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COMISIÓN DE EDUCACIÓN Y CULTURA

(Sesión celebrada el día 8 de noviembre de 2017).

 

SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Son las 17:09).

                –La Comisión de Educación y Cultura del Senado tiene el gusto de recibir a una delegación de la Comisión Nacional para la Educación en Derechos Humanos, integrada por Fernanda Blanco y Verónica Massa, de la Administración Nacional de Educación Pública; Macarena Gómez, del Ministerio de Educación y Cultura; Luján Criado, de la Universidad de la República y Fernando Willat, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Presidencia de la República.

                Sin más trámite, les cedemos el uso de la palabra.

SEÑOR WILLAT.- En primer lugar, queremos agradecer que nos hayan recibido. Para nosotros es muy importante presentar el Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos en esta comisión.

                Hoy estamos aquí todos los integrantes de la Comisión Nacional para la Educación en Derechos Humanos.

Como los señores senadores saben, la Ley General de Educación creó el Sistema Nacional de Educación en el año 2008 y, en el marco de los derechos humanos, instituyó la Comisión Nacional para la Educación en Derechos Humanos como asesora de la Comisión Coordinadora del Sistema Nacional de Educación Pública, a los efectos de que propusiese orientaciones y lineamientos en materia de educación en derechos humanos, apuntando a una política pública del sistema público de educación.

                En ese marco, la comisión recibió el mandato de elaborar una propuesta de Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos y propuso un proceso para su construcción.

En el año 2010 la comisión comenzó a reunirse. Tenía como antecedente una etapa previa en la que la Dirección Nacional de Educación en Derechos Humanos había tomado la referencia del Programa Mundial para la educación en derechos humanos de la Unesco, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Tomamos eso como un insumo para iniciar este proceso. Como comisión presentamos un proyecto a la Comisión Coordinadora del Sistema Nacional de Educación Pública y esa propuesta dio lugar a un proceso de construcción participativo y consultivo de las bases de un Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos. Se utilizaron distintos recursos a los efectos de recibir insumos para su elaboración. Estamos hablando de un sitio web –que funcionaba como un buzón web en el que recibíamos aportes–, de la consulta a distintos expertos para que realizaran aportes y recomendaciones, y de la coorganización con las Comisiones Departamentales de Educación de todo el país. Con algunas en particular coorganizamos cuatro instancias regionales, en las que no solo participaron los actores de la educación, sino también actores de la sociedad civil, estudiantes de formación docente y estudiantes de secundaria.

                El proceso de discusión que se dio en esas instancias y todos los otros insumos se sistematizaron en relatorías. Aclaro que todo esto se puede ver en el sitio web del plan. En el libro que les hemos entregado van a encontrar las referencias para acceder a la información.

Por un lado, los insumos permitieron la elaboración de relatorías y, por otro, de un documento base hacia un Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos. Ese documento fue presentado por la Comisión Coordinadora del Sistema Nacional de Educación Pública en su momento y lo devolvimos a las distintas instituciones y a las Comisiones Departamentales de Educación para que pudieran revisarlo, releerlo, hacer recomendaciones y generar propuestas para mejorarlo. Luego recogimos esos insumos nuevamente y elaboramos la versión final del Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos, que en diciembre del año pasado fue aprobado por la Comisión Coordinadora del Sistema Nacional de Educación Pública. De esa manera, hoy tenemos un Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos del Sistema Nacional de Educación Pública.

SEÑORA CRIADO.- Queremos remarcar que se trata de una política pública de Estado. Como se imaginarán, la idea no nació solo porque en el Uruguay se nos ocurrió. En realidad, estamos cumpliendo con requisitos internacionales –especialmente de Naciones Unidas– y con recomendaciones de la Unesco. Incluso, en la estructuración, tanto del proceso como del plan que finalmente fue aprobado, se siguieron las pautas recomendadas por la Unesco en el modelo que plantea a los Estados.

Hicimos un diagnóstico previo con la ayuda del Instituto Interamericano de Derechos Humanos e intentamos hacer otro con apoyo de investigadores de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, pero no pudimos concretarlo por lo económico. Nosotros nos manejamos con recursos que aportan las propias instituciones desde sus unidades ejecutoras porque esta comisión no tiene ninguna asignación presupuestal.

A su vez, se hicieron consultorías previas y para ello llamamos a expertos internacionales; por ejemplo, contamos con la experticia de Abraham Magendzo y de Ana María Rodino entre otros, además de delegaciones de otros países latinoamericanos que ya han recorrido este camino. También estudiamos planes nacionales de educación en derecho comparado y de ahí fuimos extrayendo las principales pautas para elaborar nuestro trabajo.

                Es importante destacar que se trata de una política pública de Estado porque tímida y humildemente esta comisión aspira a dotar de institucionalidad a este plan que fue aprobado por la Comisión Coordinadora del Sistema Nacional de Educación Pública. Se devolvió el instrumento a cada una de las instituciones que lo integran, pero es más que algo a aplicar en ANEP, en UdelaR o en las políticas y lineamientos del propio Ministerio de Educación y Cultura, porque abarca a toda la educación pública y privada, formal y no formal, y a todos los niveles.

                En principio, nos abocamos –también tímida y humildemente– a una campaña de sensibilización, con mucho esfuerzo de concientización y difusión de este plan, pero estamos pensando en que hay que sostener todo esto y para ello nos falta algún otro instrumento. Vinimos a hablar de algo que tal vez los señores senadores ya conocían;  sin perjuicio de ello, queríamos tener la oportunidad del trato directo para presentar este plan. Pretendemos que esta política pública no se agote en un determinado período de gobierno, sino que sea una política de Estado. Para ello necesitamos consenso en la sociedad a efectos de que esto no se radicalice con temas políticos o asuntos ríspidos en cuestiones de educación en derechos humanos.

SEÑORA BLANCO.- Soy representante de ANEP en la Comisión Nacional para la Educación en Derechos Humanos. Además de los aportes que han hecho los compañeros, debo decir que me parece muy importante intercambiar con distintos actores de la sociedad –en este caso, con nuestros representantes– para desmitificar un poco lo que es la educación en derechos humanos y lo que significa un plan. Hemos procurado tener algunos espacios donde se nos escuche y se le dé la importancia que, a nuestro juicio, amerita y notamos que esto se imagina como un conjunto de acciones a practicar en las instituciones educativas. Eso es lo que está en el imaginario. Por ejemplo, se nos pregunta: «¿Qué van a hacer? ¿Van a dar clases de derechos humanos en las escuelas?». Esto es válido, pero queremos explicar que es algo que ya se hace en las instituciones educativas del país; desde hace algunos años los planes lo incorporaron. Por ejemplo, todas las carreras de formación en educación tienen un seminario obligatorio de educación en derechos humanos y otro de educación sexual.

                Se trata de educar en derechos humanos como derecho humano y voy a explicar de qué se trata. La normativa de los derechos humanos es fundamental para trabajar en el tema; es necesario educar para y desde los derechos humanos. Hay que trascender la normativa para pasar a metodologías y pedagogías de educación en derechos humanos que hagan más visible la cuestión para que haya una coherencia entre los discursos de defensa de los derechos humanos y las prácticas, no solamente a nivel de lo educativo formal. Quizás ustedes tengan oportunidad de leer el plan, por ejemplo durante las vacaciones. Verán que trabajar con los medios de comunicación, con el Poder Judicial, con los funcionarios públicos como servidores públicos, generar esa concepción en toda la sociedad es la intención o el objetivo fundamental del Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos. Para eso se hace la campaña.

SEÑORA GÓMEZ.- Soy representante del Ministerio de Educación y Cultura y voy a contarles un poco acerca de la campaña. Como ya venían señalando los compañeros, estuvimos trabajando con los equipos de comunicación internos de cada institución para dar a conocer el plan y también motivar a sumarse a él. En muchos casos, las instituciones, las organizaciones de la sociedad civil y los colectivos realizan acciones de educación en derechos humanos, pero les falta enmarcarse en una estrategia común o les falta visibilidad o identificarse para luego poder trascender. Esta campaña cuenta con un spot de 30 segundos –muy humilde, como decía la compañera– y, además, estamos intentando que estén los medios públicos estatales, así como también otros medios. Imaginamos que este spot y estos materiales, en la medida en que ustedes así lo consideren, podrían ser difundidos por los medios propios del Parlamento. Por ejemplo, con instituciones que se han vinculado hacemos un link entre los sitios web para que desde un sitio lleguen al plan.

Queremos recordar el objetivo de esta solicitud de ser recibidos. Además, entendemos que aquí hay integrantes de dos comisiones: de Educación y Cultura y de Constitución y Legislación. Resaltando lo que decía mi compañera Luján Criado, nuestra intención es dotar a esto de una institucionalidad que le dé sustentabilidad en el tiempo. En ese sentido, los diferentes países han encontrado distintas maneras de darle sostenibilidad en el tiempo, como leyes y otros mecanismos que acompañan a los planes. Es una herramienta más para darle continuidad.

SEÑORA MASSA.- Soy la directora de derechos humanos de la ANEP. Quiero resaltar que el hecho de que exista la posibilidad de que haya una ley que respalde el plan es muy importante. También la difusión en las páginas sería una gran ayuda para la comisión.

SEÑORA CRIADO.- Queremos aclarar que este plan que aprobamos no necesariamente es la última verdad o algo definitivo, sino que es algo que se planteó como cíclico y participativo, y está sujeto al análisis y a los cambios que se le quieran hacer y que sean pertinentes. Ese es un tema a tener en cuenta.

SEÑOR WILLAT.- Como recién decía mi compañera Luján Criado, el plan sistematiza de alguna manera lo que se está haciendo y lo que los actores que participaron en el proceso constructivo imaginaban con respecto a hacia dónde debe ir la política pública de educación en derechos humanos, en una síntesis que fue elaborada luego por los equipos técnicos que nosotros integramos y las autoridades del Sistema Nacional de Educación Pública.

El plan presenta una visión estratégica con cuatro grandes objetivos. A su vez, en cada uno hay objetivos específicos y una serie de recomendaciones de acciones posibles. Seguramente los distintos actores se reconozcan en algún lugar del plan. Hoy se hace mucha educación en derechos humanos; está dispersa, no siempre es visible, pero efectivamente se está haciendo. Actualmente nosotros estamos tratando de poner en contacto una construcción de mirada estratégica con la diversidad de acciones que se están realizando. La idea es que puedan visualizarse, reconocerse y que esto les dé una unidad simbólica, una unidad de acción, y que se promueva la discusión en términos de que es posible la construcción del Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos.

Hay una discusión política generada en torno a qué educación en derechos humanos queremos, con qué visión estratégica debemos construir una cultura de derechos humanos. Estamos intentando hacerlo por dos vías: una es relevar experiencias de educación en derechos humanos y sistematizarlas –incluso, en el marco de la campaña y en el sitio web del plan tenemos un formulario para que puedan inscribirse experiencias– y la otra es llevar adelante planes operativos sobre lo que las instituciones están haciendo o se proponen hacer para enmarcarlas en los objetivos estratégicos del plan y definir metas, plazos e indicadores que permitan generar un sistema de monitoreo, seguimiento, evaluación y acceso público a la información. Seguramente todo eso se va a dar en el marco de las instituciones que hoy ya tienen esos roles. No queremos inventar nada, sino que de alguna manera estamos intentando sistematizar en una institucionalidad preexistente el trabajo que estamos haciendo y el que se va hacer, dando algunos pasos adicionales para avanzar hacia ese objetivo. Por ejemplo, podemos institucionalizar los mecanismos del ciclo de la política pública que permita alinear a los distintos actores en un proceso de construcción común.

SEÑORA PASSADA.- Antes que nada quiero agradecer su presencia. Me gustaría saber qué pasó con el tema después de sancionarse la Ley General de Educación, que fue justamente en la que se tuvo en cuenta esa mirada. No era algo sencillo cuando se promulgó la ley. Creo que lo más importante es que se introdujo la noción participativa. No fue algo que naciera en la estructura orgánica del sistema, sino que el propio sistema ideó esta forma que nos permitió tener un plan, que fue realizado de la mejor forma posible y da garantías porque fija todas las miradas en cómo hacer este proceso.

                Indudablemente, la educación en derechos humanos abarca a todo el sistema educativo, que es el único que puede y debe promoverlo. La ley ya lo plasmó como una política de Estado y se sigue avanzando en los procesos educativos que deben desarrollarse de alguna manera.  Sé que no es un tema sencillo, pero no por el tema en sí mismo sino por la estructura del sistema que tenemos. Creo que existe la posibilidad de encontrar algunos caminos para que el plan se ejecute con acciones muy concretas.

                Me atrevo a proponer algo muy simple. La promoción es un elemento fundamental. En el Palacio Legislativo recibimos a muchísimos escolares en actividades como la llamada «Diputado por un día», donde los niños presentan proyectos. Me parece que tenemos que pensar en hacer jornadas que vayan en esa lógica y donde se trate este tema, entre otros. Quizá el año que viene el Senado pueda realizar jornadas para promover los derechos humanos. Si bien nunca lo hicimos, podrían venir desde todas las escuelas, visitar el Parlamento y debatir. Pienso que eso podría ayudar.

SEÑORA MOREIRA.- Primero quiero darles la bienvenida. A algunos los conozco muy de cerca, pero a otros no tanto.  Debo decir que estoy tomando conocimiento de este plan ahora en la comisión. Comienzo con una disculpa porque presido la Comisión de Constitución y Legislación, a la cual no le llegó la invitación y ayer martes la Comisión de Educación y Cultura decidió convocar a los miembros de la Comisión de Constitución y Legislación para que vinieran en el momento en que los recibiera. Sin embargo, la única integrante de la Comisión de Constitución y Legislación que está aquí presente soy yo. De todos modos, voy a trasmitir a los demás miembros de la comisión todo lo que se está planteando. La idea era que los recibieran las dos comisiones en forma conjunta.

                Ahora me gustaría hacer dos o tres preguntas sobre la existencia del plan. La primera pregunta es muy elemental. Ustedes dicen que aspiran a que este plan nacional se transforme en ley. Plantearon que había muchas iniciativas en lo que refiere a los derechos humanos. Es muy propia del Uruguay la balcanización de las iniciativas, las políticas y los programas en derechos humanos, no solamente dentro del Estado, sino también fuera de él. La Institución Nacional de Derechos Humanos no forma parte del sistema de educación pública, pero quizás tenga algún rol en el tema. Por eso, quisiera preguntar cómo el plan –ya vi que es un plan nacional de educación– se vincula con las instituciones que no están en el sistema de educación pública, como la Institución Nacional de Derechos Humanos.

Otra pregunta es si querían transformar esto en ley, si había alguna iniciativa y qué rol tendríamos nosotros, pero olvídenla.

La otra pregunta tiene que ver con que hemos discutido mucho sobre cómo incorporar el tema de la no violencia a nivel escolar, es decir, cómo empezar la educación no violenta en los niveles más tempranos de la educación inicial. Podemos decir que le hincamos el diente a eso a partir del tema de la violencia de género pero, en realidad,  se trata de la violencia en general. Como vimos que la gente de seguridad vial había tenido un gran éxito con iniciativas concretas para introducir estas cosas en la educación más básica, quería preguntarles qué es lo que se está haciendo hoy en escuelas y liceos con relación al tema de la violencia específicamente.

                Por otra parte, podemos decir que la universidad también está muy balcanizada en el tema de derechos humanos. Tenemos  una Cátedra Unesco de Derechos Humanos en la Facultad de Derecho que ejerció Mariana Blengio. Asimismo, hay cursos de postgrado en derechos humanos en la Facultad de Ciencias Sociales, que no sé bien si se trata de una maestría. Además, estaba mirando las iniciativas de la universidad sobre derechos humanos. Quisiera saber qué perspectiva tiene el Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos de adquirir un marco común o trabajar en forma conjunta con la Universidad de la República y la UTEC en lo que se hace sobre los derechos humanos.

SEÑORA BLANCO.- Voy a dejar las preguntas de la universidad para los compañeros de la universidad.

                Me parece que desde el inicio el plan ha pretendido ser un lineamiento de política pública. Debo destacar –esto no es un detalle– que no se trata de un plan nacional de derechos humanos. Eso se estuvo considerando y quizás todavía está en la agenda. Tampoco es un plan nacional de educación. Se trata de un plan nacional de educación en derechos humanos. De alguna manera, eso marca un poco más la cancha.

                Cuando nos planteamos los ejes que van a dar lugar al debate constructivo y participativo para sentar las bases del plan, un eje es el del conocimiento de la norma y el aprendizaje, y el otro es el de la metodología y pedagogía de la educación en derechos humanos y no de los derechos humanos.  No sé si me explico.

Por último, hay que considerar la institucionalidad que podría llegar a tener el plan. El ámbito educativo es en el que uno imagina que esto va a tener más anclaje. Como se podrá ver, tenemos cuatro objetivos estratégicos, de los que a su vez surgen otros específicos, para los que hay acciones sugeridas. Obsérvese que hablamos de acciones y no de actividades. Como comisión, al estar representando cada uno a una institución que integra el sistema nacional de educación pública, no tenemos una institucionalidad propia y, por lo tanto, va a haber decisiones de puesta en práctica, de ejecuciones y de elaboración de programas que van a quedar por cuenta de la comisión coordinadora del sistema nacional de educación pública –que tiene potestades para eso– o de cada una de las instituciones. De todos modos, con respecto a lo que planteaba la señora senadora Passada, pensamos que entre las distintas instancias que se llevan a cabo con el Parlamento, como por ejemplo el Parlamento juvenil,  podría enmarcarse el conjunto de acciones propias del Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos. Nuestra tarea es la de articuladores, es decir que nos corresponde buscar acuerdos y recursos para poder pensar en cursos y formación, así como  también en trabajar con el Poder Judicial y el sistema educativo formal, aunque no en forma exclusiva. El plan procura actuar en el aspecto que preocupa a la señora senadora Moreira, que es el de la banalización del tema. No creo que haya algún ciudadano al que se le pregunte si está de acuerdo con una educación desde la perspectiva de derechos y de género que se manifieste en contra de tal iniciativa, más allá de que luego las acciones se vuelvan más difíciles de concretar. Por lo tanto, el plan busca crear asociaciones y compromisos tendientes a, por ejemplo, establecer que todos los planes y programas de la educación formal de este país deberán incluir educación en derechos humanos. Eso no significa que el plan solo se limite a implementar una disciplina, asignatura, taller, etcétera, que si bien resulta fundamental, no excluye la formación en derechos que tengan que ver con los humanos. Por esas razones, es muy importante el tema de los medios de comunicación. Hay acciones sugeridas para trabajar en el plan para las que necesitamos compromisos políticos institucionales que apunten a concretar esas acciones. No es una posibilidad para la comisión la de concretar las acciones, aunque sí articularlas, promoverlas, favorecerlas, tal como hicimos durante el proceso de elaboración del plan. Tal vez hoy no exista un ámbito más poderoso que el de los medios de comunicación para educar o deseducar en derechos humanos. Por consiguiente, esto trasciende la convivencia pacífica. Seguramente un marco para la educación en derechos humanos pueda llevar a tomar acciones y compromisos con el Consejo de Educación Inicial y Primaria, con la Administración Nacional de Educación Pública, con la Universidad, con técnicos y con parlamentarios, a fin de aportar para tener escuelas libres de violencia. Del mismo modo que en el país se propone llevar adelante un plan para estar libre de accidentes de tránsito –que es lo mismo que decir sin violencia, porque no debe haber violencia mayor que la muerte como consecuencia de que un auto se incruste contra otro– también se puede poner en marcha uno para tener escuelas sin violencia. Obviamente, para lograr eso es preciso trabajar en determinar y concientizar acerca de lo que es un clima institucional violento y de lo que puede significar el manejo del poder en las instituciones educativas.

No sé si he respondido adecuadamente la pregunta formulada por la señora senadora.

SEÑORA CRIADO.- Para continuar con la línea de argumentación recién expresada, quiero decir que el plan apunta a una política pública de Estado, más allá de lo que cada una de las instituciones que integran el sistema nacional de educación pública estén haciendo o vayan a agregar, ya que esto no significa que no tengan que mejorar hacia la interna.   Además, no se trata solamente de impartir cursos y dar clases, sino también de revisar, modificar y aplicar nuevos mecanismos hacia la gestión interna de las propias instituciones, en el relacionamiento docente-estudiante y de los propios funcionarios, docentes y no docentes, de toda la estructura. Ni hablar que es indispensable que esto se traduzca en el aula en todos los niveles de la enseñanza, pero va más allá. Hoy mencionábamos que necesitamos llegar al Poder Judicial, a la formación de la policía, a la formación militar, a la formación de funcionarios públicos. Todos los días vemos en los informativos una diversidad de conflictos, que se resuelven mal. Por eso llegan a los informativos: porque lo bueno nunca llega. Siempre llega el problema. Y en el fondo, son todos problemas de educación en derechos humanos, en valores.

                El rector Arocena, en una de las tantas ocasiones en las que concurrió a hablar del tema, decía: «¡Qué difícil educar en derechos humanos!”. Sí, es difícil educar en derechos humanos y, sobre todo, a adultos. Con niños, si arrancamos desde primaria o desde educación inicial, tenemos esperanzas. Pero eso no quita que no tengamos también que cubrir este aspecto, porque de alguna manera hay que mejorar en la gestión de los distintos organismos del Estado, donde hay temas que son muy sensibles.

SEÑOR WILLAT.- Creo que el plan es una propuesta que puede ser utilizada como una herramienta, sobre todo para dos aspectos importantes que tienen que ver con la pregunta que hacía la señora senadora Moreira.

                Uno de ellos es generar un debate político sobre cuál es la educación en derechos humanos que queremos como país. En esa discusión, creo que es temprano decir si necesitamos una ley, pero sí la institucionalidad que le dé continuidad a la política pública en materia de derechos humanos y que la vuelva sistemática. Si es una ley o es otra la forma, es parte también de lo que debería generarse a partir de esta discusión. Pero lo que importa es instalar la discusión política. En ese sentido, la propuesta de la participación de los estudiantes en un parlamento estudiantil parece una excelente oportunidad para discutir estas cosas.

                La otra gran motivación que tuvimos para hacer este plan fue, precisamente, ver la dispersión, la balcanización, la debilitación de los distintos esfuerzos que se hacen, porque son aislados, porque a veces interfieren, porque no se conocen y se pierden las sinergias posibles a realizarse. En ese sentido, el plan es una oportunidad precisamente para sistematizar la diversidad de esfuerzos que hoy se están haciendo. Esa es una de nuestras intenciones, precisamente: poder relevar lo que hoy se está haciendo, pero al mismo tiempo hacerlo desde la base de proponerle a cada una de las experiencias que se reconozcan en el marco del plan, que le den difusión, utilizando la estética del plan y diciendo que es un aporte de determinada institución a la campaña «Nuestros derechos, nuestras acciones» del Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos.

                Todo esto tiene, a su vez, esta perspectiva de proponernos generar una institucionalización y una institucionalidad capaz de sostener esto de una manera profesional, sistemática. En particular, una de las claves es poder llegar a un nivel de planificación más operativa. Hoy nosotros mismos no sabemos todo lo que existe. Sí estamos haciendo una gran cantidad de coordinaciones con otras instituciones, precisamente a partir de que tenemos ese plan, y eso nos da pretexto para establecer ese vínculo. Con la Institución Nacional de Derechos Humanos estamos trabajando, y la idea también es –y está propuesto en el plan– crear un grupo temático de educación en derechos humanos que pueda convocar a los distintos actores del Estado y de la sociedad civil que puedan también generar un proceso de continuidad y de acumulación en ese tema.

SEÑOR PRESIDENTE.- Me decía la secretaría que un pequeñísimo aporte que podríamos empezar a hacer es incluir en la página web del Parlamento el link de ustedes: www.pnedh.snep.edu.uy.

(Dialogados).

(Se retira de sala la delegación de la Comisión Nacional para la Educación en Derechos Humanos).

–Dese cuenta de un asunto entrado.

(Se da del siguiente).

                «Proyecto de ley firmado por todos los partidos por el que se declara de interés nacional la conmemoración del centenario del nacimiento del ingeniero Eladio Dieste San Martín», que nació el 1.º de diciembre de 1917.

                –Propongo votar ahora este proyecto de ley.

(Apoyados).

                –En consideración.

                Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

(Se vota).

                –4 en 4. Afirmativa. UNANIMIDAD.

                Propongo como miembro informante a la senadora Moreira.

                Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

(Se vota).

                –3 en 4. Afirmativa.

                Dese cuenta de otro asunto entrado.

(Se da del siguiente).

                «Proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes por el que se designa el liceo de San Gregorio de Polanco con el nombre de “Profesor Lucio Gabino Núñez». Él fue el fundador de este liceo, quien consiguió el predio e influyó en su edificación.

                –También propongo que se vote.

(Apoyados).

                –En consideración.

                Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

(Se vota).

                –4 en 4. Afirmativa. UNANIMIDAD.

SEÑORA MOREIRA.- Propongo como miembro informante al señor presidente.

SEÑOR PRESIDENTE.- Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

(Se vota).

                –3 en 4. Afirmativa.

(Ingresa a sala la delegación  de la Asociación Coral Guarda e Passa).

La Comisión de Educación y Cultura tiene muchísimo gusto en recibir a la asociación coral Guarda e Passa, integrada por Luis Aramís Suárez, Mercedes Araújo, Danilo Lima, Susana Bastos y Jorge Scorza.

SEÑOR SUÁREZ.- Soy el presidente de la institución, que ya cuenta con cien años. Yo hace apenas treinta años que estoy aquí. Muchas cosas las aprendí sobre la marcha.

                Nuestra aspiración, nuestro deseo es hacer hincapié en esta reunión para obtener –es muy ambicioso pero lo quiero decir– una declaración de interés cultural para esta institución que lleva cien años luchando, no saben cuánto. Hace poco conseguimos la exoneración de los aportes municipales por parte de la intendencia. En un momento dado, el Fonam nos financiaba los maestros y los directores de coros pero un día eso se terminó. Al respecto, hablé muchas veces con la directora de cultura pero rechazaron siempre mi propuesta.

                Queremos ver si de alguna forma esta cámara nos puede ayudar o nos dice qué tenemos que hacer para obtener un mayor acceso.

                Me gustaría que fueran a ver la institución. Funciona en una casa que era una ruina pero desde que estoy al frente hace treinta años, nos pusimos la institución al hombro y hoy tenemos un ambiente romántico. Yo decoré la casa porque trabajaba en pintura y albañilería y quedó encantadora; nadie sabe lo que es adentro. Queremos que esto se mantenga. Hubo una época en la que se nos hizo una denuncia por una serie de hechos increíbles y logramos salir fortalecidos luego de que fuimos inspeccionados por el Ministerio de Educación y Cultura y por el BPS ya que obtuvimos una declaración de apoyo, que siempre está.

                Entonces, esta casa no tiene que desaparecer, a pesar de que el destino final –si es que algún día se cierra– sea el Ministerio de Educación y Cultura. Estas instalaciones, si esto va mal, va a ser para ese ministerio, pero queremos que esto siga porque se hace obra: tenemos un coro que trabaja, que se sacrifica. Aquí tenemos al tesorero, Danilo Lima, que ha hecho cosas maravillosas. Es jubilado del Banco República y es un hombre que sabe administrar, lo que nos ayuda a salir adelante; hace milagros con el dinero.

                No somos muy conocidos aunque ahora estamos sonando por este evento de los cien años. Por eso pedimos, si es posible, que nos digan si pueden hacer algo o si nos pueden asesorar al respecto a los efectos de saber con quién tenemos que hablar.

SEÑORA ARAÚJO.- Integro desde hace pocos días la comisión directiva.

Nuestra coral es polifónica pero no es de adultos mayores, sin desmerecer a ningún coro.

Me parece importante explicar que queremos propender a la profesionalización de la coral y seguir mejorándola. Como decía antes, es polifónica, es decir, que trabaja a cuatro voces.

También quiero reivindicar no solo lo cultural sino también la función social desde el punto de vista de lo colectivo, al formarse un grupo de trabajo que tiene como fin cantar y que contribuye a la paz social porque beneficia la salud de las personas, sobre todo la salud mental –que es fundamental–,  por el hecho de pertenecer a un grupo.  Además, es sabido que tanto el canto como la música y el hecho de integrar una coral producen endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad. Asimismo, apuntamos a contribuir a la sociedad y a nosotros mismos a partir de mejorar la salud mental, así como también la física ya que se ejercitan los sistemas respiratorio, circulatorio y muscular, los que mejoran mucho con las técnicas del canto.

                En definitiva, queríamos reivindicar la cultura desde lo que aporta la coral.

SEÑOR LIMA.- Solamente quiero destacar que esta asociación no tiene fines de lucro, que todas sus finanzas se basan en lo que aporta cada uno de nosotros. Aparte de eso hacemos eventos para recaudar fondos, actividades más que nada culturales. Por tener personería jurídica, estamos registrados en todos los organismos recaudatorios que exigen aportes.

SEÑORA BASTOS.- Quiero aclarar que en esta actividad todos trabajamos por el amor al arte. Realmente, nos encanta pero da trabajo mantener la asociación y la casa. El hecho de tener personería jurídica nos cuesta bastante caro, y además hay que pagar a los maestros y pianistas, entre otros. El poco dinero que juntamos es lo que hace que podamos sobrellevar mes a mes toda esta temática del amor al arte y del canto.

SEÑOR SCORZA.- En mi caso soy coordinador y he hecho varios conciertos por invitación de Guarda e Passa. Hace 55 años que estoy en la actividad artística y tengo un grupo que se llama Sociedad de Ópera, Opereta y Zarzuela, aunque nos dedicamos más a la zarzuela que a la ópera.

Es difícil, es muy difícil sobrevivir, entre otras cosas porque nos falta publicidad. Hoy día –en la época moderna– la publicidad entra por la televisión; entonces había pensado en que tuviéramos un espacio de media hora, no solo para el grupo nuestro sino para todos los grupos. Por ejemplo, ¿se enteraron que el 15 de agosto de este año Guarda e Passa hizo un gran concierto para festejar sus cien años? Si hubieran sabido, quizás habrían ido. Evidentemente, en este país le falta publicidad a las actividades culturales, y a veces le dan prioridad a algunos grupos modernos llamados bandas.

                Estoy muy contento por el festejo de los cien años de Guarda e Passa, al que fui invitado. Ojalá que pueda continuar otros cien años. Es difícil, pero hay una cosa importante que mencionó el señor Suárez, y es que tienen casa, que no andan por ahí boyando.

                Quiero agradecerles el habernos recibido.

SEÑOR MARTÍNEZ HUELMO.- Ante todo, quiero informar a los colegas integrantes de la comisión que agradezco mucho haber podido recibir a la Asociación Coral Guarda e Passa. Esta comisión siempre está dispuesta a atender los asuntos vinculados con el arte público y el arte nacional. Quiero destacar que no bien planteé la posibilidad de recibir a Guarda e Passa, tuve el apoyo incondicional del presidente y vicepresidente de la comisión –los senadores Carámbula y Amorín–, lo cual agradezco mucho y, por supuesto, a los demás miembros.

                Señor presidente: alcanzaría con decir que se funda la Asociación Coral Guarda e Passa y, años después de 1917, se convierte en el primer coro no oficial del Sodre. Por eso es que cuando acudimos al presidente del Sodre, el querido compañero, amigo y exlegislador Doreen Javier Ibarra, hizo todos los trámites que tenía a su disposición para que la Asociación Coral Guarda e Passa pudiera tener en una sala importante un ámbito en donde poder llevar a cabo esa fiesta de conmemoración de sus años. Obviamente, hubo canto lírico y zarzuela, como es la matriz artística de esa sociedad.

                En sus cien años ha dado espectaculares artistas. Alcanza con mencionar una de sus últimas promociones, la soprano María José Siri, coronada en el teatro La Scala de Milán como una de las más grandes artistas contemporáneas. También formó los cuadros de Guarda e Passa. Digo esto porque muestra la significación de lo que implica la formación de artistas que luego dan importantes galones internacionales al arte de la república.

                Como han dicho los amigos de la directiva de Guarda e Passa, la asociación se sostiene sin fines de lucro, simplemente con la cooperación de todos sus integrantes. Han podido acceder a una casa en la calle Miguelete, cerca del Palacio Legislativo, y obviamente que, como directiva para conducir a esa importante sociedad cultural de Montevideo y del Uruguay, tienen algunas expectativas. Como amigos que somos de la casa, iremos tratando de darles el apoyo y la correspondiente logística para que puedan llevarla adelante y estoy seguro de que también tendrán el de esta comisión. Creo que, de pronto, el Senado o la comisión podrían iniciar el trámite para que sea declarada de interés cultural y luego ir allanando otras gestiones que necesitan y que no son nada onerosas para ninguna administración.

                Por lo tanto, ha sido oportuna esta breve sesión–debo reconocerlo a la comisión– para resaltar los valores de los ciudadanos amigos de Guarda e Passa que, a través de muchas décadas, han hecho tanto por la construcción de la cultura nacional y del arte de nuestro país.

                Es lo que quería decir y nuevamente agradecerles.

SEÑOR PRESIDENTE.- Estábamos conversando por lo bajo con el señor senador Carrera sobre la posibilidad de trabajar –lo planteo abiertamente– en una minuta de comunicación al Ministerio de Educación y Cultura a los efectos de solicitar la declaración de interés cultural de Guarda e Passa. Si hay acuerdo de la comisión, podríamos gestionarlo ante el pleno del Senado.

(Apoyado).

SEÑORA ARAÚJO.- Muchas gracias.

SEÑOR PRESIDENTE.- A ustedes.

SEÑORA ARAÚJO.- Simplemente quiero agregar que en diciembre haremos la clausura de nuestra actividad coral en el Palacio Legislativo.

SEÑOR PRESIDENTE.- Ah, muy bien.

                Se levanta la sesión.

(Son las 18:03).

 

 

 

 

               

 

 

 

 

Linea del pie de página
Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.