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SEÑOR PRESIDENTE.- Habiendo número, está abierta la sesión.

(Es la hora 8 y 14 minutos)

La Comisión tiene el agrado de recibir al señor Ministro de Economía y Finanzas, contador Alberto Bensión, al Director Nacional de Aduanas, señor Jorge Sienra, y al señor Subsecretario de Economía y Finanzas, contador Bracca, para tratar el tema que figura en el orden del día.

SEÑOR HEBER.- Reitero algunos conceptos, señor Presidente, en cuanto a la necesidad de tocar estos temas que, lamentablemente, han generado una discusión pública en los medios de prensa que, a mi juicio, ha alarmado en gran parte a la población y al sistema político.

Después de las manifestaciones del señor Presidente de la República en un programa de televisión relativas a actitudes deshonestas de funcionarios de Aduanas, en el correr de esta semana hemos tenido una serie de entrevistas públicas que hemos seguidos con mucha atención. No se trata solamente del hecho de que se realicen las denuncias, sino también de las señales que el propio Poder Ejecutivo da a la población en cuanto al nivel de actuaciones que en función de la denuncia se realizan.

En ese sentido, prestamos atención a las manifestaciones de orden público que ha realizado el Director Nacional de Aduanas.

Antes que nada, señor Presidente, quiero expresar claramente que conozco desde hace mucho tiempo al señor Director Nacional de Aduanas y tengo la mejor de las opiniones de su persona y de su hombría de bien, que no está en cuestión ni siendo sometida a juicio. Sí estamos analizando las manifestaciones que muy claramente han generado inestabilidad, desconfianza e incertidumbre y que -de ser ciertas las expresiones que pedimos que el señor Director Nacional de Aduanas aclare y profundice- nos dan la sensación de que son muy graves, por lo que deben tener una explicación pública y, de no ser ciertas, me parece que el señor Director Nacional de Aduanas tiene que decir en esta Comisión que se ha equivocado.

Las manifestaciones del señor Director Nacional de Aduanas fueron vertidas en un largo reportaje realizado por una de las emisoras y programas más escuchados del medio. Allí dice claramente, al hablar sobre las llamadas y ante la pregunta del periodista, señor Cotelo, que ha tenido no menos de 150 permisos de importación acumulados sobre su escritorio, que han generado más de 175 llamadas telefónicas que tiene registradas, de gente que quería saber por qué la Aduana se había atribuido esa potestad. Más adelante, en el reportaje, el señor Director Nacional de Aduanas señala que en el episodio que narra sobre el bloqueo de la frontera entre el 1º y el 9 de setiembre, tuvo una cantidad de presiones para que "fuéramos menos controladores". Es decir que se pedía que no se controlara. Frente a la pregunta del periodista acerca de dónde vienen las presiones, el señor Director Nacional de Aduanas responde: "Las presiones vienen de donde vienen, de los sectores económicos y, eventualmente, políticos, en los cuales la gente, en un país como el nuestro, en el que todos accedemos a todo", en la facilidad, supongo yo, de la comunicación.

Señor Presidente: creo que estas afirmaciones son muy graves. He pedido que venga a sala el Director Nacional de Aduanas para que nos aclare el alcance de sus dichos. Si ha tenido, eventualmente, presiones políticas, creo que el sistema político tiene el derecho y el deber de saber quiénes desde el sistema no están apoyando la gestión y han llamado para que el señor Director Nacional de Aduanas no controle lo que tiene que controlar. Adelanto que si existen estas llamadas y estas presiones políticas, son inmorales, merecen la condena pública y tienen que ser motivo de denuncia, de modo tal que el sistema se sanee a sí mismo. Todo el sistema político tiene que saber, hoy, en esta mañana quién llamó, qué alcance tuvo esto y qué tipo de presiones se generaron. También queremos saber si se trató de hombres que, de alguna manera, pertenecen a esta Casa o a este sistema.

Por eso, señor Presidente, estoy seguro que en esta mañana podremos analizar y profundizar el alcance de este tipo de manifestaciones, que deben ser esclarecidas en el día de hoy, como una buena señal del sistema político hacia la opinión pública. Considero que frente a esta actitud debemos ser nosotros quienes tenemos que resolver estos problemas antes que nadie y tenemos que saber quién dentro del sistema está actuando contra él. Por eso, señor Presidente, estas son las interrogantes y las afirmaciones en primera instancia, sin perjuicio de analizar en profundidad todos los otros temas que tienen que ver con la Aduana. No nos gusta hablar de transparencia, sino de claridad, porque el vocablo transparencia parecería que no significa nada. Si es transparencia en el sentido que le estamos dando, no creo que esto sea monopolio de unos y que no sea parte integrante de la actitud de otros. No creo que algunos jerarcas de la Administración tenga el monopolio de la transparencia. Mi Partido también está preocupado en que esto sea una realidad, sin perjuicio de que no ocupemos ninguna posición en los órganos de represión que el país tiene. Esto no es monopolio de ningún partido, de ningún sector y de ningún jerarca y creo que generalizar este tipo de acusaciones lleva a malos entendidos que generan la acusación a todos, porque a todos nos cae la posibilidad de actuar el día de mañana en una actitud poco transparente.

No lo admitimos, si es así, y queremos los nombres que, de alguna manera, han generado esta acusación que no merece el sistema político del Uruguay.

SEÑOR MUJICA.- Señor Presidente: antes que nada pienso que aquí hay tres o cuatro cernos del problema. Nunca creí que todos los funcionarios de Aduana sean una recua de corruptos. Esa generalización no responde a lo que es la realidad de la vida. Y, seguramente, cuando nada más ni nada menos que el Presidente de la República larga una apreciación de ese tenor, puede haber mucha gente que se sienta herida. Tampoco tengo dudas de que al nivel de ciertas responsabilidades en la política aduanera, hace muchos años que pasan cosas muy feas en el país. La enfermedad está dentro de la sociedad y los peligros por todas partes.

Un colega nos habló de una encuesta que se hizo en una escuela del interior de un lugar fronterizo, hace poco tiempo, donde la mayoría de los niños contestaban que como profesión de futuro querían ser encargados de Aduana. Eso refleja un modo de pensar a ojos vista en la sociedad uruguaya.

A lo largo de estos años hemos visto episodios cuasi dramáticos que quedaron truncos y también se instauró un estilo de denunciar al que denuncia, moviéndole el piso y creando una especie de terrorismo que tiene a favor. Parecería que el Derecho Civil da garantías a los que meten la pata y el Derecho Penal condena en estas cuestiones en donde es muy difícil establecer pruebas concretas. No nos ha gustado y no podemos acompañar nunca como filosofía que el hilo se corte por el lado más fino. Hay un mini contrabando que es una forma de vivir. Hay alrededor de 40.000 a 50.000 personas a lo largo de la frontera que no tienen solución represiva. Es una conformación del país; una realidad social de masa, de pueblos fronterizos que dependen de los desequilibrios cambiarios y el Uruguay tendrá que aprender, cosa que ningún Gobierno va a solucionar en un par de meses, pero que como horizonte estratégico hay que entender definitivamente que se hace inviable la economía uruguaya con una enorme disparidad cambiaria, con un vecino de las características de Brasil. La gran represión al contrabando es que no sea negocio. Este es un problema estratégico. Cuando hace pocos días el señor Presidente de la República denunciaba ante cámaras un remate de alrededor de 5:000.000 de pares de medias, todos sabíamos que existe un gran contrabando. Ese es el cerno del problema y para poder instrumentarse y procesarse, necesita conocimiento e influencias porque no se pueden hacer cosas tan grandes sin un margen de recursos económicos y sin un nivel de información muy importante que tiene que dimanar de las entrañas del propio aparato del Estado porque, de otra manera, es muy difícil.

Quisiéramos que se nos brindara toda la información posible, porque es muy distinta la situación de la gente que vive como puede en la frontera, que es una realidad histórica, a la de la gente que, seguramente, medra en espléndidos despachos de la Ciudad Vieja. Entonces, no podemos tratar con el mismo criterio lo que es esencialmente diferente. Y cuando hablamos de presiones políticas, nos referimos precisamente a que se aclare, en lo posible, esas cosas.

SEÑOR GARGANO.- Celebro que estén presentes el señor Ministro de Economía y Finanzas y el señor Director Nacional de Aduanas. La noche del viernes de la semana pasada, tuvimos oportunidad de escuchar al señor Presidente de la República decir públicamente que él afirmaba que los guardias aduaneros cobraban $ 2.000 -en un principio entendí que eran U$S 2.000, pero luego se rectificó- para dejar pasar contrabando, lo que está probado, a través de un automóvil marca Fiat Palio. Además, se exhibió documentación, porque vi que mostraban papeles. Cuando lo escuché, quedé bastante desconcertado. Pensé que ya estaban presos los guardias aduaneros por esa actitud y que el Presidente de la República había constatado la situación. Sin embargo, parece que eso no sucedió, que ni siquiera estaban investigados administrativamente. Entonces, me pregunté qué sucedía en la relación entre el jerarca más importante de la Administración, que es el señor Presidente de la República, el señor Ministro de Economía y Finanzas, que es el que lleva la gestión de la economía, y la Dirección de Aduanas, que es la que debe controlar el ingreso ilegal de mercaderías al país.

Reitero que no escuché nada y escuché -como acaba de plantear otro señor Senador- las declaraciones del señor Director Nacional de Aduanas en el sentido de que había recibido presiones de carácter político y empresarial. Esto es muy grave y realmente es un hecho inédito en el país. Quiero que en esta sesión se den los nombres de los políticos que ejercieron esas presiones. Si esto no ocurre, creo que algunas decisiones que aún no se han tomado, deberían haberse adoptado el mismo día en que el señor Presidente de la República denunció los hechos públicamente -como es que el señor Director Nacional de Aduanas cesara en sus funciones, porque es su responsabilidad evitar que ocurran hechos como que los funcionarios aduaneros cobren $ 2.000 por vehículo- y expresó tener la certeza que así sucedía y que existen las pruebas correspondientes. Si ello no pasó en aquel momento, en mi modesta opinión tendría que darse ahora. Me parece que no habría otros hechos a comentar.

También soy de la opinión de que esto no debe ser motivo de un gran espectáculo político. En este tema hay aspectos muy importantes en juego y el país no puede pasar, del tema del Fiat Palio y de los $ 2.000, a olvidarse de lo que sucede en su economía. El Uruguay tiene contrabando, prácticamente, desde que existe, porque siempre hubo problemas en la frontera. Sin embargo, hay un contrabando pequeño, el del kilero o el de la gente que va a comprarse la garrafa del otro lado de la frontera, y el otro, el de quienes ingresan ilegalmente al país 2.000 o 3.000 cajas de whisky, como lo dicen todos los periódicos. Esas cajas no entran en los Fiat Palio. Y se dice que tales cosas ocurren. Yo no lo he visto, pero es "vox populi". En fin, hay temas y temas.

Tenemos un grave problema, que es el de la aftosa y que no tiene origen exclusivamente en la inconducta -que puede haber existido- de alguien que erró en el procedimiento de autoabastecerse de productos para trabajar en su campo, sino en otra cosa, esto es, en una política que no se ha puesto en práctica durante años para preservar la frontera de hechos de esa naturaleza. Hoy tenemos la oportunidad de que en este ámbito se aclaren esos temas que estamos planteando y que todos nos vayamos con la sensación de que las cosas son cristalinas, como se suele decir actualmente.

Nada más. Muchas gracias.

SEÑOR PRESIDENTE.- Previo a ceder el uso de la palabra al señor Director Nacional de Aduanas, la Mesa quiere dar cuenta de lo que le informa la Secretaría, en el sentido de que, hasta el momento, no se le han hecho llegar los nombres de los señores Legisladores que habrán de integrar la Subcomisión de Audiencias, teniendo presente que a partir de las 10 de la mañana de hoy ya hay 12 delegaciones cuyas entrevistas han sido concedidas.

SEÑOR SIENRA.- Antes que nada, en esta presentación quiero despejar un tema que los señores Senadores Heber y Gargano plantearon la semana pasada.

En ningún momento, en la declaración formulada en Radio "El Espectador" en el programa del periodista Bernabé, fue mi intención ofender o generar alguna duda sobre el sistema político nacional o lo que puede ser la presión puntual de gente que ha llamado pero que, de alguna forma, es parte de una sociedad uruguaya en la que estamos todos involucrados.

Al hablar de la presión política y empresarial, me refiero, específicamente -en esa semana en particular, pero también en ésta- a esa sensación que todos tenemos de estar frente a un hecho muy difícil de definir. Me he preguntado varias veces ¿cuál es el límite social del contrabando? Hay una ley, el Código Aduanero, que define a la Aduana sus roles, su ámbito espacial, el de sus competencias y toda una serie de procedimientos que la nuestra, como cualquier otra del mundo, tiene que cumplir y desarrollar. Sin embargo, cuando la vida real nos marca qué debe hacer la Aduana frente a determinados actos, se plantea un tema que es difícil de definir. Creo que la propia exposición del señor Senador Gargano, donde dice "Tenemos tales informaciones, pero no comprobadas", y sin olvidar que cada uno de los uruguayos hemos pasado fronteras y hemos desarrollado nuestra propia experiencia, forma parte de un tema sobre el que, quizás, una de las cosas sanas que pueden pasar es tener un buen debate público, una buena presentación nacional, donde los distintos sectores de la sociedad podamos involucrarnos para definirlo. En algún punto del camino, el señor Director Nacional de Aduanas de turno tiene que dar órdenes diarias, instrucciones, explicar a los funcionarios que están en los pasos de frontera, de qué estamos hablando, cómo y sobre quiénes se aplica la disposición del momento, así como respecto de qué productos y en qué casos. Esto implica tener una gran precisión, que es lo que estamos viendo en estos días. Digo esto, porque la semana pasada el escenario era uno y hoy tenemos otro, diferente, porque en el norte del país, concretamente en Artigas, se está viviendo una situación muy especial. Posiblemente, la vida real es eso, está llena de situaciones especiales. El tema es ¿qué hace la Aduana frente a esas situaciones especiales?

Sin entrar a incursionar aún en lo que está haciendo la Aduana, o en lo que hará, quiero reiterar algunos principios básicos. No es mi intención, ni lo fue -quienes me conocen, saben que tengo una actuación académica, pública y privada, de muchísimos años en el país- denostar ninguna actividad, menos aún la política ni la empresarial. No obstante ello, reitero, la fuerza del día marca que la gente llama por teléfono, y ese hecho tiene ese único significado. Cuando me refiero a la presión política y empresarial, hablo del torbellino de hechos que están sucediendo en el día y que ocurrieron en la semana del 1º al 9 de setiembre, esto es, en el momento en que la Dirección Nacional de Aduanas tomó una decisión frente a una serie de coordinaciones que se adoptaron particularmente en ese entonces. La medida que se tomó consistió en dar a la Aduana una responsabilidad que le compete, perfectamente encuadrada en el Código Aduanero, en el sentido de que la mercadería que pasa al país finalmente tiene que ser liberada por ella.

El día 7 de setiembre se produce una reunión de coordinación y de allí surge un instructivo muy preciso y claro, al que me referí anteriormente y que es el que necesita el funcionario que debe tomar una decisión frente a un automóvil, a una persona, a un autobús, a un camión, para determinar: "Este es el producto que puede pasar y este, no".

Quiero hacer esa puntualización, en primer término, a los efectos de dar la explicación correspondiente al señor Senador Heber.

SEÑOR HEBER.- Quisiera recapitular el tema, porque creo que involucra a todos los partidos políticos y al sistema en su conjunto.

El señor Director nos está diciendo que no recibió llamadas de políticos ni ningún tipo de presión política. Claramente, no es así porque, si no, le estaríamos pidiendo los nombres. Reitero, nos está diciendo que no ha recibido ninguna presión política para que no actuara como debe; no ha habido políticos que lo llamaran para decirle que no actúe de tal manera o que está actuando mal. Eso es lo que tenemos que ver hoy y es bueno, también, que se diga públicamente, que no quede entre estas cuatro paredes. Pero todos somos actores de la vida pública y podemos decir y afirmar cosas que estamos seguros que luego no vamos a desmentir.

SEÑOR SIENRA.- No creo que esto quede entre cuatro paredes, y lo que estoy diciendo es lo que le manifesté al señor Senador Heber en privado y lo que estoy reafirmando públicamente.

SEÑOR LARRAÑAGA.- Comparto totalmente cada una de las expresiones formuladas por el señor Senador Heber. También quiero aclarar que tengo conocimiento de la persona del Director Nacional de Aduanas y advierto que tengo una inmejorable impresión sobre su desempeño en la actividad pública. No tengo ningún empacho en decirlo en cualquier lugar, porque me consta la calidad de persona del Director Nacional de Aduanas.

Me tomé el trabajo de leer y de escuchar todas las declaraciones del señor Sienra, y voy a hacer un breve "racconto" de ellas. De aquí emerge, en forma indubitable, que cuando el Director Jorge Sienra habla de presiones políticas y empresariales, no se refiere a presiones innominadas, sino aquellas que seguramente deben tener rostro y personas materializadas en las propias llamadas telefónicas que dijo haber recibido. A este respecto, Jorge Sienra dice que "el Presidente tiene su línea de comunicación. Yo conversé con él ese viernes, alrededor de la hora 19 y me alertó de que había algunas declaraciones, en la noche, que iban a ser seguramente sorprendentes." Luego, Jorge Sienra en ese operativo declara que se convirtió en aduanero y que el Presidente tiene sus pruebas. También se habla de la situación, se le pregunta de los famosos $ 2.000 por vehículo y el Director Sienra reconoce que no es producto de una investigación. Dice que "es difícil investigar sobre el sistema." Cuando se le pregunta si hay alguna investigación en marcha, Jorge Sienra contesta que "hay una investigación, pero se trata sobre un grupo de estudiantes de Santa Catarina", etcétera. "Todo el tema de las llamadas y de las presuntas presiones políticas emerge" -dice Jorge Sienra- "independientemente de que la barrera sanitaria del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca certifique, bajo firma, que esa mercadería puede pasar porque no está bajo sospecha. La Aduana se tomó la atribución de reservarse la última palabra sobre el tema." En el curso de ese reportaje agrega: "Sé que esa decisión molestó a alguna gente, molestó a mucha gente del sector público y del sector privado, y recibí un montón de llamadas de personas que tomaron esto como una atribución intempestiva. En esa semana se acumularon no menos de 150 permisos de importación. Fue por esa medida, precisamente, de reservarse la última palabra por parte de la Dirección Nacional de Aduanas. Recibí no menos de 175 llamadas telefónicas que tengo registradas, de gente que quería saber por qué la Aduana se había atribuido esa potestad." El señor Director dice "de gente", o sea, donde estaban las presiones políticas y empresariales. Luego continúa: "Pero le reitero ese episodio que le narré, entre el 1º y el 9 de setiembre; tuve cantidad de presiones para que fuéramos menos controladores." El periodista Diego Barnabé le preguntó de dónde venían esas presiones y el señor Director contestó: "Las presiones vienen de donde vienen, de los sectores económicos y eventualmente políticos, en los cuales la gente, en un país como el nuestro, en que todos accedemos a todo..."

Entonces, francamente señor Director, no me satisface la explicación de que no quería atacar ni agraviar al sistema político cuando hablaba de presiones. Con todo respeto y humildad, me parece que hay que ser más preciso. Estamos todos involucrados y pudimos ser cualesquiera de quienes estamos aquí los que lo llamamos para que controlara menos. Por lo tanto, no podemos aceptar ese tipo de declaración pública porque, en ese caso, debió no haberla hecho. Usted mismo expresó que no había investigación en curso. Los $2.000 salen de los comentarios populares. Tampoco había investigación -aparentemente- sobre la situación de los Receptores de la Aduana de Frontera. Misteriosamente, hace un par de días atrás la noticia pública fue que "volaron" o fueron cambiados y separados de destino los Receptores de Aduana de Frontera de Artigas, de Rivera, del Chuy, de Cerro Largo, etcétera. Entonces, o cobramos a grito o decimos las cosas con un verdadero fundamento.

Con mucha ponderación, pediría que se expresara de dónde provienen las presiones políticas que están insertas en las 175 llamadas que recibió luego de las decisiones adoptadas entre el 1º y 9 de setiembre. Me refiero a presiones políticas y empresariales concretas, de acuerdo con lo que el señor Director manifestó. De lo contrario, debería señalar aquí en Comisión y también a la prensa que se rectifica en forma total, expresando que no recibió llamadas conteniendo presiones políticas. De ese modo, podrá dar satisfacción al sistema político y a los requerimientos que se han hecho en esta Comisión, que nos parecen no menos importantes porque, ¿quién es el dueño de la famosa transparencia y claridad? Pertenecemos a un partido político que, realmente, ha dado ejemplos, durante toda su existencia, de afiliarse a los principios de la honradez administrativa. Entonces, no me parece pertinente un día tirar a la población en contra del Parlamento, al otro día contra los funcionarios públicos, al otro contra los aduaneros, al otro contra los bagayeros, al otro contra algunos productores agropecuarios, presuntos irresponsables, que determinaron la situación de ingreso al país del brote aftósico, etcétera.

Creo que esta situación es muy preocupante y el señor Director Nacional de Aduanas debe hacerse cargo de ellas. Sin pretender realizarle intimación alguna, tiene que expresar esto en términos claros, porque daba la sensación de que quería entrar al detalle de lo que está haciendo la Aduana en los operativos represivos aduaneros. Será otro tema, pero uno de los puntos de la convocatoria que hizo nuestro compañero de bancada, el señor Senador Heber, precisamente estaba circunscripto específicamente a lo que declaró el señor Sienra con respecto a las presiones políticas.

SEÑOR SIENRA.- Quiero referirme al orden del día que se emitió el 1º de setiembre, a los efectos de encuadrar este tema en las preguntas formuladas.

En esa semana previa se habían presentado denuncias -algunas de ellas bien fundamentadas- de personas individuales, que señalaban que estaban entrando por determinados pasos de frontera, camiones, camionetas y pequeños vehículos que llevaban, básicamente, productos chacinados. Esto ocurrió la semana previa a que comenzaran a detectarse casos de aftosa dentro de la región. Frente a la falta de coordinación que observamos, elaboramos un orden del día en el que se determinó que, sin perjuicio de la intervención y/o autorización de los servicios especializados del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca en todos los puntos de frontera, se deberá consultar con la Dirección Nacional de Aduanas previamente, en todos los casos vía Dirección General del Interior, antes de autorizar los despachos en los rubros respectivos, y se estará a lo que resuelva en forma expresa para los ingresos.

Esto motivó la ruptura de un procedimiento normal, es decir que a nivel del comercio -que tiene su cadena de distribución armada- se generara el detenimiento de todos los permisos de importación. Ese quiebre -que constituyó un cambio bastante fuerte- dio lugar al tema que hoy estamos tratando. El sector económico nacional que está involucrado específicamente, empieza a percibir que, por lo menos hasta que se levante esa medida, el comercio se va a enlentecer fuertemente.

El señor Senador Larrañaga solicita que quien habla revele esas presiones políticas. Deseo indicarle que cuando recibo y hago llamadas, es decir, cuando intercambiamos opiniones, de alguna forma se está consultando todo el sistema. Cuando hablo de las presiones políticas empresariales, me refiero al sistema en funcionamiento. No estoy haciendo una denuncia en particular, como le puede parecer al señor Senador; no lo quise hacer, ni esa fue mi intención. Quiero que esto quede claramente especificado. No estoy atentando contra el sistema político nacional. No creo que esa sea la forma, ni es lo que quise hacer. Si el señor Senador entiende que es necesaria una rectificación para solucionar el diferendo, desde el punto de vista de la imagen del Parlamento, quiero que tenga la tranquilidad de que estoy aceptando dar esa satisfacción, tal como lo está planteando.

El quiebre del tema comercial en una frontera es el mismo que en este momento estamos viendo en el norte del país. No sé si los señores Senadores consideran que en este momento hay presiones políticas, sociales o económicas acerca de lo que está sucediendo en Artigas. No sé cómo ustedes lo definen. Yo creo que sí hay ese tipo de presiones. Si en este momento tuviera que pronunciarme al respecto, diría algo similar, o sea, que hay presiones políticas, sociales y económicas sobre la Dirección Nacional de Aduanas, sobre los aduaneros que están en Artigas, para que se deje pasar más mercadería de la que en este momento está ingresando. No sé si eso es bueno o malo, o se está castigando al sistema político, económico o social. Leo los diarios y las declaraciones de la gente, y también he recibido algunas llamadas de Intendentes. De manera que, claramente, sabemos por dónde pasa la situación. Si no dijera que en este momento en nuestro país hay presiones políticas, económicas y sociales -que no atribuyo se estén realizando sobre mí o la Aduana en particular- sobre la organización administrativa que está tomando decisiones, significaría que no estoy viviendo aquí. Baste leer los matutinos de hoy. Incluso, he escuchado los informativos de las últimas horas. Se nos dice que, en este momento, la Aduana está controlando más que antes. ¿Qué quiere decir? ¿Significa que es mejor que no controle o que controle más? Es un tema de límites, y deseo compartirlo con los señores Senadores, pero no para minimizar la responsabilidad que significa la Aduana cumpliendo con el Código Aduanero -o sea, el Decreto-Ley de 1984-; simplemente deseo compartir lo que es ese tipo de situaciones en la vida real. Muchos de los señores Senadores aquí presentes viven en el área de frontera y la conocen perfectamente bien. Posiblemente, tengan las cosas más claras que aquellos que no pertenecemos a esa zona. De alguna forma, creo que volvió esa vida real, o sea, el pequeño comerciante o gente, en general, que tiene que transitar diariamente para llevar sus cinco, seis, siete u ocho kilos de alimentos para sus familias. Al mismo tiempo, se produce otro fenómeno, que ya no es el abastecimiento individual, sino el de negocios. Me refiero al pequeño comerciante que todos los días -o, por lo menos, cuando se le agota su mercadería- va a cruzar hacia el lado brasileño para traer 20 ó 30 kilos de yerba, azúcar, aceite o productos de limpieza, a fin de comercializarlos localmente. Esa comercialización, seguramente, se hace mediante libreta o fiado, es decir, conforme a la situación de las personas que tienen que vivir de esa manera.

Creo que en este punto es donde comienza el otro debate. ¿Qué debe hacer la Aduana? ¿Tiene que ser permisiva? Si deja que eso ocurra, significaría que se está atribuyendo la potestad de contemplar situaciones particulares. ¿Quién determina cuáles son esas situaciones? ¿El Director Nacional de Aduanas, el Código Aduanero o un acuerdo, como tantos que se han hecho a nivel nacional entre las Intendencias, el Ministerio de Economía y Finanzas, la Dirección Nacional de Aduanas y la Dirección General Impositiva, en los casos en que corresponda?

Algo similar es lo que ocurre en las ferias vecinales. Esto es algo que todos los que vivimos en Montevideo conocemos. Se me ha preguntado por qué no entro en tal o cual feria. Seguramente, los señores Senadores -que tienen experiencia en determinados temas- saben en lo que se han transformado algunos procedimientos aduaneros que se han realizado en el pasado. Es una tragedia lo que ocurre cuando el aduanero entra a una feria vecinal, mientras se está desarrollando el comercio. Incluso, puede convertirse en un hecho cruento, como ha pasado más de una vez. Hemos optado por otra posición, y lo hemos discutido con el señor Ministro de Economía y Finanzas y el señor Subsecretario desde el inicio.

¿Por dónde pasa todo esto? ¿Por atacar la boca final de salida, o las bases? Creo que días pasados, algún señor Senador indicó que si un determinado producto llega al kilómetro 49 de la Ruta 8, ingresó por algún lado. ¿Por dónde pasó? Si fue por la Aduana, por algunas de las receptorías correspondientes, es porque no se están haciendo los controles correspondientes.

Entiendo lo que han dicho los señores Senadores Larrañaga, Heber y Gargano. Soy totalmente responsable de mis dichos. Deseo que el señor Senador Larrañaga entienda que de ninguna manera quise arrojar ni siquiera una pequeña sombra sobre el sistema político nacional o el Parlamento. Tampoco fue mi intención entablar una confrontación para colocar de un lado a quienes son transparentes, y del otro a quienes no lo son. De manera que no sólo estoy dispuesto a decir esto aquí, sino también a hacerlo públicamente. Me siento muy tranquilo en lo que estoy enfatizando, pero si en este momento no tuviera la capacidad de definir que el país está sintiendo una enorme presión política, social, económica, comercial y empresarial sobre la Aduana, no tendría que estar ocupando mi cargo de Director Nacional de Aduanas, que me obliga a por lo menos estar mirando lo que pasa. El propio sector aduanero está presionado, porque siente que la sociedad mira a la Aduana, posiblemente, con ojos diferentes con los que la veía hasta ahora. Ese es el punto.

SEÑOR GARGANO.- He escuchado con mucha atención al señor Director Nacional de Aduanas, pero créame que la situación que se vive en Artigas hoy es distinta a la que usted describió cuando habló de presiones empresariales y políticas. Repito que son dos temas distintos.

En Artigas hay una coyuntura social provocada por la adopción de medidas extraordinarias de parte de la Aduana, para controlar la posibilidad de que se reitere la situación que generó el foco de aftosa. Usted ha dicho que la gente no puede comprar un litro de aceite o pasar un paquete de yerba; en fin, tiene problemas económicos mínimos. Ese es un tema. El otro fue el que usted planteó cuando comentó las afirmaciones del señor Presidente de la República. Este es el nudo del tema: el señor Presidente de la República dijo que había contrabando de mucha importancia, que se pagaban $ 2.000 por vehículo y que eran de una determinada marca. Esto es así; yo lo escuché, está grabado y se puede pasar veinte veces. Comentando esas afirmaciones, usted dijo que había presiones políticas y empresariales, y no que ahora los pequeños bagayeros de Melo vayan a la plaza a protestar porque no pueden pasar garrafas, yerba o café, o que en el llamado puente De la Concordia, que une Quaraí y Artigas, la gente esté bloqueando el lugar. Eso es lo que ha pasado siempre; ocurre cotidianamente en la economía de frontera porque, por ejemplo, cuando en Brasil están más baratas las cosas, el contrabando es de allá para aquí. La Aduana ha actuado siempre con los criterios con los cuales se manejan los temas económicos y sociales de la frontera, pero otra cosa es el contrabando, y es eso lo que precisamente denunciaba el señor Presidente de la República, y no la economía de frontera. Ahora hay una situación excepcional, distinta a la que usted se refería. Entonces, lo que quiero saber es lo anterior, no esto de ahora que todos conocemos.

Comparto que se adopten las más severas medidas para que no haya la más mínima posibilidad de que el virus vuelva a ingresar y haya que usar de nuevo el rifle sanitario para matar los animales de los pequeños chacareros que viven en la frontera, donde está el foco. Por otra parte, el Estado debe hacerse cargo del alimento de la gente que no puede comer porque no puede comprar un kilo de azúcar o cualquier otro elemento de necesidad básica, por lo menos, mientras persista esa situación. Esta es una realidad social generada por un hecho excepcional; pero lo otro es distinto, y es precisamente eso lo que queremos que usted nos explique, habida cuenta que los comentarios del señor Presidente de la República han conmocionado a la sociedad uruguaya.

SEÑOR HEBER.- De las explicaciones dadas por el señor Director Nacional de Aduanas -naturalmente que algunos conceptos son aceptables en función de que ha dicho que aquí no hay presiones de carácter político- creo advertir una confusión en lo que es el normal funcionamiento del sistema político generando consultas o dando opiniones y lo que son las presiones que sobre su Dirección se pueden haber ejercido en cuanto a la represión del contrabando. Tiene razón el señor Senador Gargano en cuanto a que esto hay que enmarcarlo en las denuncias realizadas por el señor Presidente de la República sobre el contrabando y la "coima". Ese fue el motivo para que usted saliera a la opinión pública; pero ahora está hablando de otra cosa, de que frente a medidas que se están tomando por la Dirección Nacional de Aduanas, ha habido llamadas telefónicas -no me gusta manejar la expresión "presión política"- de consulta, para dar opinión o inclusive para discrepar, que nada tienen que ver con la represión del hecho ilícito. Insisto en que estamos confundiendo las cosas.

Para ser más gráfico -y no tengo inconveniente en decirlo- debo informar que antes de comenzar esta sesión tomé contacto con el Director de la Dirección General Impositiva para consultarlo sobre un impuesto que choca con el mismo tributo que cobra la Intendencia Municipal sobre actividades nocturnas, tema que me ha sido planteado por los propios involucrados. No estoy presionando al Director de la Dirección General Impositiva para que no cobre ese impuesto, sino simplemente tratando de plantearle que hay que definir si lo cobra la Intendencia o el Gobierno Nacional. Por lo menos, en algún momento me gustaría discutir esto, pero no estoy presionando a esta institución para que no haga lo que debe.

Lo que quiero explicar es que el señor Director Nacional de Aduanas se está confundiendo, porque las denuncias públicas fueron por represión contra el contrabando y la visión que tuvo la opinión pública no es el de la consulta normal de un sistema político en donde se llama por teléfono para preguntar en qué consisten las medidas, cuál ha sido su alcance y duración y cuándo se restablecerá la normalidad. Eso no tiene nada que ver con el marco de la discusión de la opinión pública frente al hecho de que el señor Presidente de la República había dicho que se "coimeaba", habiendo incluso mencionado el modelo y la marca del automóvil. Usted habla de presiones, pero a nosotros nos gustaría mucho más que se refiriera a consultas que el sistema político le ha hecho frente a determinadas acciones que tomó, que nada tienen que ver, insisto, con la represión que su Dirección hace contra el ilícito del contrabando. Parecería que el sistema está buscando presionar a la Dirección a su cargo para que no cumpla con su deber, pero no es así; el sistema no lo está llamando para que usted no cumpla, sino que simplemente quiere informarse y hasta, por qué no, podría discrepar con alguna medida. Si mañana a usted lo llama un político para decirle que tomó mal una determinada medida, no se puede pensar que esa persona está defendiendo al contrabandista que quiere pasar algo. No se trata de eso, sino de medidas que usted ha tomado sobre la base de disposiciones legales, que son motivo de análisis y de controversia. Pero eso no tiene nada que ver con la supuesta "coima" de los funcionarios de la Dirección Nacional de Aduanas.

No debemos confundir, pues, lo que es una consulta, una llamada telefónica -esto es, el funcionamiento del sistema político- sobre todo, a la gente que está en la frontera que, como es obvio, tiene que conocer las medidas que está tomando la Dirección Nacional de Aduanas, con una presión política para que el organismo no cumpla con su deber. Ese es el tema e insisto en que se han confundido los términos, por lo que es muy importante que se dividan las aguas. Usted no ha tenido llamadas de presión política para que no reprima, para que deje de actuar, sino que ha habido 175 llamadas de empresarios para saber en qué consisten sus resoluciones, las normas tributarias, su decisión de apertura o de clausura de las fronteras o paso de fronteras. Eso es lógico; ¿por qué no va a tener llamadas? Cuando yo era Representante Nacional por Rivera, más o menos una vez por mes llamaba a la Aduana para saber acerca de las medidas que afectaban a la vida interna del departamento. Que ahora esté menos empapado en el tema, no quiere decir que no esté vinculado con mi Departamento; tampoco estamos diciendo que no se actúe y reprima al contrabando organizado que, a veces, reclama que esto se haga con severidad. Me parece que el motivo no debe ser la injusticia, digo esto porque entre el que trae dos garrafas y el camión que vienen lleno de garrafas, estos últimos son los que parecen tener vía libre en la ruta. Aclarando estas posiciones vemos que aquí no hay un tema de presiones políticas sobre la actitud de represión sobre el contrabando. Las consultas sobre las medidas a tomar van a seguir. No se trata de presiones sino de consultas que a veces pueden ser, también, discrepancias. Hoy estamos procurando de que se adopten medidas o que, de alguna manera, la ley le permita hacerlo.

SEÑOR SANABRIA.- Creo que el tema se está centrando en el camino que todos aspiramos, en la medida que no podemos dejar de reconocer el estado de emergencia nacional que está viviendo el país, referido al tema de la aftosa y que en definitiva empieza a tener coletazos desde el punto de vista social. En estos momentos la frontera está viviendo situaciones dramáticas, no solamente por el riesgo que puede significar este crecimiento del foco de aftosa para todo el país, sino además por las medidas, yo diría, también dramáticas que a nivel de la frontera se están tomando.

Evidentemente, esta mañana lo que tenemos que analizar son las declaraciones del Director Nacional de Aduanas, a quien sólo conozco por relacionamiento político vinculado a sus gestiones anteriores y no desde el punto de vista personal. Confieso, además, que la última llamada a esa Dirección la hice hace aproximadamente 5 ó 6 años, a los efectos de agilizar el trámite en el Aeropuerto Internacional de Carrasco, ya que un equipo médico venía de Estados Unidos, pretendiendo salvar la vida de un niño. Por lo tanto, reitero, hace 5 ó 6 años que no hago una llamada a la Dirección Nacional de Aduanas. Eso no quiere decir que aquella circunstancia haya implicado una presión sino, simplemente, pretendía una explicación de una situación que implicaba una emergencia de vida.

Al analizar lo escuchado en la mañana de hoy, pienso que todos estamos haciendo presión política en cuanto al tema de la Aduana. Lo sentí cuando esta mañana ingresamos a la Comisión y algunos Senadores plantearon el tema de la garrafa en la frontera. Por tanto, todos estamos planteando la preocupación ante una problemática social de la frontera, que no se resuelve muy fácilmente, porque estamos hablando del sistema de vida de la gente y de esa relación que existe en la frontera con los países vecinos. Insisto en que ese tema no se resuelve fácilmente. Siento, señor Presidente, la presión que sentimos todos por la problemática del país que es distinta a la anterior. Me pongo, entonces, por un instante en la posición de aquellos funcionarios o aquellos jerarcas que tienen que tomar las medidas vinculantes a un problema de emergencia que vive el país, cada una de las cuales -muchas de ellas injustas- tienen miles de repercusiones, como puede ser el cierre total de la frontera que se está ameritando en estas instancias.

Centrando la discusión en lo planteado por el señor Senador Heber -y que ha reconocido el señor Director Nacional de Aduanas- en estos últimos instantes, creo que las explicaciones brindadas han esclarecido que no ha habido presiones políticas para frenar alguna decisión administrativa por parte de dicha Dirección.

Con respecto a la denuncia pública del señor Presidente de la República -yo la circunscribo como tal- seguramente el Director Nacional de Aduanas tendrá información para darnos sobre la misma. Cualquiera de nosotros teniendo conocimiento de esos hechos, también la hubiera hecho. De ahí en más no le doy otro carácter a esa denuncia pública realizada por el señor Presidente de la República y, como lo dije, seguramente el organismo responsable de esa área estará investigando a estas horas. No le doy otro camino, en la medida en que el sistema político tampoco tiene que recorrer los mecanismos de los sistemas administrativos y constitucionales que tiene el país que, en este caso, corresponden a la Dirección Nacional de Aduanas.

En este sentido, señor Presidente, creo que ha sido muy bueno el contar con la presencia del Director Nacional de Aduanas. En lo personal, creo que ha quedado claramente esclarecido que no ha habido presiones políticas vinculantes a las medidas que ha tenido que tomar la Dirección Nacional de Aduanas en una situación de emergencia nacional, como la que está viviendo la frontera y todo el país. Para esto sí tenemos que convocarnos todos los partidos políticos para apoyar aquellas medidas y, fundamentalmente, las que habrá que tomar para salvaguardar el normal funcionamiento, incluso, del área social que está viviendo aquella zona en virtud de este lamentable foco de aftosa.

SEÑOR GALLINAL.- Señor Presidente: por la forma en que se ha expresado el señor Senador Sanabria parecería que prácticamente está todo claro y podríamos liberar al Director Nacional de Aduanas de su comparecencia en esta Comisión. Creo que no; creo que la forma de razonamiento que ha utilizado el señor Sienra es tan general y abstracta que, en alguna medida, si así hubiera sido, nosotros podríamos haber compartido el tenor de sus declaraciones. Digo esto porque manifestó que existen presiones de carácter político, económico y social sobre la actuación de la Dirección General de Aduanas en el entendido que él las ha planteado. Esto es cierto, pero también las hay sobre la actuación del Parlamento y del poder político en su conjunto. Todos los días recibimos presiones de carácter político, económico y sindical, así como reivindicaciones de toda clase que, obviamente, tienen detrás un interés legítimo. Me refiero al hecho de defender los postulados de cada uno de estos sectores que llegan aquí -particularmente en ocasión de la discusión del Presupuesto Nacional- y de plantear sus reivindicaciones, ya sea mejorar sus retribuciones salariales u obtener un mejor posicionamiento dentro de la Administración Pública. Presiones políticas, económicas y sociales existen sobre la educación, la salud y la economía. Si ello fuera solamente en un sentido tan abstracto, ni siquiera hubiéramos tenido la necesidad hoy de convocar al señor Ministro y al Director Nacional de Aduanas. Creo que las declaraciones del señor Sienra están referidas muy claramente a presiones muy fuertes, insisto, políticas, económicas y sociales como él las ha señalado, y en particular las dos primeras trasuntan que detrás existe un interés espurio como las de carácter abstracto que mencionábamos al comienzo.

Esto me duele porque la ciudadanía las interpreta como reproches y cuestionamientos referidos al sistema político en su conjunto. Parecería que detrás de determinadas organizaciones empresariales hay -quizás éstas existen- algunas de índole política que presionan en defensa de intereses que no se adecuan al derecho o que no tienen toda la legitimidad que deberían tener. Esto que nos duele a todos es particularmente grave para los Partidos Nacional y Colorado. Debemos reconocer la situación de hecho: la gente interpreta y nos hace centro de esa presión o responsables, particularmente a quienes integramos los partidos tradicionales. A uno, porque es el poder mismo y a otro porque, en una actitud generosa, seria y responsable, está colaborando con el Partido de Gobierno e integra una coalición, por lo que la gente lo asocia con mayores posibilidades de incidir en esa presión sobre el Director Nacional de Aduanas, así como sucede con el Partido de Gobierno. No ocurre lo mismo con los partidos que no pertenecen al Gobierno, lo que es un razonamiento lógico. Por este motivo, hemos convocado al señor Director Nacional de Aduanas.

Nos permitimos agregar que si los hechos son tal como se describen, aquí existe -aunque parecería que no existe más- un Poder Judicial independiente que está en condiciones de recibir las denuncias del señor Director Nacional de Aduanas y las de cualquier otro ciudadano que tenga responsabilidades de Gobierno, quizás no tanto por las presiones sociales, pero sí por las económicas y las de carácter político. Debe ser allí donde se dilucide este tipo de denuncia.

Días pasados, el señor Senador Heber con muy buena intención -que creo que en el día de hoy ha quedado de manifiesto que se recorrió el camino correcto con esta convocatoria al señor Ministro de Economía y Finanzas y al señor Director Nacional de Aduanas- planteó esta reunión e inmediatamente se le sumó el Encuentro Progresista y se dijo que se iba a llegar a pedir la renuncia del Director Nacional de Aduanas. Inclusive, en el día de hoy se ha insinuado esa posibilidad y ante ello decimos que no queremos la renuncia del señor Director Nacional de Aduanas sino que, por el contrario, deseamos que actúe en respuesta a esas presiones políticas, económicas y sociales que recibe. Además, le manifestamos que si necesita apoyo del Parlamento, lo venga a pedir porque lo va a tener pero que, de todos modos, comparezca ante el Poder Judicial a realizar denuncias concretas que culminen con los presuntos hechos que él conoce y que nosotros no, pero que, obviamente, están incidiendo fuertemente en la realidad económica del Uruguay.

Por estos motivos, no creo que sea el momento oportuno para dar por terminada esta comparecencia, pero sí para señalar que no tenemos intenciones de reclamarle al señor Ministro que retire de su cargo al Director Nacional de Aduanas. Por el contrario, ya que ingresó en este terreno, le decimos que siga para adelante porque cuenta con el respaldo de nuestro sector político y que cuanto más profundice en esa línea de acción, será mejor. Más aún lo será si, reitero, puede recurrir al Poder Judicial. Si en algún momento necesita el respaldo del Parlamento o de otras herramientas necesarias para ejecutar esas políticas de combate a acciones ilícitas, va a contar con el apoyo de nuestro partido político, porque creemos que es por ese camino que debe transitar el Gobierno. De esta manera, no entraremos en un terreno de discusión dialéctica en el que todos los días se denuncien hechos como si el señor Presidente de la República y algunos Ministros hubieran llegado al país en el día de ayer. Hace muchos años que están sobre esta tierra recorriendo caminos políticos similares a los que transitamos nosotros. Si hay una actitud de coraje decidida a enfrentar estas denuncias o presuntas irregularidades, estamos dispuestos a darle todo el respaldo al Poder Ejecutivo y a quienes ocupan cargos de particular confianza tan delicados como éste, a efectos de lograr el mejor cumplimiento de su función.

SEÑOR SIENRA.- Quisiera hacer dos breves reflexiones y luego con mucho gusto concederé las interrupciones que se me solicitan.

Como comentario específico a los últimos planteos realizados, debo señalar que si las presiones a las que me referí hubieran sido indebidas, definitivamente era una denuncia para plantear en el ámbito que señalaba el señor Senador Gallinal que, eventualmente, podría ser el judicial. Las consultas, como las llama el señor Senador Heber -y no tengo ningún inconveniente en tomar el término "consultas" como sustituto de la palabra "presión", si esta última resulta demasiado fuerte- no tengo ningún inconveniente en tomar un sistema de consultas como lo que se pueda hacer en el diálogo, en este caso, del sector político, del empresarial, del social, etcétera. Las consultas realizadas no fueron indebidas y, por lo tanto, si lo hubieran sido, hubiera habido una denuncia sobre las mismas.

SEÑOR MICHELINI.- Señor Presidente: pensé que luego de las palabras del señor Senador Gallinal se me clarificaba un poco la situación pero ahora, después de las manifestaciones del señor Director Nacional de Aduanas sigo sin entender. Parte de la discusión de esta situación es si el señor Director Nacional de Aduanas dijo lo que dijo, no dijo lo que no dijo, o no quiso decir tal o cual cosa. Lo que dijo, lo dijo y lo escuchamos todos. Cuando el periodista le pregunta por qué la Aduana no actúa más -ese fue el concepto del mensaje- el señor Director dijo que todo el país está reclamando a la Aduana que actúe más frente a esta situación, pero que hace unos cuántos días le estaban reclamando otras cosas cuando estaba más exigente. El mensaje decía que lo estaban presionando, por lo que ahora, tratar de hacer decir que no lo dijo, por más que lo logremos en esta Comisión, allá afuera nadie lo va a creer. Es más; hoy dijo que hay Intendentes Municipales que lo llamaron para reclamarle, seguramente, que hay gente que no come por las medidas que se están tomando, independientemente de si esto es legal o no, o de si es malo o bueno. Esto ocurrió, y tratar ahora de hacer creer que no dijo que hubo presiones, no es posible. Hubo presiones políticas, algunas debidas y otras no, porque en el tema del contrabando, más allá de los chicos, se mueven intereses muy grandes y fuertes, aunque no hayan llamado los propios interesados directos del contrabando. En la Comisión de Hacienda, los empresarios de la industria del cigarrillo desplegaron arriba de la mesa todos los cigarrillos de contrabando -y no los de los "free shop" que también son parte de la torta de evasión de impuestos- que alcanzaban a 85 marcas, algunas desconocidas, sobre todo para uno que no es fumador.

No podemos discutir ahora que lo que dijo el señor Director Nacional de Aduanas no lo dijo o que le tiene que dar al sistema político una puerta de salida. A mí, no me tiene que dar nada. Acá hay presiones políticas, las vemos y hay intereses con respecto al contrabando muy fuertes, que también vemos, y no me gustaría estar en el lugar del señor Director Nacional de Aduanas. El contrabando no juega y no se trata sólo de presiones de llamadas telefónicas; no me extrañaría que mañana recibiera llamadas de intimidación en la familia. En esto no se juega.

Yo reclamo, como lo han hecho otros, que diga los nombres; como Director, sabrá si los puede decir o no. Tiene jerarcas. Si lo que dice, no nos satisface, le reclamaremos a su superior, es decir, al señor Ministro de Economía y Finanzas, las responsabilidades políticas. No le estoy pidiendo obligatoriamente que me dé los nombres en el día de hoy sin consultar a su jerarca, pero quiero que dé los nombres. Si no lo hace, le reclamaremos al jerarca correspondiente, no para tener una salida al sistema político, sino para meter más el cuchillo en el tema del contrabando. Aquí se han presentado varias iniciativas vinculadas al contrabando, entre ellas, una proveniente del señor Senador Atchugarry. No hay ninguna medida ni ningún marco legal que sirva si la jerarquía no actúa. A eso apunta mi preocupación actual.

El Director Nacional de Aduanas nos dice que en realidad, cuando dijo "presiones", no quiso decir eso. Entonces, se acabó; no hay más Director Nacional de Aduanas. Por más que quiera después hacer cumplir una regla o una norma, no hay más Director Nacional de Aduanas porque cuando fue exigente el sistema político lo llamó y cuando dijo en la radio que había presiones luego el sistema le corrigió la plana.

Queremos que diga los nombres, que se los diga a sus jerarcas y, después se lo pediremos a su superior inmediato. Eso es así.

Por otro lado, me preocupa el tono deliberante que el Director Nacional de Aduanas le da a esto en el sentido de preguntar qué debemos aplicar: si el Código, la ley, la norma... Que aplique la norma y la ley; si no sirven, se cambiarán, o porque el Poder Ejecutivo se lo manda al Parlamento o porque los diferentes Legisladores la cambiemos. En ese sentido, no puede haber una duda de lo que se aplica. La Aduana no puede mantenerse en un Estado deliberativo.

¿Cuándo se trata de contrabando social y cuándo no? Si las normas que se están aplicando no corresponden, entonces, se cambiarán. Por ejemplo, una persona que tiene un Fiat Palio -no me estoy refiriendo a los que tengan varios, sino uno solo- ¿comete contrabando social o no? Bueno, eso lo responderán las normas y si no corresponden, si es malo, innecesario, indebido y afecta hasta la propia persona que cuando alguien traspase una frontera lleve tanto valor, se deberán cambiar. Esos valores los darán las normas, pero no puede haber un estado deliberativo. Debemos aplicar la ley y las normas y si éstas están mal, se deberán cambiar, pero no podemos actuar según la situación. Por ejemplo, si se trata de Artigas, se debe apretar menos porque se trata de un departamento realmente pobre, pero si hablamos de Rocha y Maldonado, se deben adoptar otras medidas y apretar más. Y en el litoral con Argentina, también se debe actuar de diferente manera y en Carrasco aplicar otra norma. Sinceramente esto es lo que más me preocupa. Analizaremos la versión taquigráfica.

Lo que ocurrió, ocurrió. Las presiones existieron. El señor Director Nacional de Aduanas sabe muy bien quiénes fueron, incluso habló de Intendentes y lo acaba de repetir. Informará al jerarca, éste nos llamará, vendrá al Parlamento o lo convocaremos nosotros; será indiferente. Esto será en un ámbito mucho más global y complejo que abarca toda la situación del contrabando que, en definitiva, no depende de un Director Nacional de Aduanas sino de todo el Poder Ejecutivo y, fundamentalmente, del titular del Ministerio que está aquí presente.

SEÑOR MUJICA.- Sinceramente confieso que me siento maniatado, porque tengo la sensación de que los hechos tienden a cortar el hilo por el lado más fino en una situación medio estrambótica. En definitiva, el Presidente de la República desató la maroma en un programa de televisión, pero no podemos traerlo y preguntarle por qué dijo esto y cómo es la cosa. Ahora, tenemos presente a un jerarca medio que tiene en la picota a cierto jerarca importante. Y nos preguntamos, ¿esto saltó después que el Presidente habló en un programa de televisión o venía de antes? Me dicen que hay ciento setenta llamadas que son consultas. ¡La flauta! Una, dos, tres o cinco consultas, macanudo, pero, ¡ciento setenta! ¡Si no es presión, no sé lo que es! No sé cómo se llama eso.

SEÑOR ASTORI.- Un exceso de llamadas.

SEÑOR MUJICA.- Ahora, si el jerarca larga los nombres, es palabra contra palabra, porque no hay documentos, sino llamadas. Algunos se los puede decir.

Por otro lado, hay otra presión, porque, bueno, si el Director Nacional de Aduanas quiere meter la mano para ajustar... Cuando fui Diputado, me llegaron denuncias gruesas.

En este país hay contrabando, estoy convencido, aunque no lo puedo probar. Estuve rastreando datos e incluso con gente de la televisión fuimos a una estación de servicio donde se "maquillaban" los camiones para sacar a pasear de noche los contenedores de la Aduana. Eso no es un "bagayito"; eso supone la existencia de organizaciones con bruto aparato de influencia. Hice todo lo que pude en su momento. Pero no puedo acusar ni a Fulano ni a Mengano, porque no puedo probar nada. Sin embargo, en mi interior, estoy absolutamente convencido y me hago cortar las venas; pero, ¿cómo lo pruebo? Al Director Nacional de Aduanas le puede pasar lo mismo.

Este tipo de situaciones se producen. Sé que ningún partido tiene la patente de la santidad ni de la corrupción. Por lo tanto, lo mínimo que pediría es que el Gobierno, como tal, el Presidente de la República nos dé explicaciones.

El Presidente de la República largó el "viandazo". Por lo tanto, no tiene que venir el jerarca de la Aduana; el Presidente es el que lo tiene que decir lisa y llanamente, porque es quien en definitiva tiene los resortes para apretar y decir o no decir. El decidió jugar fuerte y salir en un programa de televisión adrede; fue a provocar. Quiere decir que el Presidente quiere "lola" en este terreno. Bueno, ¡vamos arriba! si quiere meter el cuchillo a fondo en esto. Es una responsabilidad de Gobierno. Tengo la sensación de que dadas las circunstancias, el Director Nacional de Aduanas tiene que tirarse al piso. Yo no estoy para pisarle la cabeza al punto más débil. Si el capo del Estado largó la bronca, ¡vamos arriba! Que nos diga las claves y vamos juntos. De lo contrario, veo que se va a crear un clima sindical, y esto, y lo otro, y lo político, y la cabeza es de él. Pero el Jefe del Estado decidió largar una campaña, por lo visto. Entonces, nos tendrá que dar las señales correspondientes a través del Ministerio y tendremos la oposición en todos los factores que sean. Pero no tengo dudas en el corazón, y no preciso reconocimiento, de que existen organizaciones criminales dedicadas en alta escala al contrabando desde hace años en este país. Si es eso lo que hay que enfrentar, ¡vamos arriba! Ahí veremos que el grueso de todo el sistema político está detrás de eso.

Hay que dar señales claras y compromisos terminantes. No es cuestión de sacar una declaración, de que se arme un "berrodo" bárbaro, y luego, no pasa nada. ¡No! No quiero pensar así, no quiero pensar que es una maniobra diversionista.

Ya he dicho que esto tiene claves económicas y se relaciona con el rumbo del país y con la estructura del MERCOSUR. No nos podemos mudar de país ni olvidar que se trata de un problema estratégico que no tiene solución policial, lo que no significa que debamos cruzarnos de brazos. Las soluciones verdaderas son de largo plazo, constituyen un rumbo a seguir y necesitan un acuerdo nacional. No se puede vivir al lado de un monstruo que determina una relación de precios con una diferencia de tres o cuatro veces en el quilo de porotos. Hay que tener racionalidad en estas cosas y sabemos que para que no exista contrabando no debe haber circunstancias económicas que lo propicien. Esa es la solución de fondo.

Sin duda, no voy a pedir al señor Ministro que arregle este error, pero debemos entender que es algo relacionado con el rumbo económico del país.

Mientras tanto, ante estos hechos, pienso que el señor Presidente de la República debe convocar a quien corresponda. Esto puede ser una famosa cuestión de Estado -expresión en la cual no creo- que nos debe comprometer a todos. De lo contrario, tendré que pensar que se trata de un momento de bronca o una acción diversionista sobre el cerno del problema.

Muchas gracias.

SEÑORA POU.- Señor Presidente: no integro la Comisión de Presupuesto; sin embargo, he concurrido a sus sesiones porque creo que es donde más se aprende y se tiene una visión global del país. Sinceramente, hasta el día de hoy y a pesar de una prolija concurrencia, reconozco que a veces se tiene una cierta dificultad en poner las manos en el barro cuando se habla de incisos y articulados. De todos modos, en la mañana de hoy advierto que hemos entrado en una parte importante y tangible de la realidad nacional, a través de un episodio de esos que, de tan malos que son, pueden generar algo bueno. Desde ya aclaro que era mejor que no hubiera ocurrido lo que sucedió, es decir, las palabras del señor Presidente de la República, las aclaraciones o no del señor Director Nacional de Aduanas. Pero la realidad es otra. En definitiva, es como es y no como nos gustaría que fuese.

De todos modos, hoy estamos analizando uno de los temas importantes del Uruguay y en este sentido debemos reconocer que la actividad política es, esencialmente, de comunicación. A veces, más importante que el hecho tal cual se presenta, es cómo se lo trasmite, ya que de la opinión se nutre la propia actividad. Prueba de ello es que esto surge de un medio de comunicación hacia el sistema político.

No voy a reiterar -por más que deba hacerlo en breves palabras- la opinión que en lo personal nos merece el doctor Jorge Sienra, lo que ha sido su trayectoria. Sin duda, más allá de las instancias que hemos vivido esta mañana, debe llevarse como un reconocimiento del sistema político, las expresiones hacia su persona. Si esto no fuera así, ni siquiera estaríamos discutiendo esta cuestión.

No obstante, pienso que sí han sido infelices algunas expresiones vertidas. En la mañana de hoy se hablaba de presiones que luego resultó que debían tomarse como consultas, que por supuesto son legítimas y un deber de los Legisladores, tal como es responder a la gente de sus departamentos qué es lo que está pasando. Quizás podamos dejar por allí, sobre todo con un reconocimiento explícito en cuanto a que debió decirse "presiones políticas" en lugar de "consultas del sistema político" preocupado por la situación de la gente.

En estos términos, entonces, dejaría yo este episodio, siempre y cuando haya un reconocimiento explícito, como he mencionado, porque se menciona, en general, al señor Director Nacional de Aduanas, pero cada uno de los actores políticos tiene cara. Muchos de ellos -no es mi caso- son reconocidos en la zona de la frontera, es decir, están más proclives a que cuando se habla de presiones políticas se los recuerde, sobre todo, en momentos en que al Parlamento, desde un ángulo y otro, se le adjudican responsabilidades, si no culpas. Me refiero a que se puede pensar que esas presiones tienen caras y voces y que, en general, no son por temas de responsabilidad política.

Más específicamente quiero decir que la realidad de la vida de la gente excede no solamente la norma legal, sino las posibilidades de lenguaje para aprehenderla. Por lo tanto, permítaseme acuñar, a efectos de colaborar con el señor Director Nacional de Aduanas -quien ha confesado sinceramente que ignora cuáles son los límites, como muchos de nosotros, en el actuar concreto, entre la aplicación estricta de la norma y la flexibilidad frente a algunas situaciones particulares que vive el país en ciertas zonas, cuando debe impartir las órdenes a los funcionarios de la Aduana- las expresiones "contrabando formal" y "contrabando informal". Esto no es un juego de palabras.

Nadie puede pensar que existe contrabando formal cuando alguien atraviesa la frontera para comprar sus cosas, como es el caso de los ciudadanos que se han mudado a esa zona para poder sobrevivir. Seguramente, todos podamos poner nombre y cara a esta situación. Nadie, reitero, va a pensar que hay un contrabando formal cuando la gente pasa con las "chismosas" llevando algunos quilos de harina, tres litros de aceite y, si se tiene una bicicleta, alguna garrafa.

Por su parte, no se puede negar que hay contrabando formal cuando se introducen camiones con miles de botellas de "Coca-Cola" al país. Basta recorrer los pequeños comercios de nuestro país para encontrar alguna "Coca-Cola" que no sea brasileña. Si bien no soy tomadora de "Coca-Cola", sé que quienes son finos catadores de esa bebida reconocen su gusto distinto. En este aspecto nos impresionan las grandes cifras que se manejan. Quizá este es el punto, en tren de señalar algo positivo. Como bien dijo el señor Senador Michelini, no me gustaría estar en la piel del señor Director Nacional de Aduanas.

Pienso que la distinción entre contrabando formal e informal puede significar una ayuda. Sé que en la vida no todo es blanco o negro y que muchas veces nos movemos en las zonas grises, pero entonces ya estamos acotando más el margen de error o de permisividad que se pueda tener. Sin duda, el señor Senador Mujica definió perfectamente lo que debe ocurrir, es decir, que el contrabando no sea negocio.

No vamos a entrar en consideraciones geopolíticas o económicas desde la óptica del MERCOSUR y en cuanto hacia dónde debe caminar el país, porque debemos solucionar este problema hoy y aquí, pero me he permitido definir, justamente, el contrabando formal y el contrabando informal: cuando no es negocio, el contrabando es informal, que es el que se practica en nuestra frontera y en todas partes del mundo; cuando el contrabando es formal tiene otras características y resulta bien reconocible. Supongo que el Presidente de la República aludía a ese tipo de contrabando formal y organizado, con todas las connotaciones que tiene y coincido, también, con el señor Senador Gallinal en cuanto a que el país debería tener los mecanismos judiciales para que estos hechos de nuestra historia se terminen de una vez.

Muchas gracias.

SEÑOR ATCHUGARRY.- Señor Presidente: deseo manifestar lo que entiendo de esta situación.

Se ha hecho una cuestión sobre las manifestaciones del señor Director Nacional de Aduanas, quien ha expresado que sí, efectivamente, recibió las llamadas y que ninguna de ellas constituyó una infracción a las normas. Entiendo claramente que el Director no va a negar que recibió las llamadas, lo que no le haría bien ni a él ni a nadie, y también veo que no fue una infracción, o sea que nadie lo amenazó con un daño moral, político o administrativo, para que cambiara su conducta. En la circunstancia que él planteó no es diferente a la que probablemente muchos de los que estamos acá le vayamos a preguntar, como sale en los diarios, "qué hacemos con los kileros y el gas en Cerro Largo.

Ese es el objetivo, es lo que más promueve la prensa e invita a la susceptibilidad y las cosas empiezan a derivarse. El señor Director no da los nombres por la sencilla razón de que se trata de las mismas llamadas que reciben los Directores para ver qué se va a hacer con determinado asunto.

El otro punto al que me quería referir son las expresiones vertidas por el señor Presidente de la República. Si alguien en esta Sala dice que no sabe que acá el contrabando es importante y que ha aumentado, no le creería. Si alguien alguna vez no ha oído lo que ha manifestado el señor Presidente de la República, es que ha oído poco. Personalmente, siento que el señor Presidente, en forma absolutamente intencional -y en esto coincido con el señor Senador Mujica- deseó poner el tema sobre la mesa, el mismo que, como recordaba el señor Senador Michelini, han tenido los señores Senadores bajo actas. Allí figuran las 89 marcas de cigarrillos y está la confesión de los feriantes. Por supuesto que en Montevideo hay una Ordenanza que dice qué se puede vender y qué no, y que hay un funcionario municipal que controla, así como hay funcionarios aduaneros policiales. Entonces, es una actitud muy fácil decir que las normas están y que si los funcionarios no controlan, será responsabilidad del señor Director, de los Intendentes que permiten que en las ferias se vendan productos que no están permitidos, etcétera. Creo que el asunto va un poco más allá de todo esto. Siento que estamos frente a algo que ha ido cambiando en el país, a pesar de que siempre existió, que ha tenido un incremento por muchas razones, entre ellas, la modificación de los precios relativos. Lo cierto es que el fenómeno ha aumentado y cuando estamos en recesión lo sentimos mucho más, porque aquí está la otra ventanilla, que es la destrucción de fuentes de trabajo. Estaríamos frente al huevo y la gallina, o sea, como perdí mi empleo, voy a vender bagayos a la feria o me hago kilero. Pero con esto también sigo destruyendo fuentes de trabajo. Entonces, a mi entender, la actitud del Presidente de la República ha sido poner el tema sobre la mesa porque, en el fondo, significa una decisión nacional: si apretamos más o menos. Y esto refiere tanto a los ciudadanos que compramos, como a los que controlan, a los jerarcas que controlan y a los Legisladores.

En definitiva, ¿cuál es la señal que vamos a dar aquí? No vamos a arreglar esto desde la historia, porque si miramos para atrás el tema del contrabando surgió antes que la Patria. Así que, este asunto es muy viejo. Por lo tanto, debemos preguntarnos qué señal vamos a dar a los ciudadanos que están esperando qué vamos a hacer y a los jerarcas. Entendemos la situación de los que hacen de este asunto su forma de vida. Todos desearíamos agarrar a los grandes, pero es bastante más difícil. ¿Seguimos con la permisividad o tratamos de cortarla? Creo que lo que hizo el señor Presidente de la República -en el fondo es lo que nos tiene inmersos en esta discusión- fue decir "apretemos". Esa es la señal que tiene que salir de acá. Ahora bien, ¿estamos para respaldar esa línea? A veces esto se hace mediante normas, y en ese sentido el Senado tiene a consideración un proyecto bastante sencillo desde hace seis meses. Otras veces se hace por medio de lo que acá decimos y decidimos. Quiere decir que acá armamos un escenario en el cual terminamos discutiendo sobre la responsabilidad de los jerarcas o lo hacemos para decir que hay un respaldo fuerte como para ir hasta el fondo y si no se va después de dado el respaldo, se determinarán las responsabilidades.

Notoriamente, esta cuestión es ajena al asunto específico, pero no en vano esta Comisión y la prensa están acá. Probablemente, la semana pasada se puso el tema en el tapete, y creo que este es uno de los efectos buscados, no si el señor Director dijo a, b o z. En definitiva, nos interesa determinar qué actitud vamos a asumir, no tanto de lo que leemos hoy en la prensa sobre lo que dijo el Director, sino frente a una cantidad de familias a las que, en su opinión, les cortaríamos su forma de vida usual. Esto no es fácil y seguramente los señores Legisladores y los jerarcas que tienen relación con todas ellas se conduelen de la situación. Probablemente haya que tomar otro tipo de medidas compensatorias para tratar de cortar ese círculo. Esto me hace acordar a lo que hizo aquel Alcalde de Nueva York con el tema de la tolerancia cero. La permisividad va permeando tanto que cuando uno encuentra una situación de total permisividad, no sabe cómo hacer para decir "a partir de ahora soy malo y no dejo que esto pase". Se puede hacer y creo que es lo que se quiere hacer; el tema es si damos la señal que respaldamos.

SEÑOR NIN NOVOA.- Primero voy a hacer dos aclaraciones.

Una es que no soy amigo de las generalizaciones. Por lo tanto, toda mi intervención va a tener esa matriz. Yo no generalizo y si se advierte algún desliz en ese sentido, pido disculpas de antemano.

La otra aclaración es que voy a realizar mi exposición en mi condición de vecino de la frontera y de Intendente durante diez años de un departamento como Cerro Largo. Personalmente, no estoy de acuerdo con esa canción que dice que si el contrabando es delito y la escuchan en Cerro Largo, se ofende hasta el Intendente, tal como dijo el señor Presidente. Yo no me ofendo; yo creo que el contrabando es delito, y a mi entender se da, entre otras cosas, porque hay un decaecimiento de nuestros valores al que también nosotros somos permeables. Es ahí que empezamos con los epítetos del contrabando social, el contrabando formal y el contrabando informal. Para mí el contrabando no lleva adjetivos. Puede tener causas sociales, pero no lleva adjetivos.

Cuando el señor Presidente en televisión anuncia al señor Director Sienra que va a hacer una intervención novedosa o fuerte, en realidad, no es nada novedosa. El clima que hay en la frontera es que toda esa zona es un gran campo de corrupción. Y esto sucede porque hay señales absolutamente evidentes, desde la exhibición casi impúdica de los bienes de algunos de los funcionarios aduaneros, que muestran sus automóviles y sus casas cuando ganan de $5.000 a $ 9.000 -no sé cuánto exactamente- hasta la adjudicación de los remates del Juzgado de Aduanas de las infracciones aduaneras -tema que ya hemos hablado también con el señor Director Nacional de Aduanas- donde hay un amiguismo y una tendencia a favorecer a unos pocos, violando normas de forma increíble. Ese clima también está conformado por el gran contrabando, y este asunto también lo hemos conversado con el señor Director en una Comisión Parlamentaria. Ocurrió que seis camiones que estaban detenidos en la frontera con un voluminoso contrabando, que fueron objeto además de una gran razzia en Brasil, donde aprehendieron a vereadores, a miembros de la Policía Federal, a abogados y a contadores, en un procedimiento en el que se halló contrabando, se dejaron ir, aunque según nos dijo el Director Sienra, existe una gran coordinación entre las Aduanas. La gente se pregunta por qué se fueron esos camiones, pero nunca nadie supo la razón.

Entonces, lo que dice el señor Presidente, no es nuevo. Todos sabemos que en la frontera hay mucha coima y queda demostrado con lo que se ve. Obviamente, no generalizo porque hay funcionarios ejemplares. Creo que hay dos planes. El señor Sienra dijo que había quienes le preguntaban por qué no iban a las ferias. Pienso que eso no es necesario. Hay que ir a las fronteras y controlar allí. Se ha dicho que hay 175 llamadas que están registradas. No puedo comprender este cambio que habla, primero, de presiones políticas ante informaciones del señor Presidente y, luego, de consultas. Entendería -y hasta sería lógico- que los señores Intendentes de Artigas, Rivera, Cerro Largo, Rocha y Treinta y Tres preguntaran: "¿Qué pasa? Mirá que la gente no está comiendo". También sería lógico que los Diputados blancos, colorados y encuentristas quisieran saber hasta cuándo va a durar esto. La situación social que se vive es la de un decaecimiento del empleo y de la pérdida de valor adquisitivo de los salarios. Pero la gente tiene que seguir viviendo. De manera que es hasta lógico que ocurra esto. Incluso lo sería que los empresarios hicieran algunas llamadas a la Dirección Nacional de Aduanas y consultaran, por ejemplo, por un permiso trancado. Lo que sería ilegítimo es que gente que nada tiene que ver con la frontera ni con el comercio, vinculada al mundo político, estuviera haciendo presiones en otro sentido.

Eso fue lo que todos interpretamos de las palabras del señor Director Sienra. El señor Presidente dijo que había una gran coima en las fronteras y, por su parte, el señor Sienra manifestó que lo presionaban. Por eso, no le pido que se rectifique de sus dichos. Quiero saber, reitero, si fue presionado por gente del mundo político que habló por otros.

Por supuesto que no le voy a dar ningún consejo, porque lo creo un hombre capaz y debe saber qué es lo que está haciendo allí. Pero me parece que su presencia física en la frontera -se ha indicado que nunca ha ido allí- sería muy importante -no para hacer algún show, tal como ha ocurrido en estos días en un país vecino y amigo de América Latina- para mostrar que está al mando, al frente de este operativo con el que todos queremos combatir un mal, o sea, el contrabando, sin adjetivos, ni grande, ni pequeño, ni formal, ni informal, ni social o no social.

Era cuanto deseaba manifestar.

SEÑOR PRESIDENTE.- La Mesa advierte que ya son las 10 y 3 minutos, la hora fijada por la Comisión para ingresar en el orden del día. Pero también da cuenta que están anotados para hacer uso de la palabra los señores Senadores Couriel, Larrañaga y Riesgo, así como también el señor Ministro.

Por lo tanto, la Mesa debe ponerlo a consideración del Cuerpo. Téngase presente que para esta hora han sido concedidas algunas audiencias.

En consecuencia, si se nos da un margen de tolerancia, prorrogaríamos la hora de la sesión hasta que los señores Senadores y el señor Ministro hayan hecho uso de la palabra.

La Mesa interpreta que esa es la voluntad de los señores Senadores.

Tiene la palabra el señor Senador Couriel.

SEÑOR COURIEL.- Señor Presidente: lo que está en juego es el contrabando, que no es un tema nuevo, sino histórico en nuestro país.

El señor Sienra ha dicho que con sus declaraciones no quiso ofender al sistema político. No tengo ninguna duda de que eso es así. También lo conozco, y no se me pasa por la cabeza que cuando habló de presiones políticas, quisiera ofender al sistema político.

Por otra parte, creo que no está involucrado el tema de Artigas ni el de la aftosa. Ese es un asunto muy particular y especial, y es necesario multiplicar los esfuerzos para que no ingrese la aftosa en nuestro país. Pero el tema que está arriba de la mesa es el contrabando generalizado, histórico en el Uruguay.

Me inscribo en la misma línea de pensamiento del señor Senador Mujica. En primer lugar, hay contrabando porque existe un problema económico. Uruguay es caro en dólares, mientras Brasil es barato. Esto tiene que ver con la política cambiaria de ambos países. Mientras sigan existiendo esas diferencias de precio, el tema del contrabando va a estar arriba de la mesa, y el señor Sienra va a tener tremendos problemas para enfrentarlos, porque hay una cuestión objetiva, económica, que debe modificarse.

En segundo término, cuando digo que el tema del contrabando es histórico, no me refiero sólo a antes de que se creara Uruguay. En realidad, se han sucedido Directores de Aduana permanentemente. Es propio de un problema del Gobierno del Partido Colorado, como antes lo fue del Partido Nacional. Es una característica básica que tiene nuestro país. Entonces, quien sale a denunciarlo -esa es la novedad- es el Presidente de la República. Denuncia algo que todos sabemos. Los señores Senadores Michelini y Atchugarry hicieron referencia al hecho del que tuvimos conocimiento en la Comisión de Hacienda, o sea, a las 85 marcas de cigarrillos o a los camiones que dan vueltas por todo el territorio nacional, que paran una noche en un lado y otra, en uno diferente. ¡Nos hicieron cuentos hasta el cansancio, sin que hubiese ningún tipo de intervención de la Aduana correspondiente! Estamos llenos de denuncias de esta naturaleza.

En realidad, sentimos que no hay acciones concretas y específicas de la Aduana para resolver esto. Lo digo sabiendo que no es un tema sencillo. Pero todos los días recibimos las mismas denuncias, tal como ocurrió en la Comisión de Hacienda. Quizás esto tenga que ver con normas legales; en realidad, no lo sé. Pero sí tiene que ver con voluntad política. Si el señor Presidente de la República nos dice que se pone a la cabeza para enfrentar el contrabando, no tengo dudas que va a recibir todo el apoyo. Por supuesto que nosotros lo vamos a acompañar. También creemos -como indicaba el señor Senador Nin Novoa- que no se combate el contrabando yendo a la feria a buscar el destino final de un producto. El punto clave es que seamos capaces de encontrar ese camión que dio vueltas por todo el territorio nacional, durante varios días, para descargar el contrabando que tenía en un lugar determinado. El señor Director de Aduana dijo que en el Uruguay todos nos conocemos. Es verdad; es como una provincia donde todos tenemos un tipo de relación de amistad. Tiene toda la razón. Cuando nos conocemos, hablamos, dialogamos; que haya diálogo es absolutamente normal. También es normal que haya diálogo entre un Director Nacional de Aduanas y un dirigente político; pero aquí hay presiones. La presión social está; la de Salto, de Rivera, de gente que se siente afectada si se detiene el contrabando. Hay una presión social objetiva que no se puede negar.

También hay presión económica, porque hay "lobbies" muy fuertes detrás del contrabando, por ejemplo, de las bebidas cola, de los cigarrillos, del whisky, etcétera. De pronto, cuando el señor Director Nacional de Aduanas salió a decir que había presiones económicas es porque se sentía absolutamente presionado por ellas y las estaba denunciando para poder enfrentar. Capaz que ocurrió eso.

De manera que la presión social está, es objetiva, es parte de la realidad; también está la presión económica y, como decía el señor Senador Michelini, no es fácil estar en el lugar del señor Director Nacional de Aduanas, porque en esto están involucradas organizaciones muy fuertes. Sin embargo, lo que está encima de la mesa aquí son presiones políticas, no los diálogos, las consultas. Si algún dirigente político, sea de la naturaleza que sea -Intendente, Legislador o lo que sea- presionó para que no se cumplan las normas, está actuando contra el señor Presidente de la República, porque fue quien hizo la denuncia y, también, contra el país. Esto es lo que pongo encima de la mesa.

Lo que digo, entonces, es que aquí hay elementos absolutamente objetivos, pero también aspectos concretos en torno a los cuales sería bueno que el señor Director Nacional de Aduanas avanzara hasta donde fuera posible, porque como miembro de este Parlamento me gustaría apoyar plenamente al señor Presidente de la República si se pone a la cabeza de enfrentar a las organizaciones económicas que todos sabemos existen en el Uruguay y que son parte de este contrabando que, sin ninguna duda, termina afectando también el empleo de los uruguayos.

SEÑOR LARRAÑAGA.- A la luz de las declaraciones hechas por el señor Director Sienra en un medio periodístico, es evidente que, por lo concluyente de las mismas, existieron presiones. Reitero que él expresó que entre el 1º y 9 de setiembre "tuve cantidad de presiones para que fuéramos menos controladores". Esta es una realidad indiscutible, que emerge de las 175 llamadas y de todo el conjunto de declaraciones.

En nuestra primera intervención pedimos al Director Sienra que, en caso de que se mantuviera en esas declaraciones, dijera cuáles eran los actores del sistema político que lo llamaron para presionarlo -eso es algo que tendría que expresar aquí- o que se rectificara, dando algún tipo de satisfacción. El señor Director expresó: "No quise poner sombras sobre el sistema político; yo no acuso. No puedo hablar de presiones políticas y si usted quiere, rectificaré en forma pública, daré una satisfacción sobre ese tema." Entonces, como lamentablemente no tengo otro elemento objetivo de comprobación de lo que en definitiva le sucedió al señor Director Nacional de Aduanas, no puedo sacar otra conclusión que la de tener que irme de esta reunión con la sensación, muy clara y terminante -y no quiero tener dudas sobre ese tema- de que el señor Sienra se va a rectificar en forma pública y va a expresar que no quiso poner sombras sobre el sistema político, que no lo quiere acusar y que, por ende, no recibió las mentadas presiones políticas. En suma, eso es lo que extraigo de esta situación y de declaraciones que creo fueron absolutamente desafortunadas. Creo que no se puede salir a decir un día una cosa y después en la Comisión, frente al requerimiento parlamentario, poner marcha atrás.

Con respecto al tema de fondo, creo que estamos hablando de un asunto muy grande, muy gordo: del 30 % del Producto Bruto Interno, de, como dijo el propio Director Sienra, U$S 8:000.000 entre exportaciones, importaciones y mercadería en tránsito, de una evasión de más de U$S 1:000.000 por día y de U$S 400:000.000, que es la cifra manejada por las Cámaras empresariales. Ahí tenemos que ir a fondo, porque no podemos circunscribir este tipo de episodios a declaraciones rimbombantes -por más que sean del señor Presidente de la República- ni incurrir en cosas que toda la sociedad uruguaya sabe. Ahora bien, tampoco podemos mandar a la guerra con un escarbadientes al señor Director Nacional de Aduanas, porque todos conocemos que el sistema represivo y el área de resguardo aduaneros están prácticamente desmantelados, que se cuenta con muy pocos materiales técnicos, camionetas y vehículos para llevar adelante esta represión y que, como muchas cosas en nuestro Uruguay, aquí nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Esta es la realidad.

Por otra parte, cuando se da toda esta suerte de operativo aftósico de control de la frontera, ¡oh casualidad! el comercio formal vende un 30 % más. Insisto, entonces, en que aquí tenemos que movernos con seriedad y actuar en profundidad y llevar adelante esto en términos muy firmes.

En lo que nos es personal, el señor Director Nacional de Aduanas contará con nuestro respaldo en caso de que, de alguna manera, efectúe estas rectificaciones y, también, de que en el decurso de su actuación futura lleve adelante, en profundidad, un operativo represivo con relación al contrabando.

SEÑOR RIESGO.- Se dijeron muchas cosas sobre las declaraciones del señor Presidente de la República, y por ello tengo que dejar constancia de que lo que el doctor Batlle ha dicho no tiene por qué asustar a nadie, ni por qué conmocionar a la sociedad ahora, puesto que todos conocemos ese tema desde hace mucho tiempo.

En cuanto a lo que señalaba un señor Senador hace unos momentos respecto a que si el señor Presidente de la República se ponía a la cabeza para enfrentar el contrabando él lo acompañaría, debo decir que lo empiece a acompañar porque puedo asegurar que si el doctor Batlle lo dijo es porque está a la cabeza de ese tema y lo va a enfrentar seriamente.

Conviene aclarar otra cosa, porque aquí hay señores Senadores que supongo que alguna vez habrán hablado con el señor Ministro de Economía y Finanzas en torno a diferentes problemas. Entonces, también quiero dejar constancia en la versión taquigráfica, como Legislador de frontera, al decir del señor Senador Heber, que como es lógico fuimos a hablar muchas veces con el señor Ministro por temas de la frontera y todas las veces que lo hicimos siempre nos recalcó su preocupación por la evasión y el contrabando. Por eso el Ministerio de Economía y Finanzas y sus dependencias no están afuera del tema, sino muy preocupados desde un principio y trabajando desde marzo; lo puedo decir con autoridad.

Todos nos preocupamos del contrabando que ingresa al país, de los intereses creados, del contrabando formal y del informal, pero supongo que algún Legislador debe haber pasado algo no muy legal en alguno de sus viajes.

Voy a ir más lejos. Alguien habló acá alguna vez -como estoy seguro que el señor Senador Heber, quien habla, lo hemos hecho con el señor Ministro de Economía y Finanzas- sobre las preocupaciones que tenemos en cuanto al contrabando solapado de los brasileños con el tema de la "venta balcón". Creo que es mucho peor no defender eso. Sé que existe preocupación por parte del Ministerio de Economía y Finanzas y de la Dirección Nacional de Aduanas también con relación a ese tema. Hay que reconocerles a los hermanos brasileños que tienen políticas de frontera, que la historia así lo marca por el propio imperio y que han hecho de sus fronteras con los países hermanos lo que han querido. Menciono esto por lo que le han impuesto al Paraguay y Uruguay últimamente, que es vergonzoso. En este sentido lo que quiero decir es que nuestro país debe tener política de frontera para poder trabajar allí como corresponde.

Entonces, hay un aspecto con respecto al contrabando que es la verdad más absoluta: el precio, que es lo que lo hace funcionar hacia un lado o hacia el otro. No es la cuestión política ni la empresarial. Cuando los precios son más bajos acá, se compra en nuestro país, y cuando está más barato en otro lado, es ahí donde se va a comprar. No hay otra solución. En la medida en que los precios no combinen, el contrabando va a ser el hecho más viejo en la historia del mundo y lo seguirá siendo porque no debe existir aduana en el mundo que no tenga este problema, por más controles, camionetas nuevas, personal, armamento, tecnificación y todo lo que se pueda utilizar. Cuando en Rivera existía un contrabando hacia Brasil -y seguramente algún señor Senador conozca esta anécdota- fue un conocido político a ese departamento -no importa el nombre- y en su discurso atacó a un caudillo de la zona por el tema del contrabando de ganado, diciéndole que le iba a poner un policía en cada metro en la frontera para que no pasara más ganado en esa forma. A ese comentario el aludido le contestó: "No me importa; voy a hacer un agujero y lo voy a pasar por abajo." Entonces, es verdad que es el precio el que manda y no y otra cosa.

Ahora bien; cuando me dicen que el Director Nacional de Aduanas recibió presiones, me planteo que no necesito que él me diga si las recibió o no, porque sé que no lo llamé y, por lo tanto, no necesito que me diga nada. Tranquilamente, repito, puedo decir que no necesito que me diga nada el Director Nacional de Aduanas, ni que se rectifique frente a mí. Duermo tranquilo. Si me dicen que es necesario por el Cuerpo, entonces lo acepto aunque en lo personal, repito, no lo necesito.

Por lo tanto, señor Presidente, en cuanto a las presiones recibidas por el Director Nacional de Aduanas y más precisamente al hecho de que hubo Intendentes que lo presionaron, debo decir que si yo fuera Intendente de Artigas, le puedo asegurar que también lo haría. ¿Algunos de los señores Senadores que están aquí si fueran Intendente de ese departamento no lo presionaría o le pedirían que se permitiera, por lo menos, pasar el gas o elementos que no tengan relación con la aftosa? Hay que ponerse en el cuero del señor Intendente de Artigas, del de Rivera, del de Cerro Largo o del de Rocha y conocer las presiones que están sintiendo. ¿Ustedes creen que los Diputados de los departamentos del interior del país no están recibiendo la presión de toda la sociedad? No estoy hablando de los ilegales sino de la población. Claro que sienten esa presión, ya sea blancos, colorados o encuentristas, como lo dijo el señor Senador Nin Novoa. Esa presión se la van a trasmitir al señor Ministro y al Director Nacional de Aduanas, pero no es inmoral. No la veo como una presión inmoral. Si fuera Diputado por Rivera o Artigas también estaría presionando al Director Nacional de Aduanas por algunas cosas que se consumen en la zona de la frontera y más aún en el caso de ciudades que están integradas completamente -desde todo punto de vista, ya sea comercial, social o cultural en toda su historia- para que la gente, que está acostumbrada a otros precios, pueda seguir subsistiendo y superar en algo esa situación tan difícil. Me consta que señores Legisladores lo han presionado al señor Director Nacional de Aduanas en el buen sentido de la palabra y no en el malo. Por lo tanto, el tema de las presiones entiendo que puede tener perfectamente varias interpretaciones, creo que el señor Director debe haber dicho -como lo entendieron algunos señores Senadores y como lo entiendo yo- lo de las presiones, en el sentido de que cualquiera de nosotros las puede plantear, debido a las preocupaciones que existen por lo que está sucediendo en estos momentos, pero a efectos de buscar una solución y no en el sentido de un acto de corrupción. No creo que en este Cuerpo haya un compañero que tenga esa intención; no lo querría pensar, no lo pienso y no lo creo.

SEÑOR MINISTRO.- Voy a ser muy breve, dada la hora y el programa previsto por la Comisión.

Es obvio que me sentí en el deber de estar presente en esta sesión, habida cuenta del tema que iba a considerarse relacionado con una de las Direcciones más importantes de este Ministerio, particularmente por la relación funcional y personal que tengo con el señor Jorge Sienra y, a su vez, porque está claro que este tema se encuentra en el debate público a partir de las declaraciones del señor Presidente de la República. Además, como todos hemos coincidido en la mañana de hoy, este punto hace a uno de los temas fundamentales en la vida económica del país.

Quería hacer tres precisiones con relación a este tema que me parecen de orden, habida cuenta de mi presencia en la mañana de hoy.

La primera de ellas es que en este cambio de ideas que ha habido con el Director Nacional de Aduanas y los señores Senadores sobre las expresiones públicas del señor Jorge Sienra, me permitiría rescatar en forma de intermediación que me parece inevitable -obviamente se trata de personas mayores y adultas, responsables de sus dichos- su afirmación de que en estas llamadas o expresiones de interés que ha recibido no hubo, en ningún momento, ninguna insinuación de conducta indebida en cuanto al cumplimiento de sus tareas, para la inobservancia o el no cumplimiento de la ley; este es un dato en extremo importante. Insisto en que en las declaraciones del señor Jorge Sienra no hubo ningún margen para estar frente a una situación de sospecha o de incumplimiento de la ley.

En segundo lugar -no ha sido expuesto en la mañana de hoy, pero ha tomado estado público y es algo en lo que se podría ahondar en otra ocasión- la Dirección Nacional de Aduanas en los últimos días ha tomado las medidas administrativas más adecuadas en torno a lo que fueron las denuncias correspondientes y se están siguiendo los procedimientos normales en materia administrativa con respecto a los funcionarios involucrados en este tema y a al funcionamiento de las receptorías que se han cuestionado etcétera.

Con carácter general quisiera hacer una afirmación referida no sólo a la Dirección Nacional de Aduanas, sino al Ministerio de Economía y Finanzas en su conjunto relativa al contrabando. En nuestra Cartera hemos recibido y atendido con la mayor amplitud y dedicación a todas aquellas personas y organizaciones que han venido a plantear problemas vinculados al contrabando. En particular -quiero ser muy enfático con esto- hemos investigado, en la medida de nuestras posibilidades, todas las denuncias concretas que se nos han hecho sobre este tema. Confieso que esto ha sido con suerte dispar, porque en algunos casos hemos comprobado situaciones irregulares -que han sido el curso correspondiente en cuanto a las denuncias- y, en otros, no hemos podido infelizmente comprobar los hechos denunciados. Pero nuestro Ministerio ha tenido desde los primeros días sus puertas abiertas, con toda amplitud, para recepcionar e investigar las denuncias que desde el sector privado se nos han hecho llegar sobre este tema del contrabando. Desde mis primeros días en el Ministerio, caí en la cuenta, en forma un poco imprevista, de que nuestra tarea, que es tan compleja desde el punto de vista del manejo de la economía del país, está íntimamente vinculada con el mejor funcionamiento administrativo de determinadas oficinas, y particularmente, de las recaudadoras. En particular, el funcionamiento de la Aduana es uno de los más complejos que existen dentro del Ministerio de Economía y Finanzas, que ya de por sí tiene una vida muy complicada.

Desde el principio, el tema del funcionamiento de la Aduana y los fenómenos del contrabando con ella vinculados, ha sido una de mis preocupaciones esenciales, que -obviamente- compartimos con el Director Jorge Sienra.

Debo reiterar, como lo expresó públicamente el señor Presidente de la República en su alocución televisiva, que no estamos satisfechos con lo que hemos logrado hasta el momento en esta materia. Tenemos la sensación de que hemos hecho algunas cosas, pero que quedan muchas otras por hacer. Efectivamente, en el tema del contrabando, el país, el Gobierno, las oficinas correspondientes y el propio Ministerio de Economía y Finanzas tienen que mejorar sustancialmente a su acción, en función de esta realidad.

Con la misma franqueza que admito esto, comparto con ustedes algo que conocen y que ya han adelantado. Este no es un tema fácil, aquí hay distintas dimensiones, sociales y económicas, del problema. En consecuencia, no es posible avanzar de un día para otro, como por arte de magia.

Pero crean los señores Senadores que estamos firmemente empeñados en mejorar el funcionamiento de la Aduana, como órgano de contralor. Para hacer frente y combatir, en la medida de todo lo posible, este flagelo económico y social que estamos viviendo -que existe desde hace mucho tiempo en el país pero que, en la última época, ha tomado particular importancia- desde la Aduana estamos adoptando todas las medidas de transformación interna que nos permitan ser más efectivos en este combate, desde el punto de vista de la reorganización interna, con la mejor adaptación de los recursos humanos, con mejoras tecnológicas, con sistemas de prevención, etcétera.

En el correr de los próximos meses esperamos concretar estas acciones. Estamos a la orden de las Comisiones respectivas del Senado para volver a conversar con ustedes en un tiempo prudencial, a los efectos de certificar y compartir aquí los avances que podamos haber logrado en este tema. Confieso, con total franqueza, que si efectivamente no avanzamos en la dirección deseada, más allá del porcentaje de éxito que podamos lograr, sentiría una gran frustración en el cumplimiento de mis funciones.

SEÑOR GARGANO.- Como aquí se han hecho evaluaciones acerca de lo que ha ocurrido, quiero declarar, a título personal, que no estoy satisfecho con los resultados de esta reunión. Lo que motivó que viniera el señor Director Sienra eran las aclaraciones de los términos que se habían dado. No creo que se haya avanzado en esta materia.

Por otro lado, celebro que el señor Ministro declare que está empeñado en la tarea de volver eficiente la labor de la Aduana y que sentiría una gran frustración si no se avanza en esta materia.

Como este es un hecho político, quiero comprobar, en un plazo no muy largo, los resultados. Se han hecho y se seguirán haciendo muchas declaraciones, pero las cosas en el país hoy siguen siendo muy parecidas a como eran hace treinta días atrás.

SEÑOR PRESIDENTE.- Antes de levantar la sesión, quiero anunciar a los señores Senadores que ya se ha concretado la audiencia con el Rector de la Universidad, para el próximo martes 7 a las 10 de la mañana.

Se levanta la sesión.

(Es la hora 10 y 34 minutos)

 

 

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Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo.