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COMISIÓN DE POBLACIÓN, DESARROLLO E INCLUSIÓN

(Sesión celebrada el día 7 de mayo de 2018).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 15:36).

                –Dese cuenta de los asuntos entrados.

(Se da de los siguientes).

                «Carpeta n.º 1056/2018. Capital Nacional del Cooperativismo. Se declara a la ciudad de Montevideo en el año 2018. Proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes. Distribuido n.º 1832/2018.

                Por un lado la Asociación Cristiana Uruguaya de Profesionales de la Salud –ACUPS– y, por otro, la Asociación “Familia y Vida” solicitan audiencia a la comisión en relación con el proyecto de ley por el que se otorgan derechos a las personas trans».

                –La Mesa desea proponer a la comisión que en los próximos quince minutos recibamos a la madre de los niños –menores– de trece y dieciséis años de República Dominicana que fueron devueltos a su país. Mi intención –que traslado a los señores senadores– es tener la oportunidad de recibir a la madre, así como a autoridades de la Asociación de Dominicanos en el Uruguay para que, de primera mano, escuchemos el planteo que desean realizar. Luego de ello recibiríamos al resto de las delegaciones que figuran en el orden del día.

                Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

(Se vota).

                –6 en 6. Afirmativa. UNANIMIDAD.

(Ingresan a sala las representantes de la Asociación de Dominicanos Juana Saltitopa).

                –Buenas tardes a todas.

La Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión de la Cámara de Senadores ha votado por unanimidad atender la solicitud de audiencia que nos tramitaron hace muy poco tiempo y escuchar de primera mano los planteos que tienen para realizar.

SEÑORA PAULINO.- Buenas tardes.

                Yo vine a Uruguay a trabajar y dejé a mis hijos con mi madre y con mi hijo mayor. Cuando vi que tenía dinero ahorrado y podía mandar a buscar a los niños, pagarles el pasaje y otros gastos, lo hice. Como los señores senadores saben, mandé buscar a los niños a República Dominicana. Nunca me percaté –como dicen ellos– de que la Visa tenía una validez de sesenta días. Solamente vi que el visado decía noventa días. Entonces, yo creía que me quedaba un mes para traer a los niños. Fue por eso que los mandé buscar, y vinieron acompañados de una amiga.

                Cuando llegan al aeropuerto de Carrasco, mi amiga me llama desde allí adentro y me dice que los niños no pueden pasar. Yo le pregunté por qué, si yo tengo mi residencia legal y trabajo. Lo que he hecho aquí, en Uruguay, ha sido trabajar. Nunca hice nada malo. Ella me respondió que ellos decían que la Visa estaba vencida.

                Yo decía que el documento no estaba vencido, que estaba bien. Entonces, traté de hablar con el funcionario de allí para decirle que, por favor, dejara a los niños en tránsito hasta que yo pudiera hablar con alguien, con alguna autoridad al otro día para que me dejaran verlos ya que hace unos años que no los veo. Me dijeron que no, que ellos no podían entrar al país.

                Me desesperé, lloré y traté de hablar con otras personas. La otra señora me dijo que me quedara tranquila que, si no, iba a hacerme mal. Yo le decía que, por favor, me dejara verlos. Los escuchaba llorar pidiendo que no dejara que los mandaran solos de vuelta a Dominicana. Le decían a mi amiga que no los mandaran solos. Le pedían que no los dejara solos, pero ella tenía que entrar a Uruguay porque se había ido de licencia y tenía que volver a trabajar. Cuando ella volvía del viaje traía a mis niños. No valió el llanto, no valió nada. Nada sirvió. Se llevaron a los niños en un vuelo a la una de la madrugada y no me dejaron siquiera verlos.

SEÑORA MERCADO.- Buenas tardes. Soy la presidenta de la Asociación de Dominicanos Juana Saltitopa en Uruguay.

Para nosotros fue algo terrible lo que le sucedió a Elizabeth porque, además de pertenecer a la comunidad, ella también es mi amiga.

                Yo estaba feliz porque sabía que sus hijos venían a Uruguay, y sé de la lucha que ella ha llevado para reunir el dinero y estar con sus hijos.

                Pienso que los derechos de los niños fueron vulnerados. No se manejó un protocolo adecuado para su deportación. No pensaron en que ellos, como niños, tenían derecho.

Principalmente, lo sucedido ocurrió por la Visa, que desde 2015 fue impuesta a Dominicana. Nosotros no teníamos Visa. Esa fue la primera causa, es decir, que el documento estaba vencido por setenta y dos horas.

                Desde que se impuso la Visa, nosotros vimos que era una problemática porque, por ley, en Uruguay existe la reunificación familiar. Eso está establecido en el artículo 10 de la Ley n.º 18250.

Como asociación, nosotros juntamos firmas en toda la comunidad y también en un seminario que tuvimos en la cancillería preguntamos a todas las personas que estaban allí presentes si estaban de acuerdo con la visa. Tenemos copia de eso, que fue presentado.

Conseguimos que se haga algo como una reunificación familiar, que en realidad no es nada, pues es como un adelanto que hacen desde aquí a República Dominicana para que el trámite de la visa sea más rápido y se le dé a una persona. Pero en ningún momento en el pasaporte se les dice nada a los niños. Soy testigo de ello porque también traje a mis tres niños hace nueve meses y casi me los devuelven porque no tenía un pasaje de ida y vuelta. Se nos dijo que tenía que tener un pasaje como turista porque no viene a vivir con nosotros, pero eso no lo dice la visa. Es decir que no existe una visa de reunificación familiar, sino una de turista que conlleva para nosotros, como inmigrantes, muchas situaciones indeseables. Entonces pedimos el quite de la visa.

Por otra parte, las personas están yéndose para otros lugares para llegar aquí a Uruguay y su vida se ha visto en peligro por quedar a expensas de personas inescrupulosas de toda índole. No queremos que a otra madre, como Elizabeth,  le vuelva a suceder lo mismo. Porque nosotros estamos aquí, en Uruguay, estables, tenemos nuestro trabajo, hemos decidido vivir aquí, trabajar y convivir con el pueblo de Uruguay, con este país que nos ha acogido, y con todas las dificultades, porque vinimos a trabajar y, ya que estamos, queremos estar con nuestros hijos que son nuestro lazo más cercano.

Como representante de la comunidad, pido por el cese de la visa y también pido que se le solucione a Elizabeth esta situación. Como ella dice, lo que pasó, pasó, y el daño ya está hecho. Física, moral, mental y espiritualmente, es un daño que ha afectado a ella pero, principalmente, a sus niños, porque además los envían solos a República Dominicana. ¿Quién los iba a recibir allá? La familia de ella no vive en Santo Domingo y, para ir al aeropuerto, que está a media hora, hay que pagar un taxi, con un costo de $ 2.000 o $ 3.000. Para estos niños esto ha sido un trauma, igual que para Elizabeth. Es algo que los ha marcado y los marcará para siempre.

SEÑOR PRESIDENTE.- ¿Cuántos años hace que trabajas en Uruguay?

SEÑORA PAULINO.- Hace tres años y medio; desde que llegué, estoy trabajando en un servicio de acompañantes y en casas de salud.

SEÑOR PRESIDENTE.- ¿Ésta era la primera vez que venían tus hijos?

SEÑORA PAULINO.- Sí, la primera vez.

SEÑORA PAYSSÉ.- Ante todo, señor presidente, quiero solidarizarme con la situación, porque desde el punto de vista humano es terrible; me hago cargo. Luego, quiero dejar en claro que existe el compromiso de buscar elementos para poder revertir la situación. Para eso deberemos informarnos bastante más y ver qué es lo que realmente sucedió desde el punto de vista administrativo, teniendo en cuenta además que –según tengo entendido– hay un informe del Instituto Nacional de Derechos Humanos sobre este tema, que también daba orientaciones. O sea que el compromiso está implícito, en todos los integrantes  de la comisión, en cuanto a procurar avanzar en destrabar esto tan doloroso.

                Por otro lado, ya que se menciona que no había quién recibiera a los chicos allá, quiero preguntar cómo están los chicos ahora, si pudieron reencontrarse con el núcleo familiar con el que estaban, porque eso es importante para la tranquilidad de la mamá pero también para saber que ese retorno que fue indicado desde Uruguay no les ocasionó otra circunstancia angustiante, además de retornar sin haber podido ver a su madre.

                Por último, quisiera saber –pido disculpas si eso ya se mencionó y yo no entendí bien– si los chicos venían a visitar a la mamá, o si lo hacían con la intención  de radicarse acá con ella. Esto también tiene que ver con la ley que ustedes mencionaron, la número 18.250, Ley de Migración, que nosotros reformulamos, según creo, en el año 2008. Teníamos una ley muy antigua. La trabajamos mucho y es garantista. Además, está en línea con el derecho internacional de los derechos humanos en materia de emigrantes. Entonces, también quería saber cómo funcionó ese retorno, que tiene que ser garantista.

SEÑORA PAULINO.- Cuando llamé a mi hijo mayor –tengo un hijo de 22 años– le dije: «Pedro, tus hermanos van de regreso a República Dominicana». Y él me contestó: «¿Qué pasó, Mami? ¿No llegaron los niños?». Y le respondo: «Sí, llegaron aquí pero los devolvieron para atrás». Yo soy de afuera, de un campo en República Dominicana. Entonces él se levantó a las cuatro de la mañana y retornó a la ciudad, a la capital, para llegar a las 12:00 al aeropuerto y esperar a los niños allí. Los niños llegaron mudos, no hablaban, solo lloraban. Y Pedro me preguntaba: «¿Cuál fue el fallo, qué fue lo que pasó? ¿Usted tiene algún problema?». Y le dije que no, que lo que pasaba era que ellos argumentaban que la visa estaba vencida. Él se preguntaba por qué no lo dijeron desde aquí, desde República Dominicana. Esos niños estuvieron viajando en un avión doce horas para ir a Uruguay, y luego otras doce horas para volver a República Dominicana. Él me decía: «Yo quiero que tú veas cómo llegó Luisito». Le digo: «Pónmelo al tubo». Y me contesta: «El niño no quiere hablar nada; solo llora, llora y llora». Y ahí le digo: «Bueno, trata de calmarlo» –porque yo tampoco podía hablar con ellos; no me salía el habla– «que yo trato de hablar con mi mamá». Mi madre es una persona muy mayor, de ochenta y pico de años, y tampoco podía hablar. Ella siempre me ha ayudado. El padre de los niños falleció hace nueve años. Esto ha sido un desastre. Ha sido un trauma. Desde el jueves, yo trabajo porque tengo responsabilidad en mi trabajo, pero no porque me sienta bien de ánimo con lo que me está pasando.

SEÑOR PRESIDENTE.- La última pregunta que formulaba la senadora Payssé era si los niños venían a quedarse con usted o venían a visitarla.

SEÑORA PAULINO.- Venían a quedarse conmigo.

SEÑORA ALONSO.- En la misma línea de lo planteado por la señora senadora Payssé, les doy la bienvenida a esta comisión, las saludo y me solidarizo con ustedes. No voy a hacer ninguna pregunta. Lo que expresaron fue muy claro. Sinceramente, fue muy triste lo que se vivió. Me pongo en el lugar de ustedes, especialmente como mamá. Acá hubo una falta del Estado al no haber contemplado necesidades humanitarias, mucho más allá de la reglamentación o de la regulación que nuestro país pueda disponer con respecto al tema de las visas.

Entonces, tal como decía la senadora, está el compromiso de esta comisión y de quienes aquí estamos en el sentido de encontrar algunas respuestas. Ojalá que el camino se encuentre lo más rápido posible, por ustedes y, sobre todo, por los menores de edad que volvieron a su país.

Nada más, señor presidente.

SEÑOR PRESIDENTE.- Quedamos en comunicación con ustedes.

SEÑORA MERCADO.- Queremos entregarle a la comisión una monografía –realizada por un conocido de nosotros– sobre el trabajo en relación con la migración. Habla sobre la reunificación familiar, sobre la ley reformulada en 2008 y sobre cómo se debería manejar y contemplar las reunificaciones. También trata de las problemáticas que presentamos cada día. Todo esto se refleja acá. Hago entrega de este material. Igual se los puedo enviar por mail así lo reciben todos y lo pueden leer.

SEÑOR PRESIDENTE.- Muchas gracias.

(Se retiran de sala las representantes de la Asociación de Dominicanos Juana Saltitopa).

SEÑOR OTHEGUY.- Señor presidente: mociono para que se envíe la versión taquigráfica de esta comparecencia a la Cancillería y a la Dirección Nacional de Migración y se encomiende al señor presidente que establezca algún contacto para saber cuál es el estado de situación y si se está buscando alguna solución.

SEÑOR PRESIDENTE.- Si no se hace uso de la palabra, se va a votar la moción formulada.

(Se vota).

                –7 en 7. Afirmativa. UNANIMIDAD.

SEÑORA PAYSSÉ.- Si el informe de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo está disponible, propongo que se adjunte a la documentación que se envía, dado que lo que abunda no daña.

                Por otro lado, existe un proyecto de ley vinculado a que todos los años se nombran distintas ciudades para ser la capital del cooperativismo, y este año le corresponde a Montevideo. Como el proyecto de ley ya tiene media sanción, resta solo aprobarlo. Si lo pudiéramos votar e incorporar al orden del día del plenario del Senado, estaríamos cumpliendo con algo que solo es un trámite parlamentario, no de análisis ni de estudio.

                Propongo, pues, que se vote el proyecto de ley sobre Capital Nacional del Cooperativismo.

(Apoyados).

SEÑOR PRESIDENTE.- Si no se hacer uso de la palabra, se va a votar el proyecto de ley.

(Se vota).

–8 en 8. Afirmativa. UNANIMIDAD.

SEÑORA PAYSSÉ.- Propongo como miembro informante al señor senador Coutinho.

(Apoyados).

 

 (Ingresa a sala la delegación representante del Colectivo Ovejas Negras).

SEÑOR PRESIDENTE.- La comisión da la bienvenida a la delegación del Colectivo Ovejas Negras, quienes nos brindarán su opinión acerca del proyecto de ley sobre Derechos de las Personas Trans.

                Antes de que hagan uso de la palabra les informamos que, a los efectos del ordenamiento de nuestro trabajo y para que podamos cumplir con todas las audiencias, disponen de 15 minutos para hacer su exposición.

SEÑOR MAURI.- Buenas tardes. Agradecemos el espacio que nos brinda la comisión. Es un orgullo para nosotros que en esta casa, símbolo de la democracia, reciban a los movimientos sociales y a los colectivos vulnerados como el de las personas trans.

                Voy a empezar por comentar un poco el proceso de trabajo con el que llegamos a elaborar este proyecto de ley.

                En 2016, el Ministerio de Desarrollo Social realizó un censo de personas trans que arrojó una serie de indicadores que demostraban que existía una problemática de verdadera emergencia social. Esos indicadores refieren al trabajo, la salud, la educación, entre otros. A partir de esos datos se comenzó a trabajar en el marco del Consejo Nacional de Diversidad Sexual, con la idea de atacar, mediante este proyecto, las principales problemáticas que se recogieron en el mencionado censo y mejorar la calidad de vida de la población trans.

                Es importante remarcar que el proyecto cuenta con el respaldo del Movimiento de la Diversidad Sexual. A propósito, la Marcha por la Diversidad es una de las movilizaciones sociales más importante del país, pues convoca a miles de personas todos los años. El año pasado tuvo como una de sus principales consignas el apoyo a este proyecto de ley integral para personas trans. Cabe destacar que su elaboración fue muy democrática y participativa. El proceso de trabajo insumió todo un año, en el que se consultó a todos los organismos implicados, como ministerios y organizaciones sociales de todo el país.

                Es por todo esto que apoyamos esta iniciativa, porque tuvimos posibilidades de pronunciarnos e, incluso, muchos de los artículos fueron propuestos por las propias organizaciones sociales. El día de su presentación, las organizaciones sociales de todo el país emitieron un comunicado en su apoyo. 

                En síntesis, queremos resaltar que se trata de una iniciativa trascendental para nosotras y nosotros, que marca este proceso histórico de cambio en el que se encuentra el Movimiento de la Diversidad Sexual para pasar de las consultas legales y jurídicas –la igualdad formal– a una igualdad sustantiva y real, que impacte verdaderamente en la vida de las personas trans y subsane la situación de emergencia social en la que se encuentran.

                En este texto se recogen, también, algunos reclamos históricos del Movimiento de la Diversidad Sexual como, por ejemplo, la reparación para las personas trans que fueron perseguidas durante el período del terrorismo de Estado, práctica que continuó en los primeros años de la democracia en los que hubo mucha violencia institucional por medio de las razias, que tenían como uno de los principales objetivos la población trans. Muchas veces, se sufría tanto esta persecución que había personas que pasaban más tiempo adentro de una comisaría que en libertad y eran sometidas a diversos tipos de tortura y vejámenes por parte del propio Estado.

                Por todos estos motivos, es muy importante que este proyecto de ley sea aprobado.

SEÑORA MORENO.- Pertenezco al colectivo Diverso de Las Piedras y articulamos algunos temas con nuestros compañeros de Ovejas Negras.

                Me quiero referir al artículo 5.º  de la ley integral, que propone que el nombre y cambio registral deje de pertenecer al ámbito judicial y pase al administrativo, porque es un trámite muy engorroso y muy largo. Incluso, hay personas en el interior que no tienen dinero para viajar a Montevideo o para pagar un abogado.

                Es muy beneficioso esto que propone esta ley, porque es muy doloroso que para presentarnos a un trabajo o para estudiar debamos presentar una cédula en la que figuramos con sexo masculino, cuando realmente somos mujeres. Entonces, me parece que sería bueno que este proyecto se aprobara para que la mayoría de las personas trans puedan realizar el cambio registral. En realidad, el 60 % de las mujeres trans no tienen el documento y no es porque no quieran, sino porque no tienen dinero para pagar un abogado o para movilizarse desde el interior. Es más, ni siquiera saben que existe esta ley. 

SEÑORA SANTA CRUZ.- Integro el colectivo Ovejas Negras y, sin duda, este tema me atraviesa por ser mujer trans y haber vivido siempre en la marginalidad. Lamentablemente, nos tocó vivir la exclusión y la discriminación desde muy temprana edad en el ámbito educativo, en la salud y, sobre todo, en el trabajo. Por nuestra identidad, nunca tuvimos acceso a un empleo formal y la única alternativa fue la prostitución. Yo la ejercí por diez años, desde los 16 hasta los 26. Creo que es muy importante visibilizar eso, porque con esa discriminación nos están llevando a lugares horribles con mucha vulneración, donde están los problemas de contagio de enfermedades o el consumo de sustancias. En realidad todo esto se agrava por el hecho de ser discriminadas, porque la gente no entiende que nuestra identidad pasa por nuestra autopercepción. Esa es la realidad de la mayoría de las personas trans hoy en día.

                Queremos que este proyecto de ley se apruebe, porque es importante que seamos visibilizados en otros espacios. Sin duda, el estigma que tenemos de que por ser personas trans lo único que podemos hacer es ejercer la prostitución es un error y lo único que logra es seguir dejándonos al margen de todo. Nos gustaría ver a nuestras compañeras trans en diferentes ámbitos laborales, desarrollándose con todas sus habilidades y sus aptitudes. Personalmente, conozco varias personas trans que tienen habilidades pero que no tuvieron la oportunidad de desarrollarlas y de demostrar cuánto pueden aportar a esta sociedad.

                Reitero: es de suma importancia aprobar este proyecto, porque me duele saber que hay adolescentes prostituyéndose en las calles sin ningún tipo de protección. Es necesario cambiar esa realidad y que se empiece a ver a las personas por lo que son y lo que pueden dar, que es mucho.

SEÑOR FALCÓN.- Mi nombre es Rodrigo Falcón, soy un hombre trans de 47 años y llevo muchos años tratando de lograr que la salud me preste atención. Es muy difícil en este país contar con doctores que estén sensibilizados con nuestro tema, y la sensibilidad viene solamente por respetar nuestra identidad de género. Me ha pasado más de una vez ir al médico y que me siga tratando en femenino. Esas cosas ya no tienen que pasar más, y no solamente estoy hablando por mí, sino por todas y todos los que están detrás de mí. Hay mucha cantidad de chicos trans, niñas trans y niños trans, y necesitamos que de una vez por todas se nos empiece a tratar con respeto. Y esto va desde la salud.

                Si pensamos que también hay que capacitar, a partir del año pasado el Ministerio de Salud Pública publicó una guía de hormonización. Esto es algo muy sencillo; cualquier médico con disposición puede acceder a ese material y simplemente poder hormonizar en forma cautelosa, siguiendo el manual, que es un librito muy finito. Estamos hablando de solamente un poco de querer; no podemos obligar a nadie. Por eso es muy bueno que los señores senadores nos estén prestando atención, nos escuchen, nos den oído, porque nosotros somos los interesados; a nosotros nos pasan estas cosas.

                Las mujeres trans, por no acceder al sistema de salud, se hormonizan solas, se inyectan silicona industrial, y esto crea graves problemas de salud. Tenemos varias compañeras que están pasando por esta situación, y no hay una solución para ellas. No hay una operación que les pueda quitar esa silicona, y hay que ver sus cuerpos enfermos hoy en día.

                Nuestros compañeros se hormonizan solos, y esto trae como consecuencia aumento de presión, probabilidades de paro cardíaco, etcétera. ¿Y esto por qué ocurre? Porque no hay un médico que nos asista. Se abrió una unidad que atiende a personas trans en el Saint Bois, y todos tenemos que mirar al Saint Bois. ¿Por qué? Yo me atiendo en un prestador de salud privado, y el año pasado me hicieron la mastectomía luego de tres años de espera. Y a partir de esa última mastectomía, ya emitieron un comunicado en el que dicen que no va a haber más mastectomías. Hay que tener en cuenta que se trata de una operación muy sencilla, que se realiza incluso a varones biológicos, cuando tienen sobrepeso y tienen como si fueran glándulas mamarias. Insisto, es una operación muy sencilla; sin embargo, a nosotros se nos está negando.

                Apelo a los señores senadores, porque creo que son los que pueden darnos la solución. Necesitamos una ley integral para personas trans ya.

                Muchas gracias.

SEÑORA MARTÍNEZ.- Mi nombre es Delfina Martínez, y siguiendo un poco lo que planteaban tanto Sofía como Rodrigo, quiero decir que me parecen muy importantes las etapas de la adolescencia y la infancia trans. Creo que no se puede dejar esto a la voluntad de los padres solamente por sus principios morales, sino que también tiene que haber un Estado que acompañe a esas infancias y a esas adolescencias a vivir un proceso como el de cualquier otra persona, para que no tengan que terminar, por ejemplo –siendo personas menores de edad–, prostituyéndose en una esquina o apelando a automedicarse o a recurrir a procedimientos quirúrgicos de forma clandestina, con el peligro que esto conlleva para la salud.

                Igualmente, en lo que me voy a centrar es en el tema de la educación, que es también muy importante. En mi caso personal, por ejemplo, en un momento de la adolescencia no concluí mis estudios de enseñanza media, y cuando decidí volver, ya había empezado mi transición. Entonces, hablando con amigas, muchas me decían que ese sistema educativo las había expulsado y que habían recibido todo tipo de violencia, no solamente verbal sino también física. Incluso, muchas veces esa violencia –sobre todo la más verbal– venía por parte de las personas que estaban a cargo de las instituciones, y también había omisión de una cierta asistencia de esa violencia. De manera que es muy importante abordar este tema desde un lugar mucho más legislativo y evitar que quede librado a la voluntad de los padres o de las instituciones, porque las personas trans históricamente hemos sido expulsadas.

En mi caso, por ejemplo, ahora –ya grande– pude terminar el liceo. Hice un proceso, me empoderé y me di cuenta de cuáles eran mis derechos, pero no todas las personas trans tienen esa posibilidad, porque no hay un entorno que los acompañe. Yo tuve suerte porque conté con mi familia –aunque ni siquiera es una familia de clase media sino pobre–, la que hace un sacrificio enorme para que, hoy por hoy, yo no esté parada en una esquina y que pueda proyectarme hacia un futuro un poco más esperanzador.

SEÑORA GAMBETTA.- Mi nombre es Patricia Gambetta y soy la mamá de un chico trans de 15 años.

                Agustín comenzó la transición hace dos años. Cuando tenía trece nos informó cómo se sentía: que era un chico y no una chica como todos pensábamos.

Como papás, lo primero que se nos ocurrió, obviamente, fue ayudar a nuestro hijo. El lugar donde él pasaba más tiempo era el colegio –podemos pagar una institución  privada–, y por ello fuimos a hablar allí. El director nos recibió muy bien y tuvimos un cien por ciento de apoyo por parte del colegio. Lo incluyeron y tomaron en cuenta el nombre por el que quería ser llamado, porque legalmente, en las listas, aparece con el nombre que se le asignó al nacer. El cambio de nombre implica un trámite judicial que es muy lento; demora un año.

                Se habló con cada profesor. El colegio se encargó de que cada profesor, cada alumno y cada funcionario dentro del colegio se dirigieran a Agus, como quería que se le llamara. Gracias a esa inclusión que tuvo y a ese abrazo –que fue como un «vamos para arriba, te queremos igual, no importa si sos nena o si sos varón; sos una persona y sos lindo como sos»–, Agus es feliz.

                Como mamá pretendo acompañarlo toda la vida y ayudarlo en todo. Espero que el día que no esté haya una ley que respalde esto, también para otros papas que no tienen la posibilidad de estar económicamente detrás de un hijo. Yo pago a un abogado y lo mando a un colegio privado, pero hay muchos papás que conocimos en estos dos años que no tienen esa posibilidad.

                Se precisa una ley que respalde todo esto y que nuestros hijos puedan seguir siendo quienes son, felices.

SEÑOR OTHEGUY.- Estaba prestando atención al testimonio y quería preguntar si él también está haciendo el tratamiento de hormonización.

SEÑORA GAMBETTA.- Empezó con la hormonización después de un año de tratamiento con la endocrinóloga, la doctora Cristina Alonso, una de las responsables de la guía de hormonización realizada por el Ministerio de Salud Pública.

SEÑORA XAVIER.- Gracias a la delegación por su presencia.

                Como se imaginarán, algunos puntos son más controversiales que otros. Justamente uno de los puntos que genera más dudas, en los intercambios muy primarios que la comisión ha hecho sobre el proyecto de ley porque aún no ha comenzado un tratamiento en profundidad –el punto de partida se hará luego de recibir varias delegaciones–, es el de la adolescencia. Lo mismo sucedió cuando legislamos en relación a la adecuación del sexo registral en los documentos.

                Originariamente aquel proyecto de ley traía propuestas sobre la adolescencia que no prosperaron porque, en términos generales, independientemente de lo que piense cada uno de nosotros, no hay una convicción en la firmeza que pueda tener la decisión de determinada orientación en esa etapa de la vida. Más bien que esa adolescencia se ve como una transición en la que puede haber diferentes caminos a optar y alguno de ellos ser irreversible. Ello podría generar una situación difícil.

                Recuerdo que en la ley de cambio de sexo registral se discutió el tema y creo que finalmente quedó en que la reversión podía ser en una única vez, en tanto había una serie de posicionamientos en torno a si eso podía cambiar en más de una oportunidad.

                Por tanto, quiero expresar que estas cuestiones son las que se plantea el conjunto de la sociedad –no quienes niegan el problema, sino quienes quieren solucionarlo con la mayor justicia– cuando se piensa en una norma de esta naturaleza en términos personales o de entorno familiar. Es así que me gustaría que nuestros invitados trasmitieran su experiencia personal –o lo que conocen del entorno– sobre si hay mucho desistimiento de quienes en algún momento de su adolescencia sienten o se identifican con otra forma de ser. Concretamente quisiera saber si ese termina siendo el camino definitivo o si hay muchas idas y vueltas. En una palabra, cuál es vuestra experiencia o la de las personas de la asociación.

SEÑOR PRESIDENTE.- Creo que la señora senadora Xavier trasmitió muy bien el sentir de todos los señores senadores sobre lo que hemos conversado antes de comenzar a analizar este tema, que aún no empezó porque antes vamos a escuchar a todos y luego vamos a dar nuestra opinión.

                La señora senadora Xavier ha formulado todas las preguntas que yo aspiraba a preguntar. Pero además quisiera saber cómo ven nuestros invitados que se le quiera sacar la responsabilidad o la presión a los padres –no sé si ese es el término o la interpretación correcta–, para que no se involucren definitivamente. Qué rol creen nuestros invitados que deberían jugar, en general, los padres. Aclaro que me quedó muy claro el que jugó la señora Gambetta y me parece bien.

SEÑORA ALONSO.- En la misma línea que la señora senadora Xavier y el señor presidente, lo que más me preocupa son los artículos 17 y el 5.º, en especial el artículo 17, que habla sobre la hormonización y el cambio de sexo en menores de edad.

                A esta comisión compareció un doctor especialista en disforia de género y endocrinólogas, que hablaron sobre determinadas situaciones. Ellos presentaron una serie de estudios –evidencia científica y comprobación empírica– que expresan que la gran mayoría de estos menores se realinean con su sexo biológico pasada la pubertad. En particular, la señora Gambetta decía que en el caso de su hijo el proceso se inició a los trece años.

Entonces, por supuesto que aquí todos somos contestes de que es necesaria una ley y que debemos darle protección a una población vulnerable; es más, nuestros invitados han dado muestras y testimonios de esa vulnerabilidad y de la falta de respeto a determinados derechos. Todos somos libres e iguales en derechos y en dignidad, y hay una población que no ha tenido dignidad durante mucho tiempo. También quiero ser muy clara y decir que tengo una enorme preocupación con respecto a este tema en los menores de edad debido a lo que acabo de mencionar, porque una cosa son los mayores de 18 años –que, por supuesto, tienen absoluto derecho a que el Estado les contemple los tratamientos hormonales y el cambio de sexo– pero otra cosa son estos menores que están en una edad de gran vulnerabilidad. Como madre de una adolescente de 15 años y de una preadolescente de 12 puedo afirmar que a estas edades los chicos son tremendamente influenciables y, además, sufren cambios hormonales importantes.

Personalmente, quiero lo mejor para ellos respetando el derecho a ser, pero esto se contrapone un poco con lo que decía el señor presidente, que tiene que ver con dónde queda ese papel como padres cuando un artículo establece que por el propio consentimiento por vía judicial pueden hacerlo de manera autónoma.

                Entonces, me preocupa este asunto –en esto quiero ser lo más honesta y sincera posible– porque estamos elaborando una ley y no quiero que termine afectando o haciendo más mal del bien que debería hacer.

SEÑOR PRESIDENTE.- Hemos estado conversando sobre lo que han manifestado las señoras senadoras Xavier y Alonso, que es la línea que está siguiendo la comisión en este tema. La ley es necesaria y todos estamos dispuestos a votarla. Creo que ellas también expresaron las dudas y los planteos que más podrían interesarnos, que alguno de ustedes tendrá que resumir. Seguramente, esta no va a ser la última vez que intercambiemos opiniones, en la medida en que la comisión va a seguir avanzando en el estudio del tema.

SEÑORA MARTÍNEZ.- Quiero decir que estuve en la charla que dio el doctor Paul Hruz –que, si no me equivoco, fue moderada por Patricia Bozzo y Cristina Belzarena–, y ante cada información que brindaba aclaraba que no tenía datos totalmente cerrados en lo que respecta a la población estudiada.

También está el tema de la reversibilidad, que no tiene nada que ver con lo científico sino con lo social. He conocido muchos casos, sobre todo en el interior del país, de personas que tienen que volver a su situación anterior; es como si yo tuviera que volver a vestirme de varón, quitarme todos los accesorios y no maquillarme para poder conseguir un trabajo y no tener que vincularme con la prostitución. Eso es real y no tiene que ver con algo científico ni biológico sino que es más bien un tema social. Muchas veces no hay un entorno que nos acompañe, a veces ni siquiera la familia, cuando la familia debería poder acompañar.

Por otra parte, se mencionó la tasa de suicidios, y se dio a entender entrelíneas como que la identidad trans tiene tendencia a la depresión o al suicidio, lo cual no es cierto sino que, justamente, si no se vincula con lo social queda como que somos personas que estamos mal de la cabeza y no es así.

SEÑORA GAMBETTA.- Quiero decirles, como padres, que todas las interrogantes que plantearon nosotros las tuvimos desde el vamos. Pero para que se queden tranquilos sepan que desde un principio buscamos ayuda para Agus en todos los profesionales habidos y por haber, desde la psicóloga y sexóloga que lo atienden hasta la policlínica del adolescente y, por supuesto, su pediatra y la endocrinóloga. Es todo un equipo que no existe como tal en la salud privada; se formó –se coordinaron entre ellos– para poder atender bien a Agus. Como padres, a nosotros nos respalda todo un equipo médico y sentimos que están haciendo las cosas bien. Por ejemplo, si mi hijo quiere tener hijos en el futuro, hoy puede guardar sus óvulos para usarlos más adelante, ya que quizás ahora diga que no quiere hijos, pero a los 18, 20 o 30 podría cambiar de opinión.

                Como padres, hay un montón de cosas en las que tenemos dudas y por eso es importante que haya un apoyo integral. Eso es lo que está faltando desde el punto de vista del seguimiento médico; solamente se puede acceder al Hospital Saint Bois en el ámbito público.

SEÑOR PRESIDENTE.- Muchas gracias por su presencia.

(Se retira de sala la delegación representante del Colectivo Ovejas Negras).

 

(Ingresa a Sala la delegación de Todos por los Niños).

–La Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión tiene el gusto de recibir a la delegación de Todos por los Niños que solicitaron audiencia para hablar sobre el proyecto de ley que empezamos a considerar en el día de hoy. Tienen hasta 20 minutos para realizar sus aportes, pero esto no quiere decir que sea la última vez que los recibamos.

Tienen la palabra.

SEÑOR RIVERO.- Muchas gracias por recibirnos; para nosotros es muy importante estar acá.  

                Somos una asociación de padres que hace más de tres años nos juntamos, principalmente para mejorar nuestra función como padres –que entendemos muy importante–, pero también por la inquietud que tenemos por diferentes realidades.  Como parte de nuestra responsabilidad queremos interiorizarnos de este proyecto de ley que generó nuestra preocupación, y en otra instancia estuvimos dando nuestra opinión sobre el material que se quería utilizar en las escuelas, etcétera.

En síntesis, creemos que es muy importante participar y esa es la razón por la que solicitamos esta audiencia. Creemos que para ustedes, como legisladores, es muy importante escuchar o percibir lo que la mayoría de la ciudadanía entiende, con sus aciertos, errores o diferencias en el pensamiento. 

                Es bueno aclarar que nosotros no tenemos ningún fin político-partidario ni pertenecemos a una organización que reciba apoyo ni motivación de alguien del exterior. Simplemente, somos padres, abuelos, tíos, gente que se junta a conversar sobre estas cosas, que se toma tiempo para leer, interiorizarse y opinar, como en esta linda oportunidad que nos dan.

                Estamos muy convencidos de que debe hacerse lo que consagra el artículo 8.º de la Constitución de la república en el sentido de que todos somos iguales. Por lo tanto, debemos trabajar juntos y aportar en esa línea.

El proyecto de ley en cuestión nos genera básicamente dos grandes preocupaciones. Por un lado, tenemos la preocupación sincera de que en el querer ayudar a personas que están en una situación de vulnerabilidad –por cierto, estamos totalmente de acuerdo en que hay que apoyar a toda persona que se encuentre en una situación de este tipo– se termine privilegiando a una parte de la población por encima de los demás. Consideramos que esto sería un error, porque la propia Carta Magna consagra la igualdad de las personas ante la ley y no reconoce otra distinción entre ellas sino la de los talentos y las virtudes.

Entendemos que la Ley n.º 17817 del año 2004 –nuevamente agradecemos la oportunidad que nos dan de expresar nuestra opinión sobre la iniciativa–, de alguna manera, ya está protegiendo en particular a esta población –que es el centro de esta iniciativa– y que el presente proyecto de ley le estaría otorgando ciertos privilegios por encima de los demás, que no consideramos correcto.

El artículo 7.º del proyecto de ley refiere al otorgamiento de una prestación, de un apoyo económico a las personas nacidas antes del 31 de diciembre de 1975. Reitero que no estamos en desacuerdo con que se apoye a alguien que esté en situación de vulnerabilidad –es más, muchos de los padres y abuelos que forman parte de nuestra asociación reciben el apoyo del Estado a través de los diferentes planes y lo consideramos muy valioso–, sino que no creemos que el argumento que se plantea sea muy fuerte. Además, la suma de dinero que se maneja –pido que se me corrija si estoy equivocado– oscila entre $ 11.000 y $ 12.000.

SEÑORA PAYSSÉ.-  Corresponde a cinco BPC.

SEÑOR RIVERO.- Quizá estemos equivocados pero, por ejemplo, tengo un amigo de 85 años, que trabajó durante toda su vida y hoy en día tiene que seguir haciéndolo para poder comer. Reitero que tiene 85 años de edad, cobra $ 8.000 de jubilación y tiene que seguir trabajando para poder comer.

                Asimismo, tengo otros amigos que tienen una nena –hoy de dos años– que nació de seis meses y padece un problema de salud serio. Recién ahora se les va a dar un pequeño apoyo. La niña toma una leche costosísima, tienen que venir a Montevideo con cierta regularidad  –ellos viven en el departamento de Florida– y deben costearse una cantidad de cosas. Él es guardia de seguridad y no cobra más de $ 18.000 mensuales. Considerando esas situaciones, creemos que va a ser difícil fundamentar quién ha sufrido violencia por su identidad de género. Repito, va a ser muy difícil. Nos parece injusto que perciban más dinero que alguien que trabajó toda su vida o que alguien que hoy está padeciendo una enfermedad y recién ahora está empezando a recibir un apoyo que no completa las necesidades de la niña.

                No quiero irme sin decir lo que para nosotros es más importante. Simplemente quiero señalar algunas cosas que entendemos que son privilegios; me refiero a lo que se menciona acerca de priorizar a esta población en cuanto a los temas de vivienda, educación, becas, en fin priorizarla en diferentes cuestiones.

                Quiero aclarar que yo soy de Paso de los Toros y fui el único de nuestro grupo que pudo venir porque hoy es mi día libre en el trabajo. La mayoría no pudo hacerlo; hicimos un esfuerzo conjunto. El señor Palermo es de Montevideo. Un trabajador de Paso de los Toros gana $ 18.000 en un supermercado. Es importante decir que allí no hay muchas fuentes laborales. Paga, por lo menos, $ 8.500 de alquiler por una vivienda muy modesta. Si a eso le sumamos lo que paga por consumo de agua y luz –$2.000–, le quedan para pasar el mes –no sé cómo– nueve mil y pocos pesos.

                Decir que una ley va a priorizar a una población por encima de los demás en las cuestiones de vivienda nos suena injusto. Hay mucha gente viviendo en condiciones de precariedad. Yo tengo una amiga, por ejemplo, que tiene un serio problema de visión –casi no ve–, percibe una pensión de ocho mil y pocos pesos y vive en una casa hiperprecaria.

Cuando estamos con la gente, conversamos con los compañeros de la asociación y vemos que se va a priorizar a esta parte de la población en vivienda, en trabajo y en tantas cosas sensibles, decimos que si hay que ayudar a alguien está bien, pero por qué ponerlos por encima de los demás ciudadanos si hay muchos otros que también están pasándola mal y tal vez no tienen acceso a la vivienda ni a los tratamientos.

Entendemos que para sus emociones eso es muy importante, pero no sé si los señores senadores han vivido la experiencia de ir a un hospital público enfermos y tener que esperar cuatro, cinco o seis horas para que los atiendan. Repito, estar enfermos y tener que esperar para que los atiendan en un hospital público de una ciudad chiquita como Paso de los Toros. No estoy hablando de Montevideo. Ni imagino cuántas horas habrá que esperar en un hospital de esta ciudad.

                Cuando se dice que para una población se van a priorizar los recursos, se va a priorizar la vivienda, se va a priorizar el trabajo, se va a priorizar el estudio, se van a priorizar tantas cosas, creo que tal vez nos equivocamos. No niego la intención de querer cuidar a esta población, pero tal vez se estaría cayendo en una injusticia con todos los demás. Simplemente, es una interpretación que nosotros hacemos.

                Lo que más nos preocupa es la parte que se refiere  –creo que son los artículos 5.º y 17– a que un menor pueda acceder al cambio de nombre sin la autorización de sus padres. Para nosotros eso es pisotear la patria potestad y dejarla sin efecto. Consideramos que eso es muy grave.

El artículo 41 de la Constitución estaría siendo pasado por alto. Yo hablo mucho de la realidad de Paso de los Toros porque es la que más conozco. A los chicos, especialmente a los adolescentes, les gusta seguir modas, como sucedió con el tema de fumar marihuana entre chicos de 10, 11 y 12 años; reitero que hablo de Paso de los Toros y no de la capital. Ya eso es un problema para muchos padres que no saben cómo controlarlo o cómo enfrentar ese tipo de situaciones. Ahora resulta que el hijo tendrá la potestad de, con un tercero, cambiarse el nombre y acceder a una intervención quirúrgica, a un tratamiento con hormonas. Tengamos en cuenta que expertos científicos de los Estados Unidos –aunque podamos tener diferencias– dicen que la terapia con hormonas no es tratamiento avalado y, según este proyecto, un padre no podrá oponerse a esto. Esto estaría ocurriendo en un Estado en el que los menores no eligen a sus gobernantes ni tienen derecho a trabajar porque se entiende que no tienen la madurez y el desarrollo suficientes como para tomar decisiones de envergadura.

Quizás esta ley hoy sea inofensiva, pero preguntémonos qué pasaría si esta ley cayera en manos de alguien que quiera promover y utilizar esto. Nos preocupan los casos que se están dando, por ejemplo, en Canadá, donde se les está quitando la patria potestad a algunos padres por pensar diferente, por creer otra cosa, por tener una convicción personal. Lamentamos que pudiera pasar eso aquí, es decir que se llegara a esos extremos, y nos preocupa. Tal vez estamos exagerando, pero surge de leer el texto y debo decir que nos tomamos el trabajo de imprimirlo, leerlo en horas fuera de nuestro horario de trabajo hasta las 10 u 11 de la noche para analizarlo, consultando a abogados sobre los puntos que nos preocupaban, quienes nos asesoraron y ayudaron.

Por lo tanto, nos preocupa lo que surge de esos dos artículos, además de todos los privilegios. Muchos de ustedes serán padres; yo lo soy de dos nenas y trabajo y educo a mis hijas para que sean buenas ciudadanas y se puedan formar. Todos queremos las oportunidades de becas y demás.

                No sé cuánto tiempo me resta para exponer.

SEÑOR PRESIDENTE.- Estamos en tiempo y, además, deberíamos dejar espacio por si algún senador quiere hacer alguna pregunta o aporte. Les pido que hagan un resumen final. Como dije anteriormente, esta comisión va a estar abierta y seguirá recibiendo en audiencia. En realidad, recién estamos comenzando a tratar este tema, por lo que no faltará oportunidad para encontrarnos nuevamente cuando se conozcan las posiciones de los senadores al respecto, lo que hasta ahora no ha sucedido.

Este es un tema que ha estado más públicamente que en la propia comisión, que hoy comienza su tratamiento. Aquí se decidió escuchar a todos los ciudadanos y organizaciones que han estado preocupados por este tema para luego empezar a avanzar. Por lo tanto, agradecemos los aportes.

SEÑOR RIVERO.- Para redondear quiero decir que, sin exagerar, nosotros representamos a un grupo de varios miles de padres de los departamentos de Tacuarembó, Durazno, Flores, Salto, Paysandú y Artigas, que desde hace varios años nos juntamos para tratar estos temas. Nosotros nos costeamos las cosas en la medida de nuestras posibilidades. Estamos muy abiertos y no tenemos nada en contra de la población a la que se aboca esta ley, sino que por el contrario nos ofrecemos a buscar soluciones para las problemáticas que la aquejan. Todas las personas deben ser tratadas dignamente y todas deben tener las mismas oportunidades.

SEÑORA PAYSSÉ.- Quería formular una pregunta. Acá dice que son un movimiento ciudadano de padres que se denomina «Todos por los Niños» y que está compuesto por padres y abuelos. La pregunta que hago es: ¿son solo hombres?

SEÑOR RIVERO.- No. La mayoría son mujeres.

SEÑORA PAYSSÉ.- Pregunto esto porque no se menciona a las madres. Quería saber cómo está integrado ese movimiento.

SEÑOR RIVERO.- Disculpe la expresión, senadora. Nosotros pensamos que con decir «padres» ya estaban todos incluidos. Tal vez fue un error nuestro.

SEÑOR PRESIDENTE.- Muchísimas gracias por su presencia.

(Se retira de sala la delegación de Todos por los Niños).

 

(Ingresa a sala la delegación de la Asociación Trans del Uruguay).

–La Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión empieza hoy a tratar la iniciativa que ustedes ya conocen. Hemos decidido, antes de comenzar a discutirla, escuchar a las diferentes delegaciones que solicitaron audiencia para que nos den su opinión y esta servirá como insumo para nuestro análisis posterior.

                Les damos la palabra.

SEÑORA PANKIEVICH.- Mi nombre es Karina Pankievich; soy la presidenta de ATRU, Asociación Trans del Uruguay.

                Yo entregué a cada uno de los señores senadores una copia de la exposición de motivos donde se explica por qué ATRU cree que este proyecto de ley debe ser apoyado. Posteriormente mis compañeras van a dar su punto de vista.

                Como activistas, después de treinta años en esta asociación y de haber pasado por dos períodos, uno dictatorial y otro democrático, a lo largo de todos estos años me he dado cuenta de que es un debe que tienen la sociedad y el Estado con esta población, porque siempre fuimos muy vulneradas y nuestros derechos siempre fueron negados. En el proyecto de ley contemplamos la educación porque sin educación no tenemos posibilidades laborales, a no ser el trabajo sexual. También contemplamos una salud inclusiva e integral porque a las personas trans solo se las compromete y se las ve como portadoras de enfermedades de transmisión sexual, pero somos personas que sufrimos de migrañas, de los pulmones, en fin de distintas enfermedades que tienen que ser tratadas en un sistema de salud más integral. No solamente debemos ser vistas como personas portadoras de enfermedades.

                En lo que tiene que ver con el trabajo, pedimos un 1 % del cupo laboral; pero si la población trans no está capacitada para acceder a esos puestos de trabajo –se pide al menos un tercer año de ciclo básico–, siempre va a quedar descubierta y lo único que va a quedar para las chicas es seguir hundidas en la prostitución, como ha sucedido hasta el día de hoy. Yo ejercí durante más de treinta años el trabajo sexual, pero no lo elegí. Quería ser una mujer trans pero, en los hechos, no tuve oportunidades laborales. Dejé de estudiar cuando era muy jovencita. Me fui de mi pueblo con trece años, prácticamente un niño. Viví en situación de calle. Luego, la vida o Dios, me trajo a Montevideo. A veces decimos que no queremos centralizar todo en la capital, pero sin la capital el interior no existe. Por eso, ATRU creó una red nacional de personas trans como forma de contemplar las falencias y todas las situaciones que se dan en el interior porque, a veces, sabemos que existen, pero no las contemplamos.

                Con este proyecto de ley se busca dar herramientas a las compañeras del interior para que puedan expresar lo que les está pasando en los distintos departamentos.

                Respecto al artículo 17, cuando empezamos a trabajar en el proyecto nunca planteamos la posibilidad de que niños de 8 o 9 años se hormonizaran, porque en ninguna cabeza cabe eso. Esto lo venimos sosteniendo desde hace mucho: no podemos hacerle un tratamiento de hormonización a un niño, pero sí a toda persona mayor de 18 años. Muchas de las que estamos aquí presentes, padecemos las secuelas de la silicona inyectable, del aceite de avión.

SEÑOR PRESIDENTE.- Me gustaría que repitiera este concepto: ¿ustedes están de acuerdo en que ese tratamiento se realice a partir de los 18 años?

SEÑORA PANKIEVICH.- Exactamente, a partir de los 18 años. Creemos firmemente que en la adolescencia se transita un proceso de identidad de género que se va forjando en el paso por diferentes estadios. Hace unos días, en un programa de televisión hacían una comparación y se hablaba de que, al parecer, a la mañana queremos un chocolate y a la noche, algo salado. Pero no pasamos por tanto dolor y tanto sacrificio para ser una mujer trans durante el día y un hombre por la noche. ¡Hemos aguantado tanto!

                La mayoría de las compañeras hoy ya no están. En aquella época, en el año 1992, cuando hicimos la primera marcha éramos cinco. Quedamos Antonella y yo como sobrevivientes de esa primera marcha, en la que reivindicábamos nuestros derechos y luchábamos contra la dictadura, lucha que continuamos en el período posdictadura. Casi hasta los años 2002 o 2003 fuimos objeto de represión. En esa época no solamente se nos reprimía, sino que también hacíamos trabajos en las cárceles, en la jefatura y en las seccionales. Nos hacían limpiar los calabozos y los pisos para comer un plato de polenta, ya que nos tenían siete días presas.

                Sufríamos violencia, picanas, submarinos, palizas. Muchas migramos, nos fuimos de nuestro país; muchas murieron; muchos homicidios quedaron impunes. Todo esto se siente y nadie puede explicarlo mejor que una persona que lo ha vivido. Por eso, a veces, decimos: queremos tener la palabra, que se escuche nuestra voz. Antes se hablaba por nosotras, pero también necesitamos que se escuchen los porqués dichos por nosotras mismas.

                Volviendo al tema de la reparatoria, no hablamos de una pensión, sino de la reparación del daño que significa no haber tenido oportunidades. Como dije antes, no elegimos prostituirnos, pero no nos daban trabajo, nos corrían de nuestras casas con 12 o 13 años, no teníamos estudios, no teníamos donde vivir, nadie nos daba una mano y la misma sociedad que nos juzgaba era la que consumía nuestros servicios a la noche, siendo menores. Yo empecé a ejercer el trabajo sexual a los 14 años. Los señores que durante el día nos discriminaban, a la noche compraban nuestros servicios. Quiere decir que la sociedad contribuyó a que no nos quedara otro camino que el de la prostitución.

                Recuerdo que hasta fui a la Agencia Manolo para solicitar empleo doméstico y me dijeron que no, porque me parecía a una chica; si hubiera sido gay sí hubiera conseguido trabajo. Ni siquiera al trabajo doméstico podía acceder. No me quedó más remedio que seguir en la prostitución.

                La intención es que en el futuro el trabajo sexual no sea contemplado como un trabajo, por eso es que proponemos que las chicas sigan estudiando, que haya becas de estudio y un buen sistema de salud y, además, porque las estadísticas indican que la población trans muere con 35 o 37 años. Sin embargo, muere mucho antes, entre otras cosas, por inyectarse cosas que no están supervisadas por un cuerpo médico.

                También nos parece fundamental que reciban el tratamiento de hormonización, si lo quieren, pero recalcamos que se debe hacer después de los 18 años.

SEÑOR PRESIDENTE.- Hay un punto de lo que plantean que me interesa particularmente.

                Según ustedes, ¿cuáles serían las exigencias o las pruebas que deberíamos exigir los legisladores en la parte reparatoria? ¿Qué nos sugerirían al respecto?

SEÑORA PANKIEVICH.- Pienso que la mejor prueba son los archivos que tiene el Ministerio del Interior.

SEÑOR PRESIDENTE.- ¿Qué le tendríamos que pedirle a la persona que se presenta con la intención de cobrar?

SEÑORA PANKIEVICH.- Se deberá cotejar que haya nacido en 1975 o antes, que haya pasado por el proceso en la época de la dictadura, que haya estado detenida en Jefatura y que conste en su ficha que en aquellos años era travesti o pederasta pasivo. Esa información consta en el Ministerio del Interior y por eso esta cartera participó de la organización.

                De lo contrario, alguien puede ponerse una peluca, vestirse de mujer y presentarse. Eso no puede suceder. A mí, que soy sobreviviente de aquella época y tengo casi sesenta años, no se me va a pasar cualquiera. Voy a estar en la comisión que va a verificar cuál de las chicas merece la reparatoria y cuál no. Sin temor a equivocarme, puedo decir que no llegamos a cincuenta sobrevivientes.

SEÑORA BELTRÁN.- En realidad, somos menos; somos muy pocas.

                Además, la reparatoria es para nuestro porvenir, para terminar los años que nos queden tranquilas, porque con cincuenta años ya no nos dan trabajo. Yo estuve trabajando, pero me echaron injustamente y ya no consigo más.

                Creo que deberían tener un poquito de consideración para con nosotras, que ya somos personas grandes. Las jovencitas tienen todo a la mano para estudiar o trabajar, pero nosotras no lo tuvimos. Nuestras familias nos tiraron a la calle cuando éramos jóvenes; yo empecé a los 16 años y estudiaba, pero cuando mis padrinos fallecieron no me quedó más remedio que hacer esto.

SEÑORA FIALHO.- Nos ha llevado más de tres años armar esto y poner lo que pensamos, lo que sentimos y lo que vivimos. Primero empezamos poniéndolo en un papel, después nos arrimamos cuatro o cinco y después nos acercamos a personas que nos ayudaron a armar la ley.

                Acá está dicho lo que nosotras pretendemos: dejar una sociedad mucho más justa, más igualitaria, menos discriminadora. Los diecinueve artículos restantes son para las más jóvenes, pero para nosotras queremos una reparación. Por ejemplo, Analía estuvo internada tres meses. Por eso, nos detenemos en el artículo 7. Ese es el pesado, el que queremos, sobre el que cada uno de ustedes debe levantar la voz, sin importar del partido que sea. Si tu partido no quiere, pensá si vos como persona, como ser humano, podés votarlo, si podés escapar de lo que tu partido quiere. Por una vez dejemos de ser partidos para ser personas. Yo no sé qué pasaría si alguno de ustedes estuviera en alguna situación semejante. ¿Se han puesto a pensar en eso?

                Nosotras somos cinco de las elegidas, porque éramos trescientas cuando empezó a elaborarse la ley; se nos han muerto cincuenta en tres años. Se murieron cincuenta trans y quedamos doscientos cincuenta.

                Tenemos compañeras que trabajaron gratis para la policía, porque para salir de prisión, después de 12, 18 o 24 horas, había que hacer fajina. Había que limpiar absolutamente toda la jefatura, y si salías, momentáneamente te permitían, pero te llevaban a la cuadra. Teníamos compañeras que fueron tiradas y abusadas, y esos hechos están callados. Tenemos compañeras que fueron torturadas también psicológicamente; en la rambla jugaban con ellas al «te tiro – no te tiro».

                Es decir que, sin aludir a ningún partido o ideología política, hacemos semejanzas con las cosas que pasaron en este país. Se nos fue mucha gente del «paisito», que eran de cualquier partido político que pensara diferente a lo que en ese momento era la dictadura. Del Partido Nacional –del Partido Blanco, como le digo yo–, se nos fue Wilson; del Partido Colorado, pasó lo mismo con mucha gente, y del Frente Amplio, se fue la mayoría. Y nosotras pasamos casi los mismos hechos, pero muchas no aguantaron y tuvieron que irse del país. Entonces, ese artículo 7.º está pidiendo eso: un reparo. Estoy reiterando, quizás, lo que decía Karina, pero creo que el Estado tiene un debe con la sociedad, con nosotras, con las trans, esas parias de la homosexualidad, porque ha pasado el tiempo, hay menos discriminación pero seguimos siendo las parias de la homosexualidad. Si hay que elegir para un trabajo entre un gay y una compañera trans, se van a quedar con el compañero gay y no con la compañera trans. Entonces, muchas de nosotras la peleamos de una manera y, otras, se siguen prostituyendo en zonas donde no se las vea porque ya son más veteranas. Seguimos luchando contra la prostitución, en la cual estuve inserta casi diez años y sin querer hacerlo, porque tenía sexto año de liceo y quería hacer periodismo. Me robaron hasta mi estudio, pero igualmente me impuse y aquí estoy. Estoy haciendo periodismo, trabajando en una radio. Pero los tiempos cambiaron. Me parece que ese debe del ayer debe estar en esta ley. Tenemos sueños; tenemos ganas de que sonrían muchas más de las que están acá.   Algunas están afuera, esperando. Solo sería levantar una mano, lograr una media sanción y después sí concretar esto. Salieron tantas leyes para la diversidad, y tal vez podíamos estar a favor o no, pero en esto me sonrío, porque esta es una de las «pesadas», de las que más tiene que ver con la generación trans.

SEÑORA AVIAGA.­- Quiero darles la bienvenida y agradecer la oportunidad de escucharlas y de conocer de ustedes parte de su realidad.

                A mí me preocupa, como ustedes lo manifestaron, el artículo 17, pero con respecto al artículo 7.º y al conjunto de la idea básica del proyecto de ley, en lo personal, estoy de acuerdo y creo en esas medidas reparatorias. Los uruguayos tenemos un espíritu muy solidario que, a veces, hay que destapar un poquito, pero allí está.

                Recién estamos empezando a estudiar este proyecto, pero con la señora senadora Alonso –que es la otra representante del Partido Nacional–, ya hemos estado hablando al respecto, y en este sentido vamos a ir caminando.

                Muchas gracias.

SEÑORA APUD.- He pasado lo mismo que ellas han mencionado.

                Ya tengo casi 60 años y he sufrido toda clase de tortura por parte de la policía. Trabajamos para la policía. Limpiábamos la jefatura. De los 365 días que tiene el año, 360 estábamos presas y no solo por prostituirnos. Ellos iban a nuestra casa –cuando alguien nos daba lugar para vivir, porque nadie nos quería;  tenían miedo de que viniera la policía– y también querían  que fuéramos sus informantes, que fuéramos a los cantegriles a entreverarnos con los ladrones para sacarles información y entregársela a ellos. Nosotras no hacíamos eso, porque era imposible. Y te mataban a palos. Imagínense todas las cosas que pasábamos.

Hoy por hoy, con la edad que tengo, no me dan trabajo. A esta edad, ya no te dan. ¡No te dan! Tengo que salir a prostituirme. ¿A dónde? A los parques, porque en las avenidas ya hay chicas jóvenes. Hay competencia para mí; es así. Y saben bien el peligro que hay en la calle.

Es lo que tenía para decir.

SEÑOR PRESIDENTE.- La comisión les agradece la información, que ha sido muy clara y contundente. Los aportes han sido muchos, muy concretos y, sin duda, los tendremos en cuenta.

(Se retiran de  sala las representantes de ATRU).

                –No habiendo más asuntos, se levanta la sesión.

(Son las 17:12).

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.