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SEÑOR PRESIDENTE.- Está abierto el acto.

(Son las 16:53).

                –La Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Senadores de la República Oriental del Uruguay junto con la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes tienen el enorme privilegio de recibir al señor Presidente de la Cámara de Representantes del Estado de Victoria, Telmo Ramón Languiller-Tornesi, quien viene acompañado del Embajador de Australia en Buenos Aires concurrente al Uruguay, Noel Campbell, del Secretario de la Embajada, Peter Lochert, de la señora Silvia Camina y demás invitados. Para nosotros es un inmenso honor recibir a tan calificada delegación.

                Es un gusto recibir al Presidente de la Cámara de Representantes de Victoria, un ilustre compatriota que debió exiliarse en circunstancias muy particulares de la vida política de la República. Él ha sabido reconstruir su vida y se ha convertido en una personalidad destacada de ese país enorme que es Australia en un Estado tan importante como es el de Victoria. Allí se debe haber encontrado con centenares de uruguayos que han emigrado por diversas razones, ya sea políticas como económicas. Por lo tanto, para nosotros es un altísimo honor recibirlo en este Parlamento.

                En esta sesión queremos desarrollar algunos puntos muy importantes, porque desde aquella época en la que usted tuvo que abandonar por razones forzadas la República Oriental del Uruguay, el país ha retornado a la democracia, al Estado de derecho y a ser lo que tradicionalmente fue: un lugar en el que es importante el respeto a los valores de la democracia y de los derechos humanos, así como la vigencia absoluta del Estado de derecho en toda la República. Y esto no es una novedad, porque fue en 1985 que dejamos aquel gobierno de facto que tanto dolor y tragedia causaron al país.

                El mundo siguió andando, mucha agua corrió bajo el puente, y nuestros pueblos se han ido desarrollando de manera importante. Creo que la presencia de tan calificada delegación abona ese camino de contacto, de cultivar las relaciones que nos permitan conversar entre nosotros y saber que en este país el Estado de derecho, las garantías del contrato, la cultura y el comercio se han fortalecido con el renacimiento de la democracia. Por lo tanto, me parece que ese es campo fértil para que haya un intercambio y un amplio contacto para poder seguir madurando y mejorando las relaciones entre nuestro país y el continente australiano.

                Tiene la palabra el señor Presidente del Parlamento de Victoria, que para nosotros es de mucho interés escuchar.

SEÑOR LANGUILLER.- Quiero agradecer no solo este afectuoso recibimiento, sino también que nos permitan disponer de vuestro tiempo que sabemos que siempre es limitado. Todos los países enfrentan desafíos y sabemos que en el caso de mi país, Uruguay, también es así.

Estoy orgulloso por venir acompañado por el señor Embajador, Peter Lochert, y por mi asesora, la señora Silvia Camina. Nosotros nos fuimos de este país en noviembre de 1973 –después del 27 de junio–, y ya con jóvenes 17 años teníamos 5 años de militancia estudiantil. Me eduqué en la escuela Sarmiento, a la que quiero agradecer por habernos dado ciertos valores y, principalmente, por desarrollarnos el amor a la educación y a la formación, una importante tradición artiguista, de Sarmiento y de José Pedro Varela, que fueron y son importantes valores que nos guiaron durante toda la vida. Los principios de Artigas nos acompañan todos los días. Cuando nosotros como emigrantes nos refugiamos en Australia recordamos muy bien muchas de las palabras de Artigas, entre otras: «Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos». Y este importante principio nos ayudó a superarnos. Siempre agradecí el refugio y la solidaridad del pueblo argentino que nos recibió en noviembre de 1973 y, después, la importante solidaridad y fraternidad del pueblo australiano, un país y un pueblo muy generoso que nos recibió como comunidad uruguaya y latinoamericana como ha recibido a cientos de miles de personas de otros continentes, y en eso se parece al Uruguay.  Es un país de emigrantes de diferentes lenguas y tradiciones culturales que siempre estuvo abierto a los refugiados y a aquellos hombres y mujeres que han necesitado la solidaridad, la tranquilidad y la paz de cualquier parte del mundo.

Fuimos electos por primera vez en 1999 y esta es mi quinta legislatura. Desde ese año hasta 2010 estuvimos en el gobierno, desempeñándonos en una serie de carteras, en áreas como la salud, servicios comunitarios y justicia juvenil.

                Luego, de 2010 a 2014, perdimos el gobierno, y el año pasado lo recuperamos.

                Pertenezco a la socialdemocracia, concretamente, al partido Laborista. Tuvimos el privilegio de ser electos por unanimidad en la Asamblea Legislativa de diputados, donde nuestra candidatura fue apoyada por todos los partidos.

                Desde la Presidencia, que en nuestra tradición significa distanciarse de la asamblea legislativa y, por supuesto, abandonar las tareas y gestiones partidarias –por tanto, no participo en el trabajo partidario ni en las campañas político-partidarias–, he aprendido la importancia del pluripartidismo, de la democracia, de la libertad y del debate –robusto pero respetuoso– de las ideas. Por eso, desde la Presidencia siempre digo que tenemos que conciliar dos importantes mandatos: uno es el permiso dado al partido de turno para gobernar y administrar sus vidas, sus bienes y su futuro, y otro, el de las oposiciones, que son convocadas permanentemente a interpelar al gobierno de turno a los efectos de que la administración sea más abierta, más transparente y mejor. Este es el trabajo de la Presidencia.

                Nos enorgullece que los diputados nos hayan elegido de esta manera, donde se constituye el poder político en nuestra jurisdicción –según la tradición de Westminster–, porque quien tiene más representantes tiene el gobierno. Volviendo a la importante relación que tenemos con Uruguay, ello nos permite garantizar la continuidad de las políticas hacia el futuro.

                Hemos venido al país respondiendo a la invitación que nos hizo el Presidente de la República, con quien terminamos de reunirnos y le agradecimos mucho esa invitación. Se podrán imaginar lo importante que es para nosotros regresar al país después de habernos ido tantos años, tantas décadas, aunque en alguna ocasión he visitado a la familia y amigos.

Nací en el barrio Palermo, en la calle Yaro; luego pasamos a vivir en Jackson y Constituyente; después, en Charrúa y Blanes, cerca de la playa Ramírez y de los clubes de pescadores.

(Intervención que no se escucha).

                –Eso es lo que inglés se denomina una interjection, pero vamos a responder para que quede registrado en la versión taquigráfica. Quiero decirles que cuando salimos al exterior nos hacemos fanáticos de la Celeste y aprendemos más que nunca que es la principal camiseta que tenemos que llevar. Pero tengo suficientes años encima como para recordar lo maravilloso de este país: Mazurkiewicz, Lezcano, Varela, Forlán, Gonçalvez; aquella delantera de Joya, Abbadie y Rocha.

(Hilaridad).

–Tuve el privilegio de conocer esos hombres y vivir situaciones que nos han servido para nuestra formación. Habiendo reflexionado mucho sobre este asunto, quiero afirmar, con absoluta convicción, que no hubiésemos podido hacer todo lo que hicimos en Australia si no hubiéramos ido a la escuela uruguaya. No hubiese sido posible, porque en un país multicultural y en un estado en el que se habla una enorme cantidad de lenguas –donde hay que saber y aprender a convivir con su extraordinaria diversidad, porque hay comunidades indígenas y allí se habla en más de doscientos cincuenta lenguas– solamente lo pudimos lograr por haber sido criados, educados y desarrollados en un país que nos enseñó, como decía antes, apertura, solidaridad, generosidad, a medir a la gente por quién es y no por su apellido, por su nombre o por su riqueza personal, y esos son los códigos que aprendí en los barrios donde me crié. Para mí eso ha sido muy importante.

Somos países muy parecidos; increíblemente parecidos. Nosotros venimos aquí a trasmitir el mensaje que hoy a la mañana le hemos trasmitido al intendente, cuando con mucho orgullo y humildad recibimos un galardón importante de esta ciudad, como es el ser declarado ciudadano ilustre, cosa que a veces, para los hinchas de Peñarol, nos parece que no nos corresponde, pero esta es una apreciación personal.

(Hilaridad).

–Lo aceptamos en nombre de nuestras colectividades, de nuestras familias y de nuestras escuelas Domingo Faustino Sarmiento y José Pedro Varela, en donde fuimos educados y donde se nos dieron los valores que nos permitieron integrarnos a una sociedad –así lo pienso yo–, participar muy constructivamente y abrir puertas. Ese es el futuro y esa es la responsabilidad que asumimos hoy a la mañana, y de la que también nos comprometemos ante ustedes.

                Vengo del estado de Victoria, que es el más diverso desde el punto de vista cultural. Es el primer parlamento del país. Fue donde se constituyó y estableció la Federación en 1901 de estados y territorios. Vengo del Estado y del Parlamento que en 1856 conquistó las ocho horas de trabajo para todos los trabajadores, por primera vez en el mundo; vengo del Parlamento que en 1856 conquistó el voto secreto para elegir por primera vez a las autoridades del país y del estado, primero para los hombres, y en 1857 para las mujeres; vengo de un Estado que es productor de alimentos, que tiene un producto interno bruto de USD 330.000:000.000 y un presupuesto anual de USD 56.000:000.000; somos el 3 % de la geografía del país, pero producimos el 25 % de la economía y riqueza del país; somos productores, agricultores y ganaderos, y también –el país y el estado– ciudad de servicios: finanzas, minería, turismo, informática y educación. Por eso pensamos que podemos hacer mucho más juntos.

Venimos insistiendo a nivel de nuestros servicios diplomáticos y políticas federales, y de compañeros y compañeras políticos y dirigentes del país –como lo hacemos aquí con nuestros compatriotas–, sobre la idea de que debemos seguir haciendo más esfuerzos para cambiar ese paradigma que, tradicional y típicamente, ha definido nuestra relación en el sur, de países que compiten unos con los otros, a un paradigma de colaboración y complementación. Nosotros lo conversábamos en la delegación: pertenecemos a un barrio regional –con China, India, Pakistán, Bangladés, Corea, Japón– que tiene 600:000.000 de hombres y mujeres de clase media que pueden consumir cualquier cosa que nosotros seamos capaces de venderles: alimentos, educación, turismo, finanzas, etcétera. Estimamos que en 20 años habrá 3.000:000.000 de potenciales consumidores para nuestros productos: los de Australia, los del estado de Victoria, los de Uruguay y los de Argentina. Por eso seguimos pensando que si trabajásemos más juntos en algunas de estas producciones, colaborando y complementándonos, podríamos, no ya duplicar sino multiplicar y vender mucho más, contribuyendo al crecimiento de las economías.

Nosotros los seguimos invitando, con respeto, a que seamos nosotros en Australia –por mancomunidad de culturas, tradiciones y una gran colonia uruguaya y latinoamericana– puentes para este país respecto a esa región y a esos mercados. Simultáneamente, les venimos a pedir que ustedes sean puentes para nosotros, los australianos, hacia otro continente, el latinoamericano, una región que es también relativamente nueva para nosotros, como respectivamente quizás lo sea la nuestra para ustedes.

Hemos hecho algunas cosas en este viaje. Hemos confirmado –y vamos a hacerlo mañana con la señora Ministra de Industria, Energía y Minería– una invitación para nuestra Conferencia Mundial de Minería y Recursos, que la realizaremos en noviembre de este año. Cuando salimos de Melbourne, ya teníamos confirmada  la participación de 17 Ministros de minería y energía. Por supuesto que de esta región lo harán Chile, Brasil, México, pero también Rusia, Canadá, Sudáfrica, Indonesia, Japón y nosotros. La semana pasada teníamos 1.500 representantes de empresas confirmados  –también delegados expertos en minerías y energías– que van a hacer sus presentaciones y a buscar potenciales socios y clientes, así como nuevos destinos de inversión y de comercio.

Mañana le diremos, con mucho respeto, a la Ministra de Industria, Energía y Minería, y por ende a Uruguay, que nos encantaría tener una buena representación uruguaya dirigida, particularmente, por un Ministro. En Australia nos hace falta representación y presencia parlamentaria uruguaya. La última vez que nos visitó un Ministro uruguayo fue en ocasión de una importante conferencia que brindamos a la que concurrió el Ministro de Industria, Energía y Minería, pero anteriormente tuvimos una ausencia de visitas ministeriales y parlamentarias que duró veintiocho años.

Cabe destacar que tenemos la misma responsabilidad de incrementar nuestras representaciones y visitas parlamentarias y ministeriales en esta región y, particularmente, en Uruguay. Por lo tanto, confirmamos y reafirmamos nuestra solicitud para que nos ayuden a concretar esas visitas. Haremos una visita especial al Vicepresidente de la República, Raúl Sendic, a quien le dijimos que le haríamos llegar una invitación porque nos gustaría que visitara el país.

El partido de Gobierno del Estado de Victoria gana la elección en noviembre del año pasado. Tenemos cuatro años por delante, período que será una ventana abierta para diferentes oportunidades. Estaremos en el Gobierno hasta el año 2018 y tenemos mayoría de cinco Diputados; luego veremos si la gente nos da permiso de seguir gobernando. Antes de las elecciones, y como parte de nuestra plataforma política, fuimos al electorado diciendo que íbamos a generar 100.000 nuevos puestos de trabajo, capítulo dentro del cual había un importante compromiso hacia América Latina. Le dijimos al electorado que si bien era positivo reafirmar nuestras tradicionales amistades con China, India y el subcontinente –cosa que seguiremos haciendo–, también lo era encontrar nuevos amigos en otras regiones.

El partido de Gobierno del Estado de Victoria, la social democracia del partido laborista, abrirá un par de oficinas en esta región para focalizar los intereses de nuestro estado, lo que se complementará con la labor de nuestro Embajador, con los servicios federales, con las diferentes instituciones y con los amigos de las cámaras que tenemos aquí, a quienes apoyaremos, incentivaremos y estimularemos para que nos ayuden en esa tarea. Obviamente, atenderemos a Uruguay, independientemente del lugar en que se establezca esa oficina. Ustedes, compatriotas –término que utilizamos con mucho respeto cuando vivimos en el exterior– sabrán que argumentamos a favor de que esa oficina esté en Montevideo. Tendremos éxito o no; no lo sé –seguiremos conversando sobre el tema–, pero lo que sí sé es que esa oficina, independientemente del lugar en que se encuentre, atenderá a Uruguay con mucha intensidad y energía. No podemos permitir otra cosa. Uruguay es un país de enormes potenciales y posibilidades para nosotros. Y nos gustaría que consideraran que Australia, y el Estado de Victoria, puede ser un potencial país de posibilidades y de nuevas amistades para ustedes.

En absoluto desmerezco cosas importantes que ya se han realizado. Tenemos estudiantes que trabajan y estudian en Australia. Hay 50 visas a disposición –en realidad son 200– para jóvenes que quieran tener la experiencia de aprender inglés y trabajar para financiar su estadía. Nuestros centros de investigación –como es de su conocimiento– tienen proyectos en ciencias biológicas, genética y genómica aplicada a la salud vegetal y animal. En la Universidad de La Trove hay 440 científicos dedicados a esas ciencias, dirigidos por el eminente profesor German Spangenberg, un gran uruguayo con un gran defecto: es hincha de Nacional. Pero, aparte de eso, es un fenómeno. Disculpen. Venimos acá a hacer amistades.

(Hilaridad).

                –¡Imagínense cuánto podemos hacer con el eminente científico que ganó en 2006 el premio como científico del año!

Somos el continente más seco del mundo y a consecuencia de las heladas, de la sequía y de la salinidad perdemos anualmente alrededor de USD 900:000.000 en producciones agrícolas y ganaderas. Por lo tanto, estamos obligados a hacer ese trabajo que podemos y debemos seguir compartiendo con países como Uruguay, Argentina, Paraguay y Brasil. Cabe destacar que ya lo venimos haciendo a través de una mesa de cooperación entre científicos de esta región que trabajan muy bien con nosotros en Australia y en Nueva Zelanda, dirigidos y presididos por el profesor German Spangenberg. En realidad, se ha hecho mucho, pero creemos que se puede hacer más.

                Ahora estamos conversando con dos importantes universidades: la ORT y la Utec, con las que vamos a seguir dialogando y trabajando porque podemos lograr buenas sinergias entre nosotros.

                Una vez más quiero agradecer a los señores Legisladores por habernos recibido, y creo que se imaginan lo que esto significa para alguien que viene de un barrio como el mío. Mi padre fue marino mercante durante toda su vida, navegó en el Cebollatí, en el Ciudad de Salto, en el Tacuarí y en el Tacoma; mi madre trabajó en el Hospital Pedro Visca, donde empezó como limpiadora y después fue promovida a la oficina del director porque aprendió a escribir a máquina. Así llegamos a Australia, sin inglés y con un dólar, literalmente con un dólar. Pero aquel fue un país generoso que nos dio posibilidades muy importantes, como la educación. Sobre esto siempre cito a Mandela, en cuanto a que la educación es un instrumento y un arma fundamental –más que cualquier otra– para transformar nuestras vidas, la de nuestras comunidades y la de nuestro país. Creo que la conjugación de estas dos importantes tradiciones, la australiana y la uruguaya, a través de la Presidencia, nos puede llevar al fortalecimiento de esta relación. Como decimos siempre, la parte más importante de una conversación es el seguimiento y la ejecución de los programas y los planes. Ya tenemos algunas propuestas específicas y nuestros colegas seguramente les darán seguimiento para que si el año próximo volvemos a encontrarnos, podamos celebrar el hecho de haber avanzado un poco más en la región y haber  fortalecido el trabajo ya realizado.

                Nuevamente agradezco que nos hayan recibido y también el afecto que nos han demostrado en estos tres días. Comprendemos que hay desafíos en la calle en virtud del presupuesto, tal como ocurre en todos los países, por lo que seguramente se hace difícil atender delegaciones internacionales como lo han hecho con nosotros.

SEÑOR PINTADO.- Como buen aurinegro nacido en el barrio La Blanqueada, a dos cuadras de la sede de un club cuyo nombre no recuerdo, puedo decir que soy la evolución de mi familia, ya que todos eran simpatizantes de dicho club. De todos modos, como tengo condescendencia con los hijos, voy a dar una interrupción al señor Senador hincha de Nacional, Pablo Mieres.

SEÑOR MIERES.- A mucha honra y gracias, señor Senador.

                Quiero pedir disculpas porque debo retirarme, pero agradezco la presencia de esta delegación y al señor Senador Pintado la interrupción que me ha concedido.

                Asimismo, deseo manifestar que todo lo que ha planteado el señor Presidente de la Cámara de Diputados del Estado de Victoria va en la línea de lo que deben ser las orientaciones de trabajo en materia de política internacional de nuestro país. Así que además de la sintonía de nacionalidad –aunque no deportiva-– nos parece que aquí se nos presenta una oportunidad que debemos aprovechar.

                Muchas gracias.

SEÑOR PINTADO.- Creo que como en lo deportivo no van a estar muy ocupados los hinchas de Nacional, el seguimiento de estas iniciativas lo podrán hacer realmente bien. Seguramente se ocuparan de estos y otros temas para llenar los huecos que dejen los fracasos deportivos.

                Fuera de broma, como todos los uruguayos creo que tenemos historias muy parecidas y raíces comunes. Quiero destacar algunas de ellas, que quizás no conozca nuestro colega. Desde el año 1995, cuando ingresé a esta casa como representante nacional, he estado integrando el Parlamento, con 5 años de vacaciones en los que ocupé el Ministerio de Transporte y Obras Públicas.

Nos llenó de orgullo saber de un compatriota en una tierra a la que le tenemos tanto cariño.  Cuando pensamos en Australia nos viene a la mente una comunidad uruguaya grande y muy organizada, cosa que no es común en todos los lugares. La emigración chilena en el mundo es bastante organizada y la emigración uruguaya en Australia también lo es, con ese club tan paradigmático, que hace que un país tan tejano desde el punto de vista de las distancias, un país del sur –estamos acostumbrados a mirar hacia el norte y a obviar la cooperación sur–sur–, con un idioma tan distinto, haya albergado, como bien lo señalaba el señor Languiller, la esperanza de muchos uruguayos.  La verdad es que algunos fueron en busca de libertad y otros de un porvenir que les estaba siendo negado. Realmente nos llenó de orgullo que eso se coronara con un compatriota electo por la gente, porque no se llega al Parlamento por concurso de oposición y méritos, sino por salvar la principal materia, que es que la población te diga que está de acuerdo, que comparte el rumbo y te renueva la confianza.

                Queremos decir que esta reunión es diferente a las que tenemos habitualmente los Parlamentarios, donde nos llenamos de palabras y pocas tareas concretas. Considero que el señor Languiller ha planteado muy bien los desafíos. Somos parecidos, tenemos raíces  más fuertes de lo que imaginamos y tienen que ser expresadas; por eso adhiero a que deben tener una expresión física en sedes diplomáticas o lo que puede denominarse «sedes de agencias» u oficinas para que los pueblos identifiquen ese lugar con la relación. En este momento compartimos con los hermanos chilenos un espacio y pienso que podríamos hacerlo completamente, uniéndonos con Australia por el Atlántico. Chile se encargaría –lo digo en sentido figurado– del Pacífico y nosotros del Atlántico. Podemos y debemos hacer más cosas juntos.  Espero que el señor Languiller  exprese muy bien la gratitud que tenemos con el pueblo y con el gobierno de Australia, y prueba de ello es nuestro deseo de fortalecer la cooperación sur–sur. A propósito, quiero mencionar un concepto que impulsamos en la región cuando estuvimos en el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, que es el de la complementariedad competitiva. Son dos conceptos que parecen contradictorios y, sin embargo, creo que no lo son. Podemos potenciarnos y ser competitivos en la unión hacia donde tenemos que ir, para que nuestros pueblos tengan el desarrollo que deben tener. Ello trae como resultado que nos complementamos para ser mejores todavía.

                Creo que tenemos un desafío muy grande por delante. Australia está cerca de colosos del sur y nosotros con colosos del sur de América, y me parece que vamos a tener mucha tarea en común. Tomamos nota de esta demanda –y lo hacemos con cariño– y de que debemos tener más presencia gubernamental y más presencia parlamentaria. El problema es que en todo el Uruguay hay una austeridad muy republicana. Realmente soy partidario de que tenemos que recorrer cuanto lugar del mundo podamos –la población no siempre comparte esa opinión– y después solo hay que rendir cuenta de cuáles son los resultados que le traemos al país. Estoy seguro de que cuando Telmo llegue a Australia –y disculpe que lo trate con tanta familiaridad, pero somos compatriotas– también tendrá que rendir cuentas de esta visita, donde supongo que evaluarán los resultados, que espero sean positivos. El problema no es a dónde vamos, sino qué es lo que traemos y en cuánto se beneficia el país. Por tanto, tendremos que tomar esto. Si hacemos una autocrítica podemos decir que, a veces, miramos para algunos lados que no son los que más nos benefician como pueblo. Hay grupos de amistad que podemos fortalecer.

                Creo en el hecho de conocerse, de verse cara a cara, pero eso no implica que no se puedan tener teleconferencias, que también son importantes. De las conversaciones que tuve con autoridades chinas –un país de más de mil millones de habitantes– aprendí que no hay nada que sustituya el cara a cara, el apretón de manos o el mirarse a los ojos; eso tiene un valor que nos hace distintos a las máquinas y a otras especies. Por tanto, bienvenido, es un orgullo tener acá al señor Telmo Languiller. De nuestra parte, tomamos nota de la agenda compartida y nos pondremos a trabajar en ella.

SEÑOR GIANOLI.- En primer lugar, quiero agradecer a la Comisión de Asuntos Internacionales del Senado por habernos invitado en el día de hoy. Integro la comisión respectiva de la Cámara de Representantes y soy el suplente del Diputado Jaime Trobo.

                Nos alegra la presencia del señor Telmo Languiller, con quien coincidimos en lo fundamental: en la esencia del Ideario Artiguista, en la educación pública, cosas que cuando las trasladamos a valores nos permiten allanar el camino para que dos estados puedan unirse porque lo esencial esta dado de ambas partes. Para nosotros es una alegría tenerlo y deseamos que todo evolucione con éxito.

SEÑORA MOREIRA.- Quisiera saludar nuevamente a la delegación que nos visita.

                Me gustaría hacer tres preguntas. Australia tuvo una política migratoria importante, dirigida, pensada, planificada, que causó un increíble flujo migratorio de uruguayos en una generación que hoy tendría unos 60 años –ese fuerte desplazamiento se dio por circunstancias políticas, pero también económicas– y, por tanto, la comunidad uruguaya en aquel país es bastante veterana. Tengo parientes que viven allá y puedo decir que integran una comunidad muy organizada políticamente. Por eso, quisiera saber si Australia sigue teniendo políticas migratorias orientadas hacia América Latina o políticas de radicación temporal de científicos y técnicos, como supo tener en una época, pero no sé si continúa hasta hoy. Para nosotros el intercambio científico y técnico, sobre todo, con las Universidades situadas en Melbourne, sería bien importante. Por eso, consulto cómo estamos en eso y qué podemos hacer para fortalecer dicho intercambio.

                Tanto Melbourne como Montevideo deben estar dentro de la categoría de principales ciudades vivibles en el mundo. Como hay convenios de capitalidad, quisiera saber si hay algo que podamos potenciar de ciudad a ciudad. Montevideo participa de estos movimientos y como vi que Melbourne se encuentra dentro de las ciudades más vivibles del mundo, seguramente, algo se pueda hacer a fin de crear un hermanamiento. Sé que se hace a nivel del Mercosur, con Iberoamérica, pero no tengo claro si esa política se está desarrollando con Australia.

                También me gustaría preguntar sobre el TLC con China, porque en diez años ese país se ha transformado en el principal socio comercial  de Uruguay, en el principal inversor de América Latina y los países que están en el eje Mercosur, como Brasil, Uruguay, Argentina, Bolivia, Ecuador, están teniendo una política hacia China, y ustedes son pioneros en esto.

Entonces, como Uruguay también está tratando de tener su policy paper con relación a China –hecho que sin duda va a ser determinante del futuro económico de nuestro país–, quisiera conocer la experiencia de Australia de primera mano. Además, aquí en Uruguay, Nueva Zelanda se ha transformado en una especie de modelo para nuestro país. De hecho, si hablamos de cuestiones modélicas, pasamos de Suiza a Nueva Zelanda. No sé si hemos tenido algún otro modelo, pero Nueva Zelanda fue incluso muy colocado por el expresidente Mujica.

                En lo personal, como tengo parientes de la vieja y también de la nueva migración australiana, siempre protestaba y decía que Australia debía ser el modelo para nuestro país. Digo esto, porque en términos de igualdad del ingreso y demás aspectos, Australia es un país muy desarrollado, pero al mismo tiempo muy igualitario, y posiblemente ese aspecto lo comparta con las socialdemocracias nórdicas, pero con nadie en la región. En ese sentido, es un paradigma que para nosotros resulta especialmente atractivo.

                Muchas gracias, señor Presidente.

SEÑOR LANGUILLER.- Voy a hacer un par de comentarios breves. Si ustedes me permiten, esta sería una buena oportunidad para que participen nuestro Embajador y el director de los Servicios Parlamentarios, señor Peter Lochert, ya que ambos son expertos en los diferentes temas que usted nos ha preguntado, por lo que creo que lo mejor sería darles la palabra a ellos.

                Quisiera hacer los siguientes comentarios: en cuanto a política migratoria, la respuesta es sí; el Embajador puede ampliar los detalles.

                Con relación a intercambio, la respuesta es sí y el señor Peter Lochert puede ampliar este tema.             Con respecto a la ciudad más vivible del mundo         –elegida por quinta vez–, ustedes saben que los parámetros que determinan esa elección tienen que ver con medioambiente, planeamiento, acceso a los servicios de salud, educación, seguridad, distribución y redistribución de las riquezas.

                Siempre me enorgullezco de decir que una de nuestras políticas –porque fue de las políticas que nos beneficiaron a nosotros y a mí personalmente–, introducidas particularmente por la social democracia, fue la de permitir el acceso a la formación terciaria y técnica a las personas que veníamos de orígenes humildes.

Yo vivía en las viviendas públicas en Australia e hice todos los trabajos que hacemos los emigrantes, pero fueron la educación y los programas de aquella época los que me permitieron acceder al estudio universitario. Fueron las políticas de esa época, y casualmente de un gran visionario reformista del país para quien tuve el privilegio de trabajar, que fue FOTOS DEL PAPA EN ONU Viceprimer Ministro del país durante la administración socialdemócrata de los Primeros Ministros Bob Hawke y Paul Keating, donde se hicieron las grandes y más importantes reformas económicas y macroeconómicas, que nos permiten estar como estamos hoy porque hicimos eso en los años ochenta; precisamente, la educación fue lo que nos permitió avanzar.

Llevamos las universidades de todo estilo y los estudios terciarios, técnicos y unos modelos intermedios que tenemos ahí a todas las regiones del país, particularmente a las regiones de los sectores no pudientes.

Les doy un ejemplo para que conozcan lo que hacemos: nosotros pagamos más a los directores de escuela que obtienen buenos resultados, pero que están dispuestos a ir a trabajar a las regiones más problemáticas. Reclutamos a los mejores técnicos para que vayan a los lugares más complicados. En lo personal, represento una de esas zonas y, por lo tanto, tenemos buenos directores que vienen de las mejores zonas, pero que están dispuestos a ir porque nosotros estamos dispuestos a pagarles.

Nosotros financiamos las escuelas primarias y secundarias del estado de Victoria en función de varias cosas: tomamos en consideración la extracción socioeconómica de los estudiantes, y ahora también la de sus padres y el nivel de educación de estos. Yo, por ejemplo, represento escuelas que tienen un 70 % de estudiantes cuyos padres no hablan inglés, al igual que los míos que no hablaban inglés, que trabajaban en fábricas. Ellos vienen, por ejemplo, de Sri Lanka –país donde se habla inglés–, de Vietnam, de África, de América Latina o de las islas. A esas escuelas, además de tomar en cuenta la extracción socioeconómica de los alumnos, si los padres de estos no hablan inglés o no tienen formación terciaria, les financiamos y subsidiamos más, porque creemos en el tema de la equidad y en igualar hacia arriba. Es ahí donde vemos las riquezas.  Esos son los hombres y las mujeres que participan en las nuevas industrias y economías que estamos creando.

                Quiero concluir haciendo una apreciación política que yo sí puedo señalar con mucha contundencia, quizás más brutalmente de lo que lo pueda hacer el Embajador y, seguramente, mi director.

                Voy a hablar de China y Vietnam y recuerdo al primer Ministro laborista, Gough Whitlam. Cuando todo el mundo abandonaba China, nosotros tuvimos relaciones y embajadas cuando allí no había un país del occidente. Y el Primer Ministro Gough Whitlam, controversialmente incluso en Australia, se reunía con Mao Tse-Tung. Siempre tuvimos relaciones con los chinos; no ahora que está bien y que corresponde, sino desde aquella época.

                En el caso de Vietnam, cuando todo el mundo se había retirado, incluso los países occidentales, desarrollados y cristianos –Estados Unidos, europeos– nosotros mantuvimos relaciones con ellos. Estuvimos en la guerra, pero nuestra socialdemocracia retiró las tropas cuando entramos al gobierno, con el Primer  Ministro Gough Whitlam, e inmediatamente abrimos una Embajada en Hanoi. Además, nuestro Primer Ministro se reunía con Ho Chi Minh, con Giáp. Por eso tenemos, en forma genuina, una relación privilegiada, que los chinos y vietnamitas recuerdan porque estuvimos siempre en esos países.

Es en ese contexto que quiero presentar al señor Embajador para que explique los términos del TLC y el potencial que este puede ofrecer a esta región.

SEÑOR CAMPBELL.- Es un honor para nosotros estar hoy aquí con todos ustedes. Se tiene la tendencia de tener puntos de vista un poco estereotípicos sobre Australia y nosotros de Uruguay. En ese contexto, cuando digo que soy de Australia, la gente me habla de las playas, de los canguros o de Nicole Kidman. Desde luego que esa es una imagen positiva, pero es muy poco profunda, por lo que mi desafío es tratar de poner un contexto un poco más profundo en ese tipo de estereotipo.

                Se hicieron tres preguntas; sobre la primera y la tercera voy a hacer algunos comentarios.

                Con respecto a la inmigración, nuestra realidad es que somos un país de inmigrantes, no tan distinto al vuestro viendo su historia. Es cierto que tenemos una población aborigen indígena –aborigen australiano–, pero mayormente somos un país de inmigrantes. El 40% de la población tiene un papá o un abuelo nacido en otro país. En cierta manera y por tantas nacionalidades, estamos hablando de una gran ensalada. No ha sido solamente una manera de enriquecer el país tener tantas culturas e idiomas, sino que ha sido un beneficio económico. Australia ha crecido y se ha desarrollado gracias a las olas de inmigración que hemos tenido año tras año. Hoy en día seguimos siendo un  país de esa naturaleza; el año pasado recibimos 190.000 inmigrantes. Actualmente, estas personas llenan los huecos donde falta mano de obra, técnicos, etcétera, lo cual depende del crecimiento económico. Buscamos gente capacitada en estas áreas para contribuir en el desarrollo del país. Aparte de esto, por razones humanitarias, tenemos un programa por el cual se recibe a gente perseguida, refugiados. En nuestra política de inmigración este también es un elemento muy importante. En este momento ocupamos el segundo lugar per cápita, primero está Canadá, en cuanto al recibimiento de refugiados; el año pasado fueron 12.500.

Justamente, el Primer Ministro anunció, como respuesta al problema grave que vemos todos los días en las pantallas, originado por la inmigración de Siria, de Irak, de las áreas de conflicto del Medio Oriente, que vamos a recibir otros 12.500.

                Con respecto a las ciudades, voy a ceder la palabra a mi colega Peter Lochert, pero la ciudad de Melbourne, en el estado de Victoria, es por quinto año, si no me equivoco, la ciudad más vivible en el mundo. Lo único que agregaría es que cuatro de las diez ciudades que figuran en lo más alto de la última lista de ciudades más vivibles son australianas. Algo tenemos que estar haciendo bien. Yo no soy de Melbourne; por eso tenía que agregar eso.

(Hilaridad).

                –En cuanto a la China, como dijo el Presidente de la Cámara, ha sido un socio importantísimo para Australia. Es nuestro socio comercial número uno. Y también es una importante fuente de estudiantes. No sé si los señores Legisladores saben que el número de estudiantes extranjeros en Australia es de 500.000, es decir, medio millón. En un país de 23:000.000 de habitantes, es bastante. Somos un país sumamente pragmático. Estos 500.000 estudiantes pagan, de manera que son una fuente de ingresos importante, pero más allá de eso, es una inversión para nosotros, porque estos jóvenes van a llegar a ser quienes tomen decisiones en sus países. Tenemos confianza en que van a tener un recuerdo muy positivo de su experiencia en Australia, de manera que es un puente más para mejorar las relaciones en todo sentido.

En suma, es importante comercialmente, como fuente de estudiantes y también como fuente de turismo. Como ha dicho el Presidente de la Cámara, es un mercado gigantesco. En los últimos 18 meses Australia ha concluido acuerdos de libre comercio con Japón, con la República de Corea y con China, y pensamos terminar un acuerdo de libre comercio con la India antes de fin de año. Ese no es un mercado; es un «mercadazo», al cual Australia tiene entrada privilegiada. Mi mensaje a los compañeros uruguayos es que pensemos cómo podemos aprovechar de ese lujo que tiene Australia con esos cuatro acuerdos de libre comercio. Por ejemplo, yo tengo un vecino en Argentina que produce miel y tiene un socio, un joint venture partner en Australia que no puede satisfacer a sus clientes chinos. Entonces, ¿qué hace? Importa miel de Argentina. Tiene que hacer un blending, un repackaging o algo para tener un aspecto australiano, y lo reexporta a la China. El resultado es que quedan todos contentos; es un win-win-win. El argentino tiene su mercado, el australiano puede satisfacer al cliente chino, y el chino queda contentísimo con su miel. Es un ejemplo muy modesto y no es tan fácil como lo estoy describiendo, pero es un ejemplo de lo que podría hacer una compañía uruguaya.

Como ha dicho el Presidente, somos socios naturales en todo lo que tiene que ver con el agribusiness, con el sector agropecuario, y también con el oil and gas, con el petróleo y gas. Aquí en Uruguay se está explorando en la tierra y en la zona marítima. Podemos comparar experiencias; podemos invertir. Disculpen mi entusiasmo, pero estoy convencido de que es una relación a la cual debemos dedicar más tiempo y de que lo mejor está por venir.

SEÑOR LOCHERT.- Consciente del tiempo que nos resta, deseo responder brevemente a la pregunta de la señora Senadora.

Es posible potenciar convenios de ciudad a ciudad. Aunque no tenemos directamente poder de decisión, a través de la oficina, podríamos facilitar contactos que permitan potenciar ese tipo de convenio.

SEÑOR LANGUILLER.- Quiero agregar algo –es importante que conste en la versión taquigráfica–, para lo que requerimos de la ayuda de los señores legisladores.

                Nos interesa establecer una situación de hermandad con el Parlamento de Uruguay. Creemos que de Parlamento a Parlamento se podría colaborar y beneficiar esta relación. Esta decisión la deben adoptar las Presidencias de la Cámara de Representantes y de la Cámara de Senadores. El Presidente de la Cámara de Senadores, que pertenece a la oposición, ha acordado extender una invitación a los señores Legisladores de Uruguay a efectos de que discutan el tema y, en el momento que lo consideren pertinente, tomemos la decisión de hermanar ambos parlamentos. Pienso que podríamos ayudarnos mucho como parlamentos, pero más aún colaborar como parlamentarios contribuyendo al crecimiento y fortalecimiento de esta relación.

SEÑOR PINTADO.- Contamos con el instrumento que constituyen los Grupos de Amistad y, por ello, descartamos que lo vamos a hacer. Pero también cabe recordar que tenemos con Italia –y lo recuerdo porque era Presidente de la Cámara de Representantes en 2007 cuando firmé ese documento– un acuerdo entre los parlamentos italiano y uruguayo, que va más allá de los Grupos de Amistad. Sugiero que enviemos los términos de referencia de ese acuerdo porque, reitero, va más allá de los Grupos de Amistad, que parecen más burocráticos; expresa algo más. Y me refiero a Italia, con lo que implica si tenemos en cuenta el tema de nuestros antepasados. Si contamos con una cadena de unión con el pasado, también puede suceder lo mismo con el futuro. Podemos dar un mensaje interesante aprovechando lo que aquí se ha planteado por parte de quienes hoy nos visitan.

SEÑOR CAMPBELL.- Deseo recordar que está pendiente la concreción de una visita por parte de una delegación uruguaya a nuestro país, a raíz de una invitación formulada por el parlamento federal australiano en el año 2007, oportunidad en que visitaron Uruguay.

SEÑOR PRESIDENTE.- Encontramos grandes coincidencias en el tratamiento de los temas que hemos intercambiado, no solamente en lo deportivo –como ha apreciado el señor Languiller– sino en otros puntos que considero históricos, así como en los perfiles que tiene Uruguay.

                Tal como señalaba al señora Senadora Moreira, nuestro país cuenta con un promedio político que apunta a ese estado de bienestar social que también persiguen Australia y el estado de Victoria.

                En lo personal no entendería el circuito sur-sur sin la presencia de Australia, Nueva Zelanda y, por supuesto, de América Latina. No olvidemos que existe otro gran continente como es África con el que Uruguay y el bloque Mercosur han tratado de vincularse, de acuerdo a sus posibilidades. Brasil cuenta con una sede diplomática en cada país de África y nosotros en algunos, porque se trata de un continente que emerge. Apuntamos a instalarnos en África como bloque Mercosur y como país.

                Sin duda, debemos armonizar intereses. Tanto con Chile como con Uruguay y con la parte sur de Brasil, existe un antiguo proyecto de ley que bien conoce el ex Ministro y ahora Senador, señor Pintado. Me refiero al proyecto del Corredor Bioceánico Aconcagua. Es un corredor que va por debajo de la cordillera de los Andes para posibilitar el tránsito de mercaderías durante todo el año, tanto por carretera como por ferrocarril. Ese es un proyecto que pretende unir Coquimbo en la costa pacífica de Chile con el puerto de aguas profundas de Brasil. Se trata de un proyecto estratégico de la región y Uruguay está intentando terciar en esa conversación diplomática de grandes intereses con un megapuerto de aguas profundas en Rocha, que es la mejor esquina que hay en esta región, ya que a menos de  3000 metros de la costa tenemos una profundidad suficiente para los megaportacontenedores. Ese es un proyecto en desarrollo y seguramente en el futuro va a encontrar, en la relación sur-sur, nuestros intereses mancomunados para llevar adelante esta gran obra de inversión. Hay que saber que Argentina y Chile ya tienen firmado el acuerdo de Maipú para la perforación de la cordillera de los Andes a la altura de Mendoza o San Juan para hacer un túnel que podrá garantizar un transporte eficiente durante todo el año.

                El Ministerio de Transporte y Obras Públicas, en el período en que fue Ministro el hoy Senador Enrique Pintado, se ocupó de este tema en una reunión importantísima que hubo en Chile. Este es un tema largamente alentado por Uruguay, por esa obra estratégica de construcción de un megapuerto, en vistas de que el megapuerto que tiene Brasil en Porto Alegre está saturado. Nosotros podemos lograr no quedar debajo de la mesa –ya que es muy importante desde el punto de vista asistencial– y plegarnos a ese circuito sur-sur que tiene una proyección estratégica enorme para ese futuro comercio con la región latinoamericana y con África.

SEÑOR LANGUILLER.- ¿Ese puerto sería en La Paloma?

SEÑOR PRESIDENTE.- Es en Rocha, un poco más allá.

                Nosotros, como representantes de la soberanía de los pueblos, deberíamos tener presente este tema y lograr un diálogo para un mayor desarrollo. El expresidente Mujica lo presentó en su momento, pero no le dio el tiempo de llevarlo a cabo, porque obviamente estamos en una democracia. De todas maneras, seguimos teniendo esa idea y el actual Ministro de Obras Públicas, Víctor Rossi, no la ha desechado. Es una obra portentosa, pero que no la pensamos en beneficio del Uruguay, sino de la región. Tiene un alto valor agregado en cuanto aporta a la integración regional, preferentemente de países mediterráneos como Bolivia y Paraguay, ya que podrían sacar su producción, más allá de que hay posibilidades de un arreglo de salida al Pacífico por parte de Perú desde Bolivia. Por supuesto que tenemos que decir que mucho nos congratula el diálogo Venezuela-Colombia y más aún que se terminen de una buena vez los sesenta años de virulencia social y política en Colombia. Eso apunta a que tenemos en ciernes, en el sur-sur, un continente sudamericano que apuesta a la democracia, a la restauración democrática, a la vigencia del Estado de derecho, a la valoración de la inversión y de los contratos. Me parece muy importante dar certeza jurídica y en eso Uruguay no es más que nadie, pero tampoco es menos. Es un país que da esa garantía y creo que estamos en buena conexión.

                Voy a terminar diciendo a los señores Presidente, al señor Embajador, al señor secretario y a los miembros que lo acompañan, que tome nota de lo que decía: el desafío es el seguimiento. Creo que después de esta reunión, si bien la Comisión de Asuntos Internacionales queda vinculada a través de las tarjetas, hay que hacer un seguimiento, porque es muy importante la oferta que usted realiza en nombre del Parlamento y de un Estado que tiene el 23 % del producto bruto interno de Australia en lo político y en lo social. Por lo tanto, nosotros vamos a hacer votos desde aquí a que termine nuestro mandato y vamos a abonar el camino para que –como dijeron el señor Senador Pintado, la señora Senadora Moreira y el señor Diputado Gianoli– podamos instalar y profundizar esta relación que nos puede abrir muchas puertas. Es verdad que hace 28 años que con Australia no tenemos relación diplomática. A mí me tocó ir a la India cuando hacía 15 años –desde los tiempos del señor Fernández Faingold– que no iba ningún Parlamentario uruguayo, y creo que nosotros podemos hacer buenas migas. Supongo que ustedes ya habrán hecho un cateo –con todas las visitas que han realizado: a Uruguay XXI y al empresariado en general– para encontrar un camino de entendimiento y armonizar los intereses que podemos promover entre ambas partes. Por lo tanto, creo que esta reunión de hoy ha sido muy positiva.

Por último, debo decirles que quien habla simplemente ha actuado como Presidente ad hoc porque la Presidenta de la Comisión, la señora Senadora Xavier –que recientemente ha estado en Australia y que por razones de fuerza mayor y de agenda está en Rusia cumpliendo una misión oficial en nombre del Parlamento–, me ha encomendado darle la bienvenida a usted y a su delegación, lo que hice con mucho gusto. Por tanto, antes de levantar la sesión quiero ratificar esta cordial bienvenida.

Ratificamos la cordial bienvenida a usted, que es un compatriota que regresa al Uruguay y que vuelve a Australia, su segunda patria, me parece que con una buena imagen de Uruguay a los efectos de poder abonar esa ruta que nos ha encomendado.

No habiendo más asuntos, se levanta la sesión.

(Son las 17:57).

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.