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SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, queda abierta la sesión.

(Es la hora 15 y 27 minutos)

                Es un gusto para esta Comisión recibir a representantes de la Asociación de Bodegas Exportadoras, de la Asociación Nacional de Bodegueros, del Centro de Bodegueros del Uruguay, de la Organización Nacional de Vitivinicultores y del Grupo CREA de Vitivinicultores, quienes han venido a dar su opinión acerca de las modificaciones relativas al Instituto Nacional Vitivinicultura.

SEÑOR ETCHEVERRY (Edgardo).- Como Presidente de la Asociación de Bodegas Exportadoras de Vinos Finos del Uruguay, le agradezco a la Comisión por habernos recibido, pues para nosotros es muy importante que podamos intercambiar opiniones e informarlos acerca de aquellos aspectos que nos parecen relevantes en lo que hace referencia al proyecto de ley de reforma de estructuración del INAVI.

El  lunes  pasado  mantuvimos  una  reunión  con  el  señor  Ministro Agazzi –quien nos recibió muy amablemente–, en la que conversamos sobre distintos aspectos y en la que dicho mandatario nos manifestó su idea con respecto al tema, que nos causó una sorpresa bastante importante, porque para nosotros fue un cambio de mucha relevancia con relación a toda la actividad que habíamos desarrollado anteriormente.

La Intergremial de Bodegas –que, justamente, está formada por todas las entidades aquí presentes– trabajó arduamente durante gran parte del año 2007 en pos de intercambiar ideas y buscar acuerdos que conllevaran a la participación de las distintas entidades dentro del futuro nuevo Consejo.

Por otra parte, en el mes de octubre del año 2007, nos recibió el entonces Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, señor Senador Mujica, con quien mantuvimos una reunión muy abierta y franca  –como debe ser– donde nos dijo con total claridad que siguiéramos trabajando y que tratáramos de alcanzar un acuerdo entre todas las entidades que representan al sector, por cuanto desde el punto de vista de su decisión, le iba a generar un importante alivio; en definitiva, si lográbamos un acuerdo iba a ser un hecho de mucha trascendencia. Creo que fue de tanta trascendencia ese acuerdo que, incluso, el lunes pasado el actual Ministro nos dijo que para él era algo histórico que se hubieran puesto de acuerdo todas las entidades que representan a un sector.

                Tengo en mi poder el documento que presentamos con fecha 28 de diciembre, donde constan todos los acuerdos a los que se llegó. Precisamente, está compuesto por 14 puntos y cuenta con las firmas de cada una de las entidades. Al informarnos el señor Ministro que era de su interés que el Consejo quedara reducido solamente a tres miembros, pensamos lo siguiente. En primera instancia, consideramos que hay una falencia hasta de índole democrática, ya que de esa forma no dejaríamos un espacio para aquellas entidades que están desarrollando una actividad con un caudal de socios importante, con objetivos y, fundamentalmente, con mucho para aportar en el Consejo.

                En segundo término –y esto lo hemos conversado con varios colegas, con quienes hemos coincidido–, si se determina que el Consejo quede conformado, solamente, por tres integrantes del sector privado, las entidades gremiales que no estén representadas en él inexorablemente van a morir porque van a perder su leitmotiv, y si no mueren –ojalá que no ocurra, porque sería muy malo–, va a ocurrir lo que está pasando ahora, porque esas entidades, al no tener un lugar donde expresarse y aportar sus ideas, se van a sentir totalmente relegadas y, al final, posiblemente se convertirán en un adversario del propio INAVI, lo que en los hechos ya sucedió en el pasado.

                Evidentemente, hay que readecuar al Instituto, porque desde que nació en el año 1987, los representantes que fueron asignados al Consejo eran los actores más importantes de aquel momento. Como es lógico, la dinámica y el paso del tiempo provocaron que el escenario haya cambiado desde 1987 a 2008 en forma notoria. Por ejemplo, nuestra Asociación Uruguaya Exportadora se fundó en el año 1998, por lo que mal podríamos pretender integrar el Consejo en el año 1987, cuando no existíamos; pero hoy tenemos diez años de actividad dedicada en un cien por ciento al mercado externo. Nos reunimos todos los miércoles solo para hablar de los temas específicos del mercado externo, pues sabemos que la mayor parte de la viabilidad del sector está en esa área.

Al respecto, coincidimos con las expresiones manifestadas hace pocos días por el señor Ministro Agazzi cuando dijo que el sector inexorablemente tiene que apostar a la calidad, pues por ahí pasa su viabilidad. Compartimos totalmente sus palabras y habrá que ver qué mecanismos encontramos para que todo el sector se afilie a esa meta o a esa política.

Por nuestra parte, si bien no integramos el Consejo, nos interesa estar en él, no para adquirir protagonismo, sino porque creemos que tenemos mucho para aportar.  Actualmente, el Consejo –que a mi entender ha tratado de desarrollar la mejor gestión posible– está rengo, porque está representado por el sector productivo y el industrial, pero no tiene ningún actor comercial. Todos sabemos que producir uva de buena calidad es difícil, que elaborar vinos finos lo es más, pero lo que resulta aún más difícil es vender y vender bien. Actualmente no hay una representación, y creo que menos la habrá si se reduce a tres el número de Consejeros.

SEÑOR MUJICA.- ¿Cuántas son las gremiales?

SEÑOR VARELA.- Las gremiales que firmamos el documento fuimos siete.

SEÑOR MUJICA.- ¿Hay alguna más?

SEÑOR VARELA.- No, señor Senador.

SEÑOR ETCHEVERRY (Sergio).- Soy Presidente de la Organización Nacional de Viticultores.

                Quería explicar al señor Senador Mujica que en las gremiales firmantes, solo cinco integran el Consejo de Administración del INAVI, más la Asociación de Bodegas Exportadoras (ABE) y la Asociación de Bodegas del Uruguay, que son gremiales constituidas desde hace muchos años.

                El día lunes, cuando el señor Ministro nos convocó a la reunión, nos enteramos de que habían sido citadas para hoy las gremiales que integran el Consejo del INAVI;  asimismo, pedimos que también pudiera concurrir ABE, porque entendíamos que era de extrema importancia que nos acompañaran ya que, además, son las que firman el documento.

                Quería agregar a lo que expresaba el señor Presidente de ABE que nos llama un poco la atención tener que llegar a una contienda electoral –por decirlo de alguna manera– para elegir tres integrantes que representen a una variedad tan grande de bodegas, vitivinicultores y asociaciones. Esto nos llevaría a una lucha –incluso hasta a algún roce–, lo que no sería bueno para la vitivinicultura, para el funcionamiento de INAVI ni para nosotros mismos. Sé que estar todos representados no es fácil y que no podemos hacer un Consejo con cuarenta personas, cuando ponerse de acuerdo entre seis o siete a veces resulta muy difícil. Sin embargo, creo que la gran mayoría debe estar representada y a las gremiales hay que darles la importancia que desde hace muchos años han venido teniendo. Hay gremiales que fueron constituidas hace 70 u 80 años; la nuestra se ha formado hace 50 años y hemos hecho aportes –no digo esto por buscar protagonismo sino por colaborar con ideas–, de alguna manera, tendiendo el hilo conductor de la vitivinicultura, que creo que es importante para el país, porque da trabajo a muchísima gente y porque de ese modo nos sentimos muy involucrados.

                Por eso, me parece que vamos a  llegar a una contienda electoral, y digo esto porque vamos a tener que definir cómo, de seis o siete gremiales o entidades, sacamos a tres; todos van a querer estar representados de alguna manera. Después, esos tres, ¿a quiénes van a representar? Vemos que esto va a ser confuso porque algunos van a quedar sin representatividad. Es más, me pregunto si no será peor tener tirando piedras a  aquellos que queden afuera, en la vereda de enfrente. Capaz que todos unidos podemos seguir manteniendo a la vitivinicultura que, mal o bien, en todos estos años ha progresado, ha logrado una implantación de variedades importantísimas –y eso no lo digo yo, sino que los señores Senadores lo saben–, de alta tecnología en la bodega, llegando a mercados que hace 10 ó 12 años nos parecían inalcanzables.

                Por lo tanto, creemos que todos debemos aportar nuestro grano de arena. Quizás aquellos que nos sintamos similares tengamos que fusionarnos; puede ser posible, pero fusionarnos para llegar a tres, lo vemos como algo lejano.

SEÑOR VARELA.- Quiero hacer mención a algunos aspectos que están señalados en las últimas versiones taquigráficas que se tomaron en esta Comisión –que también fueron manifestados por el señor Senador Mujica– y que tienen que ver con la gran diversidad y variabilidad de actores que están incluidos en este sector de la vitivinicultura. En alguna medida, eso explica que haya un número tan alto de entidades que representan tanto a productores de uva como a elaboradores de vino. Pienso que eso, sin duda, es muy bueno en cuanto  permite que se encaucen las distintas visiones y pareceres que tiene cada uno de los actores quienes, además, se asocian con sus pares o con aquellas personas que tienen un vínculo productivo similar. Creo que si se llevara la representación del Consejo de INAVI a un número tan chico como el que se pretende, de acuerdo con el proyecto de ley presentado por el Gobierno, se perdería la palabra y la opinión de una cantidad importante de actores, lo que sería muy perjudicial para todos.

En este sentido, creo que es bueno remitirse a los ejemplos del propio INAVI y de otras entidades que han sido conformadas con mesas ejecutivas de integración variada. Tal es el caso del INAC –en el que existe una relación de dos a uno entre privados y públicos–, del INASE –con una relación todavía mayor, de cuatro a uno– o del INAVI, que tiene una relación de dos a uno. No se puede decir que en estos casos eso haya sido un obstáculo para el funcionamiento. Es más; está demostrado que en estos veinte años de funcionamiento del INAVI, una de las riquezas que ha tenido su Consejo de Administración ha sido, justamente, la de abarcar las distintas opiniones, lo cual hizo posible llevar adelante todos los cambios que la vitivinicultura ha tenido durante ese lapso. Si hubiera sido incompatible el funcionamiento con  esas  distintas visiones, sin duda la situación de la vitivinicultura hoy no sería la que conocemos. Con esto no quiero decir que la situación sea totalmente floreciente, porque existen dificultades –aunque muchas veces son transitorias–, pero nadie puede negar el avance que ha tenido la vitivinicultura uruguaya en los últimos veinte años y eso, sin duda, es producto del accionar consensuado entre los actores privados y, lógicamente, de los actores públicos, que son los que representan el interés general de toda la población.

                Aquí se ha señalado, en más de una oportunidad, que las organizaciones no estamos acostumbradas a construir en conjunto. Creo que no es así y lo demuestra la propia creación del INAVI, que fue fruto del acuerdo de una cantidad de intereses del sector privado que impulsó esta iniciativa. En ese momento, todos los actores políticos percibieron que esto estaba bien inspirado y por esa razón dieron su apoyo unánime. Es verdad que muchas veces hay visiones que no son similares y que incluso llegan a ser antagónicas entre los distintos actores, pero lo bueno es que se ha dado una forma de funcionamiento que ha hecho que eso se pueda canalizar y no termine en discusiones estériles en las que no se llega a nada. Se ha hecho mucho y deben haber aspectos que se podrían haber resuelto mejor –como sucede en cualquier actividad humana–, pero quiero resaltar la importancia que ha tenido, en el funcionamiento de INAVI, la participación de todos los actores privados que tienen interés en este sector.

Por esa misma razón, también debemos hacer notar el hecho de que los delegados sean elegidos por esas organizaciones dentro del libre juego que ellas establezcan al organizar la elección. Además, quiero que se tome en cuenta que hoy está en el Gobierno una fuerza política que siempre ha hecho caudal de la importancia de la participación de todos los actores a través de las asociaciones o agremiaciones, tanto en el campo laboral, estudiantil, etcétera. Es importante que en un ámbito donde todos participan, se discutan primero los temas y  después se emitan las distintas opiniones. Si dejamos de lado eso y vamos directamente a una elección, con urnas y padrones, debilitamos y hacemos perder el sentido total que tienen las organizaciones, las cuales se mantienen vivas en la medida en que haya participación e interés en ello. Sin duda que uno de los intereses fundamentales que las organizaciones tienen es la participación en el Consejo del INAVI.

Por ello consideramos que no es conveniente introducir estas dos modificaciones –entendemos que de todas las que se plantean, son las sustanciales–, relativas a la disminución importante de la participación del sector privado en el Consejo de INAVI y a la eliminación de la elección, por parte de esas organizaciones, de quienes los representan. Nosotros pretendemos que ese cargo –transitorio, por supuesto– sea lo más rotativo posible.

Asimismo, pensamos que no se puede establecer en una ley, con nombre y apellido, cuáles van a ser esas organizaciones, porque eso después queda establecido por muchos años, y esto es algo dinámico. Entonces, cuando se eligen las autoridades que integrarán el Consejo –cada cuatro años–, perfectamente se puede realizar un relevamiento entre las organizaciones, sus integrantes, el volumen de producción y la cantidad de empresas que las forman, y de esa manera se puede hacer una categorización. Tal vez con el tiempo algunas empresas vayan perdiendo su importancia y tengan que ceder el lugar a otras; por eso, nos parece bien que este sea un proceso dinámico. No obstante, pretendemos que siempre se mantenga, como base, el principio de que las organizaciones de productores elijan su representatividad en el Consejo de INAVI.

SEÑOR QUERCINI.- Antes que nada, quiero decir que soy el Secretario de la Asociación Nacional de Bodegueros.

                Nosotros estábamos esperando ansiosamente este momento porque nuestra institución, que tiene veinte años de antigüedad, representa los intereses de las pequeñas y medianas bodegas. Hoy en día no tenemos un lugar dentro del actual Consejo de INAVI; sin embargo, gracias al trabajo que hemos llevado adelante –que cuenta con la firma de todas nuestras gremiales–, después de la convocatoria del señor Senador Mujica, pensamos que en un futuro podemos llegar a tener un lugar dentro de ese Consejo. 

                Como dije, nosotros defendemos los intereses de los bodegueros más pequeños y de los medianos. Hoy en día –y esto es particularmente cierto en este año– cierra un número importante de bodegas, la mayoría de las cuales son pequeñas, por una serie de discrepancias y puntos que no viene al caso analizar en esta reunión.

                Por eso anhelamos que mañana podamos tener un lugar en ese Consejo y nos parece muy coherente el trabajo que hemos hecho porque apunta a que todos –todas las organizaciones según los rangos de bodegas y las diferentes actividades vinculadas– estemos sentados en una mesa para decidir por nuestro futuro. Hay muchas mociones, sugerencias y proyectos que se han presentado por parte de las diferentes agremiaciones y es bueno que todo esto llegue a una mesa y que allí se puedan pulir algunas ideas para que lleguen a buen puerto.

                Nuestra institución no niega que el Instituto, en todos estos años, ha tenido un gran avance, porque la verdad es que se han concretado diferentes tipos de transformaciones con relación a lo que era la vieja vitivinicultura; hoy en día se puede decir que de a poco, con mucho esfuerzo y mucho pulmón, estamos insertándonos en el mundo.

                A este respecto, nosotros sugerimos que es importante el funcionamiento del INAVI siempre y cuando podamos estar todos juntos trabajando en armonía, tal como lo hemos hecho con este proyecto, que anhelamos se pueda firmar y que sea promulgado.

                Esto es lo que pide la mayoría de las pequeñas y medianas bodegas que, como mencioné, están en un momento un poco complicado, por lo que pedimos un poco de sensibilidad. Ya que esta Asociación tiene un lugar en este trabajo, se pudo coordinar muy bien con el Centro de Vitivinicultores, con la Asociación Nacional de Bodegueros y con el Centro Bodeguero, las ideas fueron muy bien plasmadas, estamos todos de acuerdo con el proyecto, y nos parece que sería lo más correcto que pudiera salir adelante.

                Muchas gracias.

SEÑOR SANTERO.- Mi nombre es Álvaro Santero y vengo en representación del Grupo CREA Viticultores.

Ante todo, quiero aclarar que las denominaciones correctas son “Grupo CREA Viticultores” y “Organización Nacional de Vinicultores”.

Como los señores Senadores saben, a veces los trascendidos tienen tanto peso como los papeles firmados, y es bien sabido que una de las organizaciones –en realidad, en nuestro caso somos una Federación– que está en el ojo de la tormenta para salir de la Mesa Ejecutiva del Consejo es, justamente, la de los Grupos CREA, porque se dice que no son una gremial y no necesariamente tienen una representación como tal para poder estar en el Consejo. Además, tenemos la ambigüedad de que somos, no en el cien por ciento pero sí en gran parte de los casos, vinicultores y viticultores. Nosotros estamos en el Consejo del INAVI como Grupos CREA Viticultores; por lo tanto, representamos en ese caso la producción.

Muy brevemente, quiero comentar –dejando un poco la modestia de lado– que la creación del INAVI tuvo en los Grupos CREA un bastión. En efecto, fue el sector de la producción más avanzado, el sector de punta, el primero en reconvertirse, y hemos mantenido a través de los años, a pesar de las crisis que hemos vivido, un grupo de productores bastante representativo con otros grupos de la granja. En la Federación de Grupos CREA nunca hay menos de cinco o seis Grupos que, a su vez, están integrados por doce a quince productores, y hoy en día tenemos la representación del 30% de la producción, aproximadamente. Por lo tanto, creo que tenemos credenciales más que suficientes como para tener representación en el Consejo.

En nuestro caso, por supuesto, somos fervientes defensores de la mayoría de la participación privada en el INAVI, porque creemos que lo ha enriquecido durante todos estos años, más allá de que también ha habido algún traspié, que en toda organización se da. En efecto, en alguna instancia se pudo haber desdibujado la gestión del INAVI por el hecho de que algún actor se desvió hacia algo más político que reglamentario y productivo –creo que algunos van a entender de qué estoy hablando–, pero en ese momento las organizaciones privadas también apoyaron para sacar una espina del zapato al Poder Ejecutivo, porque entendía que había actores que debían dar un paso al costado, y las gremiales privadas acompañaron.

Por otro lado, tampoco se ha dicho que si bien se puede argumentar que los actores privados son tres y los públicos también son tres, el Presidente, por ley, tiene la facultad del voto doble en caso de empate. Por lo tanto, las decisiones del INAVI pasarían a responder exclusivamente, en caso de empate, a los intereses del Poder Ejecutivo de turno. Me parece que el éxito que ha tenido la vitivinicultura en el país, a pesar de –vuelvo a decir– las oscilaciones por los buenos y los malos momentos, se debe, en su gran mayoría, al INAVI y a la participación de los privados en ese ámbito. Más allá de los gobiernos de turno, siempre los privados mantuvieron una coherencia en apuntar al futuro, al desarrollo, a la exportación y a la mejora de la calidad, y ni que hablar del peso que han tenido los privados en tratar especialmente de que el vino fuera genuino, a pesar de su media o gran calidad. Realmente, los privados hemos hecho lo imposible para que eso fuera así.

Por lo tanto, me parece que un cambio de estas características no le traería ningún beneficio al sector productivo.

SEÑOR MUJICA.- Aquí tenemos un problema de representación, porque nadie representa al conjunto en su totalidad. El conjunto necesita diversas representaciones, ¿pero cómo las medimos? ¿Cuál es el metro que tenemos para hacerlo, más allá de las palabras? La existencia de las organizaciones gremiales. ¿Y quién está detrás de esas organizaciones gremiales? ¿Cuántos son? Tal vez el metro que estamos utilizando es malo, ¿pero qué otro podemos usar? Ustedes tienen que ponerse del otro lado y pensar que no tenemos ningún metro para medir. Tal vez sea necesaria una investigación, pero ese es un problema que se presenta al enfrentarse a situaciones de este tipo.

                Es un hecho que muchos vitivinicultores tienen críticas a troche y moche, que algunas veces son lógicas y otras no, como todas las cuestiones humanas. No estoy cuestionando nada, porque todo es opinable, pero convengamos que quienes apuestan a vender calidad entienden que hay que mantener las retenciones, y los que pelean por un presupuesto en el mercado interno creen que eso es una carga. Tal vez ambas posiciones sean legítimas, ¿pero cómo se concilian ambas partes? No es sencillo.

                Sé que hay muchos institutos públicos de Derecho Privado. Lo público empieza cuando, en alguna medida, la población paga un impuesto que es utilizado para mantener la institución. No es el Gobierno el que da el carácter público, sino el financiamiento, que es un consumo público.

Ahora bien, existe una historia de los institutos y, en ese sentido, el Ministerio encargó la realización de un estudio sobre los resultados que dieron las figuras públicas de Derecho Privado. Si ustedes se molestan en leerlo, van a ver que hay de todo en la viña del Señor y que hay casos muy diferentes. Por ejemplo, el Presidente del INAC tiene un caudal de decisión que no tienen otros.

Si suspendiéramos la visión electoral tendríamos que poner a las siete gremiales, que mañana pueden ser ocho, nueve o cinco, según cómo venga la vida. ¿Cómo juzgamos cuál vale y cuál no? La experiencia indica que el que se sentó –así sea un cuadro de fútbol– no quiere bajarse más. Este es un problema humano y nosotros necesitamos algo para poder medirlo.

Si ustedes pudieron acordar ese funcionamiento, ¿por qué no pueden funcionar las seis o siete gremiales? La representación es otra cosa. ¿Ustedes no se plantearon la posibilidad de intercambiarse o de alternarse entre los diferentes sectores?

Convengamos en que las elecciones son antipáticas. Además, puede suceder que las bodegas chicas, que son muchas, se lleven la cuota de poder, y los que tienen mucho vino, pero son pocos, queden relegados. En este caso, las bodegas chicas  van a ganar, no por su poder económico, sino porque son más cantidad de gente.

                Si medimos la viticultura, vemos que los que representan tantos litros de vino  quedan fuera, y permanecen otros que constituyen, quizás, el 50%. Se darán cuenta de que esto es flor de lío. Entonces, se debe encontrar la ecuación por la cual, en alguna medida, puedan participar todos.

Hay contradicciones. Nosotros no queremos correr a nadie, pero tenemos que ser un poco salomónicos. Si hay siete gremiales, todas pueden estar, ¿pero cómo orquestamos eso? Sé que hubo una experiencia bastante positiva en el INAC, pero en su seno también ha habido muchos trancazos para poder tomar resoluciones, porque funcionan en un régimen de asamblea, y para un organismo colectivo, poner en funcionamiento una mesa ejecutiva con ocho o nueve personas entre las cuales existen contradicciones, no es sencillo. Ninguno de ustedes administraría una empresa en la que para tomar decisiones deben discutir ocho o nueve personas; no lo harían porque se armaría un lío. Creo que todos deben estar presentes, pero no se puede hacer una asamblea; un organismo ejecutivo tendría dificultades para funcionar de esa manera. Aclaro que estoy razonando en voz alta.

                Supongamos que no hay elecciones, pero tenemos tres cargos. ¿Por qué la gente no puede alternarse, rotar o convenir otro método para ocuparlos? Eso nunca lo discutieron y son cosas de las que debemos hablar con el Poder Ejecutivo y con el Ministerio. Ahora bien; debemos tratar de acercarnos un poco porque, de lo contrario, vamos a llegar a la otra vendimia. Recuerden que esta vez paramos porque nos acercábamos a la vendimia y había que vender el vino. En ese sentido, aprovecho esta oportunidad para felicitarlos porque sé que, si bien no representa mucha plata, algo se le está vendiendo a Rusia.

SEÑOR ETCHEVERRY (Edgardo).-  También se le está vendiendo a otros países.

SEÑOR MUJICA.-  Se podría decir que estamos un poco mejor que hace un año.

                Volviendo al tema anterior, me gustaría que exploraran esa posibilidad. Si pudieron juntarse para redactar un documento, ¿por qué no pueden acercarse un poco más para funcionar y llegar al INAVI con dos o tres posiciones, y no con cuarenta o cincuenta, que paralizan a un organismo ejecutivo?

                Personalmente, quisiera que el INAVI estuviera conformado por tres o cuatro personas y su Ejecutivo, por una, y que ahí se acabara el tema, pero reconozco que eso sería demasiado poético. Me parece que existe una flagrante y severa contradicción entre quienes se dedican esencialmente al mercado interno y aquellos que están tratando de privilegiar la exportación de vinos de calidad. Realmente hay una diferencia de intereses que es absolutamente legítima.

                Con respecto a las posiciones intermedias, ¿qué puedo decir? Ustedes son unos campeones en la forma organizativa; esto es muy viejo. No voy a discutir la calidad de los grupos CREA, ya que los considero una especie de modelo que había que transitar. Ahora bien, quizás sean un poco aristocráticos…

SEÑOR SANTERO.-  No necesariamente. Por lo menos eso no ocurre en el caso de la granja. Podemos decir que el granjero es distinto.

SEÑOR VARELA.- Creo que con diez o quince hectáreas no se puede ser muy aristocrático.

SEÑOR MUJICA.- La aristocracia no está en la riqueza, sino en el que construye un “aparté”.

Y volviendo a lo que hablábamos hace un momento, ¡ojalá se hubiera difundido ese sistema a nivel nacional! Por cierto, es una buena forma de funcionamiento, altamente positiva, y debería contagiarse. Es a esto a lo que hice referencia, pero en todo caso será motivo de otro  análisis.

                En definitiva, los invito a que “peloteen” un poco entre ustedes –si me permiten la expresión–, pues es posible que tengamos poder de decisión, pero es mejor negociar y encontrar fórmulas de término medio.

SEÑOR SANTERO.- El señor Senador  planteaba que, en realidad, le gustaría que hubiera solamente un integrante del Ejecutivo. Al respecto, me pregunto por qué si son tres del Ejecutivo, tiene que haber también tres como máximo en representación de los privados. ¿No le parece que el Instituto sería más pujante si no se pensara solamente en una administración o un gobierno, sino en el futuro?

SEÑOR MUJICA.- El problema es que un órgano ejecutivo no puede ser una asamblea, porque con ese mecanismo, para tomar una decisión, es necesario esperar que se reúna una vez por semana. Es bravo pensar en un organismo ejecutivo con esas características; no es changa. Pero, por supuesto, no vamos a cambiar demasiado. Tampoco  debemos olvidar que a las asambleas del INAVI iba el delegado y el suplente. Se reunían en aquella pieza, allá arriba, y al final terminaba siendo una multitud.

SEÑOR ETCHEVERRY (Edgardo).- Si me permiten, señores Senadores, quiero aclarar que, para su buen funcionamiento, el INAVI ha previsto la instalación de una Mesa Ejecutiva. En realidad, el Consejo tendría que sesionar una vez por semana y la Mesa Ejecutiva tomar sus decisiones durante toda la semana. Sin embargo, por distintos motivos no se ha logrado conformar la Mesa Ejecutiva.

                Hace pocos días, en el Consejo del INAVI se instaló lo que se podría llamar una Mesa Coordinadora, integrada por el Presidente, el enólogo Calvo,  un representante de los vitivinicultores y otro de las bodegas. Se buscó esta forma de trabajo a efectos de darle agilidad al trabajo del Consejo y, tal como muy bien lo expresa el señor Senador, no tener que esperar una semana para tomar una decisión, pues de otra manera no funciona bien el INAVI ni ninguna otra organización.

                En su inicio, la Meja Ejecutiva estaba integrada por el Presidente, el Secretario y el Tesorero. Luego, por distintas razones, dejó de sesionar y no están más ni el Secretario ni el Tesorero del INAVI. Pero, si se lograra conformar nuevamente una Mesa Ejecutiva, sería un logro muy importante.

SEÑOR VARELA.- Con relación a algunos puntos a los que se refirió el señor Senador  Mujica, debo decir que tomo y acepto su propuesta. Sin duda, hay aspectos en los que tenemos que trabajar para poder llegar a un acuerdo y somos conscientes de que debemos hincarle el diente a eso.

                En cuanto a otros puntos, creo que se pueden encontrar alternativas. Por ejemplo, respecto a la representatividad de las distintas organizaciones, debo decir que hay parámetros que son aceptados prácticamente en todos los ámbitos. Estos parámetros tienen que ver con el número de integrantes que puede tener una institución, en cuyo caso una opción podría ser que cada uno se elija según lo que represente el volumen total  de su producción.

                En definitiva, pienso que se podría trabajar sobre esos puntos y categorizar las entidades que representan el mayor número de integrantes activos del sector.

                Por supuesto, es cierto que hay gente que no se siente representada por ninguna institución y que lo hace saber, pero eso sucede en todos los ámbitos. Por algo siempre se hace mucho hincapié en la importancia de la unión de la agremiación: justamente, porque es necesario crear aquellos espacios en los que se pueda conocer la voz de todos y porque, sin dudas, aisladamente es imposible, en cualquier ámbito de la vida, confluir en acciones conjuntas.

SEÑOR ETCHEVERRY (Edgardo).- Quisiera hacer algunos comentarios con relación a las expresiones del señor Senador Mujica.

Por supuesto que creo que siempre existe la posibilidad de seguir conversando entre nosotros y de aguzar el ingenio para ver qué otras cosas se nos ocurren, pero es claro que no es un tema fácil; por ejemplo, este documento que hemos traído y que consta de cuatro o cinco hojas, es el resultado no menos de catorce o quince reuniones. No es fácil ponernos de acuerdo porque estamos hablando de siete entidades con objetivos y perfiles distintos.

                En las reuniones que hemos mantenido se habló de la posibilidad de llegar a una asociación entre una o más gremiales. Eso fue considerado y evaluado muy profundamente, pero ocurre que las gremiales que hoy integran el sector vitivinícola, que quizás puedan ser muchas, tienen perfiles y objetivos diferentes. Por ejemplo, el Centro de Bodegueros del Uruguay, que prácticamente desde su creación ha tenido una excelente labor desde el punto de vista institucional, está abocado a los vinos de calidad,  a los vinos finos y al mercado interno, aunque en la última década comenzó a tener una participación externa. Por su parte, la Asociación de Bodegas Exportadoras, como dije al principio, tiene una actividad distinta; nosotros estamos volcados al mercado externo. Entonces, si bien el Centro de Bodegueros nuclea a los productores de vinos finos, sus integrantes son compañeros gremiales pero también competidores. Sin embargo, en la ABE, somos compañeros gremiales y aliados, porque en el exterior no competimos entre nosotros sino que llevamos la misma bandera, es decir, la del Uruguay. Otra entidad muy antigua y con un perfil muy diferente es la ONV, que nuclea a los productores de nuestro país.

En consecuencia, si bien todos estos elementos que he mencionado no impiden realizar la asociación, debemos ser conscientes de que estamos ante perfiles diferenciados.

                En lo que tiene que ver con la alternancia, mencionada por el señor Senador Mujica, ella provoca, tal como lo indica el término, cierta falta de continuidad que hace que uno pierda de vista cómo van evolucionando los temas relativos al sector. Además, por ejemplo, si en un momento le toca ocupar el cargo de delegado a un representante de la Asociación de Bodegas Exportadoras, las demás entidades, con toda razón, van a preguntarse cómo se va a defender sus intereses si quien está a cargo de la representación está abocado a determinado tema y no le interesa ningún otro.  Entonces, se plantea un problema que no es fácil de resolver.

                En el documento hicimos una propuesta de elección –luego tendrá que analizarse y determinarse si es necesario modificarla o mejorarla– que estaba basada en el hecho de que si un sector alcanzaba un determinado porcentaje del padrón electoral, podía participar en la elección que iba a determinar el lugar en el Consejo. Por otro lado, aquellos que no lo alcanzaban, para tener una representación por lo menos tenían que tener un porcentaje mucho más importante desde el punto de vista de la cantidad de vino elaborado. 

                El Consejo funciona hoy con 18 miembros, y nosotros ahora estamos proponiendo reducirlo a 12. Como consideramos que es totalmente innecesario que el titular y el alterno vayan a todas las reuniones –este último puede ir cuando el titular no está presente–, sugerimos la ampliación del Consejo. Podrá decirse que 12 miembros también es mucho, pero reitero que hoy son 18, por lo que estamos planteando una mejora.

Considero que el Gobierno debe establecer las coordenadas, las bases de funcionamiento y las líneas genéricas. Por su lado, los actores privados deben aportar la audacia, el riesgo, la apuesta al futuro, la creatividad, la iniciativa y la ejecutividad. Pero eso se logra –y se ha logrado hasta ahora– cuando el sector privado se siente fielmente representado en una entidad. Sin embargo, con esta conformación, ¿cuál es el ánimo que puede tener el sector privado, cuando sabemos que hay tres delegados oficiales y tres privados, y que uno de los oficiales vota doble? ¿Cuál es el interés o el elemento motivador para aquellos tres consejeros que puedan ser designados?

En el día de ayer escuchaba una entrevista que le hacían al señor Senador Mujica. Me pareció muy bien, pero se olvidó de algo. Decía que mil hectáreas de soja dan mano de obra a tres personas; mil hectáreas de tambo dan mano de obra a 23 empleados; mil hectáreas de viña para vino común, a 300 personas; y mil hectáreas de viña para vino fino, a 500.

SEÑOR MUJICA.- Eso lo sé.

SEÑOR ETCHEVERRY (Edgardo).- En este sentido, no debe haber ningún sector productivo en el Uruguay, incluso el de los arándanos.

SEÑOR MUJICA.- Puedo tener un millón de hectáreas de soja y venderlas –lo mismo pasa con la leche–, pero si tenemos diez mil hectáreas de vino, nos ahogamos. ¡Sería un boleto! Pero eso no es infinito. Y traten de frenar a Bulgheroni, un bodeguero de Garzón, que anda con el sueño de traer cinco millones de plantas de vid. Yo le aconsejé que no lo hiciera, pero él me dijo que lo piensa exportar todo. Tiene plata para tirar y todavía nos va a ahogar más en vino. Sé que la viña es maravillosa, pero el problema es el mercado.

SEÑOR ETCHEVERRY (Edgardo).- En 1999, nuestra empresa tuvo la oportunidad de asociarse en un proyecto nuevo con una empresa francesa. Este proyecto está en la localidad de Malabrigo y es cien por ciento vitivinícola. La producción se comenzó a exportar en 2004, pero ni una sola botella de ese vino, llamado Monte de Luz –estoy seguro que nadie de aquí lo conoce–, se ha vendido en el mercado interno. Esto es así porque ellos tienen la punta del negocio. Les hemos preguntado si no sería bueno tener alguna presencia en el mercado interno, sobre todo en ciertas vidrieras, como en el Free Shop del Aeropuerto de Carrasco; pero nos contestaron que no era posible, porque ellos precisaban toda la producción.

SEÑOR QUERCINI.- Ante la propuesta que se ha formulado, quiero decir que  nosotros, a pesar de ser una pequeña empresa, hemos tenido muchas iniciativas de ese tipo. Incluso hemos presentado un proyecto al señor Senador Mujica cuando era Ministro, en un momento en que estaba en tela de juicio apostar a la industria mostera. Todos estos proyectos implican, obviamente, mucho costo, pero tratamos de adecuarnos a los elementos y a las herramientas que tenemos en el país.

Me parece que en alguno de estos proyectos a los que me refiero se pueden aprovechar los mismos recursos, siempre y cuando se genere una transformación y no una inversión que exija un desembolso muy grande de dinero o una medida que afecte la producción de una empresa, sobre todo, familiar. Aunque parezca mentira, muchas de las pequeñas bodegas –y aquí hay un caso, la bodega de Piuma– elaboran pequeños volúmenes pero, por su originalidad y por ser pequeños, no quiere decir que los vinos sean malos, sino todo lo contrario; por ejemplo, en un año puede darse la casualidad de que sean mejores que un vino francés o chileno.

                Sin embargo, en la última recorrida que hubo por Nueva Zelanda –no recuerdo si en ese grupo había alguien que promocionara nuestra vitivinicultura ni si fue algún representante del INAVI­–, particularmente en una de las charlas, se mencionó en forma extraoficial que ese país carecía de productos vitivinícolas en el caso de vinos tintos, más allá de que quizás allí estén los mejores vinos blancos del mundo.

                A las tres o cuatro semanas de ese encuentro, llegó a nuestro país una muchacha neozelandesa a visitar la quinta de mi padre para estudiar el comportamiento de una variedad de durazno nueva que querían implantar en su país, y nos preguntó si habíamos exportado un vino tinto fino, a granel, a US$ 1,20 a Nueva Zelanda. Nosotros contestamos que no creíamos, y más adelante en esa charla nos comentó que una empresa chilena había vendido 12:000.000 de litros de vino a granel a US$ 1,20. Entonces, antes de que esta persona volviera a su país, le pedí que nos mandara una muestra, y me contestó que iba a tratar de hacer lo posible, en tanto había sido un producto que había generado una competencia muy grande en los mercados de Nueva Zelanda. Esa muestra llegó a nuestro país, la probé  y como técnico puedo decir que no deja de ser un vino “atorrante” –perdóneseme la expresión–, pero es de Chile.

                 Me parece que nosotros podemos ir por uno de esos caminos, pero es claro que para ello tiene que haber una mesa de trabajo, con una representatividad en nuestro INAVI –que es a lo que apostamos hoy en día con este proyecto–, donde todas esas mociones se puedan pulir y salgan emisarios al país que sea, para poder vender y defender un producto que es genuino, que tiene calidad y que puede valer. De esa manera, pienso que también podremos hacer valer nuestro producto en el mercado interno, apostando a la calidad y a desagotar un poco la plaza. Incluso, quizás tengamos que traer hoy o mañana –y ojalá que así sea– toda esa variedad que hoy se mencionó, que si llegara en el día de hoy nos ahogaríamos en vino.

SEÑOR MUJICA.- Tal vez, como aquí se ha dicho: tienen la punta del mercado.

SEÑOR PRESIDENTE.- Creo que ha sido un muy buen intercambio, en un buen tono, y se han adquirido insumos que, por supuesto,  la Comisión  va a tener en cuenta para el análisis de este proyecto de ley.  Muchas gracias por vuestra presencia.

                No habiendo más asuntos a considerar, se levanta la sesión.

(Así se hace. Es la hora 16 y 23 minutos)

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.