Dependemos del transporte.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- No tenemos capacidad logística –hasta el momento somos ocho voluntarias– como para llegar por nuestros propios medios a todo el país, pero tenemos organizaciones en Salto, en Paysandú, en Colonia, en Rocha, en Rivera y en Florida.

SEÑORA TOPOLANSKY.- Es una ramificación.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Tenemos algunas.

SEÑORA PIZARRO.- Cuando ellos pueden venir a retirar los productos, les destinamos la mercadería. Dependemos del transporte de ellos.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Nuestra idea es seguir creciendo, desarrollando el Banco en todo el país y llegar a más localidades. Tenemos que crecer. ¡Lo vamos a lograr!

SEÑORA TOPOLANKSY.- Considero que este proyecto es el inicio de algo que tiene que ser un cambio cultural. Por lo tanto, es bueno saber cómo se está desplegando lo que hay hoy para poder afinar el proyecto de modo que después sirva para la gente que está trabajando en esta actividad.

SEÑOR MELÉNDEZ.- En principio, agradezco que hayan venido a compartir la información.

 Estaba mirando su página web y me quedé básicamente revisando el Código de Ética. Me pareció que tiene aspectos muy buenos, que pueden servir para una reglamentación o para introducir algunos elementos en el proyecto.

                Quería preguntar sobre algunas dificultades que pueden tener en la aplicación de este Código de Ética por algunas cosas que se han dicho acá. Plantean el tema de la transparencia y de no afectarse a instituciones que tengan algún nivel o grado de corrupción probado o sospechado. La pregunta que me queda es la siguiente: ante las dificultades que están planteando, ¿cómo se ordena la trazabilidad desde la posible eliminación del alimento y la donación hacia el que lo recibe? Lo digo por sus propios planteos referidos a recibir una caja cerrada y entregarla. ¿De quién es el compromiso ahí de que el alimento no pueda tener algún tipo de perversión? ¿Quién asume esa responsabilidad ante una caja cerrada que puede ser más fácil para el manejo pero tiene esa dificultad con respecto a quién asume esa responsabilidad?

                Por otro lado, está el tema de que el consumo final es solamente a través de organizaciones que captan las personas que precisan alimentación y son las que instrumentan la entrega final. ¿Ustedes tienen algún tipo de control sobre esa entrega final o es una responsabilidad que asume documentada la organización a la que ustedes le entregan?

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- La caja sale cerrada desde la empresa y entra al depósito. Ya viene con la fecha de vencimiento, que es lo que más nos preocupa. Nos ha pasado que entremedio de un pallet aparezca una caja vencida; en ese caso, la retenemos y la devolvemos a la empresa para que la destruya. También nos ha pasado que en una donación fuera una caja en esas condiciones. Tenemos entrenados –soy medio mala– a los beneficiarios para que nos llamen; vamos a buscarla y la devolvemos. Tratamos de controlar lo más posible.

Como ya dijimos, en otros países está vigente la ley de responsabilidad, es decir que la responsabilidad de la empresa termina cuando la mercadería entra en nuestro depósito si entró sin dolo; de lo contrario, es responsable la empresa.

SEÑORA PIZARRO.- Hoy el productor es responsable desde que produce hasta que se consume.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Este es uno de los temas que queremos plantear.

SEÑORA PIZARRO.- Lo que se hace es una inversión de la carga probatoria; hoy el donante debe demostrar que no hubo ni culpa ni dolo en el momento en que entregó la mercadería o el alimento para el consumo. En el caso de la limitación de responsabilidad, lo que estamos diciendo es que se invierta la prueba; por ejemplo, quien comió el alimento y se intoxicó, deberá demostrar que en el momento en que lo recibió el donante sabía que no estaba en condiciones para ser donado.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Es una forma de incentivar a que se done.

SEÑORA STORACE.- Hoy en día se destruye un montón de comida. Por los miedos y las responsabilidades, al final, se terminan tirando literalmente a la basura.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Nosotros recibimos la caja, el depósito que la recibe controla que esté bien la fecha de vencimiento, las cantidades, que sea el producto que nos dijeron y recién ahí podemos armar el pedido para empezar a entregarlo. Por eso pedimos un mínimo de diez días de fecha de vencimiento para que ellos puedan consumirlo. De esta forma, estamos entregando productos que muchas de estas organizaciones no podrían adquirir por sí mismos, por la calidad y la cantidad que podemos enviarles. Nosotros nos sentimos como un eslabón que estira la vida útil del alimento un poquito más, ayudando a estas organizaciones que hacen un trabajo titánico. Si podemos darles una mano con esto, bienvenido sea.

SEÑORA PIZARRO.- El control también se hace por las cantidades que enviamos a cada organización que conocemos. Sabemos cuál es la capacidad de consumo de un determinado producto en esa organización y de esa forma evitamos que si enviamos de más, puedan revenderlo.

SEÑORA STORACE.- La reventa es un tema importante.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- El secreto está en el conocimiento y la relación que tenemos con las organizaciones a las que ayudamos. Preguntaban cuál era nuestro problema y, como les decía, a veces soy mala porque las reto cuando tardan porque generalmente es un tema logístico. Las organizaciones son las responsables de ir hasta nuestro depósito a buscar los productos y no siempre tienen los fondos para pagar un flete o el auto en el horario en que está abierto el depósito. Diría que esa sería una de nuestras limitantes y también conseguir empresas que nos donen más productos para que lo que enviamos a las organizaciones sea más balanceado. Ahora dependemos de las empresas que se la juegan y nos están donando.

SEÑOR MELÉNDEZ.- ¿El ingreso, la recepción y la entrega va firmada a modo de declaración jurada?

SEÑORA PIZARRO.- Se hace un documento que dice el detalle de lo que van a recibir, las cantidades y la fecha de vencimiento y a la empresa donante también se le entrega la información de las cantidades y a qué beneficiario se entregó cada uno de los alimentos.

SEÑOR PRESIDENTE.- Entonces, el éxito de ustedes se basa en la voluntad de las empresas de donarles. ¿Qué receptividad esperan? ¿Qué puede cambiar esta ley en ese sentido? Imagino que ustedes van, sobre todo, a las grandes superficies, que se mueven con ese tipo de empresas.

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Si hablamos de supermercados, nosotros vamos a la empresa que los abastece.

SEÑORA SANGUINETTI.- Viene directiva de arriba.

SEÑOR PRESIDENTE.- ¿Qué receptividad tienen?

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Tenemos más recepción en las empresas que están en otros países. Como hay bancos de alimentos en todos los países, muchas empresas están acostumbradas a donar y esas fueron las primeras que lo hicieron porque vienen con la cultura de que se tiene que tratar de donar.

Hoy en día, con los ODS 2030 en la mira, todas las empresas están tratando de armar las alianzas que permitan cumplir con todos esos objetivos. En definitiva, la persona que tiene que poner la firma para donar debe justificarlo; si donar implica más trabajo o si es más caro, vamos a rebotar en la justificación y, por eso, recomendamos ayudar a la persona que debe firmar la donación para poder venderla a la empresa más arriba con incentivos. ¿Por qué? Porque al final del día las empresas van a analizar qué les conviene y cómo justifican el gasto. Es cierto que donar implica un gasto, pero pedimos que signifique un gasto menor al que supondría destruir.

SEÑORA PIZARRO.- Lo cierto es que hay muchos de los alimentos que se donan no porque estén próximos a su vencimiento, sino porque el paquete no salió con la etiqueta correcta o...

SEÑORA CORRO DE BATTRO.- Por ejemplo, pueden haber cambiado el packaging de un producto y solo por eso ya no lo pueden vender; deben destruirlo y eso tiene su costo. Por estas razones, estas leyes salen muchas veces a través de la parte de medioambiente.

Quiero destacar que en seis meses hemos recuperado 233.000 kilos de comida; ¡es muchísimo! Me parece que hay alimento y todos somos algo así como socios: ustedes, que marcan el camino de cómo se deben hacer las cosas; nosotros, que estamos en medio de las empresas; las ONG y las empresas. Entre todos debemos lograr ser socios y que el paquete cierre bien para las cuatro partes. Ahí vamos a lograr marcar una diferencia.

Esta es nuestra opinión.

Muchas gracias.

SEÑOR PRESIDENTE.- Si no hay más consultas, agradecemos mucho su presencia, ya que el aporte ha sido muy importante y las felicitamos por el trabajo que están haciendo. Con seguridad, estaremos en contacto nuevamente.

Se levanta la sesión.

(Son las 15:44).

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.