Comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y Administración Carpeta Nº 387 de 2015 y S/C |
Versión Taquigráfica N° 551 de 2016 |
PRESIDE: | Señores Representantes Pablo
González (Presidente) y Daniel Radío (Vicepresidente). |
MIEMBROS: | Señores Representantes Pablo D.
Abdala, Cecilia Bottino, Catalina Correa, Darcy de los Santos, Rodrigo Goñi Reyes, Pablo
Iturralde Viñas, Romina Napiloti, Ope Pasquet y Javier Umpiérrez. |
ASISTE: | Señor Representante Alejo
Umpiérrez. |
INVITADOS: | Por la Asociación Uruguaya de
Agencias de Publicidad (AUDAP), licenciadas Patricia Lussich, Presidenta; Milena Guillot,
Vicepresidenta y señora Silvana Saavedra, Gerenta. |
SECRETARIA: | Señora María Eugenia
Castrillón.) |
PROSECRETARIO: | Señor Manuel Nande. |
SEÑOR PRESIDENTE (Daniel Radío).- >Habiendo número, está abierta la reunión.
(Diálogos.- Ocupa la presidencia el señor representante Pablo González)
En su edición del pasado 19 de mayo, el semanario Búsqueda informó que el día anterior, es decir, el miércoles 18 de mayo, aniversario de la Batalla de Las Piedras, cuando se conmemora, además, el Día del Ejército, se había celebrado al final del día una misa en la iglesia Matriz, a la que habían asistido el Comandante en Jefe del Ejército, el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea y varios oficiales superiores de la Fuerzas Armadas. El semanario informaba que la invitación para concurrir a esa misa había sido difundida a través del servicio institucional de comunicaciones del Ejército. Señalaba, además, que en el curso de la ceremonia religiosa hicieron uso de la palabra varios oficiales superiores, que personal del Departamento de Comunicación del Ejército tomó fotografías del acto y que al cabo del mismo el Comandante en Jefe del Ejército obsequió al sacerdote que ofició la misa, el cardenal Sturla, un cuadro en nombre del Ejército Nacional.
No me merece ningún comentario que cualquier persona asista a una ceremonia religiosa, sea el Comandante en Jefe del Ejército o un turista que esté de paso por el Uruguay, ni que lo haga vestida como le parezca del caso y como sea de recibo en esa circunstancia. Lo que me llama la atención es que se haya utilizado -si es cierto lo que dice Búsqueda- el servicio de comunicaciones del ejército, a través del cual se difunden las informaciones propias del servicio, para invitar a una ceremonia de carácter religioso. Me llama también la atención que funcionarios públicos hayan desempeñado tareas propias de su cargo para registrar fotográficamente una ceremonia religiosa y que, además -quizás esto sea lo más delicado-, el Comandante en Jefe del Ejército haya hecho un obsequio a un sacerdote a nombre del Ejército Nacional. Me parece que de ser cierto todo esto estaríamos ante una clara violación del principio de laicidad establecido en el artículo 5º de la Constitución de la República.
Lamentablemente, este no es un hecho aislado. Ha habido otros en el ámbito del Ministerio de Defensa Nacional que me han llamado la atención. No voy a aburrir a los legisladores con comentarios al respecto porque ya los he hecho in extenso en otra ocasión, pero es notorio que en determinado momento se creó un Departamento de Asuntos Religiosos en el ámbito de Sanidad Militar y se reinauguró en el Hospital Militar una capilla católica. Además -según informa Búsqueda en esa edición a que hacía referencia recién-, un oficial retirado que es el capellán de esa capilla que funciona en el Hospital Militar es el que anuncia que está a estudio del Comandante en Jefe la entrega de Biblias a los soldados que partan en misión al exterior y así lo soliciten. Parece que se configura un cuadro que justifica que convoquemos aquí al señor ministro de Defensa Nacional o a quien haga sus veces si se entiende que la enfermedad que lo aqueja -que es de público conocimiento- le impide concurrir, para que nos dé la información que el ministerio entienda que tiene que aportar acerca de estos hechos. Hay una información periodística en cuya seriedad confío por tratarse de un medio conocido y prestigioso, pero me parece de orden recabar la información oficial respecto de estos hechos.
Aclaro que, a mi juicio, el ámbito para hacer el planteo es este, el de la Comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y Administración, porque no nos estamos refiriendo a ningún aspecto del funcionamiento militar o castrense -lo cual sería de resorte del Ministerio de Defensa Nacional y tendría que plantearse en la comisión respectiva- sino al principio de laicidad, que es un principio constitucional que debe aplicarse en todo el Estado. En consecuencia, me parece que el ámbito natural para hacer el planteo es la Comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y Administración.
Por lo tanto, propongo que la Comisión invite a concurrir al ministro de Defensa Nacional para referirse a estos hechos.
En un reciente debate o reflexión de carácter parlamentario que el mismo diputado Pasquet promovió, quedó claro que si bien los dos defendemos la existencia de un Estado laico y compartimos el sentido y el alcance del artículo 5º de la Constitución, tenemos matices en cuanto a la forma de interpretar determinados límites del concepto de la laicidad, la relación entre el Estado y la religión o la forma en que el Estado debe encarar y relacionarse con las distintas manifestaciones religiosas. En todo caso, son visiones o apreciaciones absolutamente legítimas, que están dentro del marco de la Constitución y que no nos deben inhibir, más allá del punto de vista de cada uno, de analizar hechos que, en este caso, afectan a funcionarios de la jerarquía del Comandante en Jefe del Ejército.
Repito: sin pronunciarme sobre los acontecimientos en sí mismos -porque no los conozco suficientemente y para eso tendríamos que interrogar al señor ministro de Defensa Nacional-, yo creo que es positivo que la convocatoria se concrete. En lo personal -creo que mis compañeros también-, estoy de acuerdo con acompañarla.
Quiero decir también que, a pesar de que no se ha publicado en la prensa, yo he utilizado el correo institucional del Palacio para cursar invitaciones a actividades de distinto tipo que no están vinculadas estrictamente con la labor parlamentaria. Si alguno entiende que esto amerita algún tipo de convocatoria o de sanción, quiero confesarlo ya: he utilizado el correo del palacio para fines no estrictamente parlamentarios. Inclusive, algunos de estos correos han sido dirigidos a gente que tiene vocaciones religiosas diversas. No me había preocupado hasta el momento pero entiendo que pueda ser un tema de preocupación.
De acuerdo con el ordenamiento normativo vigente, la Comisión convoca -como es su derecho hacerlo- al señor ministro de Defensa Nacional. Si no puede concurrir -por razones de salud que, repito, son notorias-, debe sustituirlo el subsecretario. No es quien el ministro designe, pudiendo ser un oficial de despacho; si no es el ministro, es el subsecretario. Creo que institucionalmente es lo que corresponde. Hago cuestión del punto no por mero formalismo sino para no restar jerarquía institucional a la convocatoria que hace una comisión como esta ni a lo que debe ser la representación del Poder Ejecutivo. Muchas veces nos manejamos con mucha tolerancia. Llamamos a un ministro y, en ocasiones, ni siquiera vienen directores de departamento sino funcionarios. En algunos casos, lo aceptamos como una cuestión de amplitud de criterio y para facilitar el trabajo. En este tema, yo prefiero que nos atengamos a las formalidades que deben observarse. Invitamos al Ministro y si no puede venir debe sustituirlo quien corresponde, de acuerdo con la Constitución, que es el subsecretario o el ministro interino, si fuera el caso.
Les informo que la delegación de Audap ya está esperando para ser recibida y que la segunda delegación no podrá concurrir.
(Apoyados)
La Comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y Administración recibe con mucho gusto a la delegación de la Asociación Uruguay de Agencias de Publicidad, integrada por la presidenta, licenciada Patricia Lussich; la vicepresidenta, licenciada Milena Guillot, y la gerenta, la señora Silvana Saavedra.
Nos interesa conocer la opinión de la Asociación con respecto al proyecto de ley sobre publicidad oficial que estamos tratando.
Voy a explicar brevemente qué es Audap. Es la Asociación Uruguaya de Agencias de Publicidad. Cumple este año setenta años en Uruguay y nuclea a las veintiocho agencias de publicidad profesionales que manejan un 80% de la inversión publicitaria del país. Audap tiene como objetivo promover e impulsar el profesionalismo y contribuir en todos los ámbitos en los cuales sea convocada por temas vinculados a la profesión. Ha participado en muchísimas instancias de discusión de leyes vigentes con organismos, con el Estado en todas las oportunidades en que se lo han solicitado y consideramos relevante dar nuestro punto de vista.
Tuvimos reuniones con la gente de Cainfo cuando redactó el proyecto y les entregamos un documento que vamos a compartir con todos ustedes en el que exponemos nuestro punto de vista sobre algunos aspectos.
Antes que nada, queremos decir que Audap está completamente de acuerdo con que tiene que existir un marco regulatorio para el Estado con relación a su publicidad. ¿Por qué? Porque las variantes, las versiones y las percepciones que existen acerca del Estado anunciante es uno de los temas históricos no solo a nivel de la Asociación sino de la opinión pública. Desde el punto de vista de la institución, consideramos que la asignación de la publicidad del Estado tiene que estar basada en criterios técnicos, objetivos y transparentes. Justamente, por ser los profesionales del área y por trabajar a diario en el manejo de las planificaciones publicitarias, estamos más que afines a que el Estado tenga un marco regulatorio claro, transparente y objetivo.
Puntualmente, sobre el proyecto en cuestión, más allá de haber dejado claro que estamos afín con la esencia y el espíritu, hay algunos puntos que nos preocupan y se lo trasmitimos a Cainfo, en su momento, cuando redactó el proyecto. Uno de los más importantes es el de la asignación del 30% de la inversión publicitaria del Estado a los medios del interior del país. Creemos que la asignación de publicidad del Estado tiene que estar basado en el criterio técnico que en nuestra jerga se llama costo por impacto: cuánto me cuesta llegar a una persona del público objetivo al cual está dirigida la comunicación. En ese sentido, la mejor planificación de medios o la mejor contratación de medios va a depender del público objetivo que se quiera alcanzar y esto se determina en base a criterios técnicos que, a su vez, tienen que basarse en mediciones de audiencia. Para Montevideo y el área metropolitana existen mediciones de audiencia pero hay un déficit en relación con el interior del país. Creemos que no corresponde una asignación obligatoria de un 30% de publicidad para los medios del interior porque no entendemos el motivo. En varias instancias que tuvimos con autoridades del Gobierno, que nos habían consultado sobre la distribución oficial, les habíamos comentado que nosotros solo podemos sostener y respetar los criterios técnicos. Si hay un criterio político de querer apoyar la diversidad de medios o la existencia de medios alternativos comunitarios en el interior -como en muchas oportunidades se ha dicho-, nos parece muy bien pero no lo podemos poner bajo el rubro publicidad. Se tendrá que llamar donación, apoyo, impulso. El Gobierno tiene todo el derecho de hacerlo, pero no se puede disfrazar bajo el criterio de que acá se está haciendo una asignación profesional de la publicidad del Estado.
A esto se suma que es obligatorio destinar el 20% de la inversión publicitaria al Sodre, con lo cual se llega al 50%. De nuevo: estamos distorsionando una planificación que parte de un número, que es el presupuesto asignado para hacer cualquier campaña. Se trabaja con objetivos cuantitativos de determinada llegada, con mediciones y con plazos. No está bien hacerlo por ley.
Es importante que tengamos claro que el interior necesita más y mejores mediciones. Los costos en los medios del interior son realmente muchísimos menores que los de Montevideo y cuando se habla de una distribución inequitativa, debemos tenerlo presente. Si analizamos los costos de los medios del interior, tal vez sea correcto establecer que el 10% de la inversión vaya al interior. No es lo mismo llegar a una cantidad de personas que están viviendo en Montevideo que llegarles en alguna localidad del interior.
Los precios y los costos van en función de la audiencia y de la cantidad de las personas a que se llega. En el interior tenemos una debilidad y es que las mediciones son pocas, no están completas. Por supuesto, si se quiere llegar con criterios objetivos y técnicos, sería muy bienvenido que existieran mediciones con mayor profundidad en el interior.
Sin perjuicio de ello, creo que el Capítulo IV, que es el de los procedimientos de asignación, tal vez sea el corazón del proyecto. Allí, además de definirse que la pauta debe asignarse según el alcance, los niveles de audiencia, el precio, con sentido absolutamente objetivo, no da muchos más instrumentos para que eso se haga real y efectivamente -sé que no es fácil darlos-, salvo lo que establece el artículo 11 acerca del 3% que se debería destinar para la contratación de encuestas de alcance nacional y departamental y en base a eso obtener las mediciones necesarias para respetar los criterios de adjudicación.
Pregunto esto porque nosotros, como legisladores, tenemos que ver hasta dónde podemos llegar y hasta dónde nos debemos proponer llegar a la hora de aprobar este proyecto. Ya es bueno si llegamos a establecer, repito, pautas que deben ser de necesaria observancia por parte de todo los organismos de la Administración. Ahora bien, también nos deberíamos preocupar por que la ley no termine siendo letra muerta. Entonces, lo que quiero preguntar es si consideran que en este aspecto la solución está bien, si es insuficiente o si debería establecerse un criterio un poco más reglamentarista en cuanto a de qué manera garantizar efectivamente que las pautas se asignen de acuerdo con estos criterios. ¿Cómo ven este tema de constituir este fondo o destinar estos recursos para la contratación de estudios? ¿Con eso bastará? Teniendo en cuenta -lo hemos dicho siempre- que uno habla del Estado y de la Administración con enorme sencillez pero son de una amplitud tal que no es lo mismo comparar un ministerio con un ente autónomo, una intendencia del interior con la de Montevideo y dentro de la misma Administración Central no es lo mismo el Ministerio de Turismo que el de Transporte y Obras Públicas -todos lo sabemos-, quiero saber si consideran que este capítulo y, particularmente, los artículos 9º y 11, que son los que apuntan a resolver esto, están bien logrados o entienden que deberíamos hacer un esfuerzo de imaginación un poco mayor.
Este proyecto, que es de Cainfo -los que lo firmamos lo hicimos para darle estado parlamentario- está muy bien en cuanto a establecer pautas, criterios y principios básicos. Me preocupa mucho que a la hora de su aplicación nos quedemos cortos en cuanto a los instrumentos. Ese es el sentido de la consulta.
No está en mi ánimo de polemizar porque no es mi costumbre hacerlo cuando vienen delegaciones y, luego, los legisladores usamos la información que ustedes dan como son insumos para nuestra tarea legislativa. De todos modos, quiero decir que como legisladora del interior -soy representante por Paysandú- ha sido una de mis preocupaciones constantes cómo se distribuye la publicidad oficial. La regulación y la posibilidad de que se distribuya de manera diferente para nosotros es muy importante y la verdad es que no comparto determinadas apreciaciones que ustedes han realizado.
Nosotros recibimos una información de la Organización de Prensa del Interior (OPI) que es contundente, y en el interior sabemos que es así. Hay ochenta y cinco periódicos en el interior del país que son leídos por el 75% de los lectores de diarios y semanarios del interior. Aproximadamente el 44% de los lectores de todo el país lee periódicos del interior. El Estado invierte en publicidad en medios escritos del interior aproximadamente 3% de la inversión total en medios escritos. Fuera de Montevideo, se leen preferentemente los periódicos locales o diarios de proximidad. No sé si ustedes tienen esta información. Estoy segura de que ustedes lo conocen. Lo principal es que el gasto publicitario del Estado en prensa no refleja la realidad en cuanto a impacto y cantidad de lectores. La prensa montevideana se lleva más del 90% -a menudo llega al 100%- del gasto publicitario estatal.
Lo que es más preocupante para nosotros en el interior es que vemos que muchas reparticiones utilizan el concepto de prensa de alcance o distribución nacional para la publicación de remates, licitaciones, etcétera -una información de mucha importancia para la gente- y también para la publicidad comercial o institucional. Como dice OPI -estamos convencidos de que es así-, lo de alcance nacional es relativo, porque la presencia de muchos diarios montevideanos en el interior es testimonial.
Entonces, más allá de que se establezca un porcentaje en la ley, tener criterios diferentes de asignación de la publicidad para el interior es muy importante, por lo menos para los legisladores del interior, y va a ser una de las miradas principales que vamos a tener en la elaboración de esta ley.
Muchas gracias.
Nos parece sustancial lo planteado inicialmente por ustedes en cuanto a acordar que haya una norma para generar un marco de regulación y nos parece bueno el énfasis que se pone en los criterios que plantean. Quizás en esta Comisión la delegación del interior pesa bastante y eso lleva al conflicto eterno.
Sin ánimo de generar esa dicotomía interior- Montevideo o esa falsa contradicción, creo que las grandes empresas no han arriesgado nunca para dar luz a cuál es la realidad sobre audiencia, tiraje, lectores en el interior porque no hay masa crítica, es demasiado caro o estamos muy dispersos. Eso pasa en el Uruguay, porque tenemos datos de medición de audiencia en el interior de países tan grandes como Brasil o Estados Unidos. Indudablemente, el sector privado, que nunca arriesga -aunque supuestamente es el que genera riesgos y demás-, se descansa sabiendo que tiene una gran masa en el área metropolitana donde se maneja el 60% del mercado, y se dedica pura y exclusivamente a ella. Ha habido toda esa zona ciega. Mirando el artículo 11 con detenimiento, veo que el Estado otra vez va a estar generando los medios como para que los privados tengan elementos para poder medir. Uno de los objetivos de la conformación de ese fondo con el 3% es generar mediciones a lo largo y ancho del territorio nacional, lo cual dará elementos para saber cómo y a quién distribuir.
Yo vengo de un departamento donde tenemos catorce localidades. He perdido la cuenta -capaz que mi coterráneo me puede ayudar- de cuántas radios de AM, de FM y comunitarias hay. Solamente en la utilización de ondas tenemos una cantidad de medios presentes a lo largo y ancho de todo el territorio. Cada uno de esos se adjudica la prevalencia en audiencia. Siempre ha sido preciso talentear para ver dónde uno distribuye y otro pone la publicidad.
Esto, que podrá ser corregido o tomado como está, nos parece sustancial; a partir de ahí, se podrán dar elementos como para distribuir con más equidad. La realidad que percibimos -que tampoco sabemos si es muy cierta o no- es que entre un 90% y un 95% de la publicidad oficial quedaría en la zona metropolitana y entre un 5% y un 10% iría hacia los medios del interior. Sinceramente, pensamos que es sustancial generar esa diferenciación para provocar el desarrollo; si no, nunca lo vamos a tener.
Por otra parte, tomamos nota de lo que planteaban sobre el 20% y el 30%. Nos parece que pueden ser cifras discutibles -no quiero entrar en un debate- pero los mecanismos o las orientaciones estarían marcando una sustancial diferencia para poder promover uno de los objetivos iniciales de esta ley, que no es poner centro en el medio de comunicación ni solamente en la publicidad sino en el derecho que tienen todos los ciudadanos de recibir la publicidad en forma. Voy a contar una pequeña anécdota. Yo vivo en una capital departamental, en Rocha. Es una ciudad de 27.000 habitantes. Si queremos comprar alguno de los semanarios de mayor tiraje nacional o algún diario, muchas veces tenemos que anotarnos por el escaso número de ejemplares que llegan; ni qué decir de lo que sucede en el interior del departamento. A una ciudad como Chuy, que tiene entre 12.000 y 15.000 habitantes, llegan cuatro ejemplares del semanario que sale los viernes y cuatro o cinco del que sale los jueves. Esa es la realidad del tiraje nacional. Los diarios también llegan muy acotadamente. Los distribuidores tienen las cifras.
Es importante tenerlo en cuenta porque lo que decía la diputada Bottino es real; sobre todo, la información que nos dio la OPI fue muy detallada y documentada. Es cierto: habrá semanarios que tienen tirajes mínimos y que aparecen en la cifra como tal, pero toda esa prensa del interior da cobertura a una gran masa a la que los medios nacionales no llegan.
Hay algo que es importante destacar. Las radios capitalinas que antiguamente llegaban masivamente al interior, si no es por internet, prácticamente no se escuchan en el interior del país, en función de todos los medios alternativos de bandas que hay. Eso es algo que también debemos tener en cuenta. Los medios locales siempre generan ese lugar común al cual todo el mundo quiere llegar porque quiere saber qué pasó en su cercanía. Quiere saber qué pasa en el mundo, va a mirar CNN, pero en algún momento va a tener comunicación con su medio local. Eso lo hemos visto en Cebollatí, en Rocha, en Chuy, en todos lados. Todo el mundo está atento porque necesita saber qué pasa en su entorno más próximo.
En el artículo 11 se habla de varias formas de control: cobertura y penetración de medios gráficos, cobertura y audiencia de los medios radiales, audiencia televisiva. ¿Estas mediciones se realizan hoy en el interior?
Por otro lado, ha tomado estado público cómo funcionan las agencias en relación con los porcentajes que se cobra a los medios. ¿Es lo mismo una campaña de una telefonía que una de vacunación contra el virus H1N1? ¿Se utilizan los mismos criterios de porcentajes y precios? ¿Cómo funciona ese sistema? ¿Hay diferentes modelos de negocio según la campaña que se implementa? ¿Cómo se pauta por parte de las agencias? ¿Hay agencias solo en Montevideo?¿Cómo se pauta en el interior? ¿Cada agencia pauta en los medios o hay un mayorista que vende en determinados medios? Aquí hemos recibido, por ejemplo, la solicitud de Red Oro, que aparentemente es uno de los mayoristas del interior. Quisiera saber cómo opera eso para poder echar un poco más de luz al tema. Cuando hablamos del interior, se hace referencia a muchas cosas que desconocemos, porque no tenemos esa experticia.
Como bien dijo el señor diputado, hasta ahora no habido en las empresas privadas una preocupación, fundamentalmente porque el precio de los medios del interior es tan accesible que poner o sacar publicidad en ellos no le cambia el presupuesto publicitario a nadie. De esa manera funciona en lo que tiene que ver con las empresas privadas.
No estamos para polemizar ni estamos en contra de los medios del interior. Tenemos clara la posición de OPI, Red Oro, CORI, Publinter, RAMI y de todas las organizaciones del interior que están luchando, desde hace mucho tiempo, por tener una mejor distribución de la pauta. Lo que nosotros decimos es que la única manera de trabajar es con información de calidad y con mediciones que puedan respaldar las decisiones. Nosotros, como técnicos, cada vez que vamos a enfrentar una campaña no tenemos criterios predeterminados; lo fundamental es el público objetivo al cual se va a dirigir. Si es una campaña de bien público, obviamente tiene que llegar a la mayoría de la población, pero todo eso se predetermina. En publicidad no hay casualidades sino causalidades. Se predefine y se planifica en función del público correspondiente. A quién tiene que estar dirigida la campaña surge de la mezcla entre los objetivos de comunicación que tenga la campaña de la que estamos hablando y el dinero disponible. Hay criterios de efectivización de la inversión que pueden variar de acuerdo con el alcance y lo que se quiera hacer.
Por otra parte, la prensa representa solamente el 10% del total de la inversión publicitaria; o sea que la mayor parte está concentrada en la televisión. Por el momento sigue siendo el medio dominante en términos de inversión, de acuerdo con un estudio que hacemos todos los años con el instituto Cinve, que mide el impacto de la publicidad en la economía uruguaya. Audap lleva adelante ese estudio desde hace más de ocho años, donde queda representada la mayor parte de la inversión publicitaria cómo se distribuye, cuáles son los principales medios, cuál es la cantidad de gente que trabaja en nuestra actividad, etcétera. De allí también surge que tenemos los mejores sueldos de la categoría servicios; que contamos con la mayor cantidad de mujeres trabajando en la industria; que tenemos a los jóvenes profesionales universitarios menores de veinticinco años. Así es nuestra actividad. Hay cuatro universidades que forman gente para trabajar en esto y lo que nosotros decimos es que nos tenemos que mantener en que somos técnicos. En este sentido, nuestro aporte es técnico; por eso, no podemos entrar en discusiones acerca de si es justo o injusto lo que sucede con los medios del interior. Lo que decimos es: para hacer bien mi trabajo, yo tengo que definir a qué público voy a dirigir una campaña, ver cuál es la oferta de audiencia a través de mediciones y llegar al mejor por punto posible para que el cliente -tanto el Estado como las empresas privadas- invierta mejor y en forma eficiente. Parece sencillo pero es bastante complejo.
Asimismo, cuando se hace una planificación y se plantean objetivos cuantitativos en un plazo acotado, con determinados índices de eficiencia, me parece que el instrumento licitación es algo lento, que burocratiza, que distorsiona el proceso. Tiene que haber un interlocutor bien informado, bien pertrechado de los elementos de juicio para hacer este trabajo conjuntamente con su asesor técnico y tomar las decisiones de inversión de medios. Es entendible que se trata de mucho dinero y genera un montón de reflexiones, pero la compra por licitación en volúmenes grandes no es el camino.
Sobre el tema del Sodre, ya nos expresamos. Está padeciendo un volumen de pauta publicitaria desequilibrado y desproporcionado debido a lo que el Estado publicita y a la obligación de que el 20% vaya para allí.
Justamente, otro de los puntos del proyecto que nos preocupa es la propuesta que hace Cainfo en el sentido de que los que tendrían que informar y reportar cuánto es la inversión de cada uno de los organismos del Estado serían las agencias, las centrales de medios, los profesionales de la comunicación. No estamos de acuerdo. Nos parece que esto es una injerencia directa en el negocio de las empresas y que el proyecto no puede plantear que la forma que tiene el Estado de enterarse de cuánto invierte es preguntarles a los proveedores. Eso está en los artículos 6º y 7º, sobre transparencia y mercado. Estamos a favor de la transparencia pero no creemos que nosotros tengamos que ser los agentes de información sobre algo que el Estado debe tener claro: cuánto invierte cada organismo; cuánto invierte cada ministerio. Creemos que como proveedores del Estado se nos coloca en una situación delicada.
Sobre el tema de las licitaciones, que está en el artículo 11 -al que ustedes hacían referencia como central-, estamos a favor del 3% para impulsar las mediciones, por todo esto que ya hemos charlado. No estamos de acuerdo con hacer licitaciones -como decía Milena Guillot- o compras directas sin saber exactamente qué es lo que necesita el Estado. Insistimos en que se necesita un traje a medida cada vez y que son los profesionales de la comunicación los que tienen que decir cuáles son los medios más indicados para poder alcanzar ese público al que se pretende llegar con una campaña. Se supone que la compra, aunque sea de minutos de televisión, es como cuando se va al supermercado con una lista. Tenemos que saber claramente a quién se quiere llegar para poder comprar esas audiencias que se quieren alcanzar. No es al revés: compro y después mando la campaña a todo lo que compré. Se supone que uno tiene que hacer compras selectivas en función de las audiencias que los distintos medios tienen.
Con respecto a las mediciones, es importante que sepan que todas las que hay en Montevideo y el área metropolitana y algunas del interior hasta ahora están siendo financiadas por las empresas privadas, las agencias de publicidad y las centrales de medios, porque son las que necesitan esa información para hacer recomendaciones y tomar decisiones. Hasta ahora funciona, y lo que decimos en el documento que les vamos a entregar es que nos parece muy bien impulsar mediciones de audiencia sobre cosas que no existen pero no superponerlas con las ya existentes porque sería una forma ineficaz de invertir el dinero del Estado. Nos parece muy bien que el Estado invierta en aquellas áreas, departamentos o mediciones en las que todavía no hay buena cantidad y calidad de información. No reiteremos ni superpongamos mediciones porque en el 85% de los casos el mercado hoy funciona con las que están, salvo en el caso del interior, que tiene esa problemática de falta de mediciones.
Muchas veces ha pasado -este comentario no pretende tener un contenido político de censura o de elogio- que los jerarcas de las administraciones públicas han utilizado la publicidad en beneficio propio, para tener un protagonismo mayor. En determinado momento eso fue criticado, luego fue utilizado; en fin, no es un problema de un partido sino del sistema político. Me parece que la cristalinidad y las reglas claras nos permitirían tomar decisiones mucho más adecuadas, que tendieran a públicos objetivos y que no fueran discrecionales, que siempre están al borde de ser arbitrarias. Lo que yo elogio de este proyecto de ley es que constituye un punto de arranque de una discusión que nos debemos. Hay casos en que organismos del Estado nos contestan: Yo estoy en competencia y no puedo decir cuánto invertí. Si no podemos tener la información de cuánto invierte el Estado siendo nosotros los que tenemos que controlarlo , ¡caramba!
Yo siempre tuve la impresión -con perdón de los firmantes- de que este es un proyecto mártir, que está hecho para fenecer y en algún momento se convertirá en otra cosa. En ese transcurso, tenemos que ver qué estamos buscando. Corregir algunas cosas está bien, pero ¿para qué lado?
Nosotros vamos a trabajar sobre una regulación que hasta ahora no existe, sin tener información sobre el 100% de la población ni del territorio. Entonces, hasta tanto esta ley se aplique, vamos a tener un rezago de información con respecto al resto del territorio. Mi pregunta concreta es la siguiente. Si no se hace una asignación previa del 30% a los medios del interior, ¿qué herramienta podríamos usar hasta que no tengamos una medición con un 100% de cobertura? ¿Con qué criterios nos manejamos para lograr que la publicidad llegue hasta el último rincón del país, que es uno de los objetivos del proyecto, más allá de lo que tiene que ver con la transparencia?
En lo personal, prefiero una ley defectuosa a la nada que tenemos hoy. No sé si ustedes comparten ese espíritu. También quisiera saber qué piensan del resto del articulado, de la generación de la UAPO, que es la unidad de contralor de todo esto. Me gustaría conocer la opinión de ustedes al respecto, para que no quede todo centrado en lo económico, porque me parece que forman parte de la ratio de la ley el resto de las cuestiones.
Ustedes no están de acuerdo con la licitación. En principio, es obvio que si voy al supermercado a buscar lo más barato quizás me vaya con un cajón de lechugas cuando quería comer hamburguesas. Quizás ustedes no repararon que el artículo 9º establece los criterios de asignación. Allí se hace referencia a la relación entre información y público objetivo, medios y programas de mayor audiencia, rating, precio de la pauta publicitaria, etcétera. Imagino que las definiciones de esto van dentro de un pliego de licitación de un llamado. ¿De esa manera no estaría contemplado lo que ustedes dicen? Deben entender que, a veces, la eficiencia conspira contra el espíritu central del proyecto que es tratar de encasillar la publicidad oficial para poner al menos un coto a la discrecionalidad -nunca se va a poder eliminar completamente-, porque esta lleva a la arbitrariedad, esta al favoritismo, este a beneficios económicos indebidos y todo eso -cualquiera sea el gobierno de que se trate- a minar la relación del poder con los medios y de estos con la sociedad. ¿No creen que la complementación con el artículo 9º valida el mecanismo de la licitación?
SEÑORA LUSSICH (Patricia).- Tenemos algunas dudas con respecto a la UAPO. El proyecto dice que los miembros de la UAPO no podrán estar vinculados a profesionales de la publicidad ni a medios de comunicación ni a centrales de medios. Si este va a ser un organismo de expertos que va a asesorar en el diseño, la implementación y el desarrollo de mediciones de audiencia y no va a estar integrado por profesionales, ¿quiénes lo van a integrar? Esto requiere experticia técnica, aunque con la publicidad sucede lo mismo que con el fútbol: todo el mundo puede opinar porque es una actividad que está a la vista. A la gente le gusta o no, le parece linda o fea. Este tema es supertécnico: hay que establecer criterios, hacer definiciones, mediciones, planificaciones, etcétera. La preocupación de Audap es quiénes serían los integrantes de este organismo. En este mercado y en este medio tan chico es muy difícil que haya profesionales independientes, con conocimiento técnico para poder asesorar, que no estén vinculados a medios de comunicación ni a centrales de medios ni a agencias de publicidad. No sé en quiénes pensaba la gente de Cainfo cuando redactaron el proyecto, sobre todo por el poder que se le está dando a este organismo.
Algunos señores diputados han planteado pasar el asunto Ley general de derecho internacional privado para la próxima reunión y debido a lo avanzado de la hora, me parece que es lo que corresponde.
(Apoyados)
Como es sabido, el proyecto requiere que quienes se desempeñen en el futuro como agentes inmobiliarios o tasadores tengan estudios de nivel terciario en la materia. No sé si contamos con información sobre los cursos que se ofrecen en el sistema educativo público en esas disciplinas. Si no fuera así, sería de mi interés recabar esa información, porque si se va a establecer esa exigencia, quisiera saber cuál es la oferta educativa que hay.
Hace poco tuvimos una reunión en el departamento con uno de los consejeros de UTU y, entre otras cosas, hubo un encuentro con empresarios y agentes inmobiliarios de la zona que están movilizados atrás de este proyecto. Esta fue una de las cuestiones, porque el curso se dicta en Maldonado pero no en Rocha. Sabemos que hay dificultades en ese aspecto porque no solamente hay que conseguir la matrícula necesaria sino también los docentes preparados como para poder desarrollar el curso. Me parece que sería de orden consultar a las autoridades del Consejo -por escrito, a través del Ministerio o como se considere conveniente- acerca de las posibilidades reales de universalizar el curso o de las proyecciones que tienen en un horizonte cercano de extenderlo a otras localidades. Si no me equivoco, se da en Rivera, Maldonado y Montevideo, pero no es una información oficial.
Se levanta la reunión.
Montevideo, Uruguay. Poder Legislativo. |